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CAPÍTULO 17



Estaba visiendome para ir a ver a Nicolae y mi entusiasmo se palpaba en el ambiente. Decidí que iba a ir mas arreglada que de costumbre porque quería impresionarlo. Lo que pasó con Drogo aún rondaba por mi cabeza volviéndome aún mas loca que de costumbre, pero debía de alejarme de él por mi bien. Él no era el adecuado y yo lo sabía,mejor parar ahora que no cuando ambos tuviéramos sentimientos o peor, que yo los tuviera y él no.

Cuando estaba peinándome Sebastián me llama desde el comedor, ¿Qué querrá?

Cuando llegué al salón estaba otra vez sin camiseta, pero ¿qué manía era esa?

Los ojos de Sebastián me miraron de arriba abajo haciéndome sentir incómoda; nunca me había mirado así.

-Ehm,¿Qué querías Sebastián?

-Solo quería preguntarte que qué había pasado en la alfombra,¿Te has cortado o algo con la copa?

¡Oh mierda, la copa de vino que tiré en la alfombra!

-¡Oh lo siento, es que soy muy torpe Sebi!-Le dije con gran culpabilidad.

Él comenzó a acercarse despacio mirándome con ternura. Su mano se posó en el hombro: estaba ardiendo.

-Solo estaba preocupado por si te había pasado algo, no te preocupes de la alfombra.

-No tranquilo, la única que sufrió daños fue la alfombra-Dije riñéndome suavemente.

Sebastián me miraba con atención como si viera algo extraño en mí. Yo conocía bien a Sebastián, pero cuando una vive con alguien descubres a la verdadera persona que hay detrás. Sabía que me iba a llevar algunas sorpresas pero aquella forma de mirar tan indiscreta no me la esperaba.

-¿Vas a salir,Sun?

-Ehm si, una amiga me invitó al cine.

-¿Y sabes que película vais a ver?

-Sí, una de hombres lobo que han puesto nueva.

Sebastián comenzó a sonreír, ¿Qué era tan gracioso?

La mano de Sebastián se posó en un mechón de mi pelo, tomándolo entre sus dedos. Su mirada ardiente me miraba con insistencia; aquello era una sorpresa para mí.

-Me gustaría ser el próximo que te lleve al cine, ¿Qué te parece? -Me preguntó sin quitarme los ojos de encima.

-Sí...me gustaría mucho.

El contacto perduró unos instantes silenciosos hasta que se dio la vuelta y caminó con elegancia hasta el sofá, tomando un libro entre sus manos. Los músculos de sus pectorales se contraían por cada página que pasaba y, sin darme cuenta, ahora la que lo miraba descarada era yo.

Sebastián me sonrió divertido cuando se dio cuenta de mi estado de admiración y yo agité la cabeza para romper aquel momento mágico.

Me di la vuelta para terminar de arreglarme, interrumpiéndome la voz de Sebastián.

-Pásalo bien, Sun.

-Gracias Sebi, no tardaré el llegar.

-Te esperaré despierto.

Mientras que terminaba de peinarme, la actitud de Sebi me tenía desconcertada. El problema es que no era el único, por culpa de Drogo estaba en estado de exaltación continuo. Teníamos que salir pronto de la mansión para que Drogo no nos viera y comenzara a decir tonterías.

Tomé el bolso y caminé hasta la puerta de casa, despidiéndome de Sebastián.

El taxi estaba en la puerta esperándome; iba a llegar totalmente puntual.

Mientras estaba sentada en el asiento trasero, me retorcía las manos con nerviosismo. La pregunta era, ¿Estaba nerviosa por ver a Nicolae o por ver a Drogo?

Cuando el taxi paró en la entrada de la mansión, bajé con paso ligero para recoger cuanto antes a Nicolae. Toqué la puerta respirando hondo para darme fuerzas y ánimos; volver a la mansión podía desatar el caos.

El rostro amable de Nicolae se asomó, dándome un tierno abrazo y un beso en el cuello.

-Estás realmente hermosa Sun, vamos andando para dar un paseo; la noche está realmente preciosa.

Yo asentí con una sonrisa mientras él me tomaba de la mano. Un coche llegó a la mansión, bajando Drogo de él con una chica.

¿Una chica, a estas horas?

Era evidente a qué se la había traído...

Aquella chica rubia que estaba en la fiesta de Halloween estaba con él. Él la llevaba sujeta por los hombros mientras se reían con picardía, aquella escena me estaba dando asco.

Drogo se percató de nuestra presencia, pasando por delante nuestra y dándonos las buenas noches. Nicolae o miró con cierta molestia y le dijo.

-Drogo, sé discreto por favor; no quiero encontrarme una sorpresa cuando llegue.

Drogo me echó su típica mirada de playboy pero, esta vez, deseaba estrangularlo.

-No te preocupes; terminaremos rápido.

Aquella rubia comenzó a reírse y la peste a alcohol la delataba; estaba borracha hasta los límites sobre humanos.

Pero parecía ser que a Drogo no le importaba. Al final yo tenía razón; Drogo no era el tipo de hombre con el que hacer tu vida, porque a la mínima de cambio te cambiaba por una petarda rubia con voz de pito y alcoholizada para usarla como él quisiera.

Aquella escena me había alterado; mi estómago estaba apuñalado. Me sentía usada, herida; estaba a la altura de esa pedorra según él, yo no era anda especial para él.

Miré a Nicolae y lo tuve más claro que nunca; él si que era el indicado para mí y lo de Drogo era historia.


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