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XLV: Veela

Lys observaba los muñecos una y otra vez, Zibelth lo trajo consigo. Ambas se encontraban en el sótano de la casa Black –Weasley ya que era el lugar a donde casi nunca entraba Fred.

—No creo que deberíamos de traerlos con nosotras

Musito la rubia viendo como su amiga parecía ver de arriba abajo los pequeños muñecos.

—Necesitamos saber cómo romper ese hechizo — se puso de pie para ir por algunos viejos libros que había traído del ministerio —, por lo que leí ese tipo de magia es muy fuerte, se hace por medio de un ritual.

—¿Ritual? — Lys tomo el pequeño muñeco con forma de George.

—Donde estuvimos fue como el "altar de Katie" — Zib dejo un libro abierto frente a la rubia en la que salía una imagen parecida a lo que habían visto —, es como una mesa de trabajo en la que hacen todo un proceso extraño para lograr lanzar un hechizo a base de hierbas y materiales extraños del mundo muggle.

—Me asusta un poco que sepas todo eso — suspiro Lys, su cabeza dolía al tratar de comprender la magia rara que usaban los muggles —, pero ¿cómo planeas romper el hechizo de George?

—Realmente no lo sé — Zib se volvió a sentar frente a la rubia —, pero siento que su consciencia ahí sigue.

—¿Cómo?

—Cuando discutí con él, hubo un momento en que sus ojos volvieron a brillar — explico Zib —, sus ojos parecían como los de un cadáver, y después parecía que estuviera tratando de volver a ser el mismo, pero cuando Katie le hablaba o lo tocaba actuaba distinto.

—¿Katie lo controla por medio del contacto o la voz?

Lys hojeaba los libros buscando algo más de información, pero era tanto que no sabía por dónde empezar, pero estaba segura de algo, no se detendría hasta que George volviera a ser el mismo.

—En África hay un hechizo raro para doblegar a una persona y utilizarlos como su "marioneta", se necesitan dos muñecos iguales en uno se supone que se envasa su verdadero ser — señalo el que ellas tenían —, para contenerla y la persona que lo realiza, guarda el otro muñeco con el que se pueden controlar todas las acciones, frases y pensamientos, esa persona escoge de qué forma tendrá el control ya sea con contacto físico o voz.

—¿Entonces tenemos que conseguir el otro muñeco? — Lys trataba de atar los hilos, si tenían ambos muñecos podrían romperlos y el hechizo terminarías, no parecía ser tan difícil — Y destruirlo.

—Sí, necesitamos el otro y prácticamente destruirlos — musito la rubia pensando las cosas —, pero no creo que sea tan fácil, no es como que Katie nos lo entregue de buenas a primeras — Lys le dio la razón a su amiga —, pero, ahí otra forma, cuando el hechizo no está bien hecho o algo impide que funciones de la manera correcta, la conciencia "encerrada" reacciona a estímulos muy fuertes, él podría volver en sí.

—¿Qué clase de estímulo?

—Ya sea tristeza, amor, odio o deseo — Zib le lanzo una mirada picara —, tú podrías hacer que reaccione con una buena follada, Lyssie.

—¡Zibelth! — la rubia riño a la morena que comenzaba a reírse —, no es momento para bromas.

Pero la azabache no le hizo caso a la rubia. Ambas decidieron pasar la tarde buscando más información.

A pesar de que la Black se comportara como si no estuviera preocupada, la verdad es que estaba aterrada, no sabía muy bien que hacer, quizá podría romper el hechizo de George y el de los otros muñecos, pero seguía con la incertidumbre de si podría romper el karma de Katie que estaba usando en su muñeco, sabía muy bien lo que significaban los alfileres en ella y si era cierto sus días estaban contados.

Al menos se alegraba que Lys estuviera a salvo, si ella moría sabía que podía confiar en la rubia para que velara por ellos.












Lys entro con decisión a Sortilegios Weasley, no podía dejar que George continuara bajo el hechizo de esa arpía, lo estaba tratando como una vil marioneta y él no se merecía eso.

Si, se había comportado como un estúpido, pero al enterarse que estaba controlado por Katie tenía que hacer todo lo posible por recuperarlo, porque volviera a ser el George Weasley que ella quería.

Soltó un suspiro al ver como el pelirrojo iba hacia donde estaba parada tras escuchar el sonido de la campanilla.

—¿Tú? — George la escudriño de arriba abajo — ¿Qué haces aquí?

—Tenemos que hablar, Weasley — Lys paso a su lado para ir hacia el mostrador para que no pudiera sacarla con tanta facilidad —, y me vas a escuchar quieras o no.

George dio unas grandes zancadas para quedar frente a ella viéndola fijamente, sus ojos brillaban con intensidad, de repente sintió que no podía ni quería apartar la mirada de ella, eran como dos lagunas sin fondo en las cuales se hundía lentamente.

—No tengo nada que escuchar de ti, veela.

Soltó con odio, a la rubia le dolía, quería que la volviera llamar de forma cariñosa, que le dijera amor.

—¿No te das cuenta? — Ambos estaban peligrosamente cerca, Lys alzaba la barbilla para encarar al pelirrojo que era mucho más alto que ella — ¡Katie te está manipulando!

—¡No hables de ella, Lyssane! — la cabeza de George comenzó a doler cuando pronuncio el nombre y un zumbido martillaba en su oído — ¡Lárgate de una vez!

—No, por favor, Georgie — al escuchar la forma tan cariño que lo llamaba su corazón comenzó a latir con fuerza —, tú no estás enamorado de ella... ella te esta controlando.

La cabeza parecía explotarle, su corazón latía con intensidad y el aroma a mandarinas que ella emanaba lo estaba volviendo loco.

—¡La amo! ¡Amo a Katie! — Lys de nuevo sentía romperse, pero tenía que mantenerse fuerte, de una u otra forma debía de romper ese maldito hechizo —, solo lárgate.

—¡Tú no la amas! — George dio un paso más hacia ella de forma amenazante quedando encerrada entre el mostrador y su gran cuerpo que estaba completamente tenso mientras apretaba la mandíbula con fuerza — ¡Tú me quieres a mí! ¡Tú lo dijiste tantas veces! ¡¿No lo recuerdas?! ¡La primera vez que me lo dijiste fue en Ámsterdam cuando creías que yo dormía!

George se sintió débil cuando un recuerdo lo invadió al escuchar esas palabras, era esa rubia entre sus brazos mientras le murmuraba cosas dulces al oído, un sentimiento de calidez lleno su cuerpo.

—¡Deja de mentir! — su voz era más baja como si le costara decir esas palabras.

—¡Enserio qué eres un imbécil, George! ¡¿Por qué no te das cuenta que algo te hizo?! — Lys golpeo su pecho con el dedo por cada palabra que decía buscando su mirada — ¡Tú no la amas!

Las imágenes en la cabeza de George eran más nítidas en todas salía Lys Delacour, en todas él era tierno y cariñoso, le demostraba demasiado amor como si ella fuera lo más importante de su vida. El dolor aumentaba, su nariz ardía estaba seguro que comenzaría a sangrar como la otra vez.

—¡¿Por qué no cierras la boca?! — le grito George molesto por fin volviéndola a ver a los ojos — ¡Ya cállate, eres un dolor de cabeza!

— ¡Si tanto quieres, cállame! — su mirada demostraba enojo, estaba harta que él no abriera los ojos y se diera cuenta de todo lo que estaba pasando, necesitaba que volviera.

Necesitaba a su verdadero George Weasley.

Inicio una guerra de miradas, ambos parecían felinos apunto de atacar.

Verde contra avellana.

La tensión se hizo extremadamente fuerte, sus respiraciones aumentaron.

El pelirrojo de un segundo a otro perdió todo su autocontrol, se inclinó unos centímetros juntando sus labios de forma brusca.

Besándola con pasión desenfrenada.

Lys respondió de la misma forma, con facilidad George tomo sus piernas poniéndolas alrededor de su cadera. Los labios de ambos se movían con anhelo y desesperación.

El pelirrojo no sabía que le estaba pasando, pero besar a Lys Delacour se sentía mucho mejor y más ardiente que hacerlo con Katie, los labios de ambos encajaban a la perfección, las manos de George recorrían toda la piel desnuda de las piernas de la rubia que resultaba demasiado suave ante su tacto. La dejo sobre el mostrador de Sortilegios Weasley sin dejar de besar sus labios con vehemencia.

Las manos de Lys se perdían entre el centelleante cabello, mientras sus piernas atraían más a George.

George rompió el beso por falta de aire, su respiración era irregular y difícil de controlar.

La rubia tenia los labios rojizos e hinchados, las manos de George aún estaba en sus piernas y se sentían como brasas calientes sobre su piel.

El chico al ver como ella lo observaba fijamente cerro los ojos con fuerza, no quería caer a sus encantos de nuevo, pero tampoco alejarse de ella, era una batalla entre su cerebro que decía que se alejara y contra sus instintos que lo obligaban a quedarse, Lys resultaba como una droga para su él, tan tentadora pero tan destructiva al mismo tiempo.

—¿Qué mierda me estás haciendo? —musito el pelirrojo aun cerrando los ojos —, no uses tus encantos conmigo...

—¿Seguro que los estoy utilizando? —Lys se acercó un poco más a él para besar suavemente su cuello, justo en el punto donde sabía que más le gustaba.

George soltó un gemido, lentamente estaba cayendo ante ella, sentía como su miembro comenzaba a endurecerse bajo el pantalón y como un intenso calor le recorría el cuerpo.

—Amo a Katie — parecía decirlo más para él que para ella, como si tratara de creérselo.

—Y si tanto la amas ¿por qué tu cuerpo me desea, Georgie? — lamio la piel desnuda bajo la oreja del pelirrojo, él soltó un suspiro al sentir la cálida lengua de Lys —. Ni siquiera pones resistencia.

—Basta — trataba de pararla, pero su cuerpo no reaccionaba como él quería.

—Abre los ojos, George — Lys dejo el cuello del pelirrojo para verlo a los ojos —, eres más fuerte que ella y lo sabes.

George no pudo contenerse más para tomar el dorado cabello de la chica y unirse en un beso apasionado.

Su cuerpo la deseaba.

Él la necesitaba, necesitaba su piel, sentirla cerca de él.

Una de las manos de George se coló en la falda de Lys, mientras ella se encargaba de desabrochar la hebilla y botón del pantalón del pelirrojo, todo sin dejar de besarse.

Los labios de George bajaron por la mandíbula de Lys hacia su cuello de forma húmeda, tomo la tela de la braga de encaje y comenzó a acariciar uno de sus senos con rudeza.

Lys soltaba suspiros ante las caricias, dejo caer el pantalón de George, el miembro empalmado del pelirrojo se marcaba en la tela del bóxer, ella comenzó con caricias suaves.

—Jodes, que bien se siente...— musito George contra el cuello de Lys, con un solo movimiento logro bajar la ropa interior.

El pelirrojo acariciaba sus pliegues de forma suave llenando sus dedos con la humedad de la chica Delacour, hundía la nariz en el cuello de Lys disfrutando de su aroma, olía a mandarinas, amaba ese aroma, lo hacía sentir en el lugar correcto, en casa.

Lys acariciaba su longitud de forma lenta echando la cabeza hacia atrás dándole el acceso a él para besar y dejar marcas en toda su blanca piel.

George desabrocho los botones de la blusa liberando los pechos de ella que solo eran cubiertos por un sensual sostén rojo de encaje con transparencias que dejaban mucho a la imaginación, atrapo el clítoris de Lys entre sus dedos dejando caricias suaves en él.

Ella trataba de no gemir tan duro, George tomo su varita para cerrar todas las ventanas y puertas con un solo movimiento.

—Eso, gime para mí — la voz del pelirrojo estaba ronca, cargada de erotismo —, quiero escuchar que grites mi nombre mientras te la meto, Lyssane.

—¡Oh, George! — gimoteo la rubia al sentir como metía dos dedos en su núcleo mientras acariciaba su clítoris con el dedo pulgar, Lys acaricio con fuerza el miembro de George.

Él soltó un gemido y atrapo los labios de ella, besándola y mordiendo el inferior.

Quería estar dentro de ella, disfrutando de las paredes vaginales que ahora envolvían sus dedos.

George dejo los labios para ir a los pechos de Lys, saco uno del sostén para comenzar a lamer y succionar el pequeño pezón rosado frente a él.

La mano de Lys entro en el bóxer para tomar su pene y masturbarlo lentamente, el líquido pre seminal goteaba de la punta haciendo que la mano de la rubia resbalara más rápido.

Los gemidos roncos escapaban de la boca de George siendo silenciado por el pezón con el que jugaba.

—Ya no aguanto, Georgie — gimoteo la rubia.

El dejo sus senos para verla y sonreír cada que ella hacia una mueca de satisfacción cuando él la bombeaba con más fuerza y formaba círculos sobre su clítoris.

—¿Qué es lo que quieres, Lyssane? — murmuro contra su oído para morder la punta de la oreja.

—Follame — jadeo la rubia —, hazlo...

—¿Cómo quieres que lo haga, preciosa?

Una de las manos de George termino sobre el cuello de Lys, puso un poco de presión sobre la tráquea.

—cógeme duro, George.

El pelirrojo saco la mano de la entre pierna de Lys y ella dejo de acariciar el miembro de él.

Las piernas de Lys se aferraron a la cadera de George, el tomo su miembro para rozar la entrada de Lys sin llegar a introducirlo.

—Quiero escucharte gritar, amor —musito sobre sus labios apretando más el agarre en el cuello, en esos momentos no pensaba en nada más, su cuerpo y palabras eran gobernadas por sus instintos —, que grites mi nombre.

En una estocada se introdujo por completo en Lys, ella soltó un grito al sentirlo entrar con esa fuerza.

Sentía como su tamaño hacia que tuviera que abrirse más causándole ardor, pero pronto ese dolor se convirtió en placer.

Ambos por fin se sentían completos.

Lys aferra sus manos en los hombros del más alto, ya que con cada vaivén siente caerse del mostrados, sus piernas lo abrazan con fuerza mientras el aprieta el agarre sobre su garganta sin llegar a lastimarla, la mano libre afirma su cintura para acercarla a él con fuerza en cada embestida.

George suelta gruñidos de placer, los gemidos de Lys lo están volviendo loco, y sus embestidas se vuelven más fuertes y profundas, mientras ella ase arquea.

—Te sientes tan bien, maldita seas, Lyssane, eres como una puta droga — jadea George en cada estocada —, deja de usar tus encantos conmigo.

—Sabes que tú eres el que lo desea...vuelve a ser tú, George, vuelve a hacer él hombre del que me enamore — murmura contra su oído.

Las palabras de Lys hacen eco en su cabeza, la sigue embistiendo durante unos segundos cuando su abdomen comienza a cosquillear y unos segundos después se corre con fuerza dentro de la chica.

Él recarga la cabeza sobre su hombro jadeando con fuerza, su corazón late como loco parece estar a punto de salir de su pecho. George no quiere separarse de su calidez, por primera vez en día se siente completamente satisfecho y contento con él mismos.

—Lyssane —murmura el pelirrojo parece a punto de decir algo, pero la puerta que conecta a la tienda con el departamento se abre con fuerza.

—¡George!

La chillona voz de Katie se hace presente, Lys al verla le sonríe con superioridad.

—¡Tú! ¡Maldita perra! — grita la castaña yendo a paso rápido hacia donde están los dos amantes.

—¿Ahora lo entiendes? — Lys habla con sorna mientras George se aleja rápidamente de ella para acomodarse el pantalón y bóxer, Lys acomoda su falda que estaba enrollada en su cadera para bajarse del mostrador —, él nunca va a ser tuyo, por más que hagas tus estúpidos hechizos, el corazón de George no te pertenecerá nunca.

—¡Eres una maldita zorra! — Katie toma a George para quitarlo de en medio y encarar a la rubia — ¡Él me ama! ¡Tú solo eres su maldito juguete!

Al sentir el toque de la castaña, la mente de George se nubla por completo, no sabe ni siquiera donde esta o lo que acaba de hacer, se siente como si estuviera completamente ebrio por lo que tiene que recargarse del mostrador para no caer.

—¡George! — Lys al darse cuenta que el pelirrojo parece a punto de caer intenta ir hacia él, pero Katie la detiene tomándola del brazo con fuerza.

—¡Aléjate de él! ¡Él es mío! — pone más fuerza en su agarre mientras toma su varita para apuntarla — ¡Te juro que te mato!

— ¡No me vuelvas a tocar en tu vida! — los ojos de Lys comienzan a brillar con intensidad, de un momento a otro las pupilas cubren todo el color que había en ellos y las delgadas venas a sus lados se marcaron con fuerza luciendo más atemorizante, con fuerza toma el brazo de Katie.

— ¡Maldito monstro! — el temor invade a la castaña al ver a la rubia de esa forma, el brazo comenzó a escocer como si algo la quemara donde Lys tenía la mano, tiro la varita para comenzar a forcejear con ella — ¡Suéltame!

Lys la soltó bruscamente haciendo que Katie cayera de bruces en el suelo, tomo la varita de la castaña que estaba en el suelo y el fuego la cubrió cubriéndola en cenizas frente al rostro anonadado de Katie.

Yaxley se fijó en su brazo que tenía llagas con la forma de una pequeña mano, Lys Delacour le había causado una quemadura que parecía grave.

—Escúchame bien, Katie — Lys se agacho unos centímetros para ponerse a su altura sin volver sus ojos a la normalidad —, quítale ese maldito hechizo a George o te juro que la próxima cosa que vuelva cenizas no será un estúpido pedazo de madera.

—Lys, basta — George sostuvo su brazo alejándola de la castaña que al verlo comenzó a gimotear en el piso —, es suficiente, lárgate.

La rubia observo a George que tenía la nariz con sangre.

—Te doy tres días, Yaxley — los ojos de Lys volvieron a la normalidad —, reacciona, Georgie.

Murmuro por última vez para salir de la tienda con la cabeza en alto, Zib tenía razón, la consciencia de George estaba peleando por salir.

George se limpió la sangre dela nariz, para su sorpresa no se sentía culpable por lo que acababa de hacer con la rubia, al contrario, se sentía feliz... 


















(N/T:

¡Holaaa! Les traigo otro nuevo capitulo, al parecer Georgie comienza a reaccionar ante Lys.

Muchas gracias a todas las que leen, comentan y votan.

Las tqm+♥

Nos leemos)

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