Seis.
Hogwarts.
(N/T: Recuerden siempre el uso de un método anticonceptivo de barrera para evitar embarazos y/o enfermedades de transmisión sexual, e igual, si deciden parar en medio de un encuentro sexual siempre tienen que respetar su decisión, no se sientan mal por decir que no).
Después de convencer a Aberforth para que lo dejara pasar por el retrato de Ariana Dumbledore, se encontraba en la sala de los Menesteres viendo de nuevo el mapa, Lys Delacour estaba en el despacho que alguna vez le perteneció al profesor Lupín, alguna vez estuvo ahí cuando Remus lo salvó de un castigo con Snape.
Se fijó que nadie viniera por el pasillo para salir y comenzar a caminar hacia donde estaba su tan ansiada chica, esperaba no toparse con Filch, su gata o inclusive con Peeves.
Delacour estaba planeando sus clases del lunes, a pesar de ser viernes prefería hacerlo de una vez ya que de esa forma tendría libre el fin de semana y aprovecharía para ir a Hogsmeade, ya que eran los días en que los alumnos de tercer año en adelante podrían visitar el pueblo, y quizá así, toparse con George. Realmente quería verlo, no es que estuviera enamorada de él o algo parecido porque a ella no le interesaban la relaciones, pero sabía que podría divertirse de la forma que más le gustaba. Además de que le atraía demasiado, él era el tipo de hombres con los que le gustaba estar; caballeroso, pero salvaje al mismo tiempo. Era una buena mezcla en el pelirrojo, combinado de su sentido del humor que siempre la hacía reír, y que era jodidamente guapo a pesar de faltarle una oreja.
Estaba tan concentrada que no escuchó cuando abrieron la puerta de su despacho.
—¡Qué buena vista!
Lys estaba inclinada en el escritorio mientras escribía en un pergamino, dando así, la espalda a la puerta.
Al escuchar la voz, se dio la vuelta sobresaltada.
—¡¿George?! —la rubia, que lo apuntaba con la varita, la bajó lentamente al ver de quien se trataba— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?
Se extrañó ya que no habían quedado de verse esa noche.
—Yo también me alego de verte —se acercó a ella, cerrando la puerta tras él—, conozco varias formas de entrar a este castillo.
—La directora se va a enojar mucho cuando te descubra.
—No creo que la profesora McGonagall se enoje conmigo, fui de sus alumnos favoritos —agregó con una sonrisa inocente.
—Seguramente.
Ambos se acercaron para darse un pequeño abrazo como saludo.
—No es que me moleste, pero ¿a qué has venido?
—Quería verte.
Las yemas de los dedos de George se posicionaron en la mano izquierda de Lys, comenzando a recorrer lentamente su brazo, provocando que ella se estremeciera ante su tacto.
—Se nota que no puedes vivir sin mí.
La rubia sonrió nerviosamente, se podía sentir como la tensión comenzaba a subir de manera alarmante.
—Tenemos ciertos asuntos pendientes, ¿no crees? —sus dedos acariciaban el cuello haciendo formas circulares, se inclinó lentamente hasta llegar al oído de la chica—. ¿O acaso ya lo olvidaste? —mordió lentamente el lóbulo y susurró—, porque en tu carta parecía todo lo contrario.
—Claro que no, George.
Con su mano libre apartó el cabello del cuello de la chica, provocando que temblara.
—Estas temblando y ni siquiera te he tocado —habló con voz ronca, ella tragó con dificultad, George Weasley tenía un gran efecto en ella.
El pelirrojo comenzó a depositar cálidos y húmedos besos en la palidez del cuello.
—George, estamos en el colegio —Lys cerró los ojos mordiéndose el labio inferior intentado callar los gemidos.
—Me gusta como dices mi nombre, con tu jodido y sensual acento.
Dejó de besar su cuello para ver su bonito rostro. Sus pupilas no dejaban ver el color avellano de los ojos del pelirrojo, estaban llenos de deseo.
—¿Quieres que me detenga, Lys?
La chica soltó un gemido al sentir como la tomaba de la cintura para pegarla de forma brusca a él.
Cuando George se acercó más a ella esperando su respuesta, Lys lo tomó del cuello para comenzar a devorar sus labios, no era un beso romántico y menos cariñoso, estaba lleno de lujuria, George se lo devolvió con el mismo deseo.
George comenzó a volverse más dominante durante el beso, sin separase colocó sus grandes y venosas manos en el trasero de ella, lo apretó, haciendo que ella mordiera su labio inferior, George sonrió durante el beso. La acercó más hacia el escritorio y con una mano tiró todo lo que había ahí para ponerla sobre él, Lys lo atrajo a ella con las piernas, sintiendo su erección rozar su entrepierna.
George se separó viéndola a los ojos. Lys observó lentamente todo su rostro, sus labios estaban hinchados y rojos, se veía tan sexy que su núcleo comenzó a volverse más caliente.
El Weasley dejó caer su abrigo mientras ella tomaba el final de la camiseta proponiéndose a quitársela, pero la mano de George rápidamente se posó sobre la de ella y la hizo a un lado.
—¿Qué?
Lo miro con el ceño fruncido sin entender, él la miro con una sonrisa coqueta mientras mordía su labio y negaba con la cabeza.
—¿Quién manda aquí, bebé?
La gran mano de George acabó desprevenidamente en la tráquea de Lys, sus largos dedos rodearon el cuello sin aplicar tanta fuerza, tiró lentamente de ella, por lo que sus rostros terminaron a centímetros.
—¿Quieres que me detenga? ¿Te lastimo?
La voz ronca de George, la mano sobre su cuello y esa erección contra su feminidad era demasiado, ella creía que pronto iba a correrse.
—No, no pares.
George aplicó un poco más de fuerza en el agarre a su cuello.
—Entonces, responde, ¿quién manda aquí?, ¿o quieres que te castigue?
—Tú —Lys relamió sus labios, se sentía tan indefensa ante George y eso solo hacía que se calentara más—. Tú mandas, George.
Tenía la voz ronca, en parte por el hecho de que George la ahorcaba —cosa que, en lugar de asustarla, la hacía mojarse más— y por la excitación que tenía.
George sonrió con autosuficiencia.
—Así me gusta, Lys —estampó sus labios en un brusco y corto beso—. Me alegro que entiendas quien manda aquí.
George quitó su camisa lanzándola sin importarle el lugar, tomó la varita para luego susurrar «muffliato» y lanzó un hechizo antialohomora a la puerta de madera.
Volvió a besar los labios de Lys de forma salvaje mientras su mano izquierda viajó al muslo interno de la chica apretándolo con poca delicadeza. Comenzó a subir lentamente la mano y tocó su feminidad a través de la tela de las bragas, ya que Lys llevaba una falda un poco arriba de la rodilla.
—Estás tan mojada.
Lys soltó un gemido al sentir como acariciaba su zona intima por encima de la tela.
—Yo te digo qué hacer, y tú vas a cumplir lo que yo diga —besó su mandíbula para ir bajando lentamente hacia el cuello—, ¿verdad?
Susurró contra su cuello mientras lo mordía levemente.
—Sí.
Lys contestó apenas con voz audible.
—Buena niña.
George comenzó a desabrochar los botones de la camisa gris de ella, soltó un suspiro, esta vez sí llevaba brasier, un brasier de encaje negro que resaltaba aún más su blanca piel.
Dejó caer la camisa para concentrarse en besar su pecho, las suaves manos de Lys le acariciaban la espalda lentamente, en ciertos momentos rozaba la piel desnuda con sus uñas, haciendo que un escalofrió —por lo bien que se sentía— recorriera al chico.
Fácilmente desabrochó el brasier para quitarlo de forma rápida.
—Eres tan preciosa —los ojos de George recorrieron sus pechos desnudos, el frío causó que los pezones de Lys se erectaran—, te ves tan deliciosa.
Las mejillas de Lys se volvieron rosadas, se sentía como un pequeño conejo y como si George fuera el lobo feroz que esta por devorarla.
—¿A caso solo piensas ver, Georgie?
La voz de Delacour sonó tan sensual para George, haciendo que su miembro se endureciera más.
—No dije que hablaras, ¿o sí?
George no la dejó responder ya que metió su seno izquierdo en la boca succionando el pezón de forma brusca. Su mano libre fue hacia las bragas, las cual jaló con fuerza haciendo que la tela se desgarrara, George a veces no medía muy bien su fuerza.
—¡George, mis bragas!
—Shh —George se separó para tomarla del mentón—, estás siendo una niña mala —acarició con el pulgar su labio inferior—. Si sigues así, tendré que castigarte.
En lugar de una respuesta, un gemido salió de los labios de la chica al sentir como George introducía un dedo en su feminidad sin previo aviso.
—Tan mojada, que entran mis dedos sin dificultades.
La besó metiendo la lengua, gozando de la calidez. Lys soltaba suspiros ahogados por sus labios al sentir como el dedo de George se movía de forma ágil.
Se separó de ella para volver a sus pechos, en los cuales mordía y jugaba con los pezones.
Sacó los dedos para acariciar sus pliegues y comenzar a hacer círculos en su clítoris.
Lys comenzó a gemir levemente.
—No lo reprimas, gime para mí.
La rubia abrió los ojos y vio la cara de George disfrutando de toda la situación, de su dominancia en ella y lo más importante, todo lo que él le provocaba.
Esta vez su dedo pulgar se encargaba de estimular el clítoris mientras introdujo dos dedos dentro de ella.
—George...
Lys gimió su nombre libremente, al escucharlo, George se mordió el labio y aumentó la velocidad en sus movimientos.
—¿Lo estás disfrutando, Lys?
George sonreía, le gustaba ver como el rostro de ella se contraía por la excitación, y como sus labios soltaba su nombre. Le encantaba poder ser dominante con ella.
—Sí, no pares.
George estimuló el clítoris por unos momentos más para dejar de hacerlo y centrarse en embestirla con sus dedos.
Lys se sentía en el paraíso cuando George introdujo sus dedos más adentro, eran largos y abarcaban demasiado, sintió aún mejor cuando él los curvos levemente haciendo presión en su punto G.
El pelirrojo continuó con sus movimientos poniendo un poco de más fuerza y velocidad.
—Voy a acabar.
Avisó, Weasley sacó los dedos de repente dentro de ella. Estar tan cerca del clímax y que dejase de darle placer en el momento justo le dolió.
Ante la atenta mirada de Lys, George acercó a sus labios los dos dedos que habían estado dentro de ella, y sin dejar de verla a los ojos, los lamió de forma lenta. Eso solo causó que la chica se pusiera más mojada.
—No pensarás correrte sin mí, ¿verdad?
Comenzó a desabrochar el cinturón y pantalón dejándolo caer.
A través del bóxer se podía ver la gran erección que tenía. Lys formó una "o" con sus labios, se lo había imaginado —y quizá hizo algunas cosas pensando en él—, pero no pensó que fuera tan grande.
—¿Qué pasa, bebé? ¿Ya no quieres seguir?
Lys lamió sus labios en el momento que George se acercó a ella.
—Quiero seguir.
George sonrió, para comenzar a besarla.
Lys enredó las piernas alrededor de su cadera para acercarlo a ella, George soltó un gemido al sentir como su pene rozaba —sobre la tela de bóxer— la entrepierna mojada de Delacour.
George movía la cadera rozando su miembro contra ella, la cual cada vez estaba más mojada y él sentía como ya le dolía la entre pierna.
George se separó de ella para quitarse el bóxer, ante la atenta mirada de la ojiverde comenzó a masturbarse de forma lenta soltando guturales gemidos.
Lys ya quería sentirlo dentro de ella.
—George, hazlo.
George sonrió sin dejar de masturbarse viéndola fijamente a los ojos.
—¿Qué quieres que haga, Lyssie? —la rubia se sonrojó, ella nunca había tenido que pedir que la follaran, al contrario, los hombres siempre le suplicaban a ella—, anda, dime lo que quieres.
—George...
—¿O no quieres que haga nada? ¿Solo vas a disfrutar de la vista?
—Follame, George, ya hazlo.
George dejó de masturbarse para tomar a la chica de la cintura y ponerla de pie.
—Si eso es lo que quieres —besó levemente sus labios para darle la vuelta—. Inclínate.
Lys se inclinó hacia él, poniendo las manos en el escritorio. Se sentía expuesta ante George, pero le causaba excitación al sentir como él rozaba su miembro en sus glúteos.
—Eres tan buena niña —George palmeó su trasero levemente, haciendo que ella soltara un gritito de sorpresa—, me gusta tu culo.
George rozó su entrada con la punta de su pene, el cual se humedeció con sus fluidos. Lys gemía al sentir esos roces.
—¡Maldita sea, George! Ya mételo.
George se rio de forma ronca.
—Si te lastimo, dime que pare.
Introdujo lentamente la cabeza de su miembro, dejó que Lys se acostumbrara y una vez que sintió que comenzaba a inquietarse, fue metiéndolo más, de forma lenta.
Puso ambas manos en las caderas de Lys para comenzar con un vaivén de forma lenta.
Marcó un ritmo lento y constante, cuando ella comenzó a gemir, él aumentó la velocidad, esperaba que ella le dijera que fuera más rápido, pues no quería lastimarla. A comparación de él, Lys era pequeña y parecía frágil.
—George, por favor.
Al escucharla apretó con más fuerza su piel y sus embestidas se volvieron más rápidas.
—Eres tan apretada —George se inclinó para besar sus hombros y espalda—, tan mojada y caliente.
El pelirrojo comenzó a usar más fuerza, pero al ver que Lys comenzaba a tocar su clítoris se detuvo.
—¿George?
—No dije que podrías tocarte—él sonrió contra su hombro al ver lo impaciente que se ponía, llevó la mano sobre la de ella—. No seas desobediente, bebé.
Susurró en su oído y mordió levemente la punta de su oreja.
Volvió a moverse dentro de ella mientras que con la mano marcaba el ritmo para que Lys se acariciara.
Los gemidos de Lys mezclados con los de George comenzaron a inundar el despacho, sus cuerpos sudaban y se escuchaba el golpear de la cadera de George contra el trasero de la rubia.
Las embestidas de George tomaron más fuerza mientras que con la mano desocupada agarró un puñado de cabello rubio jalándolo lentamente, provocando que ella gimiera.
—Me voy a correr, Lys.
Solo escuchaba como la rubia gemía su nombre, cosa que lo hacía ponerse más duro dentro de ella. Sintió como algo apretaba su abdomen bajo y un cosquilleo lo recorría desde su entre pierna hasta la cabeza del miembro, así que salió de ella para correrse en las piernas de Lys.
—Mierda, George.
El miembro de George fue remplazado por tres de sus dedos, los cuales se curvearon para alcanzar el punto G. George, aún cansado, quería que hacer que ella se corriera.
—Tócate.
Ordenó George, por lo que Lys comenzó a estimular su clítoris, George con la mano libre apretaba su pezón izquierdo.
Duró unos minutos así, cuando ella se corrió mojando sus dedos.
George se separó de ella, para sentarse en el escritorio. Observó como ella se recostaba boca abajo levemente tratando de recuperar el aliento.
—¿A caso me estás tratando de provocar otra vez, Lys?
N/T: Hola, les quería agradecer porque llegamos a las más de dos mil lecturas, realmente no esperaba que tendría tantas lecturas en tan poco tiempo. También agradezco a todas las que comentan y votan, son un amor.
Me gustaría saber, si les está gustando la novela y que les gustaría que pase.
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