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Venganza

Nunca se puede imaginar lo que es vivir 10 años yendo de un lugar a otro, sin rumbo fijo o deseoso de que alguien te encuentre. Eso era lo que la vida de Himmel se volvió luego de la muerte de Charllotte y de dejar a su sobrina y amigos con ese pueblo hebreo.

Aún recuerda el intento de todos por hacer que se quede con ellos, que no vaya por el camino que está dispuesto a recorrer, pero Himmel ya había decidido su camino. Seguir haciéndose más fuerte, para un día poder afrontar la amenaza que Macha le comentó que sucedería y a la vez, destruir a Ares.

Amane y Yuuji sabían que él no iba a cambiar de opinión, lo que si les daba pena era saber que Himmel no volvería a aparecer ante ellos. Nunca. Todo porque él mismo sentía que de hacerlo su determinación se vería menguada ya que el camino que desea recorrer... No es el que un humano común y con deseos de vivir en paz pueda tener.

Con mucho dolor y deseándole a todos una buena y prospera vida, Himmel partió a territorio del cual debe de obtener información, lo que actualmente se le conoce como Roma.

Obviamente, antes de ir a dicho lugar se tuvo que hacer de la idea de reforzar su cuerpo nuevamente. La pelea con Macha le había hecho entender lo que sucedía, los años de estar sin una buena pelea lo habían afectado enormemente. Por lo que no le quedó otra más que ir de un lado para otro en busca de enemigos y retos que le devolvieran esa sed de batalla que había muerto.

Lo que no esperó fue ver como los humanos de esta parte del mundo difieren tanto de los que él conoce. Es cierto que el reino era mucho más avanzado en términos generales que el resto de este, pero ver que la magia aquí es considerada más algo de fantasía o algo que sólo los escogidos por los Dioses pueden usar... vaya que fue una gran sorpresa.

Debido a que no viste como los que viven estas tierras, optó por simplemente usar un gran manto que cubra su cuerpo y armadura, la cual ahora no deja de usar en ningún momento, para poder pasar desapercibido.

Lo primero que logró descubrir en estos años, fue que Roma es un Imperio grande, el cual se ha visto cada día más poderoso en su poder militar, aunque sus métodos eran crueles... podían jactarse de que gracias a ellos se han hecho de territorios y riquezas que antes hubieran sido imposibles.

-Algo debe haber hecho Ares, recuerda que el muy idiota también es Dios de la Guerra de estos pobres tontos.- Skeith le dijo eso con mucha rabia, ya que él también había llegado a odiar a Ares. – Que pocos originales los romanos, sólo tomaron los Dioses de los Griegos y les cambiaron de nombres, hablando de perezas... - Himmel rio un poco a las palabras de su otro, sólo para ponerse a buscar más información.

Lo que logró descubrir lo dejo impactado, más porque no esperó que los Dioses del Olimpo en verdad se prestarían para este circo. De cambiar sus nombres para seguir teniendo creyentes, no los puede culpar dado que los creyentes son los que le dan a una religión su fuerza y su razón de ser. Lo que si no esperó, fue ver que dentro del mismo Imperio Romano, la religión de ese Dios al cual hasta la fecha sólo sabe que le dicen Elohim, pero es consciente de que este debe tener su propio nombre, aunque lo tiene bien escondido.

No fue hasta que fue en busca de la única persona que puede confiar dentro de los Olímpicos que obtuvo la información que tanto buscó.

Ya tras 10 años de espera, al fin podía tener una pista... para lograr su meta.

-Ya veo, con que eso es lo que él dijo... - Himmel estaba al borde de un acantilado, que le permitía ver la capital romana en todo su esplendor. – Dice que me mató.

-Así es... - La persona con quien Himmel hablaba estaba cubierta por una larga túnica blanca, por su voz podías denotar de que era una mujer joven. – Ares volvió muy confiado, decía que había matado a quien lo había humillado.... Aunque muchos pudimos ver la mentira en sus ojos, además que es ligero pero hay un miedo intenso en él. – Himmel asintió a esas palabras. – De todos modos, ningunos de los Dioses lo quiere cerca de ellos... Sabes bien que Ares no es alguien en quien desees poner tu confianza, si bien Zeus y Hera le dan advertencias de lo que puede pasar si sigue con su actitud, él seguirá con su plan de hacer lo que desea... demostrar que debe estar sobre todos los Dioses y regir el Olimpo.

-¿Desterrando incluso a su padre? Se nota que el famoso círculo de patricidio que hay dentro de su panteón es muy fuerte. – La mujer rio ligeramente a esas palabras. – Dime la verdad ¿Qué pasará si se enteran de la muerte de Ares?

Se pudo ver como la mujer se puso tensa para pasar a suspirar, ella se acercó a Himmel para ver a su lado... la ciudad.

-No lo sé... Nunca se ha oído de que un mortal se haya opuesto a un Dios, ni mucho menos lograr derrotar a uno. En ese caso, tú ya eres excepcional Himmel... Venciste a Ares, un Dios si bien que no es importante ni tan poderoso, es uno que tiene su fama bien puesta en su gran capacidad de combate.

-Tú le has ganado más de una vez sino tengo mal entendido. – La mujer soltó una ligera carcajada, una que ella en verdad no pensó que daría.... No luego de todo lo que ha pasado. – Se dice que eres la mujer guerrera por excelencia en muchas mitologías.

-Exageran, hay más Diosas que pelean mucho mejor que yo. Yo sé usar más mi cerebro en medio del combate, prefiero acabar las peleas con inteligencia y no con poder bruto solamente. Claro que es mi estilo, no a todos les vendrá a la perfección. - Himmel asintió a las palabras de la mujer, esa era la verdad. – Lo que si no te puedo decir con certeza, es que no sé la reacción que habría... si llegas a matar a Ares.

-Es un Dios sin importancia, matarlo no afectará tanto a los que lo veneran.

-¿Seguro? – la mujer se acercó a él un poco más. – Matar a un Dios tiene sus consecuencias Himmel. Da igual si Ares es un Dios que sólo afecta al panteón Olímpico y los que creen en él, matarlo traerá consecuencias a largo plazo a los que le rezan. – La mujer extendió su mano y una lechuza se posó en ella, con cuidado sacó la nota que esta tenía en la pata para luego dejar que este alce vuelo. – Las batallas en esta era, para los romanos, se ganan con violencia y crueldad... eso es lo que Ares representa. Sin él, te aseguro que ellos perderán esa violencia que los ha llevado a tantas victorias. Recuerda Himmel, en batalla... no importa que tanto desees separar las buenas intenciones, estrategias y demás de lo que la violencia y la crueldad... ya que estas están ligadas, en batalla siempre están unidas.

-¿Me dices que no lo mate...? ¿Aún luego de lo que planea...? ¿Luego de lo que le hizo a Charllotte? – la mujer simplemente bajó la cabeza y se pudo ver como se mordió el labio en señal de que el tema le afectaba. – Lo siento, fue insensible de mi parte decir esas cosas.

-Pero no menos cierto... Ares... Él ya no está razonando como se debe, de seguir así destruirá todo lo que Zeus ha forjado y creado... Además, es más que notorio que nuestra religión un día quedará como una mitología más de las que hay en el mundo. Ya debes saber lo que se rumorea entre los que creen en el Dios de los judíos, de que un Rey vendrá a guiarlos... Y eso los está asustando.

-Ese no es mi asunto, lo que tenga que pasar pasará... No todo dura para siempre... - La mujer no tuvo nada que decir, en verdad no tenía un argumento para poder contradecir lo que él ha dicho. – Sólo deseo saber si... me odiaras por lo que planeo hacer.

-Sabes que no... Yo también detesto a Ares por lo que ha hecho y lo que planea hacer, pero no por eso puedo darte visto bueno a lo que tienes en mente. – La mujer simplemente tuvo que darse la vuelta, sabía que no había más que decir. – Yo... Yo sólo espero que sepas lo que estas haciendo Himmel. No puedo ayudarte, sólo desearte buena suerte.

Ver como la mujer se iba, hizo que Himmel suspire y sepa que... En verdad ella no desea ver o tener un tipo de relación con lo que tiene en mente...

-Lo sé... Lo lamento Atenea, esto es algo que debo de hacer. – Himmel siguió viendo la capital lo que restaba de la noche... dormir para él se había vuelto un lujo ya que las pesadillas de la muerte de Charlllotte, nunca lo dejaban.

.....

El tiempo pasó, Himmel estaba ya con todos los preparativos para poder acabar con Ares, pero a la vez es consciente de que dar con él y tener la tranquilidad de matarlo... No será fácil si tiene a todo el panteón cerca. Su meta es Ares, por lo que no desea tener un combate innecesario con otro Dios. Sabe bien que luego tal vez sea el objetivo de los hijos de ese idiota, su hermana Enio y de Afrodita, aunque la última le viene sin cuidado. Necesita de un buen plan... aunque parece que ya tiene la idea de lo que tiene que hacer... aunque antes de eso... debe de hacerse cargo del ser que tiene en frente suyo.

Tiene que admitir que es el ser más raro de los que ha visto hasta la fecha, parece ser una serpiente a la que la ensartaron un gran clavo en la cabeza y cola. Lo más raro de todo es que este ser ataca con oscuridad tal como Skeith lo hace... Ya lleva peleando con esta cosa días... Tiene suerte de que el desierto donde se encuentra está muy lejos cualquier zona poblada.

Ver como Tarvos, la Séptima fase y apodado "The Avenger", de la nada creaba cuchillos y estacas hechos de oscuridad le daban la sensación de que en serio este ser desea crucificarlo como se lo hacen a esos pobres diablos en Roma, un medio de muerte que no le desea nadie por lo que ha visto. Aún así, la lucha era más que intensa... Himmel había acostumbrado su cuerpo al uso de poder conjunto de los otros 6... Pero Tarvos ha demostrado ser muy técnico y hábil.

Gracias al poder que obtuvo de Macha ideo la técnica para poder usar sus espadas sin tener que tenerlas en mano, sino de hacer que estas leviten alrededor suyo y que ataquen a su comando mental. Una habilidad útil ya que el permite usar sus manos para dar golpes o atacar con magia mientras las espadas atacan o lo defienden. Además de lanzarlas a atacar cuando tiene un enemigo a distancia.

Tarvos se mostraba más que sorprendido o sorprendida con lo que estaba pasando... nunca esperando que un humano fuera capaz de darle tal lucha. La verdad, había venido a este lugar porque desea acabar con los humanos que viven en ese lugar llamado Roma. Ha sentido los deseos de los mortales con quien se ha encontrado y el enorme odio que tienen a este tan gran imperio. Los deseos de venganza de estos han llamado su atención, tan fuerte y a la vez tan... corrosivos. La venganza... ¿Qué tiene esta que la hace tan fuerte y tan dañina a la vez? ¿Por qué los humanos la sienten? Ese es su interés y tras ver lo que ha pasado... Más con este muchacho que también posee un fuerte deseo de venganza en su interior.

-Dime ¿Por qué proteges este pueblo lleno de gente corrupta y codiciosa? – la voz que salió de Tarvos, si bien era algo áspera, era femenina y eso le daba a entender que en efecto... Tarvos era "mujer". – Puedo sentirlo dentro de ti, tus deseos de venganza contra alguien... Un Dios.

-Tú que has matado y arrasado con pueblos enteros por el simple deseo de saber lo que es la venganza. ¿Por qué me preguntas de esas cosas ahora? – el ente detuvo su ataque y Himmel hizo lo mismo, agradeciendo que pueda tomar un descanso ya que en verdad duda que pueda seguir así mucho tiempo sin tener que usar todo su poder.

-Deseo entender la venganza... ¿Por qué la gente lo busca? ¿Por qué? Si con todo lo que he visto es que les da una satisfacción del momento, sólo para simplemente... sentirse vacíos por dentro de nuevo. Eso que ustedes tanto anhelan, devolver el mismo dolor que ese ser o grupo les hizo sufrir, pagarles con la misma moneda... Sólo para sentir arrepentimientos... Sólo para darse cuenta de la clase monstruos en que se volvieron para cumplirla. ¿Acaso no eres igual? – Himmel simplemente calló, no tenía argumentos para decir lo contario.

Era la verdad, Himmel sabía que esa era la verdad... Si bien tal vez una parte de él desea detener a Ares, para evitar que haga algo horrible que afecte al mundo, ya que en palabras de la misma Atenea, Ares desea hacerse del poder total... demostrar que ellos son los más poderosos. Derrocar a su padre, hacerse del poder del Olimpo... sabe que no puede permitir algo así... Juro no dejar que un Dios como él se salga con la suya... Pero en el fondo de su corazón, esta impulsado por la venganza... Sus deseos de matar al ser que mató a su esposa... Sabe que aunque lo maquille... esa es la verdad.

-Si tanto deseas entender la venganza... ven conmigo. – Tarvos se sorprendió a esas palabras. – Ven y ayúdame en lo que voy a hacer...

-¿Y que gano yo? Sé muy bien que una vez me una a ti, no tendré modo de hablar o interactuar contigo como lo hace Skeith ya que sólo un trozo de mi vivirá. ¿Vale el esfuerzo? ¿Vale la pena acabar con mi individualidad con tal de que me muestres lo que deseo ver? – Tarvos le dio puntos valideros. Hasta la fecha, sólo podía escuchar y hablar con Skeith, con los otros no... Según Skeith, ellos pueden optar por ver lo que pasa o no... pero no más. Están dentro de él, han perdido su individualidad. – Lo siento... pero no gracias. Seguiré mi propio camino.

Himmel sabía que si no tiene a Tarvos con su poder, no podrá ganarle a lo que sea que Macha les ha dicho lo que se está fortaleciendo. Debe de...

-Tarvos ¿Recuerdas lo que se creó para contrarrestarnos a los 8? – el ente se detuvo ante la pregunta de Skeith. - ¿Lo recuerdas?

-... Si. Lo recuerdo claramente... ¿Cómo olvidarlo? Ese monstruo... lleno de deseo de destrucción, sin importar lo que deba devorar o consumir. No recuerdo quienes lo crearon o como lo llamaron. Lo único que tengo claro, es que nosotros 8 éramos sus objetivos... Deseaba destruirnos ya que nosotros somos lo que lo creo indirectamente, era la sombra de los 8. Fuimos expulsados de donde somos originarios porque así esa cosa vendría tras nosotros, así dejando el lugar libre de su amenaza.

-Entonces te informo que ese ser esta aquí, esperando el momento para surgir. – Himmel pudo ver que Tarvos se puso algo tensa al oír eso. ¿Qué tan fuerte era ese ser del que hablaban? ¿Tanto poder tiene como para que dos de ellos digan que tienen miedo? –Hay un modo de derrotar esa cosa. El chico aquí presente, tiene ya a seis de nosotros en su interior, con el potencial de usar el poder de todos. Tal vez por separado, no podamos derrotar a esa cosa, pero juntos.... Como un solo ser, sé que tenemos una posibilidad. Y para ello, necesitamos tu ayuda...

-¿Cómo sé que no me están tratando de usar solamente...? Bien pueden ser trucos para solo tener mi poder.

-Si fuera así, seguiríamos este combate y usaría todo de mi poder para sellarte en mi como lo hice con los primeros. – Himmel le respondió al ente quien no dijo nada en respuesta. – Sólo te pido que confíes en mí, te prometo que un día... ya no estarás ligado a mi ser.

Tarvos medito un poco la oferta, si bien la idea de unirse a este chico y darla la oportunidad de destruir lo que hizo que sean expulsados de donde vienen es tentadora, le cuesta un poco aceptar que deba abandonar su individualidad...

-¿Qué harás luego de que cumplas con tu venganza contra dicho ser? – Himmel miró a Tarvos con una seriedad, que hizo que ella se sienta algo intimidada.

-Entrenar, entrenar hasta que tenga control absoluto sobre el poder de todos ustedes... Asimilar al último de ustedes y cumplir mi meta de proteger el mundo de amenazas que lo deseen destruir.... Sean Dioses, seres de otro mundo... demonios, ángeles... humanos.

-Incluso los humanos... Eres un chico muy raro, pero me gusta ver que no estás siendo ciego a ninguna de las posibilidades que hay. Muy bien, acepto el trato... te ayudaré con tu venganza y tu cumple la mía, destruye al ser que hizo que seamos desterrados de nuestro hogar. – Tarvos creó el Protect Break en su ser para dejar que Himmel haga su trabajo. – Eso si, ten cuidado con el poder que estas cultivando. No importa que tan fuerte seas o cuanto entrenes, tu cuerpo es de base humana... un día, usar nuestro poder total te matará... Recuerda eso, si es que deseas cumplir tu objetivo.

Himmel simplemente asintió y dejó que el Soul Drain cumpla su trabajo de absorber el poder de Tarvos en su cuerpo, sintió de nuevo ese ligero impulso de poder y su armadura se volvió más detallada y cubría ya casi todo su cuerpo, sólo dejando visible sus ojos. Apretó el puño y simplemente asintió al ver que con esto bastaba...

-Gracias Tarvos, te aseguro que entenderás lo que es la venganza y que es lo que trae en realidad, ya que seré el mejor ejemplo que verás. – Himmel tomó marcha hacia donde debe de estar quien lo ayudará indirectamente en su plan... no niega que una parte de él, esté emocionado de ver a este ser con sus propios ojos.

Ya varios días después de asimilar a Tarvos, Himmel se hallaba en una zona rocosa al norte. No sabe como es llamado este lugar, sólo sabe que a quien busca vive aquí o al menos, pasa la mayor parte de su tiempo aquí cuando no está peleando con su eterno rival. Tiene que admitir que estar frente a frente con ese ser le da algo de miedo, no por nada dicen que puede destruir el mundo con solo fuerza física... Sólo espera que la charla no se torne violenta.

El rugido de algo grande acercándose hizo que detenga su marcha, la tierra temblaba y el amiente se ponía más tenso de lo que desea admitir. Está cerca... ver como a lo lejos, algo gigante se acercaba a él, cubierto de escamas rojas con su gran aura emanando poder y destructivo, no pudo negar que la escena era de pavor y le daba algo de emoción ver a uno de los seres más poderosos del mundo de cerca.

-A Lavenza le hubiera gustado ver esto... - Su hermana siempre fue una amante de los animales y de los Dragones sobre todo.

Himmel vio como el enorme dragón ya estaba sólo a unos metros de él, este bajó la mirada y lo pasó a ver con curiosidad y asombro.

-¿Un humano? ¿Aquí? Estás lejos de la seguridad de tu especie. – el gran dragón se mostraba sorprendido al ver a tan pequeño ser frente suyo. – Pero no hay duda, el poder que siento... es tuyo. ¿Qué eres y que deseas conmigo?

-Dragón Celestial, el Dragón Emperador Rojo, Welsh Dragon y Dragón de la Dominación, Ddraig, he venido aquí a pedirle un humilde favor. – Ddraig se mostró sorprendido al oír eso. En primer lugar, nunca esperó que alguien le hablara con tanto respeto y nada de miedo. Y en segundo lugar... ¿un favor? – Soy consciente de que tu lucha con el Vanishing Dragon se verá reanudada en estos días.

-¿Y eso que tiene que ver? Si vienes a pedir que no pelee porque habrá daños en donde ocurrirá, pierdes el tiempo humano. – Ddraig alzó su cabeza y su imponente aura era tal que Himmel no dudaba en admitir que este ser era un monstruo en todo el sentido de la palabra... Sólo con Skeith había sentido tal poder... quizás más. – No estoy para oír tonterías...

-Sé de un lugar perfecto para ustedes donde pelear será sencillo. – Ddraig lo vio en silencio, como diciendo que continúe. – El Inframundo, en la zona donde Hades rige, es un lugar donde no tendrán molestia alguna... más si desean ir con todo. Tengo entendido que detestas a los Olímpicos...

-Sólo a Zeus... el muy bastardo vino un día a mi hogar para tratar de apresarme para ser su mascota de batalla. Simplemente lo mandé lejos con un soplido... - Himmel quiso reír, pero no lo hizo... debe ser profesional. – Los griegos se jactan demasiado de ellos, ninguno en su panteón puede hacerme frente... ni siquiera Tifón, que se dice es más poderoso que los Dioses Olímpicos. – Se ve que Ddraig es muy confiado y orgulloso en su poder. – Pero ¿qué tiene que ver eso con lo que dices?

-Tengo asuntos que atender con uno de ellos, el muy cobarde está escondido en el Olimpo... si tú y el Vanishing Dragon van y pelean en terreno de Hades, este simplemente se verá en la obligación de llamar a sus iguales para poder tenerlos en control. – Ddraig siguió viendo con interés lo que Himmel le decía. – Y yo aprovecharé en hacer mi movimiento.

-¿En verdad esperas que haga caso a tu plan? – Ddraig en verdad consideraba irse y no ayudar a este humano... pero sentía que debía hacerlo, que de algún modo y otro... esto debía pasar. - ¿Bastará con que luchemos nada más?

-Las peleas entre ustedes, los Dragones Celestiales, bastan para crear caos y destrucción donde estas ocurren. No hay duda que lo mismo pasará allá. – Ddraig no pudo evitar una gran carcajada al oír eso. Himmel se mostró algo confundido por la risa de Ddraig, pero ver como este simplemente alzaba la cabeza y lo miraba desde arriba...

-Bien, será interesante ver como los Olímpicos se pondrán cuando Albion y yo luchemos ahí un rato... - Himmel asintió y agradeció al Dragón por su cooperación. – No olvides que esto es por cosa mía, más no por ayudarte mortal. Aunque debo reconocer que tienes valor y una gran osadía para venir hasta aquí, respeto eso.

-Gracias por su ayuda. – Himmel dio una reverencia y se dio media vuelta para irse... no sin antes...

-Tu nombre... deseo saber el nombre del humano más idiota que he visto en mi vida. – Himmel se detuvo... darle su nombre iría contra su plan de estar en el anonimato... le quedaba sólo...

-Haou... así me llaman. No tengo nombre y ese título es todo lo que tengo. – Ddraig asintió a esas palabras y también optó por irse.

Ambos seres tomaron sus propios caminos luego de ello, nunca volverían a cruzar palabras en esa vida. Pero si en otra... desde ese día, el alma del Rey Supremo y del Welsh Dragon quedaron ligadas para un compañerismo que ninguno esperaba que sucedería... en una vida nueva, en unos 2000 años... Una amistad que cambiaría todo.

El día en que Himmel estaba dispuesto a seguir con su plan, estaba esperando al borde del monte Olimpo. Debe de admitir que la maldita montaña tiene su encanto... aunque la idea de acampar aquí y tratar de pasar desapercibido por los Dioses es más que una tarea complicada y hasta tediosa para él... Debe de ser paciente.

Admite que en todo este tiempo, siempre esperó que el momento de afrontar a Ares... no le haga recordar ese día. El día de la muerte de Charllotte... como la extraña. Si no fuera porque ella le dijo que siguiera adelante... hace tiempo de habría tirado al abandono. Literalmente se había quedado sin ganas de luchar o vivir... no tenía nada por lo que luchar. Lavenza y ella se habían ido para siempre y él sólo... sólo estaba sin nada por lo que vivir.

Fue por instinto que se llevó las manos al cuello para sentir los dos collares que llevaba consigo que... recordó que le dejó los collares a Aura...

Aura... ¿Cómo estará? Ya han pasado 10 años... ya debe tener 24 y... tal vez ya tiene su propia familia. Sonrió al imaginar ello, sabe que será una gran madre... luego estaba Alisha y Solaris... los hijos de Mikleo y Edna... esos niños... Sacudió la cabeza, no debe pensar en cosas tristes ahora. Es verdad, tal vez haya perdido a Charllotte y Lavenza para siempre, pero le queda el recuerdo de lo que ellas le encomendaron... si se hunde en la oscuridad, sólo estaría burlándose del recuerdo de ellas y lo que le dejaron para que siga adelante.

Debe de meterse en la cabeza que... el futuro no será suyo, él un día morirá y no verá el fruto de lo que está haciendo actualmente, sino que quienes lo verán serán esos niños... ellos quienes serán los que vivirán en el mundo que se está forjando ahora.

Se dio varias palmadas en la cara para salir de su auto impuesta depresión, para luego ver como de la cima del monte varios destellos de luz salían en dirección de, por donde él sabe, hay una ruta que permite llegar al Inframundo desde el Olimpo. Sonrió al ver que...

-El Welsh Dragon parece haber cumplido su parte del trato. – Himmel asintió a las palabras de Skeith. – Sabes... siempre tuve la idea de que los Dragones eran seres egoístas que no aceptan favores o darlos... luego de esto, cambiaré mi idea.

Himmel tenía que admitir una cosa, el rojo será desde ahora su color preferido. Se puso el casco y la máscara para poder emplear su suicida misión... hora de escalar el monte Olimpo.

....

Tal vez esta ha sido la locura más grande que ha hecho en sus casi 50 años de vida. Subir una gran montaña con solo sus manos... ¿en que pensaba por el amor al cielo? Sabe muy bien que sólo los Dioses pueden usar los caminos que ellos construyeron para recorrer el monte Olimpo, pero tal vez escalar la montaña de mierda no fue la mejor de sus ideas. Está loco... no cabe duda que tantos golpes al fin lo han idiotizado.

-Me atrevo a decir que eso fue desde hace mucho tiempo. – Himmel rodó los ojos ante el insulto de Skeith, sólo para ver que estaba cerca de algo... una de las construcciones que hay en el lugar. – Al fin, ya llevamos horas subiendo esta montaña endemoniada... dudo que Ddraig y ese tal Albion nos puedan ganar mucho tiempo ya.

Skeith tenía razón, sabe que Ddraig y Albion no podrán tener ocupados a esos Dioses mucho tiempo. Llegará un momento donde simplemente se cansarán de ser molestados y simplemente se irán... espera que nada les pase a esos dos. Nunca lo ha admitido en voz alta, pero su respeto por los Dragones Celestiales viene por lo que Lavenza le comentó años atrás, seres de gran poder que iniciaron como Dragones comunes y solo por entrenamiento puro es que lograron llegar al nivel de poder que tienen... Ese que les permite enfrentar y superar a Dioses.

Tras finalmente llegar a la edificación y lograr hacer un orificio en ella, gracias al poder de Tarvos que aumentó su propia oscuridad en gran medida, Himmel entró al templo y se sorprendió al ver lo cristalizado de todo. Todo estaba hecho de cristal, de distintos colores... una bella vista si lo tiene que admitir... aunque algo brillante para su gusto personal...

-No es hora de eso idiota... debes buscar a Ares y acabar con esto antes que Zeus y el resto vuelva. – Himmel se disculpó internamente con su otro yo y emprendió marcha hacia donde Ares debe de estar escondido.

Al salir en busca del Dios, Himmel se vio con varias mujeres que estaban siendo perseguidas por quien debe ser uno de los Dioses Olímpicos... el tipo se notaba ebrio... Debe de ser Dionisio, Atenea le comentó que no es raro ver que se pase de copas y trate de juguetear con las ninfas que viven en el lugar. Parece que hay mucho aquí que no sabe... y tiene suerte que el Dios idiota esté tan ebrio que ni noto su presencia...

Siguió su camino en busca de Ares... iba con cautela y cuidado, no desea ser descubierto y simplemente iniciar una pelea con todo el panteón. Cuando pasaba cerca de una de las construcciones de cristal, escuchó algo... se acercó lentamente y pudo oír gemidos de una mujer... Muy bien, tal vez de más joven se hubiera puesto a curiosear pero ahora... oír como la mujer decía el nombre de Ares lo sorprendió... ¿Él estaba ahí...? No, no puede sentir su presencia...

-Debe de ser Afrodita, te recuerdo que ella y Ares son amantes según la información dada por Atenea. – Skeith le hizo el recordatorio de ese pequeño dato, casi lo olvida... - La Diosa del Amor y la Belleza... Aunque se sabe que ella no es la mujer más leal del mundo...

-Eso y que simplemente... aquí la fidelidad no existe. Como en muchos otros lugares... - No dispuesto a ponerse a filosofar temas que en verdad le vienen sin importancia, Himmel se alejó a paso lento del templo. – Lástima, nunca volverás a ver a Ares mujer... ni en esta vida, ni en la otra.

Siguió su largo camino en busca del Dios, el muy bastardo no estaba en ninguno de los sitios cercanos por lo que simplemente debe de estar en el centro del Olimpo... el lugar más custodiado... Bendita sea su suerte. Apresuró paso para poder llegar donde debe de estar antes de que los demás Dioses regresen y le den problemas.

A un paso rápido y silencioso, Himmel siguió su recorrido hacia el centro del lugar, sólo para pasar de cerca a una especie de herrería y escuchar los golpes de alguien tratando el metal. Además de las quejas de alguien...

-Maldito Ares... Maldita Afrodita... Malditos Dioses... - Himmel oía a un hombre, se notaba la rabia en su voz. – Estoy harto de que ella y él se acuesten en mi propia cama... Que todo mundo me vea con pena y burla por no poder satisfacer a mi esposa. Ellos sólo saben burlarse de mi... ni cuando les pedí ayuda años atrás para que esa acción no quede impune, sólo me dijeron que ellos harían lo mismo para tan sólo pasar una noche con Afrodita. – Himmel debe de admitir que, si los rumores de la belleza de Afrodita son reales, él no los culparia. Aunque si tiene que aceptar que el pobre diablo tiene sus motivos, a nadie le gustaría saber que tu esposa te ha engañado, que todo el mundo lo sepa y que no se pueda hacer nada más que aguantar en silencio como pasa todo...

-Debe de ser Hefestos, el Dios Herrero... ya sabes, el que se casó con Afrodita y demás.

-La verdad, no preste mucha atención a ese detalle... - Siendo sinceros, a Himmel no le interesa saber mucho de alguien quien no es su objetivo y a la vez quien es un Dios inofensivo para él. Aunque... - El muy bastardo trató de propasarse con Atenea y de violarla... tal vez deba...

-Himmel, entiendo que Atenea signifique mucho para ti, pero no olvides que Ares está primero... ya luego te puedes encargar de él. Cástralo si deseas, pero tenemos objetivos. – Himmel le tuvo que dar la razón a Skeith...ya luego se encarga de este Imbécil.

Se dio media vuelta para seguir con su camino al centro del Olimpo. No le costó mucho reconocer el centro de este ya que ahí estaban los 12 asientos del Olimpo, donde se sientan los Dioses que lo rigen... está a la vista de todos... se nota que no imaginan la idea de que alguien pueda entrar al lugar como un intruso. Justo en uno de los asientos es que oye la voz de alguien, la voz de quien desea matar.

-Maldita sea... justo cuando tenía pensado en actuar y ver mis planes para hacerme del Olimpo, esto sucede... Malditos Dragones que están en el territorio de Hades. – Ares sonaba muy fastidiado, esperaba poder finalmente poner en marcha su plan para derrocar a su padre y así hacerse del Olimpo.

Ares sabe que él no es la primera opción para suceder a Zeus, ese es Apollo y si él no lo desea, sigue Atenea, aunque la última en verdad no veía lo último muy factible. Atenea era más de acercarse a los humanos que estar con los Dioses, por ello sólo aparece en el Olimpo cuando hay asuntos de gran importancia. Aunque... siente que ella normalmente está ahí por cierto ser...

Tembló un poco al recordar ese monstruo que emergió de ese mortal, el ser que en más de una noche le ha dado pesadillas. En todas, él muere de la manera más horrible posible... y ni siquiera sus noches de pasión con Afrodita son capaces de que... se olvide de ese momento. Hasta puede jurar que lo ve en las sombras... Ese ser que trae la muerte.

Justo cuando planeaba ir con Afrodita, ya que ya debe estar más que lista para su momento de pasión juntos.. Sintió algo. Un escalofrío helado recorrer toda su espina dorsal... como si le hubieran metido hielo en la sangre. Volteó rápidamente para ver que era lo que... lo observaba, porque eso era lo que sentía que pasaba. Al no ver a nadie...

-Tch... en verdad estoy siendo paranoico... Es imposible que él esté... - Cuando se dio vuelta para salir del lugar, lo vio... a unos centímetros de él.

-Hola Ares... ¿Tan sorprendido de verme? – Himmel puso la mirada más aterradora que tenía... no sabe que tan tenebrosa es pero ver la expresión de pavor de Ares, le hizo ver que había funcionado.

El Dios trató de atacar con su arma usando su brazo derecho sólo para sentir que dicha extremidad caía al suelo, había sido cortada desde el hombro a una velocidad que no pudo detectar. Su propio grito de dolor se vio opacado por la mano de Himmel quien con suma crueldad, le disloco la mandíbula para que no se le ocurra gritar. Acto seguido, clavo una de sus espadas en el muslo de Ares y pateo la pierna buena para que este caiga de rodillas al suelo. Ares fue recibido de inmediato por unas cadenas hechas de oscuridad que apresaron al que era, ahora, la presa del momento.

-No querrás que todo mundo te oiga gritar y llorar como niña... ¿Verdad? – Himmel sacó a Oathkeeper del muslo de Ares sólo para clavarle la espada en la otra pierna. – Tú y yo tenemos mucho de que hablar... Debido a que no tengo mucho tiempo antes de que Zeus y el resto venga seré breve y conciso... ¿Por qué deseabas el reino y a Charllotte en específico? – Ares miró al humano con odio. - ¿Quieres decir que al final fue mi culpa? Posiblemente... Todo lo que sucedió al final pasó por... mi error de no haberte matado cuando pude... Debí mandar todo al diablo y dejar que pasara lo que pasara, debí matarte y no hacerlo fue mi error. – Himmel tomó la cara de Ares en su mano y lo forzó a verlo. – Lástima que lo que querías de Charllotte desde el inicio... Nunca lo verás... ya que está aquí. – Himmel señaló su cabeza y Ares abrió los ojos con horror. – Si, Charllotte me pasó todo el conocimiento que ella había leído y asimilado, ese que fue destruido con el reino. Todo gracias a un simple hechizo de transferencia de conocimientos... mi hermana era un genio. Ese día, si hubieras pensado las cosas bien, en vez de tratar matarme y me hubieras capturado para torturarme, te hubieras dado cuenta del sello que tengo en mi mente... lamentablemente no fue así, bien por ti mi idiota amigo.... Tú mismo tiraste a la basura la oportunidad de hacerte de la información de miles de años de conocimiento que ningún mortal tiene.

Ares trató de moverse, pero las cadenas de oscuridad lo apresaron con mucha más fuerza. Himmel podía ver la rabia en los ojos del Dios, así como su miedo... Sonrió al ver que tenía la posibilidad de matarlo lentamente, ya había iniciado... ¿por qué parar ahora?

-Recuerda porque estás aquí chico... no dejes que el odio nuble tu juicio, creo que eso ya lo conversamos. – Skeith ayudaba a que Himmel no caiga en la oscuridad, estaba absorbiendo las emociones negativas de este para que no nuble su pensamiento... pero el odio que le tiene a Ares es enorme... de seguir así.

-Yo... Yo debo hacer que pague por lo que hizo... Charllotte... el reino... la reina... Él los mato... - Himmel tomó el cuello de Ares con rabia, sus ojos brillando en rojo ante el pavor del Dios. – Lo mataré.... ¡LO MATARÉ LENTAMENTE!

-¡No digas idioteces, no hay tiempo para tu estúpida venganza personal! – Skeith trataba de que Himmel no cometa una idiotez. - ¡Estamos aquí para evitar que este idiota cometa una atrocidad y a la vez dejar un mensaje claro a los Dioses... De que hay alguien capaz de enfrentarlos y derrotarlos! ¡No dejes que tu odio te consuma! ¿¡Crees que esas dos desean eso para ti!? ¿¡Acaso ese es el tipo de mundo que deseas darle a los hijos y descendencia de Aura!?

Himmel se quedó helado... era cierto... estaba dejando que la venganza... se le suba a la cabeza. Él no... esto no es lo que desea... esto no es lo que desea dar al mundo... Estaba cansado de... tanto dolor, la pérdida de Charllotte lo estaba afectando tanto, hasta el punto que en verdad se estaba volviendo un monstruo... todo lo que hizo estos años, todo con tal de saber cuando y donde Ares estaría en un solo lugar. La gente que mato y torturó por... una pista, una simple pista. Qué vergüenza... Tal era la obsesión que tenía que... se estaba volviendo lo que juraba destruir. Atenea tenía razón... nada justifica lo que hace... sólo hará esto por una sola razón... No importa si es llamado demonio o monstruo. No importa si es llamado el pecador más grande del mundo por realizar tal tabú. Lo hace... porque a largo plazo, esto será beneficioso... Para todos.

-Pensaba hacerte sufrir más... pero no. No me volveré un monstruo... seré mejor que tú, un Dios que no le importa matar y torturar con tal de obtener lo que quiere. – Himmel se alejó un poco de Ares, las marcas rojas de la última vez volvieron a emerger. - ¡Skeith!

Tras un destello de energía roja, en el lugar de Himmel estaba el mismo ser que le daba pesadilla a al Dios Griego de la Guerra. Skeith había resurgido al mundo físico y se veía más estable que la última vez.

-Entrene arduamente, para poder usar el poder y apariencia de Skeith sin tener que verme afectado por el estrés y demás... - la voz que se oía, era una mezcla entre la de Himmel y la de Skeith. – Modo Avatar, así es como llamo este poder... y tú Ares, serás el primero en sentir su poder... El poder capaz de destruir a Dioses. - - Himmel, con la apariencia de Skeith, extendió el delgado brazo que poseía y de la nada, una guadaña con una hoja filosa hecha de pura energía roja emergió. Ares trató de liberarse, pero era imposible... estas cosas eran muy fuertes. – Esa oscuridad... apresa sin miramientos, se alimenta de la oscuridad en el corazón de su víctima. Sólo un poder superior al mío o de un ser de pura luz puede romper esas cadenas. Lástima que no eres capaz de hacerlo.. Mi poder actual, es equivalente al de los Dragones Celestiales. – Tras absorber a Tarvos, Himmel había logrado equilibrar finalmente el poder... Sabe que este es el límite al que puede llegar ya que... pasar más de este con su nivel actual es suicidio... Más que aun ahora siente que esto no durará mucho. – Se acabó Ares... No niego que algo de venganza hay en esta acción... Pero a largo plazo, será lo mejor para todos. – Alzando su guadaña, Himmel pudo ver los ojos de Ares y el pánico que tenía... El miedo...

Por un instante en verdad dudó, matar a alguien a sangre fría era algo que él no haría... Pero recordó lo que este tipo hizo, lo que hace... lo que hará. Ese simple pensamiento eliminó todo signo de duda de Himmel, sin pensarlo más... agitó su guadaña hacia el cuello de Ares y lo decapito... antes de que la sangre manchara el piso activo el Soul Drain en su mano derecha y destruyó el cuerpo de quien odiaba tanto... no quedaba nada de Ares... Solo el arma y el brazo que le cerceno minutos atrás. Tomó el brazo con su mano derecha y lo hizo pedazos, partículas al igual que lo que hizo con el resto del cuerpo de este.

Había acabado... había matado a Ares... había matado a un Dios... No había marcha atrás... Sus manos estarán manchadas para siempre con la sangre de una divinidad. Volvió a retomar su apariencia común, se acercó a la espada de Ares y la tomó para luego examinarla... Que espada tan cruel, llena de sangre de inocentes... víctimas de la guerra. Escuchó pasos atrás de él... era hora de poner su plan en acción...

-¿¡Quién eres intruso!? – Quién habló era un hombre con barba, era el mismo Zeus, Rey del Olimpo. Al lado suyo estaban todos los Dioses del Olimpo, hasta Hades... quien parece haber sentido el fin de un alma en todo el sentido de la palabra. - ¡Contesta!

Himmel volteó lentamente para ver a todos los Dioses ahí presentes, su sonrisa llena de burla y crueldad. Todos quienes vieron su rostro captaron que... era un humano. De repente, Zeus sintió algo rozar su rostro... lo que se clavó en uno de los muros del lugar era... la punta de la espada de Ares. Todos podían ver que el mortal tenía en la otra mano, la parte del mango de esta y... ¿Qué estaba pasando? Se podía ver como Afrodita buscaba con la mirada al dueño de la espada... Himmel sólo rio ligeramente.

-Si buscas a Ares, Diosa Afrodita... pierdes el tiempo... el Dios de la Guerra está muerto. – ver cómo todos abrían los ojos en señal de incredulidad... hizo que Himmel muestre el arma de Ares. – Según sé, el Dios Hefesto hizo sus armas de tal modo que se ligan a ustedes. Indestructibles mientras viven... destruibles al morir. – Himmel destrozó lo que quedaba de la espada sin miramientos. No necesitaba más pruebas...

-Bastardo... ¿¡Acaso no sabes quienes somos mortales!? – el otro Dios, que parecía tener un parecido con Zeus habló. De seguro es Poseidon.

-Dioses... Dioses que merecen ser olvidados y dejar de ser adorados. Su destino es ser leyendas... nada más. – Himmel se acercó al trono de Zeus y lo destruyó de una patada. – Unos... Que no tienen mi respeto.

Eso pareció colmar la paciencia de varios Dioses. Estaban listos para atacar, solo Atenea quien lo miraba con tristeza, Hades que lo hacía con curiosidad y Hefesto con una gran sonrisa no lo iban a hacer. Afrodita quería vengar la muerte de su amante, Zeus y Hera la de su hijo... pero nadie esperó lo que vieron y sintieron. Ver como Himmel expulsaba su aura y esta crecía hasta tal punto que hizo sacudir todo el monte Olimpo, que de su espalda se creaban 7 hojas de color rojo que daban la sensación de tener alas, como algo peligroso y poderoso parecía formarse atrás de él... como un espectro de la muerte, hizo que todos... sin excepción sientan algo de miedo. Hades no... Él sentía una enorme curiosidad, querer entender como un humano había logrado un nivel que, no duda, es cercano al de los Dragones Celestiales.

-Recuerden esto Dioses del Olimpo... No se metan en los asuntos de los humanos. Dejen que ellos elijan a quien adorar y que hacer... si me entero que tratan de forzarlos, vendré por ustedes. Por cada uno... sin excepción. El Olimpo será reducido a nada... y no es una simple advertencia, es una promesa. Yo, Haou, el Rey Supremo se los he advertido... U obedecen o afrontan la muerte eterna. – Himmel extendió las 7 hojas de energía, listo para emprender vuelo... miro a Atenea un segundo y ella lo captó con esa mirada... él decía, lo siento.

Himmel emprendió vuelo hacia el aire para destruir desde este muchas de las edificaciones del lugar con ráfagas lanzadas de las espadas de energía en su espalda. Todas parecían al azar, pero disparó donde sabía no iba a lastimar a nadie... puede hacer el papel de villano, pero no es uno... al menos eso desea creer.

Logró oír el grito de ira de Zeus antes de alejarse a toda velocidad del Monte Olimpo, oyó los relámpagos caer y demás... sin duda había enojado a ese Dios hasta el núcleo, pero a la vez le había dado miedo... había logrado infundir el miedo en ellos y eso bastaba para él. Ahora sólo... sólo quería alejarse de ese lugar y poder estar sólo...

....

No sabe cuánto voló... no sabe ni donde está. Sólo sabe que está a las orillas del mar... en una playa donde se nota la pesca es una actividad del día a día. No estaba seguro de que más hacer ahora... Sólo pudo reír los primeros minutos que llegó aquí, reír de sentir un peso irse de él, de que la muerte de Ares lo había aliviado un poco... sólo para llorar amargamente al no sentir nada... no había felicidad, no culpa... sólo vacío... estaba vacío. ¡No había nada que aliviara ese sentimiento de culpa que tenía! Sabe que le falló a Charllotte... lo sabe y eso duele.

Siguió viendo el mar y como el sol se ocultaba... en verdad era una vista que hace años no logra disfrutar... Le hace recordar esos días en que todo era más sencillo. En verdad extraña esos días demasiado... Estuvo tan centrado en ver el horizonte que no fijo en la figura que había llegado a sentarse a unos metros de él... ¿Cómo es que...?

-Oh, lamento si te incómodo. ¿Deseas estar sólo? – Himmel le quitó importancia y negó con la cabeza, en verdad no le estaba tomando importancia a eso. – Ya veo... Nadie desea estar totalmente solo, aunque lo diga con tal fervor.

-Tal vez, aunque a veces es bueno estar solo para poder pensar algunas cosas. – Himmel no dejó de seguir viendo el horizonte. – Aunque... tal vez es solo una excusa para tratar de alejar de tu cabeza tus errores y fracasos.

-Equivocarse es natural, fracasar también... De no existir ninguno ni el otro, no sabrías que estás haciendo mal y no podrías mejorar. Es gracioso como, algo tan natural, sea tan temido y a la vez... despreciado por quienes lo pueden aprovechar más. - Himmel pasó a ver a la persona a su lado, sólo podía ver que llevaba una larga túnica con capucha que ocultaba su rostro. – Los humanos, son de una raza que aprende y evoluciona gracias a los errores que comete. Es su gran adaptabilidad lo que les da ese algo que otras razas no tienen, pero a la vez los hace muy... factibles a hacer cosas horribles por miedo o temor de hacer algo que destruya todo lo que han obtenido. Siempre se deseará elegir el camino más fácil... puede que te lleve a la respuesta correcta, pero tal vez no aprendas lo que el más complicado si pudo enseñarte. – Himmel no entendía lo que este hombre le quería decir. – Mi punto, la vida son decisiones... unas son buenas, otras malas... algunas te darán dicha, otras solo arrepentimiento. El punto es que... no puedes huir de las decisiones que has tomado ni olvidarlas, sólo aprender a afrontar las consecuencias de estas y lo que venga de ellas... eso significa vivir. – Himmel pudo ver la sonrisa del hombre bajo la capucha. – El futuro es de quienes tienen el valor de luchar por él y afrontar lo que el mundo les depare...

-Futuro... - Himmel pasó a ver el cielo, el atardecer de este por alguna razón le pareció más bello y brillante que antes. Sonrió con nostalgia al recordar las miles de veces que él, Lavenza, Charllotte y el resto lo veían... Esos eran buenos tiempos... tiempos que lamentablemente nunca van a volver. Sólo queda el recuerdo... y el consuelo de que, lo que está haciendo, sea para darle al mundo un futuro mejor. – Gracias... creo que necesitaba oír esas palabras. – Himmel paso a ponerse de pie. – Creo que lo mejor es que me vaya, tengo... que ver que debo hacer a partir de ahora.

-Podrías ayudarme en un pequeño proyecto que tengo en mente, Himmel. – oír que el extraño dijo su nombre, sin que él se lo dijera, hizo que se ponga alerta... - No debes verme como tu enemigo, ya que no lo soy. – El encapuchado se puso de pie y de su espalda salieron 12 alas doradas y se pudo sentir un aire divino emanar de él. – Deseo que podamos llegar a un acuerdo, Rey Supremo.

-Tú eres... - Himmel no podía creer lo que estaba viendo, el ser que se dice es superior a todos los Dioses, el Dios entre Dioses... el líder de los Ángeles, el Dios de los Hebreos y judíos...

-Me llaman por varios nombres, tú elige que el que desees usar Himmel. Mi única meta de haber venido es que... podamos hablar. – Si bien Himmel no veía la cara del Dios en frente de él... sabía que no mentía... él solo desea hablar.... Sólo eso.

-Luego de matar a Ares, entendí totalmente que la venganza no me llevaba a nada... sólo me dio un vacío más grande que el anterior. Nada lo iba a llenar, había condenado mi destino a ser un God Slayer, estaba dispuesto de cargar esa cruz... aunque, admito que es gracias a Él que la carga fue más fácil de llevar... mi amigo, Él fue quien me ayudó a no perder el rumbo y por eso, siempre le estaré agradecido.

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