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XLIII: Hermano

Fred parecía estresado y furioso mientras caminaba de un lado a otro por el pasillo que estaba fuera de su vieja habitación en la madriguera esperando que la sanadora terminara de revisar a su esposa.

—¡Voy a matarlo! ¡¿Por qué mierda le tuvo que decir eso a Zib?!

Bill le había contado todo lo sucedido con George, no podía creer que su gemelo se comportara de esa forma con Zibelth, esta vez su logro cruzar la raya.

—No sé — Bill abrazaba a su esposa Fleur que estaba igual de preocupada que todos en esa casa, la azabache entro en un ataque nervioso para después desmayarse, el Weasley mayor la logro traer rápidamente a la Madriguera para hablar de inmediato a Molly a una sanadora —, cuando llegue ya estaban discutiendo, incluso estaba esa chica castaña, siento que George se alteró más cuando ella estaba cerca.

—¡Ella es una perra! — contesto molesto Fleur, conocía todo lo que esa tal Katie les había hecho a George y a Lys, y lo peor era que ahora el gemelo menor estaba de su lado dejando a su prima completamente destrozada—, y George se está comportando como un verdadero idiota — se acercó a su cuñado para sujetarlo de los hombros —, tranquilo, Fred, Zib estará bien.

—Es que si les pasa algo me muero— la voz de Fred se cortaba cada que se imaginaba que su esposa se pusiera grave, ella era el amor de su vida no se imaginaba si Zibelth a su lado —, Zibelth, últimamente ha estado delicada y viene ese estúpido imbécil a ponerla peor...

—Fred, tranquilízate— Sirius salió de la habitación para fijarse en su yerno que tenía el rostro rojo del enojo y parecía demasiado nervioso—, Anir ya está más tranquila, ve con ella.

—Hijo, Zib quiere verte — su mamá salió detrás de Sirius —, la sanadora sigue dentro.

—Voy — rápidamente entro a su vieja habitación para encontrar a su esposa acostada en la cama mientras lo veía con una pequeña sonrisa en el rostro — ¡Amor! — se acercó de forma rápida para besar cortamente sus labios — ¿Estas bien?

—Señor Weasley — llamo la sanadora, el pelirrojo volteo a verla poniéndole toda la atención —,su esposa se encuentra en perfecto estado — Fred sintió un peso menos de encima y se sentó a lado de la azabache para tomar su mano y entrelazar sus dedos —, solo fue una crisis nerviosa ya que últimamente ha estado bajo mucho estrés, por favor señora Black-Weasley trate de mantenerse lo más relajada posible, siga tomando las vitaminas que le recete la vez pasada y lleve una buena dieta a base de alimentos saludables y agua — volvió a observar a Fred —, procure que ella no termine en situaciones que la alteren, me preocupa un poco ver que está más débil, así que en los siguientes días les mandare un pasión que deberá de tomar del diario.

—De acuerdo — hablo la azabache dejando un beso sobre la mano de su esposo para sonreírle, aun lucia preocupado — ¿Ves? Todo está bien, cielo.

—Con eso me retiro, por favor Señora cuídese.

—Si gracias.

—Gracias por todo — el más alto acompaño a la sanadora la puerta de la habitación para volver a lado de su esposa —. Zibelth Anirak — llamo con molestia en la voz —, te dije que no fueras a ver a George y a esa estúpida, solo te pedí que te mantuvieras lejos de ellos, ¿Sabes lo preocupado que estaba? — Fred se sentó frente a ella —, cuando el patronus de Fleur llego y me dijo que te pusiste mal me preocupe mucho.

—Tenía que hablar con George — comenzó a explicar —...algo le pasa, ella le está haciendo algo, Fred, tenemos que ayuda...

—Basta, Zibelth — Fred se puso de pie pasando la mano por su cabello de forma frustrada —. Sé que siempre te apoyo en todo, pero esta vez no — soltó un suspiro —, Zib, sé que no soy nadie para prohibirte nada, pero esta vez te pido y te suplico que te mantengas lejos de George y Katie.

—Pero, Fred...

—Pero nada, George cambio, ya no es él y no me interesa saber algo de él ¿de acuerdo? — cada palabra la dijo con odio— Lo único que me importa es que tú estés bien, mira cómo te altero verlo — al ver que su esposa estaba por replicar él la interrumpió —, y date cuenta, Zibelth, no eres solo tú la que se pone en riesgo, lo haces también con toda nuestra familia.

—¡Pero es tu hermano! ¡Es nuestro Georgie! — Zib se estaba desesperando de nuevo por las palabras de su esposo, parecía que nadie más creía en George, pero estaba segura que todo era culpa de Katie.

—Basta Zibelth, no voy a dejar que por que él se esté comportando como un imbécil ustedes se pongan en riesgo.

—Tenemos que hacer algo, Fred, él siempre nos apoyó.

—Zibelth, es suficiente —Fred negó—, iré por comida para ti y tus vitaminas — abrió la puerta —, descansaras un rato y si veo que estés mejor volveremos a casa, si no pasaremos la noche aquí.

La azabache soltó un suspiro de frustración, odiaba cuando Fred era tan sobreprotector, pero si él no quería ayudarla encontraría otra forma, esa piedra con forma de ojo de gato no cambiaba de color a negro solo porque sí.

Fred bajo las escaleras para encontrarse con Fleur y Bill que parecían discutir con alguien, al fijarse mejor distinguió a su gemelo y a su estúpida novia.

—¡Eres un idiota, George! — reñía la rubia a su cuñado — ¿Qué diablos te pasa?

—No vinimos a hablar con ustedes — contesto la castaña con esa voz tan molesta que la caracterizaba —, Georgie solo viene por algunas cosas.

—Bill controla a Fleur, se está comportando como una loca —contesto George con voz cansada.

Fred se acercó, no entendía que le pasaba a su hermano, él nunca era de insultar a Fleur o de llamarla así.

Bill parecía a punto de saltar sobre George, pero el gemelo mayor lo detuvo.

—¿A qué vienes, George? — el rostro de Fred estaba completamente serio y reflejaba enojo.

—Vengo por unas cosas que deje en nuestra vieja habitación — en los ojos de George no estaba el brillo que tanto los caracterizaban.

—Mi esposa esta en esa habitación, ven después.

—También es mi casa — replico George —, puedo venir cuando quiera.

—Es casa de mamá — Bill apretó la mandíbula —, Zibelth se puso mal por tu culpa, la trataste horrible, lo mínimo que puedes hacer es mantenerte lejos de ella.

—¿Zib esta...?

Katie no dejo que George continuara —Como tú lo dijiste, es casa de su madre, George puede venir cuando quiera.

—¿Por qué no te callas? — Fleur exploto, llevaba conteniéndose mucho tiempo —, no eres bienvenida por nadie en esta casa ¿no lo entiendes? ¡Tú estúpida voz chillona me pone de nervios! ¡Lárgate!

—¡Estúpida rubia, eres igual de grosera que tu prima! — Katie dio un paso hacia adelante— ¡Tú y esas dos estúpidas zorras deben de respetarme!

La mano de la castaña no llego a impactar contra la mejilla de Fleur ya que Fred la detuvo, apretándola con fuerza.

—Te voy a dejar algo claro, tanto a ti como a George — la voz del pelirrojo mayor estaba ronca cargada de enojo —, si tú o ese imbécil se atreven a volverse a acercar a mi familia, a Lys o a mi mujer les juro que no me va a importar terminar en Azkaban ¿Entendiste?

Soltó con brusquedad la mano de la chica.

—¡Georgie, tu hermano me lastimo! — gimoteo Katie acercándose a su novio que parecía procesar lo que decía —, parece que no sabe que su esposa andaba de buscona contigo.

—Zibelth provoco todo — respondió George cuando sintió que su novia lo abrazaba —, ella fue la que comenzó a agredirnos verbalmente, le dijo cosas horribles a Katie, cuando ella no se lo merece.

—¡Por Merlín, George! Ella solo fue a verte por que estaba preocupada por ti —explico Bill, le molestaba ver que su hermano seguía protegiendo a la Yaxley después de todo el daño que les había hecho.

—Aparte, Zibelth exagera, no fue para tanto.

Fred no pudo contenerse y tomo a su hermano gemelo del cuello de la camisa amenazando con golpearlo.

—¡Deja de hablar de ella de esa forma! ¡Solo mantente lejos de ella, no quiero que le vuelva a hablar en tu puta vida! — las miradas de ambos gemelos demostraban ira —, solo has como si nunca la hubieras conocido, porque ya te lo dije, si se vuelven a poner mal no me va a importar terminar en Azkaban por matarte, y sabes que por ella soy capaz de eso.

—¡Soy tu hermano, no me matarías!

George no quería creer la amenaza que acababa de hacer su gemelo, ambos se querían, ninguno trataría de hacerse daño, quizá si se pasó un poco con Zib, pero ella también los empezó a insultar.

—George — Fred lo soltó para empujarlo levemente hacia fuera de la puerta para agregar con voz seca —, en el momento que la trataste de esa forma y le dijiste todas esas cosas a mi esposa, dejaste de ser mi hermano.

George no podía creer las palabras que le acaba de decir Fred, había sido como un balde de agua helada cayendo sobre su cuerpo.

¿Por qué lo cambiaba por una mujer? Eran gemelos, siempre estuvieron juntos.

Sin decir más, tomo la mano de Katie para comenzar a caminar fuera de la casa, ya volvería después.

Algo que no pasó desapercibido para Fred, Bill y Fleur fue la sonrisa triunfal que les dedico Yaxley para irse tomada de la mano del pelirrojo.



El tiempo pasa de forma desigual para todos, con saltos extraños y con situaciones insoportables tan dolorosas, pero pasa, aunque se quiera evitar y era algo que Lyssane Delacour sabía muy bien.

Un mes, hace un mes desde que se enteró que Katie y George estaban juntos, por más que tratara de concentrarse en otra cosa le resultaba imposible, todos los momentos que vivió con el pelirrojo se repetían una y otra vez, cada vez parecían más doloroso, todas las noches lloraba por él.

Estaba completamente hundida, completamente rota.

Lys dio un trago profundo al vaso con Whiskey de fuego que estaba frente a ella ignorando el ardor en la garganta, sabía que no era la forma, pero así lograba acallar su mente por unos minutos.

Todo estaba mal, la asociación se estaba yendo a la mierda a pesar de que Lyssandre trataba de apoyarla en todo, las visiones premonitorias cada vez eran más fuertes y a pesar de no recordarlas su cabeza terminaba adolorida y si eso no fuera poco Katie se encargaba de recordarle que George ya no la quería enviándole fotos de ellos juntos o de George acostado en la cama como tantas veces estuvo con ella.

Justo ahora, frente a ella tenía tres fotos:

Katie y George besándose;

George acostado en la cama con el torso descubierto;

Y la que más le dolió:

George riendo mientras abrazaba a Katie de una forma tan cariñosa que causaba estragos en su corazón.

Y es que aún no podía comprender que era lo que paso, si él y ella eran tan felices juntos, compenetraban también como dos piezas de un mismo rompecabezas, y ahora una y otra vez la voz de George se repetía diciéndole que lo quería, que todo era una mentira

Trataba de creer que todo era un sueño, pero conforme pasaban los días la realidad más la golpeaba.

Una realidad sin George Weasley a su lado.

Sin importarle más sirvió otra gran cantidad de alcohol en el vaso para beberlo, en esos momentos lo único que quería era apagar su mente y corazón, dejar de sufrir, dejar de recordar.

No supo cuánto tiempo paso pero el alcohol ya comenzaba a hacer efecto en ella, su cabeza daba vueltas, varios hombres se habían acercado a intentar ligar, pero ella les cortaba la vuelta.

—Que devastada te ves —una figura masculina se paró a su lado, la voz le resultaba demasiado familiar, era aterciopelada, una mezcla de calma y pavor la invadió —, pareces a punto de vomitar, dulzura.

—¿Que..en eres? — la rubia apenas y podía hablar, su lengua se trababa con facilidad — ¿T..ie conozco?

—¿No me reconoces? Soy la persona que más amas, preciosa —se acercó para acariciar suavemente su rostro—, Lys, dulzura, es hora de que vayamos a casa.

—¿a casa?

El cuerpo de la rubia se sentía cansado y pesado, no estaba segura que si iba a poder caminar.

—Sí, amor, a casa — el chico la ayudo a ponerse de pie, el cuerpo de la rubia no era tan pensado por lo que con facilidad la tomo en brazos, pago a madame Rosmerta lo que Lys había consumido para sacarla del pub —, te prometo que te haré sentir mejor.

El rubio sonrió, Lyssane estaba perdida en la inconciencia por lo que sería más fácil de llevar con él.

Camino hacia el callejón de Hogsmeade que daba a una vieja y sucia posada, no era que no tuviera dinero, pero era mejor quedarse en un lugar donde pasara desapercibido si quiera lograr que su plan marchara a la perfección.

Cormac no aceptaba que Lys Delacour ya no fuera suya, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de recuperarla, tal vez no estaba enamorado de ella, pero no aceptaba la idea que fuera de otro, la rubia era la mujer más hermosa que conocía, con ese cabello rubio y ojos verdes como dos esmeraldas, a parte que contaba con un cuerpo tonificado de infarto, quizá sus senos no eran tan grandes, pero lo compensaba con un buen culo y piernas.

—Al fin serás toda mía, dulzura — musito McLaggen cuando solo faltaban unos cuantos pasos para llegar a la posada.

—No creo que deberías de llevarla de esa forma — escucho una voz varonil a sus espaldas —, dudo que ella en sus cinco sentidos viniera contigo.

Se giró para toparse con un hombre alto recargado de la pared del sucio callejón que jugaba con la varita entre las manos moviéndola de un lado a otro.

—¡¿Tú qué haces aquí?!

Cormac no le temía, pero no estaba en sus planes que él estuviera en ese lugar.

—Nada que te interese — se acercó unos pasos más, su rostro denotaba molestia, pero tenía una sonrisa arrogante —, ahora, me darás a Lys y probablemente te salves de que te de una paliza, Cormac.

—Ella decidió venir conmigo.

—¡Esta ebria! — rugió parecía a punto de perder todo el control sobre su cuerpo y saltar hacia el rubio, pero si lo hacía era muy probable que lastimara a Delacour que estaba completamente inconsciente.

—Deberías de saber que acepto venir cuando aún estaba consiente, es obvio que lo desea ¿si no para que acabaría completamente tomada en un bar lleno de hombres? — El rubio dejo a la chica recargada de la pared para encarar al otro hombre que osaba interrumpir lo que haría —, estaba esperando que alguien la llevara consigo — una sonrisa adorno su rostro mientras tomaba su varita —, ahora lárgate que tengo asuntos más importantes que resolver.

—¡Estar ebria no es una invitación para que un idiota se aproveche de ella! — sin controlarlo más lanzo un hechizo a la varita de McLaggen que apenas parecía prepararse para atacar —, eres tan repulsivo Cormac, una mujer como ella nunca te haría caso.

McLaggen perdió el control y salto sobre él para comenzar a golpearlo, pero el otro sujeto parecía golpear mucho mejor.

—¡Te dije que te alejaras de ella! — dejo a Cormac debajo de él para golpear varias veces su rostro llenando sus manos de sangre, el rubio estaba un poco tomado por lo que fue más fácil dejarlo inconsciente en el suelo.

Se quitó de encima limpiando las manos con su propia camisa para ir por la chica que parecía dormir mientras murmuraba algunas palabras en francés que él no entendió.

Con facilidad la tomo en brazos para salir de ese asqueroso callejón y caminar por las frías calles, se alegraba de que Lys llevara pantalón y una blusa abrigadora ya que el frio calaba los huesos y él no tenía con que cubrirla.

Una vez que estuvo frente a la puerta que tanto anhelaba entro en el local para ir de inmediato al pequeño departamento que la tienda tenía hasta el fondo para recostarla en la cama.

La rubia no sabía muy bien lo que estaba pasando cuando sintió como la dejaban sobre una suave cama, abrió los ojos con lentitud.

—¿d..dinde estou?

—Lyssane, deberías de tener más cuidado — la voz era tan tranquila que le daba seguridad, sintió que le quitaba los zapatos—, no deberías de tomar tanto cuando estás sola.

Sonrió bobamente cuando él se sentó a su lado, no reconocía de quien se trataba, pero era tan jodidamente atractivo que enrollo los brazos en el cuello del chico para atraerlo hacia ella y chocar los labios contra los de él.

—Esta ebria — musito el hombre entre los pequeños besos que le daba la chica que parecía negarse a dormir —, duerme.

—Geogge es un imbélil — Lys aún estaba bastante ebria ni siquiera podía hablar bien y al único que recordaba era al pelirrojo que la volvía loca —, me hico dañio, peggo no puego olvigarglo

—Ese George es gran estúpido ¿no? — una ronca risa escapo de la boca del chico que trataba de no responder a los besos que la rubia dejaba sobre sus labios.

—Ingesil y togo lo quiego.

El siguiente beso de Lys fue más feroz y él no pudo resistirse a seguirle el ritmo, se sentía tan cómodo besándola, sabía que estaba mal pero no podía detenerse.

No supo en que momento ya estaba sobre ella besando su cuello, mientras Lys trataba de quitarse la blusa.

Él soltó un suspiro al sentir la pequeña mano de Lys adentrarse en el pantalón, pero se alejó rápidamente antes de caer en sus más bajos instintos.

—Estas ebria, Lyssane — la acostó con cuidado, la rubia parecía apunto de dormir, tomo la sabana para envolverla con ella, alcanzo a ver el rastro de lágrimas que estaban sobre las mejillas de Lys, parecía sufrir demasiado, su corazón se encogió por completo —...no deberías de sufrir por ese imbécil...Lys.

—Geogge teg quitrgo — musitaba la rubia una y otra vez.

Él se levantó de la cama y un mareo recorrió su cuerpo, no entendía porque se sentía tan débil cuando Lyssane Delacour estaba cerca, era como si todas sus defensas bajaran.

Lo último que logro escuchar Lys fue

—:Lo siento, pequeño sol.

Uno segundos después cayó en la inconciencia para ir a una de esas pesadillas que tanto la atormentaban, deseaba que esas premoniciones no fueran reales.

"—Te amo — musito besándola varias veces —, más que a nada.

—Lys — ahora era la voz de una mujer que parecía sufrir —, tienes que cuidarlos, no sé si lo logre, pero promete que lo harás por mí.

—¡Maldita zorra! — su voz chillona la molestaba —, te juro que vas a morir esta vez..."

Las voces eran cada vez más claras, cuando eso sucedía era que su premonición era más certera, trataba de concentrarse para saber de quienes se trataban, pero solo logro reconocer a dos pelirrojos y un cabello tan negro como la noche.















































(N/T ¡Hola!

Les dejo un capítulo más.

Muchas gracias a las que leen, votan y comentan.

Nos leemos♥)

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