Una gata y un ratón
Acabar infiltrado como policía en una cárcel para mujeres no era precisamente lo que Senku planeaba hacer ese año, pero estaba dispuesto a todo con tal de atrapar al bastardo de Ibara, que no dejaba de amenazar a su familia y casi había logrado matar a su padre, dejándolo en un coma del que aún no despertaba.
No confiaba en la policía para ser lo suficientemente eficiente como para encontrarlo rápidamente antes de que volviera a dañar a su familia, así que él mismo y sus amigos iban a darse a esa tarea, y la mejor pista que encontró Ryusui y su equipo fue la de una mujer que era básicamente la prostituta favorita de Ibara, y que conocía la ubicación de todas sus propiedades y además que no le guardaba mucha lealtad como para no hablar.
El problema era que lo único que sabían de esa mujer era que estaba en esa cárcel (y que por eso Ibara no se había molestado en eliminarla) y que tenía una cicatriz.
Sabían que era posible que Ibara tuviera contactos entre los policías o las reclusas de esa cárcel, así que no podían ir libremente por ahí preguntándole a todas las mujeres con cicatriz si conocían todas las propiedades de Ibara, así que Senku, Ukyo y Gen decidieron infiltrarse como policías, cosa bastante fácil por los contactos de Ryusui, y así podrían tomarse su tiempo en investigar discretamente cuál era la mujer que conocía a Ibara.
—A Ibara le gustan las mujeres jóvenes y hermosas~ —dijo Gen mientras se paseaban por los pasillos de la prisión ya en sus uniformes policiales—. Es verdad que hay muchas chicas con cicatrices aquí, pero podríamos intentar buscar entre las más hermosas primero.
—No sabemos qué tipo de mujer él considera "más hermosa" —murmuró Ukyo con una mueca de disgusto por tener este tipo de conversación sobre mujeres.
—Creo que su gusto es bastante típico. Joven, buen busto, buenas piernas y cadera, una cara bonita, no es tan difícil~.
—Ayudaría mucho saber en qué parte tiene la cicatriz —masculló Senku, rascando su oído con fastidio.
—Lo único que sabemos es que la cicatriz es algo muy distintivo de ella —le recordó Ukyo—. Así que seguro no es una cicatriz pequeña o que pase desapercibida, debe ser algo bastante llamativo.
—Bueno, eso debería ayudar~. Hermosa, jovencita, buen cuerpo y con una cicatriz que llame la atención~.
—Bien, sean discretos. —Senku ajustó su gorra policial para que contuviera bien su cabello—. Cumplan sus labores asignadas por los superiores, no llamen la atención, pero empiecen a investigar de inmediato. Mientras antes sepamos quién es la mujer, mejor. No hay tiempo que perder. —Cada segundo era crucial.
Debían atrapar a Ibara lo antes posible para que no volviera a lastimar a nadie en su familia. Lillian y sus hermanos contaban con él, y sabía que su padre pronto despertaría y se sentiría orgulloso de que él fuera capaz de proteger a la familia.
Con eso en mente, empezó a patrullar tranquilamente a través de las celdas, mirando a todas las reclusas, buscando las características que Gen mencionó.
Vio muchas con cicatrices, grandes y pequeñas, sobre todo en las manos, pero nada muy llamativo, tampoco es que todas parecieran sacadas de revistas de supermodelos, así que no muchas cumplían un alto estándar de belleza, aunque él tampoco era el mejor para juzgar eso ya que normalmente le daban bastante igual las mujeres hermosas.
Sin embargo, pronto se topó con una mujer que era innegablemente bonita, con un cuerpo delgado y voluptuoso objetivamente atractivo, y además rubia con ojos azules... o con un ojo azul, porque su cicatriz la tenía atravesándole el ojo izquierdo, de la frente a la mejilla, y el ojo izquierdo totalmente blanco.
Ella lo observó con curiosidad con su único ojo sano.
Senku la observó atentamente.
En verdad era muy hermosa... objetivamente hablando.
Podría ser ella.
Ahora, debería intentar sacarle algo de información... pero ¿con qué excusa? Sería raro un policía hablándole de la nada a una reclusa, a menos que...
Agh, lo que sea... todo era por un bien mayor.
—Hola... g-gatita linda... —Estaba haciendo esto por la misión, por la misión, por la misión, por la misión, por la misión, por la misión, por la misión, por la misión.
Un ojo le temblaba por la vergüenza ajena que sentía por sí mismo (si es que eso siquiera tenía sentido), pero acercársele con una actitud coqueta era lo único no sospechoso que se le ocurrió.
Ella lo miró con incredulidad.
—¿Gatita linda? ¿En serio?
Él sintió una vena hincharse en su sien.
—Bien, leona seductora, ¿está mejor?
—¡¿Leona?! ¡¿Quién crees que podría encontrar eso halagador, escoria?! —Se puso de pie bruscamente, con una actitud tan amenazante que él sintió el impulso de retroceder.
—Como sea... solo me preguntaba qué hacía una chica como tú en un lugar como este...
—Ja, no tengo por qué decirle nada a un acosador pervertido como tú, búscate a otra para llevarte al armario de limpieza, conmigo no funcionara. —Volvió a sentarse, ahora dándole la espalda, pero vaya que tenía una buena retaguardia... sin duda era una buena candidata a ser el juguete favorito de Ibara.
Sin embargo, Senku hizo una pésima primera impresión, y esa ya era su área asignada por los siguientes tres meses, así que tendría que buscar la forma de hacerla hablar.
Encontró a otra chica guapa con cicatriz (unas marcas sospechosas en el cuello), pero solo con una conversación se dio cuenta de que no podía ser ella, ya que fue aprehendida por abuso a sus alumnos en una primaria y le contó que llevaba muchos años en la cárcel, así que quedaba descartada, gracias al cielo, porque le daba demasiado asco esa mujer abusadora de niños y prefería que su interacción con ella se terminara en ese primer día.
Al salir de la prisión se reunió con Ukyo y Gen y los tres dieron reporte de qué habían encontrado a Ryusui que era el que hacía todo posible.
—Yo encontré dos chicas guapas con cicatrices, una está descartada porque lleva mucho tiempo en la cárcel y con la otra tuve una primera mala impresión y no fue muy comunicativa, pero veré cómo sacarle información —reportó Senku.
—Yo encontré cuatro chicas guapas con cicatrices, dos de ellas no pueden ser, una me mintió, y la otra es evasiva~ pero la descifraré. —Gen sonrió maliciosamente.
—Yo encontré seis chicas muy bonitas con cicatrices, aún no he hablado con todas, pero no sé... las dos con las que he hablado no me dieron mucha información, más bien parecían interesadas en... coquetearme. —Carraspeo, visiblemente incomodo.
—Yo estoy siguiendo la estrategia de guardia coqueto, pero quizás eso no funcione bien con ustedes dos~ —dijo Gen con una sonrisa nerviosa—. Senku-chan no sabe coquetear, y Ukyo-chan es demasiado caballeroso para que le salga bien en este caso, así que probemos con otra cosa.
—Ya intenté coquetear con la rubia de mi área y no me funcionó, más bien creo que ya le caí mal. —Senku bufó, rascando su oído con el meñique.
—Yo solo intento ser amistoso... —dijo Ukyo más que incomodo.
—Mientras más rápido les saquemos información, mejor, haremos lo que sea necesario.
—Bien... Entonces, yo tengo que hablar con dos, Senku-chan con una, y Ukyo-chan con seis... Yo puedo coquetear fácilmente con las dos que me tocan, pero... supongo que Ukyo-chan puede jugar un papel amistoso y compasivo, un amigo para las pobres reclusas, y Senku-chan... eh... —Hizo una larga pausa.
—Estás dudando demasiado. —Senku lo miró sintiéndose ligeramente ofendido.
—Bueno, es que no te veo siendo del tipo que pueda aproximarse siendo coqueto~...
—Bueno, no, ya lo intenté y por eso es que ya le caí mal...
Gen estrelló la palma de su mano en su frente.
—Bien, bien... ¿Qué tal si intentas primero conseguir su nombre y luego ves si puedes hackear la base de datos y obtener su expediente? La amante de Ibara no puede tener más de uno o dos años en prisión.
—No creo que quiera hablarme, me llamó pervertido.
Gen suspiró con resignación.
—Bien, plan B... A la inmensa mayoría de las mujeres les gustan los chocolates, y las reclusas seguro que hace años que no los prueban, como somos guardias, podemos meter dulces para nosotros mismos, así que mañana lleva una caja de chocolates, di que es para ti, y luego se la das a ella cambio de que te diga su nombre y de ahí ves si le sacas otro dato como por ejemplo cuánto tiempo lleva en prisión.
—De acuerdo, si tú lo dices...
Al día siguiente, en su turno de hacer guardia, llevó una caja de bombones de chocolate escondida entre su ropa hasta el pasillo de celdas, buscando con la mirada hasta que encontró la celda de la chica rubia de un solo ojo color azul.
—¿Tú otra vez? —Ella lo miró con disgusto.
—Sí... Venía a disculparme por lo de ayer... —Miró en ambas direcciones del pasillo antes de sacar la caja de chocolate—. Te traje un regalo de disculpa. Bombones de chocolate, ¿te apetecen?
—¿Chocolate?... —Su mirada se suavizó de inmediato y ella se acercó con una mirada curiosa.
Senku sonrió complacido al ver su obvio interés.
—Hace mucho que no lo pruebas, ¿verdad? —preguntó con una sonrisa triunfante.
Seguro aceptaría fácilmente darle su nombre a cambio de esos chocolates.
—Nunca he probado, en realidad... pero siempre dijeron que era algo delicioso. —Miró con anhelo la caja.
La sonrisa de Senku se deshizo lentamente.
—¿Nunca?...
—Una vez llevaron un pastel de chocolate al orfanato... pero un idiota me quitó el mío. —Frunció el ceño con amargura ante el recuerdo—. Recuerdo que olía rico, y siempre dicen que es de lo más delicioso que existe.
—Mmm... Sí, toma. —Senku le dio la caja y luego simplemente se marchó, dejándola con una mirada algo confundida.
Cuando se reunió con sus amigos más tarde, les dijo que no podía ser la rubia.
—Si era el juguete favorito de Ibara, la habría hecho probar dulces y demás manjares, es imposible que sea ella... además, la habrían descrito como que le falta un ojo, no como que tiene una cicatriz.
—No podemos estar seguros~ —intervino Gen, pensativo—. Por más que fuera su prostituta favorita, Ibara trataba a todas las mujeres como objeto, sabemos que golpeaba a muchas y llego a matar a varias, no hay ninguna garantía de que tratara bien incluso a su favorita, y tampoco podemos descartar que ella sea la de la descripción.
—Solo consigue su nombre —dijo Ryusui, mirando con curiosidad a Senku, como si quisiera decirle algo más—. Revisa su expediente, si lleva más de dos años allí, entonces no puede ser ella, así de sencillo. O si puedes sacarle la información tú mismo, entonces mejor.
Al día siguiente, Senku le llevó más chocolates a la reclusa rubia, con el propósito de persuadirla para hablar, claro.
Ella al principio lo miró con desconfianza, pero su mirada se iluminó apenas vio que traía otra caja parecida a la del día anterior.
—Veo que te gusto el chocolate. —Rio suavemente, dándole la caja sin chistar.
Ella empezó a comer felizmente, de forma bastante salvaje y poco femenina... realmente parecía una leona.
—¿Y cómo te llamas? —preguntó intentando fingir desinterés.
—Hizashi Kohaku —reveló ella fácilmente—. Tú eres el oficial Ishigami Senku —leyó en su placa—. No pareces del tipo que es policía... pareces tan delgado que creo que podría matarte de un golpe. —Sonrió de forma un poco oscura, haciéndolo estremecerse un poco.
No debía olvidar que estaba tratando con una criminal... por más bonita e inocente que se viera, esta chica de seguro hizo cosas horribles para haber acabado allí.
—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —preguntó, queriendo ir directo al grano.
—Como un año o año y medio. —Encogió los hombros, para luego mirarlo con una ceja en alto—. La gente suele preguntar primero qué fue lo que hice para acabar aquí...
—¿Y qué hiciste? —Se apoyó contra las rejas de su celda.
—Ja... Digamos que hice... lo necesario para sobrevivir. —Sonrió con resignación, para luego mirarlo de reojo—. ¿Y cómo acabaste trabajando aquí? En serio no pareces del tipo que es policía. ¿Qué harías si yo decido noquearte ahora, robarte la llave y correr? —Lo miró con una sonrisa felina y maliciosa.
—Pues si logras noquearme entonces estaré inconsciente, no podría hacer mucho, ¿no crees?
—JA, eres un completo sabelotodo, ¿eh? En verdad dan ganas de golpearte... pero tienes suerte que estos estén tan ricos. —Comió con deleite otro bombón.
—¿Y no vas a decirme exactamente cuál fue tu crimen?
—No creo que quieras saber... —Encogió los hombros.
—Soy un hombre curioso. —La miró intensamente.
—Bueno, en verdad no es algo de lo que me guste hablar. —Se quedó quieta por un momento, antes de continuar comiendo bombones.
—¿Qué tal si te traigo más bombones? —Ella lo miró con interés, pero no parecía del todo convencida—. O puedo traerte otra cosa que no hayas probado antes... O algo que te guste mucho y no comas desde hace tiempo. ¿Cuál es la comida que más te gusta?
—La carne —contestó sin dudar, casi babeando—. Casi nunca comía, pero es lo mejor que existe... aunque el chocolate es un digno rival. —Se comió otro par de bombones.
—¿Qué tal si te traigo mi cena de mañana? Servirán bistec con pure de papas y okonomiyaki —dijo, ya que había visto el menú semanal.
—¿Y eso lleva carne?
—Eh... sí, el bistec...
—B-bueno... si está bueno, podría considerarlo...
Con la mayor discreción posible, Senku le llevó su plato de comida a Kohaku, que casi pareció a punto de desmayarse al probar el bistec.
—¡Esto es de lo mejor que he comido! —chilló contenta, ignorando a Senku chitarle para que sus vecinas de celda no los oyeran, aunque ya había varias mirándolos con curiosidad.
—¡¿No hay para mí, oficial? —gritó una mujer bastante alta y fornida, mirándolo con ojos coquetos, haciéndolo estremecerse con disgusto.
—Ignóralas, ya saben que no deben meterse conmigo —dijo Kohaku despreocupadamente, comiendo con ansias de su plato.
Senku alzó una ceja.
—¿Por qué lo dices? ¿Tienes... contactos de poder por aquí?
Ella se rio abiertamente.
—¡Ja! Mis únicos contactos son los de la enfermería, que ya están hartos de que les mandé a esas miserables en estado crítico. —Sonrió oscuramente.
Senku la miró algo perturbado. ¿Qué tan fuerte era esa mujer? Se veía atlética y tonificada, pero era una mujer pequeña y delgada, o ¿acaso era su actitud violenta la que la había hecho terminar allí para empezar?
—¿Y bien? ¿Me dirás por qué acabaste en prisión?
—Digamos que... acabé trabajando para alguien con quien nunca debí involucrarme... —Apartó la mirada, mordiéndose el labio con frustración—. Cuando esa persona demostró ser una basura demasiado grande para que lo tolere, intente alejarme, pero no quería irme con las manos vacías, así que les robé un buen dineral... y golpee a algunas personas. En fin, no pudieron matarme, así que enviaron a la policía detrás de mí.
Senku entrecerró los ojos.
¿Podría ser posible que ella fuera el juguete favorito de Ibara?...
—¿Para quién trabajabas?...
Ella sonrió burlonamente.
—¿De verdad crees que te diré eso? ¡Ja! Me dejaron en paz porque sabían que no estaba interesada en abrir la boca, y menos estoy interesada en que me maten en mi celda, oficial. Si querías usarme como chivo expiatorio, estás muy equivocado. —Terminó de comer y se chupó los dedos, para luego devolverle el plato—. Gracias por la comida.
Ella volvió a sentarse cómodamente en su cama, dejando a Senku con muchas preguntas.
Se reunió con sus amigos más tarde y cada uno dio su informe.
—Todavía no he podido hablar con tres de las sospechosas, a dos de ellas les gusta acapararme y no logró librarme. —Ukyo suspiró resignado.
—Yo me he estado concentrando más en la chica misteriosa antes que en la chica mentirosa~ —Gen tenía una sonrisa extraña, parecía excesivamente intrigado por la mujer misteriosa de la que hablaba—. Lo malo es que mi chica misteriosa es bastante promiscua, ya ha intentado meterme mano varias veces~ y no es que me disguste, pero podría meterme en problemas~.
—No hagan tonterías o los van a echar. —Ryusui miró a Gen con una sonrisa divertida—. ¡Ja, ja, es por esto que no podía ir con ustedes, estaría rodeado de mujeres hermosas y no podría resistirme a ninguna de ellas, JA, JA! —Chasqueó los dedos ruidosamente.
—Vamos a trabajar en encontrar a un peligroso criminal, no a coquetear con chicas. —Ukyo los miró con resignación mientras Senku rodaba los ojos.
—En fin, hay posibilidades de que Kohaku sea la mujer que buscamos... —murmuró Senku con una mueca— dijo que trabajaba para alguien peligroso.
—Tampoco descartó a mi chica misteriosa, su promiscuidad es sospechosa~ —canturreó Gen.
—Y yo necesito sacarle más información a mis sospechosas —aseguró Ukyo, suspirando con cansancio.
—¡Bien, sigan dando lo mejor de sí, esta búsqueda da para largo! —Ryusui chasqueó los dedos con decisión.
Las siguientes semanas, Senku siguió llevándole bocadillos y dulces a Kohaku para ver si podía ganarse su confianza lo suficiente para que le contara para quién solía trabajar, pero ella no parecía interesada en abrir la boca, cosa verdaderamente frustrante, pero no le quedaba de otra más que seguir intentando al menos hasta que Gen o Ukyo encontraran a la mujer que buscaban entre sus sospechosas.
Lo peor era que Gen y Ukyo no estaban avanzando mucho tampoco. Ukyo ya había logrado hablar con todas sus sospechosas, pero solo había logrado descartar tres, e igual las otras tres seguían queriendo engatusarlo con charla infructífera.
Gen, por otro lado, había dejado totalmente de lado a la reclusa que dijo que le mintió y se concentró en la reclusa "misteriosa" que además era una extranjera llamada Elise y que aparentemente estaba muy interesada en acostarse con él... y, para ser honesto, todos sospechaban que Gen no se estaba resistiendo a ella...
Pff, quizás fue mala idea involucrar a Gen en esto, siempre fue un mujeriego, claro que acabaría metiéndose en problemas... por suerte, eso era algo que nunca le pasaría a Senku.
O eso pensó, pero un día estaba haciendo su rutina normal y no encontró a Kohaku en su celda, y la buscó por todos lados hasta que le dijeron que estaba herida en la enfermería, y al verla allí dormida, lastimada y sin esos malditos barrotes de siempre a su alrededor, sintió tanto alivio y preocupación que se sorprendió de sí mismo... y se sorprendió más de sí mismo al acercarse a la camilla (aprovechando que la policía que la custodiaba se fue al verlo, dejándole el trabajo de vigilarla) y comenzar a acariciar su rostro.
Se arrodilló a su lado, preguntándose si ella en verdad estuvo ligada al hombre que casi asesinó a su padre, si es que aún le guardaba lealtad a diferencia de lo que habían creído inicialmente, si es que nunca iba a hablar y por su culpa el miserable de Ibara volvería a dañar a su familia...
Miró a su rostro, esa cara tan angelical mancillada por esa cicatriz...
¿Acaso ella era a quien buscaba? ¿Acaso ella sería la causa de que nunca pudiera encontrar a su peor enemigo? ¿Ella sería la causa de traerle más sufrimiento a su familia?
No... Se negaba a creerlo. No quería creer que ella pudiera haber sido una prostituta de Ibara y menos la que tenía la clave para encontrarlo...
Y si lo fuera...
Y si lo fuera... estaba seguro de que no era su intención mantenerlo oculto, tampoco es que él le hubiera dicho que su familia corría peligro, además ella solo sería otra victima más de ese bastardo, una que sufrió bastante también.
Pasó los dedos con delicadeza por su ojo izquierdo, por esa cicatriz que atravesaba su ojo, aunque el parpado casi no estaba dañado, aparentemente le habían hecho un corte con el ojo abierto... debió ser horrible...
¿Ibara le hizo eso?
Suspiró con fuerza.
Fuera como fuera, ella no tenía la culpa por lo que Ibara hizo ni lo que haría.
En ese momento, Kohaku despertó y lo miró curiosamente con su único ojo bueno.
—¿Senku?... —Se frotó la cara con confusión.
—¿Qué fue lo que paso, leona?
—No me digas leona... —Lo miró mal, pero luego suspiró con cansancio—. Estoy bien, esa maldita acabó peor, la llevaron a un hospital de verdad, a mí solo a la enfermería. —Rio para sí misma.
—¿"Esa maldita" quién?
—La fornida esa que tiene su celda cerca de la mía. —Hizo una mueca de desagrado—. Ja, mucho musculo, pero realmente no sabe pelear, menos sin sus amiguitas.
—¿Me dirás qué pasó?
Ella hizo una mueca.
—Se estaba burlando de mi ojo... y... bueno, básicamente te amenazó.
—¿A mí? —Alzó una ceja.
—Dijo que quizás te sacaría el ojo también. —Frunció el ceño.
—¿También? —La miró sorprendido—. ¿Ella fue la que...?
—Antes. —Cerró los ojos con fuerza—. Yo era más débil, no sabía lo que me esperaba aquí... Dijeron que era demasiado bonita para estar aquí... dijeron que debían arreglarme... Eso no importa, ya soy más fuerte, ya no pueden conmigo —aseguró, pero su voz sonaba quebrada, frágil...
Senku arrugó el rostro con impotencia.
—Lo siento...
—Dije que no importa. —Quiso darle la espalda, pero él tomó su hombro, impidiéndoselo y sorprendiéndola muchísimo.
La volteó y se quedaron mirando fijamente, y entonces ella se hizo hacia adelante... y lo besó.
Senku debería haber apartado a Kohaku de inmediato, debería haberse recordado por qué estaba ahí, debería haberse recordado que se suponía que él no era un mujeriego idiota como Ryusui o Gen, que tenía autocontrol, que era una persona centrada que daba todo por lograr sus objetivos...
Debería haberse controlado, haberla alejado, sí, debería... pero no lo hizo.
Estaban solos en una pequeña habitación aislada, nadie llegó a interrumpirlos, e incluso herida Kohaku era como una leona feroz en toda la regla, llena de energía y pasión...
Luego de terminar la jornada laboral de ese día, Senku volvió a reunirse con sus amigos para dar cada quien su reporte y de paso celebrar los dos meses de trabajo en esa prisión.
—Bien, creo que logré descartar a otra —dijo Ukyo con voz triunfante—. Finalmente me confesó su crimen... y casi toda su vida, de hecho, pero sé con certeza que era sincera, así que no pudo haber sido ella.
—Yo creo que ya he descartado a la mentirosa, y mi misteriosa Elise-chan parece querer confesarme algo, aunque no estoy seguro... —Gen por alguna razón de repente no parecía querer que Elise fuera la mujer que buscaban.
—Yo... descubrí que Kohaku no es a la que buscamos. —Senku carraspeó nerviosamente, acomodando su gorra policial.
Ryusui, Gen y Ukyo lo miraron con curiosidad.
—Excelente, ¿cómo lo descubriste? —preguntó Ukyo inocentemente, mientras que Gen y Ryusui comenzaron a mirarlo sospechosamente—. ¿Por fin te dijo para quién trabajó?
—No, pero... —Carraspeo—. Ella no pudo haber sido...
—¿Y por qué? —Ryusui y Gen hablaron al mismo tiempo, alzando una ceja.
—Ella... bueno... —Carraspeo—. Era virgen... así que... no pudo haber sido...
—Oh, ¿y ella te lo confesó? Espera... ¿"Era"? —preguntó Ukyo todavía inocentemente, mientras que Gen y Ryusui de inmediato corrieron a palmear su espalda, con fuerza.
—¡Bastardo, te acostaste con ella, JA, JA!
—¡¿Quién lo diría de Senku-chan, eh?!~
—¡Esperen! ¡¿En serio?! —Ukyo palideció al mismo tiempo que se sonrojaba, de alguna forma.
—Tsk, lo que sea... apuesto que también te acuestas con esa tal Elise. —Rascó su oído con fastidio, su tono completamente a la defensiva.
—Sí~ ¡pero nunca lo esperamos de ti!~ —Ambos mujeriegos volvieron a palmear su espalda y además empezaron a codearlo infantilmente.
—Ay, Senku... —Ukyo negó con la cabeza reprobatoriamente—. Esto te puede meter en problemas y podrían echarte...
—Da igual. —Senku se quitó de encima a los dos idiotas y miró a Ukyo con una mueca de culpa—. Al menos descubrí que ella no es, así que técnicamente no tengo razones para seguir trabajando allí, ya agote mi sector.
—Claro, pájaro que come vuela, eh... —Ryusui le meneó las cejas sugestivamente.
—Cierra la boca, imbécil, no es que no quiera volver a verla —gruñó enfadado—. Aunque solo fue cosa del momento...
—Ajá, claro.
—Sí, te creemos~.
—No deberías jugar con reclusas de ese modo, Senku. —Ukyo seguía mirándolo con desaprobación.
Senku se llevó una mano al rostro, porque la verdad que ni él estaba seguro de qué fue eso.
Cuando regresó a la prisión al día siguiente, dispuesto a hablar con Kohaku respecto a su relación y quizás decirle la verdad de por qué se metió a trabajar allí, se encontró con su celda vacía y con un oficial superior queriendo hablar con él.
Sin embargo, en ese momento el subdirector de la prisión, que era además el contacto de Ryusui por el cual lograron entrar, intervino y lo llevó a su oficina junto a Gen y Ukyo.
Senku vio a Gen muy pálido, pero antes de que pudiera preguntarle qué le pasaba el subdirector empezó a hablar.
—Maldita sea, muchachos... los deje entrar porque Ryusui me aseguró que no me darían problemas, ¡pero estos son un montón de problemas! ¿Qué no puedes controlar tus hormonas, maldito niño? —rugió molesto y Senku por un momento pensó que le hablaba a Gen, pero entonces notó que lo estaba señalando a él.
—¿Yo? —preguntó Senku, incrédulo.
—Tú fuiste el que le entregó a la reclusa Hizashi a la oficial Asaka después de que la reclusa pasara unas horas en la enfermería, ¿verdad?
Senku asintió.
Después de haberse quedado estúpidamente dormido junto a ella por un par de horas, se despertó dándose cuenta de que ya se había acabado su turno, tuvieron que vestirse apresuradamente y la sacó de la enfermería y la dejó en custodia de otra oficial para que la llevara a su celda.
—Después de que te fueras, niño, Hizashi noqueó a la oficial Asaka y se escapó usando TU llave. ¿Crees que no sabemos de dónde la sacó o cómo la obtuvo?
Senku palideció, llevándose una mano al bolsillo donde normalmente guardaba su llave que rara vez usaba porque normalmente siempre había alguien para abrirle.
—Ella...
—Sabemos que estuviste a solas con ella por horas en la enfermería, no hace falta ser un genio. —El subdirector rodó los ojos—. Podrían multarte gravemente por esto, o incluso podrías ir a prisión, pero tienes suerte de ser amigo de Ryusui, así que simplemente quiero que se larguen, los tres. Ya no tienen nada que hacer en mi prisión.
Y fue así como su misión en la prisión acabó, pero Senku no logró salir del shock incluso horas después.
Aunque, por otro lado... ¿qué había estado esperando?
Kohaku era una criminal, nunca debió confiar en ella.
Después de horas sentado con el rostro en blanco en la sala de Ryusui, finalmente Francois le ofreció una bebida y él pudo reaccionar y beber con desgano, esperando que el dulce coctel de la mayordomo le quitara el mal sabor de boca que le consumía la garganta.
No funcionó.
—Ahora que ya reaccionaste... —Gen se plantó en medio de la sala con rostro serio—. Descubrí a la mujer que buscamos... —Suspiró con fuerza—. Es Elise.
—¡Oh! —Ukyo suspiró, aliviado—. Qué alivio, no nos fuimos con las manos vacías. Pudimos obtener la información que necesitábamos.
—Encerraron a Elise-chan por supuesta posesión de drogas, pero se las plantaron, se supone que saldrá en unos meses.
—Tengo contactos que podrían acelerar eso. —Ryusui chasqueó los dedos con emoción.
Senku quizás debería haber estado más pendiente, más emocionado por al fin encontrar la pista que lo acercaría más a descubrir a Ibara, pero no podía dejar de pensar en Kohaku.
¿Nunca volvería a verla? ¿Nunca acabaría de descifrar todos sus secretos? O... ¿ella nunca sintió nada por él? ¿Fue todo un plan para poder escapar?
Quizás lo mejor era no volver a verla...
Senku suspiro, poniéndose de pie y terminándose de beber su copa de licor.
—Bien... vamos tras Ibara. —Eso era lo único que debía importarle ahora.
Hizashi Kohaku era solo una criminal, una vil y violenta ladrona, y lo que sintió por ella fue un mero error... fue su propia pequeña probada del mundo criminal, pero ya no volvería a ser tan débil, no volvería a desviarse de su camino.
Debía seguir jugando a ser policía, pero para atrapar una rata criminal mucho peor, no tenía tiempo de preocuparse por una leona seductora y traicionera... no podía.
Quizás... quizás luego de atrapar a Ibara podría intentar buscar a Kohaku en una especie de juego raro de un ratón debilucho buscando a una gata leona, y así podría preguntarle si alguna vez sintió algo por él, pero por ahora Senku solo iba a concentrarse en su misión, y tal vez así podría olvidarse de ella algún día. Eso sería lo mejor.
Fin.
¿O no?
Holaaaaaaa :D
Me gusto esta idea, pero no prometo nada respecto a continuarla xP Veremos...
Este fic fue para el día cinco de la Semanita SenHaku!
Tema: Policias y ladrones!
Ojala el fic les haya gustado :'D
Salió algo larguito o.o
Bueno, no olviden q se les ama mucho!~
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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