Once.
Asfixiado.
George comenzó a abrir los ojos, ya que la luz que se colaba por la ventana de la habitación era demasiado molesta, parpadeó por unos minutos, estaba dispuesto a estirar los brazos cuando en el brazo derecho sintió un peso extra, dirigió su mirada para toparse con el rostro de Lys Delacour completamente relajado aún durmiendo.
Se tomó unos minutos para observarla, realmente era hermosa, tenía un rostro delgado con los pómulos marcados, una nariz pequeña y recta a juego con labios rosados y carnosos que tantas veces había besado, sus cejas eran rubias, del mismo tono que su cabello y algo tupidas, y sus pestañas largas que ahorita estaban posadas suavemente sobre sus mejillas rosadas. George soltó un suspiro y con delicadeza comenzó a acariciar su rostro con las yemas de los dedos, su piel era suave y nívea, parecía no tener ninguna imperfección, George se preguntaba si su piel era tan bonita debido a que era una veela.
Al pasar el tiempo viéndola, sintió como si una calidez azotara su pecho y su estómago se revolvió, pero decidió no hacer caso, a lo mejor y era porque no había desayunado.
—Buenos días —habló algo ronco al ver que la rubia abría lo ojos.
—Buenos días, Georgie.
—¿Dormiste bien?
—Me siento cansada —Lys talló sus ojos con sus manos—, ¿y tú?
—Ya no tengo sueño —el pelirrojo se estiró al ver cómo la chica se sentaba, observó el reloj que no se había quitado la noche anterior—. Son las diez y cuarenta, pensé que sería más tarde.
—Tengo que volver a Hogwarts.
Lys se sentó a la orilla de la cama dispuesta a ponerse de pie.
—Es sábado —George abrazó su cintura desnuda atrayéndola hacia él—, podemos quedarnos otro rato en la cama.
—George, tienes que ir a Sortilegios, tu hermano te matará.
—Yo no entro hasta las tres.
Comenzó a repartir besos en su nuca para ir bajando por los hombros desnudos.
—¿Quién... —apenas podía hablar entre gemidos—... dice que entras a esa hora?
—Yo —mordió uno de sus hombros para seguir dando besos húmedos—, ya sabes, las ventajas de ser el jefe.
—Ya, en serio, es tarde —con todo su pesar, Lys se puso de pie—, tengo que volver para bañarme e ir con los estudiantes para la salida a Hogsmeade.
George recorrió su cuerpo desnudo con la mirada sintiendo cómo cierta parte comenzaba a despertar.
—Puedo ayudarte con lo del baño —el Weasley se puso de pie, Lys se sonrojó al verlo completamente desnudo y con una erección—, te pones roja como si fuera la primera vez que me ves sin ropa.
George se acercó a ella arrinconándola con la pared.
—George, por favor.
—Te puedes bañar aquí.
Sin dejarla contestar George la tomó en brazos para comenzar a caminar al baño que estaba en su habitación.
—George, tu hermano tal vez ya llegó y nos va a escuchar.
—¿Qué va a escuchar? —la dejó sentada sobre el lavamanos—, solo nos vamos a bañar —el pelirrojo colocó la mano sobre su muslo—, o tal vez no.
George puso la mano libre sobre el cuello de la rubia haciendo un poco de presión, ella abrió los labios por la sorpresa, momento que él aprovecho para besarla metiendo la lengua mientras la otra mano se encargaba de acariciar en medio de sus muslos acercándose peligrosamente a su núcleo.
Lys siguió el beso mientras sentía cómo apretaba su cuello, el sentir la gran mano de George que abarcaba casi todo su fino cuello provocaba que se mojara de forma rápida y eso sumado a las caricias de su otra mano.
Los gemidos de la rubia eran silenciados por los labios del pelirrojo.
George quitó la mano que tenía en su cuello para remplazar la que estaba entre los muslos de la rubia por los labios dejando un largo camino de besos húmedos, provocando que la chica se estremeciera y aferrara sus manos a las orillas del lavamanos, lamió de forma lenta los labios vaginales sin adentrarse a más, Lys, por acto reflejo, trató de cerrar las piernas, pero él se lo impidió tomándolas para ponerlas sobre sus hombros.
George continuó con las lamidas sobre los rosados labios, de forma lenta y tortuosa sin soltar las piernas de la chica para no perder el equilibrio, podía saborear los fluidos de Lys que comenzaban a mezclarse con su saliva y lo único que pasaba por la cabeza de él era que nunca había probado algo tan delicioso como lo era ella, si seguían así, podría volverse adicto a su sabor y aroma.
—¡George!
Lys soltó un grito al sentir cómo mordía su clítoris bruscamente, una mezcla de dolor y placer la recorrió ante eso, George se alejó de ella un poco para poder alzar la cabeza y toparse con la mirada de Lys.
—Si haces ruido me detendré, bebé.
—Eres un maldito.
George soltó una risa en contra de la entre pierna, otro gemido casi escapaba de los labios de Lys al sentir las vibraciones de la risa del pelirrojo, pero rápidamente mordió su labio inferior para evitarlo.
—Buena niña.
El Weasley volvió a devorar su núcleo, con una de las manos separó sus pliegues para poder adentrar la lengua e ir hacia su clítoris, en el cual hacía formas circulares mientras comenzaba a penetrarla con un dedo.
La cabeza de Lys daba vueltas por tanto placer, George sabía exactamente dónde tocar y lamer para que su excitación aumentara, otro dedo entró en ella y el pelirrojo comenzó a curvearlos para tocar el punto G sin dejar de estimular el clítoris con la lengua, un gemido apenas audible escapó de sus labios.
—Lys —susurró deteniéndose, pero sin sacar sus dedos—, estás siendo una niña mala.
—George —gimoteó—, sigue.
—Haces mucho ruido, estoy pensando que quieres que ponga algo en tu linda boquita para que dejes de hacerlo —conectó su mirada avellana con la de ella, las pupilas de ambos estaban dilatadas—, tal vez podría darte mi polla para que te entretengas con ella.
George sonrió sobre su entre pierna, el cálido aliento rozaba en su zona más sensible, Lys sentía que en cualquier momento se desmayaría.
—Lo que quieras, pero sigue, por favor.
La sonrisa de George crecía aún más y sentía cómo su miembro se endurecía, le encantaba escuchar ese maldito acento francés.
—Es la segunda advertencia, si vuelves a hacer ruido, ya no seguiré, Lys.
George volvió con su tarea, esta vez agregó succiones al clítoris y añadió otro dedo para hacerlo con más fuerza.
Lys sentía un calambre desde la punta de los pies hasta el vientre indicando que pronto llegaría al orgasmo, apretó más las piernas aprisionando a George con ellas, el pelirrojo puso las manos en el trasero apretándolo con fuerza para acercarla aún más a su boca, si es que eso era posible.
El pelirrojo recibió gustoso los fluidos los cuales trago sin protestar. Lys respiraba agitadamente, estaba agotada, su orgasmo había sido arrasador en todo su cuerpo, eso era lo que le encantaba de George; siempre se centraba en que ella disfrutara cuando tenían sexo.
Echó la cabeza hacia atrás buscando aire para recuperarse.
—Oye, preciosa —George llamó su atención—, aunque considero que una buena muerte para mí sería hacerlo entre tus piernas. Dudo que quieras que mi hermano venga a recoger mi cuerpo y vea cómo he sido asfixiado cuanto te hacia un oral.
Las mejillas de Lys comenzaron a arder y aflojó el agarre de las piernas, George con delicadeza las tomó y las quitó de encima de sus hombros para alzarse, tenía el cabello despeinado y parte de su rostro estaba mojado. Le dedicó una sonrisa a la rubia.
—Me gusta cómo se ve tu rostro sonrojado —acarició su mejilla lentamente y puso la frente sobre la de ella—. ¿Quieres bañarte?
—Sí.
Le sonrió tímidamente, George besó cortamente sus labios para poner sus piernas en la cadera y cargarla llevándola a la ducha, la puso con cuidado en el piso.
—¿Fría o caliente?
—¿A ti cómo te gusta?
—En cuatro, no pensé que quisieras continuar.
El pelirrojo le sonrió cuando recibió un puñetazo juguetón en el pecho.
—Hablo del agua.
—Ah, caliente —Lys tomó las llaves para abrí el agua—. Fría derecha e izquierda caliente, pero no tan caliente como tú
George palmeó su trasero riendo para ir por el jabón y champú mientras que ella preparaba la ducha, cuando encontró el punto perfecto, entró bajo el agua.
El pelirrojo volvió y se dedicó a admirarla durante unos minutos, las gotas recorrían todo su cuerpo y su cabello húmedo se pegaba a su rostro haciéndola ver más sexy, George se mordió el labio inferior y su pene se erecto aún más.
—¿Solo piensas ver?
Lys le guiñó el ojo y le hizo una seña que indicaba que se acercara a ella. Ni lento ni perezoso, el Weasley se acercó de forma rápida para tomar su rostro y besarla.
—Salta —ordenó entre besos, la rubia tomó impulso y pego un salto para poner las piernas en la cadera del chico, las cuales él tomó—. ¿Quieres que te lo meta, Lys? —ella asintió, por lo que el agregó con un susurro—: pídemelo.
—Métemelo, por favor, papi.
La última palabra la dijo de forma tan sensual, que George casi se atraganta con su propia saliva, sintió que el deseo incremento y en esos momentos la ducha se sentía más caliente. La sostuvo por el trasero con una sola mano para con la otra acomodar la cabeza de su pene en la entrada, se sumió en ella con una estocada fuerte, se sintió pleno al disfrutar de su humedad y lo apretada que estaba.
—Te sientes tan bien —la vio a los ojos—, creo que me estoy volviendo adicto a ti, Lys Delacour.
La besó lentamente y con ambas manos la apretó contra él para darle estocadas fuertes, se escuchaba el chocar de sus caderas y las gotas de agua que golpeaban el suelo.
George la apegó contra la pared, al sentir el frío de ésta, Lys se movió haciendo que George entrara aún más fuerte en ella, lastimándola un poco, pero era un dolor tan delicioso que la volvía loca.
—¡Mierda, George!
—Cuidado con esa boquita, Lys.
Si dejar de embestirla y sosteniéndola con un solo brazo —era una gran ventaja que Lys fuera más pequeña que él y no pesara tanto—, llevó la otra a la garganta de la chica para apretarla, con cada estocada apretaba el agarre en el cuello de Lys, eso estaba volviendo loco a George, porque ella apretaba las paredes vaginales alrededor de su pene.
Lys lo apretó más hacia ella, quería sentirlo más profundo, apenas pudo hablar.
—: Georgie, más fuerte.
George le hizo caso y las penetraciones se volvieron aún más duras y profundas al igual que el aprieto en su cuello, siguió bombeando hasta que sintió cómo su cuerpo temblaba y a los pocos segundos se corrió dentro de ella. Lys disfrutó de lo caliente que se sentía el semen de George, por lo que a los poco segundos tuvo su segundo orgasmo.
George liberó su cuello para sostenerla bien con ambos brazos.
—Buena forma de iniciar el día.
✷✷✷
George y Lys llegaron por red flu al departamento que había en Sortilegios Weasley en Hogsmeade.
—Te acompaño a Hogwarts, mañana te iré a ver.
—¿Tú hermano no se enojará porque lo has dejado casi todo el día solo con la tienda?
El pelirrojo se encogió de hombros.
—Había asuntos muy importantes que atender —tomó su mano para caminar con ella—, además, él me ha dejado varias veces solo por huir con Zib.
—¿Te estás vengando de él?
—No —George le dedicó una sonrisa—. Hablando de Zib, será su cumpleaños dentro de dos semanas.
—Sí, eso me comentó, de hecho, me invitó a la comida de su cumpleaños.
—Ah, entonces ya te dijo —pasó la mano por su cabello—, pensaba que tal vez tú y yo podríamos ir juntos.
—¿Juntos?
—Sí, bueno, nos llevamos bien y todo eso, ya sabes —un sonrojo recorrió las mejillas de George y corrió la mirada para otro lado—, también estaba pensando que podríamos ir juntos a la boda, claro, si no te molesta.
Lys sonrió enternecida por ver el sonrojo de George, era divertido, porque cuando se acostaban no parecía tener vergüenza de nada y ahora era todo lo contrario, una extraña contradicción.
—Me encantaría ir contigo.
—Genial —besó a la rubia cuando escuchó un carraspeo de garganta que los hizo separarse.
—¡Buenos días, tortolitos!
Ambos voltearon para toparse con el pelirrojo que sí tenía dos orejas.
—Hola, hermano.
—Hola, Fred.
Ambos estaban sonrojados.
—Al parecer pasaron buena noche, ¿verdad? —el pelirrojo mayor sonrió, pues había funcionado su plan de decirle a Lys que le llevara comida a su hermano, bueno, a decir verdad fue idea de Zib, pero, pues, pronto aplicarían lo de "lo tuyo es mío, y lo mío es tuyo"—, se nota que cenaron bien.
Se notaba el doble sentido en sus palabras avergonzando más a Lys y George.
—¿No tendrías que estar en la tienda, Fred?
—Uy, qué amargado, hermano —palmeó la espalda de su gemelo—, voy por unas cosas al departamento, Anir está atendiendo a unos clientes.
—¿Zib está aquí? —Fred asintió y Lys soltó la mano de George—, voy a saludarla.
Dejó a ambos hombres para ir a la tienda.
—Feorge, ahora que estamos solos —Fred cerró la puerta—, necesito que me hagas un favor.
—¿Qué favor, Gred?
—Mañana tengo que ir a comprar unas cosas que me faltan para el regalo de Anir, pero ella no tiene que enterarse —George enarcó la ceja—. Y mañana tiene que ir a comprar unos muebles para lo de la casa nueva y otras cosas de la boda.
—¿Y yo entro en eso porque...?
—No quiero que vaya sola, mamá, Ginny y Harry no pueden acompañarla —Fred sonrió de la forma más amable que pudo—... y tú eres mi hermano favorito, ¿podrías acompañarla, por favor?
—Fred —George soltó un suspiro, sabía que era cansador ir de compras con Zib, siempre caminaba demasiado y daba muchas vueltas por todos lados, pero no le podía decir que no a su hermano—, está bien, iré con Zib.
—¡Gracias, hermano! —Fred lo abrazó y despeinó su cabello—, espérame y vamos a la tienda.
Fred fue corriendo a buscar quién sabe qué cosa, George no le puso mucha atención, ya que estaba más concentrado en que saldría con Zib, pero era extraño porque ni siquiera se sentía nervioso de estar solo con ella, hace meses atrás su estómago y pecho era una pista con un centenar de hipogrifos bailando, pero ahora podía compararlo con el sentimiento que tenía cada que salía con Fred.
Los gemelos volvieron a la tienda para ver a las dos chicas hablando y riéndose que cuando notaron sus presencias guardaron silencio de inmediato.
—¿De qué tanto hablaban?
Fred se acercó a su prometida.
—De nada.
Las dos respondieron al unísono y sonrieron de forma cómplice.
—Ayer salieron juntas, ahora hablan de algo y se lanzan miradas raras —Fred entrecerró los ojos viendo a Lys—. Primero mi hermano, ¿ahora también quieres robarme a mi prometida, Delacour?
Todos comenzaron a reír.
—Tal vez te la podría robar antes de la boda —Lys le guiñó el ojo mientras llevaba un mechón de cabello azabache detrás de la oreja de Zib—, ¿o tú qué opinas, Zibelth?
George y Fred tragaron en seco al ver la cercanía de las chicas, la Black le sonrió coquetamente a la rubia para acercarse un poco más a ella, solo dejando unos centímetros de distancia.
—Me parece excelente idea, Lys.
Las dos notaron como las veían y que estaban sonrojados por lo que comenzaron a reír, alejándose.
—¡Son unos cerdos!
—No sé si sentirme celoso o excitado.
—¡Fred!
Zibelth golpeo el estómago de su prometido, el cual solo reía.
George fijó su mirada en la rubia que reía sonoramente viendo las escenas frente a ella, pero de forma inmediata volteo a ver a George.
—¿Pasa algo, George?
—¿Así que chicas también? —George enarcó la ceja con una sonrisa en el rostro.
—¿Qué? ¿Piensas que te voy a cambiar por Zib? —George comenzó a reír—. Es guapa y tiene buen cuerpo, creo que es hasta más sexy que tú.
—¡Oye! —el pelirrojo menor la vio ofendido—. Nadie es más sexy que yo.
—Pues, tiene más trasero que tú.
—¡Mi trasero está bien!
—No lo sé —se encogió de hombros—, quizá debería de verlo y tocarlo para comprobarlo.
—Cuando quieras.
George le guiñó uno ojo para acercarse y robarle un beso mientras escuchaba cómo su hermano y cuñada hablaban algo de transformar a Fred en un cerdo y un trío.
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