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Capítulo 31: Asalto

Territorio de la federación, Sector 19.

Colonia Camaxtly.

Fecha Espacial 30.11.2348.

Desde su descubrimiento, Camaxtly había sido un planeta casi ignorado por la República. No destacaba por nada en especial: tenía una masa muy similar a la de la Tierra, con un clima frío, pero no extremo, similar al de Marte, pero sin recursos valiosos, ni flora o fauna.

Sin embargo, hacía unos treinta años la empresa VANIR, en ese entonces parte fundamental del polígono industrial militar de la República, compró los derechos de uso del planeta para instalar su sede principal.

A lo largo de los años, VANIR construyó varios asentamientos, enclaustrados en enormes cúpulas de cristal polimérico que se extendían por la superficie, terraformando el interior de los domos, creando un ambiente propicio para que la vida floreciera.

Un total de cincuenta cúpulas poblaban el planeta, albergando a más de veinte mil personas, todos trabajadores de VANIR. Todos los asentamientos mantenían un clima muy similar al de la tierra, y estaban repletos de especies animales y vegetales provenientes de la cuna de la humanidad.

Como todas las mañanas, el tránsito se mantenía tranquilo, con oficinistas, ingenieros, diseñadores y demás empleados desplazándose entre los asentamientos residenciales y los de trabajo, a través de las enormes carreteras subterráneas que conectaban las cúpulas.

Sin embargo, ese día un par de vehículos oficiales de la Flota Espacial transitaban por los túneles. Los logos de los transportes relucían, llamando la atención de los ciudadanos mientras se dirigían hacia la cúpula principal, llamada "Asentamiento Omega", donde se encontraban las oficinas principales.

Dentro de uno de los vehículos viajaban Grant y Mercerón, junto con algunos agentes de seguridad.

—Señor, ¿por qué un concurso de desarrollo—? Preguntó Marek.

—¿Por qué existen las empresas?— Le respondió Grant.

—¿Señor?— Dijo Marek, confundido

—Sí, es para responderte. ¿Cuál es el motivo de existencia de las empresas?—

—Uhm, no lo sé, ¿Hacer dinero?— Respondió el chico.

—Exacto. Y en los concursos de innovación, ¿Cuál es el premio?— Continuó Grant.

—Contratos multimillonarios—

—Precisamente por eso, es lo que ellos quieren, y de hecho sí habrá un concurso. La Flota está buscando nuevas armas, y VANIR podría llevarse una tajada del presupuesto. Pero el punto es que podemos sacarles información sin preguntarla directamente.—

—¿Cómo planea hacerlo, señor?—

—Cuando sea el momento lo verás, Marek. Ahora, cambiando de tema ¿revisaste los archivos que Alessandra envió?— Dijo Grant.

—Tres días le bastaron para rastrear a los culpables de los ataques. La comandante es impresionante.— Respondió Marek.

—Sí, lo es. Ahora sólo queda esperar los resultados de su redada.—

—¿Redada?— preguntó Marek, intrigado.

—Cierto, fue un mensaje privado. Bueno, encontraron un complejo en donde se presume que se esconden los terroristas, así que, van a tomar el edificio, capturar a quien esté ahí e interrogarlos. En realidad, para eso se quedó Gungnir.— Respondió Grant

—Espero que no tengan muchos problemas con el asalto.— Dijo Marek, preocupado.

—Lo mismo espero.—Respondió Grant, también preocupado.— Aunque, sabes que Alessandra es una excelente operadora.—

—Claro.— Dijo el chico.— ¿Qué se siente ser operador, señor?—

—¿A qué te refieres?—Preguntó Grant.

—Si, bueno, usted sabe que también tengo una carrera militar, y obviamente soy parte de las fuerzas armadas, pero realmente nunca he estado en el campo. Jamás he combatido.— Respondió Marek.

—Lo sé, calma. Mira, es una combinación de sensaciones, todas al mismo tiempo.— Dijo Grant, recargándose en el asiento y mirando al chico.—La confrontación armada con otros humanos es el más agudo y duradero factor de estrés existente. Y jamás vas a estar preparado. Siempre es aterrador, incluso cuando has hecho lo mismo cientos de veces.—

—¿En todas sus misiones sintió lo mismo?—

—No, cada una es diferente. Además, tenemos la ventaja de que la vida de los objetivos no siempre está en riesgo. Podemos simplemente aturdirlos. El problema es tu vida, y la de tus compañeros.—

—Gracias, señor.— Dijo el chico.

—No tienes que agradecer, Marek. Soy tu capitán, y lo que quieras, pero, esto te lo digo como amigo, no como superior.— Respondió Grant, dándole una palmada en el hombro.

—Lo aprecio mucho, señor.—

—No hay de qué. Bueno, ya estamos llegando, así que, prepárate para interrogar sin interrogar.—

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Territorio de la federación, Sector 20, Colonia Hera.

A las afueras del perímetro de la Base de Operaciones Conjuntas.

Fecha Espacial 30.11.2348.

La suave brisa de la noche cobijaba Satio, un pequeño poblado a unos diez kilómetros de la base de Operaciones Conjuntas de Hera, en la provincia de Anuntak. Los edificios, viejos y maltratados parecían abandonados, sin embargo, una cantidad considerable de personas residía en ellos.

Mientras tanto, un transporte aéreo se acercaba rápida y silenciosamente al poblado, portando varios efectivos armados y ataviados con ropa táctica.

Sus uniformes eran capaces de protegerlos contra proyectiles energéticos y cinéticos de alto calibre, sin embargo aún así, portaban exoesqueletos tipo Zhuk, hechos de compuestos poliméricos y placas de fibra de carbono de alta densidad, que les daban una protección impresionante.

Minutos después, el transporte se encontraba sobre uno de los edificios del poblado flotando a escasos metros del techo. Un grupo de oficiales descendió sobre el tejado, posicionándose con las armas en alto.

Equipo Kilo en posición, unidad terrestre, reporte.— Dijo la comandante Khöler por la comunicación interna.

Equipo Delta en posición, listos para entrar.— Respondió el teniente Daner.

Entendido Delta, proceda. Armas en aturdir.— Ordenó Khöler.

Momentos después una detonación retumbó en la planta baja del edificio, abriendo la puerta principal del mismo. El equipo entró al recibidor del complejo, aturdiendo a tres individuos en el proceso.

Delta dentro, listos para cortar la electricidad.— Dijo Daner.

Copiado. Equipo de visión, ¡ya!

Las luces del edificio se apagaron repentinamente, dejando a oscuras todas las habitaciones.

Kilo entrando por la azotea.— Informó Khöler.

Planta baja asegurada, tres tangos abatidos. Delta 1 avanzando a primer piso.— Respondió Daner

Una pequeña detonación rompió la escotilla que mantenía la azotea cerrada. Acto seguido, Khöler se lanzó dentro del edificio, cayendo con el fusil en alto. Su visor nocturno le permitía apreciar perfectamente el entorno a pesar de la oscuridad, pues la imagen era proyectada directo sobre su retina con una cómoda tonalidad verdosa.

Kilo limpiando piso tres.

La mujer empezó a avanzar por el pasillo que se extendía al frente hasta una puerta, con el arma levantada, mientras sus compañeros le seguían. Con la mano izquierda levantada y haciendo un puño, ordenó que se detuvieran.

Kilo 2 y 3, conmigo.— Ordenó Khöler.

De inmediato los dos operadores la siguieron, posicionándose justo detrás, de cara a la puerta. Ella tocó suavemente su visor, activando la visión RF permitiéndole ver a través de las paredes.

—Tres contactos, hostiles armados. Dos detrás de la puerta, uno más a la derecha. Vamos a entrar

Uno de los oficiales golpeó violentamente la puerta con su arma, abriéndola. Inmediatamente Khöler entró, disparando a ambos sujetos en el pecho y aturdiéndolos.

Dos tangos abatidos.

Le siguió su compañero, sin embargo el tercer sujeto tomó un arma y disparó contra ellos, hiriendo a ambos. De manera casi instantánea, el tercer operador entró, neutralizando al objetivo.

Piso tres... Asegurado— Dijo Khöler con dificultad, reincorporándose.—Mierda. Kilo 2 está herido. El enemigo tiene armas pesadas. Procedan con precaución.—

Copiado, Kilo. Piso uno asegurado. Cuatro neutralizados— respondió Daner.

¿Todo bien comandante?— Preguntó uno de los oficiales al verla salir por la puerta.

—Sólo un roce. Acabemos esto de una vez.— Respondió ella, decidida —Kilo 1 avanzando al segundo piso.

El grupo avanzó con Khöler al frente y bajó por las escaleras.

Dos contactos, parecen estar discutiendo. Atentos.— Informó la mujer, mirando a través del muro.

De pronto, una de las siluetas que Khöler veía se abalanzó contra la puerta al otro extremo del pasillo. Acto seguido dos ruidos sordos inundaron el pasillo, y el sujeto cayó al piso, aturdido.

Tango abatido. Un contacto restante, no parece ser hostil. Voy a entrar.

La mujer se enfiló por el pasillo y entró por la puerta, apuntándole al segundo sujeto. Una mujer estaba tirada en el piso en posición fetal, cubriendo su cabeza.

—¡Manos, manos! ¡Muéstrame las manos, ahora!— Ordenó violentamente Khöler, sin dejar de apuntarle.

La mujer obedeció, levantando ambas manos. Khöler se lanzó sobre ella, inmovilizándola y sujetando sus muñecas por detrás de su espalda. De inmediato le colocó unas esposas de polímero, restringiendo el movimiento.

—Nunquam Iterum. Nunquam Iterum.— Repetía frenéticamente la mujer en el piso.

—¡Cierra la boca!— Ordenó Khöler.

La mujer ignoró la orden y continuó repitiendo las mismas dos palabras. Sin embargo, Alessandra sacó su arma de mano y la aturdió de un disparo.

—Te lo advertí.— Dijo ella, enfundando de nuevo su arma.

Dos tangos abatidos. Colmena asegurada, Kilo y Delta esperando extracción. Un oficial herido.—Dijo Alessandra por la radio

Copiado. Extracción en camino.

—Buen trabajo Daner. Te veo en el segundo piso.

—Entendido comandante.— Respondió él.

Equipo Delta, encienda las luces.— Ordenó Khöler.

Instantes después el lugar se iluminó, dejando ver los oscuros colores de las paredes, y las manchas de suciedad que había en ellas.

—Muy bien señores, ya lo saben. Busquen cualquier cosa que nos pueda servir, hay que limpiar esta pocilga— Dijo Daner, subiendo por las escaleras.

—¿Todo bien?— Preguntó Khöler, mirándolo y caminando hacia él.

—Si comandante, ¿qué hay de usted?— Respondió él al percatarse de que la mujer cojeaba ligeramente.

—Un simple roce, pero al parecer tienen armas anti zhuk. Creo que nos estaban esperando.

—¿Una fuga de información?— Preguntó Daner.

—O tal vez ellos querían que los encontráramos.— Respondió Khöler, señalando el arma que el sujeto abatido en el pasillo tenía en la mano.

—La próxima vez necesitaremos las Megingjord.— Dijo Daner.

—Si. Creo que estos ya no son simples insurreccionistas.— Exclamó Khöler, suspirando.

—Lo sabremos pronto, comandante.— Respondió Daner, con seguridad.

—Eso espero, Teniente. Sólo tenemos un par de semanas

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