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24. dos extraños de nuevo

THE BEGINNING OF THE END.
act two       ♱       season five !










SEMPITERNAL, TWENTY-FOURTH CHAPTER.
ACT TWO ! 𝟬𝟮𝟰, TWO STRANGERS AGAIN.

El cielo se encontraba despejado, pocas estrellas adoraban el cielo azul, mientras que la luna llena alumbraba las calles de la ciudad, las cuales se encontraban en silencio, como si cada persona que la habitara estuviera de luto. En el fondo de su mente seguía recordando la traición de Henry, era algo difícil de olvidar, sin embargo, tenía que darle el beneficio de la duda y dejarlo explicarse. No lo hacía por él sino por ella, quería conocer su versión de los hechos antes de irse a vivir a Nueva York junto a su progenitor. Todo estaba listo para su partida, luego del funeral de kid danger y fire girl, ella abandonaría la ciudad que la había visto crecer para vivir una nueva aventura en un lugar desconocido. De cierta manera se emocionaba por ello, quería saber que era lo que le tenía deparado el futuro.

Para su fortuna cuando el arma omega exploto le concedió un poder a kid danger, dado que él era el que más cerca estaba del arma al igual que los seis niños que ahora tenían una habilidad especial, pero el poder de Henry los había salvado de morir quemados mientras salvaban a un hospital lleno de bebés. Sus rodillas estaban pegadas a su pecho mientras observaba las hojas de los árboles balancearse de un lado a otro mientras un murmullo le hacía compañía, su cabello era un desastre gracias al violento viento, sin embargo, no estaba lista para irse a dormir.

Su mente estaba en blanco, aunque en momentos llegaban a ella aquellas fotos que había encontrado sobre la superficie de su cama, como no era una sorpresa se trataban de Henry junto a Verónica. Había exactamente cuatro fotos donde se podía apreciar perfectamente de diferentes ángulos como era que Henry la empujaba ligeramente, mientras en las otras dos solo se observaba como el joven ayudante y la joven rubia se gritaban a la cara, o al menos eso parecía. Claro que estaba confundida, además de haber renunciado a su trabajo también tenía que encargarse de dramas de adolescentes, aunque ciertamente prefería eso a tener que volver a trabajar como super heroína.

Con el paso de los días el dolor la consumía, dejándola en un estado de confusión y de desolación, sin embargo, intentaba enfoscarse en los nuevos planes, en sus amigos o en cualquier otra actividad que no la hiciera sobre pensar, ella estaba dispuesta a enfrentar lo que fuera con tal de superar el dolor, quería seguir adelante, aunque a veces el recuerdo de la traición de Henry la atormentaba en las noches, como una horrible pesadilla. Sin embargo, no dejaba que eso la derrotara por completo, estaba dispuesta a superarlo, tal y como Henry lo haría, al menos eso esperaba ella.

Una vez más cierra sus ojos sintiendo la fría brisa en su piel, intentaba que el dolor de cabeza se marchara lo más pronto posible y mientras viajaba por sus pensamientos más profundos escucho una voz suave, pero firme llamarla, no hizo falta que se volteará puesto que tan pronto él estuvo a su lado pudo reconocer su colonia.

Había ciertos silencios que a ella le encantaban y a él también. Estaba ese silencio que se formaba cuando ella hablaba de los libros que amaba leer mientras le explicaba cada uno de sus momentos favoritos con una voz suave y cálida. Y luego estaba ese silencio que ocurría cuando sus ojos miel se encontraban con los azules de ella, dónde se daba cuenta que no importa nada de lo que dijera o como lo dijera, ni siquiera si era de la forma más romántica e increíble que haya existido, ninguna de esas palabras se asemejaría lo suficiente a lo que estaba sintiendo. No existía la manera de explicar los sentimientos con palabras, así que no quedaba nada más, que sonreír mirándose a los ojos.

Pero si algo sabía, era que no le gustaba ese silencio que estaba entre ellos en ese momento, como si algo en la noche supiera que estaban a punto de decirse adiós. Pero él no quería decir adiós, no estaba listo, nunca lo estaría. Quería que ella se quedara, que se quedará hasta que él estuviera muerto y pudriéndose en una tumba, porque siempre había sido Hope.

—¿Me dirás que quieres o nos quedaremos en silencio hasta que salga el sol? —fue la primera en romper el silencio. su voz tranquila, pero firme, una clara señal de que, aunque ella mostrara calma por dentro estaba sintiendo un sin fin de emociones.

Henry se gira ligeramente hacía ella dejando ver su expresión de arrepentimiento, sus ojos rojos la miraban con tristeza y se relamió los labios antes de aclararse la garganta para hablar; —Necesito que me escuches—menciona con sinceridad, aunque su voz estaba más ronca de lo usual—. Por favor, solo permíteme una oportunidad para explicarme, deja que...—hace una pausa larga para tomar el valor de seguir hablarlo—. Deja que te explique como sucedieron las cosas, ¿si?

Lo observaba con nostalgia, como si el chico frente a ella fuera un total desconocido en su vida, ni siquiera la primera vez que lo contemplo lo había visto de aquella manera. Era un extraño, si, pero un extraño al que podía reconocer dónde fuera, del que conocía todo, así que no le quedó más opción que asentir resignada dándole la oportunidad de hablar.

—Esa noche, no pasó lo que se ve en la foto...

—¿No la besaste? —lo interrumpe con una risa amargada. No había podido evitarlo, por más que había intentado reprimir las palabras, simplemente no pudo.

—No, ella me besó, pero la alejé al momento. Las fotos que estaban en tu cama las conseguí como una prueba de que te estoy diciendo la verdad, mi intención nunca fue dañarte—susurra, la sinceridad en sus ojos la hacían dudar por unos instantes—. Jamás te quise fallar de ese modo, ni menos romperte el corazón. Yo te amo más de lo que sabes y más de lo que yo sé, por favor, perdóname. No me dejes, Hope, dame una última oportunidad—súplica presionando sus labios para callar el sollozo.

Entrecierra los ojos en su dirección, sus palabras eran sinceras y mentiría si dijera que no creía la historia del joven rubio, porque lo hacía, creía en él, sin embargo, se mantuvo firme y en silencio, pensando bien en sus palabras.

—Henry, creo que aún no lo entiendes—farfulla en voz baja, pasando saliva en un intento de deshacerse del nudo en su garganta—. Estamos destruidos. No vamos a poder superar esto, ¿bien? Yo no podré porque por más que te ame no puedo olvidar el dolor que sentí esa noche—llora—. Realmente nos arruinaste, tú tienes la culpa de que nos rompiéramos.

—Te estoy tratando de decir que...

—Sé que no la besaste—lo interrumpe con una leve sonrisa—. Creo que en tus palabras, de verdad que sí, pero te estoy intentado decir que yo no podré continuar, ¿bien? Porque ni siquiera debiste verla en primer lugar, ¿qué estabas haciendo esa noche junto a ella, ¿eh? ¿Y por qué no me lo mencionaste en el momento qué pasó?

—¡Tenía miedo! —exclama molesto—. Tenía miedo porque sabía que ibas a dejarme incluso sino había sido mi culpa.

—Pero si fue tu culpa—replica ella mirándolo—. Debiste imaginar que algo así pasaría, debiste saberlo—sonríe con ironía mientras limpia una lágrima de su mejilla—. ¿Por qué fuiste a verla?

—Verónica fue alguien para mi en el pasado, lo sabes. Y... no lo sé, tu estabas de viaje con tu padre y mi curiosidad por saber que era lo que quería despertó. No sé porque fui a verla, creo que...—hace una pausa para mirar sus manos antes de devolver la vista a la chica. Le avergonzaba admitirlo, más si era frente a ella, pero esa era su única salvación—. Solo quería saber si tú eras la única, y cuando miré a Verónica me di cuenta de que lo único que sentía por ella era atracción, pero no era la misma que sentía contigo porque al verla supe que lo que sentía por ti iba más haya de lo físico, quiero decir siempre lo supe, solo necesitaba confirmarlo una vez más.

—Bueno, tu pequeña confirmación nos hizo llegar a este momento.

—Por favor, Hope. Dime que es lo quieres que hagas, pero no me dejes, te necesito más de lo que tú puedes necesitarme a mi—solloza mirándola—. Es tan insoportable no estar cerca de ti, no poder tocarte o besarte, no puedo dejarte ir porque eres más indispensable que el aire que respiro—toma el rostro de la muchacha entre sus manos—. Mira, se que lo arruiné, ¿si? Y me odio tanto por hacerlo porque no estaba en mis planes romper y arruinar lo que más amo. Pero debes creerme cuando te digo que te quiero tanto, dame una oportunidad de compensarlo, se que fui yo quiero lo arruino, pero no es lo que quería.

—Henry...

—Si te vas, si me dejas, será un dolor que no sanará ni con el tiempo. No me dejes—repite por enésima vez en la noche, su mirada desesperada estaba posada en ella quién se mantenía en silencio—. No tengo nada si te vas, nada que perder ni nada que ganar sin ti. Debemos permanecer juntos, lo sé, lo sé desde siempre.

«y aún así dudaste por un momento» quiso decirle, sin embargo, solo fue capaz de apartar las manos del joven rubio de su rostro, antes de soltar un suspiro pesado. sabía lo que debía hacer, pero le costaba mucho más de lo que había pensado. nunca creyó que llegaría amarlo hasta el punto de no poder vivir sin él.

Por su parte Henry estaba a nada de colocarse de rodillas, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguir el perdón, porque las cosas con Hope podrían no ser para siempre, pero al menos estaría con ella por más tiempo, aunque si era para siempre era aún mejor. muerde su labio inferior nervioso cuando ella lo mira, un atisbo de tristeza y amor se asomaban en sus ojos azules.

—Me iré a Nueva York con mi padre—confiesa después de unos segundos soltando un exhausto suspiro. Su confesión lo dejó en un estado de confusión y enojo, ¿se iría? ¿Lo dejaría para siempre? No, no podía ser cierto. No quería que fuera cierto—. No puedo ni quiero negarme, porqué no quiero quedarme en Swellview y sé que tú tampoco, pero también sé que tenemos planes diferentes y...

—Mis planes pueden cambiar—la interrumpe.

—No es lo que quieres—niega ella divertida y él bajo la mirada hasta sus manos, rozando su dedo meñique con el de ella antes de entrelazarlos—. Escucha, no necesitas compensarme nada, y podrás vivir sin mi perfectamente, ahora duele, pero en unos meses te darás cuenta de que tal vez no estábamos hechos para estar juntos y aprenderás de todo esto, vas a madurar, serás más feliz, todo encajará en su lugar.

¿Más feliz? No, no había manera en que lo fuera. Él era feliz cuando estaba con ella, pero ¿estando solo? Pff, sonaba como una pesadilla. Claro que estaban hechos para estar juntos, sino entonces ¿por qué la vida los puso en sus caminos? ¿Por qué juntarlos para después separarlos? ¿Es que acaso nada de lo que habían hecho valió la pena? Oh, pero si que valió la pena, al menos para él, porqué si le dieran la oportunidad de vivirlo todo de nuevo, lo haría. Aceptaría sin dudarlo.

Él no fue capaz de mencionar nada más, por lo que se gira lentamente hacia al frente para posar su mirada en la luna, alejándose del tacto de la chica. Su pecho estaba experimentando una punzada de ansiedad y dolor, había mucho que decirle a la joven castaña a su lado, pero la tristeza estaba nublando su mente. Una lágrima resbala por su mejilla al comprender que ese era el fin de su relación.

Hope se acomoda a su lado, entrelazando sus brazos antes de recargar su cabeza en el hombro de Henry con una sonrisa triste mientras miraba al horizonte, la luna, las estrellas estaban siendo testigos de su rompimiento y del dolor que estaban llevando encima. Así como había sido testigo aquella noche, en el patio de Henry.

—Nunca imagine que terminaríamos así—habla él en voz baja con la mirada perdida antes de dejar un beso en el cabello castaño de su chica y recargar su cabeza sobre de la de ella—. Todo estaba yendo tan bien, no puedo creer que me permití arruinarlo.

—Bueno, las cosas buenas no duran y cuando terminan su ciclo, la vida se mueve tan rápido que un día te das cuenta de que el dolor ya no forma parte de ti.

—No dejaré de sentir dolor jamás—susurra—. ¿Piensas que podré seguir mi vida sin ti? Si de verdad crees eso entonces no me conoces. Estarás todo el tiempo cruzándote en mi mente, tu recuerdo me estará matando todo el tiempo—un pequeño sollozo escapa de sus labios—. Pero tal vez es lo mejor, al menos así seguiré sintiendo algo por ti, aunque el amor que te tengo jamás se acabará.

—Discrepo—menciona ella cerrando los ojos para sentir el aire en su cuerpo, su corazón estaba tranquilo y el silencio que se estaba formando la ayudaba a pensar mejor—. Un día te despertarás y ni siquiera te acordarás de mi, bajarás a tu cocina, besarás a tu esposa y te irás a jugar con tus hijos, vas a ser feliz sin mi, aunque ahora lo creas imposible. ¿Y sabes que es lo mejor y peor de ello?

—¿Qué?

—Qué estaremos bien, tonto rubio. Seremos felices y cuando nos acordemos del otro nos daremos cuenta de que nuestro amor fue solamente un romance de adolescentes que estaban experimentando su primer amor.

—Discrepo—Henry repite sus palabras—. Nadie nunca ocupará un lugar en mi corazón sino eres tú, y no quiero esposa si no eres tú. Tampoco quiero hijos si tú no eres la madre.

Hope niega ligeramente quedándose callada, sabía que era una pelea que no iba a ganar, sin embargo, en el fondo sabía que ella tampoco podría superar a Henry tan rápido, no al menos en unos meses. Pero iba a intentarlo, porque ambos se merecían una pizca de felicidad, incluso si no estaban juntos.

Henry era su primer amor, y lo recordaría de esa manera siempre.

*****

Era una mañana soleada cuando salió de su casa y mientras el auto avanzaba su mirada se perdía dentro las propiedades, admiraba su entorno con nostalgia antes de marcharse para nunca volver. Deja escapar un suspiro cuando baja del auto y acomoda su melena castaña, tenía una extraña sensación en el pecho, no de molestia, pero tampoco de alegría y menos de tristeza, tal vez era la melancolía, porqué estaba a punto de dejar todo atrás y no sabía que era lo que le esperaba en Nueva York, sentía un poco de miedo, sin embargo, también la emocionaba explorar lo desconocido.

Aunque no quería hacerlo sin Henry.

Sabía que ambos tomarían caminos diferentes, saberlo la estaba matando por dentro. ¿Ese era su destino? ¿Vivir sin Henry? Cuando se quedaba pensando mucho en ello una lágrima se deslizaba por su mejilla. Ni ella era capaz de negarlo porque en el fondo sabía que se había acostumbrado a la presencia de Henry, convivir con alguien por tantos años tenía sus ventajas y desventajas y despedirse de él era una de ellas. No estaban listos para decir adiós, ni siquiera querían hacerlo, pero estaban obligados.

Pasa a un lado de la gente la cuál comenzaba a tomar asiento y se coloca a un lado de Henry Hart con las manos entrelazadas, mirando al frente. En tanto Henry aprovecha la oportunidad para admirarla por unos momentos antes de despedirse, no iba a decirlo en voz alta, pero la noche anterior se la había pasado llorando en su cama mientras era consolado por su madre, estaba desecho puesto que nunca considero la opción de despedirse de ella, siempre habían tenido planes diferentes, y los mencionaron con anterioridad, sin embargo, nunca pensó que tendría que despedirse, esa idea jamás se cruzó por su mente.

Admiraba su sonrojo, sus largas pestañas negras, su nariz recta, las pecas que estaban encima de ella que apenas eran visibles para los demás excepto para él y tenía alrededor de treinta pecas «las había contado la primera noche que durmieron juntos, aunque más bien ella dormía porque él no podía dejar de mirarla» porque él las veía. Sus ojos color azul cielo mismos en los que siempre se perdía cuando lo miraba fijamente, aquellos preciosos ojos que lo impresionaron la primera vez que se posaron en él, donde había sentido la necesidad de buscar en google paletas de color con tal de averiguar que tono de azul era, porque había sido tan único para él que la curiosidad despertó. Era algo muy raro, pero necesario, eran un tono de azul que él jamás había visto antes y no tenía dudas de aquellos ojos azules eran los más increíbles que alguna vez observó.

Hope le gustaba de verdad, mucho más de lo que habían gustado las otras chicas de su pasado, el deseo que sentía hacía ella iba más allá de algo físico, sobrepasaba los límites te atracción. Quería besarla, llenarse de ella, tocarla hasta cansarse, hasta que ya no tuviera un centímetro más que recorrer, cuando ya conociera todos los lunares que tenía o cicatrices, incluso las curvas de su cuerpo hasta que ya no hubiera nada que despertara su curiosidad, pero eso era imposible porque cada que la detallaba se daba cuenta de que todo volvía a ser como la primera vez, jamás se cansaría de ella. Cualquier toque por más mínimo que fuera lo hacía demandar más de ella, con mucho más contacto y menos espacio, todo lo que quería era estar encima de ella hasta que no tuvieran más aire.

Descubrió que ella era una droga para su sistema, que por más que quieres dejarla termina siendo imposible. Mientras más la conocía más la quería. La amaba con todo lo que él era.

Comenzaron a aplaudir cuando capitán man interrumpió su discurso con un sollozo antes de bajarse del escenario para darle espacio al vicealcalde mientras él iba a perderse entre los arbustos para volver como Ray Manchester, acercándose a los adolescentes que estaban dándole la espalda.

—¿Y cómo lo hice? —inquiere el jefe de basura y más con una voz misteriosa mientras que los jóvenes comparten una mirada cómplice antes de darse la vuelta para mirarlo con una leve sonrisa en los labios.

—Honestamente, creo que fue demasiado.

—Estuviste patético.

—Perfecto, es exacto lo que buscaba—asegura capitán man mirando a Henry después de mirar mal a su sobrina por el comentario, pero esta alza los hombros despreocupada sonriendo inocentemente—. ¿Y cómo se siente estar en sus propios funerales?

—Un poco raro.

—Es como de película.

—¡Roca de prueba! —exclama Jasper en dirección a Henry quién activa su campo de fuerza antes de que la roca pueda lastimarlo por lo que la roca cae al suelo después de rebotar en el campo de fuerza verde que protegía a Henry—. ¡Henry! Que bien que el arma omega te dio un campo de fuerza.

—Oigan, es suficiente—murmura capitán man después de mirar a todos lados asegurándose de que nadie estaba viéndolos, pero a Jasper no le importa porque pasa sus brazos por el cuello de Henry al igual que atrae a Hope contra él—. Tú no tienes superpoderes, Jasper—deja en claro.

—Haaa, peleo mientras duermo y también habló español. Esos son tus superpoderes—menciona antes de alejarse con una mirada de triunfo mientras sus amigos se reían en voz baja y capitán man cerraba los ojos pidiendo paciencia.

—No lo puedo creer—susurra abriendo los ojos mientras presionaba los labios haciendo una fina línea con ellos—. Schwoz dice que volverá en una semana—responde la pregunta de su sobrina y es que estaban preocupados por la indestructibilidad de Ray, pero al parecer todo estaba bien.

—¡Roca de prueba...!

—No—niega Charlotte quitándole la roca de las manos a Jasper, acercándose al grupo de tres superhéroes junto a Schwoz y Piper. Hope sonríe al mirarlos, todos estaban bien a pesar de todo y no había nada que la pusiera más feliz que aquello—. Ya no hay que usar nuestros superpoderes en público.

—Tienes razón, quizás deba guardar el mío para Distopia—comenta Jasper por lo que Hope baja la mirada hasta sus manos. Físicamente estaban bien, pero todos se alejarían, Charlotte, Jasper y Henry irían a Distopia, Piper viajaría a Florida, Lysander y el resto de chicas se irían a Londres mientras que ella dejaba Swellview solamente con su padre.

—Pensé que irías a Harverd—expresa capitán man dándole una mirada rápida.

—Cambié de opinión—contesta Jasper cruzado de brazos—. Alguien tiene que cuidar a Charlotte—menciona, aunque todos sabían quien en verdad necesitaba que lo cuidarán era él porque la morena iba a sobrevivir de una u otra manera.

—Sigue hablando así y te dejo aquí—amenaza la mencionada con una sonrisa sarcástica en sus labios.

—No—dicen Jasper y Ray al mismo tiempo.

—Hablando de irse...—empieza Schwoz.

—Oh, si, hay que irnos—lo interrumpe Piper mirando su teléfono con una sonrisa alegre—. No voy a dejar a estos tontos en el aeropuerto, luego Schwoz me llevará en helicóptero a Florida—explica la rubia después de que capitán man le preguntara si ella iría también a Distopia—. ¡El huracán Piper esta por tocar tierra! Paz y habló muy enserio, hermanos—asiente con la cabeza logrando que sus lentes cayeran en sus ojos con estilo antes de alejarse.

—Quizás ella debió ser mi ayudante—bromea Ray.

—No hubiera aceptado el trabajo—se burla Henry y todos le dan la razón puesto que Piper no era de las chicas que siguieran las reglas, además de que nunca necesito ser ayudante.

—Y... ¿van a decirle o después? —murmura Charlotte por lo que Hope siente como todos sus músculos se tensan antes de que Henry le pida unos minutos a sus amigos los cuales asienten marchándose en silencio—. Buen viaje, Hope—susurra cuando pasa por su lado y la mencionada le sonríe tomando su mano y dándole un apretón.

—Así que estuvimos pensando...—comienza Henry tomando un pequeño folleto que ofrecía la mesa redonda que estaba frente a ellos—. Por separado obviamente—se ríe nerviosamente rascando su nuca por lo que Hope coloca los ojos en blanco. Estaba claro que capitán man sabía eso, no había porque aclararlo, pero cuando los nervios estaban en el sistema de Henry se nublaba su mente.

—Si, yo igual—confiesa Ray con las manos guardadas en su bolsillo—. Es hora de que dejen Swellview—los mira fijamente y Hope siente como sus ojos se llenan de lágrimas así que mira a otro lado para evitar llorar—. Ya dejaron de ser ayudantes. Son unos héroes.

—Aprendimos del mejor—susurra Hope acercándose con una sonrisa de tristeza—. De mis héroes favoritos: Natasha Romanoff alías Black Widow y Anthony Stark, Iron man—bromea mirando a la nada mientras que Henry a su lado reprime una risa al igual que capitán man, pero unos segundos más tarde vuelve a mirarlo con seriedad—. ¿Vas a estar bien sin nosotros? No quiero dejarte solo.

—¿Ustedes van a estar bien en Distopia? Será complicado—recuerda reprimiendo un sollozo, pero los jóvenes hacen una mueca, no querían recordar el hecho de que estaban a nada de separarse, tal vez para siempre.

—De hecho, me iré a Nueva York—confiesa la joven de cabello castaño con la mirada en el suelo mientras jugaba con sus manos, aún no aceptaba que se separarían—. Henry se va solo a Distopia. Ya sabes... planes completamente diferentes. Lo normal.

El adulto los observa con sorpresa y es que la gente seguía sin saber que habían roto su relación la noche anterior. Nadie sabía que en realidad llevaban tiempo alejados puesto que todos estaban tan absortos en sus mundos que nunca llegaron a pensar que los jóvenes se separarían, estaban de seguros de que sus destinos estaban entrelazados.

—Pero estaré bien—comenta Henry ante el silencio antes de sonreír—. Alguien tiene que cuidar a Jasper. Y tú tienes que cuidarlos a ellos—indica señalando a los seis niños que estaban detrás de unos arbustos escondidos llamando a capitán man en un susurro.

—Nos pusimos un nombre—anuncia Bose en un susurro.

—¿Y a mi qué? —cuestiona el superhéroe del mismo modo mientras alzaba las cejas restándole importancia a la respuesta de Bose, ¿qué tenía de interesante un nombre?

—También Chapa no deja de brillar—informa Mika señalando a la joven que muestra sus manos las cuales estaban rojas—. Bose levanta todo a la vista, Harper sigue lastimándonos con el agua, Lesath echa rayos por todo el cuerpo y no hemos visto a Miles en días.

—Y nos pusimos un nombre—repite Bose con una sonrisa por lo que los demás niños blanquean los ojos antes de que Miles apareciera de la nada detrás de ellos con un atuendo muy extraño.

—Hola, Aloha y el resto de palabras para saludar—expresa el moreno con una sonrisa divertida en los labios mientras que Harper le reclamaba por aparecer de ese modo—. ¿Ya le dijeron el nombre? —inquiere, pero todos niegan ligeramente.

—Nos vamos a llamar...

—¡Fuerza Danger! —exclaman todos al mismo tiempo, pero en voz baja y con una enorme sonrisa de emoción y felicidad en los labios antes de desaparecer todos juntos por lo que Hope se ríe en voz baja sacudiendo su cabeza.

—Estarán bien—asegura capitán man restándole importancia al hecho de que sus futuros compañeros no sabían controlar sus nuevas habilidades. Aunque no lo aceptarán eso se convertiría en un gran problema sino lo trataban de inmediato.

—Bueno, tendrás que criar de nuevo a un par de mocosos—lo molesta la joven Smith acompañada de una risa divertida, sin embargo, un atisbo de preocupación invadía sus ojos. No sabían a dónde los había llevado Miles dado que no controlaba donde aparecía y eso la preocupaba un poco, aunque ese ya era problema de capitán man.

—Oigan, antes de irse, hay algo que siempre quise decirles, y no es fácil para mi decirlo así solo lo voy a decir y... ¡ay, revelaran las estatuas! —exclama alejándose dejando a los jóvenes confundidos por interrumpirse asimismo al momento de su confesión. Ray jamás diría aquellas palabras, y menos para quedar en evidencia—. Chicos, mi estatua se verá mucho mejor que las suyas.

El vicealcade comienza con unas palabras de agradecimiento antes de presentar el par de estatuas las cuales al quitarles la manta blanca que las cubría pudieron darse cuenta de que eran cuatro, dos de ellas con el rostro de kid danger y las otras dos restantes con el de fire girl, los jóvenes comparten una mirada sorprendidos antes de mirar a su exjefe.

—No lo sabíamos—balbucea Henry ante los nervios y el rostro serio de capitán man mientras que con su mano señala la estatua frente ellos. Ellos ni siquiera esperaban una estatua a diferencia del superhéroe que llevaba deseando una desde meses atrás, sin embargo, nunca la había obtenido y en ese momento menos.

—Váyanse de aquí.

—No, enserio, no sabíamos que...—empieza a decirle Hope con voz suave puesto que no estaba mintiendo, pero al parecer capitán man no quería escucharla por nada del mundo. Si, debían correr antes de que las cosas se pusieran más feas.

—Váyanse de aquí—repite con firmeza.

—¿Te veo en acción de gracias? —inquiere la joven Smith con curiosidad por lo que capitán man responde con un forzado «si, claro» —. Te amo, tío. Llamaré todos los días—asegura con una sonrisa antes de ponerse de puntillas y besar la mejilla de su tío con fuerza provocando una sonrisa en el rostro del adulto—. ¡Corre, Hen!

Y ambos salieron corriendo entre risas nerviosas.

Su respiración estaba entrecortada, sus piernas se movían con una increíble rapidez que en realidad nunca tuvo, su risa desaparecía mientras más se alejaban del lugar lleno de personas y finalmente se detuvo colocando sus manos en el inicio de sus rodillas mientras intentaba recuperar el ritmo normal de su respiración. Él también estaba cansado puesto que habían corrido lo suficiente para evitar una pelea con capitán man, ambos intentaban calmar su risa y hacer que la euforia del momento se disipará, pero entonces sucedió...

Sus miradas se encontraron y lo supieron.

Ella se incorporó lentamente sin apartar su mirada de él, quería grabar cada facción de su rostro en su memoria. Estaba asustada, aterrada de la pequeña línea invisible que los separaban, esa línea era tan delgada que con solo unas palabras estaba a punto de romperse y ninguno quería eso. Ella lo quería, lo quería inmensamente, como nunca antes había querido a alguien ni tampoco lo iba a hacer.

Lo amaba con el corazón más bien, con el alma, con cada pequeña parte de ella hasta la más mínima, lo amaba con todo lo que era, sin embargo, una parte también lo odiaba por los recuerdos que siempre se mantendrían frescos en su memoria, en su cuerpo, en su corazón y mente. Lo amaba y lo odiaba al mismo tiempo. Henry era, fue y sería siempre una parte de ella, la otra mitad de sí misma, eran uno solo cuando estaban juntos, siempre lo sería, pese a todo, sin embargo, su momento de separarse había llegado.

—Entonces, ¿este es el adiós? —él pregunta.

—Es el adiós—ella afirma.

Una sonrisa melancólica se dibujó en sus labios mientras lo observaba. La felicidad que alguna vez sintió se había evaporado; un año atrás, todo era distinto, nunca imaginó que llegaría el momento de decir adiós a quien consideraba su alma gemela. Eran dos jóvenes a punto de tomar rumbos distintos, caminos que no se alineaban ni con el mayor de los esfuerzos. Hope partiría hacia Nueva York y él hacia Distopía, lo que le llevó a cuestionarse el sentido de la vida. ¿Por qué unir la vida de dos personas solo para luego separarlas? No estaba preparado para poner punto final a su historia con Hope.

Sin embargo, quizás ese no fuera su final...

Deja escapar un suspiro cuando se coloca frente a él con las manos temblorosas y una sonrisa tensa, sus pies se elevaron unos centímetros cuando lo único que mantenía su equilibrio eran las puntas de estos y sin más coloca una mano sobre la mejilla del rubio, antes de dejar un beso en la mejilla contraria, se quedó pegada a él por unos largos minutos antes de alejarse para mirarlo.

—Estos años a tu lado fueron muy divertidos, y los mejores. Hiciste un gran trabajo como kid danger—habla en voz baja sin apartar la mirada—. Te deseo lo mejor en Distopia, Henry. Espero encuentres tu propia felicidad y tengas una buena vida.

—Adiós, Belle—se despide después de unos minutos en silencio. Dos palabras que le rompieron el corazón por lo que dejo un beso en la frente de la chica.

—Adiós, Prudence.

Y con un último gesto de despedida se dio media vuelta con una sonrisa melancólica. Lo dejo solo en medio del lugar perdido en sus pensamientos, Hope sentía un enorme dolor en su corazón, pero un peso menos en sus hombros puesto que en el fondo sabía que había tomado la elección correcta. Su bienestar era primero y tenía que crear su propio camino para encontrar su felicidad.

Aunque ella se subió al carro y él siguió su camino cuando Charlotte lo llamo para irse al aeropuerto, separándose del otro, el destino aún guardaba otros planes para ellos. Un destino eterno, porque su amor tuvo un principio, pero no tenía un fin. Su amor era válido en todos los tiempos, duraría para siempre. Sus destinos estaban entrelazados. Eran eternos.

Eran sempiternos.

*****

semanas más tarde.

En Distopia era una noche fría con lluvia mientras la gente caminaba con rapidez y dentro de un restaurante se encontraban los tres adolescentes que siempre habían sido amigos. La morena se negaba a irse a la base porque ella combatiría con el crimen, así que sin objeciones se levanta de su asiento para salir corriendo, antes de que Jasper y Henry tomaran sus chicles para ir detrás de ella, Jasper fue el primero en levantarse e irse siguiendo los pasos de la joven, pero cuando el joven rubio de cabello largo estaba por hacerlo se detuvo a medio camino, suponía que nunca recibiría aquel mensaje por parte de ella.

Se queda quieto por unos momentos en donde su mente lo traiciona recordando cada instante en Swellview, desde el primer día en la capi cueva en dónde salvo a Ray de un criminal hasta el día de la pelea, o en donde comenzó una guerra de bromas con Hope en la capi cueva donde Ray los encerró en cuarto para que hicieran las pases o cuando empujó a Max «por accidente» en un tren cuando vio que Hope coqueteaba con él, todas esas tardes de misiones con los Manchesters o las reuniones de películas con sus amigos, lo extrañaba más de lo que admitía, sin embargo, él ya no era un ayudante sino un héroe.

Llevaban semanas en Distopia y a veces se encontraba pensando en ella, cuando lo hacía se llenaba de tristeza. porqué dolía saber que había muchos kilómetros de distancia entre ellos, nunca pensó que terminarían de ese modo. Aunque en su imaginación, algunas veces, ella estaba esperando recostada a un lado de la cama con el desayuno listo, con las manos sobre su vientre y sonriendo de lado, dónde esperaba por él. Cerraba los ojos y volvía a esos momentos donde era un ayudante junto a ella y combatían el crimen juntos.

Aunque al crecer dejaron de hacerlo, tomando caminos diferentes. Una sonrisa nostálgica se forma en sus labios, sacudió la cabeza, terminó de mascar la goma antes de también salir corriendo, siguiendo la misma dirección que Jasper. De cierto modo la vida acomodó las cosas donde tenían que estar y estaban bien.

📍SWELLVIEW CITY. semanas después.

Por otro lado, más específico en Swellview los seis niños con habilidades especiales estaban caminando por un largo pasillo puesto que capitán man los había mandado a llamar, tenían la teoría del porqué, pero se mantenían en silencio mientras los nervios los consumían. La rubia caminaba a un lado de Chapa y Lesath con una sonrisa sacudiendo su ropa para verse presentable.

—Bienvenidos a la academia de Swellview para super dotados—informa capitán man recargado sobre el marco de las grandes puertas cafés detrás de él. Tenía una sonrisa en el rostro mientras guardaba su teléfono en los bolsillos de sus pantalones. Nunca había estado tan lejos de su sobrina, pero hablar con ella unos minutos le alegraba el día, además que la muchacha se estaba adaptando muy bien a su nueva vida.

—¡Me encanta! —exclama Bose con emoción antes de sentarse en el suelo—. Este es mi lugar.

—No, la escuela es adentro—le dice Ray señalando el interior mientras lo toma del antebrazo para levantarlo del suelo donde había sentado. Bose no era la persona mas normal del mundo—. Y hay mesas para que...

—¿¡Cuándo entramos!? —lo interrumpe la rubia dando un pequeño brincó en su lugar. Quería conocer el interior en ese mismo instante, y salió corriendo detrás de Chapa cuando abrió la puerta detrás de capitán man sin dejarlo hablar.

—No son buenos escuchando—masculla Schwoz acercándose a su jefe con una expresión de fastidio—. Por cierto, ¿cómo está, Hope? —inquiere alzando una ceja mirándolo de reojo.

—Bien, se adapta a su nueva vida y como siempre está harta de seguir las órdenes de Maverick—responde con una risa burlona antes ingresar al interior donde los infantes estaban moviendo y observando todo con atención—. No, no es la nueva capi cueva—deja en claro al escuchar a Bose. Era un lugar muy diferente—. Es una...

—¿Es una capi cueva nueva? —cuestiona Chapa interrumpiendo sus palabras.

—Oh, yeah—asiente el científico.

—¡Está es una escuela que compre para ustedes para enseñarles como ser superhéroes! —exclama Ray alzando la voz. Los seis niños comenzaron a tomar un lugar en las sillas frente a los escritorios que estaban delante de la enorme pantalla—. ¡Deberían escucharme!

—Oye ¿qué hace este botón? —inquiere Lesath señalando el botón que estaba en la silla verde que había tomado detrás de la silla morada que tenía Harper—. Ahora quiero hacerlo—murmura al ver que Ray le pide que no oprima el botón y sin más fue la rubia en ser la primera en presionar el botón. La silla tomó un poco de impulso antes de desaparecer solo viendo un enorme tubo que la llevaba hasta la parte de arriba.

—No saben escuchar—se queja el científico con las manos en las caderas por lo que Ray responde con un «no» teniendo semblante serio—. ¿Ya me dirás quién es tu favorito?

—Chapa es mi segunda favorita—contesta de mala gana antes de caminar para dirigirse a la parte de arriba donde se encontraba el nido.

—¿Quién es la primera?

—Hope.

📍NUEVA YORK CITY.

La joven Smith estaba terminando de desempacar sus cosas mientras escuchaba un par de canciones del disco que le había regalado Henry cuando le obsequió el libro para cuando lo echara de menos. Estar sin él era una enorme tortura que con el paso del tiempo se hacía más pequeña, estaba acostumbrándose poco a poco a continuar sin él y a no extrañar tanto su presencia, aunque a veces resultaba difícil aquella tarea, sin embargo, su padre aseguraba que el dolor disminuirá con el paso de los días.

Ya había explorado algunas partes de Nueva York, aunque todavía le faltaba casi toda la ciudad, pero lo poco que había visto lo amaba. Era una ciudad hermosa y estaba contenta de estar ahí, en las semanas había hablado muy poco con Charlotte y es que la morena ya casi no contestaba sus llamadas, aunque ella entendía que era porque su amiga estaba combatiendo el crimen, con Piper hablaba casi todos los días lo que la hacía sentirse menos sola en aquella enorme ciudad donde no conocía a nadie. Le alegraba saber que a su pequeña rubia le estaba yendo tan bien en Florida.

Se alejó del mueble para caminar hasta el balcón de su habitación y sentarse en la silla de madera frente a la mesa, el frío abrazó su cuerpo, el viento movió su melena castaña mientras ella tomaba su teléfono para entrar al chat con Henry. Cada día se encontraba entrando en la conversación, pero nunca mandaba mensaje, no sabía si debía hacerlo o simplemente dejarlo así, por una parte quería hablar con él para saber como le estaba yendo, aunque eso en realidad era una excusa para escuchar su voz, sin embargo, temía que no le respondiera por lo que siempre terminaba desistiendo de llamarlo y dejaba su teléfono muy lejos de ella para no caer en la tentación.

Deja caer su cabeza para atrás soltando un suspiro casi al mismo tiempo que caía un lágrima por su mejilla. Extrañarlo era algo de todos los días, y lo odiaba por eso, odiaba amarlo y extrañarlo tanto, pero no podía evitar esos sentimientos, Henry significo muchas cosas para ella, no solo era su primer amor sino que era su mejor amigo con quién había compartido demasiados momentos divertidos, era su compañero de crimen desde que tenían trece años.

También echaba de menos Swellview y la capi cueva, las tardes dónde se sentaban a ver una película alrededor del gabinete mientras se peleaban o hacían cualquier otra cosa menos ver la bendita película, extrañaba ayudar a Schwoz en sus nuevos experimentos o creaciones de máquinas, las tardes donde jugaba con su tío a dispararse con los láseres para ver quién terminaba inconsciente primero, cuando lo ayudaba con su cabello o dónde se la pasaba alardeando de lo guapo que era. Echaba de menos a Jasper y a Charlotte a quiénes consideraba una familia, extrañaba ser una adolescente que combatía del crimen.

Eran buenos recuerdos que nunca volverían a repetirse.

Maverick entra a la habitación escuchando la suave melodía de «lucky man de the verve» busca con la mirada a su hija encontrándose con la puerta que dirigía al balcón abierta, con un paso lento, pero seguro camina hasta el exterior, dejando que el aire golpeará contra su cuerpo, se colocó detrás de la silla donde estaba sentada la muchacha de cabello castaño con los ojos cerrados y acarició su cabello con amor y suavidad.

—Lo extraño cada vez más—susurra. su voz se perdía fácilmente con el viento como si este se llevara cada palabra dicha por ella como una ligera pluma de ave, la nostalgia era algo notorio en el sonido de voz mientras sus pies se balanceaban de un lado a otro—. ¿Siempre será así? Porque no quiero que lo sea—se responde a si misma—. Quiero estar con él, papá, lo único que pasa por mi mente son esos recuerdos junto a él y los demás, quiero volver a ser una adolescente.

—Todavía eres una—menciona en voz baja con la mirada perdida en el cielo griseado, pese a que no estaba el sol puesto había una clara luz que con el pasar de las horas iba oscureciendo—. Solo entraste en una etapa diferente. Está bien que te sientas como te sientes, porque eso es una clara señal de que estás viva. En unos meses ni siquiera recordarás porque estabas sufriendo—dice con suavidad—. Me alegra que no ocultes más tus sentimientos.

—¿Por qué? Fuiste tú quien me enseño a ser fría como el hielo—recuerda ella.

—Porque fingir que no duele, duele el doble—responde antes de dejar un beso en la frente de joven Smith—. Estaba equivocado, y te debo una disculpa por ello. Te dejé sola por muchos años haciéndote creer que no te amaba, pero lo hago, tú eres mi más grande adoración y nunca debí dejar que mi dolor ganará. Merecías un mejor padre. Sé que nada de lo que haga arreglara el dolor del pasado, pero quiero que mejoremos esto, que tengamos una buena relación.

No respondió, pero la muchacha se lanzó a sus brazos soltando un sollozo mientras que su padre acariciaba su espalda con cariño, no necesitaban más palabras que un abrazo para saber que estaban en buenos términos; —No quiero extrañarlo más, papá. Quiero que deje de doler porque lo quiero mucho y siento que tome una de las peores decisiones de mi vida. A veces me pregunto si las cosas hubieran sido diferentes si me hubiera ofrecido para ir con él a Distopia o le hubiera pedido que viniera conmigo.

—El hecho de que hubiera sido diferente no te garantiza que hubiera sido mejor—comenta Maverick alejándose de ella para acariciarle las mejillas—. Créeme, algunas cosas tienen que terminar para que comiencen cosas mejores. No siempre puedes estar con la primer persona que amas.

Pero ella quería estarlo, sin embargo, no tuvo el valor ni las fuerzas para replicar. Comenzó a caminar detrás de su padre después de que este le ofreciera dar un paseo en carro mientras comían hamburguesas y miraban la ciudad, quedarse en su cuarto encerrada no era una opción por lo que solamente se coloca una ligera sudadera de lana, dejando su teléfono sobre la cama ignorando el sonido que había emitido ante una nueva notificación.

MI RUBIO TONTO:
¿estás viva?
porque yo lo estoy y te extraño.
quiero abandonar Distopia
y correr hasta dónde estás
para decirte cuando te amo,
pero charlotte y jasper dicen
que el destino nos separo por una
razón que sigo sin entender.
si lo hiciera, ¿me dirías te amo
también o te darías la vuelta y
me dejarías atrás?
estaba pensando en el hecho de
que nunca me dijiste te amo con
palabras, pero yo sabía que
amabas tanto como yo a ti.
     MENSAJES ELIMINADOS.

Las heridas que nacen, van a sanar con el tiempo, tarde que temprano. Las personas llegan y se van de tu vida cuando la vida quiere, cuando cumplen el propósito elegido por el destino. Los errores se enmiendan, el tiempo pasa, el corazón sana, el dolor deja tu alma para permitirle un turno a la felicidad, todo pasa. Los momentos no se olvidan, pero solo queda mirar a hacía atrás algunas veces para recodarlos con nostalgia. Nada dura para siempre. Eventualmente las penas, las heridas se acabarán y es cuando se te permite seguir adelante, todo siempre pasa, sin embargo, la vida solo lo permite hasta que sea el momento correcto.

Su mirada estaba concentrada en su mano y en la de su padre puesto que ambos estaban haciendo movimientos ligeros como si estuvieran creando un par de olas mientras que el auto seguía en movimiento. A veces miraba el exterior curiosamente y tarareaba la canción que se reproducía en la radio, «todo pasa de carla morrison.» Sacude la cabeza divertida cuando su padre llama su atención y las risas llenan el auto.

De algún modo ese día en el auto que seguía en movimiento supo que había hecho la elección correcta, aunque doliera. Estaba a punto de conocer y crear un futuro incierto con sus propias decisiones, dejando atrás la comodidad de lo conocido para explorar lo desconocido como todo adolescente. Estaba dejando atrás su historia con Henry Hart, pero siempre recordaría el amor que alguna vez compartieron.

La vida sabría cuando volverlos a juntar, su momento llegaría cuando ambos estuviera listos para seguir escribiendo su historia...

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