No debiste conocerme en esa época

No...

Para empezar, nuestras miradas nunca debieron encontrarse.

Nos conocimos un día nevado, tu estabas del otro lado de aquel cristal, mientras que yo estaba confinado en un cuarto en el que he estado desde mis siete años

Recuerdo que te miré sin interés alguno, realmente tu presencia me importaba poco

Pero tú te acércaste confiada de tus palabras, tocaste mi ventana y me llamaste

— oye... — susurraste lo más bajo que podías — ¿Te gustan las galletas?

Recuerdo que me acerque a tí de una forma muy torpe, apenas podía caminar

Tomé lo que me ofrecias y lo probé. Desde ese momento te convertiste en quien contrabandeaba mi comida

Estaba mejor solo, sin tu presencia

Pero poco a poco me fuí acostumbrando a tu fugaz compañía.

Ibas al hospital cada domingo, y visitabas a un completo extraño cuya ventana daba al jardín

— oye... — tocaste mi ventana y miraste para ambos lados. Yo me levanté casi corriendo a tomar el paquete de galletas que estaba entre tus manos — son de chocolate, me gusta el chocolate

— gracias — me quedé un rato recargado sobre la pared para poder escucharte mejor, pero solo reías y sonreías — ¿Cuál es tu nombre?

— Athanasia ¿Y el tuyo?

— Lucas

Eras mi única visita 'formal' que llegaba sin falta cada domingo

Y así pasamos el tiempo. Riendo junto a un extraño cuyo único recuerdo es el color de nuestros ojos

— pss

Esa mañana no tenía ganas de nada, no quería estudiar y menos levantarme, pero si eras tú estaba bien

— ¿necesitas algo tonta?

— toma — me pasaste por la ventana un pequeño collar en forma de media luna — cuando estemos cercas el collar brillará

— ¿y yo para que quiero esto?

— por si un día sales del hospital, prometo buscarte si llevas siempre ese collar

¿Y realmente lo cumpliste?
A la semana siguiente ya no llegaste, tus visitas disminuyeron y perdí todo rastro de tí

Jamás pensé llegar a sentir tu ausencia, total, eras una simple extraña que me hablaba detrás de un cristal

Pero eres la primer persona que vino a verme desde que me internaron

— toma

— ¿Una carta? — la tomé y ví tu nombre impregnado en el papel

— eres libre de mandar y recibir correo

— si, si, gracias

Y desde ese momento nos pusimos de nuevo en contacto.

Agradezco tu compañía, hiciste que mi soledad fuera más agradable

Hiciste que mi vida fuera más amena

Ahora solo me queda llevarme estos recuerdos para siempre.

Por cierto, creo que llegaste a gustarme, no lo sé, me hubiera gustado descubrir por qué me emocionaba cada que me llegaba una carta tuya.

Gracias, Atthy.

..

Sentada frente a una tumba, con la carta entre sus manos y unas rosas frente a ella; intentando retener las lágrimas que poco a poco salían y recorrían sus mejillas.

Llevó su mano hacia su pecho y agarró fuertemente el collar que brillaba a más no poder.

Al fin lo habia encontrado, después de cinco años, al fin dió con él.

— te encontré — sonrió, limpiando sus constantes lágrimas — te encontré, Lucas

Y una agradable ventisca envolvió su dorado cabello.