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El padre, de cabello azabache y mirada rojiza subió las escaleras con pasos lentos mientras miraba fijamente a la pequeña de cabellos negros que cargaba entre sus brazos
— ¿Por qué no me dejas salir?
— El mundo es peligroso para un ángel como tú
Ella lo abrazó y restregó su cachete en la mejilla del azabache, quién sonrió, tocó dulcemente su pequeña cabecita y depósito un suave beso mientras daba vuelta para entrar a la habitación de la pequeña.
Su recamara estaba adornada con leves tintes en morado, azul y rosa en compañía de pequeños puntos blancos los cuales simulaban ser las estrellas.
Lucas colocó a la pequeña sobre su cama, prendió la lámpara que reflejaba los planetas en el techo y se sentó a su lado mientras le leía un cuento.
— ¿Porqué los niños de mi edad no pueden salir a la calle?
El mayor dejó de leer y la observó fijamente.
El mundo que los rodea se había vuelto más cruel de lo que él recordaba. Ahora las noticias sobre una posible guerra, desapariciones y secuestros ya no sorprendían a las personas porque ellas ya estaban acostumbradas a oír sobre esos temas.
Pero él no quería que su hija lo supiera, él quería que ella solo se preocupara por correr, dormir y divertirse, no por situaciones que lleguen a atentar contra su vida. Sin embargo, era mejor decir la dura realidad a dar una feliz mentira.
— Hay noticias sobre personas que secuestran a los niños para vender sus órganos
Un silencio poco armonioso se quedó entre ellos.
— ¡Lucas, ya llegué!
El grito de una mujer se escuchó en la planta baja, y poco después la puerta siendo cerrada.
— No quiero que eso suceda contigo
— ¿A cuántos niños han secuestrado?
— A tres. Solo han encontrado dos cuerpos
Ambos se miraron a los ojos cuando escucharon los pasos de Athanasia por las escaleras.
La pequeña le sonrió a su papá justo antes de que su mamá llegará hasta su puerta.
— Estoy en el fondo del lago
— At-
La puerta finalmente fue abierta, dejando pasar un rayo de luz que iluminaba parte de la habitación, captando la mirada del pelinegro.
La mujer de cabellos dorados y ojos azules miró a su esposo e inclinó un poco la cabeza.
— ¿Lucas, con quién hablas?
Él volvió a voltear su mirada hacia su hija, pero ella ya no estaba.
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Hola!!!! Lamento tanto la tardanza pero la uni no me deja :'v
En compensación les he traído esté pequeño capitulo, espero haya sido de su agrado.
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