CAPITULO XVII
— PESADILLAS Y LOS MOLESTOS MERODEADORES —
El cambio en la actitud de Kaia fue demasiado notable y lo fue mucho más para James. La chica se la pasaba en su habitación y de las tres comidas era mucha suerte si la chica asistía aunque sea a una.
El de lentes no sabía cómo acercarse a su hermana para saber que es lo que tiene. Habían tenido buena relación antes de que ella entrara a Hogwarts, junto a los Merodeadores decidieron pasársela pegados a ella. Aunque Remus trato de oponerse, decían que se iba a enfadar y los iba a terminar maldiciendo.
— Iremos a un parque de diversiones muggle — James dijo mientras entraba a la cocina donde Kaia comía una manzana.
— Que les vaya bien — Dijo la chica mientras tiraba el centro de la manzana a la basura y salía de la cocina. El chico no dudo en seguirla.
— Iremos — Repitió James y Kaia volteo.
— No quiero — Comenzó a subir las escaleras y James comenzó a seguirla.
— Mamá está preocupada por ti y porfavor solo vamos. Ella se pone mal por tu rara actitud y solo quiero que estemos bien. — Kaia pareció pensar, las palabras de James. No sabía que su madre se encontraba así por la actitud que ella había tomado.
— Está bien.
Kaia acepto y James se apresuró a avisar a sus amigos.
••••
Estaban en Cokeworth, el lugar donde Lily vive, había un pequeño parque de diversiones. Peter, Remus, Sirius y Kaia caminaban uno a lado del otro mientras James y Lily iban detrás de ellos.
Kaia se cubría los ojos con su mano por los rayos del sol. Sirius iba platicando sobre una motocicleta que se quería comprar, Kaia solo seguía a los chicos.
Peter se detuvo en un puesto que vendían dulces muggles y Lily se acercó para que fuera más fácil manejar el dinero muggle.
Kaia veía a su alrededor los juegos mecánicos. Habían vías del tren que parecían dar vueltas de 360° y eso a ella le parecía sumamente extraño.
— ¿Te parece raro? — Lily Evans se acercó a ella.
— Si, un poco — Reconoció Kaia. — Jamás había venido a un lugar así.
Lily asintió.
— Se pone cada año y vivo muy cerca, así que venía seguido. Cuando Severus y yo nos hicimos amigos solíamos venir en vacaciones aquí. — Lily dijo mientras sonreía con nostalgia.
Kaia asintió y metió sus manos a las bolsas del overol de mezclilla que tenía puesto.
— ¿Te quieres subir a un juego? — Preguntó la pelirroja Evans mientras caminaban detrás de los chicos que iban probando los dulces.
— No — Kaia negó. — Tal vez la próxima.
— Estoy segura que estás pensando que no habrá una próxima.
Kaia río.
— Justo eso. — Kaia dijo. — Solo vine por qué James insistió.
Lily Evans asintió.
— ¿Quién mejor que yo para saber eso? — cuestiono Lily. — James es muy insistente y aferrado a lo que quiere obtener.
Duraron un par de horas recorriendo el parque de diversiones y por petición de Remus se subieron a una montaña rusa.
Peter desde que se sentó se aferró a la barra de seguridad. Sirius que se sentó a un lado de el se iba burlando. Lily y James se sentaron atrás de ellos y Remus pareció casi arrastrar a Kaia a qué se subiera.
La pelirroja se acomodo en el lugar y se comenzó a mover. Iba a una velocidad aceptable mientras subía una empinada, pero al comenzar a descender todo empeoró.
Peter iba gritando mientras Sirius y el se aferraban uno al otro. Kaia iba diciendo que tenía ganas de vomitar y Remus trataba de recordar las oraciones que su madre hacia cada noche.
Los únicos que no tenían problemas eran James y Lily, que iban riendo mientras tenían sus manos alzadas.
Cuando bajaron del juego, Kaia estaba extremadamente pálida y sin poder evitarlo salió corriendo al bote de basura más cercano y expulsó toda la comida que había ingerido.
— Estaba diciendo que iba a vomitar — Remus dijo mientras llegaban con ella. Lily le agarro el cabello mientras la otra pelirroja seguía vomitando.
— Creo que ahorita deberíamos volver a casa — James dijo y todos comenzaron a darle la razón.
••••
Euphemia estaba realmente enfocada en que Kaia se tomará la poción que le había preparado, pero la pelirroja se negaba rotundamente.
— Madre, estoy bien — Kaia le decía.
— Vomitaste y estabas demasiado pálida — Euphemia le dijo. — Claramente no estás bien.
Kaia rodó los ojos.
— Te juro, madre — Kaia junto sus manos — Si me siento mal nuevamente me tomaré la poción.
Euphemia sonrió.
— Siempre te sales con la tuya, Fleamia — Euphemia le dijo y Kaia salió de la cocina.
— No siempre — Susurro Kaia mientras subía las escaleras para irse a su habitación.
••••
El día quince de agosto habían llegado las cartas de Hogwarts y ese mismo día habían ido al Callejón Diagon.
— Soy premio anual, Kaia — James decía mientras arrastraba a Kaia a Madame Malkin.
— Realmente sorprendente — Kaia dijo mientras se zafaba de su agarre.
James siguió caminando y Kaia sin tener otra opción lo siguió.
— ¿Sabes que?, me iré a Flourish y Blotts — Kaia dio media vuelta y James se apresuró a tomarla del brazo — Perderé tiempo y ya quiero volver.
— Será rápido. — dijo James mientras la arrastraba a el local.
Kaia suspiro.
— Solo quiero ir por mis libros y largarme a casa — Kaia dijo y James abrió la puerta del lugar, adentrando a ambos. — Tengo ganas de vomitar, James. Déjame irme.
— Solo respira, Fleamia. — James dijo.
— Oh cállate — La pelirroja todo los ojos — Solo madre me dice así y tú no puedes.
Kaia se sentó en un sillón que estaba en el establecimiento mientras James se pedía su túnica. Kaia balanceaba sus pies en la espera mientras respiraba tratando de calmar las ganas de vomitar.
No supo cómo pero de pronto sus ojos se conectaron a esos ojos grises que la miraban directamente. Kaia se quedó estática y desvío la mirada a James que estaba pagando.
Kaia volteo hacia el techo del lugar y se levantó cuando regreso su mirada a James que venía caminando hacia ella.
— Vámonos — Kaia dijo y se levantó para después salir del local bajo la atenta mirada de tres pares de ojos.
••••
Nisiquiera conocía el lugar donde se encontraba, podía escuchar la corriente de agua y los truenos fuera de lo que parecía ser una cueva.
Veía un bote moverse mientras algo brillaba en un recipiente. Vio miles de criaturas salir del agua y no supo que tipo de fuerza sobrenatural los alejo a todos.
Después, todo cambio y pudo observar una cama llena de sangre mientras en el suelo descansaba una navaja bañada en líquido carmesí.
Observó un pendiente tirado en el suelo y eso la hizo que sintiera la respiración pesada.
Toda imagen se disolvió y observó como un sin fin de maldiciones volaban por el aire. Hasta que en el suelo pudo ver unas esposas mágicas.
Por último, una casa envuelta en llamas. Podía ver que luego se iluminaba una especie de calavera en el suelo y cuando dio media vuelta se encontró un hombre con el rostro de serpiente y ojos rojos.
Kaia despertó con la respiracion agitada y llena de sudor frío. Jamás había tenido un sueño similar a esa y la llenaba de intriga por no saber de qué podría tratarse.
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