Una gata y un ratón 2
Senku observó con indiferencia como el criminal Oarashi caía de cara al suelo, con el pie de Tsukasa sobre su cabeza.
—Dinos dónde está —repitió Senku con dureza—. Si no lo haces, te mataremos, pero si lo haces, solo irás a la cárcel, al menos podrás conservar tu vida.
—¡Tú no sabes lo que Ibara me hará ahí! —gritó Oarashi, lleno de rabia.
—Tú no sabes lo que yo te haré antes de matarte... —amenazó Tsukasa, sus ojos fríos y amenazantes.
—Puedo arreglar protección para ti —dijo Ryusui desde un rincón de la habitación.
—Pero solo si hablas ahora~ —intervino Gen, dejando el lado de su novia Elise para acercarse al matón—. Senku-chan ya casi pierde la paciencia, ya sabes~... pero si colaboras ahora, obtendrás protección, seguirás viviendo, con garantía por Ryusui... sin embargo, si no hablas, Tsukasa-chan va a hacerte sufrir, y luego morirás. ¿Qué ganarías?~
Oarashi desvió la mirada, crujiendo los dientes, pero Senku sabía que ya estaba pensando en acceder a la petición de Gen.
—S-sí voy a traicionar al hombre más poderoso de Tokio, quiero... ¡quiero no solo protección, también quiero filetes cada noche, helado de postre todos los días y una mujer hermosa visitándome cada fin de semana!
—No —Senku negó antes de que Ryusui pudiera acceder sin pensar—. Te puedo dejar un filete una vez a la semana, pero solo si hablas ahora.
—Grr... Está bien... De todos modos, nunca lo atraparán, y si lo atrapan, no podrán vencerlo, ni siquiera con este mastodonte. —Miró rencorosamente a Tsukasa—. Ibara no le dice a nadie donde se queda, pero suele quedarse con sus amigos poderosos cuando se siente amenazado, aunque no sé con quién esté ahora, se me ocurre el clan Jigarawa, el clan Tonka o el clan Uremaki. —Hmm, todas esas eran mafias poderosas—. Sino, el magnate Koba. No conozco a nadie más, lo juro.
Senku miró de reojo a Gen, que asintió.
—Elise-chan mencionó esos clanes en las historias que me contó, es enteramente posible.
—Muy bien... —Senku le hizo una seña a Tsukasa, que sacó el pie de la cara de Oarashi y lo dejó sentarse—. Tengo una última pregunta para ti... —Sacó del interior de su traje una fotografía policial—. ¿Conoces a esta mujer?
La foto mostraba a Kohaku, de frente y de lado, Senku había hecho una copia de su expediente criminal.
En la foto, ella aún tenía sus dos ojos sanos, pero si él la conocía, seguro que fue antes de que le arruinaran un ojo en la cárcel.
—¿Eh? —Oarashi ladeó la cabeza—. ¿Y qué con ella? ¿No estaba en la cárcel?
Senku amplió mucho los ojos.
—Así que la conoces... Dime todo sobre ella y te conseguiré tu helado como postre una vez a la semana también.
—Hmm... bien, era una de los huérfanos del grupo de Mozu y Kirisame, robaba, vigilaba zonas, recogía el dinero de los locales, y al crecer daba palizas realmente legendarias, ¡la niña tenía potencial! —Rio por lo bajo.
—Todo eso ya lo sé. —Bufó—. Dime más.
Había averiguado todo lo que pudo solo con su nombre y foto hablando con pandilleros de nivel más bajo, y acabó descubriendo que en realidad trabajó para Ibara, aunque no directamente, sino para uno de sus peones más fuertes, Mozu.
Al principio no había querido buscarla, estaba bastante enfadado por la forma tan descarada en la que lo utilizó para escapar, o incluso pensó en intentar buscarla después de atrapar a Ibara, pero entonces...
Cuando fue a visitar a su padre al mejor hospital de Tokio, al salir sintió una mirada sobre él, y al voltear hacia una ventana, la vio allí... a Kohaku, observándolo desde una ventana...
Ella rápidamente desapareció de su vista, tanto que hasta pensó que era una visión porque cuando corrió hasta allí no la vio en ningún momento, pero luego averiguó en el hospital y encontró que su hermana había estado internada allí un par de años, antes de ser dada de alta hace casi dos años atrás, coincidiendo con la época en la que Kohaku entró a prisión.
Desde allí, no pudo sacarla de su cabeza ni por un instante.
Intentó investigar a su hermana, pero aparentemente había estado ingresada con un nombre falso y le fue imposible. Así que ahora solo le quedaba intentar buscar a Kohaku.
Y sabía que ella no quería ser encontrada... era una fugitiva, después de todo.
"Je, esto realmente es como el juego del gato y el ratón... o el ratón terco detrás de la peligrosa leona, más bien".
—No sé mucho más —continuó Oarashi—. Sé que Mozu quería volverla su perra, pero Kirisame la protegía, hasta que Kirisame se fue... luego la niña esa traicionó a Mozu, hizo que escape mucha gente que le debía dinero y le robó una gran cantidad de dinero, Ibara se molestó con él, pero la chiquilla era muy fuerte y escurridiza para matarla fácil, así que enviaron a la policía tras ella.
Senku entrecerró los ojos, reconociendo que algo de eso no lo sabía, pero tenía sentido con lo que Kohaku misma le había contado.
—¿No sabes nada más? ¿Nada sobre su hermana? ¿Nada sobre dónde podría estar?
—¿Eh? ¿Yo por qué sabría? —Encogió los hombros, rascando su cabeza tontamente—. Ella trabajaba con Mozu y Kirisame, ellos hablaban con Ibara, pero nunca traían a sus peones, de hecho, ellos hablaban con Ibara más que yo, búscalos a ellos si quieres saber más.
Bien... ese era un buen primer paso.
Dejaron que los amigos policías de Ryusui se llevaran a Oarashi, y comenzaron a investigar a los clanes yakuza y al magnate del que habló... y además, comenzaron a investigar a Mozu.
Era de perfil muy bajo, pero aparentemente solía frecuentar mucho los burdeles, pero era astuto, demasiado como para tomarlo por sorpresa en una redada o para reconocer sus patrones, y Tsukasa tampoco podía emboscarlo y sobrepasarlo con su fuerza, porque siempre estaba rodeado de sus lacayos armados.
Aun así, no era tan astuto, porque Elise les dijo que sabía su debilidad.
—Basta una cara bonita —les contó Elise—. Sumen a una mujer espía y ella lo emboscará.
Dicho eso, decidieron contratar a Charlotte Bony, una persona de confianza de Xeno y Stanley, aliados de Senku, que estuvo de acuerdo en hacerse pasar por meretriz en uno de los lugares que Mozu frecuentaba.
Probablemente tomaría unas semanas que Mozu pasara por el lugar, pero Charlotte era una profesional, dispuesta a esperar y cumplir la misión, así que por mientras Senku se concentró en buscar a Ibara (además de a Kirisame, que también conoció a Kohaku).
Tenían que investigar varios clanes mafiosos de alto nivel y a un magnate de los más poderosos del país, así que no había tiempo que perder.
Mozu también podría ser útil para sacar más información de Ibara, ya que era algo parecido a su mano derecha, o al menos muy cercano.
Sin embargo... Senku también esperaba que pudiera decirle más de Kohaku, o al menos tener la suficiente información para poder estar más cerca de encontrarla.
Ella quizás era un capricho, una relación breve, un amor fugaz... pero cuando la vio a través de esa ventana en el hospital, cuando vio sus ojos tan abiertos, tan expectantes, tan anhelantes... no pudo evitar preguntarse por qué ella se alejó sin decirle nada.
Sabía que era una criminal, sabía que ella pensaba que él era un policía, y que técnicamente había usado su encuentro intimo para escaparse, pero aun así... cuando sus ojos se encontraron con los suyos, sintió que tenía que haber algo más ahí...
Y no podía dejarla ir tan fácilmente, no sin al menos intentarlo.
Je, llevaba años escapándose de las relaciones amorosas, de sentimientos románticos innecesarios, de distracciones peligrosas para sus objetivos... y aquí estaba ahora, enamorado de una mujer que lo utilizó y lo descartó como quiso, y esperando poder verla otra vez...
Era patético, pero también era terco, y no pensaba rendirse.
En cuanto la encontrara, le preguntaría si sus sentimientos eran infundados o no, si nunca fue correspondido, pero por ahora... seguiría buscándola.
Seguiría siendo un ingenuo ratón cazando a una fiera leona... porque eso era lo que la parte más ilógica y testaruda de su asquerosamente enamorado cerebro le exigía.
Y quería al menos intentarlo.
.
Kohaku apagó su computadora luego de haberse metido en la conversación de Ibara y Mozu gracias a que le robó la contraseña de sus cuentas privadas al idiota de Mozu hace años, y el imbécil nunca se enteró y seguía usando las mismas.
—Así que... Oarashi habló. —Bufó—. ¿Le habrá contado también sobre mí?... Aunque no estoy segura de cuánto recuerda sobre mí...
Se llevó una mano a la boca, pensativa.
—Con un demonio, Senku... ¿Por qué no me dejas en paz?...
Maldita sea la hora en la que se dejó llevar y acabó acostándose con él, cuando el plan original era noquearlo y robarle las llaves... pero no, se perdió en esos malditos ojos tan intensos que tenía e hizo lo más estúpido que podría haber hecho...
Agh... pero fue tan bueno...
¡No, no, no! ¡Mala, Kohaku, mala!
—No debo ni pensar en eso... —Se frotó las sienes—. Más bien debo agradecer que no me quedé embarazada... —Gracias a Dios, ya habían pasado cinco meses y su abdomen estaba tan plano como siempre, así que estaba fuera de peligro.
Eso era una preocupación menos, ahora su principal objetivo era encontrar a Ruri y por fin tener la vida que siempre quisieron, juntas y muy, muy lejos de allí.
—Hay problemas. —En ese momento, Kirisame llegó a la cabaña, dejando unas bolsas de compras en una mesa—. Ese tal Senku ha estado preguntando por mí... Esto no me gusta nada, Kohaku. —La miró con ojos entrecerrados—. Dije que podías quedarte conmigo mientras no me dieras problemas, si vas a darme problemas...
—No, Senku no es una amenaza —aseguró—. Me busca a mí, probablemente por una especie de capricho... o quizás para sacarme información sobre el grupo de Ibara. —Carraspeo—. Como sea, odia a Ibara, lo quiere muerto, no tiene nada contra ti.
—Aun así, estaré atenta, y si resulta ser una amenaza... habrá que matarlo.
Kohaku tragó saliva.
—Entiendo... E-está bien, no me importa.
Kirisame entrecerró los ojos.
—Desde que tengo a Kinro como mi esposo, he llegado a comprender mucho mejor el romance... y no creo que no te importe, Kohaku.
Ella bajó la mirada, sintiéndose descubierta.
—Tuve algo con él... pero fue solo un capricho, una aventura de una noche, supongo, y por mucho que yo odie a Mozu, no quiero ir contra él, ni contra Ibara, aunque ganas no me faltan de verlos muertos, pero solo quiero una vida tranquila, no voy a traerte ningún peligro, te lo prometo, solo quiero encontrar a mi hermana e irme de aquí.
—Eso espero. —Suspiro—. Si ellos sospecharan que eres un peligro para su organización, te matarían a ti y a todo aquel que te ayude, y yo no puedo arriesgarme, tengo a mi esposo y a mi hijo, tendré una sobrina pronto, quiero vivir tranquila, Kohaku, no voy a arriesgar todo lo que tengo por ti, aunque sé que te debo una gran deuda por haberte metido en esta vida, pero ya te he estado dando casa, protección y comida por meses, no me pidas más que eso.
—Lo entiendo, y te lo agradezco. —Hizo una reverencia—. Prometo que no te pondré en peligro, si siento que las cosas se complican, me iré, y si Senku intenta arrastrarte a una lucha que no es tuya, entonces... entonces... —Apretó los puños— yo misma me encargaré de él...
Kirisame la miró con cara de que no estaba del todo convencida, pero finalmente asintió.
—Bien... pero deberías ir buscando otro lugar donde quedarte, no quiero arriesgarme, y creo que ya he hecho suficiente por ti. Puedes tardar un mes o dos, pero... preferiría que no sigas quedándote aquí.
Kohaku tensó la mandíbula, pero asintió sin dudar.
—Te agradezco mucho el que me hayas dado asilo, siempre estaré en deuda contigo.
Kirisame asintió y finalmente la dejó sola en la sala, a lo que Kohaku rápidamente volteó hacia la computadora y comenzó a buscar su vieja cuenta de banco secreta, viendo con alivio que aún tenía unos quinientos mil yenes.
No era mucho, pero... bastaría para iniciar una nueva vida junto a Ruri, apenas la encontrara.
—Maldita sea, cuando le dije a Chrome que huyeran y se escondieran donde no pudieran rastrearlos, no me refería a que literalmente desaparecieran sin dejarme ni una sola pista... —Se frotó las sienes—. Yo también debería desaparecer de aquí, pero no lo haré sin encontrarlos primero...
Sin embargo, ese bastardo de Senku no le estaba dejando mucha opción.
—¿A qué juegas, Senku?... ¿No sabes que solo me haces las cosas más difíciles?... —susurró—. ¿Acaso quieres vengarte por la forma en la que te use?...
¿La estaría torturando a propósito?
Lo peor es que no estaba segura...
Suspiró y decidió mejor salir a recorrer las cabañas del bosque vecino al de Kirisame, buscando alguna que estuviera a la venta o incluso alguna abandonada que pudiera reconstruir y habitar.
No tuvo suerte ese día, pero continuó buscando por las siguientes dos semanas hasta que finalmente, a dos bosques de distancia, encontró una que estaba a la venta, muy pequeña, que necesitaba algunas reparaciones, pero que sería perfecta.
Volvió a casa satisfecha luego de haberle pagado al dueño, volviéndola oficialmente la dueña (aunque tampoco es que hubiera un registro en el Estado, por suerte, en el bosque todas las ventas eran informales), y se sentó frente a la computadora, esperando a que Kirisame para darle la noticia de que apenas terminara de reparar la cabaña se mudaría.
Revisó las conversaciones de Mozu, viendo ceñuda que desde hace días que estaba en silencio total...
¿Acaso por fin descubrió que lo espiaba de esta forma?...
De repente, recibió una llamada de uno de sus teléfonos de emergencia, por lo que rápidamente contestó.
—¿Hola?
—Kohaku, soy yo... —habló Amaryllis, su voz algo perturbada—. ¿Te enteraste de la última noticia? Ishigami Senku tuvo capturado a Mozu por varios días...
—¿Qué dices? —Su boca cayó con total sorpresa.
—Le tendieron una trampa en uno de los burdeles que frecuentaba o algo así, y luego se lo llevaron por varios días, pero luego... se escapó, y ahora está con Ibara otra vez. —Amaryllis se escuchaba tan frustrada como Kohaku se sintió al oír que aparentemente Mozu no dejaba de encontrar formas para salirse con la suya.
Ambas fueron parte de su sistema podrido de utilizar huérfanos, muchas veces las usaban para atraer pervertidos y vender drogas, y a Mozu le dio totalmente igual que pudieran abusar de ellas o no, las mandaba a las calles incluso con catorce años, fue Kirisame las que las protegió a ellas y al resto de niñas del grupo, incluso cuando crecieron y el mismo Mozu intentó aprovecharse de ellas.
Cuando Kirisame se fue, Kohaku empezó a proteger a las niñas y mujeres del grupo, pero un día de esos Mozu quiso enseñarle que él mandaba allí... y ella por poco logró escapar.
Fue porque fingió perder la batalla, en realidad, Mozu se le puso encima, creyéndose victorioso, y entonces ella lo pateó en la entrepierna con todas sus fuerzas, luego le dio un buen golpe en la cabeza y lo dejó lo suficientemente atontado para escapar.
Ese día fue todo un revuelo, ayudó a Amaryllis y a todos los que querían irse a escapar, y tomó todo el dinero que pudo del botín de ese bastardo. Con eso corrió para pagar el último gran tratamiento que Ruri necesitaba, pero le pidió a Chrome, el novio de Ruri y un ex hacker del grupo de huérfanos que logró escapar mucho antes, que la llevara lejos.
Sabía que Mozu iría tras ella, pero no se arriesgaría a que fuera tras su hermana también.
Mozu e Ibara tenían conexiones con la policía, así que creyó que siempre serían impunes a todo castigo, pero Senku... él parecía estar dispuesto a todo para hacer justicia...
Pero aparentemente no era lo suficientemente bueno ni siquiera para poder contra Mozu.
Nunca podría con Ibara, por eso era mejor alejarse de él.
—No debería sorprendernos —le dijo Kohaku a Amaryllis, su voz sombría—. Senku podrá ser parte de una familia multimillonaria —eso lo había averiguado rápidamente luego de haber escapado de prisión—, pero no es rival para la mafia más grande de Tokio...
—Es triste, ellos siempre parecen ganar... Agh, de todos modos, eso no es todo... Akane me contó algo peor, algo sobre ti, Kohaku...
Kohaku abrió mucho los ojos.
Akane era una de su grupo de huérfanos, pero ella fue llevada para ser prostituta de Ibara apenas cumplió dieciocho, así que nunca pudo escapar.
Sin embargo, pudo mantener comunicación con Amaryllis, y si a veces escuchaba algo útil podía ser una gran fuente de información confiable.
Y eso ahora mismo era aterrador...
—¿Qué te dijo?...
—Dijo que Senku le preguntó a Mozu por ti y por Kirisame... y Mozu le contó de tu hermana, y... parece que la razón por la que logró escapar fue porque en un momento tomó a tu hermana como rehén, Kohaku...
Kohaku jadeó.
—¡¿Ruri está en Tokio?! ¡¿Y está bien?! ¡¿No la lastimó?!
—Mozu dijo algo de que Chrome también estaba allí y le disparó... y que le hubiera gustado matarlos, pero Senku y sus lamebotas casi lo capturan de nuevo, así que solo robó un vehículo y escapó... y dijo que aprendió algo de haber estado allí... Dijo que... —su voz tembló un poco— dijo que tú le importas mucho a Senku... e Ibara estaba hablando de... d-de buscarte y... usarte para poner a Senku en su lugar...
Kohaku palideció por completo.
—¿Qué?...
—Akane no escuchó mucho más, era peligroso, pero... básicamente esa es la información y... pues es terrible. ¿Qué vas a hacer ahora? Todo el poder de su mafia estará detrás de ti...
Kohaku tragó saliva, antes de cerrar los ojos con fuerza.
—Primero que nada... tienes que protegerte mejor, Amaryllis, saben que siempre fuimos muy unidas, podrían querer buscarte para llegar hasta a mí.
—L-lo sé, ya le dije a mi esposo, Soyuz ya está arreglando todo para irnos del país.
—Bien, es lo mejor. —Asintió—. Ahora... tengo que advertirle a Kirisame y alejarme, y tratar de llegar a Ruri y Chrome sin que Senku lo note, para que podamos escapar juntos.
—¿Y no sería mejor que... aproveches que un hombre poderoso te ama y te quedes bajo su protección? P-porque Chrome y Ruri deben estar bajo su protección ahora, ya sabes.
—Ja, pues vaya protección, ¡casi hace que maten a mi hermana! Y me las pagará. —Apretó los puños—. Además, no me ama... debo ser solo un capricho para él, y yo no seré su juguete, luché toda mi vida para no ser juguete de nadie, no iré de rodillas ante él por su patética protección.
—Bien... —Amaryllis suspiró—. Entonces te deseo mucha suerte, y cuídate mucho.
Se despidieron y colgaron, y Kohaku de inmediato comenzó a guardar todas sus pocas pertenencias, decidida a irse lo antes posible. No quería poner en peligro a Kirisame, que tanto se esforzó en alejarse de esa vida mafiosa.
—El bosque es seguro, pero... ¿cómo conseguiré provisiones? —se preguntó mientras empacaba—. Hay que ir a la ciudad para comprar cosas... sin mencionar que debo buscar cómo acercarme a Chrome y Ruri-nee...
Y ahora no solo la buscaba Senku, sino también toda la poderosa y abundante mafia perteneciente a Ibara.
Terminó de empacar y se acercó al baño, viendo su gran y reconocible cicatriz y su ojo blanco y arruinado, y muy distintivo.
—Disfrazarme para conseguir provisiones es clave, pero será difícil ocultar esto... —Se llevó una mano a la cara con frustración.
Fue demasiado débil en sus primeros días en la cárcel, deprimida por cómo había acabado, aprisionada y lejos de su hermana, y ahora tenía una marca y una desventaja para su visión antes tan buena y preciada... y con todo y eso, debía escapar de personas poderosas.
Apretó los puños.
—No volveré a ser una herramienta ni para Mozu ni para Ibara... y nunca te dejaré usarme como tu juguete, Ishigami Senku... —aseguró al espejo.
Después de todo, eso era lo único que él podría querer de ella... volverla su juguete, lo cual no lo hacía muy diferente de esos mafiosos que tanto odiaba.
Amaryllis dijo que él la amaba... pff, por favor, apenas convivieron por un par de meses, y solo tuvieron una noche de pasión... era ridículo que pudiera amarla...
Porque, al fin y al cabo, ella no lo amaba.
Solo lo utilizó para escapar.
No obstante, ahora que él había encontrado a Chrome y Ruri, seguramente sería inevitable que acabara volviendo a enfrentarlo, y estaba dispuesta incluso a matarlo con tal de que dejara de causarle problemas...
Tomó su cuchillo más confiable de un cajón y lo apretó con fuerza en sus manos, pensando en que podría usarlo para matar a Senku si él se confiaba y se acercaba de más a ella.
Sin embargo, ante ese pensamiento, de repente sus manos temblaron y sus ojos se aguaron levemente, recordando sus sonrisas, sus besos, sus caricias, esos ojos tan intensos...
—Maldita sea, Senku... —Clavó el cuchillo con fuerza en la pared—. ¿Por qué no pudiste simplemente dejarme en paz?... —Tomó aire—. Preferiría no matarte, pero... si no proteges bien a Chrome y Ruri ahora, cuando te vea, tendré que hacerlo. —Volvió a empuñar el cuchillo, esta vez ya sin dudar.
Después de todo, un ratón intentando cazar a una gata siempre tendría que enfrentarse al riesgo de ser destrozado por sus garras.
Fin.
¿O no?
Holaaaaaaaaa :D
Este cap fue comisionado por mi querida Maryfer! Mil disculpas por la demora y espero te haya gustado :'3
Ojala les haya gustado a todos uwu
Me despido!
CELESTE kaomy fuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaeraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro