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Petición de una Diosa

Hyoudo Issei no creía lo que estaba viendo. Ahora mismo, sentía que si esto era un sueño, pues era el más realista que ha tenido hasta la fecha.

Había salido de su casa para despejar su mente de varias cosas, de paso poder hablar con Skeith, quien le comentó sobre la situación en la que estaban, de que Gorre y Macha estaban dentro de Raynare y Sunset respectivamente. De paso que ya sabía el por qué esas dos se están llevando tan mal últimamente.

Pero justo cuando se iba a ir a casa, apareció alguien quien no espero ver ni en sueños. La Diosa de la Guerra y la Sabiduría en la mitología Griega, Atenea, estaba en frente de él. Esto era algo que no podía ser una broma armada, porque era demasiado sofisticada.

-Lamento si mi presencia te sorprendió Sekiryuutei. Pero necesito hablar contigo. Y para ello, es necesario que dejes de verme el busto.

Ise sintió como la cara le ardió de la vergüenza. Se dio cuenta... Aunque, parece que no le molesta que la vea de ese modo. Tal vez un par de segundos más.

En ello, sintió como Himmel, de algún modo, le dio un golpe mental con tal fuerza que el joven sintió como el cerebro se le movió por completo.

-¡Idiota, estás frente a una Diosa! ¡Ten más respeto! – claro, Himmel hablaba también en modo de celos. Si bien nunca concreto nada con ella, admite que estuvo enamorado de ella al final de su vida. Y nadie, ni siquiera su vida actual la iba a ver de modo lujurioso.

Atenea pudo ver la cara de complejidad en Ise. De seguro estaba hablando con Himmel. Ella podía sentir el alma de su viejo amigo como algo aparte y a la vez unido al chico. Era una unión extraña, pero está feliz de ver que de cierto modo, Himmel aún vela por el mundo. Pero no es momento de estas cosas. Por más que desee hundirse en la nostalgia.

-Sekiryuutei. Lo que debo decirte te concierne a ti y a tus amigos. Necesito que me oigan.

-Pero, con todo el respeto del mundo, es muy tarde para esto Atenea-sama. Tal vez mañana podamos...

-El tiempo no es un lujo que dispongamos. Necesito que sea ahora. Estoy segura que Rean y Azazel ya deben saber que estoy. ¿Podemos llevar este tema a tu casa?

Ise no pudo decir nada ante las palabras de la Diosa ahí presente. Y muchos menos, decirle no. Sólo le quedó asentir y ella en respuesta, extendió su mano. Como diciendo que la tome.

... Ok, esto podía ser penoso. Ahora entiende el deseo lujurioso que muchos hombres tiene por esta Diosa. Es una belleza única, pero es pura y casta. Y eso da un golpe que uno no puede negar. La idea de tener a tal belleza entre sus brazos es...

-¡Au! – volvió a sentir el golpe mental de Himmel. Se nota que él no lo dejará en paz ¿no?

Tomó la mano de la Diosa, al mismo tiempo que sentía la amenaza mental de su vida pasada, al mismo tiempo que ella sonreía.

-Lo olvidaba. Es la primera vez que llevaré a alguien conmigo, puede que termines mareado.

-¿Qué...?

Ise no pudo terminar de decir su pregunta, porque con un destello de luz ambos desaparecieron del tejado de dicho edificio.

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Al mismo tiempo, en la casa Hyoudo, Rean y Azazel llegaron casi sin aire. Habían sentido la presencia de Atenea. Y pueden jurar que casi se les va el alma. No pueden creer que la mujer haya venido a este lugar así de improviso. Aunque el ruido que hicieron al entrar y demás, hizo que algunas chicas bajen para ver que diablos estaba pasando aquí.

-¿Qué rayos...? ¿¡Rean!? – Celestia estaba apenas con su camisón de dormir.

-¡No hay tiempo! ¡Pónganse presentables!

-¿Y por qué? Rean, ¿qué está pasando? – Luna se cruzó de brazos, le importa poco si sus pechos sin brasier son vistos por el caído. Acaban de irrumpir su sueño, así como el del resto.

Las chicas asintieron varias veces, estaban con sueño, las únicas que parecían estar algo mejor vestidas eran Sunset y Ray, quienes se vieron las caras para luego ponerlas a un lado con rapidez.

-¡Es más que urgente! ¡Ella debe estar por venir! ¿¡Dónde está Ise!?

-Ahm... Él salió un rato. Dijo que quería despejar su mente. – Todos pasaron a ver a Sunset, quien sintió las dagas de las miradas de varias. – Oigan, me lo hallé cuando estaba de salida. No es mi culpa que haya sido oportuna.

-Ay sí. Que oportuna eres. – Ray hablo con burla, algo que a la chica no le gustó. Y justo cuando iban a discutir de nuevo.

-¡No me importa! ¡Ella ya debe de estar por llegar!

-¡Rean, dinos de una bendita vez de quien rayos hablas! – Venelana ya estaba harta de toda esta charada y desea respuestas ya.

Y justo cuando él iba a hablar, un destello de luz, un hechizo de transporte, se hizo presente en la sala al mismo tiempo que ambos adultos dejaban salir un casi grito de horror.

Ante la sorpresa de todos, una bella mujer de gran figura se hizo presente. Algunos la reconocieron por haberla visto antes. Pero la sorpresa mayor era que Ise estaba al lado de este con una expresión que demostraba sus claras ganas de vomitar.

-Ugh... no me siento muy bien.

-Jeje, te dije que sería mi primer intento llevando a alguien conmigo. Lo lamento. – la mujer acaricio la cabeza del muchacho, quien no se quejó del gesto. Se sentía bien.

-¡Atenea-sama! – la mayoría de los presentes hablaron casi por instinto.

Algunos casi se atoran con sus palabras. La mujer por su lado sólo sonrió y saludo con la mano. Y una clara sonrisa en su rostro. Todo mientras el Sekiryuutei se apoyaba en la pared para soltar un respiro de alivio. No volverá a hacer esto aunque le paguen. Pero mejor vuelve a lo suyo.

Vio como su maestro y Azazel sudaban a mares debido a la presencia de la Diosa. Quien sólo seguía con una sonrisa en su rostro.

-Veo que sintieron mi presencia e intuyeron que vendría aquí. Es cierto, ese era mi plan inicial, pero sentí la presencia del muchacho algo alejada del resto y fui a verlo en persona. Y por su reacción, intuyo que no le han dicho nada de lo que les pedí.

Ambos varones empezaron a sudar a mares. Era bien sabido lo benevolente que es la Diosa Griega, una de las pocas deidades que actúa muy humana y no ve a las demás mitologías como enemigos, a diferencia de Hades, pero también era bien sabido lo terrible que podía ser si llegaras a sacar su lado malo.

Tanto Rean como Azazel lo sabían y ni locos querían ser víctimas de esa faceta de la Diosa. Ella por su lado se cruzó de brazos, alzando su ya prominente busto un poco más, tratando de mostrarse amenazante ante ambos y todos. Pero cuando vieron como ella se mordía el labio para no reír, hizo que ambos sientan que el alma les regresa al cuerpo y que además el resto note que a la mujer le gustaba las bromas.

-Jajajaja, debieron ver sus caras. Ustedes nunca cambian. No soy un ogro, deben de relajarse. – Atenea trataba a ambos como si fueran viejos amigos. – Vamos, deseo tratar este tema lo más pronto posible. Creo que esto es algo que todo tu séquito deseará oír Rias Gremory, ¿por qué no llamas a los que faltan?

-S-Sí... - Rias no dudo en hacer caso a lo dicho por la bella Diosa.

Ella por su lado pasó a saludar a las tres mujeres adultas en la casa, quienes no estaban aún totalmente seguras de que estaba pasando en realidad. Lo que si sabían, era que no iban a volver a dormir esta noche.

-¿Tendrán algo de vino? – Mientras que la Diosa hacia la pregunta que nadie esperó.

-Y ella aún con sus cosas.

Azazel murmuró ello para que nadie más lo oiga, pero la mujer si lo hizo debido a su agudo sentido y pasó a ver al caído con una gran y forzosa sonrisa. Este tembló ante dicha mirada para luego cerrar la boca definitivamente. Todo ante la mirada de Rean, ese caído era idiota. ¿Desea morir?

Rean sabe muy bien que el poder de la Diosa tal vez no sea tanto como el de Hades, pero ella era fuerte en su propia ley. De las pocas deidades de no sólo la mitología griega, sino de todas, que aún mantiene el poder del porque fue llamada una vez Diosa de la Guerra. De seguro por el mismo título, una guerra siempre es una posibilidad y ella ha optado por estar lista para esta, si alguna vez se da.

Ver como poco a poco los miembros de la casa se ponían cómodos para oír lo que la bella Diosa tenía que decir, lo hizo sentirse mal. En verdad no quería meter a los chicos en esto, no luego después de lo que sucedió hace pocos días. Rean vio que incluso Ophis bajó, ella debió sentir la presencia de Atenea desde que ingresó a la ciudad.

Atenea por su lado, sólo vio al Dragon God y sonrió al ver que el rumor era cierto, más no hizo nada. Sólo seguir bebiendo de la copa de vino que ahora tenía en mano.

Ella nunca cambiará. Eso sí, aún le cuesta creer que ella misma sea la que viniera a verlos. Normalmente es una de sus Amazonas las que se encargan de ese trabajo. Y con lo protectoras que son y como ven a los hombres, aún le sorprende que ellas no lo degollaran cuando se encontró con la Diosa por primera vez.

Se era bien sabido que Atenea no es una Diosa que impulsa la lujuria, ella viste así por comodidad y costumbre. Aunque era consciente de su gran atractivo y demás, no faltando a veces la oportunidad en que lo usa para sacarse una risa o demás. Encima, los rumores en donde ella vive siempre son que sólo con un hombre sintió ese deseo de ser mujer. Claro que al inicio pensó que se trataban de las malas lenguas o las deidades que envidiaban a la mujer. Pero cuando Himmel les mostró su vida y que en efecto, entre ambos hubo un sentimiento de atracción y algo más, que nunca se llegó a concretar, supo que no eran sólo rumores o chismes. Hasta está seguro que Hades debió ser quien los inició.

-¿Maestro...? – El adulto pasó a ver a su alumno, quien lo miraba con duda y algo de preocupación.

-Anda, esperemos la llegada del resto. Ahí sabrás todo. – Rean se sintió aún más culpable ahora. Sólo quería darle a su alumno algo de paz. Pero parece que el mundo no desea darle ese lujo al Sekiryuutei, como si le dijera que por llevar el alma de ese hombre en él, sería el juguete de este para siempre.

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La espera no se tuvo que hacer muy larga. Kiba y Gasper llegaron rápidamente, casi parecía que habían tenido un ataque de pánico cuando oyeron lo que Rias les dijo. Eso si, no quitaba que estaban con el sueño aún con ellos, porque llegaron aún somnolientos y también con las pijamas puestas. No había duda que era una imagen algo rara ver a Gasper abrazar su caja para dormir aún tras todo lo que habían pasado...

Pero cuando vieron a la Diosa ahí presente, toda sensación de sueño se fue por la ventana y se quedaron impactados al verla, por varios motivos. Y si bien a Rarity y Fluttershy no se mostraban nada felices por las caras que ambos habían puesto, sabían que no era el momento para esto.

Atenea rio un poco al ver que sigue provocando ese efecto en los más jóvenes. Casi parecía que nunca habían visto a una mujer en su vida. Al menos eso es lo que se muestra en primera instancia. Bebió algo más del vino y no pudo evitar soltar un suspiro.

Casi recordaba la primera vez en que se dejó llevar y bebió como nunca lo había hecho. Sino mal recuerda, fue cuando se enteró de la muerte de Charllotte a manos de Ares. Aún recuerda que aún estando ebria fue contra su hermano y le increpó lo que hizo. Hasta lo atacó a vista y paciencia de su padre y del resto de Olímpicos, quienes tuvieron que usar la fuerza bruta para detenerla.

Ares en su momento no se defendió, aún recuerda la expresión de miedo que este tenía en su rostro. No hacia ella, sino hacia alguien más o algo.

Desde ese día, dejó de asistir a las reuniones en el Olimpo. Estaba harta de la situación en que estaban. Su padre cada día más irritable, su tío Poseidón con sus varias amantes no ayudaba en nada, su tío Hades siempre en silencio y optando por no acercarse a los demás Dioses.

Los demás metidos en sus cosas personales como para dar una ayuda clara. Sin duda alguna, estaban acabados como un panteón ordenado y fuerte. Ya no eran lo de antes, las pasiones y vicios de cada uno había acabado por debilitarlos a todos.

Y ella no era la excepción. Recuerda que se ahogó en la bebida muchos años. La verdad ya el resto le daba igual. A veces ni recordaba lo que había hecho todo el día, solo bebía y bebía. Porque quería huir de la realidad en la que estaba. Pero un día...

-¿Se encuentra bien? – La mujer salió de sus pensamientos al oír la pregunta de la chica rubia quien tenía una expresión inocente en sus ojos. - ¿Necesita algo más?

-Oh, no pequeña. Ahora no necesito nada. Sólo pensaba en ciertos días oscuros. Nada más. Y el vino es un recordatorio de ello. – Asia miraba la copa de vino que la Diosa llevaba en mano.

No lo había notado antes, pero apenas había bebido algo del vino a pesar que más de una vez se ha llevado el objeto a la boca. ¿Por qué será?

-Hago el gesto de beber para sentir el vino en mis labios. Es una manía que gané luego de que él me forzó a dejar la bebida a los extremos en que antes lo bebía.

-¿Habla de Himmel-san? – Atenea se sorprendió al oír el nombre de su viejo amigo salir de la boca de la chica. – Él nos mostró algunos paisajes de su vida. El nombre fue lo primero.

-Ya veo... Espero que no haya mostrado mis malos momentos porque eso si no se lo perdonaría. – Ver como la chica negó con la cabeza, la hizo sonreír.

-Disculpe si sueno impertinente, pero ¿cómo lo conoció? – Applejack alzó la mano en señal de querer saber esa pequeña incógnita.

Todos los presentes vieron pasajes de la vida del Rey Supremo. Pero uno de los misterios que albergan aún, es como ella y él se conocieron exactamente. Se sabe que Charllotte y ella eran amigas, pero de ahí a como la relación entre ambos se llevó acabo....

-Oh, no fue exactamente la mejor impresión que nos llevamos del otro. – la mujer soltó una ligera risa al recordar ese día. – Estaba de visita al reino donde él y Charllotte vivían. Él nunca me había visto porque todas las veces que fui, estaba en una misión o algo similar. Por ello cuando me vio por primera vez al lado de Charllotte, se quedó con la misma expresión que vieron en sus amigos y el Sekiryuutei. – los tres jóvenes se tornaron rojos al saber a lo que se refería. – Sí, Charllotte lo vio como queriendo matarlo. Era una mujer muy celosa, de ser por ella habría hecho una escena. Pero era una reunión real y se aguantó las ganas. Al menos hasta que yo me fuera, según Himmel ella no le habló por semanas luego de ello.

-Sabe... estamos siendo tentadas en hacer lo mismo aquí. – Rarity tenía una gran vena en la frente al notar como los idiotas ahí presentes aún tenían sus caras como antes.

-Oh, no es mala idea. – Twilight le lanzó a su novio uno de los cojines del sillón para que se deje de estupideces y se ponga serio.

-Jeje, no me molesta. Te acostumbras con los años. Luego de ver como todos, incluso dentro de tu familia te desean llevar a la cama, es algo que ya me da igual. – volvió a llevar el vino a sus labios y lo saboreo. – Ya deben saber las locuras que ocurren en la mitología griega. Por lo que algunas cosas se quedan mejor en el anonimato.

Atenea movió algo del vino en la copa con un movimiento de mano. Y al notar que ya estaban reunidos los que ella quería que estuvieran aquí...

-Lamento de antemano haber venido sin avisar. Pero es una situación que no puedo alargar más. Rean y Azazel ya saben de la situación. Ya saben lo que deseo hacer. Pero para ello, necesito de la ayuda de algunos aquí.

-¿A qué se refiere? – Akeno no entendía. ¿Qué puede necesitar una Diosa del calibre de Atenea de unos niños como ellos?

-Como sabrán... es bien sabido la influencia que tuvo Himmel en tener a raya a las demás mitologías cuando la gran Guerra estalló. Como amenazó a cada Dios deseoso de participar y sacar ventaja de la situación. Himmel fue vital para evitar que el mundo se fuera abajo.

-Sí, lo sabemos. Lo vimos. – Xenovia se cruzó de brazos al decir ello. - ¿Pero qué tiene ver él con lo que nos pide?

-Simple. Que Himmel no fue el único que dejó su huella en la historia. Su hermana hizo lo mismo. Aunque ella si se mantuvo en el anonimato por deseos del propio Himmel.

-No lo entendemos ¿por qué tener a su hermana oculta de todo esto? – Rainbow alzó una ceja. De ser ella, quisiera tener toda la atención posible.

-Tal vez no lo sepan. Pero Himmel vino una vez a mí, no era raro que ambos bebiéramos vino como si no hubiera un mañana para ahogar nuestras penas. – Eso si las sorprendió. – Era un modo para que ambos soltáramos todo lo que nos afectaba. No piensen mal, no era algo que hiciéramos a menudo, sólo cuando ya no podíamos aguantar la carga. – la mujer volvió a hacer el gesto de mover el líquido en la copa con un movimiento de su mano.

-Por ello es que hace eso. Le hace recordar ello... - Luna pareció entender el sentimiento de la mujer. Ella hizo algo similar años...

-Eso... y que mi primer beso supo a vino. – Ella sonrió con ternura al decir ello, pero todos se quedaron en shock al oír ello.

-¿¡Beso!? ¿¡Se besaron!?

-Más de una vez. – Aki se sonrojo más al imaginar a una Diosa casta como Atenea haciendo tal acto que para ella no debe ser permitido. – Sé que por mi condición, no debería hacer tal cosa. Pero ya saben como es el vino y demás. Sumado a los problemas y tristezas que teníamos. No éramos de piedra. Aunque más de una vez deseábamos que fuera así.

Todos oyeron con algo de tristeza lo que la Diosa decía. Demostraba que ella parecía más en conexión con las emociones humanas que la mayoría de sus congéneres. Ella se llevó nuevamente la copa a la boca y está vez si bebió algo del vino. Puso una expresión algo de molestia, hace años que no bebe de verdad. Había olvidado lo molesto que puede ser el sabor del vino en la garganta.

-Estoy fuera de práctica. Pero olvidemos esto y vamos a lo que vine. – Atenea puso la copa en la mesa de centro para luego mirar a todos. – Cómo dije antes, la razón por la que Himmel vino a mí esa vez fue porque me pidió y hasta rogo, que cuando él muriera, yo me haga cargo de destruir todo rastro de evidencia física de su existencia.

-¿Todo rastro de evidencia? – Celestia se mostró sorprendida. – Claro, él tenía conocimientos que nadie más. Además de sus acciones y demás...

-Lo hizo para tener el estatus quo en orden. Tener todo bajo control. Como saben, los humanos son una raza débil en general pero de gran potencial y Himmel lo sabía. Pero como humano, también era consciente del mal en el corazón de su especie y por ello, era precavido.

Atenea alzó su mano y de ella emergió un círculo de transporte, del cual apareció lo que era un plano hecho en pergamino. Muy viejo, pero que había sido cuidado con cariño.

Lo puso en la mesa para que los que estaban más cerca lo vean. Algunos al ver que era, se quedaron con la boca abierta. Más por lo que estaba ahí escrito que demás.

-Debe de ser una broma. ¿Es en serio?

-¿Qué cosa...? Yo sólo veo varios números. – Irina miraba la cara de asombro y algo de miedo de Sona, no captando que sucedía.

-No son sólo número Irina-san. Son fórmulas mágicas que van más allá de lo que la magia actual tiene a la fecha. – Rossweisse trago saliva para poder seguir. – Aquí combina lo mejor de los números con la imaginación.

-En palabras simples. Esta fórmula aumenta la eficiencia y eficacia de un hechizo casi en un 50%. – Fay se limpió el sudor que estaba saliendo de su frente. No lo podía creer.

-No entiendo. ¿Qué tanto afecta eso en la magia moderna por ejemplo?

-Simple nya... - Kuroka miro a Pinkie con seriedad. – Imagina que tú lanzas una ráfaga helada que apenas sirve para dar frío y usas mucha de tu magia para ello. Si aplicas este círculo, aumentaras el poder del ataque sin usar más magia.

La chica razonó algo las palabras de su amiga para luego asentir, lo había captado. Pero se quedó helada al imaginar ello en un hechizo de gran poder.

-Himmel me dio esto. Me dijo que era de lo poco que decidió quedarse de su antiguo hogar. Era de los registros de su hermana, Lavenza.

Y eso si dejó que ellos se sorprendan, que esto eran de los escritos que Lavenza dejó en vida ya era para sorprenderse. Más al ver que era un simple círculo mágico, no había mucho a simple vista. Pero eso no les respondía nada.

-Himmel no quería que los Dioses ni nadie hallara los conocimientos que Lavenza dejo con él. Por ello es que los destruyó, sólo unos pocos, les de menor importancia. Y me pidió que guardara el resto. O en el peor de los casos, los destruya.

-¿Lo hizo? – la Diosa negó a la pregunta de Venelana.

-No pude. Luego de su muerte, sentí que era la única conexión que me quedaba con él. Pero sabía que tenerlos conmigo sería peligroso. Los podía ocultar un tiempo, pero un día alguien se daría cuenta que los tengo. Por ello...

-Por ello creó el Imperio de Cristal ¿verdad? – Azazel completando lo que la mujer trataba de decir, porque se notaba que le era difícil hacerlo.

-¿¡Imperio de Cristal!? – algunas chicas, siendo Rias, Twilight y Sona las que reaccionaron con más fuerza, gritaron ante el nombre.

-¿Qué es el Imperio de Cristal? – Gasper sonaba interesado en la nueva información. – Creo haber oído de este cuando estaba en la casa Vladi.

-Es un Imperio de Leyenda, un mito que yace dentro de las propias mitologías. Incluso dentro de la Griega y la Romana. Se dice que es un Imperio hecho meramente de cristales y piedras preciosas. Se dice que es una utopía, una que superaba a la Atlántida en ciertos aspectos. Como lo son el desarrollo de la magia y del potencial humano.

Rean noto como la mujer le daba la indicación de que prosiga. Y así lo hizo...

-La verdad... era una especie de refugio para los afectados por la Gran Guerra que Atenea creó años luego de que paso a ser una más fría. Y servía a su vez como una fortaleza para los conocimientos que Himmel le dio.

-Minuto... ¿¡Nos dice que usted guardó ahí toda la documentación que Himmel-sama le dio!? – Ravel casi ve a la Diosa como si estuviera loca.

-Así es. Luego de años, yo cree ese reino usando algunos de los hechizos que estaban ahí escritos. – Atenea posó su vista en las 6 gemas en los cuellos de sus portadoras. – Los elementos de la Armonía vinieron a mi luego de que Himmel acabara con ese monstruo, como dándome el mensaje final. De que él se había ido, sólo para irse a su lugar de descanso bajo el árbol de la vida hasta que sean tomados nuevamente. Y eso me dio una idea. Crear un lugar donde los que sufrieron por la guerra, tengan paz. Esa era mi idea... mi modo de ayudar. Tenía tiempo, luego de la Guerra y la amenaza de Himmel, nuestro panteón se quedó estático.

Atenea aún recuerda los esfuerzos que hizo para construir dicho lugar. Aún con sus amazonas y muchos otros, no fue tarea fácil. Pero valió la pena.

-No deseo entrar a mucho detalle ahora. Pero el Imperio sirvió como refugio para muchos y al mismo tiempo como el inicio de algo nuevo para otros. Pero no estaba alejado de los problemas. Todo por el Corazón de Cristal.

-¿Existe en verdad...? – Twilight tuvo que contener sus deseos de preguntar más, esta información era oro.

-¿Qué es exactamente el corazón de Cristal y por qué algunas parecen conocer que es? – Kaori hizo la pregunta al público en general, harta de estar al margen.

-Es un objeto legendario según unos cuentos que recuerdo me contaban de niña. – Rias rio un poco. – Según este, al ver el corazón podías ver tu futuro y tu persona predestinada. Claro, es un cuento.

-Me hace recordar en algo a cierto espejo que hay en el folklore Youkai. Sólo que este te devoraba el alma. – Ayane tembló un poco al recordar esa historia. – Pero con un objeto así... ver tu futuro.

-La probabilidad de un futuro. – Atenea retomó la palabra. – Ese objeto lo cree usando la información que Lavenza dejó sobre la magia vidente. Al final, esta se basa en cálculos y estadísticas. Si actúas de un modo o no, eso pone ciertos factores a favor. El objeto era muy engañoso y por ello me arrepiento de haberlo creado. Entendí tarde porque Lavenza no lo creo.

-La mente humana y de los seres vivos es muy volátil y débil ante la tentación. Unos desearan ver su futuro, otros no querrán que uno que no les gusta se cumpla. Irónicamente eso a veces provoca que el mal futuro se cumpla. – Rean miro a Atenea con una gran incógnita. - ¿Es cierto que lo piensas liberar a pesar del riesgo?

La Diosa bebió de golpe el vino que tenía en mano, parecía que quería alejar el mar sabor o las dudas que habían en general. Ella sacudió la cabeza y trató de dar una respuesta que pueda calmar no sólo sus dudas, sino las que vendrán.

-El mundo necesita los conocimientos de Lavenza. No todos, sólo los necesarios. Es más que obvio que el mundo está cambiando. La era de los Dioses, de los que se creían intocables, está acabando. Yo lo sé, he visto los cambios que han ocurrido estos últimos siglos. Y este año ha sido de varios cambios. No puedo simplemente seguir con la culpa por lo que le paso a Hope.

-¿Quién...? – Ise captó el nombre y se vio que ella se arrepintió de que eso le haya pasado. - ¿Quién es Hope?

-Mejor dígales, tarde o temprano lo sabrán. – Rean le dio a la Diosa el consejo que necesita. Que sepan la verdad.

Atenea vio a los chicos y se sintió culpable. Mucho porque ellos eran del mismo rango de la edad de ella... de él. Y por ello le molesta tener que hacer esto. Pero no tiene más opción.

-Hope... Radiant Hope. Una de las descendientes de Lavenza que vivió en el imperio mientras este aún era visible al mundo entero. Y quien por mi culpa, yace encerrada en este, en un sueño profundo del cual no puede salir a menos que podamos restaurar el Corazón de Cristal original.

-Eso significa que... - Fluttershy pareció captar lo que la Diosa había dicho.

-Sí... ella actúa como el Corazón de Cristal y como el sello que impide que cualquiera entre al Imperio.

Eso llamó la atención de todos. ¿Qué estaba por pasar?

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-Veo que estas ansioso por llegar a donde fue tu antiguo hogar. – Afrodita caminaba en dirección hacia donde se encontraba el Imperio. Al menos eso cree.

La Diosa miraba con poca paciencia como su acompañante la seguía. A veces detestaba que este idiota sea el único aliado que pudo conseguir.

Tras ella, como si fuera una mala sombra, había un hombre que no parecía pasar de sus 20. De cabello negro largo y ojos azules, era alto... casi 2 metros. Vestía apenas unos pantalones maltrechos y unas botas que se notaba, habían visto mejores días. Lo más llamativo de él era lo flaco que estaba. Casi se le podían ver las costillas.

-Te ves patético Sombra. Pensar que tienes un gran poder. Pero por cosas de la vida no lo usas ni lo quieres aprender a usar. Jejeje, te saque de la prisión de donde te estabas pudriendo porque sé de lo que eres capaz.

Sombra miro a la Diosa con rabia en sus ojos. Miro sus muñecas, estas aún con los grilletes que lo han tenido siglos capturado. Grilletes que lo condenaron a una muerte lenta... incapaz de envejecer al ritmo normal de un humano, un año para él era sólo un día para su cuerpo. Ese era el hechizo que envolvía a estos grilletes. Y para lo peor de todo, era esta maldita cosa en el cuello... Eso era lo que lo volvía loco, esto era lo que lo obligaba a estar bajo control. Y pensar que esta loca halló el hechizo para modificarlo a su conveniencia. Lo que le faltaba.

Y a su vez, condenado a usarlos de por vida. Incapaz de quitárselos, a menos que la muerte lo reclame. Eso sí era lo peor.

-Acepte esto porque deseo salvarla. Nada más. Me importa poco a nada tu venganza Afrodita.

La mujer rio a las palabras de este pobre diablo. Aún no pudiendo creer que en verdad el poder de este patético humano sea lo que vio en su momento. Si, si no lo hubiera visto no lo hubiera creído.

Pero en fin, lo único que tiene en mente ahora es seguir caminando y así hallar el lugar exacto donde el Imperio y la barrera que lo separa del resto del mundo se encuentran.

-¡Oye, alza la vista! ¿Recuerdas algo de este lugar?

Sombra hizo caso de mala gana ante la pregunta de la Diosa ahí presente y empezó a darle un vistazo al lugar. Nada, no había mucho que reconociera.

-No, el lugar ha cambiado mucho en estos casi 1000 años.

-Duh, obvio. Después de lo último que hiciste. ¿Esperas menos? He de decir que es un logro lo que hiciste. – Sombra apretó los dientes al oír la burla de la mujer. – Oh, pero para tu mala suerte eso hizo que tu amada Hope se sacrifique para evitar que hagas más daño.

La Diosa sintió el incremento de Aura proveniente de Sombra. Se fijo en como la oscuridad estaba envolviendo al ser ahí presente y como sus ojos se tornaban rojos, así como los nuevos colmillos que estaba ganando. La Diosa sólo dio un chasquido y...

Sombra dio un grito de dolor al sentir como una corriente de energía luminosa recorría su cuerpo. Sabía que ella estaba usando sólo el nivel más bajo para tenerlo a raya, pero duele igualmente como los mil demonios.

Se vio como la oscuridad desaparecía y él se ponía de pie con dificultad. Había vuelto a su aspecto débil de antes. Y Afrodita sólo sonreía al ver que en efecto, el hechizo funciona.

-Bien, admito que tuve mis dudas de que esta cosa funcione. Pero me retracto. Es perfecto. Y pensar que la persona que amabas es quien lo tenía en su poder.

-¡Ella lo usaba para evitar que me salga de control! – Sombra le respondió a la mujer con rabia y tristeza.

Ella... ella lo usaba sólo cuando él se salía de control. Y el efecto no era esta horrible luz que tanto lo lastima. Era una muy cálida. Una que parecía aliviar las penas en su pobre alma.

Afrodita rodo los ojos y forzó al humano a ponerse de pie para que siga caminando. Aún le costaba creer que un humano naciera con tal poder. Ahora entiende porque su hermana lo tuvo bajo su cuidado. Esta clase de energía es normal en el mundo sobrenatural, pero en un humano... Un niño. Era algo temible de pensar. Más por lo que ha visto.

Si lo que vio esa vez es verdad.... Este chico es una herramienta perfecta para ella. Tiene el arma definitiva con ella. Nada la detendrá, más cuando sabe que este tonto hará lo que sea por salvar a esa mujer. Lo que sea.

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-A ver niña, come. – Esdeath le dio a la niña llamada Rin algo de la comida que había preparado.

La pequeña tomó el plato con algo de timidez, aún no se había acostumbrado a la presencia de todos aquí. Excepto la chica Merlina, Teepo con quien jugaba de vez en cuando y obviamente con Vali. El último siendo el hermano sobreprotector que en el fondo siempre fue.

No se podía aún imaginar lo que la niña pensaba. La verdad sea dicha, le cuesta aún tener que cargar con una niña en el grupo porque eso los retrasa un poco. Pero ella trata de seguirles el paso, a veces Arthur la lleva en su espalda para que sigan caminando.

Nadie aquí aun podía asimilar que Vali trajera y tomara el cuidado de una niña. Más por como es. Pero cuando se enteraron de quien ella era realmente y lo que su madre le pidió que hiciera antes de morir, no pudieron hacer mucho. Lo que si les quedaba por hacer ahora, era seguir con sus investigaciones y seguir alertas ante cualquier posible ataque de la Khaos Brigade. Ya que eran buscados por estos tras lo último. Lo que si molestaba a Vali un poco, era el hecho de que ahora mismo están siguiendo una pista sobre algo que Esdeath oyó por ahí.

-¿Segura que la información es correcta mujer?

-Ten un poco más de confianza en mí. La información es verídica. Tener contactos dentro de varias mitologías es conveniente.

-La mayoría son pobres ilusos que sólo les mostraste los pechos y ya. – Bikou no desaprovechó en hacer sus bromas de siempre.

Sólo que esta vez recibió un golpe por parte de la Yuki Onna y el Hakuryuukou. Eso si no era de esperarse, pero cuando ambos le señalaron a Rin, todo se respondió sólo.

-¿Por qué se quedarían viendo sus pechos? – la niña aún era inocente, se notaba por lo dulce que sonaba su pregunta.

Arthur y Merlina de vieron las caras al no saber que responder. No querían ser los responsables de contaminar la mente de una dulce niña. Es más, Vali se tomó la cara porque en verdad no sabía como reaccionar a todo esto.

{Lo que podemos hacer por ahora es seguir con tu pista Esdeath} – Albion no le tomaba mucha importancia a todo el ajetreo, no era su asunto a fin de cuentas. – {¿Cómo era ese relato que te contaron?}

-Era un cuento que tiene relación con el lugar que estamos buscando. Es así: En un Reino hecho solamente de cristal, yacía un corazón que te permitía ver tu futuro y quien era dueño de tu corazón. Todos iban en busca de dicho corazón para ver sus destinos y poder aceptarlos o alejarse de estos. Pero, un día... dos niños se acercaron a ver el corazón. La niña se vio a sí misma como una bella princesa, que lograría tener el cariño de todos los habitantes por lo justa y amable que era. Además, de que ver quien amaba le dio una gran dicha. Sin embargo, el niño no tuvo la misma reacción. Sólo vio tinieblas en su futuro, un doloroso futuro. No sabía que significaba tal visión. Más no le tomó importancia y simplemente siguió con su vida. Hasta que un día tras varios años, el reino fue atacado por gente codiciosa, que deseaba el poder del Corazón de Cristal. Los habitantes del Imperio lucharon por su hogar, pero no podían contra el número de enemigos ahí presentes. Y en eso, cuando todo parecía perdido. Una masa de oscuridad se hizo presente y destruyó a los invasores. Todos pensaron en ello como el regreso del Héroe mencionado por la regente del Imperio. Pero había algo mal, la masa oscura perdió el control sobre su propio cuerpo y empezó a destruir todo lo que estaba cerca de él. Sólo quedando de este el vestigio del hombre que alguna vez fue, su voz. Diciendo el nombre de su amada una y otra vez con dolor. Tras un gran esfuerzo, fue derrotado y encerrado para nunca volver a ser visto. Y el Imperio se perdió en el recuerdo.

Esdeath terminó el relato que había oído días atrás y ninguno de los presentes oculto su clara sorpresa. Pensar que había una historia así.

-Había oído historias del Imperio de Cristal y el Corazón de Cristal por mi abuela. Ella misma diciendo que eso era más una leyenda que otra cosa. Pero tras lo que has dicho y demás, me atrevo a decir que puede haber algo de verdad. – Merlina miraba el fuego con sumo interés, más por la parte de ese ser hecho de oscuridad.

-Esa parte, hablan como si la gente de ese lugar supiera que el Rey Supremo fue real, aún cuando por mucho tiempo y en varios lugares, su existencia era un mito o para muchos, el intento de los humanos por crear una figura heroica. – Arthur simplemente se llevó las manos al mentón y pensó en las posibilidades que habían entre dicha leyenda y el Rey Supremo.

-Es imposible que haya sido el Rey Supremo. Según lo que me contaron, el Rey Supremo ya llevaba años muerto. Según mi fuente, muchos creyeron que ese ser que apareció era la reencarnación del Rey Supremo y su sucesor por la gran oscuridad que tenía y usaba.

-Ahora sabemos que no puede ser así. El Sekiryuutei es la reencarnación de ese hombre y no sólo ello, algunas cosas no se dejan entender. ¿Qué pasó con la niña esa Esdeath? – Bikou se recostó para estar más cómodo.

-No se sabe con exactitud. Hay muchas versiones para el destino de esa niña. Unas dicen que murió en el ataque al Imperio, otras que ella logró huir con su familia antes que el lugar fuera destruido. Pero la las interesante es la que dice que ella se sacrificó para sellar el destruido Imperio e impedir que este sea visto por el mundo entero.

-Un sello de esa clase debe ser muy poderoso. No cualquiera podría hacer tal cosa y mucho menos tenerlo activo tanto tiempo. – Vali se cruzó de brazos mientras se recostaba al lado de un árbol.

-Lo sé, pero es un mito... el Imperio y lo que les dije bien puede ser una historia muy buena, pero fantasiosa al final.

Merlina iba a hablar cuando se percató que Rin parecía ver la vegetación que los rodeaba. Parecía estar así ya varios minutos.

-¿Pasa algo? Estás muy callada. – Teepo voló cerca de la niña y le hizo la pregunta, quien señaló con su mano una dirección.

-Hay algo ahí...

A esas palabras, todos se pusieron en guardia. De concentraron y en efecto, pudieron notar que estaban rodeados por varias presencias. ¿Cómo no se dieron cuenta?

Vali no pudo negar el talento natural de Rin, para que se haya percatado de esto mientras el resto... Rayos, ahora sabe que las presencias aquí son hostiles. Más porque...

El Hakuryuukou sintió su X-Pulse activarse y de inmediato creo un domo de luz que los protegió del ataque enemigo que vino en la forma de una lluvia de flechas. Rápidamente activo su Balance Breaker mientras sus compañeros se ponían en guardia.

Con un movimiento rápido de sus manos condenso el domo en luz para lanzarlos al aire. Hizo que esta explote para que el lugar se vea iluminado, el fuego no iba a ayudar mucho.

Oír el grito de batalla de quienes los atacaron y que todas eran mujeres debido a ello, hizo que los hombres supieran que tal vez de metieron en territorio donde no debían estar.

Esdeath creó hielo para proteger a Rin y Merlina del ataque enemigo que vino por parte de dos mujeres que llevaba armadura y lanzas, acaso...

Arthur se defendió de los ataques veloces y coordinados de varias de esas mujeres. Por alguna razón, ellas parecían ir especialmente por los varones y dejaban a las mujeres a un lado. Esto se lo confirma toda.

-¡Son amazonas! ¡Estamos en uno de sus territorios! – Dijo ello tras bloquear la espada de una de esas locas.

-¿¡Qué no son esa raza de mujeres guerreras que odian a los hombres!? – Bikou esquivó por los pelos una flecha que iba hacia su hombría... - Que cerca...

Vali vio como varias de ellas iban hacia él. Sólo movió sus dedos para creas varios aros de luz. Estos fueron lanzados hacia las que estaban cerca de él. Los aros crecieron al estar cerca de sus objetivos y con rapidez, las atraparon haciendo que caigan al suelo. Obviamente mostrando su malestar ante el hombre ahí presente.

Vali no les dio una segunda mirada para luego generar varios círculos mágicos en el suelo, de donde emergieron un sinfín de columnas de tierra. Eso le permitió a sus amigos atacar al ver el desconcierto en las mujeres. Las cosas se tornaron a favor de ellos y las amazonas lo sabían.

-¡ALTO!

El fuerte grito, lleno de voz de mando, detuvo no sólo a las amazonas, sino a los demás. Quienes voltearon para ver el origen de la nueva voz.

Quién se hizo presente era una mujer alta, de cabello castaño y ojos verdes. Se podía ver que estaba entrenada para la batalla. Vestía una armadura algo más detallada que el resto, señal de que ella era el líder de este pequeño grupo. Y la vista de ella se posó en el Hakuryuukou, quien no bajaba la guardia.

-Bajen las armas.

-Pero...

-¡Haz lo que digo, todas! – la mujer quien gritó pareció encogerse ante el grito de la mujer ahí presente. Y al ver que todas al fin obedecieron. – Están en terreno sagrado, cerca donde la Diosa Atenea vive.

-No era nuestra intención molestar, no sabíamos que estábamos cerca de los terrenos de la Diosa de la Guerra. – Vali se cruzó de brazos, ella sólo alzó una ceja al notar que era...

-El Hakuryuukou Trascendental, el poseedor del Vanishing Dragon más poderoso de todos. Veo que las historias de tu habilidad y talento no son simple exageración. Me llamo Antianira IV, un gusto.

-¿No es ese el nombre de la Amazona que amputaba y castraba hombres por placer...? – Arthur no respondió a la pregunta de Bikou, quien estaba bien azul. Pero el humano estaba sudando un poco.

-Mi predecesora tenía esas manías, pero les aseguro que yo no. – la mujer pasó a ver a Esdeath, Merlina y Rin. – Y veo que ustedes tres son muy hábiles.

-¿Tu punto...?

-No es por sonar ofensiva, pero no estamos tan seguras del nivel de pelea de las mujeres en el exterior. Lamento mi forma de decirlo. – Antianira sonrió un poco. – Pero mi punto, ¿Qué hacen aquí?

Vali miraba a la mujer con curiosidad. Era bien sabido que las Amazonas eran mujeres extremistas que simplemente veían a los hombres como carne de cañón, carnada o demás. Con sólo fines reproductivos tras cada cierta temporada. Pero esta mujer aquí presente parece más amable que sus congéneres. Más porque el resto de las amazonas aún los ven con desconfianza y aún deseo de degollarlos o castrarlos.

-Vivimos por los rumores que hay de un tal Imperio de Cristal. – La mujer se sorprendió ante las palabras del Hakuryuukou para luego sonreír.

-¿Tanto por unos rumores? ¿Seguro de querer arriesgar de ese modo tu cuello guapo?

-El riesgo es parte del trabajo.

Antianira soltó una ligera risa al oír las palabras del Hakuryuukou, quien la vio con duda mientras las dos chicas acompañantes de este la veían con rabia. Veían que le estaba coqueteando, sólo que como Vali no sabe de esas cosas no lo vio.

-Jajaja, bueno. He de admitir que no esperaba una respuesta tan simple. Pero eres hombre y eso es parte de tu naturaleza. Creo no sería malo mostrar si lo que oyen son rumores o no...

-Mi señora, no puede...

-Atenea-sama apreciará la ayuda. Y si te preocupas de que Otrera diga algo. No por como van las cosas. Y Atenea-sama apreciará mucho la posible ayuda extra. – la mujer se dio media vuelta para empezar a caminar, haciendo un gesto de que la sigan.

El Hakuryuukou y sus compañeros no le veían otra salida. Puede que la mujer esté llevándolos a una trampa, pero si se ponen a pelear ahora sólo gastarían energías de un modo innecesario.

Iniciaron su caminar, sin bajar la guardia ante estas mujeres. Era bien sabido lo que las Amazonas eran capaces. Pero no quita que ahora sirven bajo la Diosa de la Guerra. Y eso era bien sabido por todos.

Como la Diosa puso bajo su mando a la tan poderosa raza luego de que algunas fueran con ella años atrás y luego muchos años luego de la guerra, ellas se unan a sus filas por motivos propios y a la vez de supervivencia. El mundo era distinto y ellas mismas debían admitir que necesitaban una clase de protección.

Atenea se las dio, aunque al mundo tiempo les dio reglas y limitaciones. La Diosa podía ser muy estricta cuando se lo propone. Y eso muchas de esas mujeres lo saben muy bien.

La líder del pequeño grupo volteó de reojo a ver al grupo extranjero. Le dio algo de ternura ver como la más joven de todos se aferraba al Hakuryuukou, quien a su vez daba un aura de intimidación por si alguien trataba de acercarse a la niña.

No era mal sujeto, ella misma lo admite. Hasta es poderoso. Siempre tuvo el interés de conocer a quienes eran los Dragones Celestiales actuales, se ha oído mucho de ellos. Pero siempre tuvo un interés mayor en el Blanco, tal vez porque ese es su color favorito. En fin...

-No te preocupes, ellas no harán nada mientras yo esté aquí. Puede que no soporten ciertas cosas, pero nunca irán contra las órdenes y leyes de nuestro pueblo. Fuimos educadas así.

-¿Por qué eres más condescendiente con nosotros? – Vali miraba a la mujer con cautela, ella sólo sonrió aún más. Casi podía verse que era una mujer como cualquier otra.

-Soy algo distinta al resto. Sé que mi nombre no me da buena fama por lo loca que era mi predecesora, pero mis gustos sexuales son más normales. Sigo virgen por si te lo preguntas.

-Esa pizca de información no era necesaria. – Vali soltó un suspiro al pensar en lo que esta mujer desea de él.

Pero no había tiempo para ello, fueron quizás unos 15 minutos, pero al fin llegaron al lugar donde habitaba la Diosa Griega. Y había que decirlo, estaban impresionados.

La construcción en cuestión era muy similar a los templos griegos que yacen en Grecia, sólo que este estaba en todo su esplendor. Entero y con mucha vegetación. Incluso había al frente de esta un gran jardín con flores rojas, donde había una gran pileta en el centro.

-Bienvenidos al Templo de Atenea. Ella vive aquí desde el fin de lo que era Grecia y luego fue parte de Roma. – La amazona se puso al frente, haciendo el gesto a todas las que estaban de vigías que no ataquen. – Sólo pueden entrar si siguen ciertos caminos por cierto tiempo en medio del bosque.

Eso explica porque al inicio no vieron ni notaron nada. Pero para sorpresa de ambos, apareció alguien quien ellos no esperaban. No era amazona debido a que se veía frágil, más por el avanzado estado de embarazo que tenía.

-Oh, son invitados. Pensé que nos atacaban por como se movían.

-Descanse Lady Cadance, ellos son invitados ahora. Con la posibilidad de ayudarnos con el Imperio de Cristal.

La mujer asintió a esas palabras, ella sabía lo que estaba pasando y porque estaba aquí. Pero cuando noto la armadura de Vali, supo quien era...

-Oh, la misma armadura de Ise-kun ¿Eres el Hakuryuukou del que tanto oí?

Vali y el resto no ocultaron su sorpresa al notar que la mujer sabía del Sekiryuutei... ella...

-¿Quién...?

-Soy Mi Amore Cadenza, una de las descendientes de Lavenza, la hermana del Rey Supremo. Y he venido a ayudar en el resurgir del Imperio de Cristal.

Ok... en verdad no se habían imaginado esa respuesta... ¿en qué rayos se habían metido esta vez? 

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