Uno.
(N/T: Por favor dejen de insultar a los personajes por ser veelas o porque el nombre de Zibelth empiece con "Zi" no tiene ningún parecido con los personajes de Golden Boy, gracias.)
Cumpleaños.
02 de mayo de 2003
"George:
¿Cómo has estado?
El tiempo pasa tan rápido que no puedo creer que Victoire ya cumpla tres años, sin duda ya está dejando de ser una bebé.
Me encantaron los dulces que me mandaste, son extremadamente deliciosos.
Espero que nos veamos pronto, quizá vaya al cumpleaños de la pequeña Victoire.
Te mando un beso.
Con cariño:
Lys Delacour"
George sonrió mientras guardaba la carta en el bolsillo trasero de su pantalón para ir con su familia que parecía algo ansiosa.
Ya habían transcurrido cinco años desde la segunda batalla mágica en Hogwarts y la paz reinaba en todo el mundo mágico, bueno en casi todo el mundo mágico ya que en la madriguera se libraba una batalla entre todos los Weasley, tenían tan solo unas cuantas horas para terminar de poner todo en orden ya que celebrarían el tercer cumpleaños de la pequeña Victoire Weasley, la hija de Bill y Fleur.
--Los chicos encárguense de levantar la carpa y poner las mesas y sillas—la matriarca Weasley comenzó a dar órdenes para que todo fuera más fácil y rápido--, Fleur se encargara de terminar de alistar a Victoire, Hermione y Ginny me ayudaran con la comida—todos asintieron sin rechistar, ya que sabían que ante cualquier reclamo Molly estallaría, y querían evitar los regaños, aunque solo fuera ese día--¡Todos a trabajar!
Los gemelos, Bill, Arthur, Ron, Harry e inclusive Percy, el cual se había vuelto unido a su familia después de la batalla, se dirigió al patio para comenzar su trabajo, y las chicas fueron a la cocina con Molly a excepción de Fleur que se encontraba en la habitación que anteriormente había pertenecido a su esposo: Bill Weasley.
Todo estaba perfectamente arreglado, la carpa puesta y las mesas cubiertas por hermosos manteles rosa pastel con pequeños puntitos rojos, los colores favoritos de la menor de los Weasley, sobre la mesa más grande — donde se suponía que habría un pastel y se sentaría la familia más cercana a la cumpleañera—, había un gran número tres elaborado con lo que parecía ser un globo de color rosa oro preparado especialmente por los gemelos, el techo de la carpa tenia pequeñas y brillantes estrellas de distintos tonos de rosado.
Molly, seguida por Hermione y Ginny, llego con un enorme pastel con forma de cola cuerno húngaro, el dragón favorito de Victoire, la pequeña compartía el mismo amor por los dragones que su querido tío Charlie, que vivía en Rumania.
Detrás de las mujeres venían varios calderos y jarras flotando.
—A quedado todo perfecto chicos, muy bien—una sonrisa adorno el rostro de todos.
— Y eso que no has visto la sorpresa que preparamos—hablaron los gemelos al mismo tiempo.
—Espero, y no sea nada malo—la pellirroja mayor dejo el pastel sobre la mesa mientras los demás ayudaban a acomodar pequeños detalles.
—Mujer, nos sorprende que pienses que haremos algo malo.
Fred puso la mano dramáticamente sobre su pecho, ocasionando que Molly riera, estaba tan feliz porque ninguno de sus hijos hubiera muerto durante la segunda batalla mágica hace cinco años y que ahora pudieran compartir esos hermosos momentos juntos.
Sin duda se vendrían grandes tiempos, pronto seria la boda de Fred, aun recordaba cuando él decía que no quería nada especial para su boda y ahora, en cambio, estaba buscando que fuera la más llamativa que se hubiera visto jamás en el mundo mágico. Por otro lado, esperaba que George asentara pronto cabeza, era el único de sus hijos que no tenía novia.
—Nosotros iremos a recibir los invitados para acomodarlos en su mesa—George, sin esperar respuesta, tomo el brazo de su hermano para comenzar a caminar hacia la entrada de la carpa
—Georgie, parece que esperas a alguien, ¿A caso alguna chica linda vendrá? O ¿estas ansioso por ver a las guapas primas de Fleur?
— Fred si le coqueteas a una de las primas de Fleur, Zib sin pensarlo te castrara—advirtió el gemelo menor.
—Mi querido hermanito, tú no sabes nada del amor, yo estoy completamente enamorado de mi preciosa Zibelth, tanto que me casare con ella, así que no necesito coquetear con ninguna otra mujer—al escuchar eso el corazón de George se oprimió, no es que su cuñada le cayera mal, al contrario, la adoraba, pero el hecho de que ya no serían Fred y George, si no ahora Fred y Zibelth lo hacía sentir un vacío en el pecho— ¿Puedes creerlo? Me voy a casar, realmente nunca pensé que lo haría, ya sabes siempre sentí que sería un alma libre, pero ahora, no me imagino una vida sin ella.
Una tonta risa bobalicona, de esas que Fred tenía desde hace siete años cuando hablaba de su prometida o estaba con ella, se instaló en el rostro del gemelo mayor.
Claro que George estaba feliz por su hermano, adoraba verlo feliz y más saber que se casaría con una chica tan buena y que amaba tanto a Fred, era algo que se sabía con solo observarla, ver como sus ojos grises, como el cielo de una tormenta, brillaban como si de dos luceros se trataran con solo mirar a Fred o la forma tan cariñosa con la que le hablaba, pero algunas veces se preguntaba si él tendría algo así con alguna chica, no negaba que varias veces sentía envidia de su gemelo y tampoco negaba que tuvo—tiene—un pequeño—no, a decir verdad, si es demasiado grande y doloroso—enamoramiento con la que ahora es su cuñada.
A veces, en las noches, se ponía a pensar como seria su vida si Zibelth lo hubiera amado a el de la misma manera con la que ama a Fred.
¿Estarían juntos? ¿Se estarían por casar? ¿Su hermano lo odiaría?
Inclusive llegaba a imaginar que era a él al que iba a visitar al departamento que compartía con su Fred o que era con él con el que se encerraba en la bodega que tenían en Sortilegios Weasley, pero luego volvía a la realidad, era Fred al que ella amaba, y si existía algo que iría siempre por delante de todo en su vida, seria Fred y su felicidad.
Porque amaba a su hermano y nada lo hacía más feliz que verlo bien, no se imaginaba una vida sin él, tan solo el recuerdo de hace cinco años, cuando creyó que su gemelo había muerto aun lo hacía llorar, porque Fred era su otra mitad.
Y quizá es por eso es que nunca intento algo más con Zib, la conoció en la casa Black, cuando iba a entrar a su séptimo año en Hogwarts, ella siempre cantaba esas extrañas canciones muggles y los ayudo a llevar sus productos a Estados Unidos, ya que estudio allí, recordaba que lo primero que lo atrapo fue su mirada tan gris, la cual siempre era tan expresiva y su bonito rostro, y claro su buen cuerpo.
Fue la época en la que sus hormonas estaban más desatadas, Zibelth fue la protagonista de la mayoría de sus sueños húmedos los cuales le hubiera gustado hacerlos realidad con ella, si Fred no la hubiera conocido un verano antes sin duda habría hecho todo lo posible para que ella se fijara en él y no tuviera ojos para nadie más.
— Me alegro tanto por ti, hermano—George palmeo con fuerza la espalda de Fred—nunca creí que encontrarías a alguien tan loca como para casarse contigo.
—¡Eres un tonto! —entre risas, Fred le atino a darle un pequeño golpe a su hermano en el hombro--, deberías de buscarte una novia.
—Claro, porque todas las mujeres quieren a un hombre sin oreja—bromeo—, ya sabes, es demasiado excitante tener una pareja incompleta.
—Oh, vamos, las mujeres siempre piden un hombre que no tenga ojos ni oídos para alguien más, tu solo tendrás un oído para tu pareja—agrego guiñando el ojo izquierdo—: además, mírate, eres guapísimo, cualquier mujer se lanzaría a tus brazos.
—Eso lo dices porque somos idénticos, Fred.
—Georgie, Georgie, todos sabemos que yo soy el gemelo más guapo.
—Tan equivocado como siempre, hermano, tener una sola oreja me da un plus.
Ahora fue George el que le guiño el ojo a su hermano, mientras se apretaba un poco el nudo de la corbata.
—Podría decirle a Zib que te organice una cita a ciegas con alguna de sus amigas del ministerio, dicen que hay chicas lindas—George le lanzo una mala mirada—, aunque si prefieres a los chicos no tengo ningún problema, es tu culo, tu sabes a quien se lo das. Puedo investigar si Zib tiene algún amigo para que se divierta contigo.
Fred alzaba y bajaba las cejas con una sonrisa picara.
— Eres un idiota — George rodeo los ojos —, no necesito ayuda para conseguir una chica.
—¿Cuándo fue la última vez que saliste con una chica? Y, la vez que acompañaste a mamá a comprar las cosas de la comida no cuenta.
—Eso no te interesa.
—Esa respuesta me suena a que no has salido con nadie, y últimamente andas más gruñón de lo normal, tal vez sea la falta de sexo lo que te tiene así.
—¡Cierra la boca Fred! Donde o cuando lo meta no es tu problema — exclamo con molestia en la voz, a veces no toleraba bromear con su vida sexual porque le recordaba lo nula que era.
—Uy, ya se molestó la fiera.
George estaba por golpear a su hermano cuando comenzaron a llegar los invitados, así que decidieron ir con ellos y dejar su pelea para después.
Los gemelos se separaron para llevar a los invitados a sus respectivas mesas. Una vez, que todos estaban ya listos, Molly aviso que comenzarían con el pastel.
Victoire, junto con Fleur y Bill se acercaron al gran pastel, la pequeña sonrió y aplaudió entusiasmada al ver que tenía la forma de su dragón favorito.
Todos los presentes cantaron la clásica canción de feliz cumpleaños, y después la pequeña rubia apago las velitas, en el momento justo, los gemelos con un movimiento de varitas coordinadas hicieron que el globo estallara dejando salir miles de fuegos artificiales seguidos por un enorme dragón rojo, que también era de puros fuegos artificiales, una vez que llego al cielo se transformó en letras que formaban:
"Feliz cumpleaños, renacuaja"
Todos los presentes aplaudieron y Victoire daba pequeños brinquitos de emoción, sin duda, los productos que elaboraban los clones eran los mejores.
Fred desapareció de la vista de su hermano, así que George fue a pasar un rato con su familia y a comer algo del sabroso pastel con forma de dragón, porque toda la comida que hacia su madre siempre era más que deliciosa, era como probar un pedazo de cielo.
George estaba concentrado en comer pastel y en la pequeña conversación que tenía con su sobrina.
— Entonces, ¿podlias conseguil un dlagon para mí? — la pequeña era muy parlanchina, pero aún tenía problemas con pronunciar bien a letra "r" pues la seguía diciendo como si fuera una "l"
—Quizá, si eres buena niña lo hare o tal vez, si Charlie viene para navidad te traiga un dragón.
—¿Tú clees que tío Challie lo haga?
—Tal vez si, renacuaja, pero si no lo hace yo tendré que ser tu tío favorito — apretó la mejilla de la pequeña rubia frente a él.
—Está bien, pero si tío Challie lo consigue lo será él.
—Ya ve a jugar.
George despeino el cabello de su adorada sobrina, la cual salió corriendo hacia los demás niños que había ahí, era tan pequeña que sentía que en cualquier momento se lastimaría, pero luego recordaba que en las mejores aventuras que tenía con Fred siempre terminan lesionados, y le restaba importancia.
Alzo la mirada, para toparse con una silueta cubierta por un vestido rojo algo ceñido al cuerpo que enmarcaba más la pequeña cintura que estaba frente a él, relamió sus labios, y bajo un poco más la mirada para encontrar lo que el llamaría un perfecto trasero, demasiado tonificado, mordió su labio al imaginarse cosas no muy sanas, quizá sí, la falta de sexo lo estaba afectando.
Agito levemente la cabeza, y comenzó a caminar hacia otro lado, le costó apartar la mirada, sabía que si seguía viendo a esa chica por más de un minuto lo podrían considerar un acosador y pervertido.
Salió de la carpa para alejarse de la gente y despejar su mente de aquellos pensamientos.
Camino a los alrededores cuando escucho unos ruidos raros, tomo la varita y entro al cobertizo donde guardan las escobas, lugar de donde provenían esos sonidos, al abrir la puerta con fuerza se topó con una escena no muy agradable, así que tosió falsamente llamando la atención de la pareja frente a él
—¡George!
Su hermano se puso frente de la chica de forma algo protectora, mientras que la azabache se ponía el vestido.
—¿En serio? ¿En el cobertizo? ¿A caso no pueden controlar su calentura unas cuantas horas?
Su voz salió más molesta de lo que hubiera imaginado, aun sentía un poco de enojo cuando encontraba a su hermano y cuñada en esa situación, pudo ver como Zibelth acomodaba lo que parecía ser el sostén, por lo que giro la vista hacia otro lado, sabía que aun la deseaba, pero nunca sería suya, quizá eso era lo que más lo hacía enojar.
¡Malditos sentimientos de mierda!
—¡Vamos, hombre! No es para tanto — como siempre, Fred nunca se daba cuenta de nada —, si quieres puedes unirte.
Le guiño un ojo bromeando, ganando una risa de la chica tras él.
—Los espero afuera, Fred vístete — en otra ocasión habría bromeado, pero en esos momentos no se sentía demasiado cómodo para hacerlo, camino hacia la salida del cobertizo sobándose el puente de la nariz—, y mantén tu pene dentro del pantalón.
Escucho las risas de Fred y Zib estando afuera del cobertizo, paso una mano por su cara tratando de borrar esa imagen, se suponía que él ya no estaba enamorado de su cuñada, pero aún le dolía no poder ser él el que estaba en medio de sus piernas.
Lo peor es que sentía como su pantalón apretaba en cierta zona, el hecho de ver el trasero de aquella chica y ahora esta escena sin duda habían hecho que se calentara un poco, quizá podría escaparse un rato a su vieja habitación y auto complacerse él mismo.
Escucho a Fred y Zib acercarse por lo que comenzó a caminar hacia la carpa pensando en Percy vestido con la ropa de la tía Muriel, esa imagen en su cabeza causo que su excitación fuera cediendo poco a poco y remplazándola por el sentimiento de asco.
—Vamos, Georgie, no estés enojado con nosotros.
Su hermano pasó su brazo rodeándole los hombros, mientras que Zib había entrelazado el brazo con el de él.
—Sí, Georgie, perdónanos — hablo por primera vez la chica, su voz sonaba como la de una niña que acaba de hacer una travesura —, Fred y yo no nos habíamos visto en dos días, fue la emoción del momento.
Se excusó, por toda la familia era demasiado conocido que esos dos no podían pasar más de unas cuantas horas sin estarse tocando o besando, eran como dos imanes que se atraían con demasiada fuerza.
— Son unos cerdos, esta toda la familia a tan solo unos metros de donde ustedes estaban, los pudieron haber descubierto, o peor, ¡Los pudo encontrar Victoire!
—Ay, ya, no es para tanto
George les lanzo una mala mirada y luego soltó un suspiro de resignación, ellos nunca cambiarían
—Hagan lo que quieran.
La pareja solo sonrió, Zib dejo un beso sobre su mejilla a modo de disculpa y se acercaron a la menor de la familia Weasley para felicitarla.
George rio al ver como Molly se acercaba a regañar a Fred e incluso le jalaba la oreja, pues tenía manchas de labial rojo en la boca y la camisa estaba toda desordenada y ni siquiera traía la corbata.
Quizá debió decirle que se arreglara, pero le vendría bien un regaño de su madre.
—Bonne nuit, George
Al escuchar esa voz giro sobre sus pies, topándose con la chica del vestido rojo, que no había reconocido antes.
— Lys Delacour — sonrió al verla, era la prima de Fleur, la conoció en la boda de su hermano mayor, habían coqueteado un poco, quizá hubo unos cuantos besos, y en unas algunas ocasiones intercambiaban cartas y regalos por medio de lechuzas —, no pensé que te encontraría.
—Te vi antes, pensé en acercarme, pero te fuiste — George sonrió al escuchar su pronunciación, aun no se acostumbraba muy bien al inglés y le costaba mucho pronunciar la "r".
—Salí un momento, al parecer había unos animales en celo a fuera y tuve que salir a espantarlos — La observo discretamente de pies a cabeza, en esos años que no se habían visto, había cambiado, se veía más que bien y, ese vestido causaba en George ganas de arrancárselo — ¿Cómo estás?
—Muy bien, vine al cumpleaños a Victoire ya que vine a conocer bien Londres, por lo que fue fácil llegar — le sonrió a George, el cual la observaba fijamente, sin duda el pelirrojo se había convertido en un hombre demasiado masculino y atractivo —, ¿y tú? ¿Qué tal va Sortilegios Weasley?
—Muy bien, este año abriremos una sucursal en Hogsmaede — George le señalo una mesa que estaba vacía para que fueran a sentarse, cosa que ella acepto gustosa — ¿y tú que has hecho? ¿Sigues en el ministerio de Magia Francés?
La rubia negó con la cabeza —, la profesora McGonagall me ofreció una plaza en Hogwarts, empezare en septiembre a dar clases de Defensas contra las Artes Oscuras
—¡Felicidades! Hay que celebrarlo un día de estos.
—Me encantaría.
George miro a la chica, la cual recogía su largo cabello en una coleta alta, observo su cuello, tenía la piel tan blanca como la nieve y parecía ser muy suave, se preguntaba cómo se sentiría besar su cuello, recorrió un poco más abajo con la mirada y se topó con el escote de su vestido que dejaba ver el inicio de sus pechos, los cuales para su gusto lucían muy bien, estaba seguro que quizá cabrían en su mano.
Trago en seco, sus malditas hormonas estaban jugando muy sucio con él, pero al final de cuentas, no había tenido sexo en casi un año y su libido despertaba con cualquier sencilla cosa, era normal que su cuerpo reaccionara de esa forma y más si tenía enfrente una mujer tan jodidamente atractiva como Lys Delacour y, que, si fuera poco, era parte Veela.
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