Capítulo 18: Mi turno
Territorio de la federación, Sector 5, a 940 años luz de la tierra.
Fecha Espacial 3.12.2348.
Las enormes bahías de carga de las naves de Industrias Mejor Vida solían contar con un área de detención, y la FCIMV GATES no era la excepción.
Los calabozos eran pequeñas habitaciones de aproximadamente 3x6 metros de profundidad y alrededor de cuatro metros de altura. Eran completamente blancos, sin esquinas, y las paredes eran lisas, construidas de trinitanio de alta resistencia.
Sin embargo, la pared que daba hacia el pasillo estaba compuesta de capas de cristal metálico, intercaladas con láminas de grafeno electrificadas. La entrada a la celda era un pequeño marco de trinitanio, con una puerta hecha de barrotes del mismo material, recubierta por el cristal metálico del resto de la pared.
A pesar de que los calabozos solían estar vacíos, esta vez, la tripulación de la GATES estaba encerrada en ellos. Los oficiales del puente estaban amordazados y esposados, mientras que la seguridad de la nave estaba encadenada en grupos de cinco, de manera que las manos de los hombres se impedían el movimiento entre sí.
-Muy bien, entonces, idiotas, ¿Quién demonios dió la orden de disparar a matar?- Vociferó Kishner, parado al centro del corredor.
Nadie respondió. Esto enfureció al hombre, quien inmediatamente se dirigió hacia el área de control.
-Me dirán por las buenas o por la fuerza, pero me dirán.- Dijo él, mientras configuraba la liberación de gas Timor.
El Timor era un componente que generaba un intenso estado de terror en quien lo inhalaba, siendo utilizado normalmente en control de disturbios e interrogatorios, pues no representaba peligro a largo plazo y sus efectos duraban segundos.
-Tienen treinta segundos para pensarlo, y si después de ellos siguen sin responder, pasarán algunos de los momentos más terroríficos de sus vidas. Corre tiempo.- Dijo Kishner fríamente.
El tiempo pasó, sin respuesta alguna. Hasta que de pronto, una voz rompió el silencio.
-Fue el capitán Andrade.- Dijo el jefe de seguridad, con el poco aliento que tenía.
-Ah, muy bien.-Dijo Kishner, satisfecho. -Andrade, cobarde de mierda, ven acá.- Continuó el hombre, mientras agitaba una de sus manos, cerca de la puerta de la celda #3, donde se encontraba el capitán de la GATES.
Andrade se levantó con dificultad, y comenzó a caminar pesadamente hacia la puerta.
-Si alguien se mueve además de Andrade, le vuelo las entrañas.- amenazó Kishner con un arma en la mano, mientras abría la puerta de la celda, para dejar al capitán salir.
El hombre parecía un animal agonizante, sin embargo, la falta de empatía de Kishner lo hizo ignorar el sufrimiento de Andrade.
-Muy bien, Johan Andrade. Nunca había escuchado de tí.- Exclamó el secuestrador, irónico, mientras le arrancaba la mordazaal capitán de la GATES.
Andrade tomó una gran bocanada de aire, y se desplomó en el piso, cansado.
-Si, si, si. Se que estar en un ambiente con poco oxígeno es cansado, deja de quejarte, gordo.- Le espetó Kishner.
-Eres un monstruo.- Dijo Andrade.
-¿Realmente crees que lo soy? ¡Tú le diste órdenes a tus hombres de asesinar a sangre fría a los míos!.-Gritó Kishner, sosteniendo el arma amenazadoramente.
-Ustedes son criminales. Simples asesinos, secuestradores. Terroristas.-
-¿Sabes por qué lo hacemos? No es por dinero, como tu. No es por gloria, no es por placer. Es el deber de alguien derrocar a los gobiernos totalitarios. Y nosotros asumimos esa responsabilidad, cueste lo que cueste.-Terminó Kishner.
-¿Qué es lo que quieres? ¿La carga? Tómala. La nave es tuya, ¿Por qué nos quieres aquí?- gimió Andrade.
-Dejaré a tu tripulación pronto, no te preocupes por eso. Pero tú, cobarde de mierda, tu pagarás por cada uno de los hombres que asesinaste.-
-No te equivoques. Yo no los asesiné.-
-Andrade, cachorro. Eres el capitán de la nave. Eres culpable de todo, incluso de lo que no haces, o lo que no decides. Tu eres el responsable de las acciones de cada uno de tus hombres.- le gritó Kishner, levantando el arma.
-Por favor, tengo familia...- Suplicó andrade, justo antes de que una estruendosa detonación lo hiciera callar.
-Ellos también la tenían.- Dijo Kishner.-No teman, nadie más necesita morir. Todos los demás estarán bien, mientras se mantengan calmados.- Continuó el secuestrador.
Momentos después se retiró, dejando huellas con los restos del cerebro de Andrade que habían quedado en sus botas.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Territorio de la federación, Sector 2, a 2740 años luz de la tierra.
NFF Emont
La tenue luz verde de la habitación del capitán hacía apenas visible su silueta, sentado en la orilla de la cama.
El hombre se levantó y caminó tranquilamente hacia el pequeño cuarto de baño al fondo del habitáculo, mientras su espalda era bañada por el verdoso brillo que se colaba en la habitación, haciendo visible la gran cicatriz que tenía a la altura del riñón.
La expresión seria del Capitán ocultaba a la perfección su cansancio y su postura, completamente erguida y recta, lo hacía ver un tanto más alto de lo que era en verdad.
En el baño, empezó a fregarse la cara con solución sin enjuague, como todas las mañanas. Su pelo, de color avellanado, reflejaba la dorada pero tenue luz que emanaba del espejo.
-Computadora, inicia grabación.- dijo él, mientras se secaba con una toalla.
Un suave tono indicó que el comando había sido iniciado, desencadenando el software de reconocimiento auditivo, que transcribiría lo grabado.
"Bitácora del capitán, Fecha Espacial 4.12.2348.
Son las 6:55 de la mañana, en nuestro segundo día de travesía como parte de la Flota Aegis. Aún no le he dicho a la tripulación, no he decidido cómo hacerlo. Ya pensaré en algo, espero.
Alessandra está informada, solo espero que se lo guarde, aunque confío en que lo hará.
(suspiro)
Agh, mierda. Bueno, directo al grano. Volvió.
Los sueños, la dependencia, está regresando. No sé si seguiré siendo apto para el mando, pero, vamos, puedes superarlo, pedazo de mierda.
(se escucha un fuerte golpe contra la pared)
Dormí alrededor de veinte horas, y aún me siento considerablemente mal, debo volver a acostumbrarme.
(risa irónica)
¿Qué carajos estoy diciendo? Como sea. Hoy debo conocer y emparejar los perfiles de los cadetes, no sé qué esperar.
(gruñido)
Odio las bitácoras. Grant fuera."
El capitán se puso la camiseta reglamentaria, y por encima, la chaqueta del uniforme. Tras cerrar los broches de velcro de la vestimenta, se apresuró a salir por las puertas automáticas de la habitación
La expresión de Grant se relajó un poco antes de salir, sin embargo, al cruzar el marco de la puerta, volvió el gesto estoico a su cara.
Su típico paso militar resonaba por los pasillos de la nave, mientras algunos de los oficiales que encontraba en el camino se apartaban para dejarle pasar, mientras lo saludaban.
Grant se limitaba a devolver el saludo con un asentimiento de cabeza, y una sonrisa. Su caminata continuó con el ritmo marcial de siempre, hasta que llegó a una de las cafeterías de la nave.
Ahí ordenó tres porciones estándar de desayuno británico, el cual comió con un poco de nostalgia, aunque parecía completamente indiferente. Sus movimientos eran limpios y rápidos, mientras daba cucharadas al plato.
En unos minutos terminó su comida, junto con el vaso de jugo de naranja y la espiga de pan que había tomado. Acto seguido, se levantó de su lugar, y tras depositar sus platos en la zona de limpieza, se dirigió al puente.
Entró a un turbo transit, en donde se encontró con Khöler.
-Capitán- le saludó ella con un ademán.
-Comandante.- dijo Grant, devolviendo el saludo.
-¿Ya pensaste en cómo vas a formar los escuadrones de cadetes?- Preguntó la mujer
-Pues, como habíamos resuelto, ¿No? Alguien inexperto y un veterano.- Respondió el hombre, con tranquilidad.
-Si, claro, pero, necesitamos nombres, rangos, asignaciones. Faubrón no te dejará en paz si no le das eso.- Replicó Alessandra.
-Cierto. A propósito, no la he visto. Qué coincidencia que la hayan asignado con nosotros.- Respondió Grant, divertido.
-Dices que no hay tensiones, ¿Verdad?.- Le preguntó la comandante.
-No en teoría. Al menos no de mi parte.-
-Si en algún momento se vuelve incómodo, estoy yo.-
-Gracias, pero, no creo que haya problemas.-respondió el hombre con seguridad.
-Eso espero, capitán.- Le respondió Khöler.
Grant le sonrió amablemente, gesto que la comandante devolvió.
Momentos después entraron al puente juntos.
Como era costumbre, las operaciones cesaron momentáneamente, hasta que el capitán ordenó que continuaran.
-Capitán, llegó algunos minutos antes.- Dijo el oficial de turno.
-Es una costumbre, teniente.- respondió Grant, sonriente.
-En unos minutos se acaba el turno. Si se quieren ir, adelante, nosotros nos encargamos.- Continuó el capitán, hablando desde el centro del puente.
Algunos Tripulantes se retiraron, sin embargo, la mayoría se mantuvo en sus puestos. Eran las 7:59, y solo faltaba un minuto para el cambio de turno.
Durante el transcurso de ese minuto, Marek, Aleksander, Hale y algunos otros oficiales fueron arribando al puente.
Conforme la tripulación oficial llegaba, reemplazaban los puestos ocupados por el otro turno, hasta que, a las 8:00, el puente contenía solo a los oficiales que figuraban en las listas de personal fijo.
-¿Algún reporte importante?- Preguntó Grant a su equipo.
-Todos los sistemas en orden. Ingeniería reporta una situación segura, y el núcleo de energía se mantiene estable, señor. Nada inusual.- Respondió Mercerón, mientras revisaba los reportes de la tripulación interina.
-Perfecto. Estaré en mi oficina, haciendo un poco de burocracia.- dijo Esdraz, sarcástico. -Comandante Köhler, la espero en un rato, para aclarar los pormenores, ¿Le parece?- Continuó él.
-Si señor.- Respondió ella.
Grant salió del puente y se dirigió a su despacho, justo por debajo del puente.
Al llegar, fue directo a su silla, desde donde activó la nueva pantalla de luz sólida que su escritorio había recibido en la visita a la base.
"Muy bien, veamos cómo te comportas." pensó, mientras la iniciaba. Los perfiles de los alumnos de la división de operaciones tácticas se desplegaron ante él, incluyendo entre ellos, el de Maryam Montero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro