Emma Jhonson

Hace muchos años, estaba de campamento con mis amigos Bruno, Steve y Stacy. En ese momento todo eran risas, diversión, estaba acompañada de mi abuelo Bob, un pescador introvertido que nos enseñaba las experiencias de vida, la recuerdo junto a él, fue una de las pocas veces que fui realmente feliz, no había preocupaciones, vivíamos en una simplicidad que con tan poco solíamos pasarla bien.

Abuelito me llevaba cada mes, a visitar a mis papás en el cementerio, siempre me paraba frente a la tumba, deseando que estuvieran bien donde quiera que se encontraran, a pesar de que se fueron por una maldita persecución en manos de los enemigos de papá, desde que no estaban mi vida cambió completamente, pasé de jugar cada tarde con mis vecinas, horas y horas de diversión a mudarme de vecindario y acostumbrarme ayudar en el taller Abuelito, quien era el mejor carpintero que había en la ciudad. Solía interpretar las más bellas canciones que llenaban de colores todo nuestro hogar. Sinatra retumbaba las paredes de la casa, y cuando el día triste estaba colocábamos La Bamba que Ritchie cantaba y eso a nosotros nos entusiasmaba.

Un día tocaron la puerta, de una forma muy inesperada, eran Servicios Sociales,  que la casa inspeccionaban, al ver que trabajaba, muy despampanantes los notaba, pero era solo un sueño, pues mi abuelo llorando estaba, sin decir poco más que unas palabras, mi maleta con sus sueños empacó, pero en ella misma guardó, las figuras que tanto adoraba, que él mismo tallaba con su cincel, y desde ese momento no lo volví a ver, y mis sueños se quebraron; me mandaron a un orfanato, sorprendida estaba yo, pues extrañaba mucho al viejito, que tanto me enseñó a que yo podía con todo y a cantar con el corazón. Así pasaron los años, y de vez en cuando lo veía, pero quien lo cuidaría ahora que no estaba yo, aún las figuritas conservaba, y jugaba a pesar que lo extrañaba, y entrevistas de adopción pasaban, y yo todas las rechazaba. Me decían Emma "La Brava" hasta que llegó una Cubana en modo de desesperación, dijo quiero una adopción, mientras ella me miraba, solita y apartada, ella se me acercó: "Me llamo Magdalena, tu abuelito me envió, dice que te extraña todas las mañanas, y que tus vibras hacen falta, para que alegres la casa, lamentablemente de este mundo él partió, pues un cáncer lo aquejaba y no tuvo salvación"

Lloré desconsolada, sin encontrar explicación, al cielo miraba, y podía sentir que él me cuidaba, inexplicablemente me alejaba de problemas que causaba, mi carácter se volvió sumamente fuerte, y por eso la Monja Bernadette al ejército me enviaba antes de cumplir los 18, a pesar de que nací en Estados Unidos; Colombia y Ecuador fueron mi hogar, "El Coronel" viendo que indefensa estaba, decidió apoyarme y unirme a la causa, día y noche me entrenaba, hasta el cansancio me encontraba, pero mi dolor poco a poco sesaba, pues encontré un lugar donde al fin encajaba, mis músculos crecían y encontré mi sentido de vida, servir al país que me acogió, y juré defenderlo hasta la muerte por amor al Tricolor ese que Simón había puesto a la bandera, a pesar que no me representaba, adopté su cultura, crecí leyendo los autores más influyentes del país del siglo XIX como lo eran Fray Vicente Solano El Cura Ilustrado a sus derechos y deberes, y poco a poco el Cuyo Asado, Mote Pillo y el Ceviche de Camarón se volvieron parte de mi. Decidí asentarme definitivamente en Ecuador, y si una niña Gringa de aspecto debilucho se adentró al mundo del ejército, un movimiento que no era común para las mujeres, pero aprendí a servir, a defender, recibí entrenamientos que forjaron mi carácter, y con ello mis primeras misiones con los llamados pelotones de guerra. Ahí fue donde conocí a Ignacio Cedeño "El Coronel", quien desde el principio me miraba con deseo, y yo como toda una aprendiz me dejé influenciar más de la cuenta por él, solo tenía 18 años en ese momento, y carecía de una figura paterna, fue entonces, como vi en él mi refugio, lo que necesitaba para salir adelante, y este se aprovechó más de la cuenta de mi inocencia, al principio era todo maravilloso, entrenábamos día y noche, me alimentaba, estaba conmigo en los momentos donde creía que no podía y me alentó a seguir adelante. Lo veía como a un padre, era mi papá pues así lo sentía, me enseñó todo lo que necesitaba, a pesar de las restricciones que teníamos las mujeres para ese momento.

Un día entró a mi habitación, ya me encontraba dormida, pero el ruido de la puerta me despertó, sin embargo no hice ningún movimiento, e hice que seguía durmiendo, ahí estaba él bebiendo de su Whisky y me encontraba sumamente incómoda pues sentía su mirada anclada sobre mi, y no me permitía dormir tranquila, me arrimo a la orilla y poco a poco se acercaba, me encontraba asustada sin saber que hacer, de repente me voltee, y él su pantalón bajaba y me sentía impresionada por quien era él. Ya no hubo marcha atrás, en mi cama lo tenía, me tocaba sin cesar, y yo asqueada lo veía. Me empezó a desnudar, y mis senos tocar, sabía que lo que vendría no me iba a gustar. Me bajó mis pantys, y su cabeza puso en mi altar, que no había sido tocado, nunca por ningún patán. Se encontraba muy excitado, pero yo a la vez muy nerviosa, pues jamás había hecho tal cosa. Luego me besó, jamás me opuse a nada, y sentía como penetraba, mi paraíso corporal. Nunca se puso nada, estuvimos piel con el piel, fue la primera vez, que algo así me pasaba. Me dolió como nunca, mucha presión me colocó, y luego me hizo sentir el sabor de su fluido pegajoso, y así fue como perdí mi virginidad tras forcejear y forcejear, me volví la cómplice perfecta para su malvado plan.

Otro día más que pasa, son muchos años ya, estoy cansada de ser esclava de quien dice ser mi papá, pero la cruda realidad es que soy una amante más, un objeto sexual sin posibilidad de hablar, pues si digo una palabra, sus matones me ejecutarán. Lloro en silencio, disfruto de mi soledad, 3 abortos he tenido, gracias a la violencia que él me da, un trastorno psicológico que jamás voy a olvidar. Con los Dioses suelo hablar, nadie más me puede escuchar, estoy seguro de que alguien algún día lo detendrá, mientras tanto sigo aquí esperando que esto tenga un final, espero no sea tan tarde, para vivir en libertad. Con suerte alguien me va a escuchar, desde lo más profundo envío energías, no sé a quién le llegarán, pero solo espero que sea a quien me ame de verdad, y me pueda rescatar.

Un tal Cabo Rojas me custodia, mientras sueño un Dios singular, siento que es un Dios Tyr de una tribu original, tal vez sea hindú, pero en él me voy a refugiar, pues esta tortura algún día tiene que terminar. Por eso pido y exclamo, mientras me abusan una vez más, que alguien los detenga pronto pues no se cuanto más pueda aguantar. Embestida tras embestida, solo me queda orar, como fue que llegué a ser la amante de mi "papá" quien realmente es un monstruo sin piedad.

Esther tú puedes, me repito cada día, hasta que recibo buenas vibras que pensé que nunca sentiría. Alguien por fin me escucha, y estoy segura que me encontrará, matará a estos delincuentes y su esposa me hará.

Unos días después, sin poderlo entender, Cabo Rojas llega con un muchacho que acaban de agarrar, Cedeño "Mi verdugo" lo comienza a interrogar, y al ver que no colabora no le queda otra que torturar. A pesar que yo lo he calmado, sigue sin poderse completamente controlar, y sale su demonio a relucir, cuando a alguien tiene que castigar. Pero este muchacho es diferente, Timoteo oigo que lo llaman, en mi recobra una esperanza, que hace tiempo la vi perdida, ¿pero como lo haría? tenía que apoyarlo a pesar de todo, así que saqué fuerzas de algún modo, y de lejos nos miramos a los ojos, que bien parecido era, no parecía de por aquí, así que calladita sonreí esperando que todo esto de una vez pasara.

En la noche sentados en la mesa solamente "mi verdugo" y yo, le pregunté tranquilamente, a quién golpeó el día de hoy, a lo que él respondió en un tono burlón: A un muchacho todo raro, que no sabía de dónde salió. Mis súplicas fueron escuchadas, al menos eso creía yo, pero él no podía solo, tenía que ir hacer algo para salir de ahí los dos.

El Coronel luego de tantas torturas, me dijo habla con él, no vayas a planear nada o si no te mataré, allí tienes alguien de tu edad, solo te daré una oportunidad, entonces si llegas a fallar no me quedará otro remedio, que una bala disparar con frialdad.

Asustada me acerco a él, y me limito a saludar, él todo herido me dice que se parece a quien vino a rescatar. Le pregunto cómo sabe, si jamás la ha podido mirar, el responde que en sus ojos puede notar el sufrimiento que ha debido llevar. Eso me conmueve un poco más, ante la mirada de todos, comenzamos hablar, eso poco me llegó a importar, me sentía en la felicidad, aunque no sabía si lo vivía, por algo tendría que empezar. Era tan lindo escucharle hablar, sobre cómo algún sueño decidió alcanzar, y me sorprendí cuando me dijo, que desde hace tiempo ya sabía que me venía a buscar. Eso me flechó completamente, y mi impulso pudo más. Me lancé directamente para sus labios poder besar, ante la mirada atónita de todos, el Coronel se apareció, me agarró por el cabello y al piso me tiró. Ante él, Timoteo en estado de shock, que sentía una impotencia pues él no fue quien me defendió, vi como su mirada subió, como si estuviese en una oración, respiró completamente profundo y luego se calmó. Eso me impresionó, nunca vi a nadie mantener tanta calma, mientras lo alejaban de mis brazos, me susurró: Te salvaré pronto, y cuidaré tus daños, y si algún día me lo permites voy a tomar tu mano soy Timoteo.

Eso fue para mí la verdadera demostración de amor, a alguien que ni siquiera conocía pero el corazón me robó, y ahora en líos estamos metidos, por qué el Coronel se enteró, que la química era obvia, y que ya yo no sería su  "Gran Amor". Ahora solo queda luchar, para ver si juntos podemos estar, y si no funciona, pues quedarnos con la satisfacción de que al menos lo pudimos intentar.

Timoteo logra sus manos librar, sin que se den cuenta, decide la misma posición tomar, él tiene un plan, y sabe que va a funcionar, pero necesita que sea de noche, para que sea solo uno el que nos va a cuidar. Él tiene la plena certeza, que esto va funcionar, pero debe esperar el momento adecuado para su plan ejecutar.

El Coronel era un traidor, y eso se regresará. Ya no hay persona en este mundo con quien desee estar más, Timoteo llegó a mi vida, para poderme salvar, sin llegarlo esperar se convirtió en mi Ángel de la Guarda. Ese que me dio esperanzas para seguir aguantando, y soñar que estos Cubanos pronto tendrán su final.
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¿Pero cuándo será? Prontito en el Capítulo #4 que podrán disfrutar. Gracias por leerme y esta historia apoyar, les juro que sin ustedes no podría continuar, por qué los lectores son todo, son quienes se encargan de juzgar, pero yo disfruto con gusto, pues a mí me encanta escuchar, y sobre todo poder demostrar que un escritor tiene muchas facetas, que no es tan solo escribir un drama si no también a base de rimas construir un capítulo original. Los veo pronto cómplices