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Capítulo 7. Nótalo o te ahogo.

Nota: Realmente reescribí esto, me leí el viejo capítulo y lo hice. Bam, al menos tiene la idea, sólo que ahora... Sí me gusta. A mí, claro.

Capítulo 7. Nótalo o te ahogo.

Han pasado tres años desde lo sucedido con la ahora reconocida como Esfinge. Meredith aún no comprendía de dónde salían los monstruos que arribaban Hogwarts desde que ella llegó al colegio, sólo sabía que debía acabar con ellos, o ellos la devorarían.

Era prácticamente normal girar por un pasillo y toparse con alguna extraña criatura que debería ser "mitológica" Entonces decía al diablo con historia de la magia, tomaba su collar e iba a acabar con ella.

Además de esos problemas, Mar acarreaba los típicos problemas de una adolescente de su edad. Como el querer ser aceptada, o tener enemigos que siquiera sabe cómo se volvieron sus enemigos. Claro ejemplo a los Malfoy, esos rubios que se dedicaban a humillarla, a hablarle mal y molestarla en todo sentido. Meredith había aprendido a ignorarlos tanto como podía si no quería darle muchas vueltas al asunto, por ello no sabía más allá de los nombres de los hermanos. Narcissa y Scorpius Malfoy.

También estaba el hecho de estar enamorada, o al menos terriblemente colada de su mejor amigo. Albus Potter demostró desde el inicio que era un buen chico. Amable, divertido y educado de una forma casi balanceada. Además de ser el chico que había estado a su lado en cada una de sus rarezas.

Lily Potter, la mejor amiga que podía pedir. Su peli peli pasión estaba muy loca, tanto como ella. Y estaba tan loca que era capaz de ponerse ante un monstruo para salvarla. Habían tenido muchas pruebas de amistad, y las superaron todas, juntas. Actuaban como un meloso matrimonio, como hermanas y confidentes. Por ello Lily era la chica con la que chillaba que Albus le gustaba. Y a Lily aquello no le molestaba.

Se podía decir que a ningún Weasley o Potter le molestaba que ameredith quisiera acercarse a Albus. Adoraban a la niña, no les molestaba en lo absoluto.

Hablando de Weasley, ¡estaban los merodeadores! Los mejores guardaespaldas que podía pedir, unos geniales amigos con los que siempre se divertía. Por más que casi cada semana se metían en problemas, Meredith adoraba pasar tiempo con ellos. Como en este preciso momento.

—Come la tarta, bebé —murmuró James Sirius mirando al molesto glotón de Slytherin caer en la trampa.

Mirando a James de costado podías notar que ya había crecido. Sus facciones ya eran de un chico mayor. Que incluso tal vez hasta haya comenzado a afeitarse. Al igual que Fred y Frank. Todos estaban mucho más grandes.

Meredith había crecido igual. Su cabello más largo y negro, su rostro ahora se veía más atractivo. Muchos chicos la miraban como algo que jamás iban a tocar. El sentimiento no venía del hecho de que ella siempre iba en medio de una manada de Weasley, sino porque ella era tan despistada que no notaba cuando le coqueteabas.

— ¿Ahora vas a ligar con él, Jamie? —murmuró burlona al chico.

James ríe y niega con la cabeza—Nah, no quiero ligar con él en específico.

Le guiña un ojo y ella bufa riendo. Acostumbrada a las bromas de sus amigos.

Entonces escuchan la explosión y sueltan carcajadas al ver al chico lleno de dulce y con cara de no saber lo que acababa de suceder.

—Merlín —Fred se limpia una lágrima de risa—. Bueno, ahora a por los Slytherin.

Frank y Mar rodaron los ojos, ese par siempre iba por las serpientes. Tenían cierta manía por ellas.

—Yo me retiro de ello —informa Frank levantando las manos.

—Secundo tu noción, Frankie —Meredith chasquea la lengua.

—Oh vamos, entiendo a Sirenita, ella lo hace por su novio —observa horrorizada a James, él le ignora—. Pero tú, Frank Longbottom, ¿por qué?

—Porque me he aburrido de molestar a las serpientes, tal vez —pone la correa de su mochila en un hombro y se voltea para irse—. Me voy a tomar aire por ahí antes de recibir mi castigo.

Meredith mira de reojo al glotón lamer su mano llena de dulce y se vuelve con una mueca hacia sus amigos.

—Quisiera recalcar que ya-saben-quién no es mi novio —se cruza de brazos.

—Vamos, sirenita, ni que fuera Voldemort —Fred ríe junto con su primo.

—Es Albus, te gusta y seguro lo serán algún día —James se encoge de hombros.

— ¿Por qué insistes con eso?

— ¿Y por qué tu insistes con lo contrario? —alza las cejas e inclina su rostro al de ella.

Meredith resopla y se aparta tomando su bolso—Me voy, permiso, jóvenes fuera de control.

Una vez se retira, Fred golpea la cabeza de James susurrándole alguna cosa sobre su idiotez al olvidar traer algo.

La chica avanza hacia la biblioteca a sabiendas que su amigo estaría allí. Albus tenía una tarea de Transformaciones de unos diez pergaminos y debe de estar carcomiéndose el cerebro aún.

Se relamió los labios cuando lo vio en una de las mesas. El muchacho tenía expresión concentrada en la tarea. Su pluma no dejaba de pasar de la tinta al pergamino. Por la ligera felicidad en él Meredith supuso que estaba dándole los toques finales al trabajo. Respira hondo y avanza hacia él.

¿Cómo puede no notarlo? Se pregunta mientras da cada paso pensándolo antes. Soy tan obvia, se queja apretando las manos. Debe ser por la miopía Potter, bromea interiormente y ríe en voz alta. Eso hace que Albus alce la vista hacia ella. Los ojos verde esmeralda del chico sobre su rostro hace que se sienta torpe, y entonces Albus le sonríe. Aún peor.

—Ey —murmura él.

—Ey —corresponde mientras avanza, Albus se levanta para recibirla y Meredith pisa sus pies, como siempre—. Perdona.

—Ya me acostumbré.

En otro arrebato de torpeza, vuelca el vaso de agua que Albus tenía en la mesa, esta amenaza con ir hacia el trabajo que tanto le había costado al Potter. Meredith levanta la mano por acto reflejo y ve asombrada que el agua toma otra dirección.

—... Otra cosa rara —murmura mirando sus dedos.

Albus aparta su trabajo por precaución. Nota la mirada de la chica y le da un toque en la mejilla—Pues te hace más especial.

El rubor no tarda en subir. Asiente sonriéndole con la menor emoción que podía. Albus respira hondo y parece tomar una decisión.

— ¿Quieres ir al lago hoy conmigo? Antes de la cena.

La pregunta se le repite en la cabeza varias veces hasta que logra comprenderla. Entonces deja de mirar como idiota la nariz de Albus y asiente.

—Claro, claro.

—Genial —exclama juntando sus cosas—. Pues te veo ahí, debo irme.

Besa su mejilla antes de retirarse. Mar jadea, no era normal que haga eso. Toca su mejilla con las yemas de sus dedos mientras sonríe. En verdad le gustaba tanto ese chico.

— ¡Qué emoción! —el chillido de Lily hace que dé un saltito por el susto—. Van a tener su primera cita.

— ¿Perdona? —entonces al fin digiere los últimos minutos y toma a su amiga por los hombros—. Oh por Merlín, Lilian, ¡voy a tener una cita!

— ¡Vas a tener una cita con mi hermano!... Maldición, suena extraño. ¡Pero igual me alegro por ti!

La bibliotecaria aparece, alza su dedo índice a los labios y casi escupiéndoles dice shhh. Lily hace una mueca y limpia su mejilla.

—Bueno, debo calmarme. Al menos aquí —dice Mar un poco más bajito mientras avanzan hacia la salida—. No quiero otro facial de babas.

—Yo menos, te lo aseguro... Bueeno —se impone frente a su amiga con una sonrisa mostrando los dientes—. Todos deben enterarse...

— ¡No, Lily! —le señala con un dedo—. No se lo digas a otra persona, no quiero que Albus se entere y piense que soy una loca.

—Pero si eso ya lo sabe. Y con todo y eso te ha pedido una cita —ríe golpeándole el brazo.

—Jura que no vas a ir de chismosa —le mira fijamente intentando intimidarla.

—Nah —es lo único que dice Lily antes de irse corriendo.

***

Lily se lo contó a todos, eso explicaba por qué Roxanne y Lucy le dedicaban miradas pícaras. Meredith suspira y abraza sus libros con fuerza antes de ponerse ante sus amigas.

—Se los ha dicho, ¿verdad? —intenta alzar una ceja, pero sólo acaba poniendo caras raras. Gruñe frustrada.

Malditos sean los personajes de la tele que sí podían hacerlo.

—Con lujo de detalles —asiente Roxanne.

—Llegó corriendo, se me tiró encima y dijo "Meredith va a besar a Albus hoy en el lago, consigue una cámara... ¡Oye Frank! Tengo un chisme ardiente" —fingió la voz agitada de Lily mientras sacudía las manos. Mar enrojeció al máximo.

—No puedo creer que cambió la historia a ese punto —pasa una mano por su oscuro cabello—. Sólo me ha pedido ir al lago, no es algo tan impresionante.

—Pero para ti sí lo es —corean las Weasley.

—Bueno... ¡Oh vamos! Pónganse en mi lugar —chilla tapándose la cara con su libro—. ¡Él me gusta! ¡Claro que me emociono un poco mucho!

—No te juzgamos —Lucy pone su mano en el hombro de la chica—. Yo soy igual —le murmura con una pequeña sonrisa.

—Nunca te he visto con un chico —comienza a decir pero entonces ve a James acercarse trotando rápidamente—. ¿Y a ti qué te pasa?

—Nada, nada —responde jadeando sin dejar de moverse—. Me equivoqué un poco al disparar algo...

Fred aparece gritando con el cabello azul, el cabello y toda su cabeza bañado en pintura azul que brillaba. Lucy se queda mirándolo con una ceja en alto, hasta que Fred lo nota y le murmura algo al pasar junto a ella. Meredith frunce el ceño, ¿qué es esto?... ¡¿Todos pueden alzar una ceja y ella no?!

Se retira con un "hasta luego" y va hacia el exterior mientras se acomoda la túnica. El clima estaba frío y ella lo odiaba, por ello había hecho una mueca cuando un viento frío le dio en la cara al salir.

El calor era una de las cosas que extrañaba de su viejo hogar, pero ella vivía allí ahora, y sólo podía sentir el calor del sol en su rostro cuando iba de vacaciones a California. La última vez que fue, no volvió a encontrarse con su viejo par de amigos, los buscó por todas partes pero no había señal de ellos. Le preguntó a los vecinos sobre Luz y Gabriel, ellos respondieron que jamás habían escuchado sobre esos niños.

Eso sólo probaba que tal vez Meredith estaba más loca de lo que pensaba, o que los vecinos se pusieron de acuerdo para hacerla sentirse así.

Se frota los brazos imaginando que de repente el sol salía y le daba su calor. Trató de visualizar a la playa mientras sus pies se hundían en el pasto húmedo. Miró al lago pensando en que era el mar y sus costas algo cálidas...

Entonces se cayó y con la cara al suelo frío se dijo que era estúpido imaginar lo otro si estaba en un maldito y frío lugar. Gruñe y se levanta sacudiendo su túnica que se había embarrado de tierra. Se repite mentalmente que estaba ahí para ver a Albus y emboza una sonrisa antes de sentarse en una roca junto al lago.

Diez malditos minutos y Albus no llegaba, comenzó a preguntarse si de verdad el maldito valía la pena. Su trasero comenzaba a congelarse.

Voy a matarlo, se dijo mordiendo su lengua, voy a cortarle la cabeza y luego le obligaré para que se coma su maldito...

— ¡Mar! ¡Perdona! Me atrasé terriblemente —Albus llegó corriendo y jadeando.

—Para nada —dijo con la voz chillona y una enorme sonrisa falsa—. Fui yo la que llegó temprano.

—Es que choqué con James en el camino —suspira y se sienta junto a ella, la chica abre los ojos como platos.

— ¿Ah? ¿Qué te dijo?

—Cosas —sonríe y le golpea un poco el hombro—. A veces siento que le gustas y por eso te cuida tanto.

Meredith soltó una carcajada que le hizo llorar un poco de la risa. Albus sólo se le quedó mirando hasta que ella carraspeó y se limpio las lágrimas.

—Sólo me ha tomado cariño, soy igual con él y los demás —explica.

—Oh, pensaba que por eso decían que vas a ser una Potter —dice haciéndose el estúpido y mirando el lago.

Ella se atragantó con su propia saliva y tosió de una forma poco discreta mientras se golpeaba el pecho. Albus palmeó su espalda con delicadeza hasta que ella logró calmarse con el rostro completamente rojo.

—Merlín, no, no... No sé por qué lo dicen.

—Tal vez sea por Lily —sigue y Mar le mira de forma significativa.

— ¿Estás hablando en serio?

—Es que Lily dice que eres su esposa no legal —le sonríe divertido, ella igual, pero con cierta tristeza.

—Verdad...

Se quedaron en silencio por unos momentos en los que Meredith restregaba sus manos nerviosa.

— ¿Te molestaba pensar que me gustaba James? —preguntó de repente sin poder contenerse.

— ¿Qué? —le mira confundido—. Lo dijiste muy rápido.

—Es que... es que siento que eres un idiota demasiado miope —admite levantándose y comenzando a caminar de un lado a otro.

—Mar...

—Y sé que soy obvia, por Morgana, no soy buena ocultando cosas —se vuelve hacia él alzando las manos—. Albus, o eres muy idiota o te estás burlando de mí, ¡Ya admítelo, hombre!

— ¿A qué te refieres?

—Agh, te odio —gruñe bajando las manos, el agua las ella se balancea ante ello—. Te odio en serio, Albus ceguera mortal Potter.

—Meredith, calma —murmura mirando el lago y el hecho de que el agua comenzaba a acercarse a ellos.

— ¡En verdad! Comienza a molestarme la situación, quisiera hablarla pero soy un asco comenzando conversaciones sobre ese tema en específico —toma aire con el rostro completamente rojo—. Deja de burlarte de mí, Albus, por favor.

—Meredith, el agua —la toma del brazo para hacerla voltear.

La Greengrass observa con la boca abierta el muro de agua que se levantó mientras le gritaba a Albus. Da varios pasos al frente, balanceándose un poco mareada mientras alzaba la mano para tocar el agua. Una vez uno de sus dedos toca el agua, esta cae, y Meredith junto con ella.

Albus se altera al ver a su amiga desmayada, se acercó a ella esperando verla completamente mojada. Pero la realidad era que ella estaba completamente seca, mientras todo su alrededor estaba empapado.



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