33 - Tarjeta
—¿Me estás escuchando?
Caminaba de la mano con Sara rumbo a la universidad y ella había dedicado las últimas dos cuadras a contarme lo que había soñado la noche anterior. Había intentado poner atención a su narración, pero mis pensamientos emigraron rápidamente a los eventos del día anterior.
—Sí... o sea, más o menos, pero sigue contando —respondí repasando mi memoria auditiva, a ver si lo había registrado inconscientemente.
—Ya no importa. Estás raro desde ayer.
—Perdona.
La noche anterior había llegado tarde y malhumorado a su casa, pero cuando preguntó qué me pasaba mentí diciendo que solo estaba cansado. Me odie por hacerlo, pero no vi forma de explicarle lo ocurrido sin desatar un drama. Jamás debí ocultarle que pretendía hacer clases a Adela y sus amigas, ahora aquello hacía todo mucho más difícil de explicar.
Como la dulce persona que era, me tenía preparada una cena que comí en silencio, respondiendo a su conversación con monosílabos, deseando ser capaz de agradecer mejor su cariñoso gesto. Terminada la comida nos sentamos en el sofá y me dejó recostarme con la cabeza sobre sus piernas. Sintiendo sus caricias en mi pelo me quedé dormido casi inmediatamente.
—¿Pasó algo malo ayer en tu clase?
—No. Como te dije, estaba cansado. Eso es todo.
—¿Y sigues cansado?
—Sí... no descansé muy bien. Vengo medio dormido.
Sara guardó silencio con rostro sombrío. Podía ver que mi respuesta no la había convencido, pero no siguió indagando.
Decidí que esa noche le contaría toda la verdad, pasara lo que pasara. Era lo menos que podía hacer. Solo necesitaba algo de tiempo para encontrar la mejor manera de decírselo.
Llegamos muy temprano, pero el frío nos hizo meternos inmediatamente en el salón de clases. Nos sentamos juntos a esperar la llegada del resto, yo leyendo noticias en el celular y Sara haciendo garabatos en su cuaderno. Poco a poco fuimos viendo llegar a nuestros compañeros. Saludamos a Javi, Cintia, Romina y otros. A Adela fingí no verla, pese a sentir su mirada sobre mí durante buena parte de la clase. Lauren, por su parte, mantuvo prudente distancia de ambos, haciendo como si no existiéramos, lo que me pareció perfecto.
A la salida invité a Sara un café de la máquina.
—Adela te miró durante toda la clase —comentó soplando el líquido para no quemarse.
—¿Ah, sí? —dije fingiendo indiferencia.
—Y tú no la miraste ni una vez.
—¿Acaso debía?
—No...
Me encogí de hombros. Ella sorbió su café con ojos entornados.
—Traigo demasiado peso en la mochila. ¿Me acompañas al locker? —dije para cambiar de tema.
Fuimos juntos hasta mi casillero. Al abrir la puertecilla metálica, una tarjeta que alguien había deslizado por la rendija cayó al piso. Sara la recogió, leyó y luego, con los labios apretados, la puso frente a mí. Mostraba una caquita encogiéndose de hombros con la leyenda "Perdón por cagarla".
—¿Qué es esto? —preguntó.
—No tengo idea... —Quise tomarla, pero la alejó de mí.
—¿No? —La abrió y leyó para mí el contenido, quebrándose su voz a mitad de camino—. "Ayer preguntaste qué eres para mí. No tengo la respuesta, pero sé que eres todo menos indiferente. Y que quisiera conocerte mejor. Adela".
Me sentí cayendo de un rascacielos. Alcé la vista desde la tarjeta, que temblaba en sus manos, a su rostro, que me miraba herido y furioso a la vez.
—¡Me mentiste! ¡Ayer estuviste con ella!
—¡Espera, no! Deja que te expliq...
Sara dio un chillido de rabia que me paralizó e hizo que todos los estudiantes del patio se voltearan a mirarnos, luego rasgó la tarjeta, puso los trozos contra mi pecho con un empujón y se alejó corriendo. Cuando daba mi tercer paso para correr tras de ella, Danilo se interpuso en mi camino.
—¿Qué le hiciste?
—No te metas. No es asunto tuyo. —Intenté rodearlo.
—Me meto —dijo interponiéndose nuevamente con pose agresiva. Mis recientes peleas pasaron frente a mis ojos, junto a la advertencia del Decano. Tenía claro que había sido Danilo quien había hecho la denuncia y que si empezaba algo lo haría otra vez. Opté por la salida civilizada.
—Es solo un malentendido. Ya lo resolveremos. Pero tienes razón, es mejor que le dé su espacio por ahora —expliqué en el tono más tranquilo que pude invocar.
Danilo me miró con desconfianza, sin quitarse del camino, seguramente pensando que lo intentaba engañar. Para tranquilizarlo recogí los trozos de la tarjeta, los devolví a mi locker, saqué el material para la ayudantía y lo cerré. Danilo seguía de cerca mis movimientos.
—Vamos, tu clase está por empezar —le dije.
***
Durante toda la clase, en la que para variar no tuve más participación que pasar las diapositivas para el profesor, pensé en la tarjeta que Adela había escrito. ¿Pudo ella haber calculado lo que ocurrió? ¿Había sido intencional? Me costaba creerlo. Aún así, independiente de sus bien intencionadas palabras, no podía quitarme la molestia y resentimiento que sentía por el daño que había causado.
Terminada la clase envié por décima vez un mensaje a Sara pidiéndole hablar, que fue ignorado igual que todos los otros, y salí al patio. Adela estaba parada afuera. Dio un paso hacia mí.
—Gabriel...
Pasé de largo sin mirarla. Tras unos segundos reapareció a mi lado, siguiéndome el paso.
—¿Vas a ignorarme para siempre?
No le respondí.
—Llamé a Lauren anoche. La expulsé de mi círculo de amigas, es tóxica. Debí hacerlo hace mucho, pero como es prima de María Francisca...
Seguí caminando en silencio.
—¿Habrás visto mi tarjeta?
Me planté en seco.
—La vi yo y la vio Sara. De hecho ella me la leyó. Y luego me mandó a la mierda, muchas gracias.
Adela abrió grande los ojos y se puso roja.
—Perdona, no era mi intención. No pensé que tuviera llave de tu locker. O que lo que escribí pudiera...
—Adela, ella es mi novia ahora. Formalizamos el sábado. —Alzó sus ojos, sorprendida—. Lo último que necesito en estos momentos es tenerte cerca haciendo cosas que la ponen celosa. Te perdono tu comentario de ayer, pero por favor, de ahora en adelante mantente alejada de mí ¿Okey?
Bajó sus ojos al piso.
—Okey. Perdona. No te molesto más.
Dando media vuelta, se marchó. Me quedé en silencio viéndola alejarse, sintiendo un enorme peso instalarse en mi pecho. Si había hecho lo correcto ¿por qué me sentía tan mal?
------------ 👻👻👻👻👻 ------------
¿Gabriel metido en más problemas? ¿Quién lo hubiera esperado? 😅
Aprovecho de saludar a @DallanaTolentino que está de cumpleaños hoy y a @Pablo1999S que cumple pasado mañana. ¡Que lo disfruten! 🎁
Y para celebrar, subo otro mini-capítulo después de este 🎉 (bueno, técnicamente era parte de este mismo capítulo, pero creo que queda mejor dejándolo por separado 😛).
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro