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Las mandíbulas de los invitados, incluida la mía, seguían desencajadas aún después de presenciar el apático baile que se marcaron ambos jóvenes. Los murmullos y el chisme se hicieron con el salón cuando Mikkel desapareció sin dejar rastro dentro ni fuera del lugar.

Pero, ¿ya había aceptado casarse con esa mocosa? En su rostro lo que menos se apreció fue la felicidad por el trato, era lo extraño, ¿no era qué odiaba tanto su nueva raza?

Me uní a Caleb en su búsqueda por el palacio. Anduve por los pasillos desiertos de la segunda planta, abriendo puerta por puerta hasta llegar a mi habitación, con la esperanza de que se encontrara allí, frente a la ventana fumando. Pero no fue así. Al abrir una de las puertas que daba a una sala de reuniones, alumbrada por la tenue luz de la luna, divisé al caído sentado en una silla, con sus codos apoyados en sus piernas y sus manos ocultando su rostro. A su lado, Caleb, con las manos en los hombros del chico en modo tranquilizador. Este al ver la intención de adentrarme por completo en el cuarto, me miró y negó con la cabeza, dándome a entender que no era mi momento de consolarle.

En una de las zonas del gran jardín, tras un árbol, me encontré a un Uriel no muy en sus cabales con otro ángel de manera cariñosa. El hombre sujetaba de una forma seductora el largo cabello recogido del arcángel, que estaba apoyado contra el ancho tronco, ocultando así la escena. Al verme, se llevó el dedo a los labios y me guiñó un ojo, yo asentí. Me caía bien.

El lugar estaba repleto de setos bien podados, acompañados de abetos de tamaño medio. Entre los setos había rosales con diferentes tipos de rosas y en medio de estos, figuras de mármol. Me paré con copa en mano a admirar el ángel agachado que besaba a una joven cubierta por enredaderas. Di un trago a la bebida y suspiré. Esta noche no era como me la imaginaba. ¿Podía volverse más dramático el día de hoy?

Me senté en un banco de piedra y me retiré los tacones, los cuales había cambiado antes de bajar al baile por unos de menos centímetros que me permitieran moverme con seguridad.

—Al final te saliste con la tuya —escuché decir a Caleb.

—Son solo unos zapatos.

Soltó un suspiro al sentarse junto a mí. En otra ocasión le hubiera puesto las piernas encima de las suyas y le hubiera suplicado por un masaje, pero me lo prohibí, es más, agradecí que el volumen del vestido le mantuviera alejado de mí. Reposé la espalda en el respaldo y observé la noche estrellada avivada por el grillar de los grillos entre la oscuridad.

—¿Te ocurre algo? Llevas actuando distante desde nuestra llegada.

Lo notó.

—Yo... Sentí que te perdía a ti también, cuando lo de Caín, digo —cambié de tema sin saber que responder a su pregunta, ya que un "nada", no sería suficiente para convencerlo —. Fuiste un inconsciente por meterte entre medias.

—¿Y qué pensabas que haría? ¿Quedarme de brazos cruzados y ver cómo mataban a la mujer que amo más que el aire que respiro?

El pecho se me contrajo al oír sus palabras y el silencio nos envolvió. La bebida se derramó sobre el suelo al aflojar la fuerte sujeción que había estado ejerciendo sobre el vaso, que ahora reposaba en la hierba.

—Caleb, acababa de perder a Sharon. Mi mundo se hubiera derruido si ese día lo que te atravesó no hubiera sido un arma celestial —dije sin apartar la mirada de la estatua que tenía frente a mí.

—Lo sé, pero lo volvería a hacer las veces que haga falta, y lo sabes.

Me giré encontrándome con su mirada. Llevaba el cabello peinado hacia atrás, unos segundos tardé en retirar los ojos de él al volver a notar el cosquilleo en el estomago. El rocé inesperado de su mano hizo que me levantase, y sin ponerme siquiera los zapatos, me adentré más en el jardín.

—Me conoces, tu valentía solo me haría sentir culpable el resto de mi vida.

Siguió mis pasos, pero no volví la mirada. Este tipo de declaraciones ya no las sentía del mismo modo que meses atrás, ahora se volvían tan intimas que solo sentía vergüenza en mí misma por decir aquellas palabras en alto.

Mi mano fue aprisionada por la calidez de la suya, pero me negué a girarme y plantarle cara.

—Preferiría no acabar la fiesta con una conversación como esta. —oprimí los dedos de mis pies contra el frío suelo —¿Me permites un baile?

—No hay música —cerré los ojos con fuerza, esperando que eso hiciera que se retractara.

—From the very first moment i met you, i was yours —desde el primer día que te conocí fui tuyo.

El oírlo cantar una vez más, como cuando era pequeña para hacerme conciliar el sueño, hizo que toda la fuerza de voluntad decayera en milisegundos. No era el mejor cantante, pero su tono de voz era tan relajante y me traía tantos recuerdos, que no pude negarme. Dejé caer los zapatos mientras mi conciencia se burlaba de mí.

Sus ojos, tras el antifaz que le cubría la parte superior del rostro, recorrieron mi cuerpo con lentitud, hasta que me volteé por completo y estos subieron encontrándose con los míos. El brazo del chico acabó en mi espalda juntándome contra él con cuidado. «Selina, respira hondo, es Caleb, tu amigo» me dije una y otra vez. Llevé mi mano detrás de su hombro y con las sobrantes las entrelazamos.

—Every part of me knew it i'd never felt like that before —continuó. Cada parte de mí lo sabía, nunca me había sentido así antes —. To the edge of the world i would go, if you'd only ask me to and i wish you would. —Iría al borde del mundo si me lo pidieras y desearía que lo hicieras.

Me fijé en nuestras manos al notar la presión que hizo sobre la mía. Volví la mirada al ángel, que me regaló una sonrisa, la cual con timidez le devolví. Caleb era mi mejor amigo, no debía imaginármelo más allá de eso, es más, ni siquiera tenía la certeza de que él me viera como algo más que su amiga, su actitud a veces era irreconocible, pero eso no significaba que tuviera pensamientos parecidos a los míos. « ¿Y la canción? No eres tonta, llevas analizando la letra desde que nombró la primera palabra» intervino mi conciencia.

—But you can't love me like i want you to and i don't want to face the truth —pero no puedes amarme como me gustaría y no quiero enfrentar a la verdad.

Me dio una delicada vuelta sobre mí misma. No nos volvimos a juntar, nos quedamos con los brazos extendidos, pero unidos en uno por nuestras manos. No quería dejar de escucharlo, pero... ¿La cantaba por algún motivo en especial? ¿Tenía un significado para él?

—Yo... —ninguno apartó la mirada —. Ha sido mala idea bailar sin zapatos.

En verdad, estábamos sobre césped, pero no se me había ocurrido nada mejor para romper la tensión que estaba provocando en mí. Creí que daríamos por terminado el baile, pero un estirón me pegó a su pecho.

—Súbete a mis pies —«Mierda. ¿Pero vamos a ver, por qué no me niego? ¡Selina, reacciona!» Tragué saliva y me golpeé mentalmente al ver como mis pies desnudos se alzaron para colocarse sobre el frío material de sus zapatos.

Llevé mis manos tras su cuello, éramos casi de la misma estatura, por lo que me fastidiaba en estos momentos no medir lo que Kim para ocultar mi posible sonrojo en su pecho. Al notar sus manos sobre mi cintura, bajé la mirada y cerré los ojos de nuevo.

—Loving you is like dancing without music —amarte es como bailar sin música.

Su aliento en mi cuello me erizó los pelos de la nuca.

—Caleb...

—No creo que las palabras te hagan entender con exactitud lo que siento en estos momentos.

¿A qué se refería? Observé aquellos brillantes ojos cubiertos por largas pestañas, sin entender a donde quería llegar. Acercó su dedo a mi rostro retirando el mechón que no fui capaz de apartar por estar absorta en su mirada.

Sus pupilas se agrandaron al bajar la vista a mis labios y colocó sus dedos en mi mentón. No me dio tiempo a reaccionar, en cosa de segundos pude percibir el dulzor y suavidad de sus labios sobre los míos. El corazón se me paró en seco, pero para mi sorpresa, mi boca siguió aquel beso, provocando que el tiempo se detuviese. Apreté mis manos sobre su nuca y entonces cuando percibí la sujeción en mis mejillas por las suyas, reaccioné apartándome de golpe.

—Esto está mal, ¡muy mal! No debimos... —exclamé asustada —. Dios santo, Caleb.

—¡Espera, Selina!

Mis pies aceleraron el paso por mi deseo de alejarme cuanto antes del chico. Era culpa del alcohol, fueron solo dos copas, pero mi tolerancia era mínima, por eso le seguí el beso, no estaba en mis cabales. Antes de entrar al salón de baile, una Davina con expresión de burla me inspeccionó de arriba abajo.

—Gané la apuesta, me debes una nueva daga —dijo la chica a Nisha. ¿Qué apuesta?

—Dina.

—Oh, venga ya —la asiática le echó una mirada y la más joven bufó —. ¿Qué más da que Mikkel la estuviera buscando?

Perfecto, un asunto más del que preocuparme en el caso de que nos haya visto en el jardín, como si no tuviera suficiente con Caleb.

—¿Se supone qué estabas escapando del hijo de Gabriel? —añadió Davina señalando tras de mí.

La fiesta había terminado para mí. Me hice la sorda ante los llamamientos de Caleb y me escabullí entre la multitud de gente a la que parecía que el alcohol no le hacía ningún efecto. Subiendo las escaleras del recibidor, la voz de Mikkel me hizo parar en seco, le eché una mirada ausente y seguí mi camino. No tenía cabeza para hablar con él en estos momentos.

Di un portazo al entrar en la habitación y apoyé la frente contra la puerta. Mis ojos se cerraron para descansar la vista por unos instantes y mi mano se convirtió en un puño que descansó con un leve golpe en la madera de esta, pero que poco a poco se deslizó hacia abajo abriéndose.

—¡Ahhhh! Maldito vestido —mascullé intentando deshacerme de el poco después.

Me faltaba el aire, no sabía si por la presión de este en mi cuerpo, o por los nervios acumulados tras el beso que no debí haber seguido. Me retiré casi a tirones el vestido y lo lancé sobre la silla. Mi estomago que llevaba horas apresado por la apretada tela, pudo por fin descansar en paz.

Tomé el móvil y busqué su número. Lo más posible era que Kim ya se encontrara durmiendo, y yo no podía hacerlo hasta que alguien me escuchara y me diera su opinión, si no, estaría el resto de la noche dándole vueltas al asunto. Marqué esperando oír su voz, a estas horas Madison debía estar en casa.

—Si me llamas es que algo ha ocurrido, cuéntame —contestó de inmediato.

—Caleb y yo nos besamos.

No me anduve con rodeos y eso causo sorpresa en mi amiga, que se quedó callada hasta darse cuenta de que no tenía nada más que añadir.

—Míralo por el lado bueno, así reforzáis vuestra amistad —la risa de Carson se oyó de fondo.

—Madi, no digas tonterías, es un tema serio, yo lo veía como un hermano mayor.

—Veías, tú misma lo has dicho, en pasado, porque dejó de ser así al cumplir los dieciséis, cuando más que un hermano, lo comenzaste a llamar mejor amigo —hizo una pausa —. Entiendo que intentes seguir insistiendo en que lo sigues viendo como tu familia, pero asimila que él sí que superó esa fase.

—¿Y si fue el alcohol?

—Selina, ambas sabemos que Caleb no bebe. Como decía mi abuela, deja de intentar buscarle cinco pies al gato solo para no aceptar que puede que le gustes.

—Has dicho "besamos", por lo que le seguiste el beso, eso significa que algo sientes por él —comentó Carson arrebatándole el teléfono a su prima.

—Ahora que lo tenía casi pescado... Bueno, hace mejor pareja contigo. Por cierto, ¿se lo dirás al sexy italiano?

No quería hablar de ello, es más, a Mikkel no le debía ninguna explicación... ¿o sí? Era su amigo y compañero, y el chico con el que yo me estaba acostando. ¡Joder, esto me superaba!

Hice ruido de interferencias cortando la llamada. Me senté en el suelo con la espalda apoyada en la cama y Shadow se me acercó después de estirarse. Le coloqué el collar derecho y se tumbó en el suelo para que le mimara. Al menos eso me distraería para no pensar en el roce de la barba de Caleb sobre mi rostro, mientras mi boca sentía el suave y húmedo tacto de sus labios, que deseaba volver a probar.

Varios mensajes de Madison hicieron sonar el teléfono. La dejé en visto al leerlos. «¿Eso es un no?» «¡¿Oye, y cómo besa?! » «¡No me dejes con la intriga!» decía en estos, acompañados de diversos emoticonos.

Acaricié mis labios con los dedos al recordar la imagen. Estaba confundida y desconcertada. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora?

La canción que canta Caleb la tenéis arriba ⤴ Siento que hasta la voz del cantante pega con la de Caleb🌹🤭

❖ ¿Qué os ha parecido el capítulo, os gustó? ¿Algún nombre para el Shippeo de Selina y Caleb? Se me ocurre Calina, Calena... ¿Por qué creen que Caleb se lanzó en ese momento y no en otro?❖

Espero que os haya gustado❤ No se olviden de dar⭐ para apoyar la historia y comentar, si quieren, para saber sus reacciones🤭🥺 Muchas gracias🥰

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