11
Fueron aproximadamente diez minutos en que caminamos, en silencio, deje que me guiara, ella podría elegir el lugar más cómodo, confiaba en su elección.
Se detuvo y giro hasta un árbol, creo que era el más grande, posó la bicicleta sobre el tronco, imite la acción, nos sentamos frente a frente y con cuidado saque lo que Baekhyun había preparado a decir verdad no sabía que era lo que me había metido a la mochila.
–No seas animal Junmyeon, necesitaran esto. Me lo agradecerás cuando vuelvas– Cerro con fuerza la mochila. Y me empujó fuera.
Eran dos compartimientos, en ellos había dos rebanadas de pan tostado en cada uno, había un pequeño frasco de mermelada dentro de mi mochila, arroz y un par de albóndigas para cada uno.
–Wow...– Estaba tan sorprendido como ella, tenía razón Byun, se lo agradeceré después de volver a casa. De mi mochila también encontré botellas de agua. No tenía planeado demorar con Joohyun aunque de verdad soy un animal por no considerar cosas como estas, le ofrecí a Irene todo lo que podía, ella estaba fascinada con la comida creo que le gustó el sazón de Baekhyun.
No conversamos, más bien disfrutaba con solo verla, agradecía que ella continuaba admirando el paisaje. Había ya terminado de disfrutar mi almuerzo, así que saque un par de lápices, algunos colores y mi cuaderno de la mochila.
Irene no prestaba atención a lo que hacía, entendía perfectamente porque escogió el lugar, era una bella vista a los girasoles que habíamos visualizado antes. Para que no se percatará de lo que haría me giré a un ángulo donde pareciera que dibujaba otra cosa, aunque tenía miedo de que Joohyun se diera cuenta de que en realidad estaba plasmando su bello rostro en mi cuaderno lleno de otro tipo de trazos, pero ella era la primer mujer que dibujaría.
Sus ojos tenían un brillo, no podía dejar de sonreír, sus pómulos parecían ser demasiado suaves, su cabellera era larga oscura pero preciosa, sus labios teñidos levemente de rojo era la cereza perfecta. Imaginé un flor en su cabeza no me limité solo a lo que puedo ver, agregué una roja flor que combinará con sus labios. En tan solo hora y media, ella se percató de mi mirada, pese a que fue un contacto repentino y su gesto cambio, me sentí responsable.
–Si eso te incómodo, quiero pedir disculpas– Irene dudaba un poco, no me respondía.
Le mostré el dibujo no estaba del todo terminado pero era entendible, tanto que abrió un poco más los párpados como expresión de sorpresa, pero gracias al cielo volvió a su sonrisa.
–¿Tan bien me veo en los retratos?– Continuaba admirando lo que hice me alivie ante su impresión. Asentí pese a que ella admiraba el cuaderno, lo devolvió y continuó con el apreciar el ejército de girasoles frente a ella. Estaba apunto de guardar los lápices pero ella interfirió.
–¿No, vas a terminarlo?– Su mano había cerrado la mochila, entendí su acción así que solo seguí, la pose continuaba solo que su sonrisa era de vez en cuando. Me apresuré no quería hacerla esperar demasiado, solo tenía que borrar algunas líneas y colorear un poco.
–Esta terminado– Ella se acerca hasta chocar nuestros hombros, le había encantado el dibujo y su curiosidad era una cualidad de ella ya que ojeaba con delicadeza las anteriores hojas y tomaba su tiempo de admirarlas.
–Tienes demasiado talento Junmyeon– Su comentario hizo que saltara mi corazón, mis mejillas se llenaron de orgullo. Sus dedos largos, blancos con unas perfectas uñas tocaban una familia de conejos que dibuje hace meses, un lunar de entre sus dedos aprecié. Me devolvió la libreta, la guarde junto con lo que estaba en el suelo, si lo perdía Baekhyun me mataría y Chanyeol me defendería toda la noche. Dude en cerrar la mochila, ella se levanta sacude su vestido junto con su pequeño bolso, de nuevo saque la libreta, voy hasta la página de la familia de conejos, desgarro la hoja de donde la sostenía ante el ruido ella voltea algo asustada, no tenía esa intención. Devolví la libreta a su lugar, estaba listo para seguir el camino de regreso, antes de comenzar a pedalear, le acerque la hoja.
–Conservala– Al desdoblarlo y ver que se trataba de mis animales favoritos, quiso devolverlo como con el abrigo, puedo decir que otra cualidad es ser necia pero considerada con las personas que tratan de hacer algo por ella.
–No, es tuyo no debiste arrancarlo– Entre sus dedos y los míos interfería el papel –Puedo hacer otro Joohyun, no te preocupes quiero que conserves esté– Sonreí y ella también lo hizo el papel se deslizó a su favor y también el mío. Lo guardo en su bolso y continuamos con el camino de regreso.
Pronto estaríamos de regreso, el sol aún no nos abandonaba el atardecer estaba cerca eso era seguro, me detuve Irene me miraba extrañada.
–¿Te has perdido?– Preguntaba al ver que analizaba de un lado a otro. –No estamos perdidos– Quise que quitara su rostro de preocupación. –Dime ¿Que haces? ¿Que buscas?– Por fin había localizado lo que quería. Retrocedí hasta estar junto a Irene. –¿Confías en mí?– Dudaba de hecho no obtenía respuesta. –Te prometo que no es nada malo, volveremos a casa en 20 minutos– Ella asintió.
–Confío en tí Suho– Soy su guía, como todo el recorrido, en realidad quería hacer algo por ella, antes de volver y no saber más de Irene.
Se había percatado que tome una ruta opuesta a casa, estábamos regresando pero en otro camino. El sol estaba a la mitad de su circunferencia total, el cielo teñido de un color anaranjado leve. Agradecía poder recordar como es que había estado en el lugar, Irene al percatarse de a donde la había guiado aceleró hasta dejar la bicicleta en el suelo y acercarse, hice lo mismo parecía que estaba en el cielo.
–¿Me tomarías una foto?– Acepte con todo gusto, los girasoles detrás de ella era la nueva imagen de la diosa de la paz. Sus poses eran formales, hice caras y conté algunos chistes para que pudiese reír a carcajadas durante las fotos aunque creo que se reía por lo malo que era contando chistes. Pero sus fotos eran oro.
Al volver conmigo observó las fotos, muy divertida incluso me agradeció por la idea.
–¿No quieres una foto?– Preguntó así que le entregué mi celular, por hacerla reír, mis poses eran algo graciosas, algunas fotos del resultado fueron borrosas o parecía que fueron tomadas durante algún temblor. Pero valió la pena, su estómago y el mío dolía de tanto reír.
Descansamos un poco, aunque no quería que el frío nos atrapará, al parecer no traía con que cubririse.
–Oye...– Moví mi cara con dirección a la suya, pero ella no dejaba de admirar las flores.
–¿Que sucede?– Pregunté
–Este día fue uno de mis favoritos, quiero ser sincera contigo en un principio pensé que este día sería un desastre y volvería malhumorada con Seulgi...– Me reí ante lo que pensaba el día anterior.
–Pero veo que me equivoqué, me sentí libre, consentida y protegida este día, quiero agradecerte en verdad Junmyeon, quiero que sepas que en mi puedes encontrar una amiga– No tenía planeado eso pero es lo que gane y estoy satisfecho.
–Lo mismo digo Irene, regresemos– Nos levantamos, quite mi chaqueta y la coloque en sus hombros.
En cuestión de treinta minutos habíamos vuelto al lugar de inicio, demoramos por ir un poco más lento después de todo estábamos exhaustos. Sin oponerse ella continuó cubriéndose con mi chaqueta, algunos negocios estaban listos para terminar su día laboriosos, las luces se iluminaban a nuestro paso, ahora Irene tomaba el rol de guía nos dirigíamos hacia donde se hospedaba.
Entre las calles que eran solitarias en zig zag jugaba sin importarle mi presencia, podría apostar que ya no tenía frío.
–¿Eres de por aquí?– Una breve conversación antes de la despedida.
–No, pero me gustaría– Admiraba las calles era obvio que no reside en este lugar, tonto Junmyeon.
–¿Turista?– Ella solo tanteó su cabeza entendiendo como un quizás no quizás sí.
–Seulgi, me invitó a la exposición donde nos conocimos, estaba pasando momentos difíciles y este viaje con ella es relajante– Ahora hicimos contacto sin problemas, pero tuve que cortarlo no quería caer frente a ella.
–Eso quiere decir que pronto te irás– Asintió.
Se detuvo, la ayude con la bicicleta sacudió su vestido y colgó en su hombro su pequeño bolso. Quedamos en silencio no sabía que decir, era la última vez que estaríamos cerca. Quizás. Ella solo tenía su mirada puesta en sus zapatos, recogió un mechón de su cabello detrás de su oreja y comenzó a reír cubría su boca. También comencé a reír aunque no sabía porque lo hacíamos.
–¿Puedo darte un abrazo, Irene?– Continuaba sonriendo solo que sus labios cubrieron sus dientes. Fue estúpido y presipitado preguntar eso, aunque, ella acepto. No me percate de ninguna pizca de negación o incomodidad eso me motivo a no retractarme.
Ella estiró sus brazos se acercó hasta mi, el tacto fue leve y suave, es pequeña estaba tentado con acariciar su cabello pero me contuve. Nos separamos su rostro estaba más cerca de lo que podría imaginar tenerlo frente a mí. Me aleje y ella solo camino hasta la entrada.
–Gracias y buenas noches– Asentí, con la sonrisa más extensa que puedan imaginar, llevaba dos bicicletas era demasiado incómodo pero la sonrisa no se despejaba de mi rostro. Me detuve y llamé a Chanyeol con gusto me ayudaría solo espere unos minutos para que él llegara y por fin descansar un poco mis brazos.
–¿Por qué tan sonriente?– Intenté desviar lo que pregunto con otra anécdota, aunque, Park esperaba algo más.
–Tu sonrojes te delata, pero esperaré para que Baekhyun escuché lo que sucedió hoy– Son buenos amigos y esta vez quería contarles todo.
Bae Joohyun y yo somos amigos...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro