XXVIII: Cada maldito milímetro
(N/T: Para cada posición sexual o fetiche se requiere consentimiento por ambas partes, nunca hagan algo por sentirse obligadas, siempre es válido decir que no y no deben de sentirse culpables)
George de un brusco empujón pego a la rubia a la fría puerta mientras ataca sus labios con fiereza, mientras que con una mano le apretaba el trasero y con la otra intentaba abrir la puerta atientas. Lys paso las finas manos por el pelirrojo cabello jalándolo con fuerza lo que provoco que el chico dejara escapar pequeños gruñidos contra sus labios.
Rompieron unos segundos el beso para entrar en el departamento, sin tomar tiempo demás George se quitó el abrigo mientras la rubia se sacaba la blusa para volver a unirse en un beso necesitado. Todo el lugar se llenó de tensión sexual, incluso el aire se sentía demasiado caliente y lo único que se escuchaba las respiraciones erráticas de la pareja.
Con maestría George desabrocho el pantalón de la rubia para bajarlo mientras ella se quitaba los zapatos con los pies, se alejó un poco de ella para recorrer cada parte de su cuerpo lentamente, llevaba ropa interior de encaje en color azul oscuro contrastando con la blanca piel de Lys, a George le encantaba el tono de piel de la chica era blanco sin llegar a ser pálido y cualquier toque con fuerza que él hiciera se quedaba marcado por unos minutos e inclusive horas, le gustaba apretar y estrujar para ver esas marcas.
— Eres hermosa, Lys — dejo pequeños besos sobre sus labios mientras acariciaba la espalda de la chica —, malditamente Hermosa...
— Pareces estar muy cursi, ¿no, Georgie? — no era que a Lys le molestaba que lo fuera, pero le gustaba molestarlo con eso para ver la sonrisa tímida que él ponía al darse cuenta de sus palabras.
— ¿Te molesta? — dejo un húmedo camino de besos sobre sus hombros y parte del pecho deteniéndose antes de llegar al valle de sus hermosos senos.
— Para nada, cielo.
George tomo su cadera haciendo que girara quedando a espaldas contra él, besando la parte de atrás de sus hombros mientras que con una mano alzaba el cabello dándole más accesibilidad a la espalda.
Lys se estremeció al sentir los cálidos labios de George recorriendo cada uno de sus omoplatos donde dejaba besos húmedos e inclusive pequeñas succiones y mordidas.
—Lys — el pelirrojo desabrocha el brasier y con ayuda de la rubia este termina en el suelo —. Voy a poseer cada centímetro de tu cuerpo — subrayo cada una de las palabras con voz ronca —, no habrá ni un solo maldito milímetro — George llevo las manos a los senos desnudos de la rubia para apretarlos, son tan perfectos que se amoldan con gracia a su mano —...de tu ser que no me haya tenido dentro o encima.
Lo dice con un tono sexual y tremendamente serio, Lys dejó escapar un gemido ahogado tras esas palabras y al sentir los pequeños pellizcos de George sobre sus pezones erectos. La feminidad de la rubia comienza a humedecerse y palpitar cuando el pelirrojo aprieta su erección en contra del trasero cubierto solo con la pequeña braga.
El cuerpo del pelirrojo se inclinó unos centímetros para besar el cuello de Lys, la que al sentir su fresco aliento y la calidez de la húmeda lengua del chico un escalofrió la recorrió, esta tan excitada que sus piernas tiemblan como si fueran gelatinas.
George desliza la boca hasta su oído para susurrar
—: Date la vuelta.
Sumisamente obedeció la orden del pelirrojo.
George le sonríe y con facilidad la alza para ponerla sobre la encimera que divide la cocina de la pequeña sala, Lys aferra las manos en sus hombros, pero él las quita para que se aferre al borde de la encimera. A regañadientes Lys le hace caso.
— Tus preciosas manos se quedarán ahí — su orden está cargada de seguridad mientras suelta las manos de la rubia para acariciar lentamente sus muslos hasta llegar a las orillas de la pequeña y única prenda que cubre su cuerpo —. Levanta.
Lys carga su propio peso con las manos mientras alza el trasero del mueble, George rápidamente se deshace de la prenda y ella vuelve apoyarse en la encimera cuando se ve libre de las bragas. Delacour ya está completamente desnuda, pero George aún tiene ropa, la mano de la rubia se dirigen hacia los botones de la camisa, pero antes de llegar él las detiene para volverlas a colocar al borde de la encimera.
—Esas manos, se buena niña y obedece Lyssie — las pupilas de George son completamente negras sin dejar rastro del color avellana que caracteriza su mirada — ¿Quieres que me quite la camisa?
George pasa sus dedos sobre los botones mientras sonríe.
—Sí.
La rubia tiene el ceño fruncido al ver la lentitud del pelirrojo, desea ver su perfecto pecho y abdomen levemente marcado, pero él parece no querer cooperar.
—Sí ¿Qué? — Sonríe con malicia al ver el rostro molesto de la rubia, ella suelta un bufido de frustración.
—Georgie...por favor — musita con un hilo de voz, sabiendo que al Weasley le gusta verla suplicar.
La sonrisa de George crece y con lentitud para comenzar a desabrochar cada botón con la mirada fija en la rubia, parece tardarse en hacerlo, pero ella sabe muy bien que a él le gusta torturarla de esa manera. Lys desea llevar sus manos a la camisa de George y quitársela de un tirón pero que si lo hace él parara porque era un maldito que gozaba de hacerla sufrir.
Al terminar con el ultimo botón la deja caer echando los hombros hacia tras, Lys soltó un suspiro y sus pupilas se dilataron al ver como los músculos del pecho de George se tensan y se destensan al hacer los brazos hacia atrás.
¡Oh, eso jodidos brazos enormes!
Parecen aún más grandes cuando están desnudos, Lys lame su labio inferior, definitivamente George es el hombre más atractivo y sexy con el que ha estado.
George se quita los zapatos quedando solo con el pantalón. La rubia repasa con la vista su físico perfecto, y la boca se le hace agua, no es un hombre muy musculoso, pero si lo suficiente definido y poco fornido, sus hombros son demasiado masculinos al igual que su ancha espalda y varios rasguños adornan su piel, todos provocados por ella.
George de forma rápida se coloca entre las piernas de la rubia, ella al sentir la presión que el ejerce se agita tratando de controlar los espasmos que la recorren. El pelirrojo tampoco está relajado, su enorme erección aun aprisionada por el pantalón golpea el muslo de la rubia, pone ambas manos sobre las piernas de la chica para comenzar a trazar pequeños círculos sobre la piel desnuda, sube de forma lenta hasta llevar sus caricias al interior de los muslos muy cerca de la sedienta intimidad de la chica.
Se miran por unos segundos a los ojos y en ambos se puede reconocer la lujuria que los invade, pupilas dilatadas, rostros sonrojados y cabellos despeinados, sin duda una escena digna de apreciar.
—¿Por dónde empezare, pequeño sol? — Sonríe mientras levanta una mano para acariciar el labio inferior de la rubia con el pulgar — ¿Por aquí? — Lys separa los pequeños labios y él mete el dedo en su boca, ella rodea el pulgar con la lengua. George deja escapar un suspiro al imaginarse esa pequeña lengua recorriendo toda la longitud de su dura polla. Retira el pulgar para acariciar el bonito rostro de la chica. Lentamente desliza la palma de la mano por el cuello hasta llegar a uno de sus pechos. De forma posesiva toma uno — ¿O por aquí? — Pregunta con la voz ronca, y arquea la ceja para comenzar a masajear el pezón con el dedo.
Lys gime mientras echa la cabeza hacia atrás, ha perdido toda la elocuencia en las palabras lo único que puede hacer es soltar pequeños suspiros y jadeos.
—Son mías.
Susurra el pelirrojo para amasar ambos pechos de forma brusca durante unos segundos y después bajar una de las manos, recorriendo su plano vientre donde traza pequeños círculos —, tu abdomen es demasiado sensual.
Lys se obliga a respirar cuando siente el calor de la gran mano de George se posarse sobre el interior de su muslo.
La rubia lo observa fijamente, embriagada de deseo cuando siente que por fin los dedos de George la van a estimular cambia de rumbo para acariciarle la cadera sobresaltadla, y de le aprieta el trasero de forma juguetona.
—¿O por aquí? — aprieta fuertemente el trasero de la chica la que suelta un suspiro —, cada centímetro — Lys se da cuenta de que habla enserio y un hormigueo de nerviosismo la recorre —, cada milímetro, Lyssane, recuérdalo.
Lys contiene la respiración por unos segundos hasta que la mano de George regresa hacia su núcleo, donde comienza con pequeñas caricias recorriendo sus húmedos pliegues.
—Creo que empezare por aquí — los dedos de George se empapan de la humedad de la chica, él se dedica a acariciarla de forma lenta cada centímetro de sus labios vaginales para agregar con voz ronca —: pero he dicho cada milímetro, cielo.
Lys echa la cabeza hacia atrás al sentir como los largos dedos de George se introducen en su centro, suelta unos pequeños jadeos al sentirlos curvearse mientras toda su cavidad es invadida por él.
Mientras su mente es un lio de pensamientos, algunas veces había intentado tener sexo por esa ruta con su ex novio, pero los intentos no fueron nada placenteros ya que él solo se centraba en su placer y no en el de ella, llegando a lastimarla algunas veces...pero George era otro caso, quizá con él... No logra pensar de más cuando el pelirrojo da una estocada fuerte con sus dedos y muerde su pezón de forma brusca.
—Estas empapada — George sonríe dejando el pezón de la chica, su pulgar acaricia su clítoris de forma circular sin dejar de embestirla con los dedos —, me deseas, me necesitas — susurra en su oído estirando los dedos para alcanzar más profundidad en Lys —, di que me deseas Lys...que me necesitas.
George toca el punto G de la rubia con las yemas de sus dedos, donde se detiene dando pequeñas caricias.
—¡Mierda, George! — jadea contra su hombro sintiendo como las paredes vaginales se aprietan contra los dedos del chico.
—Dímelo, Lys
Los dedos de George siguen acariciando ese punto que vuelve loca a Lys, mientras su otra mano se encarga de masajear sus senos.
—Te necesito — gime al sentir otra envestida —...te deseo, —el orgasmo comenzó a golpearla, sentía como los fluidos salían de su interior, estaba segura que eran demasiados— ¡Mierda! te necesito y te deseo demasiado, amor.
George sonríe tras escuchar esas palabras, le encanta demasiado eso...en si todo lo que tenga que ver con Lys Delacour lo tenía completamente hechizado.
—Me asegurare que siempre me necesites, Lys.
Murmura sacando los dedos del interior Delacour, no se había dado cuenta, pero al parecer el orgasmo de Lys fue sorprendente, toda la encimera y parte de las piernas de la rubia estaban completamente mojada por sus fluidos.
—No sabía que podías hacer eso — sin apartar la Mirada de ella lamio y succiono sus dedos, deleitándose del dulce néctar de la chica—, nunca me cansare, de tu sabor.
La tomo en brazos para levantarla de la encimera poniéndola en el suelo y girarla entre sus brazos.
—Inclínate, amor — George toco su espalda mientras ella se acomodaba dejándole una completa vista de su trasero y labios vaginales rosados y húmedos.
—Quiero ver cuando me coges, Georgie.
Replica, pero George solo sonríe acariciando su espalda.
—Después de que termine contigo me podrás ver todo el tiempo que quieras, Lys — La cadera de George, aun con el pantalón puesto, roza su trasero —, sostente de la encimera, cielo.
Lys suelta un suspiro al sentir la aspereza de la tela en su zona más sensible, y lo obedece sosteniéndose del filo del mueble.
George rápidamente se quita el pantalón y el bóxer dejando libre su enorme y venosa erección que parecía a punto de explotar. La acaricio durante unos segundos para tomarla y pasarla por la entrada de la rubia humedeciéndose en el proceso.
—¿Estas listas para mí?
—Sí, métemela hasta el fondo — implora la rubia deseando que el chico llene su vacío.
George acaricia uno de sus glúteos suavemente, para darle una palmada dejándolo completamente rojo, Lys deja escapar un grito de sorpresa y deseo, después de eso el pelirrojo introduce la cabeza de su miembro de forma lenta por la estrecha entrada de Lys.
La rubia gimotea al sentirlo, George es demasiado ancho lo que provoca que sienta como si su piel se desgarrara al inicio para dejar que entre.
George pone una de sus manos sobre el delgado cuello de Lys, apretándolo con suavidad mientras se sumerge en ella llenando su vacío. Delacour deja escapar gruñidos y jadeos acostumbrándose a su tamaño.
—Maldición, Lys, me vuelves loco —gruñe el pelirrojo aplicando más fuerza en el agarre sobre su cuello —, no puedo hacerlo despacio — jadea, mientras lleva la otra mano sobre uno de los pechos de la chica el cual amasa con suavidad. Se detiene por unos segundos y regresa con una embestida rápida y dura que obliga a la chica a dar un salto.
—¡George! — Lys grita al sentir la fuerza con la que embiste su cuerpo, y como sus agarres incrementan de fuerza —, ¡Que rico me follas! ¡Follame más duro!
George sonríe encima de su hombro, dejando besos húmedos en estos, mientras ambos cuerpos chocaban con violencia.
—Me encanta cogerte de esta forma — habla contra el oído de la chica sin dejar de penetrarla, pero soltando su cuello y pecho, la rubia dejaba salir pequeños gritos y jadeos de placer —, sentir como aprietas mi pene con tu bonita y rosada vagina... ¡Mierda, eres una puta diosa cogiendo!
Las manos de Lys ya estaban adoloridas por la fuerza que empleaba para sostenerse, era tanta que hasta sus nudillos estaba blancos, inclusive sentía como estas estaban llenas de sudor al igual que todo su cuerpo.
El pelirrojo la toma de la cadera tirando de ella con fuerza para que reciba todas sus brutales embestidas, Lys siente como el gran miembro de George entra hasta el fondo, sintiendo como sus entrañas se revuelven, como si la partieran por la mitad.
Pero eso hace que se sienta más excitada que en toda su vida, le encantaba la rudeza de George Weasley.
Las paredes de Lys comienzan a apretar el miembro de George y los espasmos recorren su cuerpo.
—Aun no, Lys.
Advierte George, la rubia aprieta el estómago al sentir como ambos cuerpos sudores chocan y escuchar los gruñidos guturales del chico. Lys siente tanto placer que casi roza el dolor, trata de concentrarse en otra cosa para no correrse aún, cuando siente como George sale de ella dejándola con ganas de más y un vacío enorme, gimotea y cuando está apunto de reclamarle siente que empieza a deslizar un dedo por el centro de su trasero. Su cuerpo se tensa de forma inmediata cosa que nota el pelirrojo.
—Lys, relájate — Desliza los dedos entre sus muslos recogiendo sus fluidos para llevarlos hasta en medio de su trasero —, déjame hacerlo, preciosa, lo haremos despacio.
Los dedos de George comienzan a trazar pequeños círculos alrededor de su pequeña apertura, pero todos los músculos de su trasero se contraen rechazando completamente la invasión.
—Mi amor, relájate, no te lastimare.
Las palabras de George causan un efecto relajante en la rubia, la cual comienza a regular su respiración para que su cuerpo comience a destensarse lentamente.
—Mierda — suspira al sentir como George pellizca su pezón ya hinchado —, dame un poco de tiempo...
George suelta una risa ahogada mientras acaricia su clítoris y el dedo pulgar comienza a introducirse lentamente en el orificio trasero de la rubia.
Lys muerde su labio inferior, mientras las olas de placer y pequeño dolor comienzan a recorrerla.
—Estas empapada, cielo, pensé que necesitaríamos lubricante, pero con tus fluidos basta — mueve lentamente el pulgar dentro de ella —, relájate, Lys, confía en mí.
—¡Merlín! —gimotea al disfrutar del extraño invasor en su cuerpo — ¿Va a dolerme?
—Al principio si, pero una vez que esté dentro te encantara, te lo prometo.
Continúa masajeando su orificio, Lys hecha la cabeza hacia atrás entregándose al placer que siente, momento que George aprovecha para dejar marcas sobre el cuello de la rubia.
—¿Lista, Lys? — la rubia asiente preparándose mentalmente para lo que se viene, George humedece todo su miembro con los fluidos de la rubia y un poco de su propia saliva —, solo relájate...
Abre su trasero suavemente hasta que Lys siente la húmeda cabeza del miembro de George la sujeta fuertemente de la cadera para que no se mueva.
—Ya casi esta, tranquila mi amor.
Susurra contra su oído y Lys comienza a contar mentalmente.
1
2
3
George la embiste lentamente, soltando un gruñido, para deslizarse hasta el fondo del único orificio de Lys en el que no había estado.
—¡Mierda! — la rubia grita mientras pequeñas lagrimas escapan de sus ojos —, ¡Duele, George!
George se detiene tratando de que ella se acostumbre a su tamaño.
—¿Quieres que lo saque?
La rubia trata de concentrarse en otra cosa, sumergiéndose en un punto entre el dolor y el placer. El dolor es intenso, pero el placer comienza a aumentar... siente cada vena palpitante del miembro de George, y toda la tensión desaparece para ser remplazada por placer puro.
—Sigue, Georgie
Su voz sale cargada de placer mientras con más fuerza se contiene de la barra para que él no la mueva fácilmente. —Voy a moverme ¿de acuerdo? Lo hare suave para que no te duela.
George inicia con un vaivén lento, entrando y saliendo rítmicamente.
—¡Dios, que apretada estas! — suspira George, y suelta un gemido más grande cuando Lys comienza a mover el trasero haciendo que entre más profundo.
—¡George, eres increíble!
La mano libre de George viaja hasta el clítoris hinchado y rojo de la rubia, para darle la atención necesaria, movimiento lentos y circulares, algunas veces los aprieta y lo jala.
Lys se siente en el mismo cielo, algunas veces pensó que el sexo anal era sucio y doloroso, pero ahora se encuentra al borde de la locura, definitivamente George se llevaba todas sus inhibiciones.
El miembro de George se hincha mientras acelera sus embestidas, se siente completamente caliente y sabe que está por correrse.
—Lys...estoy por llegar— George introduce sus dedos en el orificio libre de Lys sin dejar de estimularle el clítoris
—Me falta poco, Georgie...
El pelirrojo sonríe y sigue con sus embestidas en ambos lados durante unos segundos más.
—¡Oh, George, que rico!
Grita la rubia para correrse sobre la mano de George, él muerde su hombro cuando siente como esta por correrse, sale de ella, llenando su trasero con su liquido caliente.
—Mierda, Lys — suspira el pelirrojo —, no sé qué diablos me estás haciendo, pero si no estoy contigo o no pienso en ti no me puedo correr.
La rubia trataba de recobrar la respiración dejando el peso de su cuerpo sobre la encimera, estaba completamente sudada y desde donde estaba podía distinguir sus propios fluidos encima del mueble y escurriendo por sus piernas, definitivamente los orgasmos que George le provocaba era cada vez mejores.
—No te enamores de mí, Georgie
Bromeo la rubia, girando el rostro para guiñarle el ojo.
—Soy un maldito adicto a ti.
George se acercó para tomarla en brazos y llevarla a su habitación para el segundo round.
Lys es la primera en despertar envuelta por los grandes brazos de George que la aprisionan contra su pecho, hace mucho calor por lo que trata de salir de ese agarre, pero al moverse roza la entrepierna del chico sintiendo su erección mañanera.
—¿A dónde piensas ir, señorita bonita?
George susurra contra su oído moviendo la erección constantemente contra el desnudo trasero de Lys.
—Hace calor — musita suavemente, la humedad en su núcleo se hace presente, el sentir la punta de George presionar contra ella la hace encenderse como una mecha con cerillo.
—Tienes razón...eres demasiado caliente — George la gira para quedar frente a frente, deja un corto beso y mueve la cadera para rozar la entrada de la chica —, siempre pareces estar tan mojada cuando estoy contigo, como si estuvieras preparada para mí.
Lys sonríe para pasar una pierna encima de la cadera de George y sentarse sobre su pelvis —Quiero montarte, cielo.
—Buena forma de iniciar la mañana — La rubia toma el miembro latente de George que esta duro como una piedra, se alza unos centímetros y pasa la punta por toda su entrada—, vamos amor, mételo en ti...hasta el fondo —suelta un gruñido al sentir como las húmedas paredes de Lys lo envuelven —, mierda, preciosa, quiero que me montes como si fuera un pony toda la vida.
Lys suelta una carcajada por su comentario y comienza a moverse forma circular sobre él, George suelta gruñidos al sentir como la chica brinca y su mirada se pierde en los pechos que rebotan frente a sus ojos, los pezones están erectos y marca moradas con formas de dedos los adornan.
—Me encanta como me pones tus preciosos pechos en la cara.
Sonríe para atrapar uno de esos pequeños pezones rosados entre sus labios y succionarlos.
—Mm...Georgie....
La rubia gemía sin dejar de saltar sobre él sosteniéndose de los hombros de George en donde enterraba las uñas causándole marcas rojas e inclusive alcanzo a ver como un hilito de sangre escurría.
—George — la rubia llamo al pelirrojo el cual soltó su pezón para verla —, maldita sea, tu pene es tan grande que duele...pero siempre quiero más de él.
—Maldita sea Lys, quiero que me digas eso cada que follemos.
George tomo con fuerza su cintura para el también embestirla sin que dejara de saltar.
El pelirrojo continúa entrando y saliendo con movimientos acompasado, Lys se agacha un poco para unirse ambos en un beso ardiente.
—No voy a dejarte escapar nunca, mi amor — habla George entre beso y beso con voz ronca.
Lys se siente abrumada por unos segundos para sonreír contra los labios de George, tal vez no le molestaría que él nunca la dejara escapar...
—No quiero que lo hagas.
Musita contra sus labios.
George siente como se llena de sentimientos extraños respecto a Lys... tal vez, Lys no solo le gustaba.
(Hola, buenas tardes, jaja, les dejo otro capítulo algo I N T E N S O, jaja.
Estamos estrenando nueva portada, hecha por vhslieeee, muchas gracias por hacerla bonita, tqm+.
He leído algunos comentarios y me alegro mucho que les guste este fanfic, realmente no llegue a pesar que tuviera tanta aceptación, pero me alegro mucho.
Así que muchas gracias a las que están desde el primer momento en que la publique, y a las que apenas la iniciaron sean bienvenidas.
Las tqm+.
Nos leemos en estos días♥)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro