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Tema libre

Angel se quedó mirando en shock al demonio frente a él, sin poder similar completamente lo que le dijo.

— ... ¿Qué?— se escuchó decir a sí mismo aún en shock— ¿Lo estás diciendo en serio?— Alastor soltó un suspiro de molestia.

— Si mi estimado amigo, lo estoy diciendo muy en serio— el arácnido expulsó el aire de sus pulmones mientras apoyaba su espalda en el respaldo de la silla aún no pudiendo asimilar lo que el Demonio de la Radio le estaba pidiendo.

— Cuando me pediste que te hiciera un favor, esperé de todo menos esto— confesó Angel colocando su mano sobre su frente.

Ciertamente cuando Alastor lo detuvo en el pasillo, ya fue lo suficientemente raro que incluso le haya dirigido la palabra a voluntad, y aún más raro fue cuando le pidió a hablar a solas para pedirle un favor, fue aún más extraño. Se estuvo preparando mentalmente para cualquier cosa extraña que le pudiera pedir, incluso que le pidiera ser un tipo de sacrificio en ésas mierdas vudú que hace. Pero nada lo preparó para lo que iba escuchar.

Empezó con una pequeña explicación hablando sobre mierdas vudú que realmente no le interesaron, luego le siguió una explicación sobre la creación de la vida y lo que implicaba de éste. Materializar un cuerpo era fácil, sin embargo hacer que tenga voluntad es otra cosa. Un cuerpo debía tener un alma para funcionar, pero si un sólo individuo le da una parte de alma al cuerpo, éste absorbería al creador en su totalidad. Por lo tanto debían haber dos individuos para que así el cuerpo pueda absorber de ambas almas hasta balancearse y solamente así, se podría crear un ser sin que mueran los creadores... Y Alastor le pidió que él fuera el otro creador para dar la mitad de su alma al cuerpo...

En otras palabras le estaba pidiendo crear un hijo.

— Créeme que tampoco estoy tan feliz de pedirle esto a ti, pero debe ser con alguien con el que pueda estar bajo el mismo techo por veinticuatro horas seguidas y desafortunadamente, sólo hay cinco almas en éste hotel sin contar la mía.

— ¿Y por qué yo?— le preguntó subiendo la mirada para mirar al demonio parado frente a él— ¿No sería Charlie una mejor candidata?

— Charlie jamás aceptaría una propuesta así— buen punto.

Por Vaggie ni siquiera iba a preguntar.

— ¿Husk?— el venado alzó una ceja sin dejar de sonreír aburrido. Claro, el gato cascarrabias se negaría rotundamente— ¿Y Niffty?

— Nunca le pediría algo así en caso de que algo sale mal— Angel bajó la mirada inseguro.

Realmente él era la única opción, le ofendió haber sido seleccionado por descarte, pero si era honesto... Realmente sí le estaba llamando la atención la propuesta.

— ¿Por qué tan de la nada te dan ganas de creerte Dios?— Alastor se encogió de hombros.

— Cuando descendí al infierno, llegué con unos grandes poderes que no llegaba imaginar— dijo mirando sus garras detenidamente— Mis poderes son un agujeros sin fondo dónde aún no he podido encontrar el límite. Y crear vida sería una interesante forma de descubrir mis límites— explicó Alastor ganándose la absoluta atención de Angel— También es porque estoy aburrido— lo último hizo que el aura misteriosa desapareciera, provocando que a Angel se le escapara una risa.

— Bien sonrisas, hay un pequeño problema. Según parece, para que esto funcione debo estar pegado a ti como perra en celo durante todo el día. Pero yo debo ir a trabajar todos los días o Valentino me matará.

— Yo me puedo encargar sobre éso— aseguró el demonio rojizo— Si es sobre dinero, no es ni un inconveniente. Y si no es el caso, te puedo dar protección hasta que concluya el experimento— Angel analizó bien sus opciones y pensando en las ventajas. Ciertamente estar sin Valentino por unos días le pareció atractivo.

— Bien— dijo al fin mientras se incorporaba con energía— ¿Qué debemos hacer?— Alastor sonrió complacido por la respuesta. Sabía que Angel era el más fácil de convencer.

— Debemos estar en un radio de menos de diez metros durante quince días antes de haya luna llena— la araña abrió los ojos sorprendido.

— Quieres decir... ¿Desde ahora?

— Exactamente— Angel soltó un suspiro antes de sonreír decidido.

— Bien Sonrisas ¡Vayamos a crear un homúnculo!— gritó motivado ante la mirada confundido del venado.

Y así comenzaron con su extraño experimento.

.  .  .  .  .

Los primeros días fueron raros para todos. Los del hotel no entendían por qué repentinamente ambos demonios se hicieron tan cercanos y entre ellos dos habían silencios incómodos dónde ambos se mantenían en la misma habitación en silencio ocupándose de sus propios asuntos. Pero lo más difícil era cuando llegaba la noche, pues cómo Alastor no dormía, se mantenía despierto toda la noche a un lado de Angel el cuál le costaba dormir sabiendo que a unos metros de él estaba el Demonio de la Radio.

Fue entonces que Angel fue el primero quien decidió romper el hielo preguntando las dudas que tenía.

— Entonces, si va a tener la mitad de cada uno ¿Significa que también su forma física se parecerá a mí?— preguntó acostado en su cama boca abajo apoyando sus mejillas sobre sus manos mirando fijamente a Alastor quién leía un libro sentado a unos metros de él.

— Lo más probable es que sí— respondió vagamente cambiando de página.

— ¿Qué crees que será? ¿Niño o niña? Espero que sea niña— parloteo sin dejar de sonreír al imaginar éso.

— No es posible que sea mujer. El sujeto va a tener la mitad de cada uno y ambos somos hombres. Por lógica también lo será.

— Lástima. Quería que nuestro hijo sea niña— una interferencia resonó por unos segundos en la habitación mientras Alastor fruncía el ceño mirándolo de reojo.

— No lo digas así. Éso no va a ser nuestro hijo, ni siquiera pasará por la niñez. Si todo sale bien será más o menos de la edad de ambos.

— Aún así será nuestro hijo— dijo Angel soltando una risa— Se va a crear gracias a nosotros. Es nuestro hijo— aquello hizo molestar al demonio rojizo.

— Por última vez, no es nuestro hijo. Sólo será un demonio que será creado artificialmente a nuestra semejanza.

— Que es más o menos cómo se crean los bebés. Es un ser creado por dos individuos que ponen una pequeña parte de ellos para que nazca a la semejanza de ambos— esta vez el venado se quedó callado mirando al contrario por unos segundos antes de volver la mirada a su libro.

— No va a ser nuestra hijo— fue a lo que se limitó a contestar, sacándole una risa al demonio araña quién se sentía victorioso en la discusión.

— Deberíamos pensar en un nombre ¡No podemos estar llamándolo bebé a cada rato!— Alastor soltó un suspiro de cansancio mientras apretaba el puente de su nariz con sus dedos.

— Que no va a ser un bebé— volvió a decir irritado escuchando la risa de Angel.

.-.-.-.-.-.-.

Pasaron los quince días y justamente cuando dieron las doce de la noche, ambos se posicionaron en el balcón de la habitación, uno frente al otro bajo la luz lunar del infierno el cuál era luna llena.

— Y ahora ¿Qué debemos hacer?— preguntó un poco emocionado el arácnido. Alastor chasqueó los dedos y en sus manos aparecieron dos objetos que parecían hojas de árbol. El demonio rojizo le pasó una ante la mirada confundido de Angel.

— Debes ponértelo bajo la lengua— le dijo el demonio rojizo mientras hacía la acción de ponerlo en su boca.

— ¿Qué son?

— No lo quieres saber— aseguró Alastor con la voz más extraña por tener algo bajo la lengua.

Angel hizo no mueca de nerviosismo y sin pensarlo mucho hizo la misma acción de ponerse la hoja bajo la lengua.

— Y ¿Cuánto tiempo debemos tenerla?— preguntó sintiendo un poco de incomodidad.

— Por un mes— el arácnido subió la mirada rápidamente.

— ¡¿Un mes?!

— Exacto, un mes— reafirmó el venado— Debes tenerlo en tu boca hasta la próxima luna llena. No te la puedes sacar, ni cuando comes, ni cuando hables, ni cuando duermas. Si se sale, si la ingieres o lo que sea. Deberemos reiniciar todo, desde los quince días antes de luna llena— Angel se removió incómodo, pues eso se sintió más como una amenaza que cómo una explicación— Y nuestra distancia se reduce a cinco metros.

.  .  .  .  .

Angel sentía los ojos cansados. No podía conciliar el sueño y se limitaba a rodar sobre la cama. Han pasado dos semanas desde la luna llena y no podía conseguir acostumbrarse a tener a Alastor aún lado de su cama haciendo cualquier cosa.

Se dio vuelta sobre sí por décima vez en la noche, esta vez para mirar el venado, el cuál se encontraba sentado en una silla a un lado de él leyendo un libro. Se le quedó mirando un buen rato, recorriendolo con la mirada, siguiendo sus acciones, incluso se le dio con contar las pestañas en sus ojos.

— Ya deberías estar dormido— dijo el Demonio de la Radio sin voltearse a verlo.

— No puedo dormir...— le respondió en un susurro tratando de no romper el cómodo silencio en la habitación. Alastor no respondió y se quedaron en silencio por unos segundos— Si esto llega a funcionar...— la mirada rojiza se despegó del libro para mirar al somnoliento demonio— ¿Qué harás con nuestro hijo?— Alastor frunció el ceño.

— No es nuestro hijo— fue lo primero que dijo antes de reflexionar la pregunta y quedarse pensando— No lo sé, supongo que dejaré que haga lo que quiera.

— Ósea ¿Lo abandonarás?

— No es cómo si no fuera lo suficientemente grande para tomar sus decisiones. Tendrá su propia conciencia y podrá hacer lo que se le antoje.

— ¿Éso le dirás? ¿Qué puede hacer lo que quiera?— Alastor lo miró desconcertado, como si no entendiera a lo que quería llegar.

— ¿A qué te refieres?

— Que lo vas a crear sin un propósito claro— le respondió un poco molesto— Lo primero que preguntará es por qué lo creamos ¿Y lo único que le diremos es que fue por capricho? ¿Y qué si quiere se puede ir a la mierda? Es el infierno. Lo matarán aquí— en los labios del venado se le formó una sonrisa divertida.

— ¿Acaso ya te estás encariñando antes de que exista?

— No es- sólo... Siento pena por él— admitió con un poco de vergüenza.

Alastor lo miró detenidamente por unos segundos. Ciertamente no había pensado en qué haría después de crearlo y éso lo dejó pensando en varias cosas. También pudo darse cuenta de lo sensible que era Angel y su facilidad de empatizar.

— Parece que en la noche te vuelves más tranquilo e incluso llegas a pensar— se ganó una mirada asesina por parte del arácnido, el cuál lo hizo reír— Será mejor que te duermas.

— Quiero, pero no logro relajarme— dijo soltando un suspiro de cansancio.

— Yo puedo arreglarlo— entonces chasqueó los dedos y en la habitación empezó a tocar una suave melodía.

Angel escuchó atentamente la melodía, llegando a la conclusión que si era muy relajante y antes de que se diera cuenta, había caído dormido sobre su almohada.

El demonio mayor observó fijamente al joven respirando con lentitud con los labios entre abiertos completamente rendido ante el sueño y contener una sonrisa se le hizo imposible.

.  .  .  .  .

—Okey, okey ¿Que te parece Mylan?

— No.

— Bueno ¿Y Neo?

— De ninguna manera.

— ¿Keanu?

— Absolutamente y un rotundo no.

Angel subió la mirada de su hoja de notas para mirar molesto al contrario.

— Vamos, pon de tu parte ¡Estás rechazando todos los nombres que digo!

— No es mi culpa que elijas unos nombres tan espantosos— dijo desde el suelo preparando los ingredientes que usarían ésa noche de luna llena.

— Bien ¿Qué nombre le pondrías tú?— preguntó molesto a lo que el venado se encogió de hombros.

— Algo como Leonard— Angel hizo una mueca de disgusto.

— Es un nombre muy aburrido.

— Da igual, él podrá elegir su propio nombre si quiere— dijo restándole peso a la situación.

El de ojos heterocromáticos lo miró fijamente, antes de acercarse y acostarse a un lado de Alastor.

— ¿Cuál será su esperanza de vida? ¿Será un demonio inmortal como nosotros o un demonio cómo Charlie?— el venado lo miró de reojo. Otra cosa más que no había pensado.

— No sabría decirlo. Puede que sea inmortal como nosotros ya que estará hecho de almas de pecadores o puede que sea como Charlie, ya que habrá nacido en el infierno. Tal vez sea una combinación de ambos. Un demonio nacido en el infierno con un promedio de vida más larga que la normal.

— Interesante— dijo Angel mirando las cosas que tenía el demonio mayor antes de pasar la mirada en él y sonreír— ¿Crees que vaya a tener tus orejas? Sería realmente adorable.

— No podría responderte, aunque se vaya a parecer a nosotros, será completamente al azar— se mantuvieron en silencio por varios segundos, dónde Angel lo miraba fijamente mientras Alastor trataba de ignorarlo.

— ¿Puedo tocar tus orejas?— preguntó inesperadamente ganándose una mirada escéptica de Alastor.

— ¿Qué?— se escuchó decir— Claro que no.

— ¡Vamos!— rogó el arácnido acercándose más— Si quieres te puedo dejar tocar mi pecho.

— No es algo que quiera tocar, gracias— respondió con disgusto alejándose un poco de él.

— Por favor— fue entonces que Angel hizo una expresión súper rara antes los ojos de Alastor. La forma en que lo miraba, sus ojos parecían más grandes y brillantes, podía comparar su mirada a la de una criatura inocente o la expresión calmada cuando dormía.

Se quedó unos segundos mirándolo antes de desviar la mirada.

— Está bien— respondió de mala gana escuchando el festejo del arácnido.

Angel se acercó más y se posicionó emocionado frente a él, se sacó los guantes y sin más preámbulos, tocó las suaves orejas del venado el cuál se puso rígido ante el toque.

— Son tan peludos y suaves— murmuró la araña sin dejar de sonreír.

Alastor quería que parara, su toque ardía en su piel, su corazón sentía que iba tan rápido que estaba seguro que le daría un ataque cardíaco. La última vez que su corazón latió así de fuerte fue el día en que murió. Claramente no era la misma situación, no estaba siendo perseguido por el bosque sintiendo cómo estaba al borde de la muerte. Estaba en una habitación fuera de peligro con sólo Angel tocándolo. No había razón para que sus latidos estuvieran así, y lo incomodaba.

— Ya es media noche, será mejor que empecemos— dijo separándose y acercándose a las cosas para ponerlas en el balcón, a la vez zafándose de la situación.

— Ah, claro— Angel lo siguió de cerca hasta salir al exterior enfrentándose al frío de la noche.

Ambos se posicionaron frente al otro. Alastor hizo flotar un frasco de cristal en medio de ambos, siendo iluminado por la luz lunar.

— Saca la hoja y colócalo dentro del frasco— sin quejas, el demonio de estatura alta sacó la hoja llena de saliva y la puse en frasco. Acción que también imitó el de cabello rojo— Pon uno de tus cabellos— dijo sacándose un cabello de su cabeza a lo que Angel hizo lo mismo. Luego hizo aparecer otro frasco más pequeño que traía un transparente líquido que vertió adentro del más grande— Agua de rocío que no a sido tocado por la luz solar— hizo aparecer otro objeto que puso en el frasco— Una crisálida de uno polilla demoníaca con cabeza de muerte— cerró el frasco y chasqueó los dedos para que así desapareciera todo— Debe ser puesto en un lugar oscuro y tranquilo dónde nadie lo puede tocar hasta que haya una tormenta dónde haya relámpagos— explicó ante la mirada atenta de Angel.

— Y... ¿Qué hacemos mientras tanto?— el venado lo miró fijamente por unos segundos antes se ofrecer su mano. El demonio araña lo miró confundido por unos instantes antes de poner una de sus manos sobre la suya. Alastor lo sostuvo con delicadeza y acercó la mano hasta su propio pecho hasta que sea tocado. Luego él hizo lo mismo poniendo su mano sobre el pecho de Angel. No pasó desapercibido el hecho de que definitivamente ése lugar era muy suave.

— Repite después de mí. Secundi rythmós ikinci yiba.

— Secundi rythmós ikinci yiba— repitió sin vacilar sintiendo los latidos de Alastor golpeando contra sus dedos. Luego sonrió travieso— Por éso no te daba curiosidad ¿Cierto? Porque sabías que después la ibas a tocar de todos modos.

— Tendremos que hacer esto en la mañana y en la noche todos los días hasta una tormenta— fue lo último que dijo antes de darse la vuelta e ingresar nuevamente.

— ¡Hey! ¡Espera!— le gritó con rapidez el arácnido ingresando a la habitación.

.  .  .  .  .

—Podría ser Carlo.

— No.

— ¿Y Enzo?

— No.

— Bien, podría-.

— No— esta vez Angel subió la mirada y lo miró molesto.

— Ni siquiera me dejaste terminar.

— Da igual, sé que será un horrible nombre— el arácnido soltó un bufido molesto.

— ¡Si pondrías de tu parte esto sería más fácil! ¡Ni siquiera me das ideas!

— Las que te he dicho los has rechazado.

— ¡Pero son nombres muy corrientes! No suenan atractivos— Alastor se encogió aburrido.

— Ya te dije que no es necesario hacer esto. Él podrá elegir su propio nombre.

— Lo sé pero... Al menos quiero que piense que le dimos importancia a ése detalle. El nombrar a un bebé es lo más importante, porque es el primer gesto de cariño que se les da... Al menos quiero hacer éso— admitió Angel apoyando su mejilla y cerrando los ojos.

Alastor le dirigió la mirada al arácnido. Aún cuando ya pasaron más de dos meses conviviendo juntos, aún se sorprendía cuando Angel decía cosas tan profundas como ésas. De verdad no es el demonio que él creía.

Fue entonces que lo vio soltar un bostezo que lo hizo fijarse en lo cansado que se veía, parecía estar al borde del colapso con sus ojos medios cerrados y las ojeras que se marcaban poco a poco.

— Son las tres de la mañana, deberías dormir— Angel chasqueó la lengua.

— No puedo dormir bien ¡Me pone ansioso que te quedes a los pies de la cama mirándome!— el venado se sonrojó notablemente, avergonzado de ser descubierto.

— Yo no-.

— Me sentiría más tranquilo que te quedes acostado a mi lado a verte paseándote por la habitación...— Angel se le quedó mirando fijamente por unos instantes— ¿Por qué no te acuestas a mí lado a descansar? Debe ser cansador no acostarse por más de dos meses.

El demonio rojizo abrió los ojos sorprendido, inevitablemente imaginó la situación. Él acostado a un lado de Angel en la misma cama. Por alguna razón éso lo alborotó y era un escenario que no debía pasar.

— No.

— Vamos, por favor— le rogó el arácnido haciendo su expresión de súplica que tanto desconcertaba a Alastor— Quiero dormir tranquilo por esta noche— le rogó acercándose más hacia él, arrastrándose sobre la cama hacia él. En su mirada no había nada de doble sentido, pero a la vista del demonio, la forma en cómo gateaba hacia él era demasiado provocativa— Por favor— le pidió casi en un susurro mirándolo con súplica.

Alastor pasó su mano por su rostro, tratando de olvidar el rostro del contrario para no sucumbir. Pero ya era demasiado tarde, los ojos del arácnido quedaron plasmados en su mente.

— ... Bien— terminó rindiéndose a lo que Angel festejó con un chillido.

No tardaron mucho en acomodarse, Angel se cubrió con las sábanas y Alastor sobre ellas dándole las espalda. La cama era de una plaza pero ambos cabían perfectamente, las luces estaban apagadas y resonaba la canción que siempre ponía Alastor para relajar a Angel.

Unos segundos hundidos en un incómodo silencio les siguió.

— ¿Al?— susurró con suavidad el arácnido, cómo si temiera que Alastor se hubiera quedado dormido aún cuando sabía que él nunca dormía— Tú crees que... Cuando esto termine... ¿Podamos seguir siendo amigos?

El demonio rojizo frunció el ceño desconcertado, giró el rostro para mirar a Angel y al hacerlo, se encontró con que el rostro de la araña estaba a sólo centímetros del suyo, por lo que rápidamente volvió la cabeza con el corazón a mil y el rostro ardiendo.

— ¿Somos amigos?— preguntó desabrochandose el primer botón de su camisa para poder respirar mejor.

— Bueno— vaciló levemente Angel por la pregunta— Y-yo lo siento así, pe-pero si tú no-.

— Creo...— interrumpió Alastor nervioso por lo que iba a decir— Creo que te aprecio...

Le siguió un corto silencio, dónde el venado casi podía ver el rostro sorprendido de la araña. Sentía que estaba al borde del colapso, de verdad, no era bueno para ésa clase de situaciones.

— Yo también te tengo mucho aprecio— nuevamente sus latidos se alborotaron, sintió su rostro encenderse y de verdad tenía ganas de desaparecer de la habitación para ya no sentir la presencia de Angel tan cerca suyo, casi podía sentir su calor corporal y la forma en la que lo dijo, fue cómo si lo dijera mientras sonreía— Y me agradarás más si me ayudas a elegir un nombre— siente que el aura que había desaparece de golpe— ¿Qué te parece Vico?— Alastor cerró los ojos mientras sonreía. Rendido ante Angel.

— No.

— ¿Vaden?

— No.

— ¿Zafir?— esta vez el venado se queda callado, reflexionando sobre el nombre.

— Ése me gusta— Angel se quedó callado por unos instantes antes de incorporarse un poco para ver a Alastor anonadado.

— ¿En serio?— el de ojos rubi lo miró y no pudo evitar sonreír divertido ante la sorpresa del arácnido.

— En serio— Angel hizo la sonrisa más grande que a hecho, se veía demasiado feliz.

— ¡Entonces con ése se quedará— dijo feliz mientras volvía a acostarse, pero Alastor se tensó cuando lo sintió más pegado a él— Ahora me agradas más— susurró antes de sucumbir ante el sueño.

Con el pasó de los minutos, Alastor se quedó escuchando la respiración de Angel que se iba volviendo más y más lenta hasta que supo que se quedó dormido, aún pegado a él.

Lentamente volteó su cabeza sobre su hombro para verificar si estaba completamente dormido y al hacerlo, se dio la vuelta para mirarlo de frente. No sabía que le estaba pasando, se sentía como una enfermedad, una extraña enfermedad que reaccionaba cuando Angel lo tocaba o hablaba. No sabía por qué quería verlo todo el tiempo, no sabía por qué de la nada había notado que era un demonio atractivo, o por qué su voz se escuchaba como la más bella sinfonía, o por qué su piel se erizaba ante su contacto.

Le incomodaba la forma en que sus latidos se volvieran tan rápido ante cada pequeño gesto que hacía, del hecho que no podía sostenerle la mirada, el hecho de que quería huir de él pero al mismo tiempo querer permanecer a su lado o que sus manos desearan tocarlo tanto.

Fue entonces que se percató que había dirigido una de sus manos hacia la mejilla del  arácnido y solamente se percató en el momento en que lo tocó.

Era muy suave, su pelaje era similar al terciopelo, complacía al tacto y sus mejillas eran tan suaves. Pensó pasando su pulgar sobre la mejilla hasta que la apartó como si tratara de fuego.

Su confusión se volvió aún más grande, de verdad quería que alguien le dijera lo que le pasaba, quería una cura a su enfermedad. Porque no quería sentirla. Era incómodo, dolía y no se sentía él mismo.

Esperaba que la próxima tormenta estuviera cerca.

.  .  .  .  .

Lo que se pensó que sería cosa de una noche, terminó siendo algo normal. Todas las noches Alastor empezó a acostarse a un lado de Angel para que éste pudiera descansar en paz. Ahora la araña se veía más fresco sin ojeras.

A comparación del Demonio de la Radio que cada vez se veía más agotado, ni siquiera sabía por qué, pero estaba seguro que era por ésa boba enfermedad que le quitaba el hambre y la estabilidad mental. A éste punto ya estaba frustrado e irritado, lo único que quería es que se fuera de una buena vez. Ya no quería estar con Angel, no quería verlo, ni tocarlo. Le echó la culpa de toda su desdicha, era todo la culpa de ése irritable demonio. Quería evitarlo y que ya no lo tocara.

Cosa que era imposible pues por el bobo experimento debían tocarse y estar constantemente al lado del otro.

Ahora mismo se encontraban frente a frente con una mano sobre el pecho del otro, cumpliendo la sexta semana después de empezar con ése ritual.

— Secundi rythmós ikinci yiba.

— Secundi rythmós ikinci yiba— repitió el arácnido y en cuanto lo dijo, Alastor pudo sentir brevemente un segundo latido en su pecho.

Al arácnido le tuvo que pasar igual pues jadeo sorprendido y acercó sus manos a su pecho, impresionado por lo que había sentido.

— Éso fue-...

— Un segundo latido— terminó la frase— Está funcionando— Angel acercó sus cuatro manos sobre su pecho anonadado, cómo si no lo creyera.

Entonces sonrió levemente y para sorpresa de Alastor, de sus ojos se deslizó una lágrima.

— ¿Qué-?

— Lo siento— lo interrumpió el arácnido secándose la lágrima— No sé por qué me sentí tan feliz de sentirlo— explicó sin dejar de sonreír— De verdad pude sentirlo... Creo que estoy más emocionado de conocer a nuestro bebé de lo que esperaba.

Alastor se quedó estático y sus latidos se acercaron por lo dicho, al igual que se sintió súper extraño aquella situación. Por alguna razón también se sintió emocionado y conmovido, sobretodo por ver a Angel aún derramando lágrimas por lo ocurrido.

Sin pensarlo, acercó su mano al rostro del demonio y limpió una de sus lágrimas que recorría su mejilla. Angel abrió los ojos y alzó la mirada sorprendido por el gentil toque. Ambos se quedaron mirando fijamente, con el corazón en la garganta y perdiéndose en la mirada del contrario.

Hasta que Alastor despertó y retrocedió rápidamente asustado.

— Voy al baño— fue la única escusa que dio antes de darse la vuelta, no pudiendo ver el momento en que Angel cubrió su boca con su mano para evitar una sonrisa sintiendo el rubor en su rostro.

.  .  .  .  .

El segundo latido estuvo presente el resto de días, sin falta y cada vez se sentía más fuerte y palpable, casi podían prácticamente sentir al demonio que estaban creando.

Hasta que por fin hubo una tormenta. Ambos estaban en el balcón observando las oscuras nubes amontonadas sobre el hotel.

— ¿Crees qué-?

— Estoy seguro— respondió ya sabiendo lo que preguntaría— Éste será el día.

Ambos vieron a quedarse en silencio antes de que Angel se llenara de valor.

— ¿Al?— el nombrado giró su rostro para verlo encontrándose con el rostro avergonzado de Angel— Bueno, verás. Estoy feliz de que me hayas elegido a mí— admitió antes de mirarlo con cierta timidez— Me alegra haberte conocido mejor y... De haber compartido éste tiempo contigo— finalizó con una sonrisa.

Alastor desvió la mirada molesto. Molesto de la linda expresión de Angel, molesto con sus estúpidos latidos y molesto por sentirse feliz.

— Igualmente— atinó a decir no queriendo hablar más.

En éso una luz iluminó el cielo seguido de un fuerte sonido que resonó en todo el infierno, provocando que ambos miraran al cielo observando los rayos que caían.

— Es el momento— dijo Alastor dándose vuelta seguido de Angel para ingresar a la habitación.

Chasqueó los dedos y un círculo de fuego apareció en el suelo mientras se apagaban todas las luces. El Demonio de la Radio puso sus ojos en un rojo total hacían aparecer el frasco dónde habían puesto sus genes, que ahora era de un color rojo sangre.

— Será mejor que te acerques más a mí. Esto podría salí o muy bien o muy mal.

— ¿Qué tan mal?— preguntó Angel acercándose más al demonio de rojo.

— Podría crear una gran explosión que haría desaparecer toda la habitación— explicó a lo que la araña tembló.

— Sólo espero que todo salga bien para Zafir— pidió nervioso cruzándose de hombros nerviosos.

— También lo espero— respondió Alastor haciendo resonar su estática para empezar a desenvolver sus poderes.

— Te encargo a nuestro bebé sonrisas— dijo Angel divertido, haciendo que Alastor se vuelva a exaltar por ésa palabra.

Sin embargo lo ignoró e intentó vaciar su mente haciendo aparecer símbolos por todas partes. Elevó sus manos los cuales despidieron una poderosa luz verdosa y en un segundo una potente ráfaga de viento los azotó a ambos. El suelo empezó a temblar y en las paredes de la habitación aparecieron sombras que pasaban volando por toda la habitación.

El venado visualizó una silueta, una silueta a la cual empezó a materializarse unas huesos, seguido de órganos que fueron cubiertos por masa muscular. Con una mano elevó el líquido rojizo que al mínimo contacto con el aire, se transformó en una espesa nube que envolvió rápidamente al cuerpo provocando que ya no esté a la vista. A éste punto el temblor bajo sus pies se hizo más constante y el viento más violento. Para Alastor era normal. Aún por la potente ventisca, podía fácilmente mantener sus pies en su lugar.

Cosa completamente diferente a Angel quién sentía que en cualquier momento sería arrastrado por el viento y en un intento desesperado por mantenerse en su lugar, se sostuvo de Alastor, quién al sentir su toque, se sobresaltó y ocurrió un pequeño destello de luz que los segó brevemente.

La corriente de aire, el temblor, el sonido de estática y las sombras se detuvieron inmediatamente, dejando en su lugar una gruesa capa de polvo que los hizo toser.

Ambos miraron hacia el frente, tratando de divisar algo entre el humo que poco a poco. Hasta que solamente quedó el humo rojizo que mantenía una silueta, el cuál poco a poco se empezó a achicar más y más hasta llegar al suelo dónde se encontraba un demonio bebé de entre cuatro a siete meses que se encontraba sentado en el suelo al rededor de un circulo de fuego.

Ambos demonios se quedaron viendo en shock a la pequeña figura que traía una blancas orejas de ciervo, unos grandes ojos rojizos, seis puntos fucsia bajo estos y cuatro paredes de brazos. En éso el pequeño subió la mirada y se les quedó mirando tan fijo ellos lo hacían.

— Creo...— dijo Alastor quién fue el primero en reaccionar— Que cometí un pequeño error— y en cuanto lo dijo, Angel soltó una sonora carcajadas.

— ¡JAJAJAJA! ¡NO JODAS ALASTOR!— gritó entre divertido y nervioso, pues no creía que en serio Alastor hiciera a un bebé.

— No te rías, esto es serio. No es así cómo debía ser— le pidió el venado tratando de pensar qué hizo mal.

Sin embargo el pequeño volvió a tener la atención de ambos cuando soltó un estornudo.

— Oh— en éso Angel se dio cuenta que el bebé estaba completamente desnudo y si seguía así por más tiempo en el suelo, se enfermaría. Tomó rápidamente una manta que tenía sobre la cama y se agachó hacia el bebé— Ven aquí pequeño— le susurró envolviendolo con la tela para después sostenerlo con cuidado entre sus brazos— Éso, mejor ¿Cierto?— volvió a hablarle al pequeño el cuál al sentir la suave pelusa, se aferró a él y hundió su rostro— Oh por satán ¡Mira Al! ¡Es hermoso!— volteó emocionado la araña hacia el venado.

Sin embargo Alastor no le estaba prestando la mínima atención, lo único que hacía era darse vueltas en la habitación al borde del pánico.

— No lo entiendo, hicimos todo bien, todo estaba saliendo bien. Debería ser un demonio adulto, no un bebé— habló en voz alta perdido en sus pensamientos.

Angel lo miró confundido, cómo si no entendiera qué es lo que le preocupaba tanto.

— ¿Qué importa que sea un bebé? Ya lograste lo que querías, pudiste crear vida— el demonio mayor se detuvo y lo miró fijamente, luego bajó la mirada para ver el bulto entre los brazos de Angel para después volver a mirarlo.

— ¿Te das cuenta lo que significa tener esa vida en tus manos? Él no va a desaparecer, ahora es una criatura con vida propia con carne y hueso en medio del infierno. Nosotros no teníamos esto planeado, esto no tuvo que haber pasado. ¿Entiendes que ahora estaremos encadenados obligatoriamente a él? ¿Acaso estás preparado para cargar con ésa responsabilidad?

Esta vez Angel se quedó callado, reflexionando lo dicho por el mayor. Dándose cuenta de que ya no podría volver a su vida de actor porno, no cuando sabía que Zafir necesaria de él. No habían planeado absolutamente nada que éso pasaría, el bebé en sus manos no tenía ropa, ni comida y tenerlo ahí significaba un gran gasto que no podría pagar al menos que dejara de gastar dinero en drogas y armas. Después de reflexionarlo, llegó a la conclusión.

— No— admitió en voz alta— No estoy preparado— dijo bajando la mirada al bebé.

En éso el menor se percató de su mirada por alguna razón que desconocía, soltó una suave risa que le estrujó el corazón y lo hizo sonreír con ternura.

— Pero estoy listo para enfrentarlo— admitió Angel volviendo a ver con decisión al contrario el cual se quedó sorprendido por su determinación.

Algo cálido apareció en el interior de Alastor y sintió admiración hacia el arácnido. Tampoco podía ignorar que sintió ternura al ver lo enamorado que estaba Angel de la criatura en sus manos.

Solamente despertó cuando el de ojos heterocromáticos se acercó a la puerta y la abrió con el niño en brazos.

— ¿A dónde vas?

— ¿Qué crees? ¡A presentar al nuevo integrante de la familia!— respondió con una gran sonrisa antes de internarse al pasillo.

Ante eso, Alastor entró en pánico y trató de seguir a la araña. Ninguno del hotel sabían lo habían estando haciendo ellos dos por ésos cuatro meses y soltarles así la información sería demasiado para ellos.

— ¡Angel!— lo llamó tratando de alcanzarlo, sin embargo el arácnido tenía las piernas más largas que él, por lo que sus zancadas eran más rápidas y había una gran distancia entre ambos.

Angel se dirigió emocionado al vestíbulo y al llegar, para su suerte todos estaban ahí haciendo distintas cosas.

— ¡Hey chicos!— los llamó ganándose la total atención— ¡Miren el pequeño error que hicimos Alastor y yo!— dijo mostrando al bebé quien se mantenía con los bien abiertos.

— ¡NO LO DIGAS ASÍ!— le gritó Alastor tras él molesto de no haberlo detenido a tiempo.

En la habitación se formó un silencio sepulcral el cuál todos miraban en shock al bebé que se encontraba en brazos de Angel, el cuál era una mezcla exacta de ambos demonios. No podían encontrar una explicación a lo que veían.

— No— dijo Vaggie quien fue la primera en reaccionar— Definitivamente no estoy preparada para esto.

— ¡¿QUEEE?!— gritó Charlie sin poder creérselo. Pues aunque Angel y Alastor fueran algún tipo extraño de pecadores que podían concebir, no podrían hacerlo... Por razones lógicas.

— No pensé que bebí tanto— se dijo Husk mirando su botella revisando el nivel de alcohol.

Niffty se acercó rápidamente a los pies de Angel y empezó a saltar para ver más de cerca al bebé.

— ¿Es real? ¿Es real?— preguntó a lo que Angel se agachó a su altura con una sonrisa para que la más baja lo pudiera ver.

— Sí, es real— Niffty tocó una mejilla del bebé y sonrió emocionada.

— ¡Es super calentito!— volteó su rostro hacia el venado que parecía estar muerto de la vergüenza— ¡Felicidades Al!

— No, no es-. — trató de explicar pero fue interrumpido por Charlie quien se acercó junto a su novia para ver al bebé de más cerca.

— ¿Co-como es que pasó? Esto no tiene antecedentes— preguntó confundida pasando su mano por una de las orejas del bebé, la cual se movió por el toque.

— Oh, bueno princesa. Cuando mami y papi se quieren mucho-.

— Angel— le advirtió Alastor con la mirada antes de soltar un suspiro— Verán, lo que pasó...— y así el demonio rojizo les explicó cómo y el por qué pasó lo que pasó mientras ellas jugaban con el pequeño.

Después de la explicación, todos entendieron y por fin pudieron encontrar paz en sus mentes.

— Increíble— dijo Charlie quién ahora sostenía al bebé entre sus brazos— Es increíble lo que eres capaz de hacer Alastor.

— Y bastante peligroso— añadió la tuerta mientras su dedo era agarrado por la pequeña mano del pequeño demonio— No planeas hacer una especie de ejército ¿Cierto?

— Lamentablemente esto es algo que solamente se puede hacer una vez. Si lo intento más veces me voy a debilitar tanto que ya no podré ni siquiera usar mis poderes— explicó con paciencia viendo cómo Niffty llegaba rápidamente con un biberón.

— Entiendo— dijo Charlie pasándolo con cuidado el bebé a para que él pueda darle el biberón— ¿Y tiene nombre?

Angel acercó el bebé a su pecho para que éste estuviera más cómodo en su pelusa para después darle el biberón el cual empezó a tomar con rapidez. Una sonrisa se le escapó de sus labios mientras corría un cabello del rostro del menor.

— Su nombre es Zafir— respondió sin despegar los ojos del bebé.

El poderoso demonio miró fijamente la escena, guardandola en un lugar profundo de su memoria para nunca poder olvidarlo.

.  .  .  .  .

Pasó un mes. Ya nada era normal.

Angel le había dado toda su atención al bebé, su única preocupación en el día era el bienestar del pequeño. Las chicas lo ayudaban todo el tiempo consiguiéndole comida y ropa de bebé.

Era una gran sorpresa, de verdad no creyó ver a Angel tan centrado cómo ahora. Se veía más maduro, parecía otro demonio pero al mismo tiempo parecía el mismo. Y éso por alguna razón le pareció atractivo.

En cambio él. Por fin pudo hacer lo quería hace tiempo, alejarse de Angel y tener su propio espacio, aún así no estaba ni cerca de sentirse mejor. Mientras más tiempo más tiempo pasaba sin ver a la araña, más quería verlo, parecía tener una extraña obsesión hacia el dónde sólo quería verlo aunque sea una vez al día.

Se empezó a cuestionar varias cosas. Si no hubiera propuesto ésa idea ¿Estaría mejor? Haría cualquier cosa para volver en el tiempo y evitar todo éso, evitar ésos sentimientos y la necesidad que sentía de ver a Angel.

Ésa y más preguntas invadían sus mentes de todas las probabilidades que había para evitar eso, para ya no estar en esa sofocante situación.

Luego de un tiempo sus pensamientos pasaron a unos más nefastos. Se sentía mal de sentir todo aquello, aquello que tenía él no tenía cura y sentía que ya no había vuelta atrás. Esos sentimientos lo perseguirían por siempre, tenía una idea de lo que le pasaba, pero su verdadera preocupación es que Angel no estaba remotamente preocupado por él.

Él le pidió seguir siendo amigos, pero ya no lo buscaba, ni preguntaba por él o si quiera pensaba en él. En su mente sólo estaba Zafir y lo hacía pensar que realmente todos esos meses de convivencia, no significaron nada para el arácnido en comparación de él que lo dejó en un desastre.

Ahora se encontraba caminando por el pasillo desganado dirigiéndose a la habitación de Angel, tenía la necesidad de verlo. Trató de controlar esa necesidad pero no lo pudo evitar. Estaba completamente perdido.

La puerta ya se encontraba abierta, por lo que Alastor se asomó por la puerta y al ver adentro, una sonrisa se le formó al ver ésa escena.

La habitación de Angel ahora estaba llena de objetos de bebés. Había una cuna a un lado de la cama, juguetes tirados en el suelo y una pequeña pila de ropa ordenada sobre la cama que era pura ropa de bebé. Angel se encontraba bailando con Zafir en sus brazos mientras se escuchaba una suave música de fondo.

Una risa aniñado resonó seguida de la Angel.

— ¿Te gusta mio piccolo diavolo? Tienes suerte de que tu papi sea un bailarín experto— le dijo danzando de un extremo a otro por la habitación.

Alastor sonrió sin poder evitarlo y es que ¿Quién no amaría ésa vista?

Fue entonces que le dio un pequeño ataque cuando en una de las vueltas de Angel, se detuvo al mirar al demonio en el marco de la puerta. Se le quedó mirando sorprendido, como si fuera algún tipo de fantasma.

— Alastor...— lo llamó y el nombrado sintió una pequeña satisfacción cuando escuchó su nombre salir de los labios ajenos— Que sorpresa— sonrió levemente la araña— ¿No quieres pasar?

El venado se lo pensó en serio, estaba procesando los pros y los contra, hasta que sin decir ni una palabra entró y cerró la puerta tras él.

— Si quieres te puedes sentar— le indicó una silla a lo que él sin decir palabra le hizo caso.

Angel movió algunas cosas de la cama y sentó para quedar frente a Alastor. Ambos se quedaron mirando fijamente en un incómodo silencio. Ninguno estaba seguro lo que iba a decir.

— Umm ¿Qué te trae por aquí?— preguntó con una sonrisa forzada tratando de buscar una conversación.

El demonio rojizo se quedó unos instantes callado antes de responder.

— No lo sé— pero si lo sabía, quería verlo de nuevo, más no era algo que podía decir a la ligera.

Angel apretó los labios incómodo, no sabiendo qué más decir pero justamente Zafir se removió mientras hacía unos sonidos que hizo al arácnido poner una su atención en el mientras lo mecía.

— ¿Cómo está él?— se aventuró a preguntar también observando al pequeño.

— ¿Zafir? Es un diablillo imperativo— dijo sin poder evitar sonreír— Usualmente es más hiperactivo en la noche. Cómo cierto demonio que conozco— sonrió de forma burlona a lo que el contrario sonrió divertido.

— Entonces debe ser un buen chico— Angel sonrió tranquilo y lo miró por unos instantes antes de bajar la mirada al bebé para después volver a subirla.

— ¿Lo quieres cargar?— la preguntó lo desconcertó y se sintió nervioso ante esa idea.

— Yo-.

— Vamos, no pasa nada— le fijo mientras se incorporaba y se acercaba a él con bebé en brazos— Extiende los brazos— Alastor le hizo caso aún estando inseguro de cargarlo— Cuidado con su cabeza, si lo dejas caer te vuelo los sesos— amenazó poniéndolo entre sus brazos.

Alastor miró al pequeño nervioso. No era la primera vez que cargaba a un bebé, pero si la primera vez que de verdad no quería lastimarlo.

El bebé lo miró cómo si su rostro fuera lo más interesante del mundo mientras él se encargaba de ver sus rasgos. A su vista los que más resaltaban eran los rasgos de Angel en él y éso era lo suficientemente como para pensar que era el bebé más hermoso que ha visto.

— Le está saliendo un diente— le informó Angel quién se había puesto a su lado— Éso significa que está creciendo. ¿Significa qué-?

— Es un demonio como Charlie— terminó observándolo fijamente— Crecerá y se transformará en un gran demonio— Angel desvió la mirada hacia el pelirrojo y se le hizo inevitable sonreír.

— Si es cómo tú, entonces estoy seguro de que es así— fue entonces que Alastor giró su rostro y sus rostros quedaron demasiado cerca— ¿Por qué no viniste antes?— le preguntó en un susurro a Angel como si de verdad estuviera dolido.

El poderoso demonio no podía apartar la mirada ni tampoco podía mentir ante ésos ojos.

— Quería evitarte— esa respuesta pareció herir de gravedad a Angel que hizo una expresión de dolor.

— ¿Por qué? Si hice algo que te ofendió yo-.

— No, no eres tú el problema, soy yo— admitió ante la mirada sorprendida de Angel— Algo pasa cuando te miro y te tengo tan cerca, no me siento yo, me siento débil, débil ante ti. Y no lo entiendo, no entiendo por qué siempre te ves tan hermoso, no entiendo por qué mi corazón late así de fuerte cuando te tengo tan cerca o por qué cuando me tocas mi piel arde tanto. He estado buscándole respuesta a todo esto y sigo sin entenderlo ¿Por qué se siente mal? ¿Por qué se siente bien? ¿Por qué me siento vacío cuando no estás conmigo y me siento tan feliz al tenerte tan cerca? ¿Qué es lo que me hace buscarte? ¿Qué es lo que me hace huir? ¿Estoy enfermo? Se siente así, cómo si tuviera una especie de enfermedad terminar porque al tenerte tan cerca de verdad se siente como el fin. ¿Qué es lo que tengo? ¿Por qué apareció tan de la nada? ¿Por qué no se va? ¿Qué-?— fue interrumpido por los labios de Angel que impactaron contra los de Alastor.

Los colores se le subieron al rostro al venado el cuál se quedó estático hasta el beso tan pasional que le estaba dando Angel. Sin embargo no se sentía desagradable, más bien se sentía como lo que estuvo esperando desde hace bastante tiempo.

Ambos se separaron con la respiración agitada y con el corazón hecho un puño. Uno miraba sorprendido al otro mientras éste sonreía avergonzado.

— ¿Contesté tus preguntas?— y de hecho así fue. Todo para Alastor obtuvo sentido, todo se veía más claro.

— Si...— murmuró en voz baja volviendo la vista a los labios ajenos, los cuales cómo si se entendieran a la perfección, volvieron a unirse esta vez con más intensidad.

Entre medio del beso ni siquiera notaron cómo el pequeño que era una copia exacta de ambos los miraba con curiosidad sin entender lo que hacían.

.-.-.-.-.-.-.

Mierda ahora sí que me pasé de la fecha 😅 lo siento, pero deben ser flexibles, le puse demasiado amor a éste cap que de hecho tiene más material de convertirse en fic que otra cosa.

Para los que tengan curiosidad ¡Más de 7600 palabras marico! ¡Esto es un récord para mí!

IMPORTANTE: vayan al primer capítulo para votar la portada que más les gusta y así tal vez el que más les interesa salga antes. Y para los que ya votaron... Les sugiero que vayan a darse una vuelta, puede que se encuentren con una sorpresa... Tal vez más de una...

Éso, nos vemos. Bye 💋

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