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Your Rhythm 2

Senku estaba comprometido con Luna Wright por una alianza empresarial para beneficiar a las empresas de sus padres, pero él no estaba muy emocionado con la idea de ese matrimonio, porque su prometida era bastante empalagosa y romántica, y esperaba que él hiciera cosas que detestaba... como bailar.

Obsesionada con la idea de un primer baile de ensueño, Luna insistió en que Senku debía aprender a bailar, por lo que contrató a una profesora de danza que estaba decidida a encontrar el ritmo de Senku.

Su profesora de danza era Hizashi Kohaku y ella estaba convencida de que todos tenían su propio ritmo, cosa que al principio Senku consideró una estupidez, pero en solo unas pocas clásicas su persistente profesora logró lo imposible: hacerlo bailar.

Ella aseguraba que él tenía un "ritmo matemático".

—¡Ja, es obvio! Eres alguien muy listo que valora la ciencia y sus reglas super complicadas, ¿no? Y la danza también tiene sus reglas, sus leyes, sus tiempos... —Mientras le explicaba, ella bailaba alrededor del gran salón de baile que tenía vacío ahora solo para enseñarle exclusivamente a él—. Tiene patrones, memorización, cálculos.

A Senku le tomó un momento apartar los ojos del lento movimiento de sus caderas y el balanceo de sus brazos por encima de su cabeza.

—¿Qué tipo de cálculos, exactamente? —Bufó, intentando ignorar la aceleración de su pulso.

—Por ejemplo... —Ella se acercó a él sin dejar de bailar, haciéndolo tragar saliva— debes calcular el momento adecuado para acercarte a tu pareja, el momento para tomarla entre tus brazos... —Envolvió sus delgados brazos alrededor de su cuello.

La música que sonaba a través de su celular de repente empezó a tamborilear y, justo en el pico y final de ese solo de instrumento, Senku posó las manos en las caderas femeninas casi sin pensarlo, como si el ritmo de la canción lo hubiera obligado.

Ella sonrió complacida.

—Parece que finalmente estás sintiendo el ritmo... —Comenzó a balancear lentamente su cuerpo, sus hombros descubiertos, sus caderas bajo sus manos, sus muslos tocando los suyos, sin quitar los brazos de alrededor de su cuello.

Lo hizo retroceder varios pasos mientras ella avanzaba, sin quitarle los ojos de encima, borrando cada pensamiento de su mente normalmente siempre trabajando.

Sus pasos tocaban el piso con cada golpe del tambor, tanto los de ella como los de él.

Mientras una guitarra comenzaba a sonar, los dos extendieron uno de sus brazos y, sin dejar de mirarse a los ojos, entrelazaron sus dedos.

—No estés tan rígido... —susurró ella acercándose a su oído—. Relájate... deja que yo te guie...

Ella no dejaba de balancearse con su cuerpo pegado al suyo.

Lo estaba volviendo loco... y casi sin darse cuenta uso la mano que todavía tenía en su cadera para atraerla más hacia él.

Kohaku jadeó de forma casi imperceptible, quedándose inmóvil solo por un momento, antes de sonreír y volver a balancear su cuerpo... y él, lentamente, poco a poco, empezó a imitarla.

Retrocedieron, avanzaron, giraron alrededor de todo el salón, pegando cada vez más sus rostros, sin dejar de mirarse atentamente, hasta que sus labios se rozaron...

Pero, en ese momento, la canción terminó.

Ambos se quedaron completamente inmóviles.

Sus miradas, antes oscurecidas por el deseo, de repente se llenaron de horror y rápidamente se apartaron del otro como si quemara.

Kohaku se abrazó a sí misma, mientras que Senku siguió caminando hasta llegar a una ventana que rápidamente abrió para que un poco de aire frío lo golpeara en la cara y que con suerte eso le devolviera la maldita cordura.

—¡Bu-bueno, parece que finalmente has podido bailar un buen vals! S-seguro que tu prometida ya estará contenta... —Frotó sus brazos con una sonrisa tensa—. Por fin podrán tener un buen primer baile en su boda...

Senku hizo una mueca, manteniendo sus ojos en el cielo a través de la ventana.

Realmente era irónico... Aceptó casarse con Luna porque creyó que jamás le iba a interesar tener una relación romántica... y ahora aquí estaba, muriéndose de ganas de besar a su profesora de danza que su propia prometida lo obligó a aceptar.

Y quizás no le estaría doliendo tanto si no hubiera visto en sus ojos que ella quería exactamente lo mismo que él.

Y ahora mismo podría regresar con ella, mandar todo al diablo, tomarla en sus brazos y besarla y no dejar de besarla hasta que se le quitaran las ganas, o sea, nunca.

Suspiró y decidió mejor marcharse sin decir ni una sola palabra, con un solo vistazo a los ojos tristes de Kohaku siendo un golpe suficiente para que sintiera ganas de no regresar jamás... porque ahora mismo le estaba doliendo demasiado el pecho por su intenso deseo de no irse nunca.

No asistió a la siguiente clase de Kohaku, ni a la siguiente, y, irónicamente, Luna llegó a reclamarle por eso a su oficina un día después.

—¡Senku! ¿Por qué ya no vas a las clases? ¡Hable con Kohaku y ella dice que solo bailaron dos veces! ¡Eso no me parece suficiente para tener mi primer baile de ensueño!

—Da igual, no voy a volver.

—¡Pero Senkuuuuuuuu! —Hizo pucheros, pero luego pareció pensativa—. Mmm, si no vas a volver, ¿es por qué ya puedes bailar conmigo? —De repente se emocionó—. ¡Oh, muy bien, puedes no volver, pero para eso tienes que empezar a practicar conmigo!

Y fue así como Senku volvió a las practicas con Kohaku.

Ella pareció muy sorprendida, aliviada y nerviosa, todo al mismo tiempo.

—Quedan solo cuatro clases. Creo que es tiempo suficiente para enseñarte un vals para el primer baile de tu boda. Luna me mandó la canción que quiere bailar contigo. —Ella entró en su faceta completamente profesional y comenzó a reproducir la canción.

Senku se mantuvo inmóvil, con las manos en la cintura, mirándola fijamente mientras ella se acercaba a él.

La notó tragar saliva, antes de llevar sus manos a sus hombros con lentitud.

Senku notó sus dedos temblar ligeramente, pero mantuvo su rostro imperturbable.

No movió las manos de su propia cintura, negándose a tomar sus caderas por más que la tenía tan a su alcance.

La canción que Luna quería para el primer baile era lenta, empalagosa y dulzona, una canción clásica remixada, pero con un tono rosa y romántico que lo hizo hacer una mueca de desagrado de solo pensar que tenía que bailar eso con ella.

Se concentró en esa imagen mental para no tener que mirar a la preciosa mujer que se balanceaba pegada a él, intentando convencerlo de bailar, y la amargura fue suficiente para que pudiera resistirse a ella.

Cuando la canción termino, Kohaku se apartó con una mueca descontenta.

—Senku... —Tomó su celular y pausó la canción—. Si no quieres estar aquí, simplemente vete y luego arréglate con tu prometida. —Mantuvo su mirada fija en la pared.

Él hizo una mueca, muy tentado a tomar su oferta.

Pero entendía que, si se iba ahora, probablemente nunca volvería a verla.

¿Quería eso? ¿Quería nunca volver a verla?

Apretó la mandíbula fuertemente.

—Bien... bailemos. —Ella lo miró sorprendida, antes de volver a poner la canción, pero él volvió a hablar:—. Espera, no con esa canción... pon la misma que la última vez... —Ella amplió mucho más los ojos, totalmente tomada por sorpresa, pero pronto tragó saliva y volvió a poner la misma canción con la que casi se besan la última vez.

Él sabía perfectamente lo que estaban haciendo. Ella sabía perfectamente lo que estaban haciendo.

Se pegaron el uno al otro, se tomaron de las manos, se envolvieron con sus brazos, se miraron y no dejaron de mirarse, danzaron alrededor del salón de baile vacío, pero incluso si hubiera estado lleno a reventar de gente no les habría importado, el resto del mundo dejó de existir.

Se olvidaron de todo, se concentraron solo en ellos mismos, y... antes de la canción llegara siquiera a la mitad, sus labios se encontraron, con deseo, con ferocidad, sedientos y necesitados.

Para cuando la canción terminó, los dos estaban en el piso, con sus manos bailando sobre la piel del otro, con sus labios saboreándose al ritmo de su pasión.

La canción se mantuvo sonando en bucle mientras ellos se entregaban el uno al otro allí en el piso del salón, compartiendo besos y caricias que los llevaron a mucho más, a una danza intima y pasional que revolvió por completo sus mundos.

Solo después de recuperar el aliento, a Kohaku se le ocurrió revisar la hora, lo que la hizo sacudir frenéticamente a Senku por los hombros.

—¡Mierda, Senku, mi hermana vendrá a recogerme en cinco minutos! ¡Tienes que irte ahora!

—Pero... —Hizo una mueca, ya que sentía que tenían mucho de que hablar.

Sin embargo, ella tenía razón en que no podían dejar que nadie los encontrara desnudos y sudados en el piso de su lugar de trabajo.

—Ok, hablamos luego...

Cuando fue a su siguiente clase, los dos tenían miradas sombrías.

Ahora que pudieron pensar con la mente fría, se dieron cuenta de que habían hecho algo horrible... y todo durante una clase pagada por la prometida de Senku.

—Senku... esto no está bien... —dijo ella con pesar, recostada contra la pared, con los brazos cruzados bajo su pecho—. No quiero ser esta clase de persona. Abandoné el mundo del espectáculo porque mis compañeros, varios de ellos casados, no dejaban de acosarme para tener algo conmigo, me daba asco su falta de profesionalismo, pero mírame ahora... —Sus ojos realmente se aguaron, cosa que lo hizo sentir aún peor—. Soy peor que ellos...

—Eso no es cierto... —Fue incapaz de sostenerle la mirada—. No me acosaste, nunca te me insinuaste, intentaste ser profesional, fui yo el que le faltó el respeto a mi prometida. Y lo lamento... también lamento haberte puesto en esta posición.

Y sobre todo lamentaba no poder hacer nada para cambiar la situación, porque le había dado su palabra a su padre y al padre de Luna, había prometido que se iba a casar por el bien de sus empresas, contratos millonarios pesaban sobre sus hombros, no podía abandonar todo por un flechazo con su profesora de danza.

—Creo... creo que te enseñaré a bailar la danza necesaria para tu boda hoy y... luego ya... ya no deberíamos vernos más... —Sus ojos estaban atestados de lágrimas, pero ella logró contenerlas.

A Senku no le quedó otra opción más que asentir.

La canción que eligió Luna era romanticona y con algunos tintes alegres, pero Senku la sintió como la canción más trágica del mundo, tal vez porque sentía la cabeza de Kohaku caída lánguidamente en su hombro, y sus lágrimas bañando su camisa durante toda la duración de la canción.

Le alegraba que al menos pudiera tenerla en sus brazos una última vez...

Cuando se separaron, ella ya tenía los ojos secos, pero su rostro seguía repletos de los rastros de sus lágrimas.

Senku quiso acercarse a ella, pero ella le dio la espalda y fue hasta su celular, no para apagarlo, sino para cambiar de canción.

Y entonces ella comenzó a bailar, bailar con los ojos cerrados, ignorándolo completamente, como si esa fuera su manera de desahogarse por toda la amargura que él le trajo.

Se sintió terrible, por lo que decidió simplemente irse.

Ya le hizo suficiente daño... no quería lastimarla más... ni lastimarse más.

Apenas la puerta se cerró, las lágrimas de Kohaku volvieron a escapar, pero ella no dejó de bailar.

Una semana después, Senku se casó.

Fin.

¿O no?

Pues la verdad me gustaría continuarlo... pero depende de ustedes, si es que quieren más owo

En fin, sorpresa! No se esperaban esta conti, verdad? xD

Este fic es un regalo para mi querida Joyci!

En realidad te debía esto desde hace casi un año, lo siento x'P Pero aquí lo tienes!

Ojala q te haya gustado :'D

Tengo otros regalos pendientes... espero entregarlos todos pronto D:

Wow, q raro volver a la colección de la Semana SenHaku 2021 :O y pensar q ahora el 8 de diciembre empieza una tercera semana del 2023 :D Si alguien por aquí quiere participar, solo digame y le paso los detalles OwO

Ojala q a todos les haya gustado, yo aquí me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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