XLII: Profundidad
Allí tumbada, Lys tuvo la sensación de que el tiempo no transcurría, no recordaba cuantas horas llevaba en la misma posición, pero en cada segundo las palabras de su pelirrojo...bueno, ya no podía llamarlo más así, hacían eco en su cabeza.
<<" No te quiero y nunca te quise...">>
Recordaba su gesto amargo y la mirada de odio se hacía presente en su mente.
¿Realmente todos esos momentos juntos y esas palabras solo fueron una mentira?
No quería creerlo, pero George sonaba tan seguro, tan seguro de eso que parecía otra persona, no existía rastro del dulce hombre que la enamoro.
Porque si, Lyssane Delacour se había enamorado de George Weasley, nunca creyó volver a creer en el amor, pero fue imposible evitarlo con él, era tan dulce y al mismo tiempo sensual, la mezcla perfecta, sabia como hacer que su corazón latiera de forma desbocada.
Su corazón que tanto latía, ahora se sentía como un pétalo marchito, tan roto, tan despedazado, tan hecho polvo...en solo un abrir y cerrar de ojos todo lo que creía que tenía con George se había terminado, aunque bueno, nunca se termina algo que no tuvo un inicio.
Fue su culpa por ilusionarse con él, por creer en sus palabras, siempre era lo mismo, estaba maldita, atraía a hombres que de una u otra forma la acababan destruyendo.
¿Pero por qué esperaba que alguien la amara? Si ni su propio padre lo hacía.
Justo en esos momentos deseaba desaparecer de ahí, estar muerta o en cualquier lugar donde no sintiera nada y nadie la pudiera dañar.
A ratos se hundía en la inconciencia y a ratos salía de ella, podía escuchar un dulce tarareo de lo que parecía ser una canción de cuna para un bebé al igual que el sonido de dos pequeños fierros chocar repetidas veces y un maullido.
Se removió entre las mantas que la calentaban y el aroma a frambuesa lleno su nariz, trato de sentarse, pero un mareo la golpeo, se sentía demasiado débil como si llevara varios días sin comer, destapo su rostro para fijarse en la azabache que estaba sentada a su lado.
Era ella la que tarareaba mientras parecía tejer algo pequeño y un pequeño gato rojizo estaba echado sobre su regazo, realmente Zibelth estaba distinta, como si hubiera tenido un cambio extraño, parecía haberse vuelto más cálida y dulce con todo mundo, y verla a su lado le recordaba cuando su madre la consolaba después de ser regañada por Pierre.
—¿Lys? — al parecer ella noto que la observaba — ¡Al fin! Pensé que tendría que llamar a un sanador — dejo de tejer para ponerle toda la atención, el gato maulló molesto al sentir como Zib se movía quitándolo de su regazo— ¿Cómo te sientes?
—¿Qué paso? — la voz de Lys no sonaba curiosa sino muerta.
Parecía reacia a responder esa pregunta, su mirada paso entre sus pálidas manos y se clavó en el suelo. Luego de unos segundos, respondió con amargura:
—Después de lo que George— el sonido de ese nombre dio rienda suelta a aquello que la atormentaba por dentro, un dolor la golpeo hasta dejarla sin aliento —, te dijo...yo entre — Zib la observo dubitativa pero después de un suspiro continuo con voz serena —: él te dijo cosas horribles y antes de que cayeras al suelo te sostuve, entraste como en shock, Fred trato de hacer entrar en razón a George, pero no sé qué le está pasando, no entendemos que le hizo ella para estar así...
—Tal vez él tiene razón — una agonía la recorrió al recordar todo lo que paso, era como si las imágenes fueran en cámara lenta —, nunca me quiso y...yo sin querer estaba usando mis poderes.
La rubia en el fondo no conocía el alcance de los poderes veela, quizá los uso sin darse cuenta con George y todo lo que paso fue una mentira, incluso en esos momentos no sabía lo que era verdad y mentira, hasta estaba creyendo que la azabache a su lado solo era una alucinación.
— ¿Te das cuenta de lo que dices? — Zib dejo el estambre en el mueble junto a la cama —... no los usaste, Lys, los encantos de una veela solo crean atracción ¿no? — Lys asintió sin ganas—... estoy segura que lo suyo no era solo atracción, George siempre te veía de una forma tan... tan intensa como si estuviera dispuesto a recibir un avada Kedavra por ti, Lys, él nunca miro de esa forma a aquella estúpida suripanta.
Lys soltó un suspiro, no quería creer en las palabras de Zib, ya era demasiado para su corazón, no podía ni quería soportar más.
—¿Qué hora es? — La rubia reunió todas sus fuerzas para lograr sentarse —... tengo que volver a Hogwarts, mañana es sábado y hay una salida a Hogsmeade...
—Lys — interrumpió la azabache —, estuviste solo llorando y durmiendo por más de un día, es domingo.
—¿Qué?
—Entraste en shock quedando privada completamente, no hablabas, no reaccionabas a nada — explico aún se escuchaba la preocupación en su voz —, Fred te trajo a la casa, creímos que sería mejor dejar que sacaras todo, si no reaccionaba hoy hablaríamos a un sanador.
—¡Por Merlín! No puedo seguir acostado por más tiempo — se paró de forma rápida pero un mareo más fuerte la ataco, Zib logro sostenerla y la ayudo a sentarse de nuevo —...gracias, siempre estas para sostenerme.
De un momento a otro las lágrimas inundaron sus ojos al recordar a George yéndose con Katie y en como Zib fue la que la sostuvo antes de terminar en el suelo junto con su corazón.
— Eso hacen las amigas ¿no? —la palabra amiga rezumbo en la cabeza de Lys
¿Ella y Zib eran amigas?
Zibelth conocía de años atrás a George sería normal que se pusiera del lado del pelirrojo y no de ella.
—Tendrías que estar de lado de George ¿no?
Zib soltó una leve risa.
—George es mi mejor amigo — la azabache apretó la mano de Lys y le sonreí tratando de darle ánimos —, pero es un imbécil y lo que te dijo son estupideces...no porque pase lo que pase entre ustedes significa que yo dejare de llevarme contigo y apoyarte, sé que quizá no nos conocemos de mucho tiempo, pero te considero demasiado cercana a mí y creo que está más que claro que no te voy a dejar hundirte ¿De acuerdo? Ambas saldremos de esto, juntas.
Los ojos de Lys se inundaron de lágrimas y no pudo contenerse para abrazar a Zib y comenzar a llorar de nuevo, la azabache solo se dedicó a acariciar su cabello y decirle palabras de aliento tratando de animarla un poco.
Estuvo sollozando durante un rato más, su cabeza ya dolía por tanto llorar al igual que su pecho, se tranquilizó cuando la azabache se separó de ella al escuchar como la puerta se abría.
—Hola — era Fred, traía una charola con comida, al igual que su esposa parecía preocupado —, traje de comer, Lys no has comido nada...
—No tengo hambre.
—Lys, tienes que comer — riño Zib —, más bien no tienes, vas a comer.
—No me pueden obligar.
—Claro, porque va a ser muy difícil que Zib y yo te obliguemos a comer — dejo la bandeja sobre el mueble junto a la cama para pasarle un gran plato de comida a Lys —, ahora come, antes de que te obliguemos.
—¿Saben? Son tal para cual, igual de necios — refunfuño la rubia tomando la comida y sin decir más comenzó a comer, su garganta dolía cada que pasaba bocado, pero su estómago le agradeció la comida.
—¡Freddie, no quiero verduras! — la azabache parecía apunto de hacer un berrinche cuando el pelirrojo le entrego un plato con una gran colación de verduras —, sabes feas.
—Zibelth, la sanadora dijo que tenías que comer eso y no tanta chatarra — le extendió unas pequeñas píldoras y un vaso con agua —, es hora de tus vitaminas, tómalas.
—¿Estas enferma? — Lys observo al matrimonio.
—La señora aquí presente — Fred señalo a su esposa que metía las pastillas a su boca para después beber agua —, se desmayó en el trabajo y tuvieron que llevarla a San Mungo—Zib le lanzo una mala mirada—, cuando llegue la sanadora nos dijo que era porque no comía bien así que estaba débil y con las defensas bajas, ahora tengo que vigilar que haga todas sus comidas y tome sus vitaminas.
—No es nada grave — Zib parecía reacia a comer las verduras en su plato —, Fred exagera.
El matrimonio comenzó a discutir sobre si Fred era un exagerado o no, mientras Lys trataba de mantener su mente ocupada en ponerles atención evitando no recordar a George.
Zibelth y Fred acompañaron a Lys hasta Hogwarts por medio de la red Flu. El pelirrojo se quedó platicando con McGonagall mientras Zib fue con la rubia hasta su habitación
—¿Segura que estarás bien? — la azabache entro tras ella a su habitación —, si quieres me puedo quedar para que no te sientas sola.
—Estaré bien ¿Si? — Zibelth no parecía muy segura —, lo prometo.
—De acuerdo — los ojos grises de la Black observaron fijamente las rosas sobre la mesa de noche, apenas y brillaban, parecían a punto de marchitarse — ¿Quién te las dio?
Lys se fijó en las flores y su pecho dolió al recordar cuando el pelirrojo se las entrego, lo extrañaba a pesar de que dijo odiarlo.
—George — respondió con un gesto amargo y fue directo a ellas para tirarlas a la basura —, supongo que fue una de sus tantas mentiras.
—No las tires — Zib las detuvo reconociéndolas de inmediato, Fred hace años le regalo un ramo igual que a pesar de todo el tiempo seguían brillando inclusive parecían brillar cada día más —, sé que no quieres saber nada más de George, pero esas mantenlas.
—¿Por qué?
—¿Él no te dijo porque brillan tanto la rosas Thaumatagorias? — Lys negó con un movimiento de cabeza —, después te lo diré, por el momento solo guárdalas.
—Están casi completamente marchitas — justo en esos momentos se identificaba con ellas, se sentía de la misma forma.
—Pero siguen un poco vivas — señalo el pequeño y débil brillo que emanaban —, están tratando de sobrevivir, Lys, solo guárdalas por un poco más de tiempo ¿Quieres?
—De acuerdo.
Llevarle la contraria ala Black era como intentar meter un hipogrifo debajo de una cama, imposible.
—¿Lo prometes? — Zib le extendió la mano mientras levantaba el dedo menique —, por el dedito.
—¿Enserio? —la azabache la veía con ojos brillantes como los de un cachorro —, de acuerdo, de acuerdo — entrelazo su menique con el de ella —, lo prometo por el dedito que no tirare esas flores.
—Bien —ambas se soltaron y Zib la abrazo, anteriormente ya la había abrazado, pero ahora se sentía extraño, el cuerpo de Zibelth estaba cambiado —, me iré, Fred me estará esperando para irnos, por favor cuídate y come bien.
—Tú también cuídate, Zib.
—Te vendré a ver en la semana.
—Zibelth —Lys detuvo a la azabache —, gracias, a ti y a Fred, por todo.
—Lys, no tienes nada que agradecer, somos tus amigos — Zib acomodo un mechón de rubio cabello detrás de la oreja de Lys —, te prometo que encontraremos una solución, confía en mí.
Se despidieron con un beso en la mejilla y Zibelth salió de ahí dejándola completamente sola perdiéndose en su pensamiento que tenían que ver con el pelirrojo, seguramente a estas horas estaría en los brazos de Katie, diciéndole cuanto la quería como lo hacía con ella cada que se quedaba en el departamento de sortilegios Weasley...
Noto el frio suelo de mármol sobre las rodillas y luego sobre las palmas de la mano, y al fin, apretado contra la piel de su mejilla. Esperaba poder quedar inconsciente y nunca volver a abrir los ojos, pero para su desgracia no paso. Las oleadas de dolor, que había tratado de ignorar durante todo el día, se alzaron y la cubrieron por completo, sumergiéndola en la profundidad con una fuerza desgarradora.
Y al parecer, esta vez no lograría salir a la superficie...
Zibelth soltó un suspiro antes de entrar a la colorida tienda, su esposo desde hace un mes se encargaba de Sortilegios Weasley en Honeydukes ya que no quería ver a Yaxley para tratar de evitar las peleas con George.
George, George, George...
Era su mejor amigo, como su hermano, no quería aceptar todo eso, algo debía de estar pasando para que volviera con esa artimaña que se hacía nombrar Katie, él la odiaba.
¿Por qué mierda estaba con ella?
Fácilmente descarto la Amortentia y la maldición Imperius, ambas dejaban un gran rastro fácil de detectar, pero entonces ¿Qué era?
Ni Lys ni Fred querían ver al gemelo menor, se daban por vencidos en intentar hacerlo razonar, pero ella no, creía firmemente en que algo sucedió para llegar a ese punto.
Incluso, Fred le dijo que se mantuviera lejos de George y de Katie, pero para desgracia de su esposo ella era necia y terca, demasiado, así que ni pensara en que le haría caso.
Sobo su estómago brindándose un poco de calor, le pedía comida, mucha comida, no pudo comer para poder escaparse de la oficina e ir de la forma más rápida al callejón Diagon.
La campanilla sonó cuando ella entro, no había ningún cliente y de forma rápida el pelirrojo menor apareció frente a ella, mientras Verity acomodaba algunos productos, esa rubia estúpida seguía sin agradarle aun después de años.
—¿Zibelth? — George la llamo acercándose a ella, tenía tiempo sin verla, Fred le dejo en claro que no quería que se le acercara si no estaba dispuesto a ponerle un alto a los insultos de Katie hacia la azabache, algo que resultara imposible, su novia y ella se odiaban, era como tratar de juntar agua con aceite — ¿Qué haces aquí? ¿Algo le paso a Fred?
—Georgie — los ojos grises de Zib escudriñaron al pelirrojo buscando cualquier rastro extraño en él, pero seguía igual que hace casi un mes, cuando destruyo a Lys por completo, el recordar eso la hizo rabiar, esa estúpida zanahoria podrida no podía ser tan hijo de puta, con todo respeto por su querida suegra ella no merecía un hijo tan imbécil —...tu hermano está bien, quería verte, saber cómo estabas.
A George no le extraño esa respuesta, conocía tanto a esa mujer, que le era normal que ella se preocupara por él, siempre había sido así, tan dulce al mismo tiempo preocupándose mucho más por los demás antes que por ella misma... pero aun así tenía un carácter peor que el demonio.
—Estoy bien, Zib — se sentía extraño hablar con ella, Katie la odiaba y se molestaría por verla ahí —... todo bien.
—¿George, que demonios paso? — Zib se acercó unos pasos más a él
—¿De qué hablas?
—Tú odiabas a Katie ¿Cómo es posible que ahora estés con ella y no con Lys?
— ¿Puedes dejar de mencionar a la veela? — la cabeza del pelirrojo siempre dolía cuando escuchaba ese nombre —, Zib, ella uso sus hechizos sobre mí, me estuvo controlando.
— ¡Por Merlín, George! Lyssane Delacour no sería capaz de eso — el dolor de cabeza de George aumento y no entendía porque su corazón latía de forma desbocada —, ella es incapaz, Lys es tan dulce que ni siquiera pasaría por su cabeza utilizar los poderes.
— ¿De quién se supone que eres amiga, de ella o mía?
— De ambos.
— Me conoces de años atrás — contrataco el pelirrojo con molestia, su jaqueca seguía y no lo dejaba pensar bien —, deberías de estar de mi lado y ser feliz por mí.
— Conozco de años atrás al verdadero Georgie, al que nunca le hubiera dicho esas cosas tan horribles a Lys, el que hubiera preferido a su hermano antes que a cualquier mujer —Zib buscaba su mirada, pero George se reusaba a hacer contacto visual con la mujer frente a él —, al George que me debe cien galeones, no a esta imitación barata.
— Detente, Zibelth, no sabes lo que dices.
La azabache soltó un suspiro de frustración cuando la puerta que conectaba al departamento se abrió dejando ver a una castaña con gesto molesto.
—¡¿Tú que haces aquí?! — la voz chillona de Katie se hizo presente, acercándose a paso rápido —, Georgie ¿Qué hace está aquí? ¿Viene a insultarme otra vez?
—Katie, Zib es parte de mi familia, es normal que me venga a ver.
—Pero yo soy tu novia — chillo la castaña, Zib trataba de contener las ganas de gritarle unas cuantas cosas, por su bien sabía que no debía de estresarse o hacer corajes —, y ella no me agrada.
—No vine a hablar contigo, Yaxley — Black y Yaxley comenzaron una guerra de miradas retadoras —, lo que tengo que hablar con George no es de tu incumbencia.
—De seguro vienes de arrastrada — escupió con odio — ¿Qué? ¿Fred ya no te complace y por eso vienes a buscar a George? ¡Que te quede claro que ya no siente nada por ti, el me ama a mí!
—Katie...
Musito George con voz apenas audible era como si de repente su cuerpo no quisiera reaccionar, probablemente se resfriaría pronto.
—Ya me tienes harta, Yaxley.
—Zibelth, cálmate — Bill Weasley acaba de llegar a Sortilegios Weasley.
—¿Qué haces aquí Bill?
—Fred me mando un patronus diciendo que no te encontraron en la oficina y está preocupado, me pidió que te buscara aquí, al parecer sospechaba que vendrías.
Zib hizo un gesto de molestia, a veces odiaba que su esposo la conociera tan bien para saber dónde se metería,
¿A caso le pondría algún hechizo de rastreo o algo?
—Solo vine a ver a George — observo a la castaña de arriba abajo con una mueca de asco —, pero al parecer la mierda tiene boca.
—¡Maldita zorra, cierra la boca!
—¡Zorra tu madre!
—¡En suficiente Zibelth! —chillo George con voz autoritaria sosteniendo la mano de la azabache antes de que golpeara a la castaña —¡¿Qué no lo entiendes?! ¡La amo a ella! — puso un poco más de fuerza en el agarre al sentir que trataba de liberarse sin darse cuenta de que la comenzaba a lastima —, pensé que tenía cerebro por ser Auror, pero parece que lo único bueno que tienes es el físico...
—¡George, basta! — ordeno el Weasley mayor —... suelta a Zib, la estas lastimando.
La azabache tenía los ojos llenos de lágrimas mientras veía fijamente la mano izquierda de George que solo era adornada por la vieja pulsera que le había regalado hace años, sus ojos se abrieron con sorpresa.
—George... ¿Qué diablos te pasa? — la voz de Zib estaba llena de decepción — ¿Quién eres? ¡No te reconozco! ¡Este no eres tú!
—¡Solo mantente lejos, Zibelth! ¡Lejos de Katie y de mí, dejen de tratar de meterse! —la soltó bruscamente causando que ella se tambaleara hacia atrás, Bill se acercó para tomar a su cuñada de los hombros para que mantuviera el equilibro —, estoy harto de que las cosas tengan que ser como tú quieras, lo acepto estuve enamorado de ti, pero después me di cuenta de que Katie era mi verdadero amor...tanto tú como Lys solo son alguien con las que tendría sexo, nunca las hubiera tomado enserio como Katie, solo son un cuerpo bonito sin nada que ofrecerme...—escupió las palabras como si fueran veneno, pero por un segundo sintió como si su corazón fuera oprimido al ver las grandes lagrimas que adornaban las mejillas de Zib —...Zibelth...
—¡¿Ya les quedo claro?! — Katie por fin hablo rodeando el brazo de George — ¡Nos amamos, deberían de estar feliz por George!
Zib se aferró al brazo de Bill, no podía controlar su llanto, se odiaba por estar tan sensible.
—¡Eres una mierda, George! ¡Esa mujer te cago la vida! — ambos pelirrojos se vieron retadoramente —, espero que cuando te arrepientas no sea demasiado tarde.
—¡Ya lárguense! ¡Son unos malditos egoístas!
Grito la castaña, George parecía estar sin palabras al ver como su cuñada y hermano mayor salían de la tienda sin decir nada más, Zibelth se veía demasiado delicada y afectada por sus palabras.
Al sentir los labios de su novia sobre los de él todos sus pensamientos se esfumaron, pero era extraño, se sentía como si no estuviera en el lugar correcto.
(N/T:
Hola, realmente pensaba actualizar hasta el miércoles, pero termine antes de lo previsto, en fin, le dejo este capítulo.
Muchas gracias por todo el apoyo que le dan este fic, realmente amo leer cada uno de sus comentarios y amo cuando me mandan sus teorías, me encanta saber que opinan.
Las tqm.
Si quieren saber más acerca de los personajes y la historia no olviden seguirme en ig (@gaste.lier)
No leemos♥)
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