1. Una mañana de locos, o más bien de gatos
CAPÍTULO 1
Una mañana de locos, o más bien de gatos
Una luz cegadora entra por la ventana de la habitación y consigue despertarme de un profundo sueño que seguramente añoraré durante toda la mañana. Pero eso ahora no importa. Hoy, un bonito 22 de julio, es lunes, lo que significa que hay correo y que mi carta de Hogwarts podría llegar en cualquier momento. Así que, con ese dulce pensamiento en la cabeza, me levanto de la cama y.... ¡¡Ay!! - grito - me tropiezo con un gato gris que me mira desafiantemente; Scalibur, el gato de mi hermana Deborah. De verdad que no sé qué hace este gato en mi habitación todas las mañanas, a veces pienso que mi hermana lo manda aquí para que me espíe.
Me levanto del suelo, me pongo las zapatillas de andar por casa, cojo al maldito gato y salgo en camisón al pasillo, donde espero poder deshacerme de esta bola de pelo gris con nombre.
Bajo las escaleras hasta el segundo piso y me planto delante de la puerta de la habitación de mi hermana mayor.
-¡¡Deborah!! - grito, pero como veo que nadie me contesta me pongo a aporrear la puerta.
-¡¡Sal...ahora...mismo!! - digo y sigo llamando a la puerta.
Cuando pienso que me está ignorando y que no saldrá hasta que yo me valla, veo a una cansada Deborah abrir la puerta con cara de "vete de aquí, no ves que sólo he dormido 2 horas".
-¿Qué pasa? - me pregunta mientras bosteza.
-Tu gato - digo con una mirada un tanto desafiante.
-¿Mi gato qué? - de veras, a veces me sorprendo de que vaya a Ravenclaw, porque muy lista no me parece.
-¡Scalibur se ha vuelto a colar en mi habitación! ¡Y además, me he tropezado con él! Como siga así acabaré rompiéndome los dientes contra el suelo. - le digo señalando al gato, que aún sigue en mis brazos.
-¿¡¿Qué te has tropezado con él?!? - Me grita como si yo tuviera la culpa - Más te vale no haberle hecho daño - Dice mientras me quita al gato de los brazos.
-Te puedo asegurar que la única que se ha echo daño aquí he sido yo.
Deborah pone cara de indignación y vuelve a la habitación con el gato, cerrándome la puerta en las narices. Una vez me dispongo a volver a mí cuarto oigo que mi hermana le dice cosas a su gato,por ejemplo, "¿te ha hecho daño esa loca mi pequeñín?" O también, "No te preocupes, mi amorcito". Muchas veces pienso que le importa más el gato que toda la familia. Aunque claro, ella considera a Scalibur parte de la familia.
Decido olvidarme del tema y bajar a desayunar, ya me vestiré luego.
Una vez en el comedor me siento en mi lugar correspondiente y empiezo a untarme mermelada en las tostadas.
-Buenos días señorita Selena - me dice Amelia, una de las elfinas domésticas.
-Buenos días Meli - respondo con la boca llena. Debería tener más modales mientras como. Pero eso ya lo solucionaré cuando llegue mi carta de Hogwarts, o eso espero.
-Ama Selena, el amo prefiere que me llame por mi nombre... - dice un poco asustada.
- No te preocupes Meli, mi tío no te castigará por eso - la tranquilizo - Además, me da igual lo que diga mi tío respecto a esto...Después de todo también eres mi elfina.
-De...de acuerdo ama - dice un poco más tranquila.
-Ahora que hablamos de mi tío, - hago una pequeña pausa para morder una de las tostadas - ¿sabes si va a bajar a desayunar? ¿O va quedarse en su habitación igual que Deborah?
-Lo siento, señorita Selena, pero su tío se fue muy pronto a trabajar al Ministerio. Nos dijo a los elfos domésticos que tenía mucho trabajo que hacer.
-Oh...bueno, no pasa nada - realmente si que pasa. Mi tío se tira todo el día en el trabajo. A veces dudo que coma algo, y yo no podría estar ni un día sin comer, es una de mis actividades favoritas.
- Si no necesita nada más lo mejor será que me retiré, ama.
- Sólo una cosa más - digo - no es necesario que me llames ama, prefiero que me llames Selena.
-Lo siento ama, pero su tío me castigará si hago tal cosa - nada más decir esto suena un chasquido y veo que Meli ya no está.
Sigo desayunando, pero al rato la puerta del comedor se abre y entra mi hermana Scarlett, la gemela de Deborah. Aunque para ser gemelas no son muy parecidas. Se parecen, pero no como esos dos chicos de su curso, a esos no los distingue ni su madre. Creo que se llamaban Gred y Feorge, o algo así.
Scarlett se dirige hacia mi, y me abraza. Después se sienta y se sirve un trozo de pastel.
-Hola - digo, y vuelvo a prestar atención a mi desayuno (que ahora sólo consiste en un vaso de leche).
-Deborah me ha contado lo del gato -- ¡ay no, otra vez el tema del gato!
-Quiero que quede bien claro que la culpa es toooooda del gato.
-Lo que quería decirte era que si en algún momento te rompes los dientes contra el suelo, te los puedo arreglar con la varita - se ríe.
-Ja, ja, ja, me troncho.
-Ahora en serio, no te preocupes, ese gato siempre está haciendo cosas extrañas. En Hogwatrs a veces desaparece por las noches - al oír la palabra Hogwarts doy un suspiro, mi carta sigue sin llegar. Scarlett lo nota - ¿Todavía no ha llegado tu carta? - niego con la cabeza.
- A veces pienso que soy una squib y que mi carta nunca llegará.
- No eres squib, más de una vez has demostrado indicios de magia.
-Lo sé pero... -suspiro- y si la carta se pierde, o si se olvidan de mandarla. No quiero pasarme los próximos seis años aquí, recibiendo clases de magia particulares como he hecho hasta ahora - Scarlett se rie. No sé que le hace tanta gracia.
-Tu carta llegará cuando menos te lo esperes. Y si no es así, me encargaré personalmente de que nuestro tío hable con Dumbledore.
- Si insistes. - digo un poco más relajada - Ya he acabado de desayunar, adiós. - rio.
-Hasta luego.
Me levanto de la silla y al salir del comedor veo a Deborah bajando las escaleras con el gato en brazos (al final ha decido salir de su cuarto). Cuando pasa por mi lado me revuelve el cabello y me dice que intentará controlar más a Scalibur, pero que no promete nada. Le sonrío y cada una sigue su camino; ella hacia el comedor y yo hacia mi habitación.
Una vez en la habitación me pongo un vestido blanco y una túnica sin mangas, y me cambio las pantuflas por unos botines negros. Recojo mi pelo en un moño mal hecho y bajo al jardín para controlar si hay lechuzas con cartas al acecho.
Cuando ya llevo un rato sentada en la fría hierba diviso una lechuza acercándose hacia donde estoy yo. Doy un saltito de alegría, pero cuando veo que la carta no es de Hogwarts, sino de mi amigo Draco, vuelvo a sentarme en el suelo desilusionada. Como no tengo otra cosa que hacer, abro la carta de Draco para ver que es tan importante como para molestarme en mi busca de la lechuza de Hogwarts.
Para: Selena...bla,bla,bla...
Desde: Mansión Malfoy...bla,bla,bla....
Como ya sabrás, hace unas semanas cumplí 11 años. Lo que quiere decir que este año podre asistir a Hogwarts. Llevo esperando mucho tiempo...bla,bla,bla...mi padre....bla, bla, bla....y...bla, bla,bla... ¡Por fin me ha llegado la carta! Supongo que tu también tendrás ya la tuya, - si tu supieras Draco - así que mi madre te invita a pasar las dos últimas semanas del verano con nosotros, para poder ir juntos al callejón Diagon y al expreso de Hogwarts. Espero tu respuesta.
Draco Malfoy
No puedo creerlo, incluso Draco tiene ya su carta. Me guardo la carta en un bolsillo de la túnica, ya le contestaré cuando me llegue la carta. Vuelvo a centrarme en buscar lechuzas en el cielo. Llega la hora de comer y dejó esa tarea para cuando mi estómago este lleno. Me levanto del suelo y me encamino hacia el interior de la mansión.
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Este ha sido el primer capítulo del fanfic. Ojalá os guste tanto como a mí escribirlo.
Alomejor hay alguna falta de ortografía, pero he revisado el capítulo varias veces para intentar que eso no pase.
Nos leemos 😉
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