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〔01〕

"Los que son amados no pueden morir, porque amor significa inmortalidad"
— Emily Dickinson.

Algo más peligroso que tentar a la muerte, es vivir como si lo estuvieras. Es algo confuso y complejo. Porque mientras más vivas como si lo estuvieras más ganas tendrás de estarlo.

Es de esa manera en que se sentía Hwang Hyunjin.

Vivía día a día como un muerto en vida, que el deseo peligroso de ya estarlo se convirtió en su pensamiento a la hora de abrir los ojos y cerrarlos cada un siglo.

¿Lo peor?, para un vampiro sangre pura, el morir era, ¿cómo decirlo sin afectar el corazón frío de Hyunjin?.

Irrealizable.

Impracticable.

Inasequible.

Inalcanzable.

IMPOSIBLE.

No había manera de lograr hacerlo desaparecer de las faz de la tierra.

Bueno, a veces le gustaba ser un poco dramático. Claro que había una, una un poco—muy—complicada, poco práctica, algo extensa y demasiado aburrida manera de morir.

Dejemos esa manera algo insignificante para un poco después, Hyunjin podría hablar de ello en un futuro, principalmente cuando esa manera ya no esté dentro de sus deseos más anhelantes.

Porque finalmente, siete siglos después de haber nacido, hubo una vida que lo hizo ver de colores el mundo. Sí, 700 años después, luego de vivir años y años, una vida diminuta, pequeña y frágil, mezclado entre la multitud, viéndose como uno más y respirando de forma correcta.

Esa única vida efímera logró hacerlo ver de colores aquel camino que él solo lo veía gris.

Fue la primera vez que sintió que podía amar correctamente.

Su nombre era tan simple como la vida que llevaba.

Yang Jeongin.

Y todo comienza 700 años después de su nacimiento.

1800 -02/07-

Segundo mes del año, Hyunjin buscaba maneras para finalmente morir.

Bueno, no realmente, ya se había rendido ante la idea, era sencillamente imposible. En ese momento tan solo existía y ya, observaba su entorno y estudiaba las nuevas caras, el nuevo sistema del mundo, como evolucionaba, como se transformaban en nuevos seres pensantes y como cada existencia se volvía más monótona que el anterior.

Saltando entre las copas de los árboles cayó en la punta de la rama del árbol más cercano al templo y se arrodilló un poco para observar, nada se veía especial allí abajo: Un emperador, su reina, sirvientes y un disturbio por un nuevo nacimiento.

Apoyó su mejilla sobre su mano y observó como lo más interesante en esa semana el nacimiento del nuevo heredero de la dinastía. Aún faltaba tiempo, lo sabía por el sonido, los movimientos y la manera en que los órganos de la mujer se movían.

Calculando probablemente quede una hora y veinte minutos. Pero ellos ya se estaban enloqueciendo por las contracciones.

Suspirando escuchó como el rey amenazaba con matar a todos los doctores del reino si no detenían los gritos de dolor de su reina. ¿Cómo podía ser tan ignorante?, cuando detrás de ese primer nacimiento real, ya llevaba como dieciocho hijos de diferentes mujeres, y en cada uno de los partos el emperador estuvo presente.

Entonces ya debería saber que los gritos de dolor por las contracciones eran totalmente normales.

Saltando del árbol cayó de pie y entró al tembló, sus pasos eran más sigilosos que el rastro de su sombra al pasar. Y es porque era tan solo eso, una sombra en ese momento, evitando ser visto y pasando con sutiles roces a través del tumulto de doctores, sirvientes y habitantes del pueblo intentando ver el disturbio y poder presenciar las nuevas del reino.

Ingresando dentro de los aposentos de la reina la vio lloriquear y aferrarse a las suaves telas de su futón, las personas también la rodeaban allí, doctores, dos sirvientas que sudaban del pánico y el rey a quien ya le saltaba una vena por los gritos y la rabia.

Ignoró la discusión arrodillándose detrás de la cabeza de la reina, ladeando la cabeza hizo un mohin pensativo: si le arrebataba el dolor y le daba un parto tranquilo, podría generar disturbio en la mente del rey creyendo que su heredero había tenido una muerte posparto.

Pero si la dejaba allí sufriendo, ¿cuál sería su aporte de gratitud del día?. Al menos debía aportar algo de su fabulosa y suprema existencia que solo sirve para absolutamente nada.

Sí, su acción favorita era vivir.

Encogiéndose de hombros deslizó la mano por los brazos de la reina, era claro que ella estaba sintiendo su tacto, por lo que es fracción de segundos se quedó totalmente congelada y confundida, era una reacción normal considerando que ni su propio rey la estaba tocando.

Llegando hasta su vientre alto y redondo posó sus manos encima, el calor que emanaba era alto y los temblores por los espamos cosquilleaban en sus palmas. Cerrando los ojos captó el sonido de la respiración pesada de la mujer filtrarse con más fuerza en sus oídos, el latir frenético de su corazón y los latidos más pequeños de la vida dentro de ella.

Dando dos toques con su dedo índice espero dos segundos hasta que recibió dos pataditas contra su palma. Suspiró ligeramente, los bebés siempre eran los más entusiastas al notar su vibra inmortal vagando cerca de ellos.

Acariciando con su pulgar sobre la tela del vestido ligero comenzó a atribuirle tan solo una pequeña e insignificante pizca de su maná, tan pero tan inútil y pequeño pero que con el solo contacto con el cuerpo de un ser humano, el dolor y las enfermedades desaparecían en un pestañeo.

El cuerpo de la mujer cayó rendido sobre las suaves almohadas con un jadeo impresionado y estupefacto. Finalmente alejando sus manos se colocó recto para poder observar las distintas reacciones.

La reina observaba el techo como si atravesara estos con sus ojos y estuviera agradeciendo a los cielos, lo típico.

El rey la observaba con extrañeza y los doctores todos tiritaban del pánico por lo que esa tranquilidad pudiera significar.

—¿Qué es lo que ocurre?, ¿por qué se ha detenido el sufrimiento? —Hyunjin negó entretenido, ¿no era eso lo que quería anteriormente?, que el dolor se detenga—. ¡¿Por qué no responden?! —vociferó ante el silencio y los doctores comenzaron a balbucear intentando buscar una mentira creíble y que no les corten la cabeza.

Suspirando acercó su mano nuevamente al vientre de la mujer y dio una caricia suave sobre la tela, al instante una pequeña patada se le fue ofrecida como contestación.

—S-se mueve... —la reina murmuró sin aliento captando la atención de su rey—. Aún se m-mueve, cariño. Puedo sentirlo.

El rey arrojó a los doctores lejos para poder gatear y colocarse a un lado de la reina, colocando la mano sobre su vientre y haciendo una expresión graciosa de concentración. Hyunjin terminó haciendo una mueca cuando pasó los segundos y ningún movimiento se percibió.

No parecía caerle bien al bebé.

—¿Estás delirando? —murmuró entre dientes y la reina tembló, más que aterrada y confundida.

Todos sabían que ocurría con una mujer quien no podía concebir hijos de forma correcta.

Volviendo a inclinarse Hyunjin pasó los dedos a un lado de la mano del rey, apretando hasta que allí adentro sienta su presencia y en un segundo dos pataditas insistentes hicieron exaltar al padre quien ya iba perdiendo las esperanzas.

—Se movió... —murmuró y la reina asintió frenéticamente llorando—. ¡Se ha movido, esta vivo!—festejó y los doctores soltaron aire con fuerza cayendo desplomados al suelo.

Hyunjin se sentó detrás de la cabeza de la reina, cruzando sus piernas y brazos se dedicó a esperar, no tenía mucho que hacer y los nacimientos más interesantes eran de los hijos de un rey y su reina; ya que la mayoría de veces estos nacen con algún don divino, o al menos un talento innato.

Una hora y diez minutos después el nacimiento se dio por comenzado. Y la mujer apenas dio un jadeo demasiado sorprendida, sin dolor, contracciones o retorcidas, su hijo salió en un delis totalmente sano y completamente vivo. Todos comenzaron a festejar ante el llanto del bebé, bitorearon que se trataba de un regalo divino por sus buenas acciones y alabaron al nuevo heredero.

Su don era el poder de la curación.

Su nacimiento dio por finalizado a las una de la mañana del día 02/08.

Y su nombre, el príncipe heredero Yang Jeongin.

La fiesta comenzó poco después, un banquete entre los caballeros del reino y el rey, y una visita a la reina entre las doncellas junto a sus respectivos regalos, felicitaron y hagalaron mientras por dentro maldecían a un inocente bebé deseando su muerte y asesinandolo es escenas futuras.

Chillaban y reían con fuerza mientras el bebé se hallaba en un rincón acurrucado en su cuna de madera con cobertores de tela cara y tonos rojos y hechos de seda.

Con las manos entre lazadas detrás de su espalda se inclinó cerca del rostro del bebé, sus ojos estaban más que abiertos con curiosidad, ya había parado de llorar hace más de una hora y las lágrimas secas se percibían sobre sus mejillas rojas.

—Hmm, tus rasgos faciales son interesantes —susurró y el bebé movía sus manitas con balbuceos mientras babeaba y soltaba sonidos que a cualquier otra persona lo haría chillar de la ternura —. Veo que reaccionas ante mi voz, que inteligente.

Acercando su mano pasó su dedo índice por la mejilla mojada por baba y prestó atención a como los ojos se ampliaban y luego volvía a balbucear cosas inentendibles. Vaya que podía percibir las cosas curiosas.

Su pulgar trazó toda su pequeña frente con distracción, la mitad de su mano era más grande que aquel rostro pequeño, sus dedos se veían gigantes paseando por su rostro y sintiendo al calor de su piel, sus mejillas eran como dos masas de panes rosas que causaba gracia a Hyunjin.

—¿Don de la curación? —negó lentamente relajado —. No tenías algo como eso antes de que yo te tocara, eres afortunado, príncipe heredero.

El bebé balbuceó y parecía estar haciendo una mueca parecida a una sonrisa mientras movía los dedos cerca suyo en busca de aferrarse a su cabello.

—Creo que el príncipe está imperactivo —murmuró una doncella con ternura mientras Hyunjin colocaba los ojos en blanco, hablaba cuando le convenía y justo ahora él estaba viendo a la pequeña cosa curiosa.

Así que antes de que todas terminen por prestar atención hacia ellos chasqueó los dedos e hizo que una de las cajas de regalo se mueva hasta caer al suelo llamando así la atención de la recién madre.

—¿Deberíamos abrir los regalos ya? —exclamó la reina ilusionada y eso fue suficiente.

Volviendo su atención al bebé suspiró pensativo. Y luego la lámpara se encendió en su cabeza.

—Tú y yo tomaremos un poco de aire —y tal como lo dijo tocó la pequeña nariz del bebé y éste fue disminuyendo el ruido hasta caer en la inconsciencia.

Y tomando con suavidad el pequeño y frágil cuerpo lo aferró contra su pecho observando la cuna, allí totalmente inconsciente se hallaba un clon falso sin corazón ni habilidad pensante, tan solo creando una ligera ilusión para ayudarlo en su travesura.

Hyunjin hizo una mueca cuando el bebé comenzó a babear sobre su durumagi negro y de tela cara con toques de oro, bueno, la baba de un bebé inocente no haría daño.

Sosteniendo la cabeza pequeña y frágil finalmente saltó sobre el marco de la ventana de la ruidosa habitación y en cuclillas buscó un buen sitio para descansar.

—Será mejor no llevarte lejos, ya que puedes tener hambre en cualquier momento —habló al bebé consciente que no lo entendía ni pío.

Así que saltando se elevó arriba del templo y cayó lentamente sobre el techo hasta terminar en cuclillas nuevamente, y cayendo sobre su trasero dejo descansar el pequeño y tierno cuerpo sobre sus piernas, encontrándose así con la mirada ampliada y filosa de Yang Jeongin puesta sobre su cabeza.

Subiendo también la suya encontró la razón de su distracción.

—Esos son estrellas, y la luna —contó bajando la mirada y haciendo una mueca al encontrar la mirada curiosa puesta en él y luego volvió a pasear la mirada por los alrededores con una curiosidad graciosa —.Bien, bebé no quiero robar mucho de tu preciado tiempo —se burló, que más daba cuando ese recién nacido ni siquiera lo entendía.

Hyunjin intentó volver a hablar pero se mantuvo callado cuando lo boquita pequeña se abrió en grande de forma tan cómica y tierna, y segundos después un bostezo suave y con balbuceos escapó de su garganta y sus ojos se cerraron.

—Oh, no te duermas. Yo quería platicar más —se ofendió pero no le quedó de otra que observar los ojitos pequeñitos y brillantes cerrarse lentamente buscando descansar de forma correcta desde que nació, que irónico.

Lo observó por varios minutos en silencio, daba una especie de paz abrumador visualizar algo tan pequeño y frágil dormitar sin contemplaciones, suspirando en momentos y babeando tal cual lo que era, un bebé tierno y esponjoso.

Haciendo un mohin Hyunjin pensó que tal vez podría hacerle un favor a ese infante y hacer su vida un poco más fácil a futuro, tan solo porque le parecía adorable la manera en que dormitaba y expulsaba baba a por montones.

Así que cerrando los ojos se inclinó con una suavidad cuidadosa y apoyó la frente tan solo en un breve roce contra el del príncipe heredero, dejando toda la concentración que recorría su cuerpo como fuego reunidos en su mente.

Prontamente la unión entre los ligeros roces comenzaron a brillar, pero Hyunjin no permitió desconcentrarse por eso, concentrando la conexión por varios minutos hasta que escuchó el ligero llanto provenir por la garganta frágil de Jeongin.

Y no, no era que le estuviera proporcionando dolor, sino más bien una ligera molestia en su cuerpo aun frágil por estar siendo cargado con energía mágica a tan temprana edad.

Pero no era que eso fuese peligroso, sino más bien era la mejor opción, porque si intentaba transferir sus poderes cuando aquel príncipe fuera mayor, lleno de cargos, opresiones y cansancio mental, el poder que correría por sus venas no le iba a sentar bien y finalmente colapsaría al no poder tomarlo de forma correcta.

Se alejó cuando el brillo disminuyó y dejó de lastimar sus parpados. Pestañeando con sutileza observó como Yang Jeongin soltaba pequeños lloriqueos comenzando a calmarse mientras se removía entre sus piernas.

—Shh~, tan solo será un momento —susurró recibiendo una mirada de esos ojitos cristalinos y tan oscuros como un animal, parecían ser las semejanzas a un zorrito del desierto, era interesante dejar en duda a Hyunjin sobre cuál será su apariencia una vez crezca —. Fue un gusto conocerte, príncipe heredero, vive bien.

Dio un toque a su pequeñita y tierna nariz y sonrió ligero cuando el llanto mermó por completo y los ojos llorosos volvieron a cerrarse exhaustos. Poniéndose de pie canino por las tejas con pasos sigilosos y pisando la nada cayó hasta el suelo al costado del templo, volviendo al cuarto que aún celebraba sin compasión aquel nacimiento perfecto y real.

Dejó el cuerpecito sobre sus suaves mantas y le dio una última mirada de tranquilidad y añoranza, se volteó saliendo por la ventana y saltando a las copas de los árboles hasta caer sobre uno los más altos y acuclillarse observando hacia la luna creciente y llena de luz, no había luna o nubes acaparando su esplendor, era una luna llena y tan grande que se reflejaba en todo el reino con su grandeza.

—Hoy he sido bastante generoso —habló a la nada, suspirando profundamente y con simpatía —. Supongo que los poderes le sentarán bien, lastima que no puedo quedarme a verlo por mí mismo.

Colocándose de pie dio dos vueltas sobre la frágil rama y cerró los ojos cayendo de espalda y descendiendo con rapidez hasta al suelo, y antes de estrellarse a éste y romperse varios huesos detuvo su caída de golpe e inhalando dio un impulso comenzando su vuelo a todo vapor por el bosque, meciendo las ramas junto a sus hojas sin cuidado y llevándose algunos a su paso mientras sentía el viento batir su cabello y acariciar sus mejillas con satisfacción.

Todo era perfecto en donde miraba cuando se trataba de su vida, comida, dinero e inmortalidad.

Pero la imperfección se encontraba en el último y ligero factor: inmortalidad.

Haber vivido 700 años ya era tétrico, y tener que recorrer un largo camino más—la eternidad básicamente—, era algo que sorprendente y absurdamente lo aterraba, era aterrador vivir esa vida, era fastidioso y aburrido, no era lo que hubiera deseado siendo un humano común y corriente, vivir para la eternidad era patético, ya que él teniendo la vida eterna a su disposición, vivir con intensidad ya no era algo interesante que realizar.

¿Para qué ver lo bonito de las cosas si podía tenerlos siempre?, ¿por qué intentar vivir el amor si la otra mitad la apreciaría como el último momento y él como un hasta siempre?. Vivir eternamente sobre todo era mucho más desolador cuando lo tendría que hacer solo y eso lo desalmaba, lo dejaba en la línea deprimente del porqué no pudo ser normal y perder la vida una vez lo fuera necesario como todos los demás.

Sin dudas, la mayor incógnita de Hwang Hyunjin sería: si algún momento podrá entender la razón de su existencia.

Estaba teniendo tanto martirio en su mente, que se le fue abrumador y lo descolocó la sensación de estar cayendo en picadas al suelo de un momento a otro.

Observó hacia abajo y dio dos pequeñas vueltas hacia atrás antes de poder estabilizarse en el aire y soltar un jadeo desconcertado. Observó a su al rededor y cayó en cuenta de que su distracción casi lo llevó a caer al suelo y romperse en pedazos al instante, y no era como si fuera a sentir dolor físico ni a morir mucho menos, pero el romperse los huesos conllevaría a un retraso para su viaje mientras esperaba a que estos se volvieran a unir y estabilizarse.

Negando volvió a retomar su vuelo.

Y es allí que comienza los problemas.

Nuevamente volvió a caer de un momento para otro, y frunció el ceño pensativo mientras iba descendiendo, no podía crear una conexión con su mente para controlar su cuerpo, era como sí la capacidad de sus poderes se hacían nada y la vulnerabilidad se adueñaba de él.

Nuevamente dio dos vueltas en el aire a dirección al camino en que venía y en un instante su cuerpo se detuvo abruptamente y pudo levitar.

—...¿Qué carajos? —exclamó al aire, observando el camino que le quedaba y luego por donde había venido.

Intento volar hacia atrás y se alivio cuando no volvió a caer y simplemente fue retrocediendo en el aire. Así que tomando impulso lo intento hacer de forma rápida hacia el frente buscando el problema.

Error.

Se impul6so y dio un vuelo tan rápido que al avanzar cinco metros con rapidez soltó una maldición alta y sorprendida cuando no pudo volver su camino atrás y de un momento para otro volvió a caer sin poder hacer nada, y esta vez por más giros que dio pareció no ser suficiente.

Cayó de forma tan atroz que incluso los pájaros salían de sus nidos aterrados por el disturbio. Chocó contra varios árboles y se raspó el rostro con todas las ramas posibles antes de finalmente aterrizar al suelo y girar como un trapo sucio hasta que se detuvo boca abajo y casi tragando tierra.

No le dolía nada, de eso estaba seguro. Pero la impresión y confusión lo tuvo en su sitio por casi cinco minutos antes de apoyar las manos sobre la tierra y comenzar a impulsarse para sentarse.

Volteó a mirar a su alrededor como un idiota y tan confundido que tuvo que pestañear intentando convencerse de que no era una especie de ilusión creado por algún ente maligno del bosque.

Pero no, tan solo con mirar su brazo torcido y con el hueso roto se lo confirmó todo.

Pestañeó más que perdido, ¿qué mierda acaba de pasar?.

Poniéndose de pie lentamente saltó varias veces sobre su pierna sana y comenzó a avanzar cojeando como un idiota. Y los problemas vinieron uno tras otro a medida que más intentaba avanzar a su destino.

Se detuvo abruptamente y gimió lastimero cuando el dolor punzante se extendió por su brazo, por sus piernas, cosquillas...dolor, ¿dolor?, ¡¿dolor?!.

—Mierda, mierda, ¡mierda! —gimió y lloriqueo por los azotes de dolor intolerables que se cruzaron por cada célula de su cuerpo, en cada espacio de sus huesos.

¿Era eso experimentar el dolor de los huesos rotos?.

Cayendo al suelo apretó los dientes con fuerza hasta sentir que podría quebrarlos, haciéndolos rechinar e incluso sintiendo las venas marcarse en su cuello y frente.

—¡Joder! —eso era demasiado, el dolor no era normal, nada de esa situación lo era, ¡¿Cómo mierda podía estar presentando algún malestar físico?!. Claro que había hablado cientos de veces sobre su deseo por la humanidad, ¿pero ser probado de manera tan atroz?.

Iba a seguir gimiendo y casi llorar de dolor si no fuera por el estirón que sintió en su cuello hasta hacerlo detener los quejidos y voltear con brusquedad alerta.

Pero no había nadie.

No había nadie, pero si algo.

—Oh por el amor a dracula —jadeó y sintió un escalofrío.

Una larga e interminable línea dorada y recta se encontraba conectado a su cuello y se perdía entre las copas de los árboles con una resplandeciente luz dorada y cegadora. Con los dedos temblorosos intento tantear la piel de su cuello pero no sintió nada, y luego intento tomar aquella cuerda llena de luz y sus dedos trapazaron como si fuera la nada misma.

Volviendo a ponerse de pie gimoteó con sufrimiento pero se obligó a avanzar, con los brazos y una pierna rota pero avanzó cojeando. Siguiendo el rastro de la línea como un juego curioso y emocionante.

¿Qué hallaría en el final de lo que sea que se unía a su cuello?.

No lo sabía y tampoco era algo que se propuso a pensar mucho cuando una nueva sensación lo invadió.

No, no era nueva, sino la sensación en que se había acostumbrado estar toda su vida. La de la relajación, el gozo de no sentir más que fuerza y energías vibrando en todo su cuerpo. El dolor de sus huesos rotos disminuyeron en cada paso que daba.

Y cada vez estuvo caminando más de forma correcta, hasta que pudo utilizar sus dos piernas y pudo observar sin parpadear como sus huesos se unían sin ningún tipo de sensación o dolor consiguiente.

Subiendo la mirada enfocó toda su atención en la línea dorada que vibraba por su resplandor. ¿Era esa la razón?, ¿algún ser de otro mundo estaba intentado demostrarle algo?, ¿tal vez llamar su atención?.

Cual sea la respuesta, no le quedaba de otra que seguir a línea que le estaba proporcionando algo de extraña sanidad a su cuerpo inmortal, totalmente irónico y desconcertante.

Prontamente, Hyunjin descubrirá que su decisión lo llevó a una respuesta que sin duda sobre pasaría los límites de su entendimiento y razón.

Y que tan solo quedaba saber que destino le depararía aquella nueva nueva situación novedosa y caótica.

Les aclaro que todo lo que crearé en esta obra, es algo ficticio completamente creado por mi cabecita, no es basado en alguna cosa en especifica, y sobre todo no tiene tanto sentido y trasfondo, tan solo existe y ya porque esto es ficción y en lo ficción todo se puede, de igual manera le daré sentido y una explicación que espero lo puedan comprender en su totalidad, o lloro.

Aun no me creo que estoy comenzando una nueva obra, toy joya 😝

los tqm y besitos en sus frente <3

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