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Nueve.

Exxxtasis.

Le dio otro trago a la copa mientras recordaba la conversación que había tenido con Lys hace una semana, no le hacía mucha gracia que ella supiera su pequeño secreto, era más que suficiente con que Ginny, Viktor y Sirius siempre lo molestaran con eso, pero ahora con la rubia era más difícil.

"—George.

—¿Qué pasa?

—¿Te gusta Zibelth?

—¿Qué dices? —George se hizo el tonto tratando de desviar el tema, pero Lys pareció no creerle.

—Te vi —el pelirrojo alzó la ceja con confusión—, vi como la veías.

—Lys, creo que el Whiskey de Fuego te hizo daño —trató de evitar la mirada acusadora de la rubia—. Es la futura esposa de mi hermano, no me gusta.

—George, no sé a quién tratas de engañar o si tratas de creerte eso tú —soltó un suspiro cansado, odiaba cuando las personas no aceptaban las cosas a la primera—, pero eres pésimo mintiendo, veo como sufres —George se quedó callado sin saber qué decir, su cerebro no estaba procesando rápido una excusa que fuera convincente—. No es algo que me moleste y, desde cierto punto, ni me concierte, pero me molesta el verte sufrir —la mira del pelirrojo fue al piso escuchando la suave voz de la chica Delacour—, ese amor te está matando por dentro.

Y sí, Lys Delacour tenía razón, trataba de evitarlo, pero era imposible.

—Lo sé —apenas murmuró sin verla—, pero no lo pude evitar, yo no elegí de quién enamorarme.

—Sí, pero tú puedes elegir qué hacer con ese amor —la rubia apretó su mano de forma reconfortante, un gesto que él agradeció al sentir la calidez que ella le brindaba—, si seguir sufriendo por eso o dejarlo ir.

—Es difícil Lys, no es como si de la noche a la mañana se fuese a ir.

—Lo sé, y va a ser doloroso —ambos se vieron directo a los ojos, los ojos de George estaban cristalinos, nunca le había importado que alguien lo viera llorar—, pero debes dejar de aferrarte a eso, a ella, por ti, por tu hermano y por Zib.

George no pudo contestar más, pues su hermano y cuñada habían vuelto, pero ese día descubrió que Lys era excelente dando consejos y escuchando".




Terminó el resto del líquido en la copa para soltar un suspiro.

—¿Qué te pasa, hombre? —el búlgaro que estaba frente a él lo miro con curiosidad, el pelirrojo estaba demasiado callado—. Pareces triste, pensé que estarías feliz con lo de la inauguración de la nueva sucursal.

—Estoy feliz con eso, Viktor, pero...

Dejó las palabras al aire buscando las correctas.

—¿Es sobre Zibelth? La última vez que te vi así fue cuando te enteraste de que se iba a casar con Fred —tomó la copa frente a él—, recuerdo que terminaste completamente ebrio, al menos estábamos en tu departamento.

A pesar de que a Ron no le agradara Viktor Krum, él se había vuelto muy cercano a los gemelos Weasley, pero particularmente a George, podrían considerarse amigos demasiado íntimos, ya que Fred últimamente estaba centrado en su novia, tiempo que George y Krum aprovechaban para salir juntos, algunas veces iban a bares muggles disfrutando de su soltería o simplemente a platicar.

—Tiene algo que ver —George sirvió más Brandy en su copa—. ¿Recuerdas a Lys Delacour? Fue a la boda de Fleur y Bill.

—¿Delacour? ¿Una de las primas de Fleur? —Krum entrecerró los ojos para centrarse en sus recuerdos, tras unos segundos una sonrisa adornó su rostro—. ¿Con la que estuviste coqueteando y besándote?

—Ajá.

No lo podía negar, más de una persona los habían visto muy cercanos ese día.

—¿Qué paso con ella?

—Me reencontré con ella en el cumpleaños de Victoire —George bebió del Brandy—, ella sabe.

—¿Qué cosa?

—Lo de Zib.

—¿Que estás enamorado de la prometida de tu hermano?

Lo dijo con tanta tranquilidad, George soltó un bufido para agregar.

—: ¡Calla! Fred podría volver en cualquier momento —ambos magos se encontraban en el departamento que estaba sobre Sortilegios Weasley en el callejón Diagon.

—¡No seas idiota! Está con Zib, estás muy equivocado si piensas que van a volver en toda la noche —el pelirrojo frunció el ceño con molestia, gesto que no pasó desapercibido para Viktor—. Pensé que ya habías superado la fase de celos por ella.

—Sí, ya, no es como que pueda hacer algo.

—Pudiste, pero no aprovechaste tu oportunidad.

Viktor tenía razón, Zib y Fred un poco antes de la Guerra Mágica habían tenido una horrible pelea, inclusive llegaron a terminar por unos meses, todo por culpa de los horribles celos de Fred hacia Draco Malfoy.

Zibelth en ese entonces había estado demasiado deprimida y George siempre estuvo para ella, si se hubiera empeñado un poco más, es muy probable que Zib se hubiese quedado con él, tal vez no por amor, pero sí por no sentirse sola.

—No le haría eso a mi hermano.

—Pero pensaste en hacerlo, la besaste.

George se acabó en un trago todo el Brandy que quedaba en su copa, mientras recordaba la única vez que había probado los labios de la azabache.

—Ella estaba ebria, yo también, y me besó porque me confundió con Fred —su corazón se estrujó al saber que la única forma en la que Zibelth lo besaría era pensando que se trataba de su hermano. Soltó un suspiro—, estuvo llorando mucho por él.

—Y tú le seguiste el beso —Krum lo vio burlón—. La verdad admiro tu autocontrol, siendo sinceros Zib tiene un cuerpo que... ¡por Merlín! A más de uno se le cae la baba —George negó con la cabeza, pero el búlgaro tenía razón, la Black era el sueño de todo hombre; hermosa y siempre con un aire de sensualidad y misterio—, pensé que pasarías a tercera fase o como mínimo a algo más que un simple beso.

—Ya te lo dije, estaba muy alcoholizada, no le haría eso a Fred —volvió a llenar su copa—... y no me iba a aprovechar de que ella estuviera ebria y deprimida, no es una buena combinación. Además, el beso casi ni duró.

—Pero lo disfrutaste —el búlgaro vio cómo el chico Weasley puso los ojos en blanco mientras la punta de su oreja se ponía roja—. ¿Y qué pasó con la prima de Fleur? ¿Cómo se enteró?

—Te digo que nos reencontramos, hemos pasado tiempo juntos.

—¿Tiempo juntos?

—Ya sabes.

—¿Amigos con beneficios? ¡George Weasley, eres el hombre con más suerte en el mundo; estás disfrutando con una candente veela francesa sin ningún compromiso de por medio! —Krum hizo un gesto de emoción en su estoico rostro—. No sé qué más le puedes pedir a la vida.

—Supongo —se encogió de hombros—, el día de la inauguración de la tienda en Hogsmeade, a la cual, por cierto, no fuiste, mal amigo —le lanzó una mala mirada al búlgaro—, fue a cenar con nosotros.

—¡Tenía una práctica de quidditch importante!

—Lo que digas, mal amigo —George se recargó en el respaldo del sillón dejando su copa sobre la pequeña mesa—. Se dio cuenta de que estoy enamorado de Zib, según Lys es por la forma en la que la miro.

—Tiene razón, cualquiera con dos dedos de cerebro se daría cuenta.

—¡La miro normal! ¡Fred ya se habría dado cuenta!

—Tú mirada se suaviza, no sé describirla, pero es distinta —Viktor se rio—. Es Fred, confía en ti con su vida, piensa que la ves como una hermana, al fin de cuentas, Zib y tú siempre fueron demasiado unidos como amigos.

—Lo sé, algunas veces Fred sí se llegó a poner celoso, sobre todo cuando la acabábamos de conocer.

La amistada entre George y Zibelth fue inmediata, fluyó de forma natural, compartían gustos en común y con la Black podía hablar de temas un poco más profundos más allá de las bromas.

—Y por eso le dejaste el camino libre.

—Es Fred...

—Y por eso estás como un idiota llorando por ella.

—Zib siempre quiso a Fred.

—Si te hubieses esforzado desde el principio en lugar de dejarle el camino libre, tal vez estaría contigo.

—Viktor, es mi hermano, me importa más su felicidad, cuando me dijo que iba enserio con Zib la di por perdida.

—Sí que eres un idiota, mira que seguir enamorado de Zib por tantos años...

—¿Quién está enamorado de Zib?

Viktor y George voltearon hacia la chimenea que tenían en frente viendo a otro pelirrojo que tenía el ceño fruncido mientras apretaba la mandíbula con fuerza.

—¡Hola, Fred!

Los dos chicos saludaron nerviosamente al recién llegado.

—¿De quién hablaban? —se acercó a ellos dejando unas bolsas en el suelo— ¿Quién sigue enamorado de mi prometida?

Fred recalco la palabra «mi» en señal de que estaba celoso.

—Hablábamos de Malfoy —mintió el búlgaro tratando de salvar a su pelirrojo amigo—, nos preguntábamos si era tan idiota como para seguir enamorado de Zib, George me contó que ella y Draco son amigos.

George agradeció internamente que Viktor fuera tan listo para mencionar a una de las personas que Fred menos soportaba.

—Es lo más seguro —Fred tomó bruscamente la copa de su hermano y se sirvió una gran cantidad de Brandy—, ese idiota sigue enamorado de ella, estoy seguro —en un trago seco bebió todo el contenido—, Anir es tan inocente que no se da cuenta.

—Se ve que lo odias, hermano.

—Ni me lo menciones, después de que Anir terminara el compromiso con Malfoy y la guerra llegara a su fin, se volvieron "amigos", porque, según ella, todos merecemos una segunda oportunidad e inclusive lo invito a la boda —frunció el ceño mientras apretaba la copa con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos—, juro que solo estoy buscando la menor provocación de ese hurón oxigenado para meterle su varita por el culo y borrarle esa estúpida sonrisa arrogante.

—Ya, ya, tranquilo Freddie —George palmeó su espalda cuando Fred se sentó junto a él—, Zibelth solo tiene ojos para ti.

Krum observó al gemelo menor y se dio cuenta del gesto amargo que le provocaba decir esas palabras, esperaba que su amigo pronto dejara ese enamoramiento no correspondido y encontrara a la indicada para él, alguien que lo hiciera muy feliz.







✷✷✷







Fred y George salieron del caldero chorreante para caminar por el Londres muggle, la ciudad estaba tranquila, tal vez por ser medio día.

—¡Fred! —George seguía los pasos de su hermano—. ¿A dónde vamos?

—Me vas a acompañar a comprar unas cosas para el cumpleaños de Anir.

—¡Falta casi un mes para eso! —se quejó el menor.

—Sí, pero a donde vamos los viernes hay descuentos —se paró para ver a George que tenía una mueca de cansancio en el rostro—, ¿y adivina qué? ¡Hoy es viernes!

—Tacaño.

—Anir dice que tengo que administrar el dinero —puso los ojos en blanco al recordar las palabras de su prometida—, que, según ella, soy un comprador compulsivo, por eso aprovecharemos las ofertas paras demostrarle que no lo soy.

—¿Y por qué tengo ir yo?

George estaba cansado, el día de ayer había llegado nueva mercancía y a él le tocó hacer el inventario, ya que Fred lo había hecho la semana pasada, realmente prefería estar acostado sin hacer nada, o inclusive la idea de escabullirse a Hogwarts a que cierta maestra de Defensa Contra las Artes Oscuras le diera unas lecciones privadas sonaba muy bien.

—Te enseñaré uno de los paraísos de los adultos, pequeño hermanito —Fred rodeó el cuello de George con su brazo—. Andando.

George suspiró con cansancio y comenzó a caminar junto con su gemelo, las calles de Londres eran un poco concurridas y le daba curiosidad ciertas tiendas que vendían objetos que él no conocía, hizo algunas paradas en varios escaparates comprando algunas cosas que podría usar en algún futuro.

George y Fred llegaron a un callejón que parecía estar vacío, se detuvieron frente a un local completamente negro que solo tenía un letrero de luces brillantes parpadeantes con la palabra "Exxxtasis"

—Fred —George llamó la atención de su hermano—, dime, por favor, que no estamos en uno de esos lugares muggles donde se paga por sexo.

Fred comenzó a reír mientras que George solo lo veía de forma seria suplicando mentalmente que no estuvieran frente a un prostíbulo.

—¡¿Cómo crees que te traería a un lugar como ese?! Me estoy por casar —se encogió de hombros—, ven, te va a gustar.

El pelirrojo mayor abrió la puerta para entrar con George tras él.

La mirada de George recorrió el local que era más grande de lo esperado, había muchas cosas extrañas, algunas tenían una forma sugestiva de pene y en otros lados había pequeños frascos, al igual que lencería demasiado sensual que le quedaría muy bien a Lys desde el punto de vista de George.

—Fred, ¿qué es este lugar?

—Una sex shop.

—¿Qué?

—Hermanito, te hace falta conocer el mundo muggle, nosotros los magos nos hemos privado de muchos placeres mundanos que ellos tienen —Fred sonrió pícaramente—, todo lo que ves ahí son juguetes sexuales, lubricantes, afrodisiacos y más cosas —George siguió recorriendo todo con la mirada—, date una vuelta, hay muchas cosas interesantes y divertidas, tal vez encuentras algo.

Fred le guiñó el ojo y comenzó a caminar hacia el mostrador para pedir algunas cosas.

George dudó por un segundo, pero fue hacia los anaqueles que había ahí. Sus ojos recorrieron varios aparatos de formas extrañas, alcanzó a leer algunas etiquetas: "anillo vibrador", "estimulador de clítoris", "bolas chinas", "rabbit", "bala vibradora", entre otros. No estaba seguro de qué hacían, pero tenía una idea de cómo se usarían.

—¿Ves algo que te guste, guapo? —escuchó una voz a sus espaldas, se giró para toparse con una mujer de cabello azul, parecía unos cuantos años más grande—, te podría decir cuales son muy buenos.

—Solo estoy viendo, gracias.

George volvió su mirada hacia los aparatos con un sonrojo provocado por la incomodidad.

—Por un pequeño precio puedo enseñarte como se usan.

George se atragantó con saliva. Así que así era una de las muggles que tenían sexo por dinero.

—¡George! —su hermano apareció salvándolo —¡Ven!

—Hasta luego.

Se despidió de la mujer para ir con su hermano aún nervioso por lo que acababa de vivir.

—¡Vaya, hermano, pensé que te bastaba con Lys!

—Cállate Fred, fue raro, ella solo se acercó como si nada.

Explicó con las mejillas completamente rojas.

—Es su trabajo.

Se pararon frente al mostrador.

—¿Qué compraste?

—Compramos, dirás —Fred le sonrió.

—Fred...

—George, necesitas experimentar —tomó dos bolsas negras que la cajera les extendía para pagar—, si no, Lys se aburrirá, no todo en el sexo es meterla y ya, necesitas jugar un poco.

—¿A caso tú usas todo eso?

George estaba demasiado rojo, nunca se había avergonzado tanto en su vida, la cajera los observaba fijamente escuchando su conversación.

—Georgie, Georgie, es más divertido cuando experimentas —le dio una de las bolsas negras—, compré los que más me gustan, disfrútalos —comenzó a caminar—, de nada.

George siguió a su hermano mientras sacaba una de las cosas que venía dentro de la bolsa.

—¿Anillo vibrador? ¿Cómo se supone que lo use? ¿Va en el dedo o en el...?

Dejó de hablar al escuchar las carcajadas de algunas personas que iban entrando junto con las de su hermano.

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