Había dormido del tirón como un bebé con la enorme suerte de que Drogo esta vez no me había mandado mensajes subidos de tono. Desde que Nicolae se fue estaba en una nube, deseando que la noche llegara y me hiciera una visita.

Pero aún tenía que pasar por el trago de ir a la facultad. Hoy tenía horario de tutorías por lo que estaría en mi despacho toda la mañana sin tener que dar clase. Al menos si tenía suerte podría pasar la mañana tranquila y podría leer un rato.

Llegué bien temprano por lo que apenas había gente por los pasillos. Aún quedaban mas de veinte minutos para que empezara la primera clase de la mañana por lo que aproveché y tomé mi desayuno para llevar y así tomarlo en la tranquilidad de mi despacho.

Llegué con gran felicidad en mi rostro; un café caliente y un libro, la mañana comenzaba bien.

Pero entonces, alguien entró de golpe a mi despacho, haciendo que mi café se derramara por mi camisa blanca, colándose por mi escote.

Y como no, era Drogo.

Su cara se desvió a mi camisa, que ahora se transparentaba de forma indecente por culpa del café; me sentía terriblemente avergonzada.

-Buenos días cosita, que hermosa vista me traes esta mañana.

Uf como odiaba aquel apodo.

-Para tu información, me llamo Sun o Profesora Sun y no cosita, no soy ni tu cosita ni la cosita de nadie, ¿Está claro?

Drogo se me acercó con rapidez, sentándose sobre la mesa justo delante de mí, me miraba descarado y con pasión

Me estaba comenzando a encontrar un tanto extraña, estaba nerviosa y no sabía que hacer o decir. Me sentía bloqueada y terriblemente febril; aquello no estaba bien.

- ¿No deberías quitarte la camisa, señorita Sun?-Me dijo mientras que su mano iba descendiendo por mi cuello y se aproximaba a mi camisa.

Sus dedos comenzaron a desabrochar los botones de mi camisa con lentitud mientras yo estaba perdida en sus ojos incandescentes. Mi piel hervía a su contacto y mis sentidos estaban disparados como nunca lo habían estado.

Entonces me vino a la mente mi cita con Nicolae y me di un manotazo; el que me interesaba era él y no el idiota de su hermano.

Drogo no era bueno para mí, él me desecharía en cuanto me usara unas cuantas veces, pero Nicolae no era ese tipo de persona y me sentía segura con él. A pesar ed las sensaciones que provocaba Drogo en mí , aquello era físico y pasajero y no iría a ningún lado.

-Sun, sé que lo deseas tanto como yo...no te retengas y toma lo que la vida te ofrece-Dijo con voz melosa.

Era tentador pero mi cabeza siempre estuvo por encima de mi corazón y seguiría siendo así. Abotoné mi camisa y lo encaré con dureza.

-Que sea la última vez que apareces así en mi despacho sin tocar la puerta y me tocas de esa forma.

Drogo me miraba con expresión divertida y yo temía lo que fuera a decir.

-Pero Nicolae bien puede tocarte, ¿No?

Me levanté de golpe poniéndome a su altura con mi rostro realmente molesto.

-Eso a ti no te importa, eso es entre tu hermano y yo. Soy lo suficientemente mayorcita para salir con quien quiera o estar con quien quiera, pero tu eres mi alumno y además me pareces insoportable.

Drogo comenzó a reírse con fuerza y mi nivel de exasperación comenzó a ascender peligrosamente hasta niveles alarmantes.

-Di lo que quieras, pero nunca disfrutarás con Nicolae lo que disfrutarás conmigo. Tu eres mi cosita y yo ya estoy en tu piel, en tus sentidos, aunque lo niegues. Cierras los ojos cuando aspiro tu perfume y te bloqueas cada vez que te toco o te digo alguna perversidad: te pongo realmente caliente.

Antes de contestarle, Drogo dijo la última palabra.

-Diviértete lo que quieras con mi hermano, yo seré el que te lleve a la locura y el más absoluto éxtasis y nunca, nunca, querrás repetir con otro.

Aquello me dejó temblando y rezaba por que no tuviera razón, porque hasta ahora todo lo que había dicho era totalmente cierto.