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Hermanos

La verdad, los meses que vinieron luego no fueron los más sencillos. Para nadie...

La muerte de Zaveid y de muchos otros impactaron a todos, gente del pueblo y realeza por igual. El saber que uno de los mejores soldados murió en combate tal vez sea motivo de decir que cumplió con su deber, pero dada las circunstancias de lo que pasó, no lo era.

Himmel intuía que tal vez una de las Fases estuvo involucrada, aunque duda que haya sido quien atacó a matar a su cuñado y los otros. No sabe porque, pero no cree que este haya sido el responsable. La figura misteriosa, de eso sospecha. Lamentablemente no tenía tiempo para especular, el entierro fúnebre se estaba llevando acabo.

En verdad el ambiente en la zona donde los cuerpos son cremados estaba lleno de un ambiente de tristeza y dolor. Familiares y amigos de quienes perecieron estaban presentes. Himmel nunca había estado aquí, normalmente se saltaba estas cosas porque, en su propia creencia, no le ve el sentido de todo. La persona de por si ya está muerta, cumplió su ciclo en este mundo, tal vez algunos cortados de modo natural y otros tan abruptos como este caso, pero no quita que ya no había nada que hacer, llorar no iba a cambiar nada. Estaba aquí sólo porque... Lavenza necesitaba apoyo.

Ver el estado de su hermana era... no tenía palabra para describirla. Nada de su alegre personalidad estaba presente, Aura no entendía lo que pasaba. Sólo preguntaba porque su papá seguía durmiendo a Amane y Yuuji, cuya hija preguntaba lo mismo. Himmel sintió como una patada en el estómago ¿Cómo explicar a esos niños que perdieron padres que ellos no volverán a despertar?

-Lo dije el día que te conocí, la muerte es el fin de algo y el inicio de algo. Pero ahora puedo entender que ustedes, los que se quedan, son los que sufren más la partida de los que se van. – Himmel asintió a las palabras de Skeith, se veía que el ente había aprendido o asimilado que estas reacciones de los mortales eran normales.

Poco a poco empezaron a hacer la marcha de despedida, todos los presentes acercándose a cada fallecido en el lugar para dar su último adiós. Himmel optó por ser el último en hacer tal cosa, quería ver como todos se despedían... ver a las viudas, madres, hermanas o conocidos de los soldados caídos llorar, le hizo anotar una razón más para no volver a venir a una cosa de estas.

-Veo que en efecto no soporta estas cosas, joven Himmel. – el joven se vio con la sorpresa de que Alfred, el segundo al mando de la guardia real, a pesar de su ya algo avanzada edad, se le había acercado. Su función servía más como alguien que ayuda al líder a evaluar soldados y a tener que planear sesiones de entrenamiento, se lo habían presentado formalmente el día de ayer para que se familiarice con quién se hará su mano derecha en dirigir la guardia. – Lamento mucho su pérdida.

-Mi hermana es la que sufre más. Zaveid y yo hace años no teníamos un buen trato, pero nos respetábamos lo suficiente por Lavenza. No niego que su muerte nos afecta a todos... - el viejo soldado asintió a esas palabras. – Además, no soy bueno con esta clase de ambientes.

-Se acostumbra, tanta muerte y dolor. Te vuelves lo suficientemente fuerte para no mostrar el dolor. – el joven veía como su sobrina quería tocar a su padre, pero Lavenza lo impidió... - Será difícil para la niña entender que su padre...

-Haré lo que pueda para que no se sienta así. – Himmel apretó los puños al ver como Aura no quería alejarse del cuerpo de su padre. – No soy su padre, pero haré lo posible para que no se sienta mal.

-Sé que lo hará... ¿Qué opina de lo que dijeron los soldados de quienes los atacaron? – Himmel fue sincero en su respuesta y le dio su punto de vista. – Ya veo... factible suposición, yo también creo que fue muy raro que las cosas hayan sucedido así.

-Hablaré con los reyes, no permitiré que manden soldados a los bordes del reino, no ahora que todo está tan peligroso. Los que viven en las zonas cercanas deberán ser evacuados... quieran o no. – Alfred asintió a esas palabras. Pudo ver como la reina real daba sus respetos a los fallecidos.

–La princesa, perdió otro amigo, esto debe de ser difícil para ella.

-Para todos... - Himmel vio como la chica lo miraba con tristeza. – Iré a dar mis respetos ahora que no hay nadie.

El adulto mayor asintió a esas palabras y el joven se acercó a cada uno de los soldados caídos. No conocía a muchos debido a su poca interacción con la guardia real en estos años, pero veía que había gente más joven que él. Pasó uno por uno, a paso lento firme y llegó al final, donde yacía el cuerpo de su cuñado.

-Idiota... Se te ocurre morir cuando habíamos acordado llevarnos mejor. – Himmel no dudó en insultarlo. – Dar respetos no es lo mío, sólo puedo decir lo que pienso. Te juro que si al morir voy donde están tú y Rose, te golpeare por haber hecho llorar a mi hermana. – Himmel apretó los puños al no poder hallar más que decir. – Descansa Zaveid, yo cuidare a Lavenza y Aura... mándale saludos a Rose. Adiós viejo amigo. – Con eso dicho, Himmel se alejó del cuerpo de quien consideraba un amigo, unas lágrimas silenciosas salieron de sus ojos.

El momento de la cremación llegó, los cuerpos eran cremados porque según creencias del reino, el cuerpo debe de volver al polvo del cual se originó. Himmel sintió la mano de Charllotte en la suya y sólo la apretó como agradecimiento. Oír cono Aura le hacía más preguntas a su mamá del porque hacían esto, hizo que Lavenza contenga el llanto. Optó por intervenir y tomar a la pequeña en brazos para llevarla afuera mientras Charllotte consolaba a Lavenza, quien no pudo más con su dolor.

Oír el llanto de su hermana hizo que Himmel jure encontrar a quien hizo esto y matarlo, pagará por todo.

-Tío Himmel... ¿Por qué mi papá y esas personas no despiertan, aún con el fuego sobre ellos? – Himmel detuvo su caminar al oír esa pregunta. Justo estaban en cerca de un árbol que estaba cerca del mausoleo. - ¿Tío?

-Verás Aura... - Himmel puso a la niña en el suelo y la pasó a mirar con una sonrisa. – Tu padre y esas personas están dormidos, se han ganado un descanso luego de haber cumplido su deber.

-Pero... ¿Por qué no despiertan? Papá prometió jugar conmigo cuando volviera. – Himmel vio como las lágrimas se asomaban en los ojos de la niña. – Tío Himmel...

-Él... Lo lamenta, pero no puede despertar. Está en un sueño eterno, ahora estará en un lugar mejor. – Ver como ella iba hablar hizo que continúe. – Por eso me pidió que yo juegue contigo ahora, cuando desees jugar yo estaré ahí para ti. Siempre.

-¿Lo prometes...? – Himmel acaricio la cabeza de la niña.

-Juro jugar contigo cada vez que pueda, de lo contrario... Ahm... Aplastare un pastelito en mi ojo. – la niña rio ligeramente ante lo tonto que sonó eso. - ¿Qué? Podría doler de verdad, además es mejor eso de clavarse una aguja. – Himmel tomó algo de su cuello, dos collares... - Estos dos collares son importantes. Uno me lo hizo tu madre, otro lo tengo yo desde que nací. El de la estrella me lo hizo ella, antes hice una tontería y lo dejé atrás, pero al volver ella me lo regresó... este demuestra las promesas que hago.

-Que lindo... ¿y el otro?

-Este... - Himmel mostró la corona negra. – Es lo que deseo olvidar pero no debo, porque son momentos dolorosos y tristes que me han ayudado a estar aquí, por eso lo tengo... para no olvidar, aunque quiera. – Himmel los volvió a guardar y miro a la niña. – Un día, lo entenderás... hoy... Hoy vamos a pasear por el lago.

La respuesta afirmativa de la niña bastó para que ambos se alejen del lugar, hoy Himmel volvió a hacer una promesa que iba a mantener y también un recuerdo que desearía olvidar, pero que debe de mantener... por más que duela.

El tiempo pasó, Himmel tomó su posición como nuevo Capitán de la Guardia. En un principio le preocupó su hermana, estaba tan triste, pero el apoyo de Amane y Yuuji, quienes ahora vivían en el orfanato al igual que ella, ayudó a que la mujer se anime un poco.

El trabajo como capitán de la Guardia no era sencillo. Mucho que ver y tratar, pero la ayuda de Alfred venía de maravilla. No fue difícil forjar una relación amical y de camarería con el viejo soldado. Los soldados a veces eran difíciles de controlar y otros dudaban de su fuerza, algo fácil de arreglar al sacar algo de este que hizo temblar la zona entera. Con decir que ese fue sólo un porcentaje mínimo de su poder, bastó para que su poder no sea puesto en tela de juicio.

Mikleo volvió a las semanas a la guardia, diciendo que tenía permiso para hacerlo. Himmel no tuvo razón para negarle el regreso, se alegraba de verlo vivo y casi entero, aunque este aún se mantenía reacio con el nuevo Capitán, agradeció el gesto.

Al mismo tiempo, Himmel debía aprender sobre la ética y demás, al ser el nuevo prometido de Charllotte estaba en la obligación de saber de esas cosas. Maldijo su suerte, pero no tenía otra...Eso si, dijo que nunca usará esos estúpidos trajes que lo quieren hacer usar, basta con su armadura. Que con el paso de las batallas se había vuelto más detallada y cubría gran parte de su cuerpo, decir que estaba avergonzado cuando las mucamas se le quedaban viendo cuando pasaba por los pasillos, no es su culpa que esta se le pegue tanto al cuerpo.

-Llamas la atención de las chicas, no te quejes. – Skeith a veces lo molestaba, pero ya era una costumbre. Eso sí, a veces le da miedo la expresión de Charllotte cuando eso pasa. Los ojos vacíos y la sonrisa que le daba no eran buena señal. – Y te recomiendo nunca tratar de engañar a la princesa.

Con eso anotado, el tiempo pasó aún más. El año acabó y Himmel ya estaba más que acostumbrado a su nuevo trabajo. Admite que siente que puede ser peor, tiene el tiempo suficiente para poder pasarlo con Aura, Alisha, la hija de Amane y Yuuji, y con los niños del orfanato. No niega que a veces puede ser cansado seguir a estos chicos en sus juegos, pero era un buen modo para descansar y relajarse. Eso sí, le preocupa la tos que Lavenza tiene, cada vez viene con más fuerza y según los doctores, era motivo de que las defensas en su cuerpo cada vez eran más bajas.

Cuando les informaron que Lavenza tal vez no viva mucho, bastó para que todos se horroricen, aunque ella sonrió con tristeza. La verdad, ya esperaba eso... le sorprende haber vivido tanto.

Cuando Himmel le pidió algo, un medio de poder salvarla, este simplemente le dijo que si ella tuviera un cuerpo más fuerte, tal vez soportaría el tratamiento que la puede salvar. Sin embargo, ella era de condición débil por naturaleza, siempre enfermando cada cierto tiempo... No había nada que pudieran hacer.

Himmel no quería creer que su hermana, una de las mejores personas que conoce pueda... No, Aura perdió a su padre hace un año, ahora su madre estaba al borde de... Una niña de 7 años no debería pasar por esto. Él al menos estuvo con los suyos 11 años, no era justo.

....

Se mostraba a una Lavenza en cama, leyendo algo, se veía más delgada que antes y algo de ojeras se veían en sus ojos. Tras terminar de leer el libro, tomó un cuaderno e hizo varias anotaciones. Tosió un poco para luego beber un poco de agua y siguió con lo suyo.

-¿Qué haces? Deberías de descansar y no trabajar. – Lavenza alzó la vista y sonrió al ver a su hermano en la puerta de la habitación, había regresado de su última misión. – Ya sabes que no debes...

-Himmel, sabes que si descanso o no, no cambiaré nada. – La mujer tosió un poco. – Ugh... me hubiera gustado ayudar en la fiesta de la semana pasada, era su octavo cumpleaños y yo...

-No puedes simplemente... pedir eso, no puedes ni estar en pie. – Himmel camino algo adolorido y ella lo noto. – Los desgraciados pegaban duro.

-¿Eran más de uno...? – Lavenza sabía que su hermano había recibido la información de que otro de los seres que él caza apareció.

No tardó en ir al lugar de encuentro y para su sorpresa, eran dos enormes rocas con forma de lágrimas. Cada uno con una personalidad distinta, parecían ser hermanos o dos caras de un solo ser, no lo sabe. Uno era agresivo y gruñón, el otro era burlón y muy hablador. Siente jaquecas en recordar la batalla, no fue difícil, para él, gracias al gran poder que ahora tenía. Lo problemático es que uno era inmune a la magia y el otro a los ataques físicos. Vaya locura... se cubrían el uno con el otro cada vez que Himmel los atacaba con todo lo que de le ocurría. Lo que si le molesto bastantes fue oír a esos dos discutir más de una vez en medio de la pelea, era extraño y muy perturbador si se lo preguntan. Aparte de ello, la lucha siguió y siguió por días.

Lo que si llamó su atención fue a Skeith gritar que ya acabe con esos dos, que está teniendo una gran jaqueca. Sorpresa absoluta, parece que él tiene seres que no puede soportar. Lo que si fue sorpresa para él fue que Gorre, que es como se llama, fue el ser que Mikleo y el resto vieron luchar con quien los atacó. Oír a esos dos gritar parece que le está ayudando a conseguir información interesante.

Optó por preguntar a que se referían y el de la personalidad burlona habló. Comentó que estaban de los más tranquilos cuando un ser extraño, que estaban usando capucha los atacó, diciendo que los querían usar para una gran batalla que se avecinaba. Lo único de vieron del ser ese es que de la nada tenía 12 alas de murciélago en su espalda. Oír esa información fue más que suficiente para Himmel de intuir que... ese ser fue quien los atacó. Había oído rumores del enemigo jurado del Dios de los judíos, pero nunca lo había visto. Sólo que tiene 12 alas de murciélago en su espalda... Al menos ya sabe a quién cazar, la pregunta era... ¿Podrá hacerle frente? No lo sabe, pero lo que si sabe es que debe asimilar a Gorre para poder aumentar su poder.

Cuando ambos oyeron eso, simplemente preguntaron porque no lo había dicho antes, eso generó la sorpresa de Himmel y Skeith. Ambos dijeron estar hartos de vagar de un lado para el otro sin saber que hacer, además que las personas los atacaban sin motivo alguno. La verdad es que ellos si bien les gusta ser curiosos hasta el punto de ser tediosos, no son amantes de la Destrucción.

Por lo que bajaron la guardia para que Himmel les dé el golpe que necesita para activar el Soul Drain y absorberlo, que así estará mucho más seguro. Si bien el acto de por sí le facilita todo, Himmel no se lo creía... Tal vez era una trampa... No, de serlo Skeith se lo diría y también su X-Pulse, este ser en verdad desea ser absorbido por él. Que extraño.... Aunque no desaprovechó dicha oportunidad y atacó al ente con todo su poder usando la guadaña de Skeith y el Protect Break se creó, dándole la chance de acabar con este combate.

Una vez Gorre fue absorbido por Himmel, este volvió a sentir el incremento de poder en su cuerpo. También captó una cosa... Gorre no era "ellos", era "ellas"... la voz grave no ayuda a decir verdad. Aunque con esto obtuvo un incremento de poder mucho mayor y al sentir la profundidad de este, no dudaba en una cosa... se había alejado de todo lo que uno puede llamar normal en poder. Sabía que usar este poder sin restricciones es... No, no lo usará todo... al menos que sea una emergencia. Una gran emergencia...

Cuando Himmel terminó su relato, Lavenza se mostraba pensativa.

-Ellos... Esos seres, no son de este mundo hermano. Nunca antes algo así había existido y... ¿Por qué se mantienen cerca del reino? ¿Qué los atrae a él? – Himmel intuía lo que ella trataba de decir, él pensaba lo mismo. – Con Skeith, no dudo que si fue coincidencia... pero con los otros 4. Hermano, tú los estás atrayendo a ti inconscientemente.

-¿Por qué piensas que es así? – Himmel no había negado la posibilidad, hace tiempo que la tiene en su mente. Pero necesita estar más seguro antes de creer eso...

-Skeith yace contigo y poco a poco estas absorbiendo a los otros. Indirectamente estas siendo una presa mayor para ellos, sus iguales están dentro de ti y Skeith los está asimilando a su esencia. ¿No lo ves? Te estás volviendo una masa de poder incontrolable, tal vez la tengas bajo control, pero para el resto del mundo... Eres Caos, un ente de caos controlado... uno que estará en la mira del mundo entero muy pronto.

-Lavenza... - ¿Acaso tú...? – La mujer le mostró lo que escribía... eran fórmulas y ella al fin las había completado. – Esto es...

-El trabajo de mi vida Himmel, siempre supe que no viviría tanto y por ello es que puse más empeño en esto, es mi mayor creación. Los Elementos de la Armonía...

-¿Elementos de la Armonía? – Lavenza asintió y tomó algo de agua.

-Como bien sabes Himmel, la magia es mi talento... no es por ser presumida, pero dudo que alguien se me iguale muy pronto. He creado miles de fórmulas y teorías para esta en sólo 10 años, si pudiera vivir como alguien normal lo hace, haría más... pero no es así. Por lo que me centre en lo que era relevante. Esto era lo primordial en mi lista... Estas gemas, no serán comunes. Las imbuiré con mi poder les daré factores únicos, ya verás... Frigg... ella me traerá lo que necesito...

-¿La esposa de Odin? No sabía que se llevaran tan bien. – la mujer sonrió a esas palabras. No sabe ni la mitad. - ¿Por qué ese afán de crear estas cosas?

-Porque... Deseo dejar algo al mundo antes de irme Himmel, mi hija en verdad es lo más importante para mí, pero soy consciente que... ella no heredó mi talento o el poder de Zaveid. Es una niña común y corriente... Por ello es que dejaré esto, para que 6 personas dignas de ser mis sucesoras los usen y el poder de la Armonía ayude al mundo, cuando yo no fui incapaz de ello por mi salud.

-Hey, no hables como si fueras una inútil. Has hecho grandes cosas Lavenza a pesar de tu incapacidad, no te infravalores. – Himmel tomó la mano de su hermana y ella le sonrió. – Es sólo que... Primero Rose, luego Zaveid... Ahora tú... Cada persona cercana se está yendo, no es justo.

-La vida no es justa Himmel... nunca lo es... - Lavenza acarició la mejilla de su hermano mayor. – De serlo, no te habría elegido para la ardua tarea que estas cargando, la que aún no sabes. – Lavenza suspiró, se sentía cansada y... - Deseo dormir un poco, ya mañana seguimos hablando.

Himmel sabía que su hermana sólo conserva la energía suficiente como para... resistir hasta que Frigg llegue con lo que ella necesita y así poder... Apretó los dientes al ya saber el desenlace de todo esto. Maldita sea...

Cuando salió de la habitación de su hermana, se vio con Amane quien tenía en sus manos una bandeja con comida.

-¿Se fue a dormir? – Himmel asintió a las palabras de la mujer y ella suspiró triste. – Debió comer algo...

-Su cuerpo ya no asimila bien los nutrientes, no importa cuanto coma... no le ayudará en nada. – Amane sabía que era así, pero le dolía saber que a Lavenza no le queda mucho tiempo.

Ambos optaron por salir de la casa y poder hablar, suerte que ya es de noche y todos ya yacen dormidos. Amane dijo que era el turno de Yuuji de atender a Alisha hoy por lo que podrán hablar sin problemas. Eso si, saben que no será una feliz charla. No hoy...

Ambos se sentaron en el suelo, Himmel ayudando a la mujer a sentarse, ella jamás admitirá que ya no es tan joven como antes. Mantiene su belleza, pero ya pasó los 30 y ya está sintiendo las consecuencias del estilo de vida que tuvo años.

-En fin... Creo que ya sabes de que deseo hablar Himmel. – el joven asintió a esas palabras con algo de tristeza. – Debemos... estar listos para cuando ella...

-Lo estoy Amane, créelo o no... lo he estado años. – Himmel pasó a ver la luna que adornaba el cielo de esta noche. – Siempre supe que...

-Himmel... ¿Qué haremos con Aura cuando Lavenza...? Perdió a su padre dos años atrás y ahora su madre... Esa niña...

-Es fuerte, más de lo que damos por sentado. No tendrá el poder de sus padres, pero tiene una fuerte convicción. – Himmel sonrió ligeramente al decir eso. – Además, estaremos ahí para ella...

-Es verdad, lo estaremos. Es sólo que... Lavenza es como una hija para mí, ustedes lo han sido siempre y... la idea de que ella... - Amane contuvo las lágrimas que querían salir.

Himmel sólo abrazo con un brazo a la mujer que era su segunda madre. Ella los había cuidado y dado cobijo cuando no tenían nada, incluso siguió siendo prostituta pasa darles comida... Se sentía frustrada de quien era su hija vaya a morir sin que ellos pudieron hacer algo. Porque así era... No había modo de que Lavenza pueda salvarse y ella misma lo sabía, por eso acepta su destino sin rechistar.

Himmel se mantenía fuerte, a pesar de que estaba destrozado por dentro. Sabía que si lloraba ahora... no podía, no ahora. Siguió en esa posición, abrazando a la mujer quien seguía llorando.

Skeith en el interior del joven, solo se preguntaba si en verdad tanto dolor es necesario. Sabe que es parte de la vida, lo ha visto a través de Himmel, pero siente que ya es demasiado lo que él ha estado padeciendo. Casi parece una mala broma del mundo hacia él, quien sólo trata de hacer un bien para los que lo rodean. No sabe no que sentir a eso... ¿Desde cuándo se expresa usando la palabra sentir? No lo había notado, pero últimamente... últimamente siente mucho aprecio por quienes rodean a Himmel y ya no desea ver si llegan a ser los más fuertes. Está conforme con el estilo de vida que lleva.

No lo sabe, tal vez... un día tenga su respuesta. Ahora sólo le queda guardar silencio... ya que no tiene nada que decir para subir los ánimos de su otro yo, ya que él tampoco tiene ánimos para subir los suyos.

Los días pasaron y el estado de Lavenza cada vez era peor. Ella sabía que se acercaba el fin... Sólo esperaba poder cumplir con lo que desea antes de partir. Todos los días era visitada por Charllotte, Lailah, Edna y Mikleo, quien no dudaba en expresar su sentir a Himmel dejando a un lado las discordancias del pasado. Todos tratando de darle a la mujer, felicidad antes de partir. Ella simplemente agradecía el gesto, pasar tiempo con su hija y seres queridos bastaba para ella.

Himmel no tuvo otra, le tuvo que decir a Aura lo que sucedía. La niña ya tenía la madurez suficiente para entender lo que es morir. Obviamente se vio como ella iba a llorar, sólo que su tío la detuvo diciendo que su mamá no desea despedirse de ella con caras tristes, sino con una sonrisa. Aura contuvo el llanto y asintió firme a las palabras de su tío.

Fue en eso que escucho la puerta ser tocada, mientras le decía a Aura que regrese a la habitación, él fue a ver quien era y se sorprendió al ver a quien su hermana esperaba...

-Lady Frigg, usted... - Himmel había interactuado más con Odin las veces que este vino a hablar con los reyes sobre la magia que les fue dada y ahora usaban, todo gracias a Lavenza. – Usted...

-Espero no haber llegado tarde Himmel, espero poder despedirme de mi amiga antes de que... - la Reina de los nórdicos era tan bella como decían, su cabello rubio pálido y ojos del mismo color, además de la bella figura que poseía.

-No, llega a tiempo. – Fue en eso que notó que la mujer llevaba en sus manos un bolso de tela con algo dentro. – eso es...

-Lo que Lavenza me pidió... es hora.

....

Lavenza al ver a Frigg entrar a su habitación, le hizo entender que era la hora. Lo que iba a hacer, acabará con la poca fuerza vital que le queda... pero es lo correcto. Debe de hacerlo.

Cuando dijo que era su momento, cada uno se empezó a despidió de ella. Charllotte lloró mucho porque se iba la persona que estuvo con ella esos años en que parecía que su destino era casarse con alguien quien no amaba. Lailah y Edna se despidieron de una casi hermana, Amane de una hija... Aura abrazaba a su madre pidiendo que no se vaya, que se quede con ella. Obviamente Lavenza deseaba poder decirle que así sería, pero no... no le podía mentir a su hija.

-Aura... no llores, debes ser fuerte. No estarás sola, tendrás a tu tío y al resto. No dudes, el futuro es de quienes luchan y tienen coraje para verlo y alcanzarlo, sé que tú lo tienes. – La niña asintió a esas palabras y Lavenza le dio un beso en la frente... Era la despedida.

Con mucho pesar, todo el mundo salió de la habitación, excepto Himmel por petición de Lavenza y Frigg. Ambos a los lados de la cama de la mujer quien cada vez se veía más débil.

-Frigg... por favor... no creo que me quede mucho tiempo. – la Diosa asintió y sacó del bolso 6 gemas de distintos colores. Lavanda, púrpura, celeste, naranja, rosa y roja. – Estas son...

-Si, las saque de la raíz de Yggddrasil tal como me pediste. Son lo suficientemente fuertes como para soportar el poder que les darás. – Lavenza sonrió a esas palabras, eso bastaba para ella. – Muchos estaban furiosos de lo que tenía en mente, pero al final Odin los calmó... todos creen que es sólo un regalo de despedida para ti.

-Gracias Frigg, basta... con estas gemas es suficiente. – Lavenza las examinó y dio su visto bueno... - Soportarán más de lo que tenía en mente al inicio.

-¿Qué harás Lavenza? ¿Cómo imbuirás tu poder en estas gemas? – La mujer sonrió a las palabras de su hermano.

-Dame la mano... la izquierda ya que ahí no tienes el Stigma de Skeith. – Himmel asintió a esas palabras y le dio su mano izquierda a su hermana. – Dime Himmel... ¿Qué cualidades ves en mí?

-Eres Honesta en todo lo que haces y dices, aunque puede ser duro... lo haces con buena intención. Leal a tus amigos y familia, no te alejas de ellos a pesar de que estén equivocados o mal. Generosa, haces todo por sólo el deseo de ayudar y ver al resto felices. Amable, hasta el punto que puedes perdonar a un idiota como yo por sus tonterías. Divertida, haces Reír con una gran facilidad incluso a quienes no lo hacen con facilidad. Tu siempre has irradiado Honestidad, Generosidad, Lealtad, Amabilidad y Risa... eso te define. – Lavenza sonrió a esas palabras, feliz de que su hermano piense así de ella. – Además que... crees en la amistad y en el amor cuando otros no, cuando yo no me sentí digno de ellos... Dar amistad y Amor... esa es tu Magia.

A esas palabras, la luz apareció en la mano de la mujer y esta inmediatamente se dividió en 6 trozos que se introdujeron en los objetos. Estos ganaron un brillo intenso para luego volver a su estado original a simple vista, pero se sentía el poder en ellos.

-La Armonía nace del Caos, el Caos nace de la Armonía... ambos existen de la mano del otro. Como tú y yo... somos hermanos y me alegro de que haya sido así... aun con tus errores, con tus fallas. Eres una gran persona Himmel, eres un Héroe para mí... Siempre lo has sido, aunque tú no te lo creas.

-Lavenza...

-Frigg... estos Elementos de la Armonía, llévatelos y guárdalos donde nadie los encuentre fácilmente. Y aunque sea así, sólo los que tengan las cualidades que Himmel dijo serán elegidos por estos... sólo ellos serán sus legítimos dueños. – Frigg asintió a esas palabras y Lavenza pasó a ver a su hermano. - ¿Estas feliz con el camino que has tomado? Yo sí, si lo estoy... de haberlo recorrido con todos ustedes... Lo único que en verdad me duele es no poder ver a mi pequeña crecer...

-Lavenza... yo....

-No llores, tienes a Charllotte y el resto... ya no estás sólo. Ya no eres ese niño ladrón que iba de un lado a otro sólo para traerme, aunque sea un poco de comida cada día... Eres un Héroe... Mi Héroe... - Lavenza lloraba mientras tomaba la mano de su hermano. – Recuerda... aunque mi cuerpo se vaya para siempre, yo siempre estaré contigo Himmel... Siempre, hasta el fin del mundo... - La mano que la enlazaba con la de su hermano brilló, el último destello de su parte. – Por eso... te doy esto... mi último regalo hacia ti. El hombre que cambiará al mundo como es y lo llevará a una nueva era. – El destello de posó en la mano de Himmel y ella sonrió una vez más. – No te rindas Himmel... nunca te rindas... Por favor... Sigue adelante... como siempre lo has hecho... hazlo...

Himmel y Frigg vieron a Lavenza cerrar los ojos y dar un último suspiro antes de dejar de... la Diosa cerró los ojos en muestra de dolor mientras Himmel... Él... Sintió la luz en su mano tomar forma... vio que ahora tenía una espada blanca como el alma más pura en ella... esta luz... Lavenza le dejó algo de su luz de la Armonía con él... con ella le dio esta espada. Para que nunca olvide su promesa...

-Oathkeeper... ese es su nombre, la luz de tu hermana nos lo ha dicho. – Skeith sonaba triste, no era para menos... se había ido... la persona más importante para su otro yo... se había ido.

Frigg tomó los Elementos de la Armonía y los guardo en silencio.

-Himmel... yo... lo lamento tanto...

-No... Ella... Ella lo decidió así... la muy idiota decidió esto... y aún así sonrió hasta el final... la muy idiota... - Himmel dejó salir las lágrimas que había estado conteniendo y abrazó el cuerpo sin vida de su hermana, lloró como nunca lo había hecho... una de las luces de su vida, se había ido. Para siempre.

El funeral no fue muy llamativo, Himmel sabía que Lavenza no era de lujos, simplemente ella deseaba que sus cenizas sean esparcidas desde lo más alto de la montaña más alta en el reino y él iba a cumplir la voluntad de su hermana, no porque en verdad desee estar sólo, sino porque desea tener esta pequeña travesía, este último viaje con Lavenza.

Luego de la cremación, Himmel recibió las cenizas de su hermana en un pequeño bolso y emprendió su travesía al día siguiente. Charllotte le dijo que vaya con cuidado y que se tome su tiempo, que no habrá nada de preocuparse por ahora. Himmel abrazó a la princesa y ella devolvió el gesto de inmediato. Con ello, el joven marchó a su último viaje con su hermana, llevando consigo los libros que ella le había dejado, todos escritos por ella. Recuerda que le dijo que los lea una vez haya esparcido sus cenizas. El viaje de por sí fue lento y muy pesado, no por los peligros sino porque con cada paso que daba, recordaba a su hermana menor y todo lo que habían vivido.

No niega que no ha sido el mejor hermano del mundo, dos años alejado de ella por su cobardía, de no poder aceptar la posibilidad de que ella lo odiara, perdió tiempo valioso con ella. Aunque simplemente, luego de volver ambos se reconectaron, tuvieron sus discusiones y sus momentos de risa. Cuando supo que estaba embrazada, recuerda que persiguió a Zaveid por todo el reino por haber mancillado a su hermanita, Lavenza lo tuvo que calmar diciendo que eso era normal entre los esposos... Tal vez la idea de que su hermana ya sea una mujer no le agradaba del todo, ella era su tesoro y en el fondo siempre la vio como esa niña tierna y enfermiza. Ver como el embarazo la cambió, le hizo entender que él ya no tenía que andar preocupado por ella. Lo único malo que el embarazo tuvo en ella, fue que su cuerpo se debilitó más. Atribuido a que todos los nutrientes y demás iban hacia el bebé que se formaba y ella, por su ya debilitada situación, sólo empeoro más. Lo supo ocultar y soportar años, pero la muerte de Zaveid fue un golpe psicológico fuerte para ella, a veces detesta que el idiota ese haya sido tan querido por su hermana, pero la entendía... fue como cuando Rose murió. Se sintió fatal varios días y hasta meses, pero él era de una condición física fuerte por lo que lo resistió mejor.

Cuando luego de días de caminar y caminar, sin descanso alguno, Himmel al fin llegó a la que sería la montaña más alta del reino. En verdad no sabe el nombre, nunca lo preguntó y mucho menos le dio importancia en preguntar dichoso nombre. Sólo llegó a la cima luego de horas y horas de escalar el lugar, estaba exhausto, pero tenía que darle a su hermana menor su último deseo. Deseo que en verdad... él también quisiera que sucediera si llega a morir... Mejor deja de pensar estupideces, no desea morir aún. No luego de todo lo que ha dicho y hecho, no tiene ese derecho. Al llegar a la cima, Himmel se quitó el casco y la máscara que llevaba puestos, debido a sus habilidades el escaso oxígeno no era un problema para él. Sacó la bolsa con las cenizas de su hermana, se acercó lo más que pudo al borde y sacó algo de las cenizas con su hermana para lanzar algo de estas al aire.

Ver como estas eran llevadas por el viento le hizo sentirse, extraño. Una parte de él odiando separarse de ella, pero otra estaba feliz de que haya podido cumplir su promesa a ella. Volvió a tomar otro puñado de cenizas y repitió la acción hasta que todas las cenizas de su hermana ya no estaban, había cumplido su promesa hacia ella.

-Adiós Lavenza, adiós querida hermana. – Ver como todo ya estaba en orden, optó por sentarse a descansar un poco antes de iniciar su descenso de esta montaña y volver a casa.

Sacó del bolso de viaje que llevaba uno de los libros que Lavenza le dio. Estos eran para él, ella misma los escribió con anotaciones sobre como usar sus poderes y ataques mágicos que él si podía usar ya que debido a su condición y raro poder, la magia convencional no funcionaba para él. Rio al ver como en cada fin de anotación, ella le hacía el recordatorio que no mate su cerebro pensando en cosas tontas y sólo se centre en aprender lo escrito, que se lo puso simple para que entienda.

Rio un poco al leer esa anotación para luego pasar de página. Grande fue su sorpresa al ver que un trozo de papel caía del libro que estaba leyendo. Lo tomó en sus manos y se sorprendió de ver que en efecto era de Lavenza, era su puño y letra, aunque se veía algo forzada... tal vez escrita en sus últimos días. Tragó saliva para prepararse mentalmente a lo que sea que este escrito aquí.

Querido Himmel,

¿Cómo estás? Si estás leyendo esto, es probable que yo ya no esté en el mundo de los vivos. Lo sé, siempre supe que no viviría tanto, aunque me alegro de haber vivido más de 20 años, para mí es un logro.

En fin, sabes muy bien que no soy de ser creída ni nada por el estilo, pero considero que esto si es digno de actuar así. Nunca me imaginé pasar por todo lo que pasé, la muerte de nuestros padres, a quienes apenas recuerdo, la llegada al reino tras días de caminar sin rumbo fijo, como Amane nos acogió luego de que la ayudaras. La verdad, cada cosa en mi vida, si bien en un momento renegué de algunas de ellas, aprecio haberlas vivido... Contigo y con todos.

Sé que debes estar triste, tal vez más que mi hija, quien espero cuides mucho tal como me los has prometido, pero sé que tal vez ahora mismo te estas auto flagelando por la culpa de lo que pasó como cuando nos alejamos años atrás, de nuevo. Deja de pensar que es culpa tuya solamente, éramos inmaduros y ambos hicimos mal. Yo ignorarte y tú con tu actitud, en verdad fuimos tontos.

Aun así, creo que fue lo mejor para ambos. Aprendí a no depender de ti y tu aprendiste el valor de estar con los que amas, a pesar de lo que se pagó para lo que lo entendieras. Creo que todo lo que hemos vivido ha sido por algo. Sabes que no creo en el destino, pero si en las oportunidades predeterminadas que te la vida de trazar tu camino, ya es de ti si las tomas o no. Yo tomé las mías y estoy feliz de haberlo hecho. A ti aún te faltan, lo sé. Tienes mucho que aprender y dar, por eso sé que pase lo que pase, siempre elegirás el mejor camino.

Ahora que lo pienso, siento que estoy siendo redundante, error mío. Eso sí, deja de cargar con todo tú sólo, sé que sientes que debes, pero no es así... No estás sólo Himmel, nunca lo estarás. Aún cuando sientas que estas en la Ruina más profunda, siempre habrá una chispa de luz que te llevará a lo más alto, lo sé.

En verdad, no tengo mucho que decir. Te he dicho todo lo que siempre he pensado de ti en vida, así soy yo. Sólo me queda decir, gracias por haber estado conmigo hasta el final, por haber sido el mejor hermano que alguien pudo pedir, aunque tú no te lo creas, por haber sido paciente conmigo esos años de enfermedades constantes, por haber sido quien me enseño lo que no es rendirse y siempre ver hacia adelante, hacia el futuro.

Yo ya dejé mi legado para el futuro Himmel, es tu turno de dejar el tuyo. El que y como lo harás, eso no lo sé, pero si sé que será algo maravilloso.

Con eso dicho, me despido. Siempre ten presente que estaré contigo siempre, sin importar qué. Cuídate, Himmel. Hasta el día en que nos volvamos a ver.

Con amor,

Lavenza.

PD: Antes que me olvide, ya dile a Charllotte lo que sientes grandísimo idiota. Recuerda que no te haces más joven y que a pesar del matrimonio que tendrán, ella merece saberlo. Hazlo o te juro que hallaré el modo de golpearte desde el más allá.

Himmel al ver lo que estaba escrito en la carta, no dudo en soltar una sonora carcajada, una que en verdad venía del fondo de su ser. A los segundos, las lágrimas salieron de sus ojos, sabía que ya no era momento de llorar, pero estaba triste... no volverá a oír a su hermana llamarlo idiota sin remedio... Los días sin ella, serán muy difíciles a partir de ahora. Pero no debe de bajonearse por eso, prometió seguir adelante... sin importar lo que el futuro le depare.

El regreso al reino fue tranquilo, Himmel no pudo evitar sentirse más calmado tras leer la carta de Lavenza. Era verdad, no importa que él y Charllotte ya estén comprometidos, debe decir lo que siente, ya es hora de dejar la cobardía. Aunque no puede evitar pensar en que sucederá luego de ello, ojalá Charllotte no se asuste.

-Dudo que sea así, no lo notas, pero ella siente lo mismo que tú. Sólo que ella teme que seas tú el que se aleje. No dudo que se conforma con el matrimonio y no decir nada, ambos son iguales de tontos. – Himmel no pudo decir nada ante las palabras de su otro yo, aunque aprecia el intento de subirle los ánimos.

Odia admitir que, la vida sin Skeith sería aburrida, antes odio tener que cargar con él. Pero ahora se alegra de que sea así, siente que es gracias a lo que pasó esa vez, es que tuvo la oportunidad de crecer tanto... Aunque lo mismo se le puede aplicar a Skeith, él también había cambiado mucho en estos años.

Justo cuando llegó al reino, sintió un poder extraño, grande... no era humano. Era el de... un Dios, no al nivel de Odin, pero si grande en su propia ley... estaba en el...

-¡El Castillo, está en el maldito castillo!

A esas palabras, Himmel no tardó en correr a velocidad hacia la gran edificación, no tiene un buen presentimiento. Ver como todos los habitantes con lo que se cruzaba se veían algo asustados era... bastaba para saber no puede perder tiempo. Al llegar al castillo, ni siquiera saludó a los guardias que estaban de guardia, se dirigió a la sala del trono, listo para cualquier cosa. Al llegar a dicha sala, Himmel se vio con sus compañeros, Lailah, Edna y Mikleo. Los tres se veían algo... consternados.

-¿¡Qué pasa aquí!?

-Himmel... gracias al Cielo al fin llegas. – Lailah se acercó al joven. – Es... bueno... Complicado de decir. - ¿A que se refiere con eso?

-Un Dios está teniendo una audiencia con los reyes y la princesa en estos instantes. – Edna le comentó de la situación. – Es... una situación difícil.

-¿Por qué...? ¿Qué Dios es...?

-Ares, el Dios Griego que representa la guerra. – Mikleo se acercó al grupo. – Hace unos días, Atenea-sama estuvo aquí. Para expresar sus condolencias por la muerte de Lavenza.

Atenea, ella era una Diosa que era muy amiga de Charllotte, se conocieron cuando él estuvo fuera dos años y se hicieron grandes amigas. Él la conoce porque una vez Charllotte se la presento, no niega que se quedó embobado por la tremenda belleza de la Diosa, hasta el punto que Charllotte lo miro feo y las que eran las que cuidan a la Diosa, todas mujeres, lo apuntaron con sus lanzas por verla con ojos lujuriosos, su error. Luego de ello, nació una amistad entre ellos, más porque la Diosa era muy amable y sabia, que sólo pelea cuando lo ve necesario.

-También para advertirnos de que Ares venía para acá, no es ninguna sorpresa que ambos Dioses no se lleven tan bien. – Lailah y el resto lo sabían. Ambos Dioses de la Guerra del Olimpo tienen puntos de vista de como esta debe ser llevada. Ares era de poder y destrucción para acabar con todos los enemigos, Atenea era de estrategia y precisión, ganar con la menor cantidad de muertes posible. – Ares desea algo y es...

-Ya, no me dejen en ascuas ustedes tres, hablen. No me hagan usar mi autoridad para hacerlo. – Himmel hablo firme, el tono de su voz indicando que en verdad no estaba para jugar.

-Desea a Charllotte como esposa... - Himmel jura que oyó mal... ¿en serio?

Ver la cara de Edna y no ver nada de su actitud bromista... Apretó los dientes y los puños, nunca antes había sentido una rabia semejante, ese bastardo... Su casco y máscara aparecieron, le importó poco que sus amigos le digan que no puede entrar.

Abrió la puerta con fuerza, interrumpiendo lo que sea que este en discusión. Pudo ver que los reyes lo veían con sorpresa, Charllotte se mostró aliviada al verlo y... Ahí estaba, el ser que estaba parado en frente de la familia real. Su cabello rojizo como el fuego, ojos del mismo color y una armadura de batalla griega. Su sonrisa confiada le da asco por alguna razón, se nota que es todo lo opuesto a Atenea.

-Lamento la interrupción sus majestades, quise informar de mi regreso lo más pronto posible. – Himmel hizo una reverencia. – No espere que un Dios del panteón griego estuviera presente.

-Ahora ves que es así mortal, mejor sal por donde entraste y deja que siga hablando con tus reyes. – Ares le hizo el gesto de que se fuera, como si hablara con un perro.

-A los únicos que les debo obediencia son a la familia Real, no a un Dios sobrevalorado como tú.

Esas palabras hicieron que todos los que veían la escena, incluidos los que estaban afuera del trono, contengan la respiración. Ares no se veía muy feliz, ese humano se estaba burlando de él y eso no queda sin castigo. Se acercó al joven a paso lento pero amenazante, Himmel pudo notar que el Dios le llevaba una cabeza de altura, ha enfrentado a más grandes. En eso sintió como el Dios sacó algo de su aura, como intento de intimidación, esta era muy agresiva y fuerte para el promedio de mortales. Se pudo ver como los reyes, princesa, los tres soldados sudaban por el miedo que sentían. Pero Himmel no, él se mantuvo firme y mostró su propia aura en respuesta.

El aura oscura con algunos destellos rojos del humano sorprendió al Dios ¿Este mocoso era mortal? No lo quería admitir, pero está mostrando un aura intimidante pero muy calmada. El choque de ambas auras hizo que el lugar entero empiece a temblar, no era bueno que ambos sigan así o...

-¿Deseas desafiarme mortal?

-No sería un problema, no te temo.

Los ojos de Himmel se tornaron rojos en respuesta y eso sacó de quicio al Dios quien ya estaba listo para atacar, pero...

-¡Haou, cálmate! – La voz de Charllotte irrumpió el choque de energía de ambos. Cuando ella lo llamaba por el título que él mismo se había impuesto, sabía que hablaba en serio y era una orden de ella como princesa. - ¡No habrá peleas aquí! ¡Y ya le di mi respuesta Lord Ares, ya estoy comprometida! ¡Retírese por favor!

Ares miro a la chica y luego al soldado que tenía en frente, sonrió al ver que él... que gracioso. Un simple soldado enamorado de una princesa, vaya que la vida era graciosa.

-Muy bien. – Ares se calmó y miro a los reyes y princesa. – Pero ténganlo por seguro, esta no será la última vez que me vean. Y tú humano, no tendrás tanta suerte la próxima vez.

-Lo mismo digo... - Himmel susurro eso mientras veía al Dios retirarse del lugar a paso lento, todos al fin respirando más tranquilos. Más cuando sintieron su presencia irse del todo.

-¡Himmel, por el amor de todo ¿Qué estabas pensando?! – Charllotte se acercó al joven rápidamente y lo miro con reproche. - ¡Lo que ibas a hacer era...! – Las palabras de la princesa murieron en su boca al sentir como el joven la abrazaba sin importar que todos vean la escena. – Himmel... oye...

Charllotte pudo sentir como él la abrazaba con más fuerza, como temiendo que ella se fuera... Los reyes se vieron las caras preocupados, más porque podían ver los ojos de Himmel cuando su hija y el resto no, estos eran determinados... y llenos de sed de sangre contra el Dios que deseaba alejar a la mujer que amaba de él.

-No puedo creer que el temblor que sentimos fueran tú y Ares. – Amane estaba sentada en la mesa del comedor de la cabaña junto a su esposo. – Increíble que un Dios desee a Charllotte...

-La princesa es una mujer muy bella incluso para los estándares divinos. Ella ni nadie lo presume porque saben como puede acabar. – Yuuji se refería a la historia de Andrómeda, incluso ellos saben lo que sucedió. Eso fue lo que bastó para que nadie presuma de la belleza de la princesa, la historia sin duda es útil.

-Eso no quita que el muy bastardo no se rendirá. – Himmel estaba sentado en el suelo mientras tenía a Aura y Alisha en sus piernas, ambas dormidas. – No quiero ser pesimista, pero siento que debemos preparar un medio de escape. – ambos adultos se sorprendieron al oír eso. – Lo pude ver en su cabeza, el muy bastardo hará lo que sea para conseguir a Charllotte... no quiero creer que llegará a ese extremo, pero nunca está de más estar preparado.

-¿Hablas en serio? – Yuuji no quería creer lo que el chico decía, él estaba...

-Muy en serio, mi lealtad es a la gente que vive aquí. No a las tierras y propiedades, haré lo que sea para tenerlos a salvo. Incluso pelear con Ares... - Amane se horrorizo al oír esas palabras, un mortal enfrentando un Dios era imposible de imaginar. – Nunca tuve la necesidad de sacar mi poder contra nadie, excepto esos seres que enfrento, pero si debo de hacerlo... lo haré.

La pareja de esposos se vieron las caras, para luego asentir. Estaban de acuerdo con Himmel en una cosa, si el reino cae... al menos deben de salvar a las personas.

Al día siguiente, Himmel explicó su plan de evacuación hacia quienes tiene una confianza mayor. Sus amigos y Charllotte incluidos, así como la reina en secreto. Todos de acuerdo en ayudar si el escenario se da... fue justo en su charla con la reina que ella...

-Si lo que dices pasa, prométeme algo Himmel. – la reina miraba al joven, ambos en el palco de la oficina de ella. – Destruye todo lo relacionado con nosotros, todo.

-¿Por qué me pide eso? – Himmel deseaba saber porque la reina le pide tal cosa.

-Porque el mundo exterior no está listo para el conocimiento que tenemos, todo en relación a las religiones... destrúyelas, deja que crean que son sólo eso. Con el tiempo estos se verán reducidos a solo mitologías cuando los humanos empiecen a pensar por su cuenta. – la mujer pasó a ver a Himmel. – Sólo prométeme eso y que tendrás a mi hija a salvo, sólo eso te pido Himmel.

El joven quiso refutar, pero no pudo... Sólo asintió y pasó a retirarse, no sin antes ver la sonrisa de la mujer. ¿Acaso ella...?

Salir de la oficina de la reina y encontrarse con Charllotte hizo que algo del mal presentimiento se fuera, ella deseaba hablar sobre los preparativos para la boda que era en unos meses. No pudo evitar sentir que... ojalá su mal presentimiento se quede sólo como eso.

-La muerte de Lavenza me afecto, pero sabía que no me podía venir abajo. Ella no lo hubiera querido así, lo que si estaba seguro es que algo malo estaba a punto de pasar. El encuentro con Ares era sólo el inicio de algo más grande, algo que nunca creí que afrontaría. Pero no tenía más opción, era eso... o dejar que él hiciera lo que le plazca, mi camino para ser llamado un God Slayer, estaba a semanas de iniciar.

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