CAPÍTULO 23
"Asesinato", esas fueron las palabras que emergieron de mi ensoñiscada mente al acabar de despertarse. Un ruino proveniente del infierno (mentira, del comedor) me hicieron botar sobre mi cama. El ruido fue lo primero que me hizo gruñir, pero el portazo que alguno de los sujetos que vivían en la mansión arrearon a mi puerta, me hizo sentarme de golpe armada con mi almohada.
-¡Sun arriba, hora de viajar!
-Drogo, ¿Eres idiota o qué?¡No tengo ropa ni dinero!¿Como se supone que voy a subir en un avión?, además no avisé a mis padres.
-De eso me encargué yo; los llamé y les dije que irías con su novio.
Espera..... ¿¡Qué!?
-Drogo.... ¿Has cogido MI móvil sin permiso para llamar a MIS padres?
-Exacto preciosa, además se supone que no debo pedirte permiso si eres mi novia...
-¿Y quién te dijo a ti que yo soy tu novia?-Le dije con los brazos cruzados.
-Porque te lo pedí antes que el imbécil de Nicolae
-¿Y cuando se supone que me lo pediste?
-Justo ahora.
Entonces Drogo se arrodilló con una caja de terciopelo. La tomé entre mis manos con asombro y la abrí; eran dos colgantes gemelos.
-Uno de ellos lo llevarás tú y el otro lo llevaré yo-Me dijo con una sonrisa.
-Drogo...no puedo aceptarlo, lo siento.
-No entiendo el motivo,Sun. Si el que te gusta soy yo, no Nicolae.
-En cualquier caso que sea o no así, no estamos hechos el uno para el otro. Tu eres un mujeriego y no soporto el engaño.
-Yo era un mujeriego Sun, pero dejé todo atrás por ti hasta que te vi con el idiota de mi hermano. Sentí que debía de volver sobre mis pasos y ser como siempre he sido. Aunque me acosté con aquella chica, no sentía absolutamente nada.
El saber que mis pensamientos eran acertados cuando lo vi con aquella chica me hizo daño. Yo he sido incapaz de acostarme con nadie desde que conocí a Drogo pero a él le resultó fácil. Tomé el colgante y se lo devolví con el rostro triste.
-No puedo aceptarlo Drogo. No podemos estar juntos, nos haremos daño y prefiero para aquí antes de que las cosas empeoren.
Drogo tomó el colgante del sol y se lo puso. Me miró con cara triste y una lágrima cayó por su mejilla.
-Quizás ahora no te lo pongas pero yo sí. No voy a rendirme Sun y sé que tarde o temprano te darás cuenta que tengo razón. Hasta entonces, reservaré mi otra mitad para ti.
Drogo se fue del cuarto cabizbajo y triste. El orgulloso peli teñido que siempre andaba con su sonrisa socarrona y sus aires de grandeza ahora era un chico abatido por el rechazo.
Al verlo salir de esa forma de mi cuarto no pude evitar que una lágrima saliera de mis ojos. Me dolía profundamente que aquella zorra hubiera estado en su cama, que marcara su cuerpo con sus uñas y lo hiciera disfrutar. Mi corazón me jugó una mala pasada al creer por un segundo que Drogo era diferente pero estaba claro que, a pesar de las circunstancias, él siempre vuelve a su origen. Si lo aceptaba en mi vida, aceptaba que tarde o temprano me engañaría.
Y no deseaba eso para mí.
Peter entró a mi cuarto con relativa prisa.
-¡Venga Sun, que nos tenemos que ir!
-Espera... ¿Tenemos?
-Si claro, nos vamos todos contigo. No vamos a dejarte sola ante el peligro-Me dijo giñándome un ojo.
-Bueno, al menos vienes tu...
-No te preocupes Sun, si alguien sabe domar a las bestias de mis hermanos ese soy yo y he de decirte que tú también estás adquiriendo ese poder.
Comenzamos a reírnos dejando atrás el mal trago de antes. Sabía que en la soledad de la noche, aquel recuerdo volvería a mí y que la que terminaría llorando sería yo.
La voz de Nicolae comenzó a llamarnos, por lo que tomé el bolso y bajé deprisa al salón.
Allí estaba Drogo y Nicolae esperándonos a ambos con las maletas hechas.
-No te preocupes por la ropa, compraremos lo que necesites cuando lleguemos a nuestro destino-Dijo Nicolae con amabilidad.
-Agradezco mucho tu ofrecimiento; prometo no ser una carga.
-No eres una carga ni aunque quieras-Me dijo Nicolae tomándome de la cintura.
Al ver que se acercaba a mis labios aparté mi rostro. Noté como Nicolae se decepcionó un poco pero se recompuso ligeramente.
Antes de salir los ojos de Drogo se cruzaron con los míos mostrando un pequeño brillo de victoria en sus labios.
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