Aethly
En el palacio esmeralda resonaban los múltiples llantos de una pequeña niña que abrazaba con fuerza la pierna derecha de su padre
— Aethly — exclamó Lucas por décima vez — suéltame
— ¡No! — levantó su rostro lloroso y con la poca visibilidad que tenía, miró a su padre — ¿Po-por que papá tiene que ir?
— porque sin mi esos inútiles no son nada — su mano bajó hasta el rostro de su pequeña hija de apenas cinco años, quien a diferencia de su hermana mayor, estaba tirada en el piso haciendo una gran rabieta — levántate, una princesa no debe llorar en ningún momento y menos si es mi hija
— ¡pe-pero papá!
— tranquila — la levanto y cargo en brazos — papá regresará en un máximo de tres días
— ¡si Aethly, no seas llorona! — exclamó su hermana mayor — papá, yo quiero que me traigas un vestido hecho con las plumas de un fénix
— ¿Y tú, Aethly?
La pequeña se aferró al cuello de su padre y escondió su rostro en la curvatura de su cuello, mojando levemente su traje
— yo quiero que papá se quede — murmuró
— ¿Cuando vas a madurar? ¡Deja de comportarte como una bebé! — exclamó Atheia
— Atheia, no le hables así a tu hermana
— ¡Pero es la verdad!
— ¿Y contigo no aplica?
La mayor negó.
— no, porque yo ya no soy una bebé
Lucas levanto los bordes de sus labios ante aquella curiosa respuesta. Su hija mayor le lleva dos años a la pequeña y aun así parece estar decidida en dejar su etapa infantil. Claro que para Lucas era imposible dejar de verla como su pequeña niña, si fuera por él, les pondría un hechizo para que dejarán de crecer
— ¿Aún sigues aquí?
La melodiosa voz de su esposa llamó la atención de los tres integrantes de la familia imperial que estaban ante las puertas del palacio esmeralda. Athanasia se acercó a Lucas y depósito un casto beso en sus labios mientras sujetaba la cintura de Aethly y la quitaba de encima de su esposo.
— regresa pronto — susurró
— tengo que hacerlo — el ojirubi tomo la mano de su esposa y la llevo a sus labios, besando suavemente el dorso de su mano — tengo que cuidar de tí y el bebé
— ¿Bebé?
Las dos pequeñas miraron alternativamente a sus padres, quienes solo pudieron sonreírles. Los ojos de Aethly que parecían haberse quedado sin lágrimas, volvieron a tornarse vidriosos y al instante volvió a estallar en llanto.
— ¡No!
Atheia, solo cerro sus manos en un puño mientras contenía sus lágrimas.
— ¡No mamá, papá!
— ¡¿Para que tener otro hermanito?! ¡A Aethly le gusta ser la pequeña!
— ¡yo ya no quiero cuidar a niños ruidosos como ella! — señaló a su hermana — ¡Ya no quiero otro hermanito! — por más que intentó retener sus lágrimas, al fina no pudo y se abalanzó a abrazar el vestido de su madre.
— niñas, tienen que cuidar de su hermanito así como nosotros cuidamos de ustedes — Athanasia limpio con su pulgar las mojadas mejillas de Atheia — tienen que amarlo y quererlo.
— ¡No, porque luego lloran mucho y no me dejará dormir! — exclamó Atheia
— ¡y-yo ya no quiero otro hermanito!
— ¡Ah!, ¿que haré con ustedes? — exclamó Athanasia — te dije que no era buena idea decirles
— se enterarían de todos modos — Lucas se acercó a su esposa y depósito un último beso en sus labios antes de irse — te veré en tres días
— que te vaya bien
— niñas, no hagan travesuras
Las pequeñas, con los ojos llorosos e hinchados asintieron
Un rayo de luz apareció frente a la familia, el cual absorbió a Lucas y lo desapareció en un instante.
Aethly trataba de dejar de llorar mientras que Atheia limpiaba sus lágrimas. La actual monarca del imperio obeliano miró a sus hijas y sonrió dulcemente, su hija mayor ya había pasado por lo que apenas estaba pasando Aethly, así que sabía cómo lidiar con la situación.
— ¿quieren ver a su abuelo? Tiene muchas galletas y una gran rebana de pastel de chocolate
Las pequeñas al instante asintieron.
Aethly, quien seguía en brazos de su madre, miró hacia atrás y dejó escapar un pequeño suspiro. Su padre es quien prácticamente las ha criado desde pequeñas ya que el cansado trabajo de su madre solo le permitía estar con sus hijas a determinadas horas del día y la noche.
— tu padre regresará pronto — giró levemente la cabeza de su pequeña hija y depósito un dulce beso en su frente — ya no llores.
— no mami.
..
El resto del día concurrió de forma normal hasta llegar a la noche, donde las dos princesas armaron una pequeña casita en el cuarto de la pequeña Aethly. En dicha habitación se podían ver sábanas y almohadas sujetando su pequeño techo mientras que debajo colocaban sus colchas, juguetes, libros y una linterna para poder pasar una noche amena.
Las pequeñas se pusieron sus pijamas y corrieron al cuarto de sus padres, acercaron un banquito al tocador y de uno de los cajones sacaron un bote que contenía una mascarilla de avena la cual solía ponerse su mamá. Rápidamente huyeron de regreso a su habitación, dónde se acercaron al espejo y se colocaron torpemente el producto en sus rostros.
— ¿Me veo como mamá? — preguntó la mayor
— mamá se recoge el cabello antes de ponerse su mascarilla
Atheia tenía el producto embarrado en su cabello y parte de su ropa, mientras que Aethly, quien apreciaba y copiaba los gestos y movimientos elegantes de su madre, se amarro el cabello en una coleta alta y con la yema de sus dedos tocó delicadamente el producto para después deslizarlo de forma pareja en su rostro.
— copias mucho a mamá
— me gusta porque mamá es elegante, bonita y muy inteligente. ¡Quiero ser como mamá!
— ¡Yo seré como papá! — exclamó Atheia mientras se subía a la cama de su hermana — igual viajaré entre dimensiones y mataré miles de monstruos usando solo dos de mis dedos
— ¡Wow! ¿Eso hacia papá?
La mayor asintió
— mira — se bajó de la cama de su hermana y entró gateando a la pequeña fortaleza que habían construido encima de la alfombra. Ahí, Atheia saco un libro y espero a que su hermana se colocará a su lado. — esté es el libro que relata la historia de papá
— ¿lo vas a leer? — preguntó con emisión la pequeña princesa
— ¡si, si! — tomó una almohada y se apoyo en ella mientras sostenía el libro — hace mucho tiempo, existió un gran mago que desafiaba las reglas básicas de la vida y que con el tiempo, fue incluso tratado como un dios.
Su sola existencia causaba temor y admiración por todo el mundo, pero un día, después de haber vivido sus primeros 300 años, desapareció.
Ambas pequeñas guardaron silencio después leer los años que estaban plasmados en dicho libro.
— ¿Cuántos años tiene papá?
Ambas princesas sabían de antemano que su padre era una persona cuyos años sobrepasan los de toda la población de su Reino. No les importa en lo absoluto, pero sienten curiosidad.
— no sé, nunca nos ha querido decir su verdadera edad — las pequeña alzaron sus miradas y pensaron por breves segundos antes de continuar con su historia — bueno, no importa porque papá es papá.
La pequeña asintió feliz.
— ¡sigue, sigue!
— Se dice que viajó por desiertos, cruzo grandes manantiales, camino sobre las zonas más frías de la tierra e incluso exploró el interior de volcanes activos, dónde se encontró con su primer gran reto, un dragón rojo que emergía de dicho volcán cada 500 años, lamentablemente su encuentro duro muy poco ya que incluso un gran dragón no era oponente para el gran mago de la torre negra.
— papá es genial.
— ¡sip! — Atheia colocó sus manos sobre el libro y miró a su hermana — pero este libro no relata todo lo que vivió con mamá
— ¿Que sucedió con mamá?
— ¿No te lo han contado?
La menor negó.
— mamá se perdió entre dimensiones y papá fue a rescatarla. El abuelo de la torre dijo que ese hechizo no existía hasta que mamá se perdió.
— ¿Que es dimensión?
— ¿Papá aún no ha viajado contigo?
Aethly volvió a negar, provocando una sonrisa burlona en su hermana mayor
— es porque sigues siendo una bebé
— ¡no soy una bebé! — con su mano derecha golpeó la pequeña almohada frente a ella, liberando una pequeña cantidad de maná que solo se expandió por aquel cuarto. Para ellas, liberar maná de esa manera significaba retar al otro a un duelo de magia, pero bien saben que si su madre las ve, las va a castigar con prohibirles seguir aprendiendo hechizos con su padre. — ¡soy una niña grande!
— eres una bebé
Atheia, quien miraba el rostro serio de su hermana pequeña, se sorprendió al ver que ella solo cerraba sus ojos y suspiraba profundamente, algo que hacía su madre cuando estaba por molestarse
— eres idéntica a mamá — sus pensamientos salieron a la luz con una mirada de asombro y admiración — el cabello ondulado, tu forma de actuar, de caminar, de hablar, son idénticos a mamá.
— es porque quiero parecerme a ella — susurró con un notable rubor en sus mejillas. Para Aethly, su madre es su máximo símbolo de belleza y elegancia, una figura admirada y envidiada por las damas de la aristocracia.
Fue cuando cumplió tres años, que se presentó de manera formal a un baile que su madre había realizado en honor a la creación del reino de obelia. Ella iba en brazos de su padre, escondiendo su rostro en la curvatura de su cuello tras escuchar los múltiples susurros referentes a la segunda princesa. Su hermana, quien era menos penosa, bajo las escaleras de la mano de su abuelo y saludó con un simple gesto de manos a la nobleza, pero no fue hasta que su madre apareció que todos se inclinaron ante ella.
Athanasia, llevaba un vestido blanco con pequeños patrones en dorado, su cabellera estaba suelta y al final de sus manos llevaba unos guantes blancos con encaje. Sus pasos eran lentos pero elegantes, logrando crear una armoniosa melodía con cada escalón que bajaba, incluso su cabello se balanceaba con delicadeza de lado a lado, proporcionando a los espectadores una bella imagen de lo que significaba ser monarca.
— vayamos a lavarnos la cara — exclamó Atheia
Aethly solo asintió.
Se levantaron y caminaron hasta el baño, abrieron la llave y mojaron sus rostros hasta quitarse la mascarilla que le habían robado a su mamá. Aethly agarro su toalla y empezó a secarse el cabello y su cara. Al quedar de frente con el espejo, no pudo evitar preguntarse si era tan bonita como su mamá.
— Theia, ¿Soy bonita?
— No — respondió con simpleza — eres tierna, pero no bonita
La pequeña miró fijamente el espejo y poco a poco fue bajando su mirada desde la punta de su cabeza hasta sus pies. Ciertamente, su cabello negro no resaltaba mucho al igual que sus ojos, los cuales eran de un tono profundo con apenas una que otra mancha clara en ellos, su piel era blanca y pulcra pero en su rostro claramente había una pequeña marca debajo de su ojo izquierdo.
No le gustaba el aspecto que tenía, ella hubiera deseado heredar el cabello dorado de su madre, pero en cambio heredó el color de cabello de su padre, quien a pesar de tener un aspecto bastante común, resaltaba en la sociedad gracias a esos bellos ojos rubí.
— tu eres fea — exclamó de la nada
— yo soy bonita — exclamó con confianza y superioridad — herede el largo y lacio cabello de papá y los claros ojos del abuelo.
— ¿por qué los míos son más opacos?
— porque son una combinación de los ojos de mamá con los de papá — se acercó a su hermana y señaló con su dedo en el espejo los ojos de la pequeña princesa — tal vez no lo notes, pero tú tono es casi como un morado, por eso es más oscuro. Pero, sacaste el cabello ondulado de mamá y la abuela.
— si... — respondió no tan satisfecha mientras acariciaba sus lagos cabellos azabache.
Atheia miro en silencio el rostro inconforme de su hermana, chasqueo la lengua y hablo fríamente.
— ¡si no te gusta tu aspecto, solo viaja al pasado y pídeles que te hagan de otra forma! — exclamó enojada.
Quien conocía a la primera princesa, sabía de antemano lo orgullosa y arrogante que era. Para ella era todo un honor portar el apellido Day Alger Obelia, pero más le encantaba hacer resaltar que era la hija del gran mago ancestral.
— ¡¿Cómo viajas al pasado?! — ignorando la mirada molesta de su hermana, preguntó con inocencia mientras caminaban de regreso a su fortaleza anteriormente construida.
— abres una puerta dimensional
— ¿Nada más?
Atheia dejó de lado su enojo y se puso a pensar. La última vez que habló de aquello con su padre, no le dijo con exactitud los pasos a seguir para evitar caer en una dimensión diferente, pero bien recuerda que uno de los elementos para viajar de manera segura era pensando en el año y fecha a la que uno quería ir.
— solo piensa a qué año deseas ir, abres la puerta dimensional y concentras tu mamá en ese año hasta sentir el flujo del maná deslizarse a la inversa
Aethly ladeó la cabeza.
— ¿Qué?
Atheia la miró con cierta molestia.
— ¡solo concentrate hasta que sientas que has llegado a esa época!
Frustrada, se metió a la pequeña carpa que habían armado con sábanas y almohadas, tomó su peluche y se tapó
— ¡Buenas noches!
— Hermana... — gateó hasta ella y empezó a mover su cuerpo — ¿Y si mejor me llevas?
— ¡Dije buenas noches! — se cubrió la cabeza y colocó una barrera entre ella y la segunda princesa — así que ya no molestes y duérmete
Parpadeó una, dos veces y dejó escapar un profundo suspiro. Se sentó y abrazo sus piernas, escondiendo su cabeza entre ellas.
No le quedaba de otra más que intentarlo por ella misma.
— sentir el maná a la inversa... — susurró
De un momento a otro se imaginó viajar a cuando su madre era joven o cuando conoció a su papá, así que poco a poco fue liberando maná el cuál empezó a sentir que disminuía conforme lo liberaba. Su respiración parecía querer detenerse, pero ella ya sabía que esos eran los efectos que tenía al querer invocar un hechizo de alto nivel en un cuerpo tan pequeño, así que solo respiró con lentitud y se aferró a sus ropas.
Sus pensamientos fueron reemplazados de la nada por la historia que su padre le contaba de cuando vivía con su maestro, quien siempre le recalcaba lo importante de mantener el flujo de la vida y evitar interferir en ella.
[Yo no quería perder a tu mamá tan pronto, así que tuve que romper una de sus muchas reglas]
Recuerda con claridad el tono de voz que salía de él cada que llegaba a la parte donde tuvo que aprender a valerse por si solo, dónde congelo su corazón y amortiguó su tristeza.
[Se casó y formó una familia, pero murió de tristeza y me dejó solo]
Sacudió su cabeza y dejó escapar un suspiro de resignación, su padre no era el tipo de persona que se ponía triste de la nada, así que aquella mirada nostálgica debe haberla confundido con una de seriedad.
— imposible, papá no lloraría de la nada
Abrió sus ojos y al instante se levantó con asombro.
— ¿D-don-donde estoy...?
A su alrededor lo único que podía ver eran múltiples árboles cubiertos por una espesa niebla. No podía sentir el maná de su hermana ni el de su madre, pero podía sentir levemente el de su papá, así que empezó a caminar con miedo hacia donde los rastros de aquel maná carmín la llevarán.
— el mago de la torre se casó con una joven chica
— ¿quien diría que alguien que ha vivido por mucho tiempo encontraría el amor?
— ¡Cierto! Olvidé mencionar que ahora su discípulo es el encargado de cuidar la torre, al parecer el mago está enfocado en formar una familia
— ¡su discípulo es muy grosero, no me sorprendería si no puede hacerle honor a la persona que lo adoptó como su hijo!
Cada uno de los pasos que daba la acercaban más a un pequeño pueblo que tenía que atravesar para poder llegar a dónde se encontraba su padre. Sin embargo, aquellas palabras hicieron que detuviera sus pasos
— ¿Pa-papa se casó?
Un miedo irracional se extendió por cada una de las extremidades de la pequeña y poco a poco subieron a su corazón, dónde podía sentir una extrema tristeza de solo pensar que su padre había elegido a alguien más.
Sin poder evitarlo, empezó a llorar.
Su fuerte llanto llamó la atención de una mujer de cabellos castaños, la cual se acercó a ella con cierta preocupación.
— pequeña, ¿estás bien? ¿Dónde están tus padres?
Aethly alzó su mirada borrosa, fascinando a la joven mujer que se encontraba frente a ella
— tus... Tus ojos son hermosos... — unos peculiares ojos enjoyados de color profundo que con la mínima luz solar destapa su tonalidad morada, la cual es degradada de un morado oscuro a las ligeras y finas líneas casi azuladas claras, las cuales ella confundía con simples manchas blancas.
Sin embargo, incluso con la presencia de aquella mujer, Aethly no dejó de llorar.
— ¡pa-papá! — exclamó
— ¿Quieres ir con tu padre? ¿Sabes dónde se encuentra?
La pequeña sacudió la cabeza.
— ¿Vives por aquí? Podemos esperar a tu padre en mi casa, puedo decirle a mi esposo que lo busque. — le sonrió y acercó su mano a la suave mejilla blanquecina de la pequeña. — ya no llores pequeña, encontraremos a tu papá — le extendió su mano.
Aethly observo a la mujer directo a los ojos. No parecía alguien malo y desprendía un aura tranquila como la de su madre, así que de forma dudosa acepto ser llevaba a la casa de aquella mujer mientras esperaba a su padre. Claro que ella pensaba que su padre iría por ella en cuanto sintiera su maná, así que no tomaría mucho tiempo.
Al llegar al hogar ajeno pudo observar una bonita construcción simple pero elegante, la casa estaba decorada por pequeños tallados en las paredes que simulaban brindar el efecto de las hojas cayendo cuando el viento las mueve. La mujer se dirigió a la cocina y después de diez minutos le ofreció una taza de leche caliente.
— al parecer tenemos un invitado
La voz profunda y suave del hombre que había entrado, hizo que la pequeña princesa girará su rostro hacia aquella dirección.
— un cisne... — susurró
El hombre de cabellos tan blancos como la nieve y una mirada tan oscura como la noche, llamo la atención de la pequeña quien al instante abrió sus ojos de par en par. Si no fuera por su rostro joven, ella bien podría confundirlo con un anciano, sin embargo, al instante entendió que era el esposo de la mujer que la encontró vagando en las cercanías de aquel pueblo.
La mirada oscura de la persona que se posaba frente a ella, se entrecerró. Se acercó a la pequeña y observo detalladamente su rostro.
— ¿Quien eres, pequeña?
.
.
.
En el imperio obeliano, donde los rayos de sol apenas lograron rozar los pilares más altos del castillo, se encontraba una pequeña princesa durmiendo cómodamente mientras abrazaba al peluche que su padre le dió cuando aprendió a dominar la magia de nivel seis.
En cuanto giró, notó que el espacio a su derecha estaba vacío, así que se talló los ojos y observo sin mucho interés.
— se fue... — susurró calmada y somnolienta, y pronto volvió a taparse para regresar al mundo de los sueños.
Athanasia entró al cuarto azotando las puertas mientras buscaba con la mirada a su pequeña hija, de quién de la nada, ya no sentía su presencia.
— Atheia — levantó las cobijas, deshaciendo la fortaleza de las pequeñas — ¿Y tú hermana? — preguntó angustiada
— en el pasado — respondió sin mucho interés
— ¡¿En el qué?! — gritó
Ante el grito de su madre, Atheia se tapó las orejas con la cobija.
— En el pasado mamá — se dió media vuelta, se tapó con las cobijas y pronto volvió a dormir.
Athanasia, quien vio la actitud tan desinteresada de su hija, no pudo evitar maldecir a Lucas por haberle pegado su carácter tan despreocupado de la vida.
Sin más, salió rumbo al palacio de su padre y camino directo hacia el jardín
Claude se encontraba con Félix movilizando a los caballeros imperiales para encontrar a su nieta
— ¡papá! — corrio hacia él — detén todo
— ¿La encontró majestad?
Athanasia negó
— no está aquí, no en esta línea del tiempo
— ...
Hubo un silencio profundo por breves momentos, luego, la emperatriz tomó las manos de su padre y exclamó.
— cuida a Atheia, tengo que buscar a Aethly
— ¡Majestad, sea conciente! — Félix, quien aún no lograba entender del todo las palabras de la monarca, la miró con preocupación al tener una vaga idea de lo que quería hacer — ¡Usar magia no es lo más apropiado y menos en su estado!
— estoy bien, pero mi hija está perdida — miró a su padre y sonrió — aparte el bebé aún es pequeño y no logra consumir una gran cantidad de mi maná.
— ¿Athanasia, que intentas hacer? — Claude miró sin lograr comprender a su hija quien solo le sonríe dulcemente
— tengo que buscar a mi hija — sus manos, que estaban tomando con fuerza las de su padre, se deslizaron poco a poco hasta separarse — así que, papá quiero que me hagas un favor.
El antigüo emperador negó.
— es peligroso, mejor esperemos al bastardo de tu esposo para que vaya por ella
— ¡Yo ya he viajado y el tiempo transcurre de distinta manera al de aquí! — su mirada desesperada dió con la de su padre y las personas a su alrededor — unas cuantas horas aquí pueden convertirse en meses en otro mundo.
— ma-majestad... No — susurró Félix aún conmocionado
— estaré bien, pero mi hija está sola y necesito encontrarla lo antes posible.
Athanasia pidió que se apartarán unos 10 metros de dónde estaba ella. Lucas jamás le enseño a viajar en el tiempo, pero si él lo hizo "de prueba" cuando la fue a buscar y le resultó, ¿Por qué a ella no?
Luego, frente a ella se abrió una puerta y la absorbió al instante.
Su cuerpo parecía flotar en el espacio, no sentía ninguna fuerza gravitatoria ni el flujo de alguna corriente que la llevará a algún lugar en específico, pero tampoco podía sentir los rastros de maná que había dejado su hija.
Cerro sus ojos y centró todos sus sentidos en seguir aquel maná. Lamentablemente, cuando estaba a punto de llegar, fue arrastrada a una compuerta que la tragó al instante.
Adolorida, se levantó del suelo y reviso el estado de su bebé usando un poco de maná.
— estás bien... — susurró y sonrió, sin percatarse de los ojos rojizos que la miraban con frialdad.
Sacudió su vestido y miró a su alrededor. El entorno dónde estaba era un extenso bosque cuyos árboles parecían llegar al cielo. A sus alrededores no parecía haber el indicio de algún pueblo o localidad donde ella pudiera guiarse y descifrar la época en la que se encontraba.
Resignada, se teletransporto a la localidad más cercana, y en secreto empezó a observar a las personas de aquel lugar.
Los vestidos de las damas nobles eran exagerados en cuanto a las decoraciones, mientras que los de los plebeyos eran sencillos pero elegantes. Los hombres vestían camisetas como si fueran grandes abrigos de variados colores llamativos, los cuales le hacían resaltar su estatus en la sociedad, mientras que los niños vestían equitativamente ropa sencilla pero formal.
Aquella moda extravagante en los nobles, cuya principal característica era el uso excesivo de joyas y pieles; llegó a los imperios hace más de 600 años.
Un escalofrió recorrió la columna vertebral de la rubia al imaginarse una simple, sencilla pero complicada cosa.
Lucas, quien le había relatado absolutamente toda su vida, le dijo que vivió con su maestro los primeros 300 años hasta que se fue a vivir con su esposa y que después de haber perdido a su familia, él decidió morir, dejándolo solo a partir de sus casi 400 años.
Él actualmente tiene cuatro dígitos en su edad, por lo que significa que ha llegado poco después de que su maestro desapareciera ante sus ojos.
Un pequeño rayo rojizo se dirigió hacia ella de forma rápida y en zigzag. Afortunadamente, la magia de protección que su padre le puso de pequeña, reaccionó justo cuando aquel rayo estaba frente a sus ojos, ocasionando una gran explosión.
Ella salió ilesa y él con una que otra cortada en su rostro.
— ¿Quien eres? — preguntó en un tono enojado y sombrío.
— ay no — su objetivo era ir tras su hija y traerla a casa mucho antes de que llegara Lucas, pero tal parece que se encuentra en una época totalmente diferente a la que decidió viajar su pequeña niña.
Fue demaciado descuidada en usar magia sin pensar en la posibilidad de ser descubierta por el Lucas de aquel tiempo, tal y como sucedió cuando viajo a una línea alterna a la suya.
El Lucas de aquel tiempo miró curioso su vientre, notando levemente el pequeño rastro de su maná combinarse con el maná de aquella mujer. Enojado, volvió a preguntar.
— ¡¿Quien eres y por qué cargas en tu vientre un hijo mío?! — según sus recuerdos, jamás se ha acostado con nadie, así que no encontraba lógica alguna en sentir su maná dentro de ella. — si no respondes... Tendré que matarte
Athanasia lo miró fijamente, luego sonrió y con un leve movimiento de manos, su cuerpo empezó a desaparecer.
Lo mejor será alejarse y ocultarse aquel Lucas.
— soy tu esposa, pero no nos conoceremos hasta dentro de unos 600 o 700 años.
Terminó llegando a un bastó prado con flores de todos los colores existentes. Miró el atardecer y se dejó caer sobre el césped.
Su intención jamás fue encontrarse a otro Lucas.
— pero que tonta... — susurró.
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Hola!!!! Tanto tiempo sin actualizar :') perdón, pero la uni me tiene muy ocupada.
Esté fragmento tendrá una segunda parte, solo tengan me un poco de paciencia :D
Espero el capítulo haya sido de su agrado y perdón por las faltas ortográficas, mañana en la mañana lo checaré a detalle.
Sin más que decir, nos vemos!!!!!.
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