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Una Rosa que brilla en la Oscuridad

-Veo que eres como mencionaron... - Un ser que parecía una nave en forma de árbol estaba desapareciendo. – Tienes el poder de Skeith y de Innis... Además de que no eres un humano común.

-Deje de serlo hace dos 2 años, sólo me queda de humano la apariencia.- Himmel estaba de pie, mirando a su derrotado enemigo. Estaba herido y muy cansado, casi no logra ganar esta vez... las trampas que este ser dejaba y demás hicieron de esta una batalla que logró ganar gracias a su propio ingenio y al X-Pulse que había desarrollado.

-Bueno... Haz lo que debas hacer, en verdad atacar gente al azar no es lo mío, pero debía hacerlo si necesitaba llamar tu atención. Sólo deseo estar en paz... -Himmel se sorprendió al oír eso, no espero que este ser... - No soy como Skeith e Innis, me da igual la destrucción del mundo. Sólo deseo ver cosas de interés para mí, como eso que ustedes llaman amistad... Tal pueda entender eso si veo todo desde tu punto de vista, claro que no podré hablarte a ti directamente... pero ya me entiendes.

Himmel extendió su mano derecha y las hojas de energía que generan el Soul Drain emergieron, listas para realizar la técnica. Magus pudo notar que los ojos del joven eran fríos y carentes de emoción alguna... era como si viera a la muerte a la cara.

-Esas cosas, no tienen valor para mi... Hace años que las deje atrás. – Himmel estaba listo para lazar su ataque, antes de oír la risa de Magus.

-Jajaja, veo que Skeith ha logrado convencerte de que sólo te queda la batalla... no lo niego, veo que eres muy hábil, pero... ¿Me hiciste frente sólo por el deseo de ser más fuerte o porque querías proteger a los que hubieran venido por mí? – Himmel no dijo nada y dejó que Magus vuelva a reír. – No eres honesto con lo que sientes, esa... es tu más grande debilidad Rey Supremo. Porque te hace actuar de forma precipitada sin siquiera saber lo que el resto piense... Ojalá que te des cuenta antes de que lo pagues caro, sino.... Veré ese momento desde tu interior.

-Soul Drain. – Las ráfagas de energía impactaron a Magus y este de inmediato se volvió partículas que se unieron al joven quien se sintió más fuerte y sus heridas sanaron de inmediato.

-Excelente mi otro yo... excelente. Ahora con el poder de Magus podrás propagar los efectos de tus ataques y demás, no es que sea de mi estilo, pero te vendrá de las mil maravillas. – Sekith sonaba más que contento con la obtención de un nuevo poder para ellos.

El joven, de ya 18 años, no dijo nada y se dio media vuelta para empezar a irse del lugar. No duda que la conmoción en la zona alerto a los que viven cerca de aquí y habrán llamado a los soldados para que investiguen. No tiene el tiempo ni la paciencia para esas tonterías. Desapareció del lugar sin dejar alguna huella, sólo los cráteres y daños que la batalla contra Magus había generado... luchar 3 días seguidos era muy cansado.

Himmel había cambiado demasiado. Mucho, ya que, si era comparado con su yo de hace 2 años, se podía ver que su mirada ya no denotaba nada... sólo había un vacío que te hacía creer que veías un cielo nocturno carente de estrellas.

En los años que habían pasado, Himmel había cortado todo contacto con cualquier ser vivo. Humano, animal, etc... el único con quien hablaba era Skeith y eso no era del todo malo. Si deja a un lado su adicción a la batalla y a su actitud, a veces, orgullosa... era alguien con quien tratar y hasta le había tenido la paciencia de enseñarle todo lo que necesitaba sobre sus poderes, así como el conocimiento de sus enemigos que debe derrotar.

Ni el mismo Skeith lo recuerda claramente, sólo tiene el recuerdo claro de una gran guerra... una que había durado años contra seres hechos de energía y los que eran como hechos de metal... Recuerda que él no pertenecía a ningún bando, ya que no luchó contra ellos... sólo recuerda que había algo grande y poderoso que esos seres trataban de alejar. No esta seguro, lo único que puede recordar claramente es a sus hermanos y que cierto día, una luz los envolvió y él apareció en este mundo...

Si bien no es una explicación que convenza a Himmel, bastaba para saber que él y los que están viniendo no son de este mundo. Ya que no cuadra en ningún momento la existencia de seres de metal... hasta donde sabe.

Lo que si tiene claro, es que la aparición de sus hermanos es... aleatoria. Un año luego de su lucha entre ellos apareció Innis y dos años después este Magus, que se pudo notar no era tan poderoso como Skeith, pero si supo dar pelea.

-Entre los 8, yo soy el más poderoso y el que me puede igualar es el número 8. Ruega que para cuando él aparezca, tú seas lo suficientemente fuerte para derrotarlo.

La idea de derrotar algo tan poderoso como Skeith, que estaba sin duda alguna al nivel de los Dragones Celestiales, parecía descabellado para un simple mortal. Pero él había dejado de ser un mortal común hace años. Con todo eso decidido, Himmel siguió caminando hasta escuchar pasos, mucho a decir verdad...

Se escondió entre las rocas de esta zona montañosa y pudo ver que eran los soldados del reino... listos para pelear. De seguro fueron informados de lo que pasaba y por eso fueron mandados hasta aquí.

¿Qué no aprenden? Son mortales que no tienen oportunidad alguna contra seres de ese poder, es una estupidez que traten de luchar contra ellos. Fue en ello que pudo verlos... a todos los que fueron una vez sus amigos. Edna había crecido un poco, Mikleo se había dejado crecer el cabello, Lailah tenía más curvas que antes, Zaveid usaba una camisa... Vaya, eso si es un milagro. Notó que Rose también estaba, el cabello de la chica había crecido enormemente y se le veía más femenina de lo que recuerda... pero podía notar algo en ella, distinto...

Fue justo en ese momento que ellos pasaban cerca de donde él se escondía, tenía suerte de que aprendió a esconder su presencia de tal modo que hasta podía hacerse pasar por una simple sombra. Sólo le quedó seguir escuchando los que los soldados decían, de seguro preparándose para la batalla que supuestamente iban a tener ya que mandaron a uno de los suyos a explorar la zona.

-¿Cómo están las cosas con Lavenza, Zaveid? – Ese comentario sorprendió a Himmel... - Por lo que vi, su relación va muy bien. – Himmel no pudo negar el fastidio que tenía ahora, oír que su hermana tenía novio era más que molesto. Pero como ya se dijo hace 2 años, no está en el derecho de meterse en su vida.

-Pues... sabes muy bien que ella es la que mantiene las riendas en esto. – Oír la risa del tipo que salía con su hermana hizo que Himmel tome aire para no salir y descubrirse sólo, como un idiota. – Aunque, no se puede evitar que a veces piense en su hermano. – a esas palabras, el joven pudo sentir la mezcla de emociones que habían despertado en todos ellos. Ira, dolor, tristeza, decepción, arrepentimiento. – Por lo que la señorita Amane comenta, a veces la oye llorar en las noches, siempre pidiendo perdón a Himmel por no haberlo intentado más...

-¿Intentar qué...? – Edna sonaba confundida a esas palabras. – Sino mal recuerdo, fue Himmel quien se alejó de nosotros.

-Pero, debimos intentar un poco más... no simplemente rendirnos y dejarlo sólo... Él había pasado por algo traumático y nosotros... nadie lo notó. La misma princesa me comentó que en la última charla que tuvo con él, él mismo dijo que se sentía usado por los altos mandos del reino... Creo que es entendible, luego de ello lo mandaron una y otra vez a misiones difíciles y él volvía cada vez más... distinto y fuerte. – Lailah sonaba algo triste al decir eso, ella en verdad se sentía mal por no haber estado con Himmel en las horas que él necesitaba de un apoyo.

-Excusas, sólo dijo esas cosas porque no era lo suficientemente valiente como aceptar que se hacía un patán y nos veía a todos como simples debiluchos. – Himmel tuvo que contener la risa ya que Mikleo no se había equivocado, él en verdad se ahogó en el poder que tenía... Fue al final que se dio cuenta de su error, pero en el fondo sentía que no podía confiar en nadie... ni en Charllotte, se estaba sintiendo usado por quienes él una vez juró luchar.

-¡No digas eso! – Rose alzó la voz. - ¡Él... Él sufrió nuestra indiferencia cuando se dio cuenta de su error, pero al final...! Al final lo ignoramos, porque nos sentimos con el derecho de hacer lo que él nos hizo... Que estupidez, debimos oír su parte de la historia y no simplemente habernos hecho ideas tontas.... No debimos haber actuado como niños inmaduros que tienen un rencor por ciertas actitudes.

-¿Lo justificas? Él fue el que inició todo...

-Pero no debimos de seguirlo... debimos acabar todo lo que estaba pasando. – Rose replico a Mikleo quien por orgullo no iba a admitir esa culpa que todos tenían. – Es cierto, Himmel se equivocó... pero debimos ser mejores que eso. Al final lo herimos más y se hundió en la oscuridad.

-Él mismo dijo que ese era el camino que él eligió... No había nada que pudiéramos hacer Rose. – Edna habló con algo de tristeza. – Tal vez era su modo de castigo... alejarse de todos.

-Pues vaya castigo, al final fueron su hermana, la señorita Amane y la princesa... En serio, ese idiota sólo ha logrado que las cosas fueran peor. Todos en el reino sabían que Himmel, aún con su actitud y demás, era el más poderoso soldado en el reino. – Zaveid se había tragado su orgullo para poder admitir algo así. – La princesa sobre todo se tomó muy mal su partida, la pobre no quiso salir de su habitación por días.

-Sin contar que desean ya forzarla ya al matrimonio político. – Las palabras de Lailah si llamaron la atención de Himmel, en el fondo... sus sentimientos por la princesa aún no se habían ido. – Por suerte, Lavenza logró convencer que mientras el reino se mantenga estable y demás... no hay necesidad de ningún matrimonio, ya que ambos reyes aún están vivos no hay necesidad de algo así ahora.

Himmel sonrió por inercia, su hermanita tan lista como siempre... los rumores de que ella ha creado un nuevo sistema de magia y de examinación para las pruebas de los soldados llegó a sus oídos a pesar de que está más que alejado de la civilización.

Oír como el soldado que fue enviado a investigar informaba que no había nada, sólo rastros de una gran batalla que había sido librada. Hizo que el líder de los soldados suspire y entienda que la alerta ya había pasado. Sobra decir que ningún soldado estaba feliz de haber viajado tanto para que todo haya resultado en una falsa alarma. Con mucha rabia, todos se empezaron a retirar para poder avanzar lo más que pudieran antes de que anochezca.

Solo una persona se quedó en el lugar, mirando los alrededores del lugar... Como si buscara a alguien....

-Himmel... ¿Estuviste aquí...? – Rose emprendió marcha, sabía que no iba a tener respuesta... la verdad, ella tenía un poco de esperanza de poder verlo de nuevo... a pesar de que ella...

La chica siguió al resto de los soldados para poder finalmente volver a casa, aunque en verdad... hace tiempo que no desea ir a ese lugar.

Himmel por su lado se quedó oculto hasta que al final pudo sentir como todos los presentes al fin se habían ido, salió de su escondite para poder finalmente analizar todo lo que había oído... No negaba que se sentía mal por haberlos hecho sufrir, pero era mejor que sea así... él ya no es el mismo de antes. Como es ahora, sólo lastimaría a su hermana y al resto... es mejor así.

-Vámonos, es hora de prepararse para cuando el siguiente aparezca o sepamos donde está... algo me dice que este reino ya no será el único lugar a visitar. – Skeith presentía que... ya era hora de extender horizontes... salir de este reino les hará bien, más al chico ya que en verdad debe de alejarse del recuerdo de esos mortales, de lo contario... todo lo que hizo será en vano.

Con el paso de las semanas, Himmel se la paso yendo de un lado a otro en busca de información sobre su próximo objetivo. Había oído rumores de un ser que se encontraba justamente en Egipto, que era el medio para que muchos pidan profecías o una que otra cosa. El mismo Skeith admite que siente que quien es el que está en ese lugar, no le sorprende que este ahí ya que... Fidchell siempre fue muy autosuficiente. El Rey Supremo no tenía nada más que hacer aquí por lo que en verdad pensaba irse a Egipto a buscar esa cosa y enfrentarla de una buena vez, pero Skeith le dijo que mejor espere... Debe aprender a usar sus nuevos poderes y atacar a la loca no es un plan recomendable para ellos. Admite que el chico es más fuerte; sin embargo, no niega que a veces es muy imprudente a la hora de pelea. Ataca a veces sin un plan y eso puede ser fatal.

Tal vez él sea impulsivo, pero sabe que atacar sin tener algo en mente no es parte de una buena estrategia, además de que puede bajar enormemente tus posibilidades de victoria. Atribuye que tal vez no tener contacto con ningún ser de alguna clase, aparte suya, está afectando al muchacho al nivel en que ya está siendo apático con la vida. No le importa morir o lastimarse con tal de lograr su meta.

Skeith ya estaba... dudando. ¿Fue lo correcto separar a este chico de sus seres queridos? Odia admitir que, las emociones del chico lo están afectando. Es cierto que ha cerrado muchas de sus emociones y ya no las expresa, más no significa que no las sienta. Puede sentir su tristeza y arrepentimiento de haberse ido, de estar solo... de simplemente, no tener el valor de enfrentar el posible odio de quienes son importantes para él.

Himmel era muy noble, demasiado... Era esa nobleza lo que lo hacía distinto, no actuaba por maldad o por ganar algo a cambio. Ese factor podía ser una maldición, ya que los más crueles se pueden aprovechar de ello. Skeith le tuvo que enseñar al muchacho a simplemente cerrar su corazón y que logre leer a las personas cuando mienten, una habilidad que a Himmel le ha venido de mucha utilidad cuando se hallaba con gente indeseable. La maldad del hombre era cosa del día a día, Skeith a veces miraba con ironía y reía al ver que los humanos son peores que los seres que dicen son una amenaza para el mundo.

Según ellos, los demonios, monstruos, ángeles caídos y demás son seres que hacen solo daño, pero Skeith y Himmel lo vieron todo en este tiempo de exilio. Los humanos son como esos seres a veces.... Matar, saquear, torturar, mentir, violar... eso era lo que hacen los humanos que se creen seres puros y superiores, cuando en verdad son la amenaza más grande en el mundo. Himmel había matado a seres que él consideraba no tenían derecho a vivir, él no dudaba... mataba porque era lo mejor, había aprendido a ver todo desde una perspectiva mayor... a largo plazo, seres como ellos solo dan más daño, no importa si les das las posibilidades de vivir y cambiar, ellos sólo buscaran su propio beneficio y eso el joven había aprendido a odiar...

Oblivion, como habían decidido llamar a la espada, estaba hecha por la oscuridad de Himmel y el poder de Skeith. Era capaz de destruir el alma de quienes son muertas por ella, les daba una muerte rápida para que no tengan la oportunidad de ir al más allá de ninguna religión, sólo desaparecer... para siempre. Aún así, no era un arma que usaran mucho... parecía ser inestable ya que su oscuridad parecía querer devorarlos a ellos, quienes son sus dueños.

Himmel estaba seguro de una cosa, lo único que le queda por ahora es seguir luchando para ser más fuerte y de paso, seguir borrando a la basura que está por ahí... a fin de cuentas, le importa poco lo que la gente piense de él. Su camino era cansado y hasta tedioso, no duda que su habilidad de vivir sin contacto humano era buena, a veces sentía en verdad la necesidad de tener un contacto con alguien, al menos uno... una charla... al menos unos intercambios de palabras.

Sin notarlo, se vio cerca de la ciudadela... no tenía mucha opción, el camino por donde desea ir está al norte de esta y este es el camino más rápido para poder llegar. En verdad quisiera poder ir por otra dirección, pero no hay más opción... Sólo le quedaba poder bordearla para evitar ser detectado. El bosque que la rodea es perfecta para poder seguir su camino sin temor de ser descubierto...

Lo que no espero en verdad es que haya gente viviendo en el bosque... gente que en verdad eran niños y quienes los cuidaba era.... Rose. Se sorprendió al ver ello... no espero que ella viviera fuera de la ciudadela, creyó que con la posición que tenía, que era capitán al momento en que se fue, ella viviera aquí... cuidando niños... Eso sí era una sorpresa. Ver como la chica estaba cuidando, alimentando y jugando con ellos en verdad le hizo sonreír bajo la máscara, ella siempre tuvo un don con los niños.

Fue en eso que escuchó los pasos de alguien yendo hacia la pequeña casa, casa que era muy humilde... Vio que era el tipo ese con el que Rose tenía una relación cuando se fue, no se veía muy feliz... Rose le pidió a los niños irse a la casa, ellos obedecieron y en verdad no espero lo que vio... Que Rose reciba una cachetada luego de un ligero intercambio de palabras con el tipo, se sorprendió más al ver que ella no le respondía... Esa no era la Rose que él recordaba, Tras escuchar un poco del intercambio que se notaba era porque ella vivía aquí y no en la ciudadela, además de cuidar huérfanos y de seguir en el ejército cuando debía de actuar como una buena ama de casa y esposa.

¿Rose casada? No era novedad que muchas chicas estén casadas a esta edad, hay unas que lo están a los 15, pero que Rose de entre todas lo esté... ella siempre fue muy independiente. Ver como el tipo le daba un ultimátum, de que regrese a casa en unas 3 semanas o ya verá. La chica no pudo decir nada, sólo callar mientras el soldado ese se retiraba.

Ver como la mujer lloraba lo hizo desear ir hacia ella y poder confortarla en algo, aunque sea un poco... Pero no debía, no podía presentarse ante ella luego de tanto tiempo y tratar de que las cosas sigan igual, estaba seguro de que ella lo debe de odiar... Los niños salieron a ver a la mujer y a confortarla, ella en verdad apreciaba el gesto de los niños. Decir que no pasaba nada, que todo iba a estar bien no ayudaba a que ella deje de llorar.

-¿Qué estás pensando? Ni creas que hacer eso hará un cambio en todo, mejor déjala. –Skeith sabía lo que su otro yo estaba pensando y en verdad no puede creer que esto esté pasando, justo ahora... - Haz lo que quieras, así podrás ver que pierdes el tiempo.

Himmel sabía que era cierto, no puede cambiar la situación de Rose... pero si puede al menos escuchar lo que ella tenga que decir.

Himmel se mantuvo oculto hasta que llegó la noche, no le era difícil ya que tenía costumbre de ver el cielo y no aburrirse... Era ya media noche, lo sabe por la posición de la luna, cuando vio a Rose salir de la pequeña casa con solo un camisón y una bata para dormir... la chica pasó a ver el cielo lleno de estrellas, siempre la hacía sentir calma, pero a la vez, sentir como necesitaba en verdad ayuda... que ya no podía soportar todo esto sola... no podía. Oír el sonido de una rama rompiéndose hizo que la chica se ponga alerta, invocó unas dagas de energía para pelear en caso sea necesario... sólo para ver con sorpresa esos ojos amarillos que nunca olvidó... ver que estos seguían iguales a como se fue... Él estaba igual al parecer, llevaba solo una armadura oscura que cubría más de su cuerpo y su cara con cabeza... en verdad no quería creer que él estaba ahí, sentía que era un sueño... que él esté aquí.

Los pasos del joven hacia ella la hicieron llorar más, justo cuando él estaba a unos pasos de ella. Se detuvo y con una mirada que denotaba mucho nerviosismo, Himmel solo la saludó lo mejor que pudo. Se ganó un golpe en la cara, uno que no dolió mucho, pero si mostraba que ella estaba muy molesta. Ella simplemente... no sabía que hacer o decirle, sentía que si era un sueño era muy real... no quería despertar.

Él solo se puso de pie y le hizo la pregunta que hace años ella no había oído de su boca...

-¿Qué te preocupa? – Sin duda era él... el mismo idiota noble de siempre...

Rose pudo ver que en efecto, era como ella lo creyó. Sólo fue un error por parte de él la actitud que tuvo, en el fondo era el mismo... sólo que no lo demostraba tanto como antes. Ella sonrió un poco para luego, sentarse en el tronco que se usaba para cortar la madera. Él se quedó en su lugar esperando a que ella decida hablar.

-Ese sujeto es mi esposo, como ya habrás visto. – Empezó de ese modo, debió de haber visto todo de algún modo y espero a que sea de noche para poder hablar con ella. – Desea que vuelva a casa... que deje de estar aquí y deje de cuidar a estos pobres niños.

Rose le informó de todo lo que pudo sobre la situación actual del reino. Tras su partida, los nobles no estuvieron muy felices de que el mejor soldado se haya ido, aunque la reina logró calmar la situación mostrando pruebas de que ellos solo lo usaban para mostrar poder y dar miedo, "Terror of Death" era un nombre que en verdad daba miedo aún hasta la fecha. Además, que trataban de monopolizar el desarrollo que Lavenza había hecho para con la magia, ella en verdad deseaba expandir sus conocimientos al mundo entero. La decisión de ambos reyes hizo que la voluntad de Lavenza fuera cumplida, en verdad estaba feliz por ello. Pero las cosas no paraban, no saben como... pero el índice de ataques o rebeliones en el reino era cada vez mayor. Estos niños, eran los huérfanos que quedaban de esas batallas.... Ella los cuidaba porque ella también fue huérfana. Si está donde está ahora es porque la Reina le dio una oportunidad de demostrar lo que puede hacer.

Claro que la idea era buena, pero no era del interés del resto... El dinero no era usado para cuidar a pequeños sin familia, los nobles no querían usarlo para ello... Por eso está aquí, usando su propio dinero para poder darles a estos niños lo que puede. Aunque vaya contra la voluntad de su esposo...

-¿Por qué no te apoya? En lo poco que vi... él te adoraba.

-Sólo deseaba una chica que... le pudiera dar un heredero... al ver que no puedo... - Himmel la vio con sorpresa y algo de dolor... ella... - Soy estéril Himmel, nunca tendré hijos por mi cuenta, nunca.

Ver como Rose derramaba unas lágrimas hizo que el joven esté tentado en abrazarla. Ella le comentó que a los meses de irse, el tipo le pidió ser su esposa... ella no tuvo modos de decir no. Más porque en verdad sentía que él era un buen hombre, la boda fue simple y con el paso de los meses... nada. Ella no quedaba embarazada y tras unos análisis de magia, se vio que ella en verdad no era capaz de tener hijos. Una herida que ella había recibido de niña en el abdomen había dañado severamente su útero, imposibilitando toda posibilidad de que ella...

-Cuando me dijeron eso, maldije no haber pensado en que esa herida fuera tan seria... Era una niña, no le tome importancia al impacto de esa caída... sólo seguí en lo mío... ahora veo las consecuencias. – Rose se llevó la mano al vientre y Himmel recordó que en efecto, esa zona del abdomen estaba algo golpeada cuando la vio, pero lo atribuyó a un entrenamiento... no a eso.

Dijo que al saberse la noticia, la familia de su esposo inmediatamente la discrimino, la querían echar pero por la buena reputación que tienen, no lo hicieron y le dejaron al esposo de Rose tener un amante que si le dio un hijo, haciendo pasar de que era de ella... Rose se vio obligada a esa farsa porque no tenía otra, tenía una reputación que cuidar y simplemente, estaba atrapada... no veía una solución. Himmel sabía que en los matrimonios de esta clase, las mujeres son vistas como algo que es una pertenencia, más no una compañera de toda la vida. Por eso es que su esposo la desea en casa, no porque la siga amando sino porque desea mantener su reputación y con Rose aquí... Que mal forma de iniciar una vida...

-¿Qué hay de ti Himmel? Espero que no te hayas metido en problemas... - La chica quería cambiar el tipo de charla que tenían, en verdad se alegra de verlo, aunque no lo pueda expresar como se debe.

Himmel asintió y le comentó todo... desde que se fue hasta lo que hizo.... En verdad ella estaba impresionada de todo lo que su amigo había hecho. Oír que él era quien mataba a los criminales que ellos buscaban, además de ayudar a unos cuantos que necesitan de su ayuda... sin duda era el mismo Himmel, sólo que estaba oculto por ese manto de oscuridad que lo envuelve.

Además, de oír que fue él quien derroto a esa cosa de la que habían sido reportados días atrás y que lo hizo sólo... le hizo preguntarse, que tan fuerte era Himmel en verdad ahora. Duda que alguien en el reino pueda hacer algo contra él ahora, sonrió al pensar en la reacción que tendría Mikleo. Pero eso no quitaba el pensamiento que tenía de que Himmel en verdad había cambiado un poco y a la vez es el mismo, la nobleza que lo caracteriza sigue ahí.

-Sabes, Lavenza y Zaveid están saliendo. – Vio que él la miro con calma, como diciendo que prosiga. – Luego de que... te fuiste, ella estuvo muy mal... Sufrió una fiebre muy grave que la dejo en cama varias semanas, a veces lloraba y pedía perdón por haber sido una mala hermana...

Himmel se mostró culpable al oír eso, el único que tenía la culpa era él... él era el mal hermano, no ella.

-Zaveid le hizo compañía y la hacía reír un poco cada vez que podía... era obvio que antes había algo entre ellos, pero luego de ello... se acercaron más y bueno... llevan juntos casi 1 año. Espero que no te moleste, sé lo sobreprotector que eres con Lavenza.

-Si él la hace llorar, lo mataré... así de simple. – Rose no supo si bromeaba, su voz algo fría y neutral le hacía imposible saberlo, más al tener parte del rostro cubierto.

-Él la adora, no te preocupes.... Pero Lavenza te extraña Himmel, todos lo hacemos.... La Princesa sobretodo, ella en verdad... - Rose trató de sacar las palabras que deseaba decir, pero no pudo.... Se sentía como una traidora al no poder decir lo que la princesa le comentó. Rose en el fondo... sabía que se casó por un solo motivo, no por amor... sino para olvidar lo que su corazón le dictaba. – Ella... te extraña Himmel.

-Es mejor que deje de hacerlo, yo no merezco los buenos deseos de nadie. No luego de como actué y los trate, soy solo... un idiota. – Himmel se dio media vuelta para poder simplemente irse de ahí, sólo para sentir que Rose tomaba su mano para evitar que tome rumbo de nuevo. – Rose...

-Dos semanas... quédate sólo dos semanas... - Rose lo miró con determinación. – No pido que me ayudes con los niños, pero al menos quédate a descansar y... quizás tratar de entender que en verdad eres querido aquí Himmel, al menos por mi lado es así. – Rose pudo ver algo de sorpresa y asombro en los ojos de Himmel, él no se esperó esas palabras por parte de ella.

El joven no pudo decir nada, sólo asentir con la cabeza en señal de que aceptaba la propuesta... dos semanas y luego se irá.

-Pero ni una palabra de mi presencia al resto, me entero de que es así y me voy.

-De eso no te preocupes, la verdad pocas veces veo al resto últimamente... pero no te preocupes, mantendré mi palabra de que sólo yo sabré que estás aquí Himmel, es una Promesa.

Ver la sonrisa de la chica y como hacía de nuevo ese estúpido movimiento de manos para dar énfasis a que es una promesa irrompible, no pudo evitar sacarle una sonrisa... ella en verdad era única a su modo, lástima que el hombre que ama sea un patán.

Lo que él no se imaginaba, es que ella amaba a alguien más que no era su esposo... sólo que fue muy ciego para no verlo antes.

Los días pasaron, Himmel mantuvo su promesa de quedarse unos días con Rose. Ella por su lado cumplió su parte de ella, no dijo nada sobre la presencia de Himmel en su casa a nadie, en el fondo deseaba hacerlo, pero por respeto hacia él no lo hizo. Más porque quería ver como Himmel pasaba estos días con ella.

No eran nada fuera de lo ordinario, sólo era cuidar a los niños cada día y educarlos como podían, no era nada del otro mundo. Lo que si le molestaba es que el muy idiota nunca de sacaba la armadura esa, parecía que con los años ganó una dependencia de esta... una que ella atribuía a una coraza que lo hacía sentirse seguro. Aunque, pudo ver que Himmel era el mismo, cada mañana ella veía comida en la cocina para el día, para todos y ella sabía que él la había buscado y traído aquí. En el fondo, deseaba que las cosas fueran siempre así.

Himmel por su lado, pudo ver que Rose sin duda era una gran mujer, una que se preocupa por quienes tiene a lado y no duda en dar todo de si por ellos. Era única a su modo y en verdad, sentía que era un desperdicio que este casada con alguien quien no la merece. Hasta rabia sentía por ese pensamiento... su relación con los niños era, única. Si bien no interactuaba con ellos demasiado, lo hacía lo suficiente para que ellos lo traten con el respeto suficiente, uno que él en verdad no esperaba de unos niños huérfanos.

Se había equivocado, pero se alegra de haberlo hecho... en el fondo sentía que tal vez podía volver a este estilo de vida tan simple. Y Rose se lo había propuesto, que ambos cuidaran a estos niños y a los que vendrán, como unos padres. Himmel se sorprendió al oír tal declaración de la mujer quien no ocultaba su sonrojo... ¿Acaso ella...? Oír la burla de los niños y los gestos tiernos de las niñas hizo que Rose vaya tras ellos en un intento de castigarlos, todo mientras Himmel asimilaba lo que pasó...

No negaba que la idea era tentadora... estar con Rose y cuidar a estos niños era... algo bueno que imaginar. No niega que en su momento estuvo interesado en Rose de más joven, con los años asimiló que solo podrían llegar a ser amigos y eso lo había aceptado. Ahora ella venía a decir algo así y en verdad, sentía que ella lo dijo en serio... ella en verdad deseaba estar con él...

-Señor Himmel ¿No viene a jugar? – Una de las niñas del lugar se acercó a él y...

Himmel se quito el casco y la máscara para poder sonreírle a la niña, en verdad sentía que podía seguir otro camino. Rose al ver ello, sintió que ya le habían respondido y no podía estar más feliz, la persona que en verdad amaba había vuelto y estaba con ella.

Las dos semanas se volvieron meses, Himmel había optado por quedarse en este lugar, no abandonaba su entrenamiento. Al contrario, entrenaba con más fuerzas porque tenía algo que proteger. No había abandonado su meta de ir por cada hermano de Skeith y derrotarlo, pero ahora sentía que había una mayor razón para poder hacerles frente.

-¡Ya te lo dije, no voy a regresar! – El grito de Rose, que oyó tras ir de regreso a la pequeña cabaña tras una mañana de entrenamiento, lo alertó.

En frente de la puerta, pudo ver que el esposo de Rose y unos soldados estaban ahí presentes. No se veía muy feliz...

-Y eso no me interesa, tú eres mi esposa y debes volver a casa, no se ve bien que estés aquí y no conmigo.

-No soy tu juguete, no soy una posesión... No te amo, no me amas... ¿Por qué mejor no acabamos con esta farsa y terminamos lo que hay? Es lo mejor – Rose sólo quería cortar lazos con él, ya no verlo. Pero él se rehusaba, con la excusa de que ella era de él... no había más motivos.

Himmel iba a intervenir para sacar a esos tipos del lugar, sólo para ver como Rose golpeó al tipo con tal fuerza que le rompió la nariz. Parece que dijo algo sobre los niños y ella no soportaba que hablaran mal de ellos.

-¡Lárgate o la próxima te corto tu hombría! ¡Aunque no hay mucho que perder ahí! – Rose apuntó con sus dagas elementales a todos los soldados quienes sabían de la habilidad de la mujer, una de las mejores del reino. - ¡Fuera!

-Esto no se quedará así... sino eres mía... - se retiro del lugar con los soldados, dejando todo con un ambiente tenso... uno que Rose no contuvo y golpeó sin piedad la pared, haciendo un hueco en ella.

Ver como Himmel llegaba y hacía una broma sobre que deberá reparar eso, ocasionó que la mujer ría un poco. Él en verdad sabía como hacerla sentir mejor...

El día pasó y muchos más lo hicieron, Rose en verdad estaba segura de que si los vieran... dirían que son una familia numerosa. El que Himmel se llevara bien con los niños y que ellos le saquen una sonrisa, le hizo decidir que hacer... esa misma noche, ella lo invitó a pasear por la espesura del bosque. Espesura que lograba dar un aire de misterio al lugar, uno que daba esa sensación de que el lugar era mágico.

-¿Por qué el paseo nocturno Rose? – Himmel no entendía el porque tanto misterio, hasta ella se veía muy nerviosa. Raro...

-Oh, sólo quiero mostrarte algo. Te apuesto que nunca la has visto. – Rose sonrió medio burlona para luego extender su mano. – Vamos cabeza hueca. – Himmel sonrió un poco al oír esas palabras, años que no lo hace.

Tomó su mano y no pudo evitar sentir que el tacto era agradable, era como si en verdad no quisiera dejarla ir. Ella en verdad... Cuando llegaron a un lago, uno donde varias luciérnagas estaban volando sobre este, le sacó un gesto de asombro... Rose le informó que es en esta época del año que ellas están aquí, al final del otoño y el inicio del invierno. Dijo que es por este lugar que construyó la cabaña cerca, porque le gusta ver este lugar y espera poder seguir haciéndolo en lo que le resta de vida.

-Y... quisiera que siempre sea contigo. – Himmel salió de su maravilla para ver a Rose con asombro. Ella estaba muy roja pero no desvió la mirada, se mostraba determinada. – Te amo Himmel, hace años lo hago... Siempre lo he hecho.

-Rose...

-Yo... Yo me case porque quería olvidarte, fue un error y ahora lo sé... nunca saliste de mi mente y corazón, estabas ahí... aún cuando estaba con otro hombre. – Rose bajo la cabeza con vergüenza, admitir que se entregó a alguien más cuando su corazón ya tenía dueño... le daba vergüenza. – Pero ahora... ahora que estas aquí, siento que puedo hacer las cosas bien al fin. Finalmente decirte lo que no pude por cobardía... porque sabía lo que sentías por Charllotte. – El joven se sorprendió al oír que... Ella lo sabía... - Pero, dame la oportunidad de demostrarte que lo que siento es verdad, sólo... sólo deseo estar contigo. No quiero volver a equivocarme.

Himmel no supo que decir ante las palabras de Rose, en verdad no podía creer lo que estaba oyendo... ella en verdad... Por alguna razón sentía una gran felicidad, una que hace años no sentía. Sentirse querido era algo que no experimentó años... Tal vez... Sólo tal vez... Ama a Charllotte y él lo sabe, ella lo sabe... Pero siempre ha tenido la sensación de que Rose también era algo más para él. Algo que nunca logró definir... tal vez la veía como algo más y no como una amiga, lo hizo antes... ¿Lo hace aún hoy?

No supo como o cuando ella se acercó a él y lo besó. Un beso que fue sencillo al inicio, pero que por instinto se hizo más profundo y más intenso. Ella tenía experiencia, él lo notó mientras que él sólo seguía lo que el instinto le decía... sentir el sabor salado en su boca le hizo captar que ella lloraba en medio del beso, tal vez de alegría... no lo sabía. Él... A ella...

Fue en eso que su X-Pulse se activó y se alejó de Rose ante la confusión de ella... algo andaba mal. Ambos lo olían, humo... fuego... aquí, en el bosque.

-¡Los niños! – Rose pensó inmediatamente en ellos y no tardó en ir hacia la cabaña con Himmel muy cerca de ella.

El fuego se centraba en un solo lugar, la cabaña. Eso le hizo entender al joven que este fue provocado, no fue un accidente. Llegar al lugar y ver un gran grupo de soldados y al esposo de Rose hizo que ambos se queden quietos... tenían a los niños de rehenes...

-¡Suéltalos! – Rose quiso ir a salvarlos pero Himmel la detuvo, un paso en falso y los matarán. - ¡Me quieres a mí, ellos no tienen nada que ver aquí!

-En eso te equivocas mi amada Rose, ellos son la razón por la que te fuiste de casa. – Pasó a ver a Himmel, no lo reconoció o simplemente no sabía quién era, porque lo miraba con odio. – Ahora veo que tienes un amante.

-¡No me vengas a reclamar nada! ¡Tú tienes una, no seas fresco! – Rose estaba tentada de atacar y ayudar a los niños, que se veían asustados y lloraban por ello.

-Eso no es relevante, tú eres mía... siempre lo serás. – Himmel contuvo sus ganas de ir a matar al tipo, más porque no quiere que los niños se vean involucrados. – Ahora, hagamos las cosas de modo sencillo. Vuelve conmigo y dejaré a estos niños irse... así de simple.

-Mientes. – Himmel habló por primera vez. – No deseas que los niños vivan, la cantidad de soldados que veo aquí basta para ver que son soldados que no siguen a los reyes sino a la Facción de los nobles... Pensar que habría tal discordia en el reino que hasta esto ha pasado. – Himmel pasó a ver a los niños y sin que nadie lo note, su sombra empezó a ir hacia donde ellos estaban. – Háganos un nuevo trato, váyanse y viven... sino, mueren. Todos. – Oír la risa del sujeto y del resto de soldados hizo que Himmel sonría con sadismo, lo que deseaba. – Como quieran... mueran.

El grito de los soldados que tenían a los niños de rehenes obligó a todos a voltear y ver como estos tenían los pechos atravesados por estacas hechas de oscuridad que salían del suelo... inmediatamente, estas se volvieron un domo que protegía a todos los niños.

Al ver ello, Himmel de inmediato fue hacia los soldados y a una velocidad cegadora acabó con la mayoría, sin pizca alguna de piedad. Al ver el cadáver de la mayoría de soldados, sonrió al sentir de nuevo el calor de la batalla...

-Se los advertí. – Invocó a Oblivion para poder mandar el alma de estos tontos, al olvido. – Ahora mueren.

Rose salió de su estupor al ver a Himmel matar a esos tipos sin sudar una gota y sin piedad para poder ayudarlo en lo que pueda... claro si es que hay algo que pueda hacer para ayudar. La batalla en verdad fue una masacre... el esposo de Rose se mantuvo escondido mientras sus hombres eran asesinados por Himmel con la mujer protegiendo el domo en donde los niños estaban.

Ver como Himmel acababa con cada uno de los soldados y la sonrisa que tenía al hacerlo, era como ver a un verdugo que disfruta de la muerte de sus víctimas. En batalla Himmel era otro, en la vida diaria era otro... Era como ver luz y oscuridad en uno sólo, bondad y crueldad en una persona.

No le costó mucho matar a esos tipos para luego acercarse al sujeto a paso lento, en verdad esto fue aburrido. Himmel sabía que nada esto era un problema para él.

-Espera... no me mates... soy hijo de una familia importante. Puedo darte lo que quieras... - el intento del tipo por piedad era patético. – Te daré lo que quieras.

-Sólo muere... - Himmel alzó el arma para poder matar al tipo este de una vez, sólo para oír el grito de Rose... se había olvidado de ella.

Volteó y pudo ver que la mujer había sido apresada por unos de los soldados sobrevivientes. Maldijo su falta de atención en medio del combate, se confió. Ver como Rose trataba de liberarse y como ellos sonreían victoriosos... Sabían que él no iba a atacar con ella apresada.

Cuando le dijeron que baje su arma no le quedó otra, debía hacerlo... debía... por Rose. Oblivion desapareció y Himmel bajó la guardia. Sentir el golpe en su rodilla lo hizo caer al suelo y sentir que pisaban su cabeza. Oía a Skeith decir que se levante, que no le importe la mujer pero no podía hacer eso... no podía.

-Cometiste un grave error al tratar de oponerte a mí. – Sentir como su cabeza impactaba el suelo por el pisoton no ayudaba a su humor. Sabía que los niños están bien, que el domo oscuro los protege y les impide ver y oír lo que pasa ahora... mejor, no desea que pierdan su inocencia. – Sabes, Rose siempre fue una mujer de carácter... pero en la cama era muy sumisa.

-Bastardo... - Los ojos de Himmel se tornaron rojos al oír eso, el muy maldito estaba... - te mataré...

-Jajaja, ni siquiera puedes hacer algo... No mientras ella esté apresada. – Era verdad... no podía... oír como Rose le decía que no se preocupe por ella, que ataque... no, no podía dejarla. – Je, sentimental por lo que veo... bien.

Sentir como su espalda era apuñalada lo hizo gritar del dolor, no espero eso... luego otro y más cortes vinieron... todos sólo para torturarlo y no matarlo. Maldita sea... esto no era bueno... Rose por su lado, veía como estos tipos la veían... Sabía que planean, no duda que... Pasó a ver a Himmel, como este recibía la tortura sólo para tenerla a salvo y... Sonrió con tristeza, no podía dejarlo morir... lo sabe, él tiene algo que hacer aún en este mundo... vio el cuchillo que tenía cerca al pecho por parte de uno de los soldados...

-¡Himmel! – El joven alzó la vista al oírla y se horrorizo al ver su intención que se refleja en sus ojos... - Te amo.

Ver como ella se movió para para que el cuchillo se clave en el pecho, hizo que el joven olvide respirar... los soldados, el esposo de ella... Nadie creía lo que ella hizo. La mujer cayó al suelo porque los soldados estaban en shock... ella... fue en eso que el ambiente se volvió frío como el hielo más helado. La luna se vio cubierta por las nubes y sólo había oscuridad, la única luz eran las pocas llamas que habían en la cabaña y... los ojos rojos de Himmel. Estos deseosos de matar a quienes tenía en frente suyo. La energía que libero alejo al tipo que tenía su pie sobre él y se puso de pie... sin dudarlo un segundo, creo de su energía y la de Skeith, una gran guadaña que brillaba de color rojo como la sangre. Estaba deseosa de sangre, la de estos tontos.

Lo único que se escuchó en medio de esa oscuridad, fueron cortes y gritos de dolor... nada más. A los segundos, la luz de la luna volvió y se vio que el lugar estaba manchado de sangre, con Himmel viendo sin emoción alguna a los que estaban ya en el suelo, muertos.

Corrió de inmediato hacia donde estaba Rose, la herida en su pecho era grave y perdía mucha sangre... se había clavado el cuchillo en un pulmón...

-Rose... Rose.... – Himmel trataba de que ella esté despierta, que reaccione pero...

-Himmel... ¿Están bien...? – ver como el joven asentía, la hizo sonreír. – Que bueno... yo... yo lo lamento... no fui fuerte.

-No, es mi culpa... baje la guardia y... Es mía. – Himmel tenía su mano en la herida de la chica, quería detener la hemorragia pero él no sabe de magia curativa... - Rose... yo...

-Siempre te amé Himmel... aún cuando... la princesa estaba en tu corazón... eras noble y gentil... aún siendo un soldado, eso me atrajo... no tu poder... - Rose alzó la mano y toco el rostro del joven quien tenía la mirada ensombrecida por su cabello. – No... No olvides eso... eres mortal Himmel... te equivocaras, pero no huyas nunca de las consecuencias... no eres un cobarde... lo sé. – sentir unas gotas caer en su rostro la hicieron reír. - ¿Ves? Ahí yace... El Himmel que todos conocimos. No huyas Himmel... eso nunca arregla nada... mira como quede por huir y no afrontar las cosas.

-Rose... yo...

-Cuídalos Himmel... No los dejes solos... - Rose sentía que ya no podía respirar... - te amo Himmel... lo siento...

-Yo... igual Rose... te amo... nunca lo note hasta que... Maldita sea... - el joven no podía decir más, vio como ella le sonrió una vez más antes de cerrar los ojos para siempre. - ¿Rose?... Rose... ¡Rose! ¡No... No, tú no! ¡Abre los ojos! ¡Abre los malditos ojos Rose! – Himmel trataba de que ella reaccione pero era tarde... se había ido. – Rose... Lo siento, lo siento...

El grito que dio luego ello sacudió el lugar... Había pagado... algo muy valioso para él para poder captar que... huir no era la solución... debía afrontar lo que pase...

Varios días luego, el reino entero supo de la muerte de Rose a manos de la familia de su esposo y que este murió con unos soldados por la mano de Himmel quien regresó al castillo con los niños huérfanos y el cuerpo de Rose en brazos ante el horror de los presentes.

Se veía el dolor en sus ojos pero había luz en ellos nuevamente. Himmel sólo informó de todo lo que pasó, tenía las evidencias que Rose había guardado en secreto en una cámara secreta de la quemada cabaña que se salvó del incendio. La hermana de este y el resto, así como la princesa se sorprendieron al oír todo y más al oír que él se iba a quedar... sólo porque Rose le pidió cuidar a estos niños que nada de culpa tienen.

Al final, sólo pidió un lugar a las afuera de la ciudadela para poder cuidarlos... si bien se iban a negar a su petición, ver como se postraba para pedir que se lo den, hizo que Charllotte le pida a sus padres que lo hagan, que lo perdonen... Él no había hecho nada malo.

Los reyes accedieron luego de una larga charla accedieron a que lo harían, a cambio de que él esté presente en batallas importantes en el ejército y no teniendo derecho a subir de rango en las filas, sólo un soldado. Al cual él accedió ante la obvia reacción de negativa de la familia que estaba involucrada en el escándalo... pero el veredicto estaba hecho.

Lavenza quiso ir con su hermano para poder ayudarlo y hablar pero Zaveid recomendó que no lo haga, se veía el dolor en los ojos de Himmel... uno que en verdad lo había afectado. Pero Charllotte no iba a dejar las cosas así, no después de verlo como está... destrozado por dentro.

Los días pasaron, Himmel se acento en el bosque, reconstruyó la cabaña con sus propias manos, sin poderes ni ayuda. Los niños de vez en cuando le preguntaban por Rose y él, con una sonrisa triste, les decía que ella había ido a un lugar mejor... lejos de las crueldades e injusticias de este mundo y de quienes lo habitan. Ellos no entendían a que se refería, todos no pasaba de los 6 años, pero deseaban un día poder ir con ella y darle las gracias por haberlos cuidado.

Himmel les ocultaba la verdad, no por maldad, sino porque deseaba que la recordarán como fue. Sólo torció algo la verdad, más no mintió... aunque se sentía fatal hacerlo de todos modos. Fue en una de esas noches, esas que estaba a las orillas del lago que Rose le mostró ese día, que... en verdad no sabía que hacer... Iba a cuidar a esos niños, pero... ¿Por qué la sensación de vacío?

Oír los pasos de alguien, más no sentir una intención de ataque lo hicieron voltear y ver a... Charllotte. La princesa tenía una sonrisa muy triste. Ella y Rose fueron grandes amigas y rivales para desconocimiento de Himmel por él, más de una vez la princesa había sido cómplice de las escapadas que Rose se daba para... no seguir en la casa de su esposo. Ahora maldecía no haber sido más firme... si lo hubiera hecho tal vez ella...

-La enterramos donde ella quería... en la colina. Sabes que le gustaba sentir el viento de ese lugar. – Himmel asintió en silencio, no veía a la mujer más por vergüenza que por otra cosa. – Yo... Ella me mostró una vez este lago... era su lugar de paz y tranquilidad. Es muy lindo... - Charllotte le había pedido a Edna y Lailah acompañarla a este lugar, ellas estaban lejos para darle a esos dos... privacidad. – Himmel yo...

-Ella... Ella en verdad no merecía morir... - Himmel miró a Charllotte y ella se vio dolida al verlo tan... triste. – Me dijo que me amaba Charllotte... a mí, un miserable que no tuvo valor de afrontar a sus amigos y hermana, que prefirió huir antes de afrontar lo que... que debía pasar. – Himmel apretó los puños y contuvo las lágrimas que deseaban salir... - Yo... es mi culpa... no pude... no pude salvarla...

-¡No, no es así Himmel! – Charllotte se arrodilló a su lado sin importar que su vestido se ensuciara. - ¡Es mía, yo sabía lo que pasaba con su esposo! ¡No dije nada, fui cómplice porque ella me pidió callar! ¡Yo... yo le fallé a mi amiga! – la princesa lloraba mientras hablaba, Himmel la paso a ver. – Himmel... yo entiendo a Rose... Ella... todos aún teníamos fe que volvieras... ella de seguro quería que te sintieras más cómodo para intentar que vuelvas a ver a todos... ella... ella en verdad te extrañaba Himmel, le dolía tanto no haberte dicho lo que sentía que se casó para olvidarte... se equivocó, pero ya nada se puede hacer. Lo afrontó y acepto lo que tenía que pagar por lo que hizo... - Himmel sentía que la princesa se lo decía a modo de un ligero regaño. – No huyamos de nuestros errores Himmel, ni de las consecuencias que estos traen... porque la vida tendrá varios errores, lo que nos queda es afrontarlos... porque eso es madurar.

Charllotte sintió como Himmel la abrazó con fuerza, en otra ocasión se hubiera sentido nerviosa pero hoy... hoy ambos necesitaban ese apoyo emocional...

-Lo siento... Charllotte, lo siento por todo lo que dije... lo que hice...

-Igual yo Himmel... perdóname.

La princesa y el soldado siguieron abrazados por varios minutos. Skeith por su lado, no sabía que sentía... la muerte de la mujer... por un segundo creyó que le importaría poco, pero ahora... ¿Le dolía, estaba triste? Estas emociones... Él no debía sentirlas, era Himmel quien se las pasaba... antes lo hubiera odiado, las emociones sólo daban problemas pero hoy... hoy podía en verdad sentir dolor de que esa mujer haya muerto. El dolor de Himmel era el suyo y eso... lo asustaba, porque eso significa que todo sería distinto a partir de ahora. La muerte de Rose había hecho que el Rey Supremo vuelva a ver la luz, solo que ella había muerto para volverse ese pequeño destello de luz que lo guiaría muchos años.

-La verdad... la muerte de Rose es uno de mis más grandes lamentos. De haber sido más maduro y valiente, ella nunca hubiera pasado por todo lo que vivió. La historia pudo ser otra, no fue así... yo le falle. Y pagué el precio por mis acciones inmaduras. Skeith también cambió, sintió mi tristeza y eso le hizo ser más consciente con el pensamiento humano... El precio fue alto, pero con los años... fue la muerte de Rose que me hizo cambiar mi modo de hacer las cosas. Rose fue, es y siempre será, ese destello de luz que me salvó de la oscuridad en la que yo me hundí tantos años.

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