Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Único

Mirar el techo de mi habitación se volvió un pasatiempo.

Sentía mi cuerpo pesado, mi respiración era el único sonido que podía captar entre aquellas cuatro paredes sin sentirse tan sombrío y solitario. Mis lágrimas recorrían cada parte de mi rostro sin pudor alguno al igual que de vez en cuando un sollozo salia entre mis labios sin apartar la mirada ida del techo.

Duele demasiado.

¿Cuánto tiempo me mantuve en aquella posición? ¿Segundos, minutos o horas...? Ya la cuenta la perdí desde la primera hora, podía continuar así si quería y lo deseaba con todo mi ser. Pero, tenía pendientes que hacer y eso al menos me mantiene cuerdo.

Me incorpore con lentitud mientras algunos mechones rizos obstruían mi vista al intentar perderme nuevamente en mis pensamientos, quizás unos minutos más no hace daño.

Aún recuerdo cuando te conocí.

Una tarde de primavera en un parque para satisfacer las inquietudes de los infantes y correr con libertad al igual que jugar con otros niños, quizás en aquel momento no significo mucho para ti, pero, para mi significo bastante.

Tu mirada eran como dos rubíes preciosos, dos joyas rojizas que atravesó mi alma y quedo impregnada de ella. Mi corazón al verla supo que quería permanecer contigo el resto de mis días, junto a aquel rubio cenizo con carácter fuerte y ante mis ojos, aquel chiquillo era tan genial como el super héroe de la tv All Might o incluso más.

Aún recuerdo nuestra niñez.

Siempre fui sensible, y con cada golpe o tropiezo dado por torpeza, me limitaba a llorar hasta que el dolor desapareciera. Incluso llegaba a doler los comentarios de los niños ajenos a mi forma tan tímida de ser, pero como si fuese un llamado de auxilio lo que pedían mis lágrimas, tu estuviste para defenderme a tu manera. Y siempre me extendías tu mano como apoyo,  terminando ambos alejados del resto jugando con nuestras figuras de acción.

Siempre fuiste amable conmigo por no tener amigos, te considere mi único amigo.

Aunque llegaste a alejarte después, ante tu desprecio y mirada de odio. Nunca pude dejar de seguirte con las mismas ansias de querer estar a tu lado y permanecer allí por siempre.

Recuerdo cada palabra de odio.

Con cada año que pasaba tú te volvías cada vez más rabioso ante mi presencia, ni podía mirarte sin recibir algún comentario hiriente o una mirada intensa de tu parte. ¿Acaso nunca notaste cuanto me dolía tu ausencia? ¿Cuándo todo volvería a ser como antes? Ese tipo de preguntas y más se adueñaba de mi ser al sentir la impotencia de no saber como recuperarte.

Siempre fuiste sobre-protector conmigo de niños, entonces ¿Por qué ahora eres tú quién me lastima?

¿Acaso perdí el valor que alguna vez me diste?

No lo sabía.

Algunos años más tarde, me aceptaron en la gran prestigiosa preparatoria de UA al igual que a ti, aquello me hizo tan eufórico que no cabía de la emoción de comenzar aquella nueva etapa a tu lado, contigo en ella nada podía ser como antes. La soledad que alguna vez sentí, se disipaba ante el pensamiento.

Pero, quizás vi venir tu reacción.

Me ordenaste de renunciar, de irme a otra distinta e incluso me amenazaste con hacerme la vida aún más imposible de lo que ya llevaba hasta aquel momento. ¿De dónde saque la determinación de gritarte? ¿De negarme e incluso devolverte el golpe?

No lo sabía.

Aquella tarde terminamos ambos en detención y con tareas extra por nuestro mal comportamiento, nos obligaron a convivir como compañeros que eramos y que seguiríamos siendo a futuro.

No me volviste a gritar ni dirigir la mirada durante meses después de eso.

Me dolía, me lastimaba tu indiferencia.

Paso nuestro primer año de preparatoria, y en ello pude conseguir grandes amigos, nunca pensé que obtendría tanto después de lo mucho que sufrí en la secundaria. Y aunque las cosas se vieran excelentes, yo solo te quería a ti.

Recuerdo aquel accidente que cambio todo.

Se había incendiado uno de los edificios de las instalaciones de UA, era el laboratorio de nuestra clase y quede atrapado entre escombros, fuego y falta de oxígeno. Pensé que no volvería a ver a mi madre, a ver a mis amigos y seres queridos, hasta llegue a la conclusión de qué este era una broma del destino al pensar que no resolví las cosas contigo, quizás el mundo estaba mejor sin mi en él y debía de limitarme a desearte lo mejor antes de partir.

Pero verte allí, desesperado por alcanzarme.

Me volvieron las ganas de vivir, tomar tu mano como de niños.

Ante mi falta de fuerzas, me tomaste entre tus brazos y pudimos salir de aquella pesadilla. No quería separarme de tus brazos que me hacían sentir tan seguro y protegido, ante la casi inconsciencia pude apreciar que tu tampoco querías separarte del abrazo. ¿Era una ilusión lo que presencie? Verte derramar lágrimas de impotencia y aferrarte a mi cuerpo era irreal.

Luego de ese acontecimiento tan trágico, aquella brecha que nos separaba por tanta distancia ya empezaba a desvanecerse, y ya podía alcanzarte.

Podía recordar claramente la extraña relación que establecimos en silencio.

Entrabas a mi habitación sin preguntar en las noches y tomabas mi cama como si fuese tuya, ambos nos sumergíamos en una burbuja donde las palabras pasaban a segundo plano y las miradas hablaban por si solas. Simplemente me limitaba a pasarte alguno de mis cómics y sentarme en el suelo recargando mi espalda de la cama, sintiendo tus cálidas manos en mi cabellera con un simple toque que me dejaba tan relajado.

Era una rutina que degustaba con una calidez indescriptible, ¿Por qué?

Pasaron algunos meses después, nuestros diálogos entre clases y descansos se volvieron tan comunes como respirar y eso extraño a la mayoría que era conocedor de nuestra estrecha rivalidad disfuncional. Aún me sentía incomodo por no recibir gritos o maldiciones hacia mi persona durante las conversaciones, pero, eso tampoco me molestaba en lo absoluto.

Por fin podía asegurarle a las estrellas que te estaba recuperando.

Pude recordar con claridad el mar de emociones que me provocabas.

No negaba la atracción que sentía por ti, pero tampoco podía asegurar que mis sentimientos eran confundidos por la admiración que te tenía o algo más. Hasta que llegaste a dormirte sobre mi regazo una noche de invierno, ese fin de semana todos se fueron a visitar a sus familias por las épocas navideñas, sin embargo, nuestras madres habían organizado un viaje para ellas y no tuvimos otra opción que pasar la navidad en los dormitorios, con nuestra compañía.

Aquel día mientras te observaba suspirar ante mis caricias, pude asegurar que mis sentimientos por ti eran tan fuertes que se convirtió en un secreto que me gritaba el intentar permanecer a tu lado y que seas todo para mi como quisiera serlo para ti.

Porque te metiste hasta en mis huesos.

Supe al instante que todo sería complicado de llevar por el simple hecho de no saber si podía ser correspondido de la misma manera, quizás en aquel entonces era ingenuo y nunca me percate de cada una de tus señales e intenciones.

Recuerdo nuestro primer beso.

Aquel contacto dulce que compartimos una mañana de primavera, fue un impulso ante todas las emociones que florecieron de forma fugaz ante la cercanía de nuestras respiraciones chocando entre sí, y tu boca a mi me provoco volverlo a besar con más euforia al sentir que era correspondido ante el contacto que subía de nivel con cada emoción latente en nuestros corazones acelerados.

En ese instante entendimos que estábamos hechos el uno para el otro.

Y vaya que nunca imagine que él me amaba tanto como le ame.

Nuestra relación avanzo de una manera tranquila sin apresurar las cosas, le había pedido tomarnos las cosas con paciencia porque nuestro futuro iba a ser brillante. 

Nadie sabia lo que iba a suceder después.

Con un suspiro desganado decidí que ya era hora de partir a cumplir mis pendientes, tome una una gorra negra para cubrir mis cabellos alborotados y las llaves de la casa tomando rumbo fuera de aquellas cuatro paredes que cada vez que avanzaba el tiempo, se volvía cada vez más deprimente ante mis ojos.

Entre las grandes calles de Tokio, podía sentir los rayos del sol que se ocultaba para dar bienvenida a la fría noche. Avance con cautela entre las personas que deambulaban por las calles transcurridas de la ciudad, mientras con cada paso mi respiración se volvía pesada y para evitar la ansiedad que estaba por experimentar, saque un par de audífonos y con la música que inundaba en ellos en curso coloque ambas manos en mis bolsillos para luego suspirar entrando en calma.

Tu lista favorita de música me trae recuerdos.

Antes de pasar otra cuadra a la izquierda me detuve al instante de chocar miradas con algunas flores que reposaban detrás de un ventanal transparente, y cuando alzo la vista me percate que se trataba de una florería. La campana del establecimiento inundo mis sentidos al poner pausa a la música y poder pedir un ramo de las mismas.

Recuerdo cuando me enseñaste a tocar el piano.

Siempre fuiste bueno para muchas cosas, especialmente en lo que requería habilidades y fuerza física. Antes de distanciarte de mi, de niños siempre me contabas lo mucho que te encantaba tocar el piano y que siempre fue tu instrumento favorito, con orgullo me llegaste a dar a observar cada una de tus prácticas en aquella dama de blanco y negro.

Emocionado te pedí que me enseñaras, al principio te negaste por la infantil excusa de no ser lo suficientemente genial para aquello, pero, quizás sintiéndote mal tomaste la decisión de al menos enseñarme una pieza. 

Me dijiste que era una pieza que cualquier pianista debía de saber.

Canon in D.

Al principio eran tus manos pequeñas en las mías guiándome entre tecla y tecla, luego de mucha práctica y esfuerzo pude tocar para ti. Tu sonrisa orgullosa fue una imagen mental que decidí que fuera uno de mis recuerdos más preciados en mi niñez, muchas veces en el pasado lejano tocamos aquella melodía en armonía y compás siendo la dama de blanco y negro nuestro único público presente.

Cada que escucho aquellos sonidos armoniosos, no puedo evitar derramar una lágrima descuidada ante el recuerdo fresco de aquellas tardes de verano. Con tu manos y las mías en sincronía, en un ambiente tan delicado que el verbo de la entonada melodía queda corta ante cualquier sentimiento transmitido en aquellos dos infantes que se llenaban de dicha al sentirse mutuamente, al percibir sus sentimientos entre aquellas tonadas graves y agudas, expresando lo mucho que se querían.

Nuevamente el sonido de la campana interrumpió mis pensamientos, ya había salido de forma automática de la tienda sin haberme dado cuenta de ello, con aquel ramo de tulipanes entre mis manos.

Retome mi camino al observar el anochecer entre los grandes edificios, los rayos de luz restantes otorgaban a cada ventana tal brillo como si fuese de un cristal bastante llamativo. Al apartar la vista del cielo con lentitud doble nuevamente mis pasos a la izquierda adentrándome a mi destino.

Después de mucho caminar me detuve a observar lo que tenía en frente, no supe cuanto tiempo permanecí quieto en mi sitio y baje mi mirada al suelo, quizás hubiese algo más interesante allí pero solo había pasto entre verde y seco siendo mis zapatos abrazados por ellos. Puede verse tonto, pero me imagine que la naturaleza estaba consolándome en aquel momento de debilidad que me hace sentir cada vez que estoy en frente de él con la esperanza que todo aquello fuese solo una pesadilla y al abrir los ojos, pueda encontrarme con su mirada al despertar como antes lo fue.

Sentirlo conmigo de nuevo.

Rápidamente me limpie con la manga del brazo algunas lágrimas traicioneras para luego levantar la mirada a la lapida con una sonrisa triste.

Katsuki Bakugo
"Gran hijo y amigo, te recordaremos con orgullo"

—Buenas tardes Kacchan, discúlpame por ser tan llorón apenas llegando — mencione al instalarse en frente de la gran piedra mientras colocaba el ramo de tulipanes a un costado.—Perdóname por llegar tarde, no se repetirá.

Luego de apartar un par de hojas sobre la lapida de Kacchan empece a contarle lo que hice aquella mañana, con cada detalle mientras colocaba de fondo una reproducción de música instrumental para ambientar.

—Mamá quiere que vaya a terapia la próxima semana Kacchan y... sé que en estos seis meses ya debería de al menos dejar de visitarte tan seguido, o es lo que dicen Uraraka y Todoroki al respecto pero... nadie quiere entender que no puedo y no quiero dejarte ir.

Observe un rato el nombre de mi amado escrito en aquella piedra en silencio, aveces suelo quedarme callado mientras observo su lapida y otras me encargo de conversar sin pausas con la intención de mantenerlo al día de mi rutina establecida.

Pase el resto de la hora hablándole a Kacchan y algunas pausas para cambiar la música, aquello se volvió normal en mis días. Luego de otras dos horas más estornude ante la brisa helada que se encargo de desordenar aún más mis cabellos alborotados, eso me pasa por olvidarme del abrigo al estar tan ensimismado en mis pensamientos.

Una llamada entrante de mi mamá hizo distraerme y le conteste al instante.

—Kacchan ya debo irme.— voltee a mirar nuevamente su nombre en la piedra antes de suspirar desganado.— No quiero irme, pero mi mamá insiste que ya es muy tarde. No te preocupes si crees que no vendré después, mañana vengo y quizás traiga el piano virtual que tanto te hable y tambie-

—Oye chico, ya estamos por cerrar.

Me exalte ante la voz ronca y profunda de aquel hombre a mis espaldas, al observarlo me percate que era uno de los empleados de aquel cementerio y era uno de los encargados de cerrar, siempre me lo encontraba al tener la costumbre de salir tan tarde del sitio lúgubre.

—Lo siento, ya me retiraba.— me levante sin mucha prisa para luego sacudir mis ropas de la tierra.— Hasta mañana Kacchan.— con una caricia a la lapida me despedí con sumo amor.

Al tomar mi camino aquel hombre como siempre me regalaba una mirada con lastima, quizás piensa que disimula bien como para hacerlo con tanto empeño cada vez que me retiro con una sonrisa inquebrantable, puede pensar que estoy loco por sonreír cada vez que visito y converso con alguien muerto, pero eso no me importa en lo absoluto.

Pueden pensar lo que quieran, mi amor por ti no se desvanecerá aunque estés sin vida.

Las pisadas resonaban entre los charcos de la calle desolada por donde tenía que pasar para poder entrar a la siguiente avenida y así llegar al paradero más próximo, no quería preocupar más de la cuenta a mi pobre madre. 

Aveces pienso que deberían de desistir conmigo, mi brillo se fue junto contigo a la tumba. 

Ya podía ver las luces de las tiendas al casi salir de aquel callejón, pero algo o alguien me detuvo de seguir con mi camino a la salida. Mi respiración fue ahogada en una exclamación pequeña al sentir un objeto frío atravesar mi pecho y brotar de él una gran cantidad de sangre.

El olor a óxido con la sangre era nauseabundo a mi parecer, sentí mi corazón acelerarse ante la adrenalina del objeto ser sacado de golpe y al quedarme estático en mi lugar una mano ajena me sostenía con fuerza en mi hombro. La respiración de mi atacante la podía percibir tan cerca de mi cuello que no procesaba lo que estaba sucediendo, una risa burlona inundo el callejón.

—Este mundo estará mejor sin plagas como tú, hazme el favor y muere de una vez.— esa voz la reconocí de inmediato, mi atacante se hizo visible ante mi campo de vista y mi respiración no pudo evitar acelerarse contra el pánico que vivía mi cuerpo.— ¿Tanto querías que te apuñalara mi cuchillo en ti? Tus suplicas fueron escuchadas muchacho y ahora vete con los de tu clase.

Un sonido en seco se escucho en aquellas dos paredes, mi cuerpo cayó de manera rápida al suelo boca abajo cuando el empleado del cementerio me soltó y me quito mis pertenencias para luego con mi vista borrosa pude ver como se escapaba del lugar, dejando que mi cuerpo inerte perdiera la poca vida que le quedaba en aquel charco de sangre que se secaba con los minutos.

No pude evitar sonreír con ironía, nunca pensé que terminaría de esta manera. Moriré de la manera más patética que se me pudo ocurrir en mis pensamientos pasados, de verdad que fue inesperado que aquel sujeto fuera capaz de tal cosa, aunque ya no importaba ahora.

Iba a morir, desangrado en un callejón de mala muerte y sin poder despedirme.

Con un último suspiro y con mis lágrimas desbordándose sin control, poco a poco me desvanecía pero antes de cerrar los ojos por fin, una luz amarilla revoloteaba a mi costado y con aquel último panorama decidí por fin tomarme ese descanso que tanto anhele.

Pude abrir mis parpados con lentitud, ladee la cabeza desorientado al encontrarme parado en medio del callejón sin ninguna herida en mi pecho. Al levantar la mirada del pecho me encontré con mi cuerpo sin vida a una distancia prudente de mi, y mis hombros se encogieron al entender las circunstancias en las que me encontraba.

¿Ahora seré un alma en pena? Quería descansar, no verme desde otro angulo.

Tome mis cabellos entre mis manos con desesperación latente, quería gritar, llorar, patalear... ¿Otra cosa relacionada a la desesperación? Quizás pueda lanzarme de un puente, aunque ya estoy muerto ¿no? Obviamente eso no funcionara ahora, es ridículo.

¿Qué decía Kacchan en momentos como estos? Ah sí, primero resuelve el problema y luego te entierras en tu maldita miseria con helado de fresas, ¿Acaso existe el helado de fresa en el otro lado? No pierdo nada con intentar buscar.

Bien Izuku, busca la manera de poner tu alma en descanso eterno y luego comerás helado de fresas en el cielo, ¿O quizás me vaya al infierno? ¿Eso existirá? Si es así, ahora debo de pensar en todos y cada uno de los pecados que hice para así buscar el perdón del todo poderoso y estar junto al amor de mi vida.

Espera un momento, ¿Kacchan estará en el cielo o en el infierno? No dudare ni un segundo en ir con él al infierno si es necesario, Kacchan tiene aun más pecados que él que incluso dejará a cualquier demonio en vergüenza con tanto expediente de respaldo.

Un gruñido me saco de mis estúpidos pensamientos.

Observe aquel brillo amarillo junto a mi cuerpo, ese que pude percibir antes de desfallecer y cada vez que intentaba forzar mi vista a aquel fragmento de luz que resplandece con cada movimiento, mis ojos se abrieron de par en par al reconocer aquella silueta.

Era el rubio cenizo que desde que tengo memoria me ha robado el aliento, quién sacudía mi cuerpo con fuerza soltando una que otra vulgaridad de paso. Mi mirada no podía apartarse sin poder creerlo aún del todo, era como un sueño.

—¡Despierta nerd! ¡MALDITA SEA! ¡MATARÉ A ESE BASTARDO!.— exclamo con toda aquella rabia que lo caracterizaba mientras volteaba buscando al causante de ese acto.

Nuestras miradas se encontraron, el color rubí de sus ojos quedaron fijos en mi dirección y varios sentimientos explotaron en mi al percibirlo, al sentirlo.

Él ya se encontraba frente a mi, sosteniéndome desde los hombros contra su cuerpo, intentaba apartarlo al mismo tiempo que él buscaba mi mirada con demasiada prisa. Seguía sin poder creer aún lo que estaba observando.—¿K-Kacchan? ¿Eres tú...?

—¡Deku maldición! Soy yo... Soy yo Deku, mírame por favor.

Al reconocer aquella mirada, mis lágrimas salieron a flote mientras me aferraba a su cuerpo con desesperación, quizás sea un sueño y apenas despierte él ya no estará conmigo de nuevo.

—¡K-Kacchan! ¡Estas aquí! ¡P-Pero!

—¡Regresarás ahora mismo a tu cuerpo idiota!

—¿Qué...? 

—¡LO QUE ESCUCHASTE MALDITO NERD! ¡REGRESA A TU PUTO CUERPO! Aún hay tiempo para-

—¡NO! 

—¿¡AH!?

Observe a Kacchan con reproche mientras fruncía el ceño, aunque no superaba a su ceño fruncido que me hacia flaquear ante ella, como siempre tan dominante.

—No quiero volver a mi cuerpo.

—Volverás, aún no es tu tiempo.

—¿¡A mi que me importa!? Ya estoy muerto, ¡Mírame! ¿¡Acaso crees que esto tiene solución idiota!?

—¡Si regresas a tu cuerpo sí! ¡Puedes luchar por volver! ¡Seguir viviendo Deku!

—Si aún no es tarde para mi, entonces quiero que vuelvas conmigo Kacchan.

Una risa de su parte fue lo que recibí, era agría y con bastante burla. Pero, al verte a los ojos sabía que te dolía tanto como a mi. Tomaste mi mejilla con delicadeza acercándote a mi rostro con lentitud y me miraste por unos segundos que fueron eternos, me acurruque en ella aún así a mi pesar de sentirla fría al tacto, era lo mejor que podía sentir.

—No seas estúpido, mi cuerpo ya esta bajo tierra tarado.

—¡Entonces de qué sirve volver! ¡No! ¡No! ¡NO!

—¡No lo hagas más difícil de lo que ya es idiota! Piensa en la señora Inko, en mi vieja y en tus amigos, ¿Acaso dejarlos atrás vale la pena?

— Si.

— ¿Por qué imbécil?

Porque sin tus besos no encuentro sentido.— observo fijamente a la mirada contraria con determinación mientras tomaba sus manos pálidas para luego besarlas con cariño.— Mi vida se acabo junto a la tuya, ya no quiero vivir más si no estarás a mi lado Kacchan.

 —Deku, yo no valgo tanto la pena.— desvió la mirada con dolor, hizo una mueca al sentir que sus ojos picaban de la impotencia.— Te hice mucho daño e hice de tu infancia un infierno ¡No te merezco maldición! Merezco hundirme entre las llamas del bastardo de Lucifer y sufrir por la eternidad.

—¡También eres el motivo de mis alegrías, de mis sonrisas y todo lo bueno que me sucedió en vida! ¡No seas un maldito imbécil Kacchan!

—Pero Deku, joder..

—¡No me harás cambiar de opinión! ¡Me soportarás después de la vida quieras o no!.— tome la mano de Kacchan con fuerza mientras le regala una sonrisa amplia.— Permaneceré a tu lado, fue una promesa ¿Recuerdas?

—No me hagas decir cosas cursi Deku.— admiré la sonrisa ladina que me contagio al instante, permanecimos con ambas manos entrelazadas sin podernos apartar del otro.— Izuku, cariño...

Como extrañaba su voz.

—¿Qué sucede amor mío?

Kacchan tragó en seco ante mis palabras, aquello me saco una sonrisa de lado por provocar esas cosas en él, incluso en aquellas circunstancias.

—Durante estos seis meses, estuve a tu lado procurando tu seguridad aún si no podías verme.—apretó el agarre aún más cuando algunas lágrimas traicioneras fueron vistas en sus mejillas.— Verte llorar en las noches, visitar mi tumba e incluso escuchar cada una de tus palabras... Izuku como daño me hacía no poder tocarte y estrecharte entre mis brazos para poder resguardarte de tanta tristeza por mi descuido, perdóname. 

—¿Kacchan era un alma en pena?

—Uh.. no estoy seguro, simplemente sentía la necesidad de no irme aún.

—Eso es ser un alma en pena, estabas atado a la tierra con pendientes por resolver.

—Como digas.

—Bueno, no hay nada que perdonar Kacchan.

—Si no hubiese ignorado a las personas a mi alrededor, pude evitarlo y-

—Basta Kacchan, después dices que el llorón soy yo.

—Cállate bastardo, toma mis disculpas y vete a la mierda.

—No fue tu culpa ya que simplemente lo que paso, debía de pasar.

—¿Y ahora qué?

Las sirenas de la policía junto a varias personas rodeando la escena del crimen nos hizo reaccionar, una ambulancia hizo aparición tomando sus medidas para tratar con mi cuerpo ya sin vida en el suelo frío del callejón y observábamos todo en silencio.

—Supongo que ahora nos iremos a descansar, ¡Dime que eres acto para irnos juntos al cielo!

—¿¡Ah!? ¿Qué quieres decir con eso idiota?.

—Si Kacchan se va al infierno, me iré con él.

— ¿¡Qué dijiste!? Tss. no seas tarado Deku, mucha estupidez hace daño.

—¡Kacchan! 

Una luz cálida se hizo presente a un costado nuestro, tan blanca que nos cegaba levemente al intentar observar que escondía del otro lado. Nuestras manos sin soltarse se volvieron un agarre más firme al comprender de qué se trataba aquella luz, y con un sentimiento de pertenencia en nosotros, caminamos juntos hacia la luz.

—Me siento feliz de poder descansar a tu lado.

—Igualmente, nerd. Seamos el uno para el otro hasta la eternidad.

—Kacchan que cursi eres~

—¡Jódete, Deku bastardo!

—¡Kacchan! ¡En el cielo no se dicen esas vulgaridades!

— Tsss. oblígame idiota.

— ¡Kacchan!

Al instante aquella luz los envolvió al ser cruzado por ambos, dejando que las dos esencias de quienes fueron antes de perecer puedan tomar aquel descanso eterno junto a la persona que amarán incluso después de su último suspiro en vida.

Porque se merecen una segunda parte.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro