4:30 A.M. San Francisco, Tierra. Fecha estelar 26.10.2348.

Detonaciones inundaban el ambiente, mientras un joven Esdraz sostenía torpemente una arma de fuego.

Portaba un uniforme de Ingeniería, y a su lado yacía en el suelo uno de los escoltas asignados a proteger al líder de proyecto en Nexus y a sus oficiales auxiliares de los cuales uno era Grant.

El agente tenia un agujero en el pecho, y su armadura de protección corporal estaba al rojo vivo en el lugar de la penetración, debido a la carga de plasma del proyectil que había impactado al soldado, protegiendo a Esdraz de los mortales proyectiles.

De pronto, una detonación cercana dejó inconsciente a Grant, y en ese momento, al fin abrió los ojos.

Estaba en la habitación de su casa. Por la ventana se veía la negrura de la noche, pues todavía no amanecía en San Francisco. Grant se levantó de la cama, se puso un short deportivo, una playera y salió a correr.

Después de varios minutos, Esdraz volvió a casa. Eran las 5:40, así que tomó una ducha rápida.

Al salir se encontró con una notificación en su comunicador, informando que un convoy lo recogería a las 7:00 en la puerta de su casa.

Tras entrar a su habitación, Esdraz abrió su armario. Había algunas chaquetas y sacos,mientras que en la parte derecha había varios uniformes viejos.

Al fondo se encontraba el uniforme de gala, utilizado por los oficiales en situaciones formales fuera de su nave.

El uniforme consistía de un saco color gris oxford, con cuello alto, (denotando este último el rango del portador) y pantalones plisados, también de tonos variables dependiendo del rango.

Se veían extremadamente pulcros, sin embargo no solo eran estéticos, pues contaban con certificados de protección nivel 5, siendo así prendas capaces de proteger al usuario contra llamas de hasta 1100° celsius por más de 2 minutos y sin consecuencias graves ante impactos de proyectiles con ojivas explosivas y perforantes. A pesar de esto, los uniformes no pesaban mucho más que un conjunto regular, haciéndolos muy cómodos de usar.

Grant se puso su chaqueta de cuello gris platino y pantalones del mismo tono. El uniforme también tenía unas muñequeras doradas, las cuales hacían juego con la insignia de Grant y las cuatro estrellas de condecoración que portaba justo por encima de su nombre bordado en el lado derecho del uniforme, éstos de color dorado también.

Su insignia consistía en un par de círculos dorados, uno inscrito dentro del otro, y con una cruz que salía del centro (también dorada), asemejando un punto de mira. Debajo Rezaba el lema "Semper Paratus", propio de la Rama de Operaciones Tácticas de la F.E., todo esto sobre un fondo de color negro y orillas rojas, enmarcados por un triángulo dorado.

Grant colocó la insignia en su sitio y se dirigió a la puerta principal.

Era una mañana gris, pues las nubes de tormenta se asomaban en dirección a la costa. El aire era fresco y húmedo, pero uniforme lo mantenía bien abrigado.

Unos segundos después, 4 Vehículos oficiales de la flota doblaron hacia la calle de la casa de Grant. Se estacionaron justo enfrente de la entrada y del segundo vehículo salió Alessandra Khöler. Del primer y cuarto vehículo salieron 6 agentes del Servicio Secreto Federal, vestidos con elegantes trajes color negro y se quedaron rodeando a los dos vehículos centrales.

-¿Nos vamos?- Preguntó Khöler, acercándose a Grant

El hombre asintió suavemente y se dirigió al transporte.

En cuanto el Almirante cerró la puerta, los agentes se metieron en sus autos y el convoy de SUV's empezó a avanzar. Las ruedas esféricas se mantenían suspendidas a unos 30 cm del suelo, pues solo eran usadas en caso de que no fuera posible usar el sistema de levitación de los vehículos.

Las SUV's Difícilmente pasaban desapercibidas, pues los paneles angulados les daban una apariencia bastante llamativa y un tanto agresiva, debido a su color negro mate.

-El vehículo número tres, ¿quiénes son los ocupantes?- Preguntó Grant al agente que conducía.

-La Capitana Jameson, y su primer oficial, señor.-

-Gracias hombre.- Respondió amablemente Grant al agente-Bastante seguridad, ¿eh?.- Continuó el, dirigiendose a Khöler

-Por algo debe ser, ¿no?- Respondió Alessandra en tono sugerente.

-No, no la vi anoche, apenas viene de Londres. Y tampoco tengo información.- Dijo Esdraz mientras volteaba a ver a su primer oficial.

-Yo no dije nada.-

-No necesitas decirlo. Sé lo que piensas.-

Khöler sonrió pícara, mientras volteaba por la ventana del vehículo

El convoy llegó a los Cuarteles Generales de la Flota Espacial en aproximadamente 35 minutos, y tras aparcar en uno de los estacionamientos internos, los agentes escoltaron a las dos parejas de oficiales hacia el interior de los edificios.

El interior de la torre principal era impresionantemente amplio. Paredes blancas y columnas de granito se alzaban majestuosas en el recibidor de los cuarteles y el espacio estaba perfectamente iluminado por los enormes ventanales del techo, lo cual lo hacía verse aún más grande.

Sin embargo, Esdraz y Khöler se miraron extrañados. Ambos se habían percatado de la presencia de oficiales de seguridad armados y apostados en todas y cada una de las entradas y pasillos.

Los dos voltearon al frente de nuevo, aunque ambos pensaban lo mismo: "Algo muy malo pasó"

Los oficiales continuaron hacia su destino, sin embargo, antes de poder entrar al pasillo, los agentes de seguridad los escanearon para confirmar su identidad.

Tras un par de segundos, les permitieron acceder a los ascensores. Minutos después, ambos oficiales se encontraban a 60 metros bajo tierra, en la sala de conferencias Omega, lugar donde se realizaban las reuniones de Prioridad 1.

En el pasillo había seis agentes con armas largas y chalecos de protecció. Justo antes del acceso a la sala de reuniones, había una caseta de seguridad con escáneres de cuerpo completo.

Los oficiales pasaron por todos los controles, junto con los agentes, para ingresar a la antesala de la habitación. Ahí los agentes se detuvieron, y dejaron solos a Grant y Khöler.

Un gran reloj marcaba las 7:45 A.M. Faltaban 15 minutos para el inicio de la reunión, y ya estaban los cuarenta y dos capitanes junto con sus primeros oficiales.

Grant y James intercambiaron algunas palabras, y acto seguido fueron a saludar a los demás capitanes.

Tras 13 minutos, las puertas se abrieron de forma abrupta.

La Almirante General Morgan Stone entró rápidamente a la sala con un pequeño archivo en las manos. Su paso apresurado resonaba por toda la antesala.

Tras ver el reloj, se relajó un poco.

La Almirante era una mujer de estatura media, un tanto más baja que Esdraz. De tez clara, sus ojos café

claro contrastaban con su largo cabello, tintado de color grisáceo. El uniforme la hacía lucir bastante bien, pues su cuerpo era esbelto y su delgada complexión lo acentuaba aún más.

Detrás de ella venían otros oficiales, de los cuales algunos eran conocidos para Grant.

De pronto, el Almirante recibió un codazo de Khöler.

-¿Ah?-

-Mira sus uniformes. Tienen parche de la División 31-

-Sin insignia. Están de encubiertos.-

-También tu superior- Dijo Khöler, señalando discretamente a Morgan.

-Tienes razón. No sabía que la habían asignado a la 31.-

En ese momento, los seguros de las puertas de la sala principal se abrieron. Todos los Oficiales se enfilaron hacia adentro, saludando a la almirante Stone antes de entrar. Grant se rezagó a propósito, siendo el último en la fila. Al llegar a la entrada, volteó a ver a Stone.

-¿Estás bien?- Preguntó Esdraz, tomándole las manos.

-Dentro de lo que cabe, si. ¿Aún iremos por el desayuno?-

-Si es oportuno, claro. Respondió Grant, mientras se alejaba hacia su asiento.

Todos los Oficiales estaban junto a sus sillas, incluyendo a los de la División 31.

La División 31 era una de las secciones que componían al Gobierno de la República Federal Humana. Su objetivo era la recolección de información que representara un peligro, ya fuera externo o interno, tanto potencial como sustancial hacia la Federación y sus intereses.

Sin embargo, oficialmente, para la mayor parte de la población republicana, su existencia era desconocida, pues, sólo los oficiales de alto rango sabían de ella. Además, para el ojo público, las operaciones de inteligencia eran llevadas a cabo por la División 24: la División de Inteligencia Táctica.

En realidad, la 31 era tan secreta, que el senado federal se había enterado de su existencia apenas hacía 10 años.

Stone entró a la sala, seguida por los agentes. La sala era más bien un auditorio, con hileras de butacas de forma concéntrica a un podio, al fondo del salón.

Las luces estaban atenuadas, mientras al centro se proyectaba un mapa tridimensional del territorio de la República. Stone estaba junto al podio, mientras sostenía una carpeta con sellos de "Alto Secreto"

Cada oficial tenía una pantalla en su asiento, desde donde podía ver las imágenes proyectadas en detalle, y manipularlas a su gusto

Stone subió al podio y golpeó suavemente el micrófono.

- Por favor, tomen asiento-