Algo más
—¡¿Puedes creerlo, Kohakuuu?! —Amaryllis llegó tarde al trabajo y gritando como si su jefa no estuviera en su oficina a cinco metros de ellas—. ¡Ellos están aquí! ¡Los cinco hombres más famosos, ricos y codiciados! ¡Los cinco generales en nuestra ciudad y parece que se van a quedar mucho tiempo! —chilló encantada.
—Nunca entendí bien quiénes eran —murmuró Nikki, ladeando la cabeza—. ¿Son cantantes, actores o qué?
—Se hicieron famosos por el programa de Asagiri Gen —contó Kohaku, sin apartar la vista de los cafés exageradamente decorados que estaba preparando—. Asagiri Gen puso a competir a una docena de personas durante un par de semanas por un premio millonario, y destacaron tres participantes por su ingenio: Saionji Ukyo, Volkov Chrome e Ishigami Senku. Nanami Ryusui era productor del programa. En la semana final compitieron en juegos de mesa y Ryusui y Gen hicieron equipo contra Ukyo, Chrome y Senku.
—¡Fue súper interesante! —Amaryllis aplaudió emocionada—. ¡Esos juegos mentales eran increíbles, y a veces parecía que uno caía en el juego del otro, ¡pero siempre había un giro del otro giro! ¡Era como ver una película!
—Ja, Gen y Ryusui sabían unirse para acorralar a los demás, pero los otros tres se protegían entre sí, varias veces Senku salvó a los otros dos. —Kohaku sonrió con nostalgia—. Sin embargo, al final Senku quedó solo contra Gen y Ryusui... casi los derrota, fue increíble, él duró dos episodios completos antes de perder, pero los hizo sudar mucho antes de caer. —Rio para sí misma.
—Ay, siempre hablas mucho de Senku. —Amaryllis la miró con picardía, antes de reír—. Para mí los mejores son Gen y Ryusui, ¡ellos fueron los vencedores!
—Senku fue el que salvó a los otros dos por días, y luego peleó solo por dos días, apuesto que si hubiera ido uno vs. uno contra ellos habría ganado.
—¡Pero perdió!
—Eh... —Nikki las miró con una ceja en alto—. No entiendo, ¿solo por esos juegos son tan populares? ¿No aparecieron en una película también?
—Sí, esa es la otra parte de la historia. —Kohaku asintió—. Luego de ese programa, los cinco se volvieron tan populares que todo el mundo los quería ver juntos otra vez, así que los llamaron a muchos programas y luego acordaron hacer una película, aunque Senku fue el más difícil de convencer, le ofrecieron mucho dinero. Hoy en día hacen un programa por streaming juntos un par de veces a la semana, y siguen trabajando en algunos proyectos, pero tienen otros negocios, como Senku que es un científico.
—Sabes mucho de Senku, ¿eh? —Nikki alzó una ceja.
—Tú tienes suerte de no ser vecina de Kohaku, ella habla de Senku todo el tiempo. —Amaryllis rio divertida mientras Kohaku se sonrojaba levemente—. Y eso que al principio ni siquiera quería ver el programa de Gen, solo que como cenábamos juntas le terminó gustando, y gustando Senku. —Amaryllis meneó las cejas.
—Ja, lo dices como si estuviera enamorada o algo, solo soy una fan más. —Encogió los hombros.
—¿Y no te emociona ni un poco que esté aquí en nuestra ciudad?
—No, a Senku no le gusta que lo acosen para pedirle fotos o autógrafos. —Suspiro—. Si lo veo seré feliz, pero no lo molestaría.
—Agh, no te entiendo para nada, la verdad... Si yo viera a uno de los cinco sin duda le pediría al menos una foto. Y eso que yo no siento por ninguno la mitad del fanatismo que tú sientes por Senku.
Kohaku encogió los hombros, antes de colocar los cafés que había estado preparando una bandeja y salir del área de cocina hacia el área de cafetería.
Marchó hacia la mesa cuatro, donde cinco chicos estaban jugando poker.
—Sus cafés, amos —dijo no sin fastidio, odiando trabajar como una maid, pero pagaban demasiado bien—. ¿Quién pidió el café doble mezclado con cola y chispitas?
—¡Yo!~ —Un tipo con un sombrero y lentes verdes alzó una mano.
—Es una elección bastante extravagante —comentó Kohaku con una ceja en alto.
—Por eso vinimos aquí~, el anuncio dijo que preparan lo que sea~.
—Pues disfrute su azúcar con más azúcar. —Los cinco rieron ante eso—. ¿Para quién es el Dirty Chai Latte con chocolate de almendra?
—¡Ja, ja, ese es para mí! —Un tipo con un pañuelo en la cabeza y lentes de sol chasqueó los dedos.
—Es el café más caro que tenemos, comprarlo incluye que la maid de su preferencia le dé unas cucharadas en la boca. —Su ceja tembló de solo pensarlo—. Aunque puede rechazarlo... por favor rechácelo —susurró por lo bajo.
—¡Ja, ja, no me molestaría que una chica tan linda como tú me...!
—Eh, no, lo va a rechazar. —Un chico con una bufanda que le cubría la mitad del rostro y ojos verdes miró mal al tipo del pañuelo en la cabeza, interrumpiéndolo—. Disculpa la molestia, yo pedí un té y un panecillo —dijo con voz amable.
—Claro, aquí tiene. —Sonrió aliviada de que la salvara alguien tan amable—. ¿Quién pidió el "café V60 con infusión de cascara de cacao y notas de cardamomo"?
—¡Yo, yo! —Un chico castaño con lentes de sol y capucha alzó la mano enérgicamente.
—Me costó mucho prepararlo, espero que lo disfrute. —Sonrió forzadamente, ya que odió preparar esa cosa.
"No me pagan lo suficiente para esto... Ay, ¿a quién engañó? Sí me pagan bien aquí, o ya me iría".
—Bien, por último un café latte macchiato con pistacho. —Miró al quinto chico, que tenía lentes de sol y una coleta media (con solo unos mechones atados y el resto suelto), y parecía más concentrado en las cartas del juego de póker—. Aquí tiene, amo. —Dejó el café y suspiró—. ¿Algo más que quieran ordenar?
—Sí, yo quiero otro panecillo como ese que pidió Uky... Auch. —El castaño miró mal al de anteojos verdes cuando le dio un codazo—. Ah, sí, digo... quiero otro panecillo como el de mi amigo.
—Muy bien. ¿Algo más? —preguntó mientras anotaba.
Ellos negaron y ella fue a calentar otro panecillo y volvió a los pocos minutos, viéndolos entonces muy metidos en el juego de poker.
—¡Maldita sea, otra vez tendrá que enfrentar solo a esos dos! —Kohaku escuchó al castaño quejarse mientras solo tres jugadores mantenían sus cartas arriba—. Y otra vez parece que va a perder.
—Tsk, cierra la boca. —El chico con la coleta parecía muy concentrado y frustrado.
Kohaku se acercó a darle el panecillo al castaño, que le agradeció, antes de volver a prestar atención al juego.
—¿Algo más que deseen ordenar? —preguntó por las reglas de la cafetería, pero estaban tan metidos que ni le contestaron.
Mientras se preguntaba si debía irse o preguntar de nuevo, empezó a ver cómo jugaban, y rápidamente notó que eran muy buenos, pero entonces notó otra cosa...
—Está haciendo trampa. —Señaló al chico de lentes verdes.
Los cinco voltearon a verla con las bocas abiertas.
—¿P-pero qué dice?~ —El de lentes verdes rio nerviosamente—. No hago trampa~.
—Claramente haces trampa. —El chico de coleta chasqueó la lengua—. Solo que nunca puedo descubrir cómo haces tus trampas, así que, leona maid, dime... ¿qué trampa viste?
—Él está... Espera, ¡¿cómo que leona?! —Lo miró molesta.
El chico grosero rio divertido.
—Bueno, con ese cabello no pude evitar notar el parecido —se burló y ella frunció el ceño aún más—. Vamos, ¿aquí aceptan propinas, no? Te dejaré una buena propina si me dices.
—Ja, no necesito sobornos de un grosero. Y no debería meterme de todos modos. —Alzó la barbilla y se retiró al área de cocina, escuchando como los otros dos jugadores con cartas se reían de ese grosero.
Al día siguiente, se sorprendió cuando volvió a encontrar en la mesa cuatro al chico de coleta y lentes de sol, esta vez solo.
—¿En qué puedo servirle, amo? —preguntó de mala gana.
—Tráeme lo mismo de ayer, y... un Cinnamon Dolce Latte, con la mini canasta de bombones.
Kohaku alzó una ceja. ¿Estaría esperando una cita?
No hizo preguntas y simplemente fue a preparar su orden, ya que no había nadie más entre las mesas de las que ella se encargaba a esa hora.
—¿Desea ordenar algo más, amo? —preguntó luego de dejar su pedido en la mesa.
—Sí, que te sientes conmigo. —Ella lo miró boquiabierta—. Vamos, te gusta este café y estos bombones, ¿no? Vi que tomaste unos en tu descanso de ayer.
Ella se sonrojó de rabia.
—¡¿Me estabas espiando?!
—Solo te vi por casualidad mientras me iba. —Encogió los hombros—. Mira, si no lo comes se va a desperdiciar, y ya pague por esto, tampoco hay nadie aquí, ¿qué daño te hace?
Ella lo miró desconfiada.
—¿Qué se supone que planeas conseguir con esto? Tenemos seguridad para los acosadores.
—No te pido una cita. —Casi pudo sentirlo rodar los ojos—. Quiero hablar sobre lo que viste ayer, la trampa de mi amigo, quiero saber qué hace.
—¡Ja! ¿Tanto te importa un juego? —Lo miró con burla.
—Sí, de hecho, y mi tonta obsesión podría beneficiarte, tengo mucho dinero, maid leona, hagamos un trato.
—Si me sigues diciendo leona te arrojaré ese latte a la cara. —Lo miró mal.
—Bien, bien, ¿y cómo te llamas?
—Hizashi Kohaku... —Aunque dudosa, decidió sentarse frente a él, tentada por el aroma del café que pidió para sobornarla... y sobre todo por los bombones, nunca podía comer muchos de esos—. ¿Tú cómo te llamas?
—Soy... Ark. —Carraspeó—. Bien, Kohaku, primero quisiera saber... ¿cómo descubriste la trampa de mi amigo el licenciado Coutta?
—¿Así le dices a tu amigo? —Ladeó la cabeza, a lo que él encogió los hombros—. Bueno, tengo muy buena vista, papá dice que es porque vivíamos en el bosque o algo así.
—¿Lo descubriste porque viste algo en específico? —Parecía no haberse esperado eso—. ¿Y qué viste?
—Ja, ¿y por qué debería decírtelo? Si tu amigo es un tramposo, solo encontrará otras formas de hacer trampa, solo deja de jugar con él y ya.
—Lo divertido del juego es que yo debo averiguar cómo hace trampa, la trampa es una de sus habilidades, y siempre ha logrado burlarme, él y mi amigo Drago, nadie sabe cómo... o bueno, nadie excepto tú. —La miró intensamente detrás de sus lentes oscuros—. ¿No te interesaría jugar en mi equipo? Jugamos por mucho dinero.
Kohaku lo miró pensativa mientras bebía el café y prácticamente se atragantaba con los deliciosos bombones.
La verdad, necesitaba dinero, los tratamientos de su hermana costaban mucho dinero, y su padre y ella prácticamente vivían solo para pagarlo, aunque estaban llevando las cosas con más calma desde que consiguió este trabajo como maid, pero... un poco de dinero extra no sonaba nada mal.
Sin embargo, sería estúpido de su parte acceder a verse con unos tipos desconocidos en quién sabe dónde sin saber nada de ellos ni de sus juegos, debía tener cuidado.
—¿Y qué juegan? ¿Qué tendría que hacer yo?
—Por ahora estamos jugando póker, ¿sabes jugarlo?
—Aprendí hace poco, por un chico famoso que me gusta —dijo sinceramente.
—Oh... —Hizo una mueca—. ¿De casualidad sería uno de la tontería de los cinco generales?
—No es una tontería. —Lo miró mal—. Ellos son geniales, en especial Ishigami Senku.
La mueca del chico solo se profundizó.
—Eres toda una fanática, ¿eh? —Se recostó contra su asiento—. Quizás esto no sea una buena idea...
—Bien, gracias por el café. —Tomó lo último que quedaba y se llevó un puñado de bombones, volviendo rápidamente al área de cocina.
—¡E-espera...! —Él pareció querer decir algo más, pero decidió ignorarlo.
No era buena idea confiar en desconocidos, de todos modos.
Al día siguiente, lo encontró allí otra vez, esta vez jugando solo con un mazo de cartas.
Parecía frustrado, pero ella solo le pidió su orden, y él pidió lo mismo del otro día, también para ella.
—Eh, no pienso sentarme contigo otra vez —le aclaró.
—Soy literalmente la única persona aquí aparte del chico que hace diez minutos coquetea con la otra mesera, y te estoy invitando algo gratis, además... quiero jugar contigo, para saber tus habilidades en el póker.
—No puedo jugar en horario de trabajo, por más que no haya nadie.
—Si ganas, prometo no volver a molestarte... a menos claro que no te creas capaz de ganarme. —Sonrió de forma desafiante.
Ella alzó una ceja.
—Ja, realmente eres escoria, ¡pero aceptó! —dijo impulsivamente, antes de irse pisoteando a preparar la orden.
Cuando regresó, al ver que efectivamente nadie más entraba a la cafetería, se sentó frente a él, y ambos comenzaron a jugar.
Kohaku no tardó en notar que él era asquerosamente bueno, ¡la estaba derrotando por paliza! Y ella no lograba ni siquiera estar cerca de su nivel.
—No creo que ni siquiera tu amigo con su trampa ridícula pueda ganarle a esto... —murmuró boquiabierta, comiendo el último bombón luego de perder por quinta vez.
—Es que no solo es bueno haciendo trampa, también es bueno jugando. —Rio divertido—. La trampa solo elimina el elemento suerte, no sé cómo pero siempre parece saber qué carta elegir... así que dominando a la suerte y con su habilidad, siempre me gana, más con Drago en su equipo, él también tiene mucha habilidad en los juegos.
—Entiendo. —Asintió lentamente.
Esto le recordaba un poco a los cinco generales, pero ellos casi nunca jugaban póker frente a las cámaras, aunque si escuchó que lo jugaban en su tiempo libre.
—La verdad, si te quisiera en mi equipo, pero realmente no eres muy buena jugando...
—¡Oye, te dije que aprendí hace poco! —Lo miró mal.
—Sí, sí, por tu fanatismo a los cinco generales, sí. —Bufó, rascando su oído con el meñique, cosa que a Kohaku se le hizo familiar, pero... ¿de dónde?
—¿Ellos no te agradan? Todos los aman.
—No soy fan del mundo del espectáculo. —Comenzó a juntar las cartas.
—Ja, yo tampoco, pero cuando los vi en televisión no pude evitar pensar que eran geniales, especialmente Senku. —Notó la mueca en el rostro del chico otra vez—. ¿Tienes algún problema con Senku, Ark?
—¿Quién? Ah, sí. —Carraspeó—. Digo, no, no tengo problemas con nadie, solo me parece estúpido sentir fanatismo hacia alguien que no conoces en lo absoluto. —Empezó a repartir las cartas otra vez—. Hagamos un último juego, ¿sí?
—Sí, pero... no admiró a Senku porque sienta conocerlo, es que... bueno, si lo conociera sería genial, parece agradable, pero no eres fan de la gente que conoces, ¿no? Si alguien que conoces te agrada entonces son amigos o algo así, pero yo admiró a Senku por su determinación, por la forma en la que no desiste en algo por más que parece imposible, siempre avanza paso a paso hasta lograrlo. —Sonrió suavemente y notó que Ark ahora la miraba muy atento.
—En la época en la que empezó el programa donde se hizo famoso, yo... tenía algo de desesperanza respecto a la situación de mi hermana mayor, que está muy enferma. —Kohaku sonrió con tristeza—. Pero Senku siempre hablaba de ciencia, y de como esta avanzaba para mejorar la vida de la gente, nunca había visto a alguien hablar con tanta convicción y confianza, me hizo recuperar algo de esperanza. Por eso lo admiro.
Ark se mantuvo en silencio un momento, antes de reír suavemente.
—Bueno, eso es diez billones por ciento emocionante, leona. Nunca había escuchado a nadie verlo de esa forma.
—¡Ya te dije que no soy una leo...!... —se interrumpió, pestañeando con confusión—. Espera... ¿diez billones? ¿Acaso tú...?
—Oh, ¿al fin te diste cuenta? —Llevó sus manos a sus lentes de sol.
—¡JA! ¿Eres fan de Senku también, no? ¡Sabía que era imposible que no te agradara! —exclamó emocionada, y Ark se cayó de espaldas fuera de su silla—. Eh... ¿estás bien?
—Sí, sí. —Volvió a sentarse, frotando sus sienes—. Mejor sigamos jugando...
—Al fin encontré algo en lo que me agradas. —Rio—. Supongo que puedo decirte el secreto de tu amigo. Es una tontería, realmente, él estaba usando azúcar en las cartas —reveló.
—¿Azúcar? —Se mostró muy sorprendido—. Claro... así solo tenía que hacer fricción para saber cuáles eran las cartas marcadas. —Chasqueó la lengua—. ¿Y viste los diminutos granos de azúcar, eh? Nada mal, leona, tienes diez billones de puntos.
—Realmente eres muy fan de Senku. —Lo miró divertida, pero luego le frunció el ceño—. ¡Y deja de decirme leona!
—Mi amigo tiene más trucos —siguió diciendo como si no la hubiera escuchado, repartiendo las cartas—. Quizás algún día puedas unirte a mi equipo, y ayudarme a vencer todos sus trucos.
—Ja, quizás. —Sonrió sinceramente y él se le quedó mirando un largo rato, tanto que la empezó a poner algo incómoda, pero entonces notó a un par de clientes entrando—. Oh, lo siento, debo atenderlos, tendremos que jugar luego. —Se levantó rápidamente.
Luego de unos minutos, Ark se fue, y Kohaku pudo terminar su turno, pero antes de irse Amaryllis le tendió una bolsita.
—Un cliente pagó para que te diera esto antes de que te vayas —le dijo.
Kohaku revisó la bolsita, viendo que eran los bombones que Ark siempre pedía para ella.
Sonrió suavemente.
Era un chico raro, pero cada vez le estaba cayendo mejor y mejor.
Esperaba que siguiera viniendo a jugar, quería conocerlo más y quizás podrían convertirse en amigos realmente... o quién sabe, quizás en algo más.
Fin.
¿O no?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro