Aquello debía ser una broma, no podía haber escuchado la voz de Drogo, era físicamente imposible.

Caminé rumbo al salón viendo a Nicolae con la mirada perdida en la chimenea. Su mirada se giró en cuanto notó mi presencia.

-¿Estás bien, hermosa?

-Ehm, si no te preocupes, solo que me asustó un ruido.

Él me miró con dulzura y se puso de pie.

-Es hora de irme, así descansarás bien para mañana.

Me comencé a poner nerviosa, ¿No iba a dejarme con el calentón, verdad?

-¡No quédate, tengo sitio de sobra!-Le dije con ojitos implorantes.

-No quiero aprovecharme de ti hermosa, quiero ir despacio contigo.

"¡Pero yo no, quiero sexo contigo, ya, en mi cuarto o en donde sea; hasta en la encimera de la mesa me vale!"

-Nos vemos pronto Sun, esta no será la primera vez que me veas-Y me besó antes de salir por la puerta.

No podía creerlo....

Me dejaron plantada...

¡Maldita sea!

Mi móvil comenzó a sonar indicando que me había llegado un mensaje.

"Buenas noches Sun,¿Necesitas compañía?"

¡Maldito Drogo, siempre tan oportuno!

-"No gracias, me acompaño bien yo misma"

"No lo creo, creo que me necesitas..."

-"¿Yo necesitarte?, si eres peor que un parto"

"Sabes que es mentira, sabes que si yo apareciera por tu casa caerías en mis brazos sin remedio. Te haría tantas cosas Sun...tantas que tu mente es incapaz de imaginar. Ábreme la puerta y te lo demostraré"

¿Cómo que le abra la puerta? ¿Qué puerta?¡No mierda, no puede estar aquí!

El timbre sonó, indicándome que aquel pesado había vuelto a la carga. No podía abrirle, pasarían cosas terribles y más en mi estado efervescente.

El timbre sonó por segunda vez, por lo que decidí apagar las luces de la cocina para que él no me viera. Debía pasar desapercibida y que él pensara que no estaba en casa, que quizás había salido. Por nada del mundo debía abrir esa puerta.

Las palabras de Drogo aún resonaban en mi cabeza:"te haría tantas cosas..."

"uff,¿A qué cosas se referiría?"

"¿Y que hago yo pensando en eso?, el que me gustaba era Nicolae, ¿O no?

Por culpa de aquel idiota, cuando mis esquemas estaban ordenados, él se encargaba de desmoronar cada cimiento de mi vida. Me dejaba taquicárdica, débil y febril y eso me daba miedo. Aquello era todo lo contrario de estabilidad.

La música comenzó a sonar de nuevo en alguna parte de la casa, alertándome de que había alguien más en la casa. Era evidente quien...

https://youtu.be/izGwDsrQ1eQ

El cabrón sabía elegir la canción indicada...

No sabía el motivo pero en aquella oscuridad sabiendo que él me observaba en alguna parte de la casa me hacía sentir terriblemente excitada. Nunca jugué a este tipo de juegos; siempre el asunto era rápido y conciso. Nunca jugueteé con alguna de mis parejas o bailé sensualmente con alguna de ellas.

Comencé a buscar con la mirada donde podía estar Drogo con el corazón latiendo como un tambor. Estaba cubierta de sudor por la excitación y la expectación de lo que él me tenía preparado.

"Cosita..."

Un susurro llegó directamente a golpear entre mis piernas; estaba tan alterada que no me reconocía, ¿Desde cuándo me temblaban las piernas por alguien?

"¿No me ves cosita...?"

Me giré a todos lados y comencé a reírme por lo idiota que estaba siendo.

- ¡Basta de juegos Drogo!¿Quién te dio permiso de entrar a mi casa?

"Tu ardiente entrepierna me dio el permiso..."

Aquella respuesta me hizo chocar con la silla; dios tenía mucha sed...

Entre la oscuridad me dí de bruces con algo grande y duro. Puse mis manos sobre la superficie y era suave, abultado y... ¿Tenía ombligo?

"Mierda... ¡Era un torso!"

La poca luz que me llegaba del exterior era suficiente para vislumbrar aquellos ojos avellana mirándome con intensidad.

-Lo que me ha costado que estuvieras sola, cosita. Sabes...eres una perversa, jugar con dos hermanos así de esa forma; debería de castigarte.

"Joder...¡Reacciona y deja de mirarle!"

-Soy libre...de hacer lo que quiera...-Le dije con voz entrecortada.

-Menos mal que yo llegué a tiempo antes de que hicieras una mala elección. Tu vida es demasiado aburrida para que elijas a otro aburrido. Necesitas cosas más excitantes, que te muevan el suelo de debajo de tus pies...me necesitas a mí, cosita.

Entonces sin que pudiera decirle nada, me inmovilizó las manos y comenzó a besarme hasta quitarme el sentido, el aliento, la razón y mi propio nombre.