Árboles y Mariposas 2
(N/A: Este fic es la continuación de mi fic Árboles y Mariposas que está en la colección de One-Shots SenHaku en otro libro en Wattpad)
Kohaku tenía un gran problema.
Y ese gran problema era un tonto niño humano que no dejaba de perseguirla.
Hace meses que una familia de dos humanos se había mudado a su bosque, padre e hijo, y Kohaku no pudo evitar acercarse con curiosidad por más que sus padres muchas veces le habían recomendado no acercarse a humanos.
Lastimosamente, no logró ser tan sigilosa como hubiera querido, y el niño humano acabó descubriéndola y, aún peor... acabó grabándola con esa tecnología extraña típica de ellos, cosa que la podría meter en muchos, muchos problemas.
Kohaku era una ninfa del bosque, hija de una ninfa del agua y un centinela del bosque, y hace pocos meses, cuando cumplió doce, sus padres finalmente le permitieron tener su propio bosque para cuidar y proteger... ¡pero ahora todo podría arruinarse por culpa de este tonto niño humano!
El humano le tendió una trampa con un alimento delicioso y pegamento, y le mostró la cámara donde la tenía grabada, así que Kohaku le inventó una tontería de que eran almas gemelas o algo así y le hizo creer que iba a besarlo, a lo que el tonto se distrajo y ella logró robarle la cámara y volver al bosque.
Kohaku le llevó la cámara a su hermana Ruri, que estaba con su amigo Chrome que era un centinela de la montaña, ya que sabía que Chrome sabía más cosas de los humanos.
—Pues... aquí no hay nada que delaté que eres un ser sobrenatural —dijo Chrome con ojo crítico, examinando el video que el niño humano grabó—. Creo que te engañó.
—¡Ese maldito humano! —Kohaku apretó los puños con rabia.
—¿Y tú le contaste algo que no debías? —Ruri la miró con preocupación—. Recuerda que no deben saber nada sobre nuestra sociedad, podríamos meternos en graves problemas con el consejo de los bosques.
Kohaku hizo una mueca nerviosa.
—S-solo le dije que soy una ninfa... ¡p-pero no puede hacer nada con eso, no tiene pruebas!
—¿Estás totalmente segura? —Chrome alzó una ceja.
—Eh... ¿Casi?
Chrome y Ruri la miraron preocupados y Kohaku suspiró largamente.
—Miren, me aseguraré de que no tenga nada, pero no vayan a decirle nada a nadie. ¡En especial no les digan a mis papás! Todavía estoy aprueba antes de ser guardiana oficial de mi propio bosque...
Aunque no muy convencidos, ellos accedieron, y Kohaku voló de regreso a su bosque, a su casita hecha de árboles, y comenzó a dar vueltas en el interior, preguntándose como podría asegurarse de si ese humano tenía más pruebas de su existencia o no, y sobre todo cómo podría comprobarlo sin que la grabara otra vez.
Bueno... por ahora lo único que se le ocurría era espiarlo otra vez.
No es que espiarlo le disgustara, la verdad, él hacía cosas muy curiosas e interesantes, aunque la mayoría de veces no entendía nada, pero a veces podía ver humos de colores, chispas o fuego y la verdad era bonito, era como magia, pero sabía que él lo llamaba ciencia.
Decidida, al día siguiente fue a espiarlo, y notó de inmediato algo raro... y es que él parecía ya estarla espiando.
—Eh... ¿Hada leona? —soltó al aire de repente, mirando entre los árboles, pero ella sabía que estaba demasiado bien escondida como para que pudiera verla.
Una venita se hinchó en su sien al pensar en que la llamara hada cuando le aclaró que era una ninfa, pero otra más grande apareció al pensar en que la llamó leona ¡ese bastardo!
Ja, claro que nunca podría ser su alma gemela... por más que su madre le haya dicho que la predicción de la ninfa adivina era que su alma gemela sería un hombre que observa las estrellas... no podía ser un simple humano como ese ¿verdad? Menos siendo tan rastrero.
—Supongo que ya estás aquí —volvió a hablar ese tonto humano—. Y como supongo que ya estás aquí... te mostraré mi AS bajo la manga. —Sonrió diabólicamente, cosa que la hizo tener un muy mal presentimiento.
Él giró su computadora para que estuviera de cara al bosque y allí en la pantalla un video empezó a reproducirse... el video de cuando ella llegó volando a probar la deliciosa comida humana y tontamente cayó en el pegamento que ese humano usó como trampa.
Kohaku jadeó, con el alma prácticamente queriendo salírsele del cuerpo, y se cayó de espaldas directito fuera de las ramas, casi estrellándose en el piso de no ser porque justo recordó que tenía alas y las usó para estabilizarse torpemente.
El humano de inmediato corrió hacia ella, con una sonrisa victoriosa.
—¡Así es, te tengo grabada y por más que destruyas la computadora no destruirás el video, ya lo tengo guardado en varios lugares, y si no respondes a mis preguntas todo el mundo lo verá! —la amenazó con voz llena de suficiencia.
Kohaku gruñó y rápidamente sacó una daga, haciendo palidecer al tonto humano.
—S-si me haces daño mi padre revisará mis cosas, sabe mis contraseñas, y deje un mensaje para que revele el video a todo el mundo —dijo rápidamente, aunque Kohaku tuvo la impresión de que acababa de inventárselo.
Volvió a gruñir, y luego usó la daga para cortar unas ramas que se habían enredado en su pie por la caída.
—No lastimaré a nadie a menos que sea para defenderme —dijo con fastidio, a lo que el chico la miró con sorpresa mezclada con alivio—. Escucha, no puedes hacerme esto, me meterías en problemas a mí y muchos si revelas nuestra existencia. —Se acercó al humano, preguntándose si acaso podría razonar con él—. Si quieres respuestas de mi gente, te puedo decir lo que quieras, pero debes prometer que no compartirás la información y que borraras los videos sobre mí, o solo cosas malas podrán pasar.
Él la miró con una ceja en alto, visiblemente intrigado.
—No quiero perjudicar a nadie —dijo luego de un rato pensando—, pero si debo guardar este secreto tan jugoso, quiero saber porqué, quiero saber todo sobre los secretos de tu gente, ¡debes decirme! Y a cambio, no le revelaré tu existencia a nadie, lo prometo.
Kohaku cruzó los brazos, desconfiada.
—Muy bien, pero si me estás mintiendo entonces le diré a mis lobos que te usen de cena —amenazó con voz muy seria.
En vez de asustarse, él pareció emocionado.
—¡¿Controlas lobos?!
¿Acaso todos los humanos eran tan raros como este?
.
Ya habían pasado algunos meses desde ese día, y Senku y Kohaku ya eran buenos amigos para este punto, y ella iba prácticamente casi todos los días a visitarlo, y así como ella le hablaba de su mundo fantástico, él le hablaba de su mundo científico.
—Entonces... ¿ese lugar al que vas siempre es una escuela donde muchos humanos de tu edad también van para aprender ciencia?
—Ciencia y otras ramas del conocimiento, pero sí, básicamente. ¿A ti te educaron solo tus padres?
—Y mi hermana mayor y algunos amigos de la familia, sí. Me enseñaron a cazar, a volar, un poco de historia, encantamientos y pociones... Ruri-nee insistió en enseñarme a leer y escribir, pero nunca pensé que eso fuera útil, al menos no hasta antes de conocerte. —Rio.
—La verdad me cuesta trabajo entender cómo funciona tu familia, ¿cómo es que viven tan separados incluso desde que eras una niña pequeña?
—No vivimos separados, no del todo al menos, solo que mis padres tienen deberes y a veces mi hermana y yo pasábamos una estación con mi papá, otras veces con mi mamá, y cuando mi hermana cumplió doce se convirtió en la guardiana de su propio lago y pasó a vivir mayormente sola, mientras que yo al cumplir doce hace meses vine a este bosque, pero aun así nos vemos mucho, y mis padres me visitan seguido, y yo a ellos.
—Si fueran humanos estoy seguro de que eso sería bastante ilegal... abandonar a sus hijas en bosques y lagos así...
—Ja, podemos cuidarnos, y nacimos para ser protectoras, está en nuestra naturaleza.
—¿Y puedes salir del bosque?
—Sí, pero pierdo fuerzas, mi alma ya ha comenzado a unirse al bosque.
—¿Y qué pasará cuando se una por completo?
—Nunca se une por completo, mi alma también está unida a la de mi familia, y cuando me casé también estaré unida a la de mi esposo y mis hijas.
—¿Hijas? ¿Por qué lo dices tan segura?
—La mayoría de las ninfas suele tener solo hijas mujeres. —Encogió los hombros—. Aunque sí se puede tener hijos varones, pero lo normal son tener niñas.
—Interesante, agregaré eso a mi enciclopedia sobre ustedes. —Rio emocionado mientras tomaba su grueso libro que había comenzado a rellenar con todos los datos que ella decía—. Y por cierto... ¿era verdad eso de las almas gemelas que me dijist...? —Antes de que pudiera terminar de hablar, de repente escucharon el auto de Byakuya llegar.
—Oh-oh, hora de irme. —Extendió sus alas y se elevó unos metros—. ¡Nos vemos mañana!
Senku agitó una mano hacia ella, resignado.
Habían hablado acerca de la posibilidad de contarle a Byakuya sobre ella, pero acabaron descartando la idea, porque Kohaku era muy paranoica respecto a mostrarse frente a humanos, así que por ahora iban a seguir con estos encuentros a escondidas después de que Senku regresara de la escuela o al desayunar luego de que Byakuya se fuera al trabajo.
Senku estaba bien con la rutina que establecieron, y últimamente tenía interés en ver si era posible que un humano pudiera dominar la magia en algún sentido, y eso de los hechizos y pociones estaban llamándole poderosamente la atención, pero los hechizos incluían rituales muy raros y las pociones ingredientes demasiado extraños.
Un fin de semana en el que Byakuya salió por una conferencia de trabajo, Senku decidió insistirle a Kohaku en que le enseñara a hacer algún hechizo o poción, que quería ver la magia y saber si él podría hacerla.
Kohaku al principio no estuvo convencida, pero eventualmente cedió y lo llevó a su casita hecha de árboles para conjurar un hechizo.
—Primero empezaremos con un hechizo fácil, las pociones son más complicadas de dominar y más fácil de que salgan mal.
—Me imagino, con ingredientes como plumas desprendidas en un amanecer o "gotas de lluvia lunar" supongo que se puede dar lugar a muchas confusiones.
—No es tan difícil de conseguir. —Ella hizo una mueca—. Las aves te pueden ayudar con ese tipo de plumas, y hay unas cuantas nubes que siempre lanzan su lluvia en las flores lunares mientras la luna no es cubierta del todo por las nubes, las flores te lo dicen.
—Sí, excepto que yo no habló con animales ni plantas. —La ceja de Senku tembló levemente.
—Ja, ese es un buen punto, supongo que ningún humano podría hacer ese tipo de pociones sin ayuda de una criatura mágica.
Mientras Kohaku preparaba todo para el ritual, Senku comenzó a mirar alrededor. Estaba algo impresionado por la forma en lo que los árboles se curvaban para ser un refugio optimo para ella, aunque la puerta si era de madera tallada.
—¿Y... no has sabido de un humano que haga pociones con ingredientes que no sean imposibles de conseguir sin magia? —preguntó.
—Mmm... yo no, pero quizás mi madre sepa, luego le preguntaré.
—¿No conoces ninguna poción que se pueda hacer por un humano sin amigos mágicos? ¿Nada con ingredientes simples?
—Pues... —Pensó un poco—. Está la poción de la verdad... Se necesita agua bebible, debe congelarse y luego ser quemada por un fuego abrasador hasta evaporarse en la olla. Mientras el vapor sigue saliendo, se echa unas gotas de limón, y se llora una lágrima, luego capturas el aroma en un frasco y haces que la persona que quieras que sea sincera lo huela.
Senku pestañeó.
—Suena fácil... pero también suena ridículo.
—Ja, si tanto no crees en la magia, entonces mejor ni me molesto en hacer este hechizo.
—Tsk, vamos, hasta ahora no me has mostrado más magia que volar con tus alas que ni deberían poder levantar tu peso y hacer que las plantas crezcan de la nada, quiero ver algo de magia emocionante.
—¡Mis habilidades con las plantas son emocionantes!
—Sí, pero quiero ver más. —La miró con ojos brillantes y Kohaku bufó, sabiendo que era incapaz de resistirse a esa mirada.
—Bien, haré un hechizo para volverme invisible, supongo que eso es lo suficientemente emocionante para ti.
—¡Muy emocionante! Pero ¿por qué te vuelves invisible tú? Yo quiero ser invisible...
—Pareces un niño pequeño —lo riñó con mala cara.
—Estoy dispuesto a hacer todas las pataletas necesarias para volverme invisible. —Sonrió sin ni una pizca de vergüenza.
—Ja, eres un descaro, pero está bien. —De repente sonrió malvadamente—. Si tanto te quieres volver invisible... deberás hacer el ritual... y la danza ceremonial...
—¿D-danza? —Senku palideció, arrepintiéndose de inmediato de haber pedido hacer él mismo el hechizo.
Después de la media hora más vergonzosa de su vida aprendiendo a hablar algunas palabras en un idioma céltico antiguo y pasos de un baile demasiado afeminado, Senku finalmente se encontró con el último paso, que involucraba más palabras antiguas y una tontería de mirar al sol y cubrir sus ojos cuando comenzara a sentir el ardor.
Luego de hacerlo y de soportar todas las risas de Kohaku, se miró a sí mismo y no vio cambió alguno, seguía siendo perfectamente visible.
Volteó a ver con fastidio a esa leona tramposa.
—Ja, ja, muy graciosa, ¿te divertiste viéndome hacer el ridículo por una falsedad?
—Sí, me divertí —admitió descaradamente—, pero quizás deberías mirarte de nuevo.
Senku bajó la vista, y entonces jadeó maravillado al ver su cuerpo tornarse totalmente transparente, al principio con una especie de efecto mirar a través de un cristal, pero luego volviéndose totalmente indistinguible del entorno.
—¡Funcionó! —Rio como loco—. ¡Nada mal, leona, tienes diez billones de puntos, tú y tu absurda magia ahora sí me impresionaron!
—¡No soy una leona ni la magia es absurda! —gruñó ella, aunque ahora ya no sabía en qué dirección mirar.
Senku rio, sin dejar de agitas las manos frente a su rostro, maravillado con solo pensar cuál podía ser la ciencia detrás de esto.
Antes de que pudiera pedirle un espejo a Kohaku, de repente oyeron golpes a su puerta.
—¿Kohaku?
—¡R-Ruri-nee! —Kohaku pareció entrar un poco en pánico—. ¡D-dame un segundo, me estoy cambiando! —se inventó, y luego miró por todas partes en su habitación.
—Escucha, Senku, el efecto se irá en media hora, así que cuando le abra la puerta a mi hermana la dejaré abierta y tú te largaras de aquí ¿ok?
—Ah, ok... —Alzó una ceja por su brusquedad, pero ella no podía verlo así que solo se preparó para salir.
Kohaku abrió la puerta y su hermana, una chica como de quince años con escamas en los brazos, el cuello y la mandíbula, llegó junto con un chico como de la edad de Senku, castaño, con orejas puntiagudas y las pupilas como un reptil.
Hmm, ese debía ser el Chrome del que Kohaku le habló, ¿así eran los centinelas? Eso era bastante interesante...
—Kohaku, hace ya dos semanas que no me visitas, he estado preocupada —dijo de inmediato la ninfa de agua.
—Lo siento, Ruri-nee, he estado muy ocupada protegiendo el bosque, ya sabes... —murmuró Kohaku nerviosamente mientras mantenía la puerta abierta.
—Pff, ¿y de qué? ¿Más conejos con astillas en las patas? —se burló Chrome.
—¡Cállate, yo no dejo que ninguna de mis creaturas se lastime, es importante! —reclamó Kohaku, cerrando la puerta de golpe, justo un segundo antes de que Senku pudiera salir.
Maldita sea.
—Pero antes siempre me visitabas al menos cada dos días —protestó Ruri—. ¿Ha pasado algo últimamente? ¿Volviste a tener problemas con el chico humano?
—Eh... sí, eso, es un total dolor de cabeza. —Kohaku asintió, apoyándose contra la pared mientras la ceja de Senku temblaba con molestia.
—No creo que debas seguir acercándote a su casa, Kohaku, ¿qué pasa si vuelve a tomar alguna prueba de tu existencia?
—Además, ¿segura que no tiene ninguna otra prueba? —preguntó Chrome—. Ni siquiera nos dijiste cómo es que estás segura, solo que estabas segura, y luego siempre cambias el tema.
—Simplemente lo sé, ese humano ha hecho todo tipo de trucos para intentar grabarme otra vez así que no tiene sentido que no me tenga ya en video —se inventó.
—¿Sigue intentando rastrearte?
—No, ya no, creo que se aburrió y ahora anda haciendo... sus cosas típicas de humano. —Rio nerviosamente.
—¿No que te da problemas? ¿Y tú lo sigues viendo aun así?
—Eh, e-es que... bueno, es que... Él es... t-tan estúpido, ya saben. —Rio aún más nerviosa mientras la ceja de Senku temblaba más—. Siempre hace tonterías que dañan mi bosque, quema plantas, asusta a los animales, derriba nidos...
—¡Oh, no! —Ruri se horrorizó.
—Ugh, sí que suena terrible. —Chrome negó con la cabeza—. Los humanos son los peores.
—Sí, totalmente, odio a los humanos. —Kohaku asintió solemnemente—. En especial a ese, que es tan tonto y tan feo... Además tiene un nombre ridículo y una voz chillona. —Rio para sí misma al decir aquello y Senku sintió una venita hincharse en su sien—. Es bajito y con sonrisa de bobo, tiene una risa de hiena y es tan tonto como un troll... o como Ginro.
Chrome y Ruri se rieron, mientras que Senku se sentía cada vez más y más molesto.
¿Esto era lo que ella en verdad creía de él? ¿Entonces qué? ¿Solo lo veía como un hermanito humano molesto al que toleraba porque le mostraba sobre ciencia y por el trato que hicieron?
Se quedó refunfuñando en un rincón mientras veía a Kohaku conversar y servirle té a sus invitados, pero luego recordó que el efecto del hechizo se iba a pasar pronto, así que tenía que idear una forma de irse.
Sin embargo, había una sola puerta y una sola ventana, y no sabía qué tan agudos eran los sentidos de esos dos, pero por suerte la ventana estaba detrás de ellos y frente a Kohaku, así que si era lo suficientemente sigiloso quizás podría salir sin ser notado.
Abrió un poco la ventana y Kohaku de inmediato lo notó y jadeó, haciendo que sus invitados giren a ver la ventana también, por lo que Senku se alejó discretamente.
—¿Pasa algo? —preguntó Ruri.
—N-no, es que... acabo de recordar que unos colibríes me pidieron que les deje unas macetas afuera y creo que acabó de verlos pasar, así que iré a dejarles las flores afuera, esperen un momento. —Tomó un par de macetas con flores y abrió la puerta, tomándose su tiempo en acomodar las macetas en sus manos, cosa que Senku aprovechó para salir.
Salieron ambos y Kohaku cerró la puerta.
—¡Hola, amiguitos colibríes! ¡Lamento el retraso! ¡Son tan lindos, déjenme darles un besito! —exclamó Kohaku en voz exageradamente alta para que sus invitados la escuchen, pero cuando lo dijo un par de colibríes realmente se aparecieron—. Oh, no, no hablaba con ustedes, lo siento, es que... practicó teatro —dijo en un susurro a los animalitos, que empezaron a picotear las macetas de todos modos.
—La próxima vez deja la puerta abierta más tiempo, leona —riñó Senku en un susurro.
—C-cállate y veté... —ordenó y él empezó a alejarse—. Eh... Senku —lo llamó y él se detuvo—. ¿No escuchaste todo, o sí?
—Cada palabra. —Dicho eso, simplemente siguió alejándose.
Llegó a su casa y pudo divertirse un poco moviendo cosas frente a la cámara, como si fuera un fantasma, pero luego el efecto se terminó y decidió anotar los pasos antes de que se le olvidaran, en caso de que alguna vez lo necesitara.
Después de dos horas, Kohaku llegó a golpear la ventana de su habitación y Senku le abrió, para luego apoyarse contra su armario con una mirada fastidiada.
—Así que soy "estúpido", "tan tonto y tan feo", con un... nombre ridículo y una voz chillona, y además soy bajito y con sonrisa de bobo, con risa de hiena y tan tonto como un troll o como quien sea que fuera el tal Ginro ¿eh?
Ella se encogió sobre sí misma, con el rostro enrojeciendo un poco.
—N-no hablaba en serio...
—Bueno, si así hablas de mí a mis espaldas...
—¡No hablaba en serio, Senku! —lo interrumpió, ahora hasta viéndose molesta.
—Mira, realmente no importa. —Bufó—. Somos amigos, yo he tratado peor a Taiju, mejor olvidémoslo. —Rascó su oído con aparente indiferencia—. ¿Por qué no me hablas de otros hechizos o pociones fáciles para un humano tonto y feo?
Kohaku lo miró con ojos entrecerrados.
—Ja, me parece que tú no quieres olvidarlo. —Le dio la espalda y se acercó a la ventana—. Para tu información, solo lo dije para que no sospechen... y todo lo que dije es porque realmente pienso lo opuesto... Desde hace meses que eres más alto que yo... y tú voz también se hizo más grave... y m-me gusta. Tampoco eres feo... —Se sonrojó más, mirándolo de reojo—. Y no eres ningún estúpido ni tonto, eres la persona más inteligente que conozco, idiota. —Le sacó la lengua, antes de saltar por la ventana y volar lejos de su casa.
Senku pestañeó lentamente, aturdido, antes de sonreír sinceramente.
—Solo esa leona puede decirme idiota e inteligente al mismo tiempo. —Rio entre dientes.
Mañana cuando volviera le tendría preparados más postres humanos para compensarla por el hechizo tan bueno que le enseñó... y tal vez él también podría decirle las muchas, muchas cosas que le gustaban de ella.
Fin.
¿O no?
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