No iba a permitir que Drogo me fastidiara el día y menos que en unas horas tendría una "cita" con Nicolae.

Fui al baño a limpiarme el desastre que tenía en mi camisa dando gracias a que llevaba una chaqueta para tapar la trasparencia de mi delantera.

Mirando a un lado y a otro miré si había alguien en el pasillo, pero solo estaba una de las limpiadoras con sus auriculares, así que apenas se enteraba de lo que pasaba a su alrededor.

Fui hecha una furia al baño y vi mi reflejo; dios parecía que había estado una noche loca de fiesta y que aún no había vuelto a casa.

Aun me temblaban las piernas por causa de aquel peliteñido haciéndome enfadar aún más conmigo misma.

"Pero ¿Qué te pasa Sun?, ese tipo de hombres los odias..."

Pero por mucho que reiniciara mi frito cerebro no me respondían mi maldito raciocinio. Me arreglé la camisa como pude y me dirigí de nuevo a mi despacho; solo quedaban unas horas para poder irme a casa y prepararlo todo.

Tras dar una cabezada con el libro entre las manos, miré al reloj de pared y di un salto; era hora de irse. Antes de si quiera salir del despacho llamé un taxi para llegar lo más pronto posible a casa.

Salí con paso feliz y decidido por el pasillo sin chocarme con nadie desagradable o que me entretuviera; aquello era perfecto y mis nervios ya estaban más templados.

"Sun..."

¿Quién me llamaba? Me giré hacia todos lados del pasillo, pero no había nadie, era muy extraño, pero no le di importancia.

"Sun..."

Mierda...aquello había sonado cerca...

Comencé a ponerme nerviosa resbalándose mi bolso de mi hombro, desparramándose todo su contenido por todo el pasillo.

Comencé a sentir una ráfaga de aire frio deslizándose por el suelo, como una corriente invisible. Levanté mi vista y del susto me caí al suelo. Una muchacha me miraba con tristeza y me señalaba... ¿Qué porras quería...?

Mierda...no tenía piernas...

¡¡ERA UN PUTO FANTASMA!!

"Sun..."

- ¡Aléjate de mí, no te acerques!

A pesar del terror que me inspiraba, no parecía querer hacerme daño, más bien, parecía querer decirme algo...

"Sun...encuéntrale..."

-Pero... ¿Encontrar a quién?

Pero aquella mujer se desvaneció sin dejar rastro y yo me quedé abrumada. Estaba realmente impactada, jamás vi a un fantasma, ni siquiera pensaba que existían.

"Tengo que llamar a Sebastián, tengo que saber más"

Entonces me puse de pie y corrí hacia la entrada del campus donde mi taxi esperaba impacientemente.

En el trayecto comencé a reflexionar acerca de la mujer que había visto en el pasillo, ¿Y si tenía que ver con alguna leyenda de Mistery Spell?

Otra de las salidas pendientes era ir al bosque para explorar las zonas que decían las leyendas, el árbol donde vivía el primer vampiro, el lago de los lobos...

Debía de ir tomando notas y hacer un plan y más después de lo que había visto.

Y empezar a preguntar a fuentes fiables que me pudieran hablar más sobre la ciudad y su pasado.

Pensé también en Nicolae, ya que me contó que su familia lleva toda la vida en Mistery Spell y estaba segura de que me ayudaría a saber algo más.

Pero la cita quería que fuera algo más especial; ya hablaríamos de "negocios"

Cuando llegué a casa comencé a pensar en qué hacer de merienda; algo especial para sorprenderlo. Sabía que le gustaba el vino, así que tomé una de la cocina y la abrí para que se oxigenara. Recopilé todo lo que encontré en la cocina para hacer unos canapés; tenía el pulso a mil.

Admitía que, a pesar de la poca práctica, me habían salido bastante monos y comestibles. Comencé a perfumar la estancia y elegí música clásica de fondo para amenizar nuestra reunión; todo estaba perfecto.

Pero tenía que cambiarme, no quería que Nicolae me viera con aquella terrible mancha. Decidí ponerme algo sencillo para que no se notara que me había arreglado en exceso.

El timbre me hizo sobresaltar y se me calló el peine al suelo; mierda mi torpeza de nuevo aparece...

Corrí hacia la puerta con una enorme sonrisa y ahí estaba Nicolae con un enorme ramo de flores.

- ¿Aquí vive la más hermosa de las mujeres? -Me dijo con una sonrisa.

Ay la leche, que suerte que tengo...

Acepté el ramo de flores con mis mejillas rojas de la vergüenza y Nicolae se aproximó a mí.

Estaba realmente cerca...

Sus labios se dirigieron a la comisura de mis labios, besando con lentitud aquella parte; estaba a punto de desmayarme...

-Bueno...bienvenido a mi casa...

-Es un honor estar en tu casa-Dijo besándome la mano.

Aquella tarde pintaba tan bien...