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Ocho.

Debajo de la mesa.

George se encontraba sentado en el sillón que tenían en la bodega, mientras que Lys estaba en su regazo besándolo de forma pasional, moviendo los labios con vehemencia, las manos del pelirrojo vagaban desde los muslos hasta el trabajado trasero que lo estaba volviendo loco por debajo del vestido, el cual apretaba bruscamente provocando varios gemidos en la rubia.

Lys mordió su labio para que él abriera la boca y aprovechó para colar la pequeña lengua, comenzando una batalla en la cual ella parecía ser la ganadora, pero sin esperárselo, George, en un rápido movimiento, la dejó bajo él, sin poner todo su peso sobre ella para no lastimarla.

Los labios de George comenzaron a trazar un húmedo camino de besos desde la mandíbula de la rubia hasta el cuello, donde dejaba varias mordidas, dejando pequeñas marcas que seguro estarían ahí por varios días.

—George —suspiró ante todas las sensaciones que la recorrían—, ¿no deberías estar cuidando la tienda?

—Mi hermano, mi cuñada y Verity —contestó contra el cuello, provocándole cosquillas a la rubia—, ellos se pueden hacer cargo de eso mientras yo me encargo se asuntos más importantes.

—¿A... —la mano de George rozó los húmedos pliegues sobre las bragas provocándole un gemido—... sí?

—Sí, preciosa.

El pelirrojo, con la mano que tenía desocupada, buscó el cierre del vestido para bajarlo mientras sus dedos se encargaban de la feminidad de la veela.

—Me gusta que siempre estés mojada por mí —su voz se había vuelto más ronca por la lujuria que terminaba de despertar en él.

—Eres un pervertido.

—Tú lo provocas.

Se volvieron a unir en un beso brusco, sin prestar atención a lo demás.

—No, no vamos a poner pastillas vomitivas en la mesa de dulces —George comenzó a escuchar voces a lo lejos, pero le restó importancia pensando que era alguien que pasaba por fuera de la bodega, decidió seguir besando los pechos de Lys mientras su escurridiza mano se adentraba en la pequeña braga de encaje que usaba.

—¡Vamos! ¡Será divertido!

—¡Solo si tú vas a limpiar el vómito!

Sintió cómo Lys jalaba su cabello en el momento en el que le mordió el pezón, metiendo uno de los dedos a la estrecha y húmeda entrada que lo recibió gustosa.

—¿Te está gustando?

La rubia le respondió con un sonoro gemido.

—Fred, tu limpiarás el vómito en la boda si pones las pastillas... ¡Oh por Merlín!

George escuchó la voz de Zib que parecía muy sorprendida por la escena que presenciaba.

—¡George! —y ese fue Fred—. ¡Y dices que yo soy el cerdo!

George de inmediato cubrió a Lys —la que lo había separado de un empujón y trataba de cubrirse con las manos— con su camisa para ponerse de pie y toparse con sus familiares.

Fred tapaba los ojos de su prometida y él veía hacia otro lado, ambos estaban igual de sonrojados.

—¡Los dos, largo!

—Los vemos afuera.

Zibelth fue la primera en darse la vuelta y llevarse al gemelo mayor que siguió los pasos de la azabache de forma rápida.

—¡George! ¿Qué va a decir tu familia?

La rubia se sentó en el sillón para comenzar a colocarse bien el vestido.

—Ellos dos no dirán nada —pasó la mano por su rojo cabello y rio de forma nerviosa, nunca esperó que alguien lo atrapara en esa situación.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Son Fred y Zib, yo —hizo una pausa para terminar de ponerse la camisa y se acercó a la rubia, la cual ya estaba de pie, acarició lentamente sus hombros—, digamos que los he encontrado en situaciones peores, estoy seguro de que no dirán nada, tranquila.

Ciertamente, varias veces los había encontrado en escenas muy comprometedoras, y nunca dijo nada más que unas cuantas burlas, y, conociendo a esa pareja de atolondrados, lo más probable es que solo lo molestaran con eso.

Tomó el rostro de la rubia entre sus manos.

—Lo mejor es que salgamos de aquí, George.

George la besó de forma corta y lenta, disfrutando del sabor a durazno que tenía.

—Vamos.

Ambos salieron de la bodega con sonrisas cómplices adornando sus rostros.




[...]


Lys se quedó otro rato en Sortilegios Weasley mientras George le explicaba todo sobre los productos que vendían. Algunas veces se topó a su cuñada, la cual, en el momento que los veía, se sonrojaba y volvía de inmediato con Fred, con el cual comenzaba a cuchichear cosas, para después dirigirle ciertas miradas y sonrisas pícaras, e inclusive algunas señas extrañas, las que prefería ignorar.

Lys, por su parte, soltaba pequeñas risas que resultaban muy dulces para el pelirrojo menor, la rubia consideraba que esos dos eran muy divertidos.

—Espera a que cierre, y te acompañaré a Hogwarts, ya es tarde.

—No te preocupes, puedo volver sola, quizá alcance a Neville.

George soltó un gruñido al escuchar ese nombre, no es que no le agradara Neville, pero le molestaba que se quedara viendo como tonto a la veela, y no es que le gustara de otra forma más que carnal, pero realmente le hacía enojar el ver cómo todos los hombres la veían y caían en sus encantos, Lys era tan dulce que no se daba cuenta de que la veían como un trozo de carne.

—¿Por qué no vienes con nosotros a cenar? —ambos giraron sus rostros hacia la chica que les hablaba, Lys solo alzó la cejas con confusión al verla—. Cierto, no me he presentado bien —la azabache le sonrió de forma amigable a la rubia—. Soy Zibelth Black, la prometida de Fred.

—Lys Delacour —la rubia le devolvió la sonrisa y aceptó la mano que le extendía Zib—, un gusto.

Ambas intercambiaron sonrisas cómplices al recordar cómo se conocieron hace unas cuantas horas.

—Pronto será Zibelth Weasley —apareció Fred abrazando por la cintura a Zib, la cual se sonrojó—. Hola Lys, George últimamente habla de ti.

—¿En serio? —la rubia observó con una sonrisa traviesa a George, sabía que esos dos lo hacían por molestar y se estaba divirtiendo a costa del gemelo menor—, no sabía que hablaras de mi con tu familia.

—No les hagas caso.

—¡Claro que lo hace! —contestó la cuñada de George—. Siempre se la pasa hablando de ti y de lo bonita que eres.

—Y de lo mucho que le gusta estar contigo —completó Fred.

Lys solo soltó una risa que parecía ser nerviosa, pero era todo lo contrario, amaba ver cómo George parecía algo tímido.

—En serio —las mejillas de George se tiñeron de rojo por la vergüenza, apenas había hablado de ella, pero, como siempre, ese par de idiotas exageraban—, no les hagas caso, son unos tontos.

—Sí, haznos caso, él es el tonto, tiene cerebro de Troll como Fred.

— ¡Oye! —exclamaron ofendidos los gemelos.

—Lo que tienen de tontos, lo tienen de guapos —la azabache les enseñó la lengua en un gesto infantil—. Entonces, ¿vienes con nosotros a cenar?, Fred y yo planeábamos ir a las tres escobas, podrías venir con nosotros y George, así sería una cita doble —la Black subió las cejas en un gesto sugestivo.

—¿Qué? ¿Ustedes dos no tienen que ir a besarse por algún lado o algo así?

George estaba más rojo que su cabello, y comenzó a empujar a la pareja.

—¡Anda, ven con nosotros Lys! —exclamaron ambos para irse a otro lado de la tienda, ya que George los había amenazado con la varita.

—En realidad, son una pareja de idiotas —George volvió con la rubia que se seguía riendo por la escena que acababa de presenciar—, son igual de estúpidos, y por eso están juntos.

—¿No quieres que vaya con ustedes a cenar?

Lys acaba de descubir un nuevo pasatiempo que tal vez sería su favorito a partir de ahora: poner nervioso a George Weasley.

—¿Qué? No, no es eso —George rascó su nuca con nerviosismo—, me gustaría que fueras, pero no sé si te sientas cómoda con ellos dos, ya sabes, por lo de hace un rato.

—Supongo que es algo con lo que tendré que vivir —se encogió de hombros—, no me molestaría ir.

— Entonces, solo cierro junto con Fred, y nos vamos.

George acomodó uno de los lacios mechones rubios detrás de la oreja de Lys, y le sonrió.







✷✷✷






Lys y Zib se sentaron en una mesa vacía en las tres escobas mientras que los gemelos Weasley estaban en busca de bebidas y comida.

—¿Así que eres maestra de Defensa Contra las Artes Oscuras en Hogwarts?

Zib veía con una sonrisa a la rubia, le parecía una chica muy dulce y bonita.

—Sí, apenas es el primer año que doy clases —Lys recorrió de forma discreta a la azabache con la mirada, era una chica hermosa, podría comparar su belleza con alguien de la realeza, unos centímetros más baja que ella, y su forma de vestir, en comparación a la de Lys, era más oscura, pudo reconocer que llevaba una playera negra con el logo de alguna banda de rock, y, a pesar de que su rostro tenía un gesto arrogante, parecía ser muy amable—, ¿estudiaste en Hogwarts?

—No, estudié en un colegio en Estados Unidos —soltó un suspiro—, me hubiera encantado asistir a Hogwarts, pero no se pudo.

—Vaya, que mal, a mí también me hubiera gustado estudiar ahí, dicen que pasaban cosas muy divertidas, pero lo hice en Beauxbatons.

—¡Cierto, que eres prima de Fleur!

—Sí —le sonrió—, tú y ella prácticamente serán familia.

—Eso parece —soltó una risita tonta, que mostraba lo enamorada que estaba—, Fleur y yo hemos sido muy buenas amigas desde hace años, siempre ha sido muy linda conmigo.

—¿Cuánto tiempo llevan tú y Fred?

—Siete años —le sonrió nostálgicamente—, en enero nos comprometimos oficialmente.

—¿Oficialmente?

—Digamos que desde hace años él me había propuesto matrimonio, pero aún éramos muy chicos para hacerlo, ya sabes, ninguno de los dos tenía la madurez necesaria para llevar un matrimonio o trabajo, después él abrió Sortilegios junto con George, yo empecé a trabajar como Auror, pero se atravesó lo de la Guerra Mágica, Fred casi muere en ese entonces.

—Lo siento por eso.

—No importa, gracias a Merlín no pasó a mayores, solo tuvo que estar internado dos meses en San Mungo, y guardar reposo por casi un año —suspiró—, fue un tormento para Fred, es demasiado hiperactivo, algunas veces su mamá y yo lo tuvimos que petrificar.

La rubia comenzó a reír y la azabache se le unió.

—¿Es en serio?

—Te lo juro, Fred suele ser muy necio, a veces me desespera, es como un niño pequeño.

—¿Cómo se conocieron?

—Es algo gracioso, nos vimos por primera vez en el mundial de Quidditch del noventa y cuatro, pero ni siquiera supimos nuestros nombres, Fred me salvó de una maldición —sonrió nostálgicamente recordando esos viejos tiempos—, un año después, comencé a vivir con mi padre, en ese verano, toda la familia Weasley habitaba la casa y ahí nos conocimos oficialmente, rápidamente hice amistad con los clones y después sucedió todo.

—Pareces muy enamorada de él.

Lys lo podía notar con tan solo escucharla hablar de él, era como una adolescente hablando de su primer amor; las lagunas grises que tenía por ojos brillaban con intensidad, y utilizaba un tono más suave cada que decía el nombre del gemelo mayor.

—Lo estoy, Fred es Fred —rio tontamente viendo al pelirrojo mayor que estaba con su hermano platicando mientras esperaban ser atendidos por madame Rosmerta—, es como un cálido rayo de sol en invierno, siento que mi vida no sería la misma sin él, bueno sin los dos, George también es demasiado importante en mi vida, siempre ha sido tan dulce como un hermano.

—Si, George es lindo.

—¿Te gusta George?

—¿Qué? —la rubia se sonrojó, no se esperaba esa pregunta—. Es muy guapo, pero solo somos amigos.

No lo podía negar, a Lys le comenzaba a agradar mucho esa chica, parecía ser demasiado directa, y decía las cosas como las pensaba, era la clase de persona que resultaba sincera, por lo regular su instinto de veela, algunas veces, le advertía sobre las intenciones de las personas, y con Zibelth Black algo le decía que serían muy buenas amigas.

—No te lo niego, el no tener una oreja lo hace lucir más atractivo —ambas volvieron a reír por las ocurrencias de la azabache—, pero estoy segura de que lo que vi que hacían hace rato no lo hacen solo los amigos.

El rostro de la rubia se volvió tan rojo como un tomate.

—Ah... yo... eso... —comenzó a balbucear.

—Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo —Zib se puso un dedo en los labios mientras le guiñaba el ojo—, espero que vengas a la boda, me agradaste, así que te mandaré la invitación con George, ojalá que vayan juntos.

—Tú también me agradaste, no he hablado con muchas personas aquí, pero tú eres muy cálida.

—¡Señoritas! –ambos gemelos pusieron las cervezas de mantequilla junto con algunas botanas en la mesa—. ¿De qué hablaban?

Fred se sentó junto a su prometida frente a Lys y George.

—De lo travieso que eres, cariño —antes de que Fred respondiera, su prometida besó cortamente sus labios, dejando una tonta sonrisa en él—. Le decía a Lys que le mandaré con George la invitación de la boda.

—Me parece bien —Fred tomó la mano de Zib para entrelazar sus dedos, besándole los nudillos lentamente y volteó para ver a Lys—. Espero que vayan juntos, George y tú parecen llevarse especialmente bien juntos.

George, que observaba la escena, solo soltó un suspiro viendo lo cariñosa que solía ser la pareja, era una mezcla de sentimientos: por un lado, le dolía ver esa escena, pero, por otra parte, se sentía feliz por ellos, no ponía mucha atención a lo que hablaban.

—¡George!

George reaccionó cuando su hermano alzó la voz.

—¿Eh? ¿Qué?

—Si estás bien, hermano, parecías ido.

—Sí, sí, todo bien —sonrió— solo estoy un poco cansado, ya sabes, fue mucho trabajo.

Todos siguieron comiendo y platicando entre risas, era una noche agradable.

Pidieron una botella de Whiskey de fuego y comenzaron a beber.

George puso una mano sobre el muslo de Lys que estaba muy metida en una plática con la pareja sobre algo de la boda, pudo ver cómo se exalto al sentir su toque, pero no hizo mucho caso.

Dio un leve apretón, y con lentitud trazaba círculos en su piel desnuda, Lys le daba pequeñas miradas indicando que parara, pero no hizo caso, comenzó a subir la mano adentrándola en su vestido, vio cómo trató de juntar las piernas, pero él puso un poco más de fuerza, sin llegar a lastimarla.

—Así que George es mi padrino —escuchó que Fred hablaba, por lo que llevó su mirada hacia él sin dejar de acariciar la piel de la rubia—, Lee Jordan, nuestro mejor amigo, se enojó con nosotros por no ponerlo a él, pero era obvio que iba a ser George.

—Bueno, era algo comprensible —contestó la rubia mordiéndose el interior de la mejillas, el cálido toque de George la estaba llevando al límite—, no sería justo que pongas a alguien más como tu padrino, teniendo a George.

Delacour se estremeció al sentir cómo George rozaba su entrada sobre la ropa interior.

—Eso le explicamos —ahora contestó Zib—, pero ya sabes cómo son de tercos los hombres.

—De hecho —la rubia se movió bruscamente al sentir cómo George hacía a un lado su braga para tocar sus pliegues directamente.

—¿Estás bien, Lys? —agregó George viéndola inocentemente—, ¿tienes frio?

—Es... estoy bien —Lys le sonrió fingidamente tratando de controlarse—, solo fue un escalofrió.

—Me alegro.

George acariciaba de forma circular su clítoris sin dejar de sonreír.

—... Y, Lys, ¿Neville quiere contigo? —la azabache le dio un trago a su vaso—, eres muy bonita, y todos notamos cómo te veía.

—Según yo no —se encogió de hombros restándole importancia—, además, los rubios no son mi tipo.

Zib y Fred soltaron una risa ante su comentario.

Lys mordió su labio inferior al sentir que George pellizcaba su ya hinchado clítoris, era horrible tratar de controlar sus gemidos.

—Deberías de salir con George —agregó Fred—, no es rubio.

—Es lindo, amable, caballeroso —Zib comenzó a enumerar todas sus cualidades, mientras Fred asentía dándole la razón—, es bueno con los niños, divertido...

—Guapo, ¿ya lo viste? —agregó Fred— no tan guapo como yo, pero si tiene lo suyo.

George la penetraba con dos de sus dedos de forma lenta mientras sonreía

—Soy el gemelo más guapo.

—También me faltó agregar que los dos tienen demasiado ego —Zib rodó los ojos—, un día de estos deberíamos salir para mostrarte la ciudad y también el Londres muggle.

—¿Ah... sí? —Lys apenas podía hablar al sentir cómo las embestidas de George eran más fuertes, agradecía que el lugar estuviera oscuro, ya que apenas era iluminado por unas viejas velas.

—Sí, sería divertido —la pareja habló al mismo tiempo.

George se aguantaba la risa al ver como Lys trataba de disimular sus gemidos y rostro de excitación, le gustaba verla, así que a momentos la penetraba más rápido y después más lento para ver sus cambios.

—Vamos a pedir la cuenta —Fred se puso de pie y tomó la mano de su prometida para ayudarla a pararse—, hoy nosotros invitamos.

—Sí —la azabache le sonrió—. ¿Les gustó la comida?

George sacó los dedos del interior de la rubia cuando sintió que ella estaba por correrse.

—Sí, estuvo deliciosa.

La rubia estaba sonrojada y sentía cómo sus piernas temblaban.

—Georgie —Fred llamó la atención de su hermano—, casi no comiste, ¿no te gustó?

George observó fijamente, por unos segundos, los ojos de Lys.

—Estuvo deliciosa —se llevó los dedos que hace un momento estuvieron dentro de Lyssane para lamerlos probando los restos de los fluidos—, como siempre —le sonrió a su hermano—, solo que no tenía tanta hambre.

—Bien, los vemos afuera.

La pareja fue a pagar.

—Eres un maldito, George.

—¿Yo por qué?

Se acercó a ella una vez que se puso de pie

—¡Tú sabes por qué! —la rubia se acomodó el vestido— ¡Ellos dos nos pudieron ver!

—Claro que no, todo está oscuro.

George y Lys salieron del lugar, estuvieron un rato platicando y bromeando, algunas veces George la besaba rápidamente, e inclusive le dio su chaqueta cuando vio que Lys temblaba levemente.

—George...

—¿Qué pasa?

La volteó a ver con curiosidad, ella solo sonrió de forma triunfal, pues estaba segura que acababa de descubrir un gran misterio.

—¿Te gusta Zibelth?

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