3°
No había servido de nada abandonar Italia, todos corrían peligro a mi lado, pero ya era tarde para alejarme de Madison, Carson y nuestros nuevos amigos caídos. Estos últimos podían cuidarse solos, eran lo de menos, pero no podría relacionarme con nadie nuevo porque enseguida se convertiría en otra diana para Caín. Lo único que podía hacer ahora era seguir con mi vida y hacerle creer que me pensaría su propuesta para que no tomara ninguna iniciativa. Pero los días estaban pasando rápido y tenía miedo de hasta cuando duraría su paciencia.
Acaricié la cabellera de Killian mientras seguía inmersa en mis pensamientos. Echaba de menos a todos, era un fastidio no poder contactar con Kim y los demás sin antes pasar por Caleb.
—¿No tienes casa propia? —dijo Carson al verle de nuevo en su casa como las últimas diez veces en lo que llevábamos de semana.
—No finjas que no te gusta tenerme aquí.
Dijera lo que dijera Carson, podía notar como sus oscuros pómulos se tornaban de un rojo burdeos nada más nombrar a Killian. En realidad ambos tenían una relación bastante rara, se picaban y a la vez se perseguían, y yo como siempre estaba en medio.
Killian se había cobrado la cita que le debía al día siguiente de quedar, e hicimos algo tan cliché como ver una película en su casa y pedir algo de cenar. En ella me di cuenta el tipo de persona que era. No paraba de hablar de Gianna en todo momento, era como su hermana adoptiva y aunque ella no demostrase los sentimientos como él, a Killian la gustaba molestarla tratándola como a una adolescente normal y corriente cuando estaban en casa. Fue una de las cosas que hizo que en ese momento comenzase a atraerme un poco, no era como pensaba, de nuevo me había dejado llevar, estar tatuado y ser un caído no te hacia mala persona y él era la demostración de ello. Pero no cambiaria mi decisión de no buscar una relación, estaba bien como estaba, pero nunca se sabía, lo aprendí con Mikkel, nunca digas nunca y más cuando se trata del amor, una cosa es lo que tú quieras y otra lo que tu corazón desea.
—Se me olvidó decirte que hice un boceto del tatuaje que hablamos. Me centré en lo que me contaste y el cómo, y esos sentimientos me llevaron a esto. —Agrandé la imagen de su móvil y se lo pasé a Carson.
—Es básico, me gusta. No me hagas mucho caso, pero siento que te quedaría estupendo en la zona de la mano —tomaría en cuenta su opinión.
—Eso mismo pensé yo, ahora espero que tu guardián no me mate —comentó Killian refiriéndose al ángel.
—Si no lo hace él lo haré yo como no te eches a un lado —se quejó Carson al intentar sentarse en el sillón ocupado completamente por las piernas del chico.
El caído lo agarró por detrás tumbándolo boca arriba sobre él, Carson comenzó a insultarlo fingiendo que le molestaba lo que le estaba haciendo, pero las pequeñas sonrisas y risas tras las cosquillas le delataban.
—¡Chicos qué estoy debajo! —grité antes de que se echasen por completo sobre mí.
Me dio tiempo a apartarme y dejarles con su juego de "no te soporto pero me tomo el tiempo de hacerte reír". Como no sabíamos a qué hora terminaría de hacerme el tatuaje, metí en un bolso un cambio de ropa y unas cuantas cosas más para quedarme a dormir en su casa. Dejé la comida de Shadow preparada para que cenase antes de irme y no molestase con sus maullidos a los demás.
Se estaba haciendo algo tarde cuando nos dignamos a salir del domicilio. Killian me abrió la puerta del copiloto y la cerró tras de mí, en el corto camino me apoyé en la ventana viendo a la gente transitar por la calle. A simple vista no podría diferenciar quien era humano y quien no, era ilógico que los ángeles les protegieran pero se ofendieran si los comparabas. ¿Entonces para que la protección a un ser que catalogaban de inferior?
—Siéntate donde quieras, estás en tu casa. —Cerré la puerta y admiré el pequeño lugar decorado con cuadros de tatuajes que pudo haber realizado él. En el fondo de la sala había una camilla junto a dos sillas, me senté en una de ellas mientras esperaba nerviosa el inicio de mi primer tatuaje —. Quiero avisarte de que la aguja es más gruesa y larga que la que se suele utilizar normalmente, date cuenta que nuestro cuerpo no es igual al de un mortal. También la tinta es especial, un tatuaje con el material de un humano se te borraría en cosa de días.
—Me imagino que en la mano no será muy agradable la sensación.
Solo re rió dejándome entender que en un momento lo descubriría. Me hizo extender la mano ya limpia sobre una superficie para colocar el papel que dejaría el boceto dibujado con tinta azul sobre mi piel, al retirarlo y ver como quedaría me enamoré por completo. Era básico, como dijo Carson, pero me daba igual, mientras me gustase a mí estaba bien. Se colocó unos guantes y encendió la maquina que nada más oír el ruido que emitía provocó que sintiera un fuerte mareo.
—Confía en mí, te prometo que no es para tanto —dijo nada más ver la cara que puse al ver la aguja cerca de mi mano.
Asentí para que comenzase y cerré los ojos con fuerza. Podía notar la aguja adentrándose en la piel, era una sensación rara, en ciertas zonas como la muñeca se volvió molesta, pero en su mayoría era soportable permitiendo que no hiciera falta una pausa por parte mía.
Killian se mordió el labio, parecía concentrado, apoyé la cara en mi mano libre y embocé una sonrisa mientras lo observaba. Quería apartarle aquel mechón rebelde que caía sobre su rostro, pero cuando alzó la mirada no vi esos preciosos ojos de diferente color, si no unos de un verde intenso. Me acababa de imaginar al idiota de Mikkel en Killian, ¿por qué no podía olvidarme de esa mirada esmeralda?
Era pasada medianoche cuando terminó, tenía la mano adormilada y sentía un pequeño escozor, pero no podía tocarla por el plástico que envolvía la zona. Odiaba las serpientes, pero ahora podría tenerlas un amor-odio por el tatuaje. Este era negro, el cuerpo parecía un brazalete enroscado en mi antebrazo y la cabeza traspasaba la línea de la muñeca, era bastante visible, tanto por el color en mi piel pálida como en el tamaño. Me explicó los cuidados que debía hacer cada día y me dio una crema, esperaba que se curase más rápido no siendo humana porque con la mala cabeza que yo tenía, a los dos días acabaría por olvidárseme.
—¿Qué te debo? —le pregunté con una sonrisa picara sabiendo lo que quería.
Le había dicho que delante de mis amigos no me besara, sin especificar que era tanto por el comportamiento de Madi como por lo que intentaba negar su primo hacia Killian. Carson sabía que él y yo teníamos algo, él mismo me empujó a lanzarme después de la cita real, y tampoco me iba a prohibir hacer algo con alguien porque a un amigo mío le atrajese esa misma persona. Killian no era ningún objeto, yo le gustaba y a mí me atraía tanto física como mentalmente, no como para ser algo serio, pero si para divertirnos juntos. Y si Carson se aclaraba las ideas a mi me daba igual lo que llegasen a hacer, ellos ya eran adultos como para comerse la cabeza con tonterías así.
Colocó sus manos en la parte baja de mi espalda empujándome así contra él y llevé las mías hacia su rostro acariciando la pequeña lágrima de tinta negra bajo su ojo. Antes de juntar nuestros labios, apretó mi culo haciéndome soltar un leve gemido que hizo que el beso se intensificara. Mordí su labio para tomar aire. Estaba apoyado en la pared, posé pequeños besos en su tatuado cuello haciéndome percibir el aroma de su colonia. Quería lanzarlo sobre la camilla y acabar con la tensión que se estaba creando en mí, pero las voces de las personas en la otra parte del lugar me lo impidieron. Le di un pequeño beso y nos sonreímos, era hora de irnos. Su casa estaba justo en frente del antro, debía ser también la zona donde vivían todos ellos, desde la ventana Gianna nos saludo. Había coches de lujo aparcados frente a los pisos, Killian me había confirmado que muchos caídos trabajaban dentro de mafias, pero porque les gustaba, ya que a ninguno le hacía falta el dinero.
—No hay ni un maldito demonio en todo Myrtle Beach. ¡Me aburro! —dijo Gianna con un cojín sobre la cara. Solía practicar su poder con ellos, ¿y qué le ibas a decir a una niña que solo sabía matar? ¿Baja al parque a jugar?
—Mira, te traje esto —saqué del bolso unas revistas de moda de Madi y se las dejé en la mesa. La había visto ver en la televisión programas de ello, así que supuse que la gustaría —Al menos te entretendrás un rato.
—Mi hermana me enseñó una vez una, estaba prohibido subir al cielo cosas de la Tierra, pero ella se saltó la norma por verme contenta —me contó mirando con tristeza las revistas.
—¿Dónde está ahora?
—Muerta. Nunca supe que fue lo que pasó para que un Nephilim acabase con la vida de un ángel de solo quince años.
—Lo peor es que los de arriba no hicieron nada con ese hombre —intervino el chico sentándose a mi lado.
—Fui desterrada con once años por matar al asesino de mi hermana, soy la caída más joven hasta ahora por hacer el trabajo que debieron hacer los jueces del cielo. ¿Sabes qué me dijo ese monstruo? —Negué —"No puedes matarme, tengo parte humana", lo dijo mientras se reía en mi cara y a sabiendas de que no podemos tocar a los mundanos. Yo solo le dije "No eres humano, así que no es pecado" antes de que cayera al suelo desangrado por los cristales que cubrían todo su cuerpo.
—Se lo merecía —me limité a decir. Estaba seria, mirando a la nada. La acerqué a mí y la di un abrazo antes de que yo misma me pusiera a llorar.
—La encontré vagando en la playa hace tres años, desde entonces está conmigo. A veces creo que es mejor vivir aquí sin las reglas tan estúpidas de allá arriba que solo le conviene a quien ellos quieren —acarició la cabellera de un rubio oscuro de la niña y soltó un suspiro alejándose de nosotras.
Gianna me hizo comprender una cosa, no es que en su mundo estuvieran acostumbrados a las muertes, si no que se guardaban el dolor y hacían como que no les afectaba para no parecer frágiles, porque para ellos demostrar sus sentimientos era signo de debilidad.
Me tumbé junto a Killian en su cama, reposé mi cabeza en su torso desnudo y colocó su mano sobre mi culo.
—¿Tus tatuajes tienen significados? —tenia curiosidad por el que tenía bajo su ojo.
—La mayoría son por estética, pero este —señaló la lágrima —fue por la vida que llevo, llena de muerte y dolor, y este —levantó el brazo cubierto por una enredadera con rosas —Porque formo parte de la oscuridad, significados simples que solo la gente como yo entiende.
Me senté sobre su regazo y me retiré la ancha camiseta con la que solía dormir, quedándome solo con las bragas.
—Puedo pagarte ya, si tú quieres.
—Es una oferta tentadora y he de admitir que me has puesto caliente —comentó sin retirar la mirada de mis ojos —. Pero no digas eso, parece que me estuvieras pagando con tu cuerpo.
Me eché a reír, debí haber puesto una voz tan seductora que no había pillado la broma.
Restregué mi cuerpo contra la zona de sus bóxers mientras sus manos que apretaban mis caderas ascendían en dirección a mis pechos, me agaché a su altura para besarlo y nuestras lenguas jugaron creando un ambiente aún más ardiente. Su forma de besar no era brusca, pero tampoco tierna, era la combinación perfecta de ambas que solo te hacia desear más. Noté como su amiga comenzó a endurecerse con cada roce, Killian me empujó a su lado para ponerse sobre mí y se retiró la prenda dejando ver una polla erecta con ganas de introducirse en mí. Bajó su rostro a entre mis piernas y deslizó uno de sus dedos sobre la tela morada que retiró sin darme cuenta por las ganas que tenía. Pasó su lengua haciendo círculos para estimular la zona que notaba como comenzaba a mojarse. Introdujo uno de sus dedos y con la mano frotó sin brusquedad, era el primer chico que me hacía sentir aquellas descargas que conseguían que cerrase las piernas. No podía esperar más, me senté sobre él e introduje su pene en mí, la sensación me hizo gemir, al recordad que Gianna estaba en la casa me llevé las manos a la boca, pero ambos nos echamos a reír. Subí y bajé cambiando de velocidad y hundí mis manos en su cabello, se sentía genial. Lamió la zona de mis pezones haciendo círculos y mordió estos consiguiendo que le nombrara. Sabía cómo satisfacer a una mujer, tenía práctica y me lo demostró logrando hacerme venir antes que a él mismo. Quedé en la cama tendida mirando el techo, preguntándome cuando fue que me había convertido en alguien tan extrovertida en la cama.
❖¿Qué os ha parecido el capítulo?❖
❗AVISO❗Es un capítulo partido en 2.
✥Quiero dejar una cosa clara, no siempre en las relaciones sexuales es necesario mantener una conversación, como en este caso. Y mucho menos demostrar X sentimientos cuando simplemente son relaciones esporádicas y más con un amigo por el que tan solo sientas atracción física. No soy buena escribiendo estas escenas, aviso, pero he tenido encuentros de este tipo y por eso os hablo desde la experiencia🤭😳.✥
Espero que os haya gustado❤ No se olviden de dar⭐ para apoyar la historia y comentar para saber sus reacciones🤭🥺
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