Princesa encantadora
El tiempo pasó sin apuros y sin aviso en el imperio obeliano, dónde el actual rey gobierna con mano dura sobre sus habitantes solamente para su propio beneficio. Él no era un monarca que la gente admirará y menos, una persona humilde como solía describirse
Obelia estaba sumido en un caos silencioso, dónde al menor ruido acerca del tirano rey los llevaba directamente a la horca
No tenían palabra y la opinión no existía
"El dragón rojo despertará de su sueño eterno y aniquilará la corona que rige sobre el imperio. Solo un mago dorado podrá detenerlo antes de destruir el mundo entero"
- ¡Patrañas! El dragón que se menciona, murió hace doscientos años
- pero padre, tu gente te necesita y si queremos evitar ésto debes de seguir la línea blanca. Debes volverte un monarca decente
Una cachetada impacto en el bello rostro de la chica, cuyos ojos azul gema y cabello rubio opaco le hacían resaltar su belleza
- solo eres la maldita hija de esa perra, no entiendo por qué sigues en el castillo
La joven princesa, nacida entre una sirvienta y el actual emperador, es la tercera princesa de dicho imperio
- pa-padre, por favor... ¡Escúchame!
- ¡silencio! Serás enviada a shiodonnia como ofrenda de paz
Y así, la joven rubia partió de su hogar hacia el imperio vecino, dónde se convirtió en una de las muchas mujeres que tenía aquel detestable rey.
El tiempo volvió a retomar su rumbo, dándole paso al invierno. La princesa obeliana se encontraba frente a un matorral de rosas rojas que estaban ligeramente abrigadas por una fina capa blanca de nieve. Acarició su abultado vientre y miró hacia el cielo
- hoy tampoco ha salido el sol
Uno de sus dedos recorrió con delicadeza la más pulcra rosa que se encontraba frente a ella, la miró fijamente y con lo más profundo de su corazón pidió un deseo
"Una niña que tenga los colores del sol, cuyos labios sean tan rojos como la sangre y su piel sea tan blanquecina como la nieve. Una niña de oro que detenga al dragón rojo"
Una gota de sangre resbaló por su dedo hasta manchar el blanco piso. Se había pinchado su pulgar, pero el dolor era mínimo a comparación de lo que sufría en aquel castillo
- Athanasia - de pronto, a su mente vino el vago recuerdo de hace tres meses, dónde una pequeña niña rubia y de ojos azules corre hacia el bosque hasta perderse, dejando a la mujer parada en medio de su sueño
"Mami, Atthy quiere ir al bosque"
No dudaba con que aquel sueño sea una premonición sobre su futuro, pero al igual que la calidez que rodeó todo su ser, una aurora negra la invadió hasta convertirla en una pesadilla
"¡No! ¡Athanasia, huye!"
Recuerda aquel rojizo cielo que cubrió todo el bastó reino hasta crear una gran nube de caos, su hija corría con los pies descalzos hasta el bosque donde solía jugar de pequeña, pero una soga en su cuello la hizo caer hasta manchar el césped de un rojo intenso
"¡Sueltenla!"
No importa cuánto haya gritado, las personas que la tenían no le hacían caso y solo le dedicaban una sonrisa amarga. Ellos ya la habían matado
- prometo... - estrujó sus ropas hacia su pecho - que nada de eso te pasará
Y regreso a su castillo, al mismo rincón en el que ha vivido esos tres largos años
..
La noche se posó sobre aquel imperio y un agudo chillido hizo eco por todo el palacio
- ¡es una niña!
- ¡quiero verla! - la madre extendió sus brazos hacia su hija y la tomó con la más fina delicadeza. Su rostro era rosado debido a la sangre y la placenta, pero sus pequeñas hebras doradas eran tan relucientes como la luz solar que suele disfrutar a veces. - Athanasia
Y recitó su nombre una última vez antes de cerrar sus ojos para siempre.
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"El dragón rojo despertará de su sueño eterno y aniquilará la corona que rige sobre el imperio...
15 años después, en una cueva a las orillas de obelia, se encontraba un joven pelinegro bostezando mientras estiraba cada parte de su cuerpo
Sus ojos rojizos parpadearon constantemente hasta acoplarse al ambiente oscuro que lo rodeaba. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que aquel emperador lo puso a dormir? No lo recuerda, pero sin duda toda la familia real de obelia lo pagará
"¡Duerme! ¡Duerme eternamente y brindamos un momento de paz!"
"Es fácil para ti decirlo, después de haberme utilizado en tu estúpida guerra"
"Es una lastima que un dragón no pueda ver por sobre los sentimientos de las personas"
"Juró regresar y hacerte pagar cada maldita lágrima que derramé gracias a tu gente y tus absurdos experimentos"
"Oh, gran dragón, temo que nos veremos en el infierno"
Caminó hacia la salida y se recargo en las rocas que estaban a su costado derecho. Desde la cima más alta de un volcán inactivo podía ver claramente el pueblo obeliano expandirse de este a oeste. Simplemente repugnante, según él
De su espalda se abrieron dos cicatrices y de estás salieron dos grandes alas que estiró como si de un ave se tratase
El dragón carmín sonrió de fascinación al ver en sus ojos el futuro ardiente y destructivo que le esperaba a aquel estúpido imperio. Tomó vuelo y descendió poco a poco, dándose el lujo de pasar por tantos pueblos como sea posible para ver la mirada de angustia y terror en los habitantes que un día él protegió. Claramente ya no eran aquellos aldeanos que hirieron su piel a más no poder, pero aún así, aquella gente tenía la sangre de quién le hizo daño en el pasado.
Voló hasta llegar a la ciudad imperial, dónde el ejército ya lo estaba esperando. Ah, simples idiotas, no pueden hacerle frente a un dragón con una simple pluma
- ¡su majestad, huya!
Los ojos carmín de aquel pelinegro dieron con las gemas azules que poseía aquel soberano. Su labios formaron una gran sonrisa, dejando ver los colmillos que ocultaba aquel azabache
- ¡hagan algo idiotas! - gritó aquel rey mientras subía a su caballo y huía lo más lejos de aquel ser
El dragón descendió hasta tocar el césped, soltó una gran carcajada y chasqueo sus dedos.
- ¡simples idiotas!
"Hace mucho tiempo, existió un dragón carmín de buen corazón que se atrevió a luchar contra los suyos para proteger a la raza humana que tanto amaba.
Logro matarlos y les quitó su poder, se inclinó ante el primer rey y recitó las palabras que lo encadenaron a aquel simple mortal
«He de entregarte mi cuerpo y alma para ser el escudo y espada que proteja a la realeza. Desde ahora soy su dragón, por favor deme un poco de su sangre»
El rey trazó una línea recta sobre la palma de su mano, cerró su puño y la extendió por arriba de la cabeza del dragón.
Descendieron tres gotas de sangre que cayeron a la boca de aquel inmortal ser, quien al instante estaba unido al rey por un lazo de sangre y honor
El dragón carmín no podía desobedecer ninguna de las órdenes que su rey le daba, porque había jurado serle fiel hasta el fin de sus días.
Pero el soberano era astuto y lo mando a la guerra diez años seguidos. Cuando regresó, lo encerró en un calabozo y experimento con él tanto como quiso
Se deleitó de su dolor, de las lágrimas inocentes que caían de aquel pobre ser
«Mi rey, por favor... »
« ¡silencio! Jamás dije que podías hablar»
Uno a uno sus colmillos fueron desapareciendo, sus uñas fueron arrancadas y sus alas fueron perforadas
Aquel dragón de buen corazón prefirió congelarlo para evitar sentir más de lo que podía soportar.
Y el tiempo pasó hasta la muerte del primer monarca, quien lo durmió al ver el ardiente deseo del dragón para destruir aquel estúpido pueblo.
Y el dragón cayó ante él profundo sueño, jurando vengarse del pueblo que alguna vez amó"
Su cabello azabache se balanceaba conforme la sintonía del viento. Sonrió de satisfacción al ver el rojizo paisaje ante sus ojos. Era simplemente perfecto
La sangre escurría hasta formar un lago rojizo que reflejaba el anaranjado cielo
La escena con la que soñó desde que cayó ante aquel profundo sueño al fin se hacía realidad ante sus pies
- no queda nadie - en su palma derecha se encontraban las joyas azuladas que sacó a cada integrante de la familia imperial. Sonrió de satisfacción y se sentó en el trono vacío, agarro la corona y la colocó sobre su cabeza
Al fin había cumplido su cometido. Ahora él era el gobernante de aquel imperio obeliano.
..
Tres meses pasaron desde aquel cometido, siendo una situación ajena de la que los imperios vecinos jamás se enteraron
- mi princesa, se puede resfriar si sigue jugando en la nieve
- Ven Hanna, ven y haz muñecos de nieve conmigo
La rubia la jaló hasta que ambas cayeron al blanco piso que cubría el verde pastizal.
Era invierno en shiodonnia y la 5ª princesa adoraba aquella temporada, aún sabiendo que fue una noche nevada y tormentosa cuando su madre perdió la vida al traerla al mundo
Su dorado cabello se cubría levemente de pequeños copos de nieves que se adherían a él. Sus ojos azulados como el cielo miraban con fascinación el destellante brillo de las pequeñas ráfagas de sol que llegaban hasta el jardín de rosas donde ella se encontraba
- ah, que día tan más bonito
- mi princesa, debemos regresar antes de que su padre note su ausencia
- Hanna - sin quitar su sonrisa, miró a su criada y dijo - escapemos
- ¡pero que barbaridad está diciendo! Nos cortaran la cabeza antes de llegar a los límites del imperio
- entonces tenemos que correr lo más rápido que podamos
- ¡Princesa, bien sabe que no estoy en forma y me pide tal cosa!
- vamos Hanna, puede que encuentra a tu príncipe azul en el pueblo
La criada solo suspiró y asintió levemente, se adentro al castillo y caminó sigilosamente hasta la pequeña habitación de la joven rubia, quien tenía en su mirada un gran brillo de esperanza para por fin escapar de aquella prisión en forma de palacio.
Nunca fue feliz, pero jamás dejo de sonreír ante su humillante vida porque ante todo estaba su más grande sueño de convertirse en una bailarina. No le importaba si tenía que huir hasta adentrarse a la cueva de un dragón durmiente, todo lo que la gente consideraba "el peor castigo" para ella era considerado la mejor oportunidad para vivir
Alzó su puño y sonrió levemente al tocar la delicada rosa que se inclinaba hacia ella.
Su color era tan rojo como la sangre, su textura era tan suave como la seda y su aroma era tan fragante como una brisa de verano.
- vaya, vaya. A padre no le gustará esto
- jennette - susurró - tiempo sin verla 2ª princesa
La castaña de ojos verdes cruzó sus brazos y la miró fijamente - escuché que quieres escapar
- por favor, no le digas a papá
- padre, Athanasia, padre - suspiró pesadamente y la miró una vez más - mañana a las doce estará abierta la compuerta trasera. Cuídate
- ¡jennette! - la rubia la abrazó fuertemente, conteniendo sus lágrimas al tener que despedirse de la única persona que fue amable con ella - te extrañaré
- yo no - suavizó su voz y le dio tres leves palmadas en su espalda - prométeme que me escribirás
- ¿pero como, si papá revisa cada carta que llega al palacio?
- es padre, no papá - en la mirada sería de la castaña se posaba un brillo especial que solo le dedicaba a su pequeña hermana. Deseaba su felicidad después de descubrir que su padre quería violarla, pero bueno, eso incluso le paso a ella y por eso le tiene tal odio a aquel monarca - envíame una paloma mensajera
- los arqueros la derribaran antes de llegar a tu cuarto
- entonces no me envíes nada - volvió a cruzarse de brazos y le dio la espalda - pero espero seas feliz
- ¡hermana! - la tomó del hombro - espero mi hermana también sea feliz
Jennette, la segunda princesa de aquel imperio, nacida entre una noble y el monarca de aquel reino. A pesar de tener un alto estatus, su vida es igual o peor que la de Athanasia
Su padre abuso de ella cuando solo tenía 14 años y cuando se enteró de que haría lo mismo con la joven rubia, decidió intervenir
"Jajajaja ¿tu? No, tu ya no me sirves"
"Athanasia tampoco. Solo es la maldita hija de una princesa exiliada de obelia"
"Pero tiene un buen cuerpo, no pienso dejarla sin haberla probado antes"
"Estás enfermo, padre"
Solo recordar su asquerosa voz le traía malos recuerdos. Ella también desea escapar, pero al ser una heredera al trono tiene que quedarse y esperar hasta escuchar la decisión final de su ..... Ugh.... Padre
- evita llegar a las tierras de obelia
- ¿por qué lo dices?
- hay rumores de que el dragón ha despertado, pero si quieres cometer suicidó entonces te sugiero ir ahí
La castaña caminó hasta llegar al interior del palacio y se dirigió hacia su dama de compañía. Tenía que cuidar a su hermana desde las sombras para evitar que ese maldito ser pusiera sus manos en ella
- no quiero que pases por lo mismo... - susurró y tocó la parte de su vientre donde alguna vez acunó al parásito de aquel bastardo
El día pasó tan tranquilo y calmado como nunca antes había estado, pero el ambiente en el palacio era totalmente distinto.
El rey se enteró por parte de su primer caballero, que la 5ª princesa quería escapar y había sido guiada por la 2ª princesa
- jajajaja traerlas ante mi
Los caballeros avanzaron hasta la habitación de ambas señoritas, sacándolas de su cuarto en contra de su voluntad.
Al llegar al salón del trono, ambas se inclinaron con respeto a su monarca mientras sentían cada fibra de su cuerpo temblar de temor
- escuché que quieres escapar
La rubia no dijo nada, se mantuvo callada y evito levantar la mirada
- escuché que la aconsejaste
- no lo hize, padre
La castaña en cambio, lo miró con ojos hostiles que brillaban con desprecio hacia su progenitor. Ella ya no le tenía miedo por qué aquel sentimiento fue reemplazado por uno de odio
- serás enviada como ofrenda de paz a Obelia
Se dirigió a Athanasia, quien mantenía su mirada agachada ante la voz profunda de su padre
- ¡Envíame a mi! - al instante gritó jennette
- tu te casarás con uno de los hijos de algún noble
- ¡padre, envíame a mi! ¡Athanasia no podrá sobrevivir, solo morirá!
Estaba tan desesperada por salvar a su hermana que inconscientemente caminó hacia su rey
- tampoco dije que la mandaba para que pudiera vivir. Al contrario, es nuestra ofrenda para aquel dragón
- padre, por favor - volvió a hablar jennette
- ¡silencio! - la abofeteo - serás recluida en la gran torre del lado oeste. ¡Llévensela!
Los guardias caminaron hasta ellas, tomaron a la castaña y la apartaron de la rubia quien seguía helada frente a su padre
Este último se acercó a ella con una sonrisa ladina que mostraba deseo y lujuria
No la dejaré ir sin antes haberla probado
Su mano recorrió desde su hombro desnudo hasta su pequeña muñeca, la acercó a él y le susurró
- tengo que probar la mercancía
Y el cuerpo de la rubia tembló al oír sus frías palabras. Sus enjoyados ojos dieron con la espada que tenía a su derecha, la tomó y se la clavo en la parte derecha de su abdomen
- ¡maldita perra! ¡Guardias, envíenla de inmediato a Obelia, no quiero verla nunca más!
Y esa fue la última voz que escucho antes de subir al más feo carruaje y emprender su viaje al imperio vecino.
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En obelia las cosas habían mejorado. La poca gente que pudo esconderse, salió y mostró su más sincera lealtad hacia aquel dragón carmín quien era su nuevo rey
Durante todo ese tiempo le llegaron múltiples mujeres de todo el mundo, pero él no estaba interesado en eso
- ¡Ha llegado la princesa de shiodonnia! - exclamó uno de los guardias, abriendo la puerta y dejando ver a una rubia vestida con las ropas más extravagantes, que entraba con la mirada agachada
Athanasia llegó hasta el pelinegro, se arrodilló y le hizo una reverencia
- levanta tu rostro - su magia carmín podía sentir la magia azul correr por las venas de aquella chica, necesitaba comprobarlo mirando sus ojos
- majestad, por favor, déjeme descansar
La pobre princesa no pudo beber ni una sola gota de agua como castigo extra de aquel cruel rey. Todo el camino suplicaba un poco de comida, pero los que la escoltaban simplemente la ignoraron
Estaba cansada y sentía que en cualquier momento podía desmayarse
- levanta tu mirada - los ojos carmín empezaban a irradiar un odio apenas perceptible hacia aquella mujer - lo repetiré una última vez, levanta tu mirada
Con las pocas fuerzas que le quedaban alzó su rostro, pero antes de mirarlo a los ojos se desvaneció, cayendo contra el frío suelo de aquel palacio
- déjala en el Ruby - le ordenó a uno de sus soldados - manda a llamar al médico imperial
- como ordené, su majestad
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Su pecho subía y bajaba con lentitud
- estés bien, solo está un poco desnutrida
El de mirada rojiza le hizo una seña para que se fuera de aquel cuarto. Se sentó en la esquina de aquella cama y observo a la joven rubia que seguía durmiendo profundamente
- esto de ser monarca es molesto... ¿Por qué no simplemente destruí el continente?
- gracias...
Su mirada dio con la azulada mirada de aquella joven. Su cuerpo reaccionó por si solo y en menos de un minuto ya tenía su mano izquierda sobre el blanquecino cuello de aquella princesa
- ¡¿como es posible?! ¡Mate a todos!
La pobre princesa no podía hablar, solo rodeó con sus manos el brazo de aquel pelinegro buscando una manera de escabullirse de su agarré
- ¿Cómo escapaste? - la soltó
Athanasia suspiró profundamente hasta recuperar el ritmo cardíaco normal de su corazón acelerado
- no se de que habla, majestad
- ¡si no hablas, te mataré en este instante!
- no me importa, cualquier cosa es mejor que regresar a shiodonnia
Sus miradas no titubeaban ante la mirada del contrario. El dragón carmín observo más a fondo de sus sentimientos, dónde pudo encontrar sus tristes memorias
Su madre fue una princesa de obelia que su padre mando como regalo de paz al imperio vecino. Falleció al dar a luz y dejo sola a su hija, quien sufrió desde su infancia hasta su adolescencia en aquel frío lugar
- Lucas - ¿Por qué se apiadaba de ella? Tal vez, por qué ambos vivieron en un infierno disfrazado de hogar
- ¿Qué?
- mi nombre es Lucas, recuérdalo - el pelinegro salió de aquella habitación rumbo a su palacio. En su pecho podía sentir una llamara ardiente que poco a poco descongelan su frío corazón
"...Una niña de oro que detenga al dragón rojo"
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La vida misma siguió sin algún inconveniente. El dragón solía visitar el palacio rubí solo para encontrarse con aquella chica
- majestad - le hizo una reverencia
Lucas la miró fijamente de pies a cabeza. Por alguna razón aquella princesa era una persona difícil de poder ignorar, destacaba en el palacio por su extremada belleza y encantó natural, pero seguía siendo parte de la realeza que alguna vez lo traicionó
- te espero a las 4 para la hora del té
Dio media vuelta y se marchó, esperando pacientemente a que aquella hora llegará.
Athanasia sonrió al verlo partir, era guapo a pesar de ser un temible dragón, pero bien podía ver en su mirada todo el dolor que cargaba sobre sus hombros
Suspiró y negó al instante. La gente puede ser tan cruel como se lo proponga, pero la amabilidad parece ser un recuerdo que escasea en los corazones de las personas
Miró al cielo, juntó sus manos y de lo más profundo de su corazón conjuró un deseo
"Que sea feliz"
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Tres meses pasaron desde aquella vez y desde entonces los encuentros entre ambos solo lograron intensificarse
- perdón - susurró la princesa al sentir el frío viento de la noche recorrer su blanquecino rostro, elevando sutilmente las lágrimas que salían de sus ojos
- ¿por qué te disculpas?
- por todo lo que te paso - su pulgar acaricio lentamente la espalda desnuda de Lucas, quien frunció sus labios y la miró fijamente
- esto no me lo hiciste tú
- no, pero mi gente jamás te pidió alguna disculpa. Perdón... Debiste haber sufrido mucho, perdón
Y esas insignificantes palabras lograron derretir el corazón de un dragón que alguna vez fue amable con todos
- gracias...
Se acercó a ella y unió sus labios en un fugaz beso que desapareció tan rápido como el fugaz brillo que se reflejaba en el estanque de agua cada mañana
- m-ma-majestad, ¡por favor respeté! - la rubia no podía con la vergüenza por lo que oculto su rostro de la mirada carmín que la veía con gentileza
- ¿Me tienes miedo?
- no, no lo hago
- nunca trataste de huir - su mano derecha se deslizó con delicadeza por la blanquecina piel de la princesa, quien se estremeció ante su delicado roce - ¿Por qué?
- por qué soy la mujer de su majestad - le sonrió tímidamente
Lucas se acercó a ella y la abrazo fuertemente mientras su rostro reposaba en la curvatura del cuello de Athanasia
En su vida jamás había sentido aquel cálido sentimiento que otra persona le brindaba, siempre fue visto como un simple enemigo o una extravagante mascota, por lo que era obvio si se aferraba a la primera persona que le mostró el lado más cálido de la humanidad
El tiempo volvió a retomar su camino, teniendo días de felicidad y noches de cariño dónde ambos seres intensifican cada vez más sus sentimientos
Un día, Lucas tomo la decisión de comer la manzana dorada. Un fruto prohibido que puede curar toda enfermedad y cumplir cualquier deseo
«quiero volverme humano»
Con delicadeza mordió aquel fruto y a la mañana siguiente sus largas uñas y afilados dientes habían desaparecido, dejando solamente sus afilados colmillos
Caminó hacia el Ruby y extendió sus brazos hacia la rubia quien se lanzo hacia él con una expresión de sorpresa y fascinación en su rostro
Al fin podían estar juntos, al fin podían formar la familia con la que tanto habían soñado
Pero así como la felicidad llegó de la noche a la mañana, la tempestad y el sufrimiento llegaron a dicho imperio una fría noche, dónde la luna jamás salió y las estrellas jamás mostraron su brillo
Lilian York, una noble que decidió abandonar su título para servirle a la princesa naciente del sol, la futura Emperatriz Athanasia day Alger Obelia
- ¡majestad, por favor! - gritó de espaldas al azabache quien sostenía una espada ensangrentada en dirección a la pequeña bebé
Esa noche Athanasia había entrado en trabajo de parto, siendo auxiliada por su más fiel amiga puesto que las demás chicas de aquel palacio rubí habían envenenado su té cada mañana
"¡un poco más majestad!"
"¡Lilian, llama al médico!"
La pobre princesa se están desangrando de más mientras pujaba y pujaba para dar a luz a su querida hija
La castaña salió de aquel cuarto y gritó por los pasillos para que fueran a auxiliar a la princesa dorada, pero nadie respondió a su llamado
Athanasia logro escuchar un pequeño llanto provenir de la abertura entre sus piernas, se inclinó y tomó en sus brazos a la pequeña bebé que lloraba din parar
"mi pequeña Diana"
sonrió y levantó su mirada hacia la puerta al notar a la castaña llegar con el doctor
"lillian, cuida de mi hija"
Lucas, quien había llegado treinta minutos tarde se encontró con la desgarradora escena de su amada dándole sus última palabras a su pequeña hija
Diana
Fue tanta su irá que se encamino hacia los demás cuartos y mató a todo aquel que llegara a toparse en su camino, dejando un lago de sangre en aquel palacio
Regreso a la habitación donde yacía el cuerpo de la mujer que algún día amó, tomó entre brazos a la pequeña bebé y la miró fijamente
Cabello rubio y ondulado en combinación de unos ojos rojizos enjoyadas
Aquel pequeño ser le quitó lo que más amaba
- ¡majestad, no! - la criada temblaba al sentir el fuerte aura que emanaba el azabache hacia su propia hija
"¿La amarás igual que a mí? Sabes que mi vientre es delicado, mi cuerpo no aguantará tanto peso en el, por favor cuida de ella por mi"
Estaba decidido a atravesar su espada en aquel pequeño pecho, pero una leve y fina capa de agua se posó sobre sus ojos, impidiéndole ver correctamente
- no la quiero ver, ni se te ocurre aparecer frente a mi
Y con esas últimas palabras salió de aquel cuarto, dejando a su suerte a su hija.
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5 años después
La primavera había llegado a Obelia. Sus armoniosos colores se veían reflejados en el hermoso jardín que estaba enfrente del palacio Ruby, dónde una pequeña de cabello rubio y ojos rojizos corría alegremente persiguiendo un pequeño cachorro de color blanco
Sin poder evitarlo, se adentro al bosque mientras su mirada seguía pegada en aquel diminuto ser
- ¡te tengo! - se lanzó hacia el pequeño animal
- ¿Podrías quitarte de encima?
Una fría y gruesa voz llamó su atención, por lo que alzó su vista hasta topar con la mirada azulada de un hombre rubio
- hermano, ¿que haces aquí?
El mencionado no dijo nada, se levantó y limpio sus ropas hasta quitar todo rastro de tierra o polvo
- nadie puede pasar a mi palacio
- ¿llamas a eso un palacio? - señaló con burla el lugar donde ella y su niñera lillian residían
- es mi hogar - susurró
- ah, seré franco. Vine a reponer mis energías
- ¿Y por qué tienes al perrito?
- por qué está será mi comida - sonrió fríamente
- ¡no, dámelo o le diré a papá!
- anda, ve y dile que te lo quito alguien de nombre Claude - aquel rubio bien sabía la lamentable situación en la que vivía aquella princesa. Jamás fue su intención burlarse de ella, pero solo así podía quitársela de encima
- ¡papá me quiere!
- ¿y dónde está?
Un incómodo silencio se hizo presente en ambas personas
- tengo que irme
- ¡no, espera!
- llámame si me necesitas, total ya sabes mi nombre - chasqueo sus dedos y desapareció, dejando anonadada a la pequeña rubia
- un mago... - susurro
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Hola!!! Espero les haya gustado este largo capitulo
Siendo sincera esta idea ya rondaba en mi cabeza desde hace mucho tiempo, pero creo que se escuchaba mejor en mi cabeza a diferencia de como lo escribí :'c casi no me gustó cómo quedó, por lo que lo corregiré más al rato
Espero haya sido de su agrado, nos vemos!!!!
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