A sus dulces 18
Atheia Day Alger Obelia. Primera princesa del imperio obeliano y siguiente Emperatriz de acuerdo a la tradicion del mismo imperio
Hija primogénita del gran mago ancestral y la actual gobernante
Nacida en una cuna de oro, rodeada por el amor de sus familiares, sirvientes y caballeros que trabajan en la ciudad imperial
Cuatro años después, a su vida llegó su pequeña hermana, Aethly Day Alger Obelia, la consentida de su padre y abuelo
Ambas tuvieron grandes aventuras juntas y conforme crecían, su lazo de hermanas iba creciendo junto con ellas
A sus ocho y cuatro años respectivamente, tuvieron su primera fiesta de té dónde los invitados fueron sus padres, su abuelo y su querido amigo William al igual que los padres del mismo
Si, ese día fue uno de los mejores de su niñez
— ¡hermana, hermana! ¿estás lista?
Un cabello azabache y ondulado en combinación de unos hermosos ojos azul enjoyados y una piel blanquecina con leves tintes de carmín, era el principal distintivo que tenía su querida hermana, la segunda princesa del imperio obeliano.
— ah, me siento nerviosa
Tímidamente, Aethly se sentó en la esquina de la cama de su hermana y enredo uno de sus mechones azabache en su dedo índice mientras inflaba sus cachetes y miraba un rincón de aquella habitación
— es tu debut — se acercó a ella, le quitó la tiara de sus manos y se la empezó a colocar en su cabello — checaré si papá no te ha puesto algún hechizo
Ambas rieron ante aquel comentario y segundos después la mayor se puso a inspeccionar a su hermana, encontrando uno que otro hechizo en ella y deshaciendolo al instante
— ¿recuerdas cuando vinieron a pedir tu mano?
La primer princesa cerró sus ojos y asintió levemente
— papá se desquitó con los magos porque mamá no lo dejó desaparecer aquel imperio en un chasquido
Atheia sonrió y se separó de su hermana. La miró de pies a cabeza y asintió al ver que ya estaba lista para ir a su gran noche
— gracias — la pequeña se levantó y abrazo a su hermana, siendo correspondida al instante — ¿estarás en el banquete?
— a la familia real se le prohíbe faltar
Aethly esbozo una gran sonrisa y asintió feliz
— ¡te veré después!
Se marchó de aquel lugar
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La primer princesa de obelia fue bendecida al nacer en el núcleo de una familia cuyos familiares la amaban y querían desde que supieron que estaba en el vientre de su madre.
Su padre todas las noches le hablaba y cantaba — o eso es lo que le cuenta su mamá — y cuando nació, fue el primero en sostenerla en sus brazos y darle ese bello nombre que la caracteriza
Camina lentamente por el gran jardín de rosas de su madre sin miedo a ensuciar su largo vestido en tonos rojizos y violetas
Salió de aquel salón debido a los celos de su padre cada que se le acercaba algún joven para invitarla a bailar.
Y realmente fue la mejor opción, porque prefiere evitar ver un gran lago rojizo ante sus pies
Muy en el fondo compadece a su hermana porque tal parece que su padre se ha dado cuenta de que ella fue quien deshizo aquel hechizo que había puesto sobre su pequeña hija
Pero aún así, lo quiere y le es imposible odiarlo debido a los hermosos recuerdos que tiene a su lado.
— al fin te encuentro
Una voz masculina se escucha detrás de ella, pero no necesita voltear para saber de quién se trata
— William, tardaste en llegar
El mencionado sonrió y se acercó a ella, le extendió un pequeño ramo de flores que contenía unos bellos tulipanes adornados con una carta sobre ellos
Su ritmo cardíaco empieza a acelerarse, siendo incierto el total de latidos por minuto que su corazón había dado gracias a la presencia del pelirrojo
Lo que ella no sabía, era que él estaba igual o peor
— princesa Atheia
— Willian, no me gusta que me llames así
— pero lo eres y yo solo soy un caballero de la familia imperial
— ¡eres mi amigo! Y eso es superior a solo ser un caballero real
El pelirrojo sonrió levemente, apretó su puño y se acercó a ella con un poco de timidez y algo de confianza
— ¡yo! — pero al momento de querer hablar le es inútil, puesto que siente como sus labios se desconectan de su cerebro cada que ve aquellos hermosos ojos azules mirarlo fijamente a él y solo a él — yo... — susurra levemente
— ¿si? — su rostro empieza a sonrojarse al verlo tan cerca, bajo la luz de la luna y un con un leve tinte carmín en sus mejillas
|Ha llegado ese momento dónde no me basta expresarlo solo con palabras|
Toma valor, la sujeta de la cintura y besa suavemente sus labios, sorprendiendo y sonrojando a la princesa quien poco a poco empieza a ceder a su dulce tacto
Aquel beso era lento y algo pausado, demostrando la falta de experiencia en ambas personas cuyo sentimiento de cariño y amor los hacia querer seguir hasta lograr comprenderse y trazar un mejor ritmo
Pero la falta de oxígeno en sus pulmones los hizo separarse del otro
— wi-william — susurra suavemente y cubre sus labios con su mano derecha
El mencionado acomoda uno de sus largos mechones detrás de la oreja de la princesa, junta su frente con la de ella y la apega a su pecho
— quiero estar así contigo — tímidamente empieza a hablar acerca de lo que escondía en su corazón — no hoy, ni mañana pero espero estar así contigo algún día y toda nuestra vida si es que me lo permites
— William...
Ella podra ser parecida a su padre en todo sentido, pero cuando se enamoró, su duro y para nada frágil comportamiento se tornó tan dulce como el de un gato o un conejo
Sí, igual a su padre con la diferencia de que ella no le lanzaba indirectas a nadie
— ah, perdón — el caballero portador de unos hermosos ojos azules se separó de ella y cubrió su rostro al sentir como un tono carmín cubría su cara hasta lograr competir con su cabello — yo...— cubrió sus labios y mejillas, ladeó su cabeza y tímidamente habló — no debí hacer eso...
Ella lo miró unos largos tres segundos, suspiró y sonrió
— también espero estar así con William — le sonrió dulcemente y besó su sonrojada mejilla — claro, si mi padre no te mata antes de nuestra boda
— ¿Tu...
— si Willian, también me gustas
Y se quedaron en el jardín lejos de un temible mago y un aterrador ex emperador que bien podría cortar el cuello del chico en segundos
Ella debía lidiar con eso y espera hacerlo pronto antes de que su padre se enteré a través de la palabra de otros
— feliz cumpleaños n° 18
Atheia sonrió y se apego más a él.
— mis dulces 18 — susurró
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Extra
Los actuales emperadores ya se encontraban recostados en su cama intentando conciliar el sueño
— te dije que no
— ¡no sufrirán! — Lucas, exclamó algo molesto al ver la faceta seria de su esposa — ¡los desaparecere como las malditas ratas que son!
— no te han hecho nada
Sus ojos carmín voltearon sigilosamente hacia la rubia, soltó un leve gruñido y apretó sus puños
— ví como miraban a mis hijas
— Lucas, algún día tendrá que pasar
— ¡pasará cuando yo haya muerto e incluso muerto les prohibire tener algún novio!
— creo que ahora puedes comprender a papá — Athanasia soltó una gran carcajada al ver la faceta seria de su esposo ante su comentario
— no es gracioso, tonta
La Emperatriz calmó sus latidos y seco sus lágrimas, se acercó a su esposo y empezó a darle pequeños mimos que iban en dirección contraria a solo una caricia amorosa
Lucas sonrió de forma maliciosa al notar las segundas intenciones de su querida esposa, sonrió y decidió seguirle aquel juego.
Finalmente decidió dejar aquel tema de lado, total, ya había amenazado a esas malditas ratas y tal parece que no se acercarán a sus hijas en un buen tiempo...
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Pero al igual que Claude, él cuida a sus hijas sin saber que el verdadero peligro vive bajó su mismo techo
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