Dos.
Baño.
George despertó de un pésimo humor, y por si fuera poco, con una erección que dolía bastante, su molestia se debía a que el idiota de su hermano había interrumpido su hermoso y caliente sueño.
— ¡Ya levántate, George! Tenemos que acomodar la nueva mercancía en la tienda.
— ¡Voy! Sal de mi habitación, Fred —respondió con voz molesta y cansada.
— Parece que amanecimos de malas — Fred salió de la habitación, pero se quedó parado frente a la puerta aún abierta —, te hace falta una buena dosis de sexo, hermano, quizá podrías pagar por él, dicen que hay lugares muy baratos en el mundo muggle, podrías preguntarle a Harry, o tal vez, incluso Hermione sepa algo al respecto.
— ¡Vete a la mierda! — Tomo su varita que estaba en el mueble junto a la cama y con un movimiento hizo que la puerta se cerrara fuertemente, probablemente golpeando el rostro de Fred, pues escuchaba sus maldiciones y varios insultos hacia él al otro lado de la puerta, lo cual no le importó en absoluto, se lo merecía por tarado.
Se levantó y caminó de forma lenta hacia al baño, ya que su entre pierna lo molestaba inclusive para caminar con el roce de la ropa.
Se quito la ropa y abrió la llave del agua fría para entrar de una vez, dejo que el agua recorriera su cuerpo tratando de bajar su calentura, pero no estaba funcionando.
Mordió su labio inferior y dirigió su mano a su entrepierna que seguía muy dura, al primer toque soltó un suspiro.
Conforme bajaba y subía su mano, el sueño que había tenido hace unos minutos pasaba por su cabeza como si se encontrara viendo un pensadero.
Los labios de la chica le recorrían el cuello, mientras él aprisionaba su trasero con ambas manos, sentía como sus pechos rozaban contra el torso desnudo.
Un gemido salió de sus labios, mientras recorría toda su longitud de forma lenta, disfrutando aún más del toque.
La dejó en la cama, para besar salvajemente sus labios, introdujo la lengua dentro de la chica causando que soltara un gemido, una batalla de lenguas comenzó en la cual él salió ganador.
Dirigió su mano a su pecho izquierdo para apretarlo con rudeza, confirmando sus sospechas de que ese hermoso seno cabía perfectamente en su mano, sintió como el pezón se endureció al contacto con su palma.
— Eres tan suave, Lys — Su voz estaba ronca y cargada de excitación, la piel de la veela era extremadamente suave al tacto, nunca había tocado algo igual.
Aumento la velocidad, sus gemidos eran más fuertes, sentía como palpitaba indicando que pronto se correría.
La mano que apretaba su seno izquierdo fue remplazada por la boca, con la cual succionaba y mordía, y lamía con la lengua su pezón, como si se tratara de la paleta más deliciosa del mundo.
Escuchaba los gemidos de la chica.
— George — la erección aumento de tamaño al escuchar como decía su nombre con ese sensual acento francés.
Acaricio su vientre bajo con la mano izquierda, fue bajando lentamente hasta llegar a su entrepierna, apenas y rozó, sintiendo lo extremadamente húmeda que ella se encontraba, cosa que él había causado.
— Estás demasiado húmeda — se alejó levemente de su pecho para hablar viendo fijamente esos brillantes ojos verdes que parecían dos esmeraldas —, ¿Es por mí?
El cálido aliento de George rozó el sensible pezón de la rubia causando que se estremeciera ante la sensación.
— Sí, es por ti, George, no pares.
Suplicó la chica, y una sonrisa de autosuficiencia adorno el rostro del chico para continuar con su trabajo.
Comenzó a masturbarse mucho más lento, sentía el cuerpo demasiado tenso y sentía como su abdomen y parte de su ingle se contraían indicando que pronto llegaría al orgasmo.
Bajo el rostro hacia la entrada de la chica, mientras los largos dedos entraban y salían de ella.
— Te ves tan deliciosa
Su lengua recorrió su entrada, sintió como las manos de Lys le jalaban los pelirrojos cabellos provocando que gruñera.
Un gemido más ronco que los anteriores salió de sus labios en el momento que un calambre recorrió desde su miembro hasta su abdomen una vez que se llegaba a la liberación, sintiendo como su mano tenía gotas de ese líquido caliente.
Su respiración irregular hacía que su pecho bajara y subiera rápidamente, tenía bastante tiempo que no tenía sueños húmedos y menos tan vividos como aquel, deseaba volverlo realidad.
Había visto a Lys Delacour hace dos semanas en el cumpleaños de su sobrina, platicaron un gran rato e inclusive coquetearon y desde entonces no podía dejar de pensar en ella y en ese estúpido vestido rojo que la hacía ver demasiado sexy, él estaba seguro que ese vestido se vería cien veces mejor en el piso de su habitación.
Terminó de bañarse con el agua helada, aún se sentía un poco caliente, si las cosas seguían así, consideraría la opción de Fred, pagaría por sexo, pero esperaba no tener que recurrir a eso.
Quizá podría estar con alguna de las chicas que iban a su tienda a coquetearle, pero sentía que no serviría ya que ante sus ojos ninguna despertaba el deseo que sentía en esos momentos, que solo había sentido con dos chicas en su vida: Zibelth Anirak Black y Lyssane Delacour
Abandonó la ducha para vestirse, se tendría que apurar porque seguramente su hermano no tardaría en subir nuevamente.
Al entrar a la tienda pudo ver a su gemelo, el cual estaba ya acomodando la mercancía en los distintos anaqueles.
— Llegué a pensar que no bajarías a trabajar — Fred dejó una caja al lado de George —ya acomodé la amortentia, falta acomodar el surtido salta clases, te toca.
— Ya voy — agrego con pesadez para ir a los anaqueles con la caja en manos — ¿Solo falta eso?
— Sí, también, ¿Quién ira a la sucursal de Hogsmeade? Tenemos que ir el próximo mes para terminar las cosas que faltan para poder inaugurar en septiembre, pero, por otro lado, llegan los proveedores de Perú con nueva mercancía, así que uno de los dos se tiene que quedar aquí, aunque, quizá le podríamos decir a Ron que nos cubra e ir los dos a Hogsmeade.
En momentos como ese le sorprendía Fred, su rostro denotaba seriedad al igual que sus palabras, ya que en el paso de esos cinco años logró madurar bastante, paso de ser el chico despreocupado por todo a ser un adulto responsable— que aún hacía bromas, eso no podría cambiar ni aunque volviera a nacer, a fin de cuentas, era parte de su esencia y lo que lo hacía ser él— , claro que George sabía que la causante de todo eso era Zibelth, siendo la heredera de la familia Black todos esperaban que se comprometiera con un buen hombre y de gran estatus por eso Fred se había esforzado en cambiar y madurar para lograr obtener la bendición de Sirius Black, y no era que Sirius considerara inferior a su hermano o algo parecido, pero Fred se había obsesionado hasta cierto punto en obtener la aprobación de Black y de la familia materna de su prometida, después de enterarse que la abuela materna de Zib la había comprometido con Draco, Draco Malfoy.
— Si quieres, podría ir yo — George recordó que Lys le comento que en lo que iniciaban las clases se hospedaría en el único alojamiento en Hogsmeade, así que, probablemente, sería fácil de topársela — tienes que concentrarte en lo de tu boda, con todo esto de la inauguración se te está dificultando.
— ¿Te he dicho que eres mi gemelo favorito? — Fred sonrió, su querido hermano siempre era tan comprensible con él.
— Soy el único gemelo que tienes.
— Pero si tuviera más, sin duda serías mi favorito.
George y Fred rieron, para seguir acomodando las cosas, estos meses eran algo tranquilos ya que todos estaban en clases, pero pronto empezarían las vacaciones y el regreso a clases y, todo se volvería una completa locura como en años anteriores.
✹✹✹
Los días pasaban rápidamente en Sortilegios Weasley, tan rápidos que ya ha llegado el día en que George iría a Hogsmeade.
Terminó de desayunar para preparar algunos detalles, este día usaría la red flu que conectaba con las tres escobas, de ahí iría a lo que antes era Zonko.
— ¿Estás seguro que quieres ir tu solo? — Fred se sentó en la silla vacía que estaba frente a él — le puedo decir a Zib que no la podré acompañar a ver lo de la decoración y todo eso, y a Ron que nos cubra junto con Verity, y así vamos juntos.
— Me puedo cuidar solo — George sonrió ante la preocupación de su hermano—, Fred es tu boda, no vas a tener más que una boda en toda tu vida, disfruta todo lo que tienes que hacer, aparte que Ron aún no sabe muy bien el manejo con los proveedores, deja que yo me encargue de esto.
—Pero si...
George no lo dejó continuar
— No me pasará nada. ¿Está bien? Tendré cuidado y solo estaré dos días allá, luego volveré y todo estará bien — le dió una sonrisa confortable a su gemelo —aprovecha que tienes el departamento solo para que no uses otra vez el cobertizo, cerdo.
Las orejas de Fred se pusieron rojas y una risa escapo de sus labios.
— Está bien, ten cuidado, cualquier cosa me avisas y me apareceré allá de inmediato.
— Está bien, tú también cuídate y no hagas bromas mientras no esté yo.
— ¡Lo prometo!
Ambos hermanos terminaron de hacer un pequeño inventario para saber con que productos contaban para la nueva tienda y cuales les harían falta, también para ver qué día irían a limpiar y redecorar todo el local a su estilo.
Al dar las dos de la tarde, George tomó sus cosas y fue hacia la chimenea que tenían en el departamento.
—¡Nos vemos, Freddie!
Abrazó a su hermano, abrazo que fue correspondido de inmediato.
—¡Cuídate, Georgie!
Tomo un puñado de polvos Flu, para decir "Las tres escobas" y desaparecer ante los ojos de su hermano.
Un vacío se formó en Fred, odiaba separarse de gemelo, pero sabía que debía acostumbrarse, pronto se casaría e iría a vivir con su prometida, también esperaba que George encontrara una novia, porque había días en su humor era horrible y parecía un cola cuerno húngaro enojado.
George Weasley siempre había sido la cara pública de los gemelos, actuando siempre de forma sutil y diplomática cuando era necesario, pues, conociéndose como lo hacían uno de los dos tenía que tratar de mitigar los problemas que algunas veces causaban, por lo que fue fácil tener una agradable conversación con el viejo dueño de Zonko que terminó firmando los papeles donde indicaba que, finalmente, los nuevos dueños de lo que antes era Zonko, ahora eran Fred y George Weasley, y que pronto se convertiría en la segunda sucursal de Sortilegios Weasley.
Ya eran pasadas de las ocho de la noche cuando George salió de Zonko, tendría que buscar algún alojamiento donde pasar la noche, en la tienda había un pequeño departamento, pero no estaba adecuado para ser habitable y aparte de que lo tendría que limpiar, cosa que por el momento no le apetecía, pero eso lo haría en el próximo viaje cuando vinieran a remodelar el lugar.
A paso lento recorrió el pequeño pueblo que era habitado solo por brujas y magos, varios recuerdos de su estancia en Hogwarts inundaron su cabeza al igual que todas las veces en las que Fred y él se escapaban del castillo por los pasadizos secretos que conocían gracias al mapa del merodeador.
Llegó a la vieja posada de Hogsmeade, donde encontró una habitación, a la cual fue de inmediato para dejar de sus cosas y tomar un baño que no duró más de veinte minutos, después de ponerse ropa más cómoda fue a las Tres Escobas para tomar y comer algo.
Tenía en mente que quizá más de rato buscaría a Lys Delacour y fingiría que era una coincidencia que se toparan, tal vez consiguiera una cita con ella para la tarde siguiente antes de tener que volver al Callejón Diagon.
— Pero que milagro, hasta que nos topamos con uno de los viejos alborotadores de Hogwarts— una vez que estuvo dentro de la calidez de las tres escobas y encontró una mesa, una gran sombra se puso enfrente de él — pero no sé cuál es, ¿Fred o George?
George rió levemente, se escuchaba que el semi-gigante ya estaba algo pasado de copas.
— Tantos años que estuvimos en Hogwarts y nunca lograste reconocernos — el pelirrojo señaló la silla que estaba desocupada frente a él — Soy George, uno de los mejores alborotadores en la historia de Hogwarts, Hagrid.
Hagrid movió la silla y se sentó, desparramándose para ponerse cómodo. —¿Cómo has estado? ¿Eres el gemelo que se va a casar con la heredera Black o el solterón eterno?
Unas carcajadas estruendosas salieron de parte de Hagrid y George se unió al escuchar como lo había llamado.
—Supongo que el solterón eterno, ya sabes, al parecer soy más un alma libre, eso de tener una relación no se me da.
— Recuerdo, que cuando ibas en Hogwarts te descubrí muchas veces en el bosque prohibido besándote, con esta chica — Hagrid entrecerró lo ojos, tratando de recordar —...la chica morena que iba con ustedes en Gryffindor.
— ¿Angelina?
— Sí, exactamente ella, ¿Si eras tú o era Fred?
George sonrió al recordar esos viejos tiempos, Fred y él habían tenido una "relación" con la misma chica en sexto grado, si se podría llamar relación a lo que tenían.
Era más un divertido juego para ellos, unos días él estaba con ella y otros días Fred, no les molestaba, siempre compartían todo, o bueno casi todo, porque eso cambio cuando Fred conoció a su prometida. Aún recordaba como Fred había "terminado" todo con Angelina y ella se había enojado con él.
George y ella trataron de tener algo formal pero no funcionó, ya que el corazón de George latía solo por la novia de su hermano, a veces se odiaba tanto por tener esos pensamientos por Zibelth y también odiaba que su hermano y él tuvieran casi los mismos gustos en todo, incluido mujeres.
—Tal vez yo, tal vez Fred, nunca se sabrá.
—Bueno chico, deja que te invite un trago.
Hagrid como siempre era amable con él, le hablo a Madame Rosmerta y pidió una botella de whiskey de fuego.
Al parecer sus planes de buscar a Lys habían cambiado, quizá al día siguiente iría por ella.
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