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24

Jimin estaba más nervioso de lo que demostraba, quizás de los dos ahí presentes, él era el más nervioso por lo que ocurriría a continuación.

La semana se había pasado tan rápido de lo que espero, al igual que las muestras de afecto entre ellos dos, algunas veces lo atribuían al alcohol, otros días sin más solamente anhelaban sentir la calidez del contrario.

Ese día de lunes había llegado tan rápido, más lo que ambos esperaron, cuando menos acordaron, esa mañana de lunes, el timbre había sido tocado y la misma mujer que los visitó la última vez, estaba ahí al otro lado de la puerta, con una pequeña sonrisa en su rostro jovial.

La noticia de que ese día visitarían el centro de adopción, les había caído como un balde agua helada, estaban en shock, nerviosos pero a la vez felices.

A medida que los pasillos se hacían más cortos, los gritos de los niños y niñas de más edad se podían escuchar de fondo.

Yoongi tomó la mano de Jimin y la apretó no tan fuerte, y Jimin lo agradeció, él sinceramente estaba pálido del nerviosismo, estaban tan cerca, tan pero tan cerca.

La joven encargada los observó de reojo y sonrió al verlo actuar así, ver aquel nerviosismo en las personas que le darían hogar a un alma infantil, era tan gratificante, que de cierta forma les daba orgullo.

Entonces el sonido de sus tacones se detuvo frente aquella puerta, donde los gritos y risas eran más fuertes, y se dio la vuelta para verlos y sonreírles a ambos amablemente.

“En está habitación tenemos a los niños y niñas entre 2 a 5 años, ya que él señor Kim dijo que era en esa edad, la que ustedes buscaban para poder adoptar”

Yoongi y Jimin asintieron ante lo dicho por la mujer, ella asintió nuevamente y se volvió a girar para abrir lentamente y de una vez la puerta que obstaculizaba su camino.

“Adelante —Ella se hizo a un lado, dándole pase a la joven pareja de esposos—, algunos son tímidos, otros son muy introvertidos, algunos se acercaran a ustedes y les pedirán jugar, elijan sabiamente” dijo ella por último.

Yoongi junto con Jimin se adentraron a aquella enorme habitación, pintada en diferentes colores, con pequeños dibujos animados en sus paredes, varios niños jugando en el suelo, otros corriendo y gritando, aparentanban ya algunos los 4 o 5 años, los más pequeños estaban en otro lado jugando entre ellos y una de las cuidadoras que estaban allí dentro.

Algunos ojitos se posaron en aquella extravagante pareja, viéndolos atentos, ambos estaban parados en el centro de la habitación, inertes sin hacer movimientos alguno, esperando ver si alguien pequeño o pequeña se les acercaba, pero hasta el momento ellos sólo los observaban de pies a cabeza.

Jimin apretó el agarre sobre la mano de Yoongi, este le sonrio, intentado tranquilizarlo y a la vez tranquilizarse él mismo.

Cuando ambos bajaron la vista, al sentir el Jalón en sus pantalones, vieron a una pequeña y un niño de no menos de 5 años, verlos a ambos, tenían peluches de conejos en sus otras manos, y les sonreían a los dos.

Ambos se acuclillaron y revolvieron el cabello de los pequeños, haciéndolos reir por aquella pequeña pero significante muestra para ellos dos.

Luego de unos minutos, los demás niños se acercaron a ellos para jugar, hasta los más pequeños gateaban hacia ellos al ver como los más grandes se divertían.

Jimin se vio rodeado de muchos niños y niñas, pidiéndole jugar o prestándole sus peluches para que jugara con ellos, aquello era sumamente tierno.

Se giró para ver cómo su hyung tenía aquella mirada al verse rodeado de tantos pequeños y pequeñas, era de cierta forma reconfortante pero, pero también estaba aquella pequeña espinilla del miedo.

Si ellos podían adoptar, si la organización se los concedía, si aquello sucedía, él podría estar solamente con Yoongi por un periodo determinado de tiempo, aquello había sido establecido desde el principio, y a eso era lo que Jimin le tenía miedo.

El tiempo avanzaba, y lo hacía extremadamente más rápido de lo que él deseaba.

Entonces sus ojos se movieron por aquella habitación, y se centraron en un lugar es específico, en una de las esquinas, donde una gran girasol estaba pintada, había un fuerte de almohadas y un pequeño estaba ahí sentado, observando hacia la girasol, sin hacer movimiento alguno, él bebé sólo estaba así, ido, en su mundo.

Jimin se alzó del suelo y le sonrio a las pequeñas que habían estado a su alrededor, sacudió su pantalón y a pasos lentos se encaminó hacía aquel lugar, bajo la atenta mirada de Yoongi y de la señorita HaRam.

Cuando Jimin llegó a aquel lugar se agachó y se sentó nuevamente en el suelo, observando al pequeño, quien tenía su manita hecha puño, metida en su pequeña boquita.

La simple imagen era tierna.

Silenciosamente se acercó más y más, hasta estar a pocos centímetros de aquel fuerte de almohadas, él pequeño ni se habia inmutado, sólo seguía así, viendo a la girasol y Oh! Había un gatito dibujado al lado y un pollito sobre la cabeza del gatito.

El corazón del castaño se aceleró cuando él pequeño se giró y lo vio, a Jimin se le derritió el corazón con aquella mirada puesta en él.

Es que, era el niño más lindo que sus ojos habían visto.

Ojitos grices, de un matiz tirando a lo irreal, unas pestañas alargadas pero onduladas, hermosas; la pequeña nariz de botón que sólo le daban ganas de morder suavemente y dejar besitos, sus mejillas sonrosadas y levemente abultadas, con aquella boquita pequeña igual a la de cierto hyung que él conoce bien.

Jimin no está seguro de en qué momento él pequeño estaba en sus brazos, aferrándose a la camisa amarilla de lana que estaba usando ese día, Jimin sólo sabe que él es el indicado, su corazón lo dicta así.

El sonido del llanto no se hace esperar y Yoongi se gira para ver de dónde es que proviene, sus ojos se detienen sobre la espalda de Jimin y el breve movimiento de esta, ladea la cabeza al ver los unos pequeños pies sobresalir, y en como Jimin arrullaba a alguien en sus brazos.

Se disculpa con los pequeños niños y se encaminó hasta donde estaba Jimin y... Un pequeño que lloraba aferrado a Jimin, quien también lloraba al escuchar el llanto del bebé.

HaRam que observaba desde el vidrio de la ventanilla de aquella puerta, sintió la contracción en su corazón, jamás en toda su vida trabajando en aquella fundación, había podido observar aquella escena que rompía su corazón en pedazos lentamente.

J45 era el codigo de aquel pequeño que lloraba fuertemente en los brazos de Jimin.

Cuarenta y cinco familias habían querido adoptarlo, pero todas y cada una de ellas, regresaba con él pequeño y pedían la disolución de la adopción, decían que simplemente cuidar de él era imposible, que no podían con el carácter del pequeño, y que por ende no lo iban a querer en su familia.

Pero al verlo actuar así ahora, era increíble.

Entro rápidamente a la habitación y se encaminó hacía la pareja, una sonrisa perfecta adornaba su rostro.

“Han decidido?” pregunto ella, una vez estuvo a una distancia prudente de la escena.

Jimin dio un pequeño saltito, y Yoongi retiro de los brazos al pequeño y lo cargo ahora él, sintiendo aquella sensación que Jimin le describió minutos antes de que la encargada los interrumpiera.

El pequeño apretó sus manitas regordetas alrededor del cuello de la camisa de Yoongi, estrujandola fuertemente, oyendo el mayor aún los pequeños sollozos del bebé en sus brazos.

Jimin limpio como pudo sus ojos, pero aún así se podia ver claramente que estaban irritados por el llanto, hecho un intento de lucir normal, se alzó del suelo y sacudió nuevamente su pantalón, se equilibro al lado de Yoongi y acarició la cabellera cafesosa del pequeño.

Yoongi observó a Jimin a los ojos, aquella era una pregunta muda, pero era la que HaRam esperaba.

Un “Este es él que quieres, lo quieres?” que había sido respondido únicamente con el asentimiento de Jimin y una sonrisa en sus labios.

“Creo que si, señorita HaRam” Respondió entonces Yoongi.

Ella les sonrio. “Es entonces J45 quien les ha robado el corazón entonces” dijo ella en cambio.

Jimin ladeó su cabeza y observó ahora a la joven frente a ellos.

“¿J45?” pregunto duduso.

Ella le sonrio en comprensión y asintió, señalando con la mirada al bebé en los brazos de Yoongi.

“Es su código, cada bebé, niño o niña aquí tienen uno” mintió, era obviamente que aquello era falso, pero ellos no tenían porque saberlo.

Jimin y Yoongi asintieron hacía ella, con sonrisas cálidas en sus rostros.

“Su nombre de cortesía es JaeYoon, pero ustedes pueden elegir cambiarlo y ponerle él que mas os guste, claro, una vez el jefe apruebe los papeles” informó ella sonriendo. “Ah, lo olvidaba —HaRam sonrio apenada—. Tiene recien cumplido los dos años, fue hace una semana” terminó de decir ella.

Ambos asintieron en comprensión, si el "jefe" como le había llamado HaRam, aprobaba los papeles, él pequeño que tenían en sus brazos pasaría a ser su hijo, de ellos dos.

Y ellos entrarían de lleno al mundo de la paternidad.

Pero de cierta forma, la idea no les aterraba, solamente los alegraba y ponía ansiosos, cada día más cerca de lo que Yoongi comenzó a desear desde el fondo de su corazón, y de lo que Jimin quizo desde que sus ojos se conectaron con los del pequeño –por ahora de nombre–, JaeYoon.


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