XXX: Faltas a la moral
George corrió fácilmente la silla para que la rubia se sentara.
—¿Ya no te duele para sentarte? — el pelirrojo susurró contra su odio para sentarse frente a ella.
—Cierra la boca, Weasley — su rostro se tiño completamente de rojo al ver la sonrisa triunfal del chico frente a ella, y entre cerro los ojos para agregar con voz seria —: la próxima serás tú el que termine con el dolor en el trasero.
Los ojos de George se abrieron con sorpresa y una mueca de terror invadió su rostro.
—Nunca te volveré a dar la espalda, ni a dormir cuando tú sigas despierta.
Lys comenzó a reír mientras George negaba con un gesto de cabeza.
Esa mujer era increíble.
—Hablo enserio, Lys.
— Como tú dijiste "al principio duele, pero una vez que esté dentro te encantara, te lo prometo" — La chica inmitó el tono de voz de George.
— ¡No puedes usar mis palabras contras mí!
Ahora era él el que estaba tan rojo como un tomate.
—Claro que puedo, Georgie.
—¿Cómo puedes ser tan tierna, pero al mismo tiempo dar tanto miedo?
—Es mi don — le guiño el ojo mientras le mandaba un beso —, mi maldición.
—Buenas noches — una mujer castaña de aproximadamente su edad se acercó a ellos, tenía puesto el uniforme del restaurant —, ¿Podría tomar su orden?
Lys no podía ignorar las miradas que le lanzaba la camera a George, el cual estaba concentrado viendo la carta.
—Lys ¿Qué quieres?
<< "A ti, desnudo, en mi cama">>
Fue lo único que paso por la cabeza de Lys, definitivamente estar tanto tiempo con el pervertido de George le estaba afectando el cerebro.
—Arroz chino y chop suey especial, por favor.
La camarera le dedico una falsa sonrisa y escribió en la pequeña libreta que estaba entre sus manos.
—¿Y tú, cariño? — la castaña no le quitaba la mirada de encima al pelirrojo, parecía como si tratara de ver bajo su ropa —, tu amiga ya ordeno.
La castaña sonrió coquetamente cuando George alzo la vista.
—Arroz chino — volteo a ver a la rubia — ¿El chop suey qué tal esta?
—Ay, amor — hablo con una voz cariñosa para tomar la mano de George que estaba sobre la mesa —, es delicioso, fue lo que te lleve la otra noche que pasamos juntos en tu departamento.
George se sintió un poco nervioso, Lys nunca le había dicho de esa forma frente a alguien.
—Lo mismo que ella, por favor.
La castaña parecía más seria al darse cuenta que Lys la veía de una forma algo amenazante.
—De acuerdo, ahorita les traigo lo que pidieron, con permiso.
La camarera se retiró dejando a la pareja sola.
—¿Celosa?
—Se te estaba insinuando, ¿No te diste cuenta?
—Cuando estás tú a mi lado o frente a mí — admitió con un gesto tímido para besar el dorso de su mano —, no puedo ver a nadie más, así que ni siquiera me fije en ella.
—Georgie, eres tan dulce.
Ambos se sonrieron mutuamente para continuar platicando de cualquier cosa que se les ocurriera, George seguía bromeando sobre el dolor de trasero que Lys aun tenia, pero ya era mucho más leve que el día anterior, mientras que la rubia lo seguía amenazando con ser él el que sufriría después.
Después de comer y salir del restaurant, decidieron caminar por el Londres Muggle, que por ser domingo estaba lleno de gente.
Las calles eran iluminadas por varios faroles, las personas entraban y salían de las tiendas que aún seguían abiertas. George caminaba algo lento para seguir con el paso de Lys— que iba sujeta de su brazo para recargar un poco de su peso en el cuerpo del chico—, ya que aún sentía las piernas adoloridas, mañana sería un martirio dar clases, trataría de planear bien la clase para no pararse en todo el día de la silla tras su escritorio.
—¿Quieres ir al parque? — El pelirrojo señalo el lugar que estaba a unas cuantas cuadras —, podríamos sentarnos un rato ahí.
—Me parece bien.
George beso su frente para guiarla al lugar, sería más fácil realizar una aparición, pero no lo podía hacer frente a tanto muggles.
Buscaron una banca vacía donde descansar un rato, Lys lo pensó por unos segundos, parecía muy dura y le iba a doler.
El pelirrojo seguía carcajeándose al ver su cara.
—¡George, ya basta! — riño la rubia mientras hacia un mohín e inflaba las mejillas — ¡No es gracioso!
—Si lo es — la tomo de la cadera para acercarla a él —, ven aquí — con cuidado la sentó sobre sus piernas — ¿Mejor?
—Tal vez
Lys tenía los labios fruncidos y las mejillas sonrojadas, George tomo el gorro que tenía la sudadera que la chica para ponerlo sobre el cabello rubio, jalo el cordón que colgaba de las esquinas del gorro e hizo que le cubriera toda la cabeza y parte del rostro.
—Listo, así nadie vera lo bonita que eres.
—Suéltame, Georgie — Lys se movía tratando de quitar las manos de George —, ya, anda, no seas grosero.
El pelirrojo dejo de apretar el cordón, para abrir un poco el gorro y besarla.
Los labios de ambos se movían de forma lenta y suave, George mordió el labio inferior de la rubia provocando que soltara un jadeo por lo que aprovecho para introducir su lengua recorriendo cada centímetro de su cavidad bucal.
Las pequeñas manos de Lys se perdían entre el brillante cabello pelirrojo, George acariciaba la piel de la espalda de Lys bajo la ropa haciendo pequeños círculos con los dedos.
La rubia se movió un poco para poner una pierna a cada lado, estaban seguros que nadie los veía porque ese lado del parque parecía completamente vacío y alejado.
George bajo las manos acariciando las piernas de Lys con una mano, mientras la otra iba hacia sus senos, se entretuvo un rato tocando sus costillas para después introducirla bajo el sostén y apretar el pequeño pezón que ya estaba erecto.
—George...
Suspiro mientras dejaba un húmedo camino de besos sobre la piel del cuello del pelirrojo.
—Me gustan mucho tus pechos — susurro contra su oído amasando el seno de Lys, y acariciando sobre la tela del pantalón su entre pierna —, en sí, toda tú me gustas, Lyssane.
—¿Cómo puedes ser tan caliente— soltó un suspiro al sentir la mano de George dentro del pantalón y las bragas —... y tan cursi al mismo tiempo?
George soltó una risa ronca para acariciar sus pliegues ya húmedos.
—Nunca me cansare de ti.
Lys sonrió y lo beso apasionado, sus lenguas danzaban fuertemente compitiendo para ver quién era más rápido y profundo, dejándolos sin respiración.
—¡Jóvenes!
Se separaron de forma brusca, y el pelirrojo palideció al distinguir el uniforme que el hombre frente a él llevaba, rápidamente alejo las manos de Lys que parecía no comprender de que se trataba.
—Buenas noches, oficial — George sonrió de forma inocente y ayudo a la rubia a bajar de sus piernas para ponerse de pie, sin soltar la mano de la chica.
—Me van a tener que acompañar.
—¿Qué? — Exclamo con sorpresa Lys, para llevar la mano hacia su varita dispuesta a sacarla — ¿Por qué?
—Lys...
George la vio durante unos segundos dándole a entender que guardara silencio.
—A la comisaria, ambos están arrestados por faltas a la moral en vía pública.
—¿Pero por qué?
El pelirrojo trataba de mantener la cama ante esa situación, ya que si intentaba algo contra el hombre todo sería peor, vio como comenzaban a llegar otros dos oficiales.
—La clase de exhibicionismo que estaba haciendo está prohibido en Londres, así que su novia y usted sean tan amables de acompañarme.
George suspiro frustrado al darse cuenta de que varios muggles se acercaban a ver qué pasaba.
—De acuerdo, oficial —tomo la mano de Lys y con voz baja le dijo —, Lys tenemos que ir con ellos, no saques la varita.
—¿Pero por qué? ¿Quiénes son ellos?
Se angustió al escuchar que no podría usar la magia para no ir a donde ellos querían
—Son policías — trato de explicar rápidamente —, policías muggles al parecer rompimos una ley o algo, ahora tendremos que ir con ellos ¿De acuerdo? — Lys no parecía muy segura —, confía en mi ¿sí? Estaremos bien.
George le sonrió tratando de tranquilizarla.
—Jóvenes, no tenemos todo su tiempo, viene con nosotros por las buenas o por las malas.
—Esta bien, Georgie, vamos.
El asintió.
—Ya vamos.
Ambos siguieron al policía, George pensó que podrían salir corriendo para hacer una aparición, pero los otros dos oficiales venían tras ellos y los muggles estaban atentos a lo que pasaba.
Lys se aferraba a la mano de George, siempre era una mujer segura, pero al no saber qué era lo que estaba sucediendo y no poder usar la magia el miedo la recorría. No entendía que era una comisaria, ni un oficial, mucho menos que le habían roto, tal vez no debió de besarse con George de esa forma en un lugar público.
¿Pero solo por eso se los llevaban arrestados?
—Nombres completos e identificaciones.
La pareja estaba sentada frente a una mujer morena que se notaba demasiado aburrida, el lugar era de color gris con varios escritorios y hasta atrás, Lys alcanzo a distinguir una pequeña celda parecida a la que usaban en el ministerio mágico francés para encerrar a los presuntos culpables de usar magia negra o asesinar a alguien.
La rubia tomo su varita y la puso sobre el escritorio.
—Señorita, pedí una identificación no un palo de madera.
Lys la vio ofendida, su preciada varita no solo era un simple trozo de madera, en el mundo mágico esa era la identificación.
¿Con qué diablos se identificaban los muggles?
—Esa es mi identificación — musito con los dientes apretados tratando de contener su enojo.
De los labios de George escapo una tonta carcajada parecía demasiado nervioso.
—¿Disculpe?
—Oficial — llamo George —, no tenemos identificaciones, solo salimos a dar una vuelta y dejamos las identificaciones en nuestro departamento.
Explico con toda la tranquilidad que era capaz de demostrar, no tenía ninguna idea de cómo saldrían de ese aprieto.
—Entonces díganme sus nombres completos para buscarlos en el sistema.
—George Fabián Weasley.
La mujer tecleo rápidamente una barra extraña que parecía conectada a una caja rara.
—Lyssane Rasalhague Delacour
La mujer tecleo nuevamente, pero volteo a ver a la rubia con la ceja alzada.
—¿Raza...qué?
—Rasalhague — Lys frunció el ceño al ver que la seguía viendo como si no entendiera nada por lo que decidió deletrear su segundo nombre, ya sabía que era raro y algo difícil de pronunciar, pero fue elección de su madre —: R-a-s-a-l-h-a-g-u-e.
—¿Es francés? Bueno, tienes un acento extraño.
George veía con diversión a la veela parecía a punto de perder toda la poca paciencia que tenía.
—Sí, soy francesa, de París de hecho, ambos nombres son franceses — explico con una voz cansada.
La morena asintió para regresar la vista a la gran caja frente a ella.
—Borra esa sonrisa, George.
Lys fijo en el pelirrojo que parecía divertirse.
—¿Rásala? ¿Qué clase de nombre es ese?
—¡Es Rasalhague! No es tan difícil.
—Suena a nombre de perro.
—¡¿Qué?! — parecía ofendida — ¡George, respeta mi nombre?
—¿Cómo? — el pelirrojo apenas podía aguantar la risa para utilizar un tono burlón— ¿Qué "gespete" tu nombre?
—¡George!
—Ya, voy a "gespetagte"
—¡No te burles de mí!
—"No te bugles de mi" — hizo una pésima imitación de su acento — ¡Bonjour!
Se siguió burlando, y su risa se volvía más escandalosa al ver el rostro de Lys que tenía un puchero en los labios.
—¡Estúpida zanahoria con patas!
—Por favor, guarden silencio, están en un lugar serio — George tenía el rostro rojo de la risa y de sus ojos escurrían pequeñas lagrimas —, Joven, por favor compórtese en la comisaria.
—Lo siento.
Apenas y podía respirar por lo que daba grandes bocanadas de aire.
—Ninguno de los dos me sale en el sistema ¿Me podrían explicar por qué?
—¿No podemos arreglar las cosas de otro modo?
Lys pensaba que tal vez y aceptaría algunos galeones para dejarlos irse.
—¿Disculpe?
—Sí, ya sabe —explico George —, con algo de oro.
—La multa es de trescientas libras — George comenzó a hacer cuentas, no creía tener tanto dinero muggle en el bolsillo —, por cada uno— la oficial pareció interpretar las caras de ambos —, si no tienen las multas pasarán setenta y dos horas en la celda, y cumplirán con cuatrocientas ochenta horas de servicio comunitario.
—¡Por Merlín! — era mucho tiempo, y Lys tenía que estar al día siguiente dando clases en Hogwarts.
—Así que, si no lo tienen, pasen conmigo a la celda estarán ahí en lo que busco una explicación lógica del porque ninguno aparece en el sistema.
Lys y George intercambiaron una mirada, ninguno parecía saber cómo salir de ahí.
La mujer se puso de pie y ellos la siguieron, ya no tenían de otra más que hacerle caso, estaban rodeados por lo que era imposible escapar.
Antes de entrar la policía los reviso por completo primero a la chica y después a George.
—Para eso es, pero se pide — exclamo el pelirrojo al sentir como le esculcaban las bolsas traseras del pantalón, la morena le lanzo una mala mirada —, bueno, yo solo decía.
Les quitaron a ambos las varitas, el reloj de George y los pocos galeones que tenían.
—Cada uno tiene derecho a una llamada.
—¿No tendrá una lechuza que nos preste? — la rubia trataba de sonar lo más amable que podía, si lograba conseguirla mandaría una carta a Neville o Hannah explicándole lo que paso, para ese caso confiaba más en Zibelth o Fred, pero ninguno de los dos estaba en el continente.
—¿Una lechuza? — la oficial la miraba sin comprender — ¿Consumió alguna sustancia nociva, señorita?
George amaba la inocencia de Lys en el mundo muggle, ella que siempre era una mujer sumamente inteligente y astuta parecía no comprender nada de lo que pasaba ahí.
—Lo siento, últimamente ha estado en tratamiento médico — excuso George—, algunas veces confunde las cosas.
—¿Qué dices, George? ¡No estoy loca!
—Si no tienen que hacer ninguna llamada, entren
El pelirrojo asintió para tomar a Lys y hacerla que lo siguiera...
¿Y es que a quien llamaría? En la madriguera había un viejo teléfono que su padre alguna vez llevo, pero ni siquiera sabía cómo usarlo así que era imposible comunicarse con alguien de su familia para que los viniera a sacar de ahí.
—¡George, no puede ser que estemos arrestados! — Lys caminaba alrededor de la celda, aparte de ellos dos estaba otro hombre un poco más grande y fornido lleno de tatuajes— ¡Por Merlín! ¡No podemos estar aquí!
— Cielo, tranquila — George aun conservaba la calma pese a lo que estaba pasando —, ya saldremos de aquí.
—¡No podemos estar aquí! ¡Todo esta tan sucio! ¡¿Y viste a la gente que hay en las celdas?! — el otro sujeto gruño por lo que Lys volteo a verlo —, sin ofenderlo, usted parece buena persona — George no podía con lo divertido que le resultaba esto — ¡Ni te rías Weasley!
—Linda — hablo el hombre que parecía muy callado —, las horas pasan rápido, de nada sirve que hables como si no hubiera mañana... deberías de aprender de tu novio que parece muy tranquilo.
—¡Solo somos amigos! — la rubia estaba histérica por estar encerrada, en todos sus años nunca pensó que acabaría en una celda y menos en el mundo muggle.
—¿Amigos? Si te conozco más desnuda que con ropa — murmuro George, Lys solo le dio una mala mirada, su rostro parecía contraído por el enojo —... me callo.
—Yo diría, George, en estos momentos no me agradas mucho que digamos.
El pelirrojo soltó un suspiro y se acomodó mejor tal vez podría dormir un rato.
Abrió los ojos al escuchar algunas voces, se desperezo y se fijó en la rubia que parecía muy feliz hablando con ese sujeto de los tatuajes.
George frunció el ceño al ver que Lys le sonreía y estaba muy atenta a lo que decía ese hombre.
—Lys...
La chica giro al ver al pelirrojo, estaba despeinado y tenía una cara de cansancio, parecía que no durmió bien, bueno, quedo en una mala posición.
—Buenos días, dormilón — parecía ya de mejor humor, le dijo algo a la persona con la que hablaba y fue a lado de George — ¿Qué tal dormiste?
—Horrible — hizo una mueca mientras se estiraba —, parecía muy feliz platicando con "ese"
—Oh, Jon es muy divertido.
—¿Jon? — enarco las cejas —, Lys, nadie que se llame Jon y este una celda puede ser buena persona.
—Nosotros también estamos en una celda, por si lo recuerdas — dijo con obviedad poniendo los ojos en blanco —, es agradable ¿de acuerdo?
—Seguramente te estaba coqueteando.
—De hecho, no — la rubia sonrió pícaramente —, me pregunto por ti.
—¿Por mí? — alzo una ceja.
—Dice que eres guapo.
—Sí, ya sé que lo soy.
Ese hombre tenía el ego por los cielos, a veces Lys se preguntaba cómo podía soportar lo ególatra y narcisista que era.
—Le gustaste. Quiere una cita contigo
—¿Y a quien no le gusto? — hizo una pausa procesando las palabras de la chica — Espera... ¿Qué?
—Es homosexual, tú le gustaste, quería saber si estabas disponible.
—¡¿Y qué le dijiste?!
—Que sí — respondió con simpleza como si hablara del clima —, le dije que te encantaría salir con él.
—Pero... ¡Mujer! — George parecía angustiado, él no sabía cómo rechazar a la gente, cómo explicaría que no estaba interesado en salir con alguien que no fuera la rubia frente a él —, tú y yo — la señalo a ella y después a él —...tenemos ese algo... no sé qué es... ¡Tú dijiste que yo te gustaba!
Lys comenzó a carcajear.
—¡Merlín! Debiste de ver tu cara....
—¡Lyssane!
—Eso te pasa por burlarte de mí, Georgie — beso su mejilla —, si le gustas —le guiño el ojo —, pero le dije que no estabas disponible.
—Eres una tonta — agrego con una sonrisa para rodear sus hombros con su brazo —...lo siento, Lyssie.
—¿Por qué?
—Si me hubiera aguantado las ganas de tocarte no estaríamos aquí.
—Fue culpa de los dos, cielo...ambos lo hicimos.
Los dos soltaron un suspiro al mismo tiempo para recargar las cabezas sobre la fría pared, al menos estaba juntos en la misma celda.
George recargo la cabeza sobre la de Lys, y al mirar al frente pudo fijarse que dos hombres los veía fijamente, nunca en su vida los había visto, ninguno le dio buena espina por lo que apego a Lys con más fuerza a su cuerpo y le mantuvo la mirada a uno de ellos.
Las guerras de miradas continuo durante unos segundos, hasta que el sujeto se fue de ahí para caminar a otra celda.
Lys no pareció darse cuenta ya que el sueño la estaba venciendo.
—McGonagall me va a matar cuando no llegue a mis clases — agrego con voz sufrida la rubia acomodándose más en los brazos de George —, nunca pensé que terminaría arrestada.
—Yo tampoco, Lys.
—¿No vamos a salir hoy, verdad?
—No lo creo, amor.
Y la poca esperanza que tenía la rubia murió, tendría que estar tres días en esa fría y sucia celda, pero por lo menos George estaba a su lado abrazándola, tal vez así no se le haría el tiempo más largo.
Pero no se quería ni imaginar el regaño de McGonagall cuando se dé cuenta de que no se presentaría en dos días, seguramente la despediría por ser una irresponsable y tendría que volver a Francia...lejos del Weasley que la volvía loca.
(N/T: ¡Holi! Pobres de mis niños que fueron encerrados por estar de calenturientos en la vía pública ¿Creen que tengan que cumplir las 72 horas ahí adentro?
¿Lys perderá su puesto como maestra de las defensas oscuras?
Para que se den idea de lo que tendrían que pagar 300 libras son iguales a un aproximadamente a 8466 pesos mexicanos... según lo que investigue la multa por faltas a la moral y exhibicionismo es de entre 8,000 a 10,000 pesos, así que quiero creer que no ando tan mal.
Espero les guste.
Nos leemos (quizá en un rato más o mañana) ♥)
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