Solo un sueño 2
Si esto era un sueño, era muy, muy, muy, muy raro.
La pequeña Kohaku era una bebita común y corriente, ocupada en dibujar y jugar como el resto de los mocosos allí, y había decidido que serían mejores amigos así que lo llevaba arrastrándolo de la mano por todo el patio de juegos mientras le contaba sobre su familia, en especial sobre su "nee-chan" Ruri.
"Sí es ella... No hay duda, sé que es ella..."
No era una niña inquietantemente parecida, no era una cruel coincidencia, era ella, su voz, sus ojos, su sonrisa... Era una niña pequeñita, adorable e hiperactiva, pero era Kohaku.
Su Kohaku... a la que hace tres años no veía...
Cuando Byakuya fue a recogerlo, Senku estuvo callado y hasta lo hizo preocuparse, por lo que tuvo que fingir que le dolía el estómago y por eso se sentía mal.
Esa mentira le valió no comer ramen esa noche, pero al día siguiente dijo sentirse mejor y fue a su segundo día en jardín de niños, casi esperando que ella ya no estaría allí, pero la vio, sonriéndole tan brillantemente como siempre.
—¡Hola, Sengu! ¿Qué comiste acher? ¡Cho comí sopa migo!
—¿Sopa miso?
—¡Sopa migo! ¡Comí poco, papá che enojó, pero lloré y me dio helado! —Tomó un frasco de tempera y comenzó a mordisquearlo.
Él la miró en incrédulo silencio un momento, antes de soltar una pequeña risa divertida.
Incluso si esto era un sueño, le alegraba ver a su leona, incluso pequeña y adorable y un poco malcriada, esto hacía que todo se volviera más soportable, más interesante, o al menos lo hacía tener más razones para querer ir a esa ridiculez del jardín de niños.
Aunque, por otro lado, era un poco aterrador lo mucho que comenzaba a sentir que esto realmente era una segunda vida...
Entonces, existía la posibilidad de que... ¿ambos murieron... el día de su boda?
"Maldición... incluso si yo morí ese día... había tenido la esperanza de que ella viviera..."
Los siguientes días, le preguntó muchas cosas a Kohaku respecto a su vida, ella era una niñita inteligente, pero aun así tenía problemas para seguirle el ritmo (él no era bueno fingiendo ser un niñito de tres años) y la mayoría de las veces solo quería hablar de comida, sus papás y su hermana, y un Robot Princesa rosa de un programa infantil que le gustaba.
Las semanas comenzaron a pasar y Byakuya notó rápidamente su amistad con la niñita y de inmediato se emocionó y comenzó a proponer organizar una cita de juegos, contactándose con la mamá de Kohaku, que estuvo de acuerdo.
Como ellos vivían en un departamento no muy grande, Senku fue a la casa de Kohaku, que era bastante grande, algo muy impresionante en Tokio, por lo que intuía que sus padres tenían muy buena posición económica.
Llegaron y Byakuya se presentó con Kokuyo y su esposa, y dejó a Senku con Kohaku y Ruri en el jardín.
Senku vio a su padre conversar alegremente con la señora Hizashi, mientras que Kokuyo parecía más interesado en unas llamadas probablemente del trabajo.
Senku se sentó junto a las hermanas en el césped.
—Hola, amiguito. —Ruri le palmeó la cabeza—. Kohaku habla mucho de ti.
—Hola... —Senku decidió ser cuidadoso frente a Ruri, ya que era una niña un poco más grande y podría notar que él no era exactamente normal.
—¡Sengu es muy listo como tú, nee-chan, él sabe hacher todas las cuentas! ¡Suma sin los dedos! —Kohaku le enseñó las dos palmas, a lo que Ruri rio.
—¡Eso es genial! ¿Sabes cuánto es seis más seis, Senku-san? —Lo miró divertida.
—Eh... —Fingió pensarlo, llevándose un dedo a la barbilla y todo—. Creo... que tal vez es... ¿once? No, doce —dijo con una sonrisa falsa.
—¡Muy bien, eres muy listo, Senku-san! Espero que ayudes a Kohaku con su tarea. —Ruri rio otra vez—. ¿Quieren colorear?
—¡Yo quiero jugar! ¡Juguemos a la princesa robot con espadas! —Kohaku empezó a correr como loca, jalando a Senku y llevándolo a recoger ramas.
Ruri se quedó coloreando tranquilamente, mientras Senku luchaba por seguirle al ritmo a la niñita llena de energía excesiva que era Kohaku.
Incluso como niñito pequeño y con bastante energía (mucho más que cuando era adulto sin duda) le era imposible seguir el ritmo de leona de Kohaku.
Ella solo se calmó a la hora de la merienda (claro, la comida era algo muy útil para controlarla) y los sentaron a los tres frente al televisor para ver el programa de la princesa robot rosada.
"Ugh, los colores chillones de esta cosa me queman los ojos...", Senku presentía que la siguiente media hora sería una tortura.
—Robo-princesa, debes parar esta locura... —La mejor amiga de la princesa robot, un hada vampiro, la miró con rostro suplicante—. No puedes seguir fingiendo ser humana, porque cuando el príncipe humano descubra la verdad... la guerra será inevitable... ¿O es que acaso... quieres una guerra?... ¿Quieres venganza por lo que los humanos le hicieron a tu madre? ¿Ese ha sido tu objetivo desde el principio?
—No, hada-vampiro, tú no lo entiendes... —La robo-princesa miró al cielo con nostalgia—. Lo que yo quiero... es amor... El amor del príncipe humano... Eso es todo lo que he querido desde la primera vez que cruzamos espadas... Nunca me había divertido tanto como cuando peleé contra él... y ya no puedo negar esa parte sentimental que se abre paso entre mis circuitos... Soy un robot, pero... también tengo sentimientos... También puedo amar.
Senku miró a la pantalla boquiabierto mientras un batallón repentinamente irrumpía en el robo-palacio para intentar secuestrar a la mejor amiga por ser un hibrido, dando paso a una lucha sangrienta (aunque la sangre era aceite o de colores fluorescentes por ser el batallón de hadas) y discursos sobre aceptación personal y la amistad.
¡¿Por qué demonios un show para niñitas pequeñas tenía tanta profundidad y complejidad?!
¡La mascota era un ridículo cocodrilo rosa que escupía arcoíris y aun así acababa de sacrificar un ojo para que la protagonista ganara!
—¡Espada laser de robo-princesa, HURRAAAAA! —Aun así, a Kohaku solo parecía gustarle la parte de la lucha y los colores bonitos, pero... wow.
Al verlo tan interesado en ese episodio, Byakuya le consiguió DVDS (wow, que cosa tan vieja, casi se había olvidado de ellas) de la serie y empezó a ponerla en la televisión en las tardes libres.
—¡No me gusta! —Senku intentaba protestar, pero Byakuya no le hacía caso, pareciendo haberse enganchado él mismo con la absurda trama para niñitas.
Y, muy en contra de su voluntad, Senku no podía evitar prestar atención al show también.
Al menos era un tema de conversación con Kohaku... o tanta conversación como ella pudiera tener con tres añitos.
—¡¿Y viste que la princesa robot venchió a todos esos hechicheros malos?! —preguntó emocionada la pequeña Kohaku en un receso.
—Vi que esos hechiceros eran infiltrados en el reino humano que casi revelan la identidad de la protagonista con el príncipe que estaba comenzando a sospechar de un complot en su palacio y por un momento casi sospecha de la princesa robot, pero al final no escuchó las acusaciones de los hechiceros y juntos los derrotaron, pero ahora ya plantaron en él la semilla de la duda respecto a la forma tan misteriosa en la que la princesa robot llegó al palacio y...
—¡Y pelearon con espadas laser! —Kohaku aplaudió emocionada y Senku sonrió resignado.
Era raro, en cierto modo, tener la oportunidad de conocer esta versión de Kohaku que no era realmente ella... o no aún, al menos... y que técnicamente nunca podría ser la Kohaku que él había conocido...
Esa Kohaku de la que se había enamorado... ¿acaso se había ido para siempre?
—Sengu... —De repente, sintió sus pequeñas manos en sus mejillas y la miró sorprendido—. No estés tiste, Sengu, te dejaré ser la princesa robot la próxima vez que juguemos. —Lo miró con una sonrisa grande y sincera, una sonrisa que solo ella podría dar...
Sintió sus ojos aguarse y se dijo que estaba bien, porque era un bebé, y los bebés lloraban todo el tiempo, así que... no tenía nada de malo ser débil... mientras pudiera, al menos.
Se frotó los ojos y la pequeña Kohaku lo abrazó, logrando hacerlo sentir mucho mejor inmediatamente.
Incluso si no era ella realmente, esto no estaba tan mal...
Y si esto no era un sueño, sino una segunda vida, entonces... lo aceptaba, y agradecía poder verla de nuevo, incluso aunque solo él recordaba todo.
Era una sensación rara, como estar acompañado y sentirse solo, pero en ese momento, al tener un abrazo sincero de una pequeña y adorable Kohaku, la sensación de soledad se hizo mucho más pequeña, y pudo sentirse un poco más tranquilo...
Y así, las semanas siguieron pasando, y los meses... y los años...
Llegaron a la primaria y conocieron a Chrome, para gran sorpresa y alivio de Senku, que de inmediato lo convirtió en su secuaz y comenzaron a experimentar en ciencia juntos.
Ya hace tiempo tenía acceso a una biblioteca y había podido retomar sus estudios de ciencia, decidiendo expandirse en diversas áreas que antes no había estudiado mucho para diversificar y no llamar tanto la atención, pero al tener a Chrome empezó con los experimentos directos, y con el apoyo de su padre empezó a divertirse mucho con su nuevo amigo, pero...
—¡Ya no me quieres, Senku! —Kohaku le estrelló un libro de ciencias en la cara un día de esos que fue a visitarla—. ¡Ya solo pasas tiempo con Chrome, no es justo! —Se puso a llorar y corrió a su habitación, dejándolo perplejo.
Ella nunca antes le había hecho berrinches por estar divirtiéndose con la ciencia, pero... claro que antes había sido una chica madura que pasó por muchas cosas difíciles en su vida, ahora era literalmente una niñita de seis años que regularmente le hacía berrinches a sus padres como toda niña normal.
Quiso ir a buscarla, pero ella no le abrió la puerta, y Kokuyo llegó y lo miró reprobatoriamente.
—¿Y ahora qué le hiciste a mi hija, niño?
—Nada, pero incluso si no hice nada me quiero disculpar, ¡pero no me deja!
—Pues ya veté y deja de molestarla, no tengo tiempo para esto. —Lo empujó a la puerta.
Senku bufó al verse echado por su suegro (o bueno, futuro suegro de otra vida), y decidió irse a su casa apenas su padre llegó por él.
Le comentó del problema de Kohaku y su padre se largó a reír un largo rato.
—¡Problemas con señoritas a tan corta edad! ¡Me saliste todo un galán, ¿eh?! —Senku hizo una mueca de disgusto y él rio más fuerte—. Mira, Kohaku-chan se debe sentir algo desplazada, así que debes demostrarle lo mucho que le importas, ¿qué tal con un regalo? Puedes darle algunas flores...
—O una espada... —murmuró, pensativo.
—Eh... O un peluche y bombones...
—O un robot asesino y unas piernas de pollo, le gusta la carne...
—Eeeh... Vaya, tú y esa niña son tal para cual, niños muy especiales. —Rio nerviosamente—. Bien, entonces, vamos al centro comercial y eliges lo que quieras para ella.
Al día siguiente, que era sábado, fue a casa de Kohaku con flores, pollo asado y un juguete de robot princesa sangrienta.
Ella al principio no quiso salir de su cuarto, pero cuando le dijo que le tenía regalos abrió la puerta con desconfianza y se quedó boquiabierta al ver lo que traía.
—No quiero que te molestes conmigo. —Le dio los regalos con una sonrisa—. Eres la persona más importante para mí... —Y ella no tenía idea de lo cierto que era eso... no tenía ni siquiera la capacidad de entender algo tan complejo...
Sin embargo, sí tenía la capacidad de alegrarlo instantáneamente con una sola sonrisa y un solo abrazo, y eso hizo luego de dejar todo en el suelo.
—¿Me prometes que estarás siempre, siempre, siempre conmigo, Senku? —preguntó con voz llorosa.
—Lo prometo...
En otra vida no pudo hacerlo, por más que lo intento, y en esta vida, incluso si era solo como su amigo, quería estar siempre con ella. Incluso aunque nunca sería realmente la misma Kohaku que siempre amó, que aún amaba, y que siempre amaría.
Fin.
¿O no?
Pues me gustaría continuarlo, pero veremos :3
Cap comisionado por mi querida Maryfer! Todas las gracias a ella :'D
Espero q les haya gustado!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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