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2. Tres shots de tequila

Era obvio que no iba a estar a gusto con la presencia de mi exnovio, mi cara lo demostraba perfectamente, no podía negar que el ambiente era magnífico y que sin duda alguna, las gemelas se habían esmerado por decorar la sala de la casa y les agradecería por ello, pero no me sentía cómoda, tenía que esforzarme para ignorar al idiota de mi mejor amigo y su acompañante.

—Todo les quedó hermoso, Gracias —.me dirigí a las gemelas.

— No tienes nada que agradecer. Lo hacemos por nuestra única y favorita hermana mayor —.mencionó Dessire muy emocionada.

— Pero con esa cara de felicidad nos contagia a todos —.pamela hablo con sarcasmo como de costumbre.

— No molestes, me preguntó que habrá pensado Kato al traer a Diego —.Dessire habló.

— No tengo idea, lo que si tengo seguro es que tendré que hablar con él y no quiero amargarme, no está noche.

Kari llegó con cuatro shots con limones. Ella sabe que amo el tequila y en este momento necesitaba un trago para calmar mis nervios. Las cuatro nos tomamos los caballitos de un sorbo, gritando "Salud". De inmediato sentí el sabor picante en mi paladar.

Después de hablar un rato con mis hermanas decidí saludar a mis amigos, compañeros de la UNI y conocidos, quienes me desearon un feliz cumpleaños. Sin embargo, en el camino me topé con Kato. Caminé con prudencia hacia él, lo abracé con el afán de no encontrarme al susodicho, incluso tuve que fingir emoción al verlo. En realidad, a él sí le daba gusto verme, prueba de ello es que me cargó en sus enormes brazos.

Kato Evans es un chico muy egocéntrico, pero de buenos sentimientos, es mi mejor amigo desde los cinco años. Por tres generaciones nuestras familias han estado unidas, mi abuelo y el suyo fueron mejores amigos al igual que nuestros padres y hoy en día nosotros dos lo somos. Por eso me atrevía a decir que conocía bien al rubio frente mío, siempre con su pelo perfectamente recortado, ojos azules como el mismo cielo y las facciones bien marcadas. Tenía en sus manos una botella de agua porque odiaba las bebidas con licor.

Es como un osito de peluche, rudo por fuera, pero por dentro vomitaba arcoíris. Pamela y yo lo vemos como un hermano, uno que siempre nos está protegiendo. Con Dessire era otra historia, espero algún día le corresponda al amor que siente por él.

Amore, felici ventidue anni —.dijo con su perfecto acento italiano.

Grazie, mia cara —.le di un beso en la mejilla. Lo que me gusta de nosotros es que hemos desarrollado una especie de "lenguaje", una forma de hablar única entre nosotros.

—Entiendo que no estás feliz con la presencia de Diego, pero en mi defensa se invitó solo, por más que le aconsejé que no era buena idea venir, él insistió. Mi dispiace piccola —. No podía enojarme con él, sabía que Diego tenía la mala costumbre de manipular a las personas a su antojo.

Me bajó para verme de frente y colocó una cara de perrito regañado.

— Bueno, feliz no estoy, ¿No entiendo por qué está aquí? La última vez que nos vimos todo acabó mal y ya sabes lo que pasó después —.lo miré con displicencia.

—Por lo que logré averiguar solo quería felicitarte por tu cumpleaños, pero eso ni él se lo cree, lo mejor es que lo mantenga vigilado. Vamos con los demás y por algo de tomar para que te relajes —.sugirió. No me opuse, lo necesitaría para cuando enfrentara a mi ex.

Caminamos hasta la mini barra improvisada dónde estaba Kari y su novia, quien me abrazó luego de decirme "Feliz cumpleaños" por segunda vez. Seline conversaba con las gemelas muy a gusto, como si las conociera de hace tiempo. Tenía un vaso en la mano, creí que podría ser güisqui por el tono amarillento y marrón.

Vestía un pantalón que le quedaba perfecto con una camisa de lino, color vino tinto dentro el, unas botas negras, y una chaqueta de cuero que le daba un toque rudo a su outfit. Sus ojos tenían ese efecto ahumado color negro, que resaltaba el color verde. Realmente se veía muy guapa.

Me saludó con un gesto y también me deseó un feliz cumpleaños mientras me regalaba una sonrisa que yo le devolví amablemente.

Cuando fijó sus ojos en Kato, su sonrisa se desvaneció de la nada, pero se recompuso rápido. Musitó un "Hola" bastante seco dirigido hacia él, me pareció curioso, le resté importancia.

Hablábamos de cosas triviales, de vez en cuando alguien se acercaba para extenderme sus felicitaciones. La fiesta había sido un éxito, Kari se dirigió a la pista de baile junto con Riley. Kato intentaba bailar con Dessire. Mientras tanto, yo me quedé sentada, con una cerveza en la mano. Me preocupaba en donde diablos se había metido Diego, porque no volví a verlo después.

—¿La estás pasando bien? —.preguntó Seline, sacándome de mis pensamientos nada alentadores.

—Claro que sí, ¿y tú?

— Pues, si te soy sincera subestime a tus amigos pensé que eran niños fresas, pero me equivoqué —hizo una pausa y bebió de su vaso—. Ahora me la estoy pasando mejor.

Se me quedó viendo de una manera extraña que no pude descifrar. Aquello bastó para que me pusiera nerviosa, y esperaba que ella no se diera cuenta de que el color había subido a mis mejillas.

— ¿Niños fresas? —.se me escapó una risa incómoda.

—No lo tomes a mal, pero viven en la parte más costosa del pueblo y sus casas son como palacios, la mayoría de gente es prejuiciosa, se preocupan por cosas materiales como por ejemplo: El césped se secó, hay que cambiarlo de inmediato, ya no me gusta el juego de sala, deberíamos comprar otro de cuero con cedro incluido.

—No lo había visto de esa manera, pero me parece algo ridículo que nos etiquetes a todos, algunas personas trabajaron duro por un futuro mejor.

— Lo siento, no quise ofenderte, es una mala costumbre decir lo que siento y lo que pienso en voz alta, la mayoría del tiempo me trae problemas con los demás. Por cierto lindo vestido, acentúa muy bien tu figura —.Me observó con una mirada sagaz.

— ¡Oh!... Muchas gracias —.Sonreí y agaché la mirada-. Bueno me...

— Hola, tanto tiempo sin verte -interrumpió Diego justo antes de que pudiera responderle a Seline. Él me rodeó con su brazo y me levantó por encima del suelo.

«Mierda, ¿y este que quiere? Debería estar estudiando en Londres», me dije. Esbocé una sonrisa fingida y con disimulo, le pedí que me bajara. Cuando miré de reojo, noté que Seline se había ido, y me sentí terrible por haberla dejado hablando sola.

— Qué sorpresa verte aquí, ¿no se supone que estabas en Europa? —.pregunté sin mucho interés.

—Así es. Pero estoy de vacaciones y justo en tu cumpleaños, así que decidí darte una sorpresa y venir.

— ¡Ah! ya veo, qué emoción —.respondí con sarcasmo.

—Vamos, nena. ¿No me extrañaste ni un poquito? —.Acortó la distancia entre ambos, lo cual me hizo sentir incómoda.

Agarró mi cintura, y con su mano, levantó mi cara para obligarme a mirarlo. Nuestros ojos se conectaron. En donde vi esperanza de su parte, yo manifesté una profunda tristeza tras recordar las noches que pasé preguntándome por qué estaba sola, por qué había decidido abandonarme. Entendía que cada uno tenía que hacer realidad nuestros sueños, pero eso no eliminó mi sufrimiento tras su ausencia. Hubo una época en la que lloré con demasía, y me causaba aún más conflicto que él creyera que con solo venir por temporadas, se adjudicaba el derecho de estar conmigo cuando le diera la gana. No concebía que volviera a su vida a Londres y me dejara como si fuera lo más normal. Y es que ya había pasado algo parecido en la Navidad del año pasado.

—¿Qué pretendes? No miento al decir que me alegra que estés aquí, pero no creas que por venir voy a caer tan fácil a tus encantos, como la otra vez —.declaré mientras me soltaba de su agarre, propinándole un manotazo.

— Es lindo que reconozcas que te gustan mis encantos. ¿Qué tiene de malo? Fuimos novios, no es como cosa del otro mundo. Yo sé que te gusta, nena —.volvió a agarrar mi mentón y me escudriño de arriba hacia abajo, fijándose en mi escote, de inmediato me sentí asquerosa e incómoda.

—Eres un Insensible. ¿Tú crees que yo soy un juguete al que puedes tener las veces que quieras? -le reclamé —.¿Eres un imbécil, o te haces? Porque no le encuentro lo divertido.

— Nena no entiendo por qué te haces la difícil, tú y yo sabemos que soy y seré el único en tu vida, nos amamos, no veo lo malo en que nos divirtamos está noche -tomo un mechón de mi cabello y lo colocó detrás de mi oreja.

—¡No soy tú! ¡Nena! Y tampoco quiero divertirme contigo, no soy un juguete y solo te lo diré una vez, déjame en paz y vete, cometiste un gran error al venir porque yo ya no te amo, tienes que entender que lo nuestro se acabó.

— ¿Estás segura de que no te vas a arrepentir de lo que estás diciendo? Porque una vez me vaya no hay vuelta atrás y no volveré —.su ceño se frunció, su quijada se tenso tanto que parecía que mordía algo con fuerza, incluso sus labios parecían más rojos de lo normal, nunca lo había visto de esa manera.

— Estoy segura de lo que digo, ya no te amo -. Antes de seguir hablando me agarró del brazo con fuerza y me acercó a él bruscamente.

— Entiende una cosa y que te quede muy claro, soy y seré el único hombre en tu vida, tú eres la única mujer que amo. No me rendiré tan fácilmente.

Por suerte Kato llegó a intervenir agarrando con fuerza el hombro de Diego haciendo que este me soltará rápido.

— Creo que es momento que te vayas -kato seguía ejerciendo fuerza en el hombro de Diego.

— No te metas en lo que no te importa -Diego se enderezó hasta llegar a la altura de mi mejor amigo y se volteo enfurecido, se quedaron viendo fijamente por unos segundos —. No te conviene meterte conmigo y lo sabes.

— No me amenaces, sabes muy bien que tampoco te conviene, es mejor que hablen mañana cuando te hayas tranquilizado y no parezcas un idiota acosador.

Diego se fue caminando muy enojado hacia la salida de mi casa, y antes de salir volteo haberme enfurecido.

—¿Estás bien?, Lo siento en serio es mi culpa, jamás debí traerlo —.Mi mejor amigo se rascó el cuello, mirándome con vergüenza.

— No te preocupes ya todo pasó.

Me separé de Kato dándole la espalda, no quería hablar más del asunto y menos recordar lo que acababa de pasar. No podía creer que el hombre que tanto amé, se haya convertido en un cobarde en un segundo. Le pedí tres shots de tequila al barman, los bebí de un solo trago. Decidí salir a la puerta que daba a la calle, necesitaba aire para asimilar todo, sabía muy bien que Diego no se iba a quedar con los brazos cruzados.

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