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13


–De nuevo una chaqueta los hace reunirse– Seulgi y yo caminábamos hacia una tienda de ropa, uno de nuestros planes era comprar cosas en nuestro viaje.
–Esta ocasión lo olvidé, y está vez no iré sola tú me acompañaras Kang.– Se sorprendió se detuvo y choque contra su hombro mi costumbre de ver mis zapatos era mala, sobe mi frente su hueso es muy duro.

–¿Él te lo pidió?– Asentí, tomando la delantera.

Al entrar al establecimiento buscaba algunas blusas y Seulgi se probaba algunos jeans. Cada que recorría la cortina tenía que estar atenta a cualquier detalle aunque fuera el más mínimo tenía que calificar como se le movía al caminar no le gustaba que hicieran demasiado pliegues en sus movimientos algunas veces se puede volver tedioso pero una vez que convives con Kang Seulgi todo cambia.
–¿Que te parece, Irene?– Le indique con mi dedo que diese una vuelta y bueno era perfecto para ella. Levanté mi pulgar y entusiasmada regreso por probarse otro. Mientras lo hacía me divertía con un juego en mi celular de cocina. Solía jugarlo con Kim Yerim desde sus 16 años.

Y así fue por dos horas en intercambiar opiniones con Kang, sobre la ropa hasta que por fin decidió lo que se llevaría y lo que no. Era mi turno, para su fortuna y la mía no demoraría. Le modele dos blusas que me habían fascinado una color rosa y otra color violeta, fue sencillo ya que decide comprar ambas.

Salimos de ahí y con solo cruzar la calle, ya estábamos en un negocio de comida. Tomamos asiento, no habíamos cruzado palabra, ella solo estaba revisando sus uñas no de forma vanidosa más bien creo que le dolía una pequeña cortada cerca de su uña.
–¿Sabes en donde queda esta dirección?– Le mostré desde mi celular. Al terminar de leer al parecer me miro y regreso su vista al celular, su expresión vuelve. –¿Ahí vive Suho?– Con un tono de coqueteo.
–Al parecer, pero no sé exactamente dónde está– Ella después de ordenar para ambas, me explico en donde exactamente se ubicaba, podríamos llegar caminando sin problemas.

Al término de nuestra comida, su mirada se posa en una pareja que estaba cruzando la calle, su mirada se reflejó algo triste, continue con ver a la linda pareja. El chico era de cabellos negros delgado, hombros anchos y muy alto. La chica de cabellera rojiza, algo llenita y de tez muy blanca. Estaban abrazados mutuamente se acariciaban sus cabezas. No ví nada de malo.

–Hey, Osa– Tome su mano, interrumpo lo que estaba pensando y da un movimiento un poco brusco. –¿Qué pasa?– Ella negó, intento sonreír pero es como si sus mejillas pesarán para que la comisura de sus labios no se elevarán. Acaricie su hombro y creo que conseguí hacer que me contara.

–Nunca le dije lo importante que era para mí, el chico de allá– Movio su cabeza– me recuerda demasiado a él. Lo besé la última ocasión que nos vimos, me atreví a hacerlo aunque su expresión me dejó congelada y cuando pude reaccionar solo corrí, escuche detrás de mí como me llamaba, fuí ágil y me escondí, solo ví como regresaba. Al llegar a mi casa tenía la esperanza de que me buscara o se despidiera de mí pero solo fui contigo a llorar como nunca lo hice. Fueron días, semanas, meses y hasta dos años que mi esperanza se mantuvo de que me llamaría o buscaría pero tenía que aceptar que a quien él amaba era irremplazable.– Seulgi jamás me había comentado eso y quizás sí lo hubiese hecho ese día que fue a llorar, inconsciente de mí parte, quizás la regañaria sin embargo, ambas hemos madurado y crecido. No imagine que su amor no correspondido de hace 6 años aún siguiera constante en sus pensamientos quizás ella vive en esa esperanza.

–¿Que lo hacía tan especial Kang?– Pose mi mano sobre la suya, después de todo ella era la experta en conocer lo puntos atractivos de los chicos sin meterse demasiado en lo físico.

–Eh... Bueno– No sé si no quería comentarme o realmente no sabía los puntos favorables de su amor no correspondido, pero ella continuó –Era un chico demasiado solitario, no amigos, ni amigas– Una sonrisa se asoma y eso me alivia. –Su cara era de mucha amargura, seriedad y no agrado con los demás así fue por un largo tiempo– Apoyo su rostro sobre sus nudillos –Entonces...– Sus ojos se iluminan como si internamente un par de estrellas nacen en sus pupilas. –Yo me acerqué a él durante meses, pero seguía mostrando esa faceta dura. No era muy predecible el saber cómo interactuar con él...– Se quedó callada ante la revelación pero sonreímos mutuamente, para pasar todavía más el tiempo pedimos algunas malteadas.
–Finalmente, me permitió convivir con él y poco a poco lo conocía, entonces me di cuenta que estaba enamorada de una sonrisa que no compartía con ninguna otra chica, que sus gustos eran similares a los míos nuestro color favorito es el naranja y amarillo, su inteligencia y porsupuesto a sus labios.– Oculto su rostro ruborizado, parecía todavía una niña quizás en ese tiempo si lo hubiese sabido ella tendría esa reacción conmigo. Me acerqué sin duda a ella y pique su estómago con mi dedo y la abracé.

–Perdóname Seulgi, no fui la amiga que merecías– Ella ocultaba sus ojos en mi hombro y un poco de humedad podía sentir. La aleje de mí y limpie sus lágrimas, y ella limpio las mías.
–No fue tu culpa, más bien perdóname tú a mí, tengo una razón por la que no te lo dije, y no te lo diré– Volví a abrazarla, reí ante su rechazo de no contarme esa razón.

Salimos del establecimiento y caminamos hasta el hotel, jugueteando con no tocar las líneas del pavimento. No era tan tarde sin embargo queríamos quedarnos a ver películas de Disney hasta muy tarde.

–Quiero ver Tierra de Osos– Rodeé mis ojos ante la petición de Kang pero ella sabía que era una broma, me golpeó con una almohada.

–Esta bien– Me levanté y encendí el televisor.

–Irene– Solo asentí, en lo que seleccionaba la película.

–¿Estas lista para tu boda?– Me detuve al presionar el botón para que comenzará la película. –No lo sé...– Me quitó el control remoto y se levantó frente a mí. –Solo falta una semana para volver Bae, es mejor que lo disfrutes mucho, realmente me duele ver qué te casarás sin amor, me has dejado en claro que no lo amas y que lo haces por tu madre. Pero respeto tu decisión. ¿Me invitarás formalmente?– Asentí de nuevo.

–¿Podrías, por favor, ir a mi fiesta de compromiso y hacer que no pierda el suelo por mis malas decisiones?– Ella solo dijo que si, tomo mi mano y disfrutamos de la película que desde que era una niña veíamos.

Su cabeza estaba sobre mi hombro, alcance la colcha y la tape hasta su garganta, esta noche era muy fría. Acomode la almohada y extendí su cabello. Besé su frente, pero ocasione que se despertará.

–Bae Joohyun, ¿Donde esta mi invitación? y buenas noches– Negué divertida ante su petición. –No será necesario, además, no tengo una en este momento. Es estúpido tener una invitación para una fiesta de compromiso ¿No lo crees?– No fue mi idea sino de la madre de Sehun.

–Si, es muy tonto solo quería molestar un poco, después de todo solo amigos y familiares cercanos estarán ahí ¿No?– Asentí.

–Recuerda que iremos con Suho, mañana– Extendió su dedo con movimientos de arriba hacia abajo indicando que si recordaba.

–Buenas noches Kang Seulgi, sueña con el chico que adorabas y deseo que se reencuentren– Ella no podía escucharme ya estaba dormida con una sonrisa extensa.

Una llamada hace que deje de ver a mi amiga y me dirija a mi habitación.

–Hola– Él resopló del otro lado de la línea.

–Hola– Parecía aliviado. Yo solo esperaba el motivo de la llamada. –¿Cómo estás, Bae?– Me senté en la cama. –Estoy muy bien. ¿Y tú?– Escuche ladrar a su perro y al parecer se encerró en una habitación.

–No lo sé, es raro no verte cuando visitó a tu madre. Yeri se encarga de hacer una pequeña charla conmigo para que me despeje del aburrimiento es una chica encantadora.– Sonreí

–Pero me alivia el saber que te veré en una semana– Deje de hacerlo. –Queria decirte que de regreso del trabajo, encontré una casa muy bella en venta, de un color naranja, quizás no te agrade y quieras que la pintemos de morado tu color favorito– Su color favorito es el naranja a estas alturas lo sabia.

–Sehun, no iré a otro lado sin mi madre ella no puede quedarse sola es demasiado pronto– Su entusiasmo disminuyó y me sentí mal ante mi contestación. –Lo siento– Me disculpe con él, pero evadió eso y solo me deseo buenas noches.

–Es mejor que descanses– Me recosté.

–Tú también, hablaremos después– Y colgué.

Me aliste para poder dormir. Mañana será otro día que debo disfrutar pese a tener ya siete días, aún no me siento tranquila más bien agobiada de que mis días están contados.

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