Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ღ Día 1: Sol y Luna / Música

25/08/2024

﹌﹌﹌

Narradora Pov

«La fuente de energía mágica», pensó con el libro a centímetros de su rostro.

Su clase de Astronomía Mágica había llegado a su final hace un par de horas, sin embargo, como la mujer responsable que era, deseó abarcar el tema a más profundidad con la intención de prepararse mejor para la siguiente clase que incluía un estricto y elaborado examen.

La profesora Chariot o, Ursula, como le gustaba que la llamaran, explicó las diferencias astronómicas entre la ciencia y la vida mágica, destacando, por supuesto, los conocimientos descubiertos desde los siglos pasados y los usos más importantes y utilizados en aquellas épocas.

Era impresionante. Le resultaba totalmente fascinante, aun pese a que, era un tema que conocía a la perfección.

Ser la futura y ahora actual representante de la casa Cavendish, la había guiado a horas de estudios severos y noches de sueño. Y recuperar su magia y superar la muerte de su madre bajo miradas juzgadoras y llenas de burla e hipocresía, había sido un total desafío.

No obstante, allí se encontraba, sentada, con una bata de baño de tonalidad celeste cerca del ventanal que le daba la vista a las estrellas.

Era muy importante que estuviera en aquel sitio; era mucho más importante que repasara los detalles ya aprendidos para asegurar una calificación perfecta. Siempre perfecta; como debía de ser.

«La energía del sol es la principal fuente de vida para la existencia en la tierra, sin embargo, en el mundo mágico el sol es visto como un origen de energía inagotable. Una potencia que purifica, sana y fortalece los hechizos y los rituales. Al contrario, la luna es considerada como una guía mágica hacia el mundo espiritual y lo oculto, permitiendo solo a algunos magos y brujas conectarse con hechizos mágicos más allá del plano físico».

El mundo espiritual era conocido por reflejar las almas que aún tenían el deseo de perdurar cerca de los vivos; la bruja Beatrix y Woodward, fueron una representación perfecta de estas palabras.

«En las noches más oscuras. Cuando la Luna se torne azul, mi alma podrá ser vista y escuchada», habían sido sus palabras antes de sucumbir al descanso eterno de su cuerpo.

Pasando la hoja, sus ojos se fijaron en unas figuras que reconoció inmediatamente.

—Las fases lunares...

Jadeó, sorprendida y, por instinto, sus dedos acariciaron la hoja.

Cada luna: nueva, creciente, llena, menguante y negra, entregaban un poder distintivo y únicos. Y cada hechizo, elaborado en esas noches en concretas, podía crear un-

—¿Qué estás leyendo?

Ella saltó. En verdad lo hizo. Y el ratón que se había asomado a través de su hombro, voló en el proceso.

—¡Auch! ¡Oye!

¡Puff!

Sobresaltada y con una mano en su boca, miró a la persona que acariciaba la zona dolida de su cabeza. Al reconocerla, se permitió nuevamente respirar, mostrando enseguida su inconformidad en un ceño fruncido bien realizado que intimidó a la mujer que se ponía de pie y se encogía de hombros.

—Hm... ¿Buenas noches?

Los ojos de Diana se entrecerraron y Akko, la adolescente reconocida por liberar la magia y salvar el mundo, jugó con sus dedos.

—Sé qué estás pensando.

—Estoy segura de que lo sabe, señorita Kagari.

—¡Bien! Antes de que me sermonees, ¡Tengo una buena excusa para estar aquí!

Diana suspiró y se agachó para tomar del libro, ignorando a la vez la mirada llena de determinación proveniente de unos ojos rojos que la inspeccionaban de arriba a abajo desde la comodidad de su cama.

—¿Estás desnuda?

Diana giró a verla con una expresión llena de impresión mientras su mano se detenía lentamente en el espacio libre de su estantería. No esperando tal confesión, un rubor apareció y sus cejas volvieron a fruncirse.

—¿Qué quieres, Akko?

—¡Oh, sí! ¿Tienes compañero para la siguiente clase de la profesora Chariot?

—Lo tengo.

Akko se desinfló y se dejó caer en la suavidad del colchón.

—¿Quién?

—Avery.

—¡¿Avery?!

—Insistió amablemente en que fuera su pareja para el examen.

—¡Por favor, solo quiere sacar una buena nota!

—¿Y tú no?

Por supuesto, Diana no era tonta y Akko se sentó de golpe.

—¡Oye, nunca te usaría!

Diana levantó una ceja y la verdad salió a la luz en poco tiempo con una Akko arrodillada y aferrada a sus caderas.

—¡Por favor, Diana!

—Me niego.

La situación era totalmente exasperante, y agradecía que Hannah y Bárbara no se encontraran en la habitación en esa noche escuchando los gritos que despertarían a cualquiera.

Con los brazos cruzados, el corazón acelerado, el rostro enrojecido y la mirada desviada, Diana se contenía de no caer en un vacío de completa felicidad y vergüenza que experimentaba con la persona que le empezaba a despertar ciertos... sentimientos.

—¡No puedo fracasar! ¡Por favor!

Akko y ella eran amigas. Y con la edad de dieciocho años, Akko se había tomado ciertas libertades que Diana no le molestaba permitir. Como dejarla reposar en la comodidad de su lecho, o acercarse a ella y rogarle por hacer un grupo juntas.

Debía admitir que lo último le alimentaba un poco el ego.

—¡Ya sé! —exclamó y se puso de pie a una velocidad impresionante. Acostumbrada a estos repentinos cambios, Diana la miró con tranquilidad—. ¡Si me dejas estar contigo, te deberé una salida!

«¿Una salida?»

—Hemos salido antes —declaró—. ¿Qué haría esta diferente?

—¡Harás lo que quieras! —dijo.

Guiando una mano a su barbilla, sus ojos azules se volvieron más profundos y... curiosos.

—Especificar, ¿por favor?

Akko sonrió más ampliamente.

—Siempre me sigues a todos lados, pero esta vez, yo te seguiré a ti. Si eso te hace ayudarme, claro... —murmuró.

—Sabes que no me importaría compartir mi tiempo de estudio contigo, sin embargo... —Sus mejillas se ruborizaron y una expresión tímida se presentó en su rostro—. ¿Tendríamos compañía?

Akko negó con la cabeza y el rojo en los pómulos de Diana se oscureció un poco más.

«Bien».

Ella se aclaró la garganta y recompuso su postura de 'perfecta', antes de dirigirse a ella.

—Está bien.

—¡¡Sí!!

—¿Puedo confiar de que estará libre este próximo domingo?

«Beatrix...»

Su corazón latía muy rápido.

—¿Ah? ¿Qué? ¡Sí, sí! ¡Esté domingo está bien! ¡Adiós, Diana!

Escuchando la puerta cerrarse y un hechizo de metamorfosis ser realizado, Diana se llevó una mano al corazón.

***

—¿Repasaste los pasos?

Akko se mordió el labio.

—¿Quizás...?

Diana la miró con indiferencia y suspiró con un poco de desgana.

Encontrándose sentadas en un mantel situado en un césped con la luz del sol sobre sus cabezas y las demás estudiantes junto a la profesora Ursula como compañía y vigía, su confianza era, sin duda, la mayor de todas.

Cada equipo consistía de dos grupos que tenían materiales simples como: dos velas amarillas y un bote con una luciérnaga que representaba la energía vital que necesitaban.

El examen era sencillo, pero se necesitaba de una gran concentración para que el resultado no fuera el peor de todos.

«La energía del sol en un tranquilo atardecer...»

Dos magias diferentes, pero idénticas, que a la vez les ayudaría a purificarse y crear un nuevo espíritu, se unirían en uno solo; esto, era un ritual sano que ayudaría al animal en el frasco a convivir con los demás de su propia especie.

No estaba de más decir que, mágicamente, la luciérnaga no se había desarrollado por completo y necesitaba de ese impulso que le daría.

—¡Muy bien, clase! Recuerden lo estudiado y aplíquenlo con cuidado. Estaré cerca de cada una de ustedes.

Si el hechizo no resultaba, la profesora Ursula buscaría en las velas la causa que decidiría su calificación.

Llegar a conectar con un ser y entregarle la armonía y tranquilidad que algunos se merecían, era de suma importancia para el mundo que Diana se estaba preparando por enfrentar una vez que su último año estudiantil acabara.

Y con un suspiro más suave que relajó sus sentidos, observó como la persona que sujetaba sus manos se movía un poco inquieta.

—La canalización de la magia es crucial —dijo—. Lo has hecho antes, confío en que puedas hacerlo de nuevo.

Akko asintió e imitó su respiración, recordando a la vez ese examen con Lotte, donde había conseguido una B. Sin embargo, esta era un poco diferente.

—No quiero hacerle daño —dijo, refiriéndose a la luciérnaga en el frasco.

—No lo harás. Ellas representan el cambio que estábamos experimentando gracias a lo que lograste. Un cambio bueno que trajo a este ser vivo conectado con la tierra hasta nosotras para que calmemos y aliviemos su agonía.

—¿Te acabas de escuchar? ¿Un ser vivo? ¡Dios, Diana, eso no me ayuda!

—Mis disculpas... Lo que deseo trasmitir es que, aunque si un incidente le ocurriera, su biología química seguiría existiendo. En palabras más resumidas, nuestra magia, junto a la energía que nos ofrecerá el sol en este atardecer, no le afectará si un fallo llega a ocurrir. Al contrario, si somos capaz de realizarlo, su vida en la tierra se prologará significativamente. Solo es necesario ofrecerle lo suficiente de nosotras y concentrarnos en lo que deseamos que obtenga —dijo y se soltó del agarre para tomar de su varita—. ¿Estás lista?

Akko asintió más insegura que segura, pero confiada de que su compañera pudiera guiarla.

«Puedo hacerlo, ¡Puedo hacerlo!»

Encendiendo la primera vela, Diana incitó a Akko a hacer lo mismo. Una vez que el calor del fuego acarició suavemente su piel, regresaron a tomarse las manos.

—Concéntrate en beneficiar la magia faltante e intenta despejar tu mente.

Akko apretó el agarre y Diana hizo movimientos circulares con sus pulgares en un intento de transmitir la tranquilidad deseada.

—Repite mis últimas palabras. —Inhaló y Exhaló, para después cerrar sus ojos. Akko la imitó—. Reina del día, reina de la vida. Escucha mi voz, responde a mi ruego. A esta criatura que busca su esencia. A este ser que busca su inicio en el lugar que nos has ofrecido. Termina de llenar su espíritu con lo que está ajeno. Usa nuestra magia y concédele fuerzas. Guíala a su nueva evolución. Y que bajo tu manto, su camino se llene de esperanza. Nascere et cresce iterum.

—Nascere et cresce iterum.

La luz que llamaron. La energía que pidieron, llegó en un resplandor tenue que brilló y alumbró sus rostros. Con sus parpados aún cerrados y sus mentes concentradas, el cosquilleo recorrió por sus manos, piernas y corazones, provocando un jadeo leve.

Akko movió sus dedos en los nudillos de Diana, un poco incómoda de lo que le era quitado. De manera repentina, el recuerdo de una noche en específica le abrumaron y su corazón latió con rapidez; el miedo empezó a cegarla.

Diana, que había sentido su intranquilidad y el pulso errático bajo sus yemas, le entregó el sentimiento esperado a través de las mismas caricias que antes, pero agregando esta vez una voz que transitó a su mente.

«Estoy aquí. Estoy contigo», dijo.

Akko la escuchó, tan claramente que le provocó un calor intenso en su pecho. Ella jadeó y, lentamente, la claridad del momento fue disminuyendo hasta cesar. Enseguida, las velas se apagaron y consumieron, y los aplausos de una persona se escucharon a su costado.

Abriendo sus parpados, observaron a la pequeña luciérnaga que antes parpadeaba débilmente de un color amarillento, resplandecer ahora de un color vivo de azul cielo.

Akko sonrió de oreja a oreja y soltó las manos de Diana para abrazarla y derribarla en el proceso.

—¡Lo hicimos, lo hicimos!

Con una sonrisa más tranquila en sus labios, miró los ojos rojos que rebosaban de alegría con un rosa bebé en sus pómulos.

Ursula aclaró su garganta y el cuerpo arriba de ella se apartó con la misma alegría.

—¡Chariot!

—Buen trabajo.

—Gracias, profesor —dijo Diana y con cuidado, ignorando la bola de energía que aprisionaba ahora a su maestra de astronomía mágica, liberó la pequeña luciérnaga.

Ella voló y desapareció en el cielo en cuestión de segundos. Diana respiró aliviada.

***

—¿Vas a ir así?

—¿Está mal?

Lotte arrugó el ceño.

—¿Es así como te vistes para ir a una cita?

—¡No es una cita! Le prometí una salida si me ayudaba con ese examen.

—¿Por qué te trasnochaste leyendo consejos de una cita perfecta? —comentó Sucy, dándole la espalda.

—¡Yo no estaba...! ¡Uf!

—La propuesta de hacer lo que quisiera fue una buena idea —reconoció Lotte—, pero no creo que debas ir vestida de una manera tan... simple para este paso, Akko.

—¡No estoy dando ningún paso!

—¿No lo haces? —preguntó Lotte y observó a Sucy que había hecho una pausa en sus acciones—. Pensamos que... tal vez estabas intentándolo. ¿No es eso lo que quieres?

—¿No? ¿Sí? ¡No lo sé! Diana es... mi amiga y-

—Somos también tus amigas.

—¿Lo somos?

—Sucy.

—¡Esto es diferente! Diana es... demasiado buena para... para mí.

Silencio. Lotte dejó de hablar y Sucy la observó de reojo, para después soltar un resoplido.

—Si no vas a cambiarte y ponerte algo mejor, entonces usaré esto contigo y tendrás que inventarle una de tus vagas excusas.

—¡Oye! ¡Esto es serio!

—¿Y qué lo hace de esa manera? ¿Tú tratando de dejar de actuar como estúpida o 'amiga soñada'?

—Sucy-

—No, estoy cansada. Has estado soñando y fantaseando cosas sin sentido durante más de un año. Sal con ella y gasta todos esos ahorros que tienes debajo de tu cama antes que lo use para mis experimentos.

Por instinto, Akko apretó sus puños a los costados.

—No es... No es tan fácil. —Su mirada decayó y una sonrisa nostálgica apareció en sus labios—. No tengo... Yo no tengo...

«Alguna posibilidad».

Diana la veía como una amiga, una buena compañera en quien podía confiar y recurrir cuando sus trabajos eran superiores a ella.

Gracias a sus acciones pasadas y las que siguieron después de esas, la líder de la casa Cavendish había abierto su corazón, logrando hablar, actuar y trasmitir lo que en verdad pasaba por sus pensamientos de una manera que sorprendió a la mayoría.

Recordaba la expresión de Amanda cuando, en una tarde, Diana opinó de las actitudes de los nobles, no escondiendo su desagrado y desconformidad tras las acciones con intenciones y las palabras vacías.

Amanda se había mortificado, y Hannah y Bárbara estaban quietas en sus lugares mirándola con un rostro de perplejidad. ¡Hasta Constanze y Jasmika se hallaban impresionadas! ¡Diana, la mujer más noble y respectada por la academia, daba una mala opinión sobre lo que era!

Desconcertada, Diana miró nerviosa a Akko en busca de que hubiera dicho algo malo por la inesperada impresión de todos. Akko le sonrió y le levantó los pulgares, ganándose una sonrisa suave de esos hermosos labios.

Eso, hasta que, Amanda habló.

«¿Pero qué tenemos aquí? ¡Una Rebeldish!»

Por supuesto, después de enterarse de su atracción inevitable hacia su amiga, continuó comportándose como la tonta e imperativa estudiante de siempre. Lo que evitaba que alguien se hiciera ideas no deseadas.

Hasta el momento, ninguna de sus amigas, excepto Lotte y Sucy, sabían de lo se enfrentaba.

Su atracción pasó a algo más y el 'gustar' se convirtió en lo que más temía.

Sucy estaba correcto cuando apostaba con Lotte de que no soportaría; no siendo ella la persona más emotiva y sentimental de todos. Era un milagro que hubiera llegado hasta ese punto; sin contar los seis frascos que estaban bajo su cama repletos de libras y pence que fueron guardados con la intención de llevarla algún día a una cita real.

—¡Uf!

Un bote de esos mismos ahorros chocó repentinamente contra su pecho, sacándole un poco el aire.

—Llévatelo. Lo necesitarás.

Akko bajó la cabeza y contempló el frasco en sus manos.

—No creo que...

—Úsalo —repitió Lotte mientras bajaba de su litera—. Nunca sabes cuando podrás necesitar de un poco más.

Haciendo una mueca, hizo memoria de los pocos billetes que cargaba consigo y ojeó por instinto los demás.

Akko resopló.

—Bien... ¡Pero! ¡No me cambiaré!

***

Diana estaba hermosa y su corazón no podía soportarlo.

Consistía de un vestido simple de tonalidad verde oscuro, pero hermoso, con una camisa de cuello cerrado y mangas largas, acompañado de una falda lisa que llegaba un poco más allá de sus rodillas, y unos zapatos, un bolso, argollas y un sombrero marrón oscuro.

En cambio, Akko, iba con una capucha roja oscura sin cierre, unos jeans azules y unos zapatos blancos.

La palabra 'avergonzada', le quedaba corto.

«Debí escuchar a Lotte...»

Sin embargo, Diana no parecía en absoluta molesta por su elección de ropa y Akko se le alivió un poco por ello.

Estando en una de las múltiples bibliotecas de la ciudad, Akko seguía a Diana a pasos tranquilos mientras inspeccionaba la aburrida estantería frente a sus ojos.

«Lord Lion y el Capitán de la Marcha. Mitos Griegos... La Herencia del Lirio Dorado...»

¡Dios, no podría aguantar otro minuto en ese lugar!

Sin embargo, Diana... Diana se veían entusiasmada y Akko tuvo que soportar otros 30 minutos antes de que pudiera hacerse con un libro y leerlo a más detalles.

Aprovechando su distracción, se inclinó para leer del título.

«Tratado de la Fisiología Médica parte 1».

Akko resopló y observó los otros libros fuera de su alcance.

¿Tenía Diana que escoger un libro para aprender?

«El conocimiento es la fuerza del mundo y no me agrada la idea de desperdiciar mi tiempo con una lectura que no aportara de ninguna manera a mis avances». Era lo que probablemente le diría, pero, para sorpresa de Akko, Diana dejó el libro y caminó a la siguiente estantería con un cartel que decía: Novelas.

Intrigada, la miró con atención agarrar uno de los libros de una sección apodada: Literatura Clásica.

Akko volvió a resoplar.

«Por supuesto».

Sin embargo, sonrió con cariño.

Diana se veía relajada.

—¿Lo quieres? —le preguntó y, por primera vez, después de que entraran a ese sitio, Diana la miró.

La líder de los Cavendish parpadeó un poco antes de que un rubor decorara sus mejillas.

—Discúlpame, me olvidé- Me distraje por un momento.

A punto de regresarlo a su sitio, Akko la detuvo.

—Pregunté... ¿Lo quieres?

Diana esta vez se tomó su tiempo para meditarlo.

—Es una historia clásica que acontece en el siglo XIX. Mi mamá lo leía mucho y me trajo algunos recuerdos —dijo y lo empujó hasta su lugar—. No es un libro que necesite ahora mismo.

Akko la miró y Diana abandonó la sección. Su peculiar cabello rubio y su hermoso vestido, desaparecieron de su vista y sus ojos, lentamente, volvieron al libro ahora guardado.

Akko se mordió el labio, pisoteo dos veces, observó donde Diana se había ido, regresó otra vez al libro, apretó sus puños y, rápidamente, lo agarró y lo guardó en su abrigo.

***

—¿Todo está bien?

—¡Sí, sí! ¡Me estoy divirtiendo!

Diana sonrió con un poco de tristeza.

—No tienes por qué mentir, Akko. Reconozco que no soy la persona más... adecuada para este tipo de salidas.

Akko se impresionó y Diana se dio la vuelta para admirar a más detalles el lugar que habían escogido para comer. Era sencillo, sin embargo, la líder había considerado acoplar un poco sus gustos con los de Akko, luego de haber hecho una larga lista.

El menú le gustó, hasta cierto punto, y ordenó lo más saludable y balanceado posible mientras Akko luchaba por saber qué decir a sus palabras anteriores sin explotar en el intento.

«Suave... Suave...»

La comida fue servida y las dos empezaron a degustar a un ritmo ligero.

—¿Qué... tienes planeado hacer después de esto?

Con la mirada en el ventanal, Diana habló.

—No es interesante. Podríamos regresar si te sientes-

—¡No! Q-quiero decir. S-seguro podemos hacer algo más. ¡Es temprano! Vamos, Diana. ¿Qué tienes para mí?

Diana parpadeó sorprendida y desvió la mirada un poco nerviosa.

—E-estaba pensando que... podríamos ir a un evento universitario cerca de aquí.

Akko le sonrió.

***

—¿Qué es eso?

—Es un experimento a base de bicarbonato, vinagre, colorante y detergente. Y la explosión volcánica que provocaría esa pequeña cantidad sería mínima.

—¿Y por qué lo hacen?

—Es una actividad divertida de demostrar una reacción química básica.

Akko afirmó con un asentimiento y contempló los otros estándares de diferentes materias estudiantiles que no incluían en ninguno la magia como recurso. Muchas personas estaban reunidas entregando su visto bueno a través de papeles de calificaciones, pero otras simplemente pasaban.

Esto, no era algo nuevo para ella. El lugar le recordaba un poco a su hogar.

—El cuerpo humano adulto consiste de 206 huesos que se organizan en dos diferentes secciones. Como podrás ver en esta demostración cercana a lo realista, en la parte del cerebro tenemos 22 huesos que entregan funciones-

—Si quieres puedes pasar adelante y dar tú la charla.

—M-mis disculpas, no era mi intención-

—¡Oye, ¿tienes algún problema?! ¡Me está explicando a mí!

—¡Para eso estamos nosotros!

—¡Y a mí que me importa! ¡A ti no te quiero escuchar!

—Akko-

—¿Eres la bruja de la televisión? No queremos a payasas aquí.

—¡¡Te mostraré quién es el payaso aquí!!

Al final, Diana tuvo que sacarla del evento, pero, valió la pena porque, Akko pudo escuchar la risa más hermosa de todas.

***

Si quería hacerlo, tenía que empezar por no pensarlo demasiado.

Y ahí se encontraba, observando desde la ventilación de una pared donde siempre era más fácil escabullirse, a la líder realizar delicadamente una de las tareas con ayuda de sus notas y libros. Akko alcanzó a leer y su sorpresa se hizo evidente.

«¡¡La tarea de la profesora Piscis!!»

—¡Uh!

De pronto, su pata se deslizó y su cuerpo cayó sin cuidado en la cama. Al escuchar el leve sonido de un quejido y de un pequeño golpe, Diana volteó y su cabeza se levantó.

—¿Akko?

¡Puf!

—Uf... —murmuró con el rostro clavado en las mantas.

El olor era refrescante, relajante y... cómodo. Demasiado cómodo. Y, en el momento de que tuvo intenciones de fundirse y ser una con la comodidad, su rostro se levantó de golpe.

—¡¡La tarea!!

Diana hizo una mueca y agarró su varita para insonorizar su lado del cuarto.

—No es exactamente la actividad que tenemos que entregar el día de mañana. Me encontraba haciendo un adelanto para la próxima —dijo—. Espero tu visita no se deba a una copia de mis deberes. A menos que no las necesites, ¿verdad?

El rostro de Akko enrojeció y sus ojos se apartaron al instante.

—B-bueno...

Diana suspiró.

—Debes aprender a hacer más responsable con tus obligaciones.

—¡M-me esfuerzo!

Akko se sentó en la cama y se recompuso.

—Pero, no vine a eso.

Cruzando sus brazos y piernas, Diana la miró fijamente.

—Entonces, ¿en qué puedo ayudarte?

—¡Oye, no vengo siempre a pedirte un favor!

Diana arqueó una ceja.

—¡Bueno, sí, pero, no! ¡No está vez!

—Entiendo... —dijo y guio una mano a su barbilla.

Akko se puso nerviosa y miró la ventilación. Su corazón se aceleró y su pulso se volvió un poco intranquilo. Seguidamente, tomó un notable respiro y regresó a mirar a la mujer que la esperaba con paciencia.

—¿Puedes... venir?

—¿Disculpe?

Akko dio dos palmadas en la cama y Diana obedeció, más confundida que interesada.

—Ahora, cierra los ojos.

—Akko-

—¿Por favor?

Suspirando, nuevamente accedió a la petición, para después escuchar y sentir la inquietud bajo su tacto.

—No los abras.

—No tengo las intenciones.

Poco después los movimientos cesaron y la presencia de Atsuko Kagari era más cercana.

—Puedes abrirlos.

Diana lo hizo y se sorprendió, no esperando ver una reconocida portada muy cerca de ella. Lentamente, esta descendió dejando a la vista una sonrisa con una acción nerviosa.

—Sorpresa...

Con cuidado el libro le fue entregado y, sutilmente, sus dedos acariciaron los bordes. Impresionada y con la mente asimilando lo que tenía, pasó su mano completa por la portada.

Akko, que miraba atenta cada una de sus acciones, se le calentó el corazón mientras que una lágrima silenciosa viajó por su mejilla. Pasivamente, sus manos temblaron, pero se apretaron entre sí en un movimiento reconfortante y decidido.

—Akko, no tenías porque-

—¿Quieres salir?

Diana la miró con más sorpresa que antes, pero, a un ritmo normal, esto fue reemplazado por una expresión más tranquila que fue acompañada una deslumbrante sonrisa que hizo que el corazón de Akko saltara una vez más.

—Me encantaría.

***

Me pones de rodillas. Me haces testificar. ♪

No podía contenerlo, tampoco le molestaba que estuviera tomando el control de la mayoría de sus acciones. Estaba encantada, estaba maravillada, estaba... enamorada de la mujer que disfrutaba de un pequeño viaje en ferri mientras sostenía las bebidas frías.

La vista era espectacular y su corazón no podía soportarlo. No podía contenerlo.

Y justo ahí es donde quiero quedarme. ♪

«Hermosa...», fue el primer, pero no último pensamiento que apareció con su mirada posada en la cabellera rubia que tomaba apuntes y pasaba minuciosamente un mechón detrás de su oreja.

Una sonrisa tonta se dibujó en sus labios a la vez que mantenía la cabeza reposaba sobre la mesa.

Y se nota. ♪

—De nuevo, no debiste tomarte la molestia.

—Quería dártelo —dijo desde lo más profundo de su corazón—. ¿Por favor?

Consentirla se estaba volviendo un hábito. Un hábito que empezó a amar.

Porque me haces sentir. ♪

—Está bien. Lo intentaste, es lo que cuenta.

Las lágrimas mojaron su hombro y su llanto se intensificó más, pero no importaba. No cuando tenía a la mejor persona del mundo a su lado, abrazándola y consolándola.

Durante mucho tiempo. ♪

Con una sonrisa y ojos atentos, apuntó con rapidez, pero de manera meticulosa, sobre una hoja de papel las cosas que había aprendido y las que haría.

Lotte y Sucy sonrieron.

Sí, me haces sentir. ♪

Con una vendita en la nariz y algunas heridas más ocultas por su vestimenta, se inclinó e hizo entrega de una rosa de papel bien elaborada. Lentamente, Diana la agarró y sonrió. Sonrió tan ampliamente que sus mejillas sonrojadas dolieron un poco.

Como si me hubieran echado del cielo. ♪

—¿Tendrán otra salida?

—Sí. ¿Me ayudarán?

Hannah y Bárbara se voltearon a ver, para luego regresar a ella con una emoción creciente.

Durante mucho tiempo. ♪

El tacto de su mano la hizo temblar, la suavidad de su sonrisa la hizo sonrojar y la tímida pregunta la hizo soñar.

Akko suspiró y apretó un poco el agarre de sus manos.

—Sí... Me gustaría.

Diana sonrió.

Durante mucho tiempo. ♪

Los deseos se reflejaban y el anhelo era demasiado.

Era el momento.

Bajo las luces de las luciérnagas en una noche de luna menguante, Diana vestía de un hermoso vestido azul oscuro con hojuelas y Akko se acercó con las manos temblorosas que sujetaban con fuerza una cajilla azul. Cada estudiante estaba reunido con padres de familias o amistades, celebrando la segunda fase de la graduación y el final académico para las estudiantes de cuarto año.

Sus pasos eran lentos y sus piernas se sentían como gelatinas, pero con su vestido rojo escachado y su rostro maquillado levemente, se sintió reconfortada. Ella miró a los ojos azules que la inspeccionaban y tenían de su completa atención, para después hablar con un nudo formándose en su garganta.

—Eres hermosa. Todo de ti te hace preciosa. Yo... te deseo. Te anhelo. Te quiero. ¿Quieres ser mi novia, Diana?

¿Puedo simplemente quedarme aquí? ♪

Su corazón latía rápido, apresurado, pero seguro. Diana la miraba sorprendida y un poco aturdida, e instintivamente posó sus ojos en el detalle que Akko sostenía.

Ella jadeó y las lágrimas que no sabía que estaban ahí, aparecieron.

Sin esperar más y dejando que sus emociones tomaran el control, la besó. Sus labios se conectaron en un beso profundo, amado y esperado, que envió las sensaciones correctas y esperadas por cada fibra de su ser.

Corazones aliviados. Amor retenido. Felicidad soñada. Una combinación de todo.

Al separarse, los gritos de sus compañeras no se hicieron esperar y sus frentes se juntaron.

Sonrieron, jadearon y rieron con las lágrimas picando en sus ojos. Y volvieron a besarse con la misma intensidad y pasión, disfrutando siempre de cada segundo.

.

.

.

Fin. 

Día 1 Sol y Luna / Música.

━━━━━༻❁༺━━━━━

Aclaraciones:

• En cada cambio de nota o aparición de la letra de música, es un paso de mes. Menos la última.

• Básicamente, la historia trata de que Diana estaba empezando a sentir sentimiento por Akko. Sin saber que Akko ya los sentía hace mucho tiempo. Lo que la ayuda a desarrollar lo que ya estaba ahí.

• El regalo de Akko era un collar de una luna menguante.

• En esta parte:

El tacto de su mano la hizo temblar, la suavidad de su sonrisa la hizo sonrojar y la tímida pregunta la hizo soñar.

Akko suspiró y apretó un poco el agarre de sus manos.

—Sí... Me gustaría.

Diana sonrió.

Se trata de una actividad donde esta vez Diana invita a salir a Akko.

• Esto fue un límite de 4 mil palabras. Estoy escribiendo cada historia con esta limitación y, por supuesto, no me dan las palabras para darle más desarrollo a cada situación. Y como me enteré de la semana Diakko una semana antes (x'd), estas historias pueden parecer un poco apresuradas. De igual manera, espero que les haya gustado. El siguiente es: 

——————✧◦♚◦✧——————

Día 2: Mi salvador / Amnesia (AU)

26/08/2024

——————✧◦♚◦✧——————

Nice✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro